Partida Rol por web

{{ Mensaje en blanco por si acaso }}

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La hoguera alumbraba la pequeña zona rodeada de oscuridad, las brasas chisporroteaban mientras el Elfo Oscuro interrogaba a los humanos y la Elfa. La mujer que vestía una túnica y portaba un báculo se giró hacia los recién llegados salidos del bosque. Los había sentido, estaba claro, había notado algo, y la conversación que estaba manteniendo con aquel ser de las sombras quedó totalmente relegada a un segundo plano. El soldado estaba en el suelo agonizando con dos virotes clavados en el pecho, mientras su perro lo lamía en un gesto de solidaridad que nadie más parecía prestarle.

Por su parte los sujetos del grupo que salió del bosque se quedaron quietos un segundo cuando vieron al otro grupo apartado del campamento principal, y se percataron de la presencia del Elfo Oscuro entre ellos. Estaba claro que algo sucedía entre los recién llegados y aquel ser nacido de las sombras, y también estaba claro que el Oscuro había escogido aquel grupo de personas por estar apartadas del resto. Siempre tan oportunista.

Kalith, pues ese era el nombre por el que era conocido ese ser, soltó a Otto cuando vio a aquellos hombres acercándose. Murmurando palabras en una lengua desconocida para los presentes, apartó al escudero con un empujón mandándolo con Eira, la Elfa del grupo. Bastardos... Malnacidos... Os arrepentiréis de esto, claro que si... Murmuro para sí mismo mientras guardaba la daga en el cinto y apuntaba la ballesta contra el grupo que se acercaba, centrándola en el hombre que montaba a caballo. No sabíais bien a quienes iban dirigidas aquellas palabras, si al grupo de la hoguera, al que estaba buscando y había aparecido del bosque, o a todas las especies que no fueran como él.

Berger no se lo pensó dos veces, desenfundó sendas pistolas y espoleó su caballo directamente hacía el Elfo Oscuro, el reo le importaba poco, pero el tipo, el despreciable ser que era kalith si. Magnus condujo el caballo hacía donde estaba él, pero no dijo nada, su actitud ya denotaba violencia al tener las pistolas fuera.

No cargó directo, se limitó a aprovechar la velocidad de su yegua para flanquearle y empezó a trazar círculos cuyo radio era de unos cinco metros, dejando una distancia prudencial para aprovechar distancia y alcance de sus armas - Perro, deja las armas y arrodillate, prometo darte una muerte - sonrió con violencia y desprecio - ... lenta y dolorosa - las voces en su cabeza se lo habían dicho claro, y el propio Berger estaba de acuerdo con ello.

El Elfo Oscuro seguía con la ballesta dando vuelvas sobre si mismo lentamente los movimientos circulares de Magnus y su caballo. Esto... no es lo que tenía en mete desde luego... Murmuró con los ojos entrecerrados. Tanto el grupo de la hoguera como el grupo que llegaba pudieron ver bien al elfo. Llevaba una armadura de cuero tachonada completamente teñida de negro. Incluso las partes metálicas habían sido pintadas, y sus protecciones eran como la misma noche. Una capa como un manto cubría todo aquello. Había disimulado bien cualquier parte metálica para que no brillara en la noche, por ello había sido tan complicado a los hombres y mujeres que estaban al calor de las llamas verlo cuando se acercó, o cuando tomó como rehén a uno de ellos. ...Pero me sirve igualmente. Su dedo se tensó levemente sobre el gatillo de su ballesta de repetición, a la espera de cualquier clase de movimiento por parte del hombre del caballo. Desmonta ahora mismo o te hago desmontar yo mismo. Entonces podremos hablar. No parecía ir en broma, lo demostraba el hombre con los dos virotes clavados en el pecho.

     El norse se adelantó en dirección a la hoguera con el escudo embrazado y la espada en posición de ataque. - ¡No creo que estés en posición de exigir nada, elfo! Espetó con un marcado acento norteño. - ¡Creo que en éstos momentos todos los presentes tenemos el mismo enemigo común...! Dijo en clara alusión al otro grupo que allí se encontraba y que habían sido atacados por la criatura oscura. - Eso hace un total de siete contra uno si mi vista no me engaña. Si ésta gente también sabe contar supongo que coincidirán con mis cálculos...

Volker sacó su espada con un siseo estremecedor y empuñó con fimeza su escudo. El elfo oscuro estaba ahí mismo, al parecer, había pillado desprevenidos a un grupo de viajeros. Típico de aquél sinvergüenza.

- Hombre Kalith, menuda sorpresa. Te garantizo que te he echado de menos...-

dijo Hammet con una sonrisilla.

- Caballeros, por favor, acerquense a saludar a nuestro amigo-

dijo Volker a los dos sujetos que tenía al lado.

Berger estaba muy seguro de su mismo, y muy satisfecho con su superioridad al ir en caballo, el cual no dejaba de moverse y no le importaba ni le imponía aquel elfo oscuro - Cierra la boca Kalith, suelta tu ballesta y arrodíllate - le espetó con agresividad, relajó el brazo izquierdo y extendió el derecho apuntándole con la pistola directamente al pecho, era increíble la habilidad que demostraba Magnus manejando el caballo unicaménte con las piernas, indicando a su yegua que rumbo tomar... lo que realmente preocupaba al jinete, era el otro grupo, no sabía sus intenciones ni quienes eran... y confiar en alguien en este mundo, el noventa por ciento de las veces suponía la muerte

Diego aferró el pelaje del cuello del perro en cuanto un grupo de amenazantes asaltantes se acercó a ellos, parecían viejos amigos del elfo, conocidos o simplemente gente de su misma calaña, pero si algo tenía claro era que no venían a ayudarlos...

- Un mismo enemigo común... pero, ¿qué pasará cuando éste no esté? ¿qué intenciones tendrá este nuevo grupo? - Eira se preocupa, pero intenta no mostrar nada en su cara hacia esos desconocidos. Hacia el drow... está claro lo que siente. Odio. - Un problema a la vez.

Aprovechando una de las vueltas del jinete alrededor del drow: Kalith; y que éste le sigue con la maldita ballesta, Eira carga su arco, y dispara. 

- Por su culpa, ahora mismo para la batalla sólo somos útiles seis. 

TURNOS DE COMBATE CABALLEROS. COMENZAMOS RONDAS DE INICIATIVA

{{ NUEVO TURNO, 1º }}

Kalith - (Ini 61)
Eira - (Ini 60)
Otto - (Ini 52)
Magnus - (Ini 46)
Surga - (Ini 46)
Umbra - (Ini 42)
Volker - (Ini 40)
Diego - (Ini --)
Asche - (Ini 36)
Sujeto 1 - (Ini 12)
Sujeto 2 - (Ini 15)

MAPA: AQUÍ

Los acontecimientos se precipitaron a la luz de la hoguera. La Elfa, abanderada de una eterna enemistad contra aquellos seres oscuros, tomó su arco en un rápido movimiento y disparó contra el Elfo Oscuro. La flecha, como siempre, fue bien dirigida contra su objetivo atravesándole el brazo. !ARRRgggg! Kalith enfureció, y por un segundo la rabia contra los Elfos hizo que dejara de apuntar su arma contra Berger y encañonara a Eira. Apretó dos veces el gatillo y en un rápido movimiento las dos flechas surcaron el aire atravesando las llamas para impactar en la audaz arquera. Ambas encontraron carne, y fue en extremo doloroso, pues así como Eira empleaba loto negro en su arma, Kalith también lo hacía. !Bastarda malnacida! !Acabare con todos vosotros si es necesario! Prácticamente el Elfo Oscuro echaba espuma por la boca mientras maldecía a todos los presentes tanto en su impía lengua como en la vuestra.

Eira cae al suelo. La ballesta, el veneno, son demasiado para ella. Su pierna...

Eira recibió dos virotazos, el primero de ellos se le alojó en el brazo, introduciéndole gran cantidad de veneno en su torrente sanguíneo. La Elfa se dobló por el dolor de aquella herida, pues el veneno era realmente ponzoñoso. El segundo fue el más peligroso de los dos. Con una punta de arpón, penetró en la pierna cortando y desgarrando gran parte del musculo. Aquello hizo perder pie a Eira y cayó al suelo. Estuvo a punto de desmayarse, pero el dolor fue tan intenso que la mantuvo despierta. El veneno corría por su sangre, no podía hacer nada más que maldecir aquella especie vil y sanguinaria, e intentar mantenerse despierta mientras agarraba su pierna herida con el brazo sano.

- Morirás, no lo dudes... si no es a mis manos... será a la de alguno de los demás. - dice, entre gemidos de dolor, en el suelo, mientras se retuerce a uno y otro lado. No es que retorciéndose duela menos, pero al menos la da algo que hacer, aparte de rabiar. 

Otto no sabía quiénes eran los recién llegados, pero era obvio que les debía su vida. Tan pronto como aquel elfo siniestro alejó el cuchillo de su garganta el escudero se alejó un pasó y volviéndose hacia el orejas picudas desenvainó su espada y el escudo, listo para cualquier contingencia. No entendía nada, parecía un peligroso grupo, bandidos, mercenarios o algo peor con un objetivo claro pero sin la más mínima idea de cómo lograrlo. El escudero notó ciertos paralelismos con su propia historia. En eso estaba pensando cunado Eira lanzó una flecha sobre aquel hijo de puta.

¡Por el amor de Sigmar! ¡Qué diablos está pasando aquí? Soldado -dijo mirando a Diego- ¿sigues vivo?

Aunque la verdad es que a Otto no le importaba demasiado...

Primero hizo que apuntaba a Kalith, pero tan pronto como lo hizo varió el enfoque y buscó la cabeza del soldado que acababa de sacar su escudo y una espada... Magnus controló la respiración, relajó su pulso hasta lo máximo que pudo... respiró, respiró... y contuvo el aire.

Primero apretó el gatillo, un instante después cayó el percutor y accionó la chispa... saltaron por doquier mientras la polvora se incendiaba con intensidad, la presión aumentó hasta el máximo de la resistencia del arma y se liberó el proyectil que voló directo hacía el guerrero desconocido que Magnus había decidido matar...

¡Surga! ¡Volker! ¡Proteged a Kalith! - confiaba en que el elfo oscuro entendiera que lo estaban protegiendo de sus atacantes, si era como creía conocer, se aferraría antes a la posibilidad de sobrevivir que la de morir... La escaramuza daba comienzo.

     El patrulla de camino decidió el curso de acción y ahora solo quedaba seguirlo hasta sus últimas consecuencias. Lejos de dudar o amilanarse por la situación, Surga cargó contra el único enemigo que aun no se había movido o recibido daño. Había que darles algo en qué pensar para que no pudiesen reaccionar o elaborar una estrategia coherente. - ¡¡UUARRRGGG!! Con un rugido de furia, descargó un tajo de barrido con su espada con la intención de hacer caer a su improvisado adversario. Sus voluminosos músculos estaban tensos y de acertar su estocada causaría graves daños...