Partida Rol por web

Desapariciones en Puerta de Plata (Finalizada)

Capítulo III: Rastreando a los secuestradores

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29/07/2015, 18:50
Director

Tardaron un rato en acudir a abrir un visor en el portazgo del portón principal de la muralla, ni se moletaron en alzar antes el rastrillo. Un rostro con bigote cuidado asomó por la pequeña mirilla, desconfiado. Pero al ser informado de lo que les traía por allí se relajó.

Tras pedir un momento, cerró el visor y el ruido de cadenas y maderos resonó en el interior mientras se abría el portazgo, que apenas ocupaba la cuarta parte de la hoja izquierda del portón. El rastrillo seguía bajo e impedía la entrada, pero al menos se podían ver las caras. A unos diez metros el guardia también se había parado, mirando con una sonrisa curiosa, pero ostensiblemente apoyado en su alabarda, ideal para combatir a través del rastrillo sin exponerse a espadas y hachas.

-"Feliz viaje, caballeros. Es un placer poder hablar con alguien más" - les saludó el guardés, mirando con fastidio al guardia - "Yo soy guardés de la casa todo el tiempo, pero por la noche suelo dormir. Alfric, sí que sale a hacer patrulla cada dos horas. Duerme cuando le apetece, normalmente a medio día, pero sólo por las tierras de la mansión. Ni vemos el río, ni lo vigilamos, pero de seguro que los contrabandistas lo usarán por la noche, ¿cómo si no descenderían mercancías del Norte?. Sólo salimos al embarcadero una semana antes de que vayan a venir los señores, para asegurarnos que el barco está bien, por si decidieran salir a navegar. La verdad, tendría que buscar la llave del rastrillo de atrás y de los portones si tuviera que salir ahora, no recuerdo dónde la dejo mi Ildefonsa."

Notas de juego

La mansión la habéis visto trepando para ver por encima de las murallas, no podéis ir andando hasta el guardia que patrulla por dentro, así que asumo que os acercáis a llamar a la puerta.

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04/08/2015, 08:32
Gogri Grimhammer

Gogri se abtuvo de añadir nada. Los humanos mantenían su irritante costumbre de abrir portezuelas a la altura de sus ojos y, si un enano no veía con quién estaba hablando, prefería, como hizo Gogri, escupir al suelo y hacer como que masticaba distraídamente tabaco.

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17/08/2015, 22:55
Aiden Stendahl

Escuchó con atenció las palabras del guarda sin perder ojo de cualquier gesto que pudiese hacer. Su historia era razonable, pero etniendo entre manos un asunto como aquel no estaba dispuesto a aceptar la versión de nadie tan a la ligera. 

- Tiradas (1)

Motivo: Averiguar Intenciones

Tirada: 1d20

Resultado: 20(+6)=26

Notas de juego

¿Parece que dice la verdad?

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17/08/2015, 23:09
Director

A Aiden le pareció que el hombre era sincero, no sólo eso, estaba ansioso por hablar, con quien fuera, de lo que fuera. Seguramente revelar datos como esos sobre las costumbres de una familia que tendría una fortuna en muebles, joyas y arte en aquella casa de campo le podría valer, en el mejor de los casos, un tremendo rapapolvo... o algo peor si era un siervo y no un sirviente. Pero le daba igual, la idea de tener trato con alguien que no fueran las dos o tres personas que vivirían con él todo el año era, simplemente, un lujo al que no estaba dispuesto a renunciar.

De hecho parecía ansioso por que le hicieran más preguntas, o encontrar un tema interesante del que hablar. En ese rato ya había dicho tres veces cosas como "parece que hace bueno", "claro que a lo mejor llueve" y "vaya temporada de tormentas que nos espera" en un intento desesperado por tratar de seguir socializando.

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19/08/2015, 23:00
Hugh Triond

Comenzaba a impacientarse. Y aún a riesgo de recibir algún tipo de represalia por parte de sus compañeros, no pudo evitar decir lo que pensaba. -Caballeros, no quiero ser agorero.- El guarda no tenía por qué conocer su cometido así que pensó cómo decir las cosas. -Claramente este lugar no es lo que buscamos. Continuemos nuestro camino.- Se acerco a donde el guardes se hallaba. -Disculpe las molestias buen hombre. Nos hemos equivocado de lugar. Nuestra embarcación se distanció río arriba de la de nuestros compañeros y estamos buscando en que puerto pueden haber atracado para descargar el resto de nuestro equipaje. ¡Pero ya nos vamos!

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19/08/2015, 23:21
Director

El guardés trató de retenerles un rato de charla, enumerando todos los puertos que había río abajo y sus funciones, nada que no supieran ya. Su cara de consternación al verles marchar era un poema.

El siguiente embarcadero que llegaron al descender el río era el del Consorcio de la Cosecha, varias barcazas hacían cola en un canal privado para ser llenadas de grano desde los muelles de carga. Ninguno era hábil con los números, pero Gogri que como todos los enanos tenía algo innato para contar monedas calculaba que por allí se trasegaban cientos de monedas de oro a la hora en cargamento. Si 500 o 5000, no lo sabía, pero bastantes cientos.

Más abajo quedaban la Mansión Ricodoro y después el puerto miserable de pescadores, antes de la desembocadura y el puerto en el que hicieron tierra al amanecer.

Notas de juego

Disculpad que no de pie a discutir más, pero el ritmo que llevamos creo que requiere que acelere cada vez que una decisión correcta (en el sentido de que no lleva a un callejón sin salida) es propuesta.

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24/08/2015, 17:03
Aiden Stendahl

Aquel no parecía lugar para encontrar a los secuestradores... ¿o si? Ese canal privado, mucho movimiento, mucho dinero... Ya no sabía que pensar. Estaban perdiendo mucho tiempo, demasiado.

-¿Que pensáis? - preguntó a sus compañeros - ¿Creeis que aquí encontraremos a quien sepa algo?

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24/08/2015, 23:28
Rislân del Valle

Quizás esta sea la oportunidad que estábamos buscando! Debemos seguir buscando pistas, hasta que demos con una y esta nos lleve a la prueba de los secuestros.
Continuemos, Aiden! Estamos cerca, lo presiento.[B]
[/B]

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27/08/2015, 14:02
Hugh Triond

Aunque recordaba el lugar de su paso río abajo y arriba, suspiró en claro gesto de disgusto. Aquello estaba siendo como buscar una aguja en un pajar, y pareciera que a cada paso que daban, más paja iba añadiéndose. -Con lo cerca que habíamos llegado a estar...-

 

Lo que está claro es que no van a encontrarse solas.- Dijo refiriéndose a las mujeres que buscaban rescatar. -No podemos dejar cabo suelto. Pudiera ser que hayan descargado aquí a la duquesa haciéndola pasar por cualquier tipo de mercancía.-  Dijo tras pensar unos segundos. -Será mejor que preguntemos cuanto antes respecto al tema, a fin de saber si ahondamos o desestimamos el lugar.

 

Acto seguido, avanza hacia el lugar sin esperar por sus compañeros, a los cuales nota una actitud más pasiva y errática que al comienzo de la búsqueda, y comienza a preguntar por las personas que llevan a cabo el control de los barcos y mercancías que acuden al lugar.

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27/08/2015, 18:28
Director

Cuando el grupo comenzó a acercarse por el camino empedrado y amplio hacia el paso de la verja que daba acceso al recinto del puerto, un grupo numeroso se dirigió hacia ellos.

Por delante iba uno de los hombres ricamente vestidos que parecían a cargo de las distintas operaciones del embarcadero. Le escoltaban una docena de hombres de armas, más vigilantes que soldados por el aspecto, equipados con ballestas ligeras, lanzas, escudos y armaduras de cuero reforzado; iban tras el mercader, en formación de seis delante con lanza y escudo y seis detrás con ballesta, aunque no eran muy buenos haciéndolo y no mantenían línea.

El de los ricos ropajes les dio el alto, con cara de fastidio y se apresuró a hablar antes incluso de que le preguntasen o pudieran decírle a qué venían.

-“Este es un puerto privado, sólo para socios, no admitimos encargos, todos los tratos deben sellarse en las respectivas sedes comerciales, normalmente en Puerto del Duque; el personal está asociado en gremio y su sede también está en la ciudad, todas las contrataciones se hacen a través de él; la seguridad la tenemos contratada con los Ojos Libres, un grupo mercenario con sede en la capital y un local de gestión en la ciudad. Aquí sólo trabajamos. No hay negocio ni contrataciones”

Cuando le dijeron que no venían por nada de eso y le explicaron la situación, entre gestos y suspiros de impaciencia por parte del mercader, él hizo un gesto desdeñoso.

-“Pues pueden estar seguros de que no es éste el puerto que buscan. Primero porque todos nuestros socios son gente de la máxima respetabilidad, seríamos los primeros en comernos con patatas a cualquiera que dedicase nuestro puerto a algo así arriesgando nuestros buenos nombres.” – un argumento más bien liviano y que requería darle confianza al hombre

-“Segundo porque el gremio de estibadores acordó limitar los horarios al tiempo entre la salida y puesta del sol, para trabajar de noche en algo secreto habría que sobornar a todo el gremio, más de sesenta trabajadores, para cualquiera de los cuales la recompensa por denunciar un secuestro, y no digamos el de su Excelencia, sería más dinero del que juntará en toda su vida de trabajo duro.” – Gogri, dado que los gremios eran la base de la sociedad artesanal enana y Hank, que había tenido sus escarceos con los gremios criminales, sabían que éste argumento era mejor. Para trabajar el puerto el gremio tendría que estar implicado sí o sí junto al síndico.

-“Tercero porque el negocio del trafico de mujeres es una pamplina, no nos entiendan mal, su margen de beneficio sería excelente, si fuera legal... pero al ser ilegal el mercado y el volumen de negocio son ínfimos ¿qué se puede mover, una mujer cada tres días? Y ¿cuánto ganaríamos? ¿30 de oro? ¿50? ¿100? Estoy perdiendo más dinero hablando aquí con ustedes.” – Si sus números eran ciertos, de lo que ninguno estaba seguro, el argumento era sólido y, por el aspecto del puerto bien podía serlo; aunque seguramente, lo de perder tanto dinero en esos minutos era una exageración. Seguramente.

-“Y cuarto, todos los socios somos plebeyos. No tenemos aspiraciones políticas para lo que nos pueda servir secuestrar a la Duquesa; es más nuestro acuerdo con el Duque nos ha llevado lustros de trabajo y una fortuna. Es inmejorable, la idea de tener que renegociarlo con un nuevo señor es escalofriante.” 

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28/08/2015, 10:28
Gogri Grimhammer

-Comparto lo dicho por el buen hombre que nos atendió. ¡Vaya si nos atendió! -Gogri rió por lo bajo-. En nuestra tierra, al menos en los lugares donde uno debe andarse con tiento, la tercera razón ante una equivocación de camino suele ser mostrar el filo de las temerarias. Un motivo bueno para quitarse de encima discusiones largas que a ninguna parte llegan.

Y dicho esto, ¿qué nos queda? Sólo la mansión, supongo, ya que bien claro pareció que el puerto de hombres pobres estaba libre de toda sospecha, dado que, como todo el mundo sabe, una persona pobre que no tiene nada, no puede tener ni siquiera vileza o un comportamiento indigno.

Gogri acentuó la sonrisa para que se le pudiera intuir incluso bajo la barba.

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28/08/2015, 11:47
Hugh Triond

Asintió cortésmente a cada uno de los argumentos del hombre, intentando preguntar por otros asuntos. Asuntos a los cuales el hombre contestaba a continuación mientras desarrollaba su soliloquio.

 

Quedando claro que las probabilidades de que aquel sitio fuese su objetivo eran prácticamente nulas, a no ser que aquel custodiado hombre tuviese la capacidad innata de armar argumentos de elevada solidez y credibilidad con una capacidad de improvisación inverosímil, debían apurar en emprender el camino de vuelta sobre sus pasos e investigar los dos lugares que le faltaban. 

 

En ese momento Gogri realiza una interesante apreciación. -Maese enano no puedo estar más de acuerdo con vos. Sin embargo, de darse el caso, no podemos permitirnos descartar ninguna opción. Al igual que vos, consideró que las probabilidades son mayores en la mansión. Si bien es cierto que una persona humilde es mucho más sencilla de sobornar pues cuenta con una fuerza poderosa en contra... el hambre.- 

-Ahora si, creó que será mejor que nos pongamos en camino. Discutiremos nuestros puntos de vista mientras.

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28/08/2015, 14:21
Hank Daggerfell

La opinión del enano me pareció más que acertada, y no era la primera vez que tenía razón.- Marchemos a la mansión pues, hemos perdido ya mucho tiempo en indagaciones y temo por el destino de las mujeres...- Una sombra de temor cruzó ante mi rostro al pensar en lo que podría ser de mi Mara. Comencé a avanzar en silencio de vuelta a nuestro transporte.

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28/08/2015, 16:06
Director

Siguieron su camino, ya de tarde, hasta el siguiente embarcadero. Por desgracia era imposible examinarle desde el río, pues contaba con fortificaciones, un canal privado para llegar a él excavado en la ribera e incluso tenía en sus muros emplazamientos de balistas.

Decididos a explorar cada posibilidad, se acercaron a la mansión fortificada, casi un pequeño castillo; aquello resultó una pérdida de más tiempo del que hubieran querido para nada, o para muy poco.

El portero comenzó recibiéndoles con suspicacia, desagrado y mucho orgullo, acompañado de varios soldados excelentemente pertrechados. Mostró su indiferencia por su búsqueda hasta que hablaron de la desaparición de la Duquesa.

En ese momento su rostro, aburrido y engreído, mostró sobresalto y, cambiando la actitud, les mandó entrar mientras ordenaba a un paje que llevase un refrigerio a la sala de audiencias y a otro a buscar al Señor Barón.

Hubieron de explicar su historia al señor del castillo, ayudados por buen vino y queso con pan reciente, cuyos ojos chispeaban de furia cada vez más fuerte, hasta el punto que su mandíbula y nudillos estaban tan apretados cuando narraron el accidente de la carroza de la Duquesa, que parecía una cadáver de pálido que se estaba quedando en las manos y un muerto de rojo en la cara.

Cuando acabaron su narración se levantó como una exhalación, gritando órdenes a todo el mundo, mientras agarraba una bolsa de monedas de su chambelán y la lanzaba con puntería a las manos del más cercano.

-“¡Llama a los vasallos, que acampen huestes en el camino del Norte! ¡Avisad al capitán de los batidores montados, que galopen al castillo de mi tío a informarle, si no lo está ya y se pongan a su servicio para la búsqueda de mi prima! ¡Traed al escribano para redactar una carta a Puerta de Plata, más le vale tener una explicación! ¡Pulid mi armadura y preparad mi estandarte! ¡Si mi prima Marcie sufre el más mínimo daño, me encargaré de que cualquiera remotamente relacionado sea despellejado vivo y dado de comer a los cerdos! ¡Y si alguno de vosotros no hace más de todo que pueda para evitarlo, compartirá su destino!” –

Justo después de que la bolsa volase a las manos de los aventureros les despidió con un escueto:

-“Gracias por las noticias, nos ocuparemos de todo” – pero a ellos no les pareció que su método fuera a dar los resultados que esperaban o que les gustarían, al menos no en tiempo y, desde luego, no a satisfacción de sus intereses ni de los de las plebeyas que formaban el grueso de las desapariciones. Más pareciera que fuera a provocar una guerra en la que muriesen hombres que nada tenían que ver con lo ocurrido.

En cualquier caso, aquello habría acabado pasando, antes o después. Mucho había tardado, en realidad en enterarse aquel barón temerario, impulsivo e imprudente. No les cupo ninguna duda cuando el castellano les acompañó fuera, ofreciéndoles raciones para el viaje, que allí no habían secuestrado a la Duquesa; pero la noche acechaba en el horizonte, a apenas el tiempo justo para llegar al último lugar río abajo, sus esperanzas casi desvanecidas al quedar sólo los paupérrimos marginados.

Llegaron con los últimos rayos de sol, cada atracadero del depauperrado muelle ocupado por una chalupa vieja y desconchada, las cien veces remendadas redes de pesca colgadas a secar, todo el pueblo desierto; aún pensaban en cómo cruzarían a la aislada ensenada dónde se alojaba el pueblo miserable de chozas y cabañas cuando vieron salir a lo que, fácilmente, podía ser todo el pueblo – unas cuarenta personas que más parecían mendigos, el número incluía los escasos niños – del único edificio de piedra, el que parecía la iglesia. El último en salir, la cerró con un candado y todos se marcharon presurosos y en silencio a sus infraviviendas, cerrando los postigos y las puertas a cal y canto. Aunque tuvieron que recurrir a la aguda vista en la oscuridad de Gogri y Hank para captar todos los detalles.

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29/08/2015, 03:19
Aiden Stendahl

-Allí - levantó el brazo señalando a la iglesia que todo el pueblo acababa de abandonar y se dirigió hacia allí - Tengo un mal presentimiento - murmuró. 

Aquella busqueda le estaba afectando. Cuando parecía que estaban solo un paso por detrás de sus perseguidos habían acabado perdiendo un día entero en una infructuosa investigación que apenas les había conducido a nada positivo. A estar cerca de ser los causantes de una guerra... Si símplemente hubiesen decidido empezar por aquí... Cuán fácil habría sido...Ahora además de la presión del tiempo perdido una nueva y terrible posibilidad que hasta ahora no había tenido en cuenta le atormentaba.

Los secuestros, los diamantes... les habían hecho pensar en un negocio de tráfico de mujeres, pero llegar allí, ver aquello, la iglesia... ¿y si no se trataba de eso? ¿Y si era algo mucho más terrible? ¿Algo para lo que no necesitasen mantenerlas vivas? ¿Y si la condesa estaba ya muerta? ¿Y si Gina llevaba ya tiempo muerta? 

Intentó apartar aquello de su cabeza. Necesitaba mantener claridad de ideas, aun no habían encontrado nada. Aun había por hacer... 

Notas de juego

¿Detectar el mal tendría algún efecto en una situación así? 

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30/08/2015, 17:44
Rislân del Valle

Rislân observo a Aiden apesumbrado. Al igual que sus compañeros de viaje, se sentía atormentado por no haber rescatado a su hija.

Malnacidos hijos de mala madre, pagareís caro vuestra afrenta! exclama hablando en alto para si, dejandose llevar por la emoción, siendo escuchado por el resto de ellos.

Recuperando su porte y tranquilidad, exclama: Vayamos con cautela, seguro que aquí tendremos más suerte.

Avanzando hacía la iglesia, mientras que musita una plegaria.

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31/08/2015, 08:21
Director

Notas de juego

Detectar el mal podría funcionar con algunas cosas o personas si son malvadas, pero llega a 60', el villorrio está en una ensenada a pie de acantilado al otro lado del rio. A unos 150 metros desde la otra orilla.

Por eso tampoco se puede ir andando a la iglesia (ni a ningún sitio del pueblo), dado que está aislado en el margen contrario, a pie de un acantilado bastante alto. Es cuestión simplemente de buscar una barca que os lleve, si decidís hacerlo podéis incluirlo en un post (pagáis la barca y alguien os acerca, aunque de mala gana, saldrá caro - para lo que es un viaje en barca de remos de media hora -)

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31/08/2015, 14:29
Hugh Triond

Con lo descrito por sus dos compañeros de aguzada vista nocturna, Hugh no dudó un segundo. Debía buscar un método de alcanzar la otra orilla. Raudo se puso manos a la obra, con el fin de buscar una embarcación que comprar o alquilar para llegar al otro lado aunque debiese dejarse la bolsa de monedas en ello. Cuando lo consiguió, volvió a por sus compañeros, junto a los cuales desembarcó en la otra orilla. Si las mujeres estaban allí, iban a dar con su paradero antes de que saliese el sol.

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01/09/2015, 17:14
Gogri Grimhammer

-Pues resulta que al final los villanos podrían ser...eso...viles villanos -rió el enano, aunque con algún resto de nostalgia, incluso de pena, en la acción-. Vamos pues. Demos con una barca y al villorrio. Allí zarandeamos a unos pocos y les mostramos cómo brilla el acero a la poca luz de la noche.

Luego, lentamente, resopló.

-No nos quedan muchos más lugares, compañeros, y hemos dejado pasar demasiado tiempo. Quién sabe si la proverbial marcha pausada, imparable de los de mi raza no era lo menos adecuado en esta ocasión y se hubiera necesitado de la irreflexiva velocidad de los elfos. Mal estamos cuando un enano dice estas cosas, lo sé.

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02/09/2015, 13:29
Director

No fue fácil ni barato encontrar quien les llevara hasta aquel lugar. El que fuera de noche ayudó, pues parecía que convencía más al barquero que no se fuera a ver su chalupa aproximarse.

Les tocó remar, mientras el navegante manejaba el timón y la vela para surcar las corrientes del río y maldecía a cada momento la idea. No dejaba de tratar de hacerles cambiar de idea, advirtiéndoles que los “pescaítos” eran groseros, xenófobos y violentos si se entraba en lo que consideraban sus posesiones.

No encontraron dónde amarrar y se vieron obligados a un complicado desembarco de barca a barca, que requirió a Aiden un bochornoso paso a gatas y a Gogri un espectacular salto que le dejó el la otra barca, pero que tuvo que completar acompañando a Aiden por el suelo hasta salir de la segunda nave.

El barquero se negó a esperar allí, quedando con ellos que se alejaría a la otra orilla y podían avisarle con una antorcha si necesitaban que se acercase.

El muelle crujía de forma ominosa cuando desembarcaron, estaba ennegrecido por el tiempo y la podredumbre y amenazaba con romperse. El hedor a pescado era insoportable, un montón de casi medio metro de tripas, cabezas y espinas hablaba de una jornada provechosa, y un pudridero a rebosar de una buena temporada de enormes capturas.

Parecía que todo el proceso en el poblacho era comunal, de hecho sólo parecía haber un almacén, lo bastante grande para las diez familias que podían vivir allí. Nada evidenciaba la relativa riqueza que el tráfico de personas debía generar, como sí lo hacía el enorme almacén y el excelente equipo de guerra de los secuestradores. En el fondo, contra un resguardo del farallón, había la segunda estructura comunal, dos palos grandes - mástiles de barco rotos - con cuerdas tendidas entre ellos donde había colgados grandes peces ahumándose con el humo procedente de una extensa fogata hecha a sus pies con madera húmeda y algas no del todo secas.

El almacén del pueblo era un cobertizo cochambroso, grande pero destartalado. Tenía una puerta que no encajaba del todo asegurada con una cadena oxidada y un candado que parecía el único metal del poblado, pues los bicheros eran de madera y los aparejos de hueso.

El resto de edificios eran chabolas de madera, todas parecidas pero no había dos iguales, fabricadas con madera de deriva, sólo tenían un ventanuco, sellado con postigos, sus puertas no estaban del todo cuadradas con el hueco y ninguna tenía más de veinte metros cuadrados, por lo que quedaba libre buena parte de la explanada. No se distinguían a simple vista cuevas ni otros elementos naturales habitables en la ensenada aunque sí a cierta altura en el farallón, pero completamente inaccesibles sin complicadas escaladas.

Toda la riqueza del pueblo parecía haberse concentrado en la iglesia. Y haberlo hecho a lo largo de generaciones, porque la piedra estaba ensuciada y gris por el clima y el tiempo, aunque limpia de líquenes y musgo. Estaba hecha por completo de piedra, de planta rectangular con tal vez una decena de metros de profundidad y algo más de la mitad de anchura, pero el tamaño de sus piedras hablaba de gruesos muros, por lo que el habitáculo no sería de más de 50 metros cuadrados. Aún parecía más pequeña por su altura, pues tenía la forma de una alta espira como las de las catedrales más modernas, era fácil que alcanzara una altura de quince metros en su afilado pico, situado en la parte frontal. Allí estaba el acceso, cerrado por una puerta de madera reforzada con acero y una verja de gruesos barrotes de metal, la puerta tenía cerradura y la verja un candado con cadena que cerraba una cadena de buen tamaño que la anclaba prieta a la pared de piedra con una argolla. No había ningún símbolo, relieve, ni marca que indicase el culto del edificio.

Tras salir de la misa el pueblo parecía haberse quedado desierto y, de hecho, a aquella hora nocturna no parecía haber actividad tampoco en las vivienda, que como mucho mostraban la titilante luz de una hoguera dejada para dar un poco de calor al cuartucho miserable en aquel ambiente húmedo.