Las horas pasaron y pronto llegó el amanecer, antes siquiera de que Sarah se diese realmente cuenta de que había pasado toda la noche dando vueltas en su habitación.
Sarah miró por la ventana. ¿Y ahora qué? ¿Volver a casa? Se tumbó en la cama, y miró al techo sin saber que hacer, donde ir....
Un largo suspiro salió de sus labios y seguía mirando el techo, pensando como salir de aquel lio.