Partida Rol por web

George salió del edificio el viento y el frío eran sus peores enemigos... Se tuvo que desplazar y una vez que vio donde estaba el generador le echó un vistazo. Se quedó sorprendido de los daños que vió al examinarlo pero no había nadie para comunicárselo, se fue entonces a donde había dejado su equipo... y lo trajo cargándolo mientras que el arma intentó ponérsela o llevarla a la espalda, por si tenía un correaje o sino con una cuerda hacerse el suyo si tenía. Una vez que descargó en la parte de atrás del edificio su equipo empezó con la reparación... 

No encontrar a nadie en el edificio, ni ninguna explicación razonable, hizo mella en la confianza de Cooper que empezó a sentirse cada vez más ansiosa. Cuando Keith le propuso ordenar todo aquello ni se lo pensó dos veces y empezó a ordenarlo todo de forma compulsiva, tenía que haber algo, y tenía que encontrarlo.

Tenía que encontrarlo.

Tenía que encontrarlo.

Apenas había escuchado a Macready, no rea consciente del tiempo que llevaba obsesionada con la documentación y las cintas, ni siquiera si Vance había vuelto ya o no. Lo único que podía sacarla del estado de shock sería encontrar alguna explicación a la que agarrarse.

Macready examinaba la estancia. Fue entonces cuando vio el pelo: mechones de pelo blanco, largo y encrespado pegados contra la sangre. Nuevamente vino a él la imagen de un oso polar pero pronto comprobó que la textura de aquel vello no se correspondería con la del animal que venían a buscar. Pero tampoco era humano, de eso estaba seguro. Volvió a observar los huevos. Aquello era absurdo: ¿un marsupial? ¿un maldito dinosaurio? ¿Qué podía tener pelo y poner huevos? Claro que los huevos tampoco se parecían a nada que hubiera visto antes ya que su 'cáscara' era quitinosa como la de un insecto y a la par tenía esas extrañas venas. Aquello nunca había sido registrado por la ciencia. La cabeza le daba vueltas. Examinó la conexión con sus anfitriones. Estaba seguro de que aquello había sido la causa de la muerte de los huevos. Una incompatibilidad. Lo que fuera que puso allí esos huevos esperaba que los cadáveres sirviesen de alimento pero no había sido así. Comprobó las conexiones con las venas. La sangre. La sangre de aquellos dos científicos había resultado incompatible para la supervivencia de los huevos. ¡Tenía que ser eso!

Por su parte Bennings revisaba la documentación. Todos los informes eran anteriores a tres semanas. Calculando la llegada del relevo y el viaje por la nieve hasta aquí desde la base inicial cuadraba varios días antes de que se perdiera la comunicación. Había una nota de uno de los científicos, Eric Morris, que mencionaba el posible avistamiento de un oso polar.

Por fin parece que tenemos algo. Cerca de las cavernas que hay al norte vi el pelaje blanco de nuestro objetivo. La tormenta me impidió sacar fotos o verlo con claridad pero creo que por fin, después de tanto tiempo, hemos dado con el oso blanco más grande que podíamos codiciar.

Mientras tanto la doctora Cooper había rescatado unas cinta de vídeo de entre el destrozo. Allí no había cámaras de seguridad pero sí cámaras de laboratorio. Quizás si lograban poner en marcha el generador la cinta arrojase algo de luz sobre aquel asunto. Lo cual hizo que recordasen a Vance ¿No tardaba demasiado?

George estaba perdiendo los nervios. Lo que parecía una reparación bien sencilla se estaba complicando por aquella ventisca molesta. Lo malo es que al mover parte del cableado se dio cuenta de que debería sacarse los guantes para poder operar un pequeño engranaje. A la temperatura que estaban si se demoraba iba a tener que amputarse la mano como la que... prefirió no pensar en ello.

Y justo cuando lo estaba arrancando notó la sombra tras él.

El destornillador cayó al suelo y el guante fue arrastrado por el viento. George lanzó una maldición mientras caía de espaldas en la nieve. Tras él no vio nada. Pero lo había sentido. Se había oscurecido todo como si algo enorme se asomara sobre su hombro. ¿Y el olor a almizcle? Miró la nieve. La ventisca impedía mirar a lo lejos.

Sintió el dolor en la mano: el guante. Tenía que recuperar el guante. Se arrastró por la nieve hasta encontrarlo a unos metros. Se lo puso sintiendo el entumecimiento de la mano. Recuperó el destornillador ahora semienterrado por la tormenta. Debía acabar cuando antes para reentrar en el refugio.

Con un último golpe, todavía mirando alrededor, logró arrancar el generador. Las luces exteriores de la base se encendieron. Estaba cargado: tenía gasolina para un par de horas. Luego habría que regresar a recargarlo.

Miro de nuevo alrededor. ¿Le pareció ver una sombra moviéndose a lo lejos, entre la nieve, entre la ventisca?

Lo tengo, lo tengo— dijo Cooper ansiosa al encontrar lo que parecían las grabaciones de laboratorio, —lo que haya pasado en este laboratorio debería estar grabado en estas cintas, esperemos que Vance se arregle con la luz…por cierto, ¿no debería haber vuelto?

Cooper era consciente de que había perdido la noción del tiempo. También se dio cuenta de lo que había descubierto Macready, aquellos cabellos. En la documentación no parecía haber nada posterior “al suceso”.

—¿Por qué no vais a buscarle? yo puedo quedarme aquí cubriendo la ventana con esas mantas y unos tablones, no os preocupéis por mí, aquí dentro no hay nada— con suerte le daría tiempo a fumarse un cigarro si la dejaban sola antes de ponerse con la ventana.

Se los dije, osos polares, regresando le diré a ese Dyer sus verdades; sin embargo, hasta donde se los osos polares no ponen huevos. Esto es irrisorio, si alguien me contará lo mismo que nosotros sabemos hasta el momento lo tacharía de loco y me reiría en su cara, esas cintas son primordiales, gracias por encontrarlas encanto.- Le arrojó una sonrrisa traviesa a su ex.

-Tienen razón, supongo que Vance debe haberse congelado si es que aún no llega, pero el quiso ir solo a hacerse el héroe, así que se las tendrá que apañar solo. Iré a arreglar la ventana como sugirió Bennings, si aún no regresa después de haberla reparado iré a echar un vistazo.- El biólogo tomó cinta (si es que llevamos) y algunos restos de cartón y archivo muerto para usarlos como un parche temporal para tratar de cubrir las ventanas rotas.

Keith rebuscaba entre los papeles con ahínco, pero no pudo sacar muchas cosas en claro.

—Todos los registros son anteriores a tres semanas y no reportan nada interesante, salvo éste— leyó en voz alta la nota sobre el posible avistamiento de un oso polar en la cueva.

Mientras MacReady reparaba las ventanas y coqueteaba con Cooper, la militar observó por las ventanas. Aunque no quería admitirlo, estaba preocupada por George. Sí había alguien capacitado en aquel grupo para hacer incursiones en solitario, esa era ella.

—Doctora Cooper, MacReady, iré en busca de George. Vosotros no os mováis de esta habitación.

Seguir los pasos del militar sería sencillo en la nieve.

Era terrible sentir el frío tras quitarse el guante, la mano se le congelaba y no le permitía trastear con destreza... por si fuera poco algo parecía estar vigilándolo, tenía una sensación muy extraña. Todo ello provocó que se cayera y el guante se fuera lejos debido a la ventisca. - ¡Mierda!, vamos George tu eres fuerte has pasado por un adiestramiento militar... "Dijo al vacío pues allí no parecía haber nadie aunque tenía esa sensación y ese olor que lo envolvía era algo embriagador y a la vez terrorífico". Más allá tuvo que correr por su guante no podía estar sin el mucho tiempo solo para trastear los engranajes pequeños, luego debería de ponérselo sino quería que su mano se le congelara, salió corriendo por la nieve con ese olor y la obsesión de una sombra persiguiéndolo, vió el guante unos metros más allá lo cogió: - Gracias que he podido cogerte si te escapas la próxima vez te cambiaré en el momento que se me presente la oportunidad, ¿entiendes?, "le habló al guante como si este estuviera vivo, y se lo puso", volvió a sus quehaceres y con su instrumento cogido que salió volando cuando se cayó... estuvo esforzándose hasta que con un golpe en seco empezó a funcionar. No había sido una victoria sentía el entumecimiento de su mano, y esa presencia, lo había conseguido pero a cambio de sentirse verdaderamente mal no sabría si podría disparar con aquella dolencia...

Volvió al edificio principal con el arma atada a su espalda, el equipo lo llevó consigo pues algo raro pasaba, y ya no confiaba en dejar nada que pudiera ser destruido. Al volver al almacén por el camino cubriéndose el rostro a causa de la ventisca miró al cielo por si veía una libélula monstruosa, como las películas o algo así, pues lo descubierto hasta ahora le hacía pensar en un monstruo, pero sería un monstruo con mente, debido al posicionamiento de los cuerpos y los enlaces puestos para conectar con los huevos... Seguía pensando en que debían de haber hecho algún experimento los mismos científicos, y algo había salido mal.

Se adentró en el edificio principal intentando buscar a sus compañeros... pero antes buscó los interruptores para iluminar los pasillos. Empezaría por las primeras puertas a buscarlos.

La Doctora Cooper visiblemente agitada se dispuso a ayudar con la ventana, más que nada para estar ocupada. No dijo nada hasta haber terminado, solo lo necesario para llevar a cabo la tarea, no era demasiado complicado tampoco podían hacer mucho más que tapar el hueco.

 —Crees que los perros estarán bien ahí fuera, quizás deberíamos pensar en traer el resto de material que dejamos en los trineos. No sé qué vamos a hacer si no consiguen arreglar la luz. ¿Volvernos si más?... voy a echar un vistazo fuera, a ver si están bien los perros, necesito un cigarro—

Cooper salió por la puerta principal por la que habían llegado, no tenía intención de alejarse más de diez metros, necesitaba estar sola un momento, fumarse un cigarro y cerrar los ojos esperando que al abrirlos estuviera en otro jodido lugar.

Desde dónde estaba intentó ver cómo estaban los perros y los trineos que habían dejado atrás.

Como si fuera una mala broma las luces del refugio se encendieron en el mismo momento que Bennings salió en busca de George. En el exterior se había levantado una ventisca que iba a mayores, pero aún así era fácil seguir el rastro que había dejado Vance al rodear el edificio, moviéndose por la nieve que superaba casi las rodillas. Lo encontró regresando de vuelta mientras se frotaba insistentemente la mano derecha como si le pasase algo. Con el viento arreciando era difícil hablar así que la mujer se limitó a ayudar a su compañero a alcanzar la puerta.

Mientras tanto MacReady intentaba arreglar la ventana destrozada para evitar que el frío y la nieve entrase en el refugio. Con el regreso de Vance estaban todos juntos y, por suerte, tenían nuevamente electricidad.

Cooper se asomó para intentar ver que había sido de los perros pero con la tormenta que se había levantado era imposible ver nada desde aquí.

—Parece que está levantando tormenta, no he podido ver a los perros desde aquí. Aprovechemos que hay luz, tenemos que ver las cintas cuanto antes.

Mientras la Doctora busca el dispositivo de video para poder ver las cintas le explica a Vance que ha encontrado grabaciones de las cámaras del laboratorio, entonces se da cuenta de que parece dolorido —¿estás bien?, ¿estás herido? déjame ver.

Macready seguía intentando reparar las ventanas con lo que tenía a la mano cuando su ex-esposa quien en un primer momento había estado ayudandole decidió salir a ver si los perros seguían en donde los habían dejado. Mientras tanto la luz regresó al complejo y todos sus compañeros estaban reunidos una vez más, Macready dejó lo que hacia y se dirigió con los demás a ver las cintas con más curiosidad científica que temor de saber lo que había ocurrido. 

-Perfecto, al fin vamos a saber que demonios ocurrió aquí, esto será útil cuando se busque a un culpable por lo que pasó. Que casi seguro será ese arrogante de Dyer.-

Por suerte no había tenido que alejarse demasiado antes de dar con George. El hombre venía frotándose una de sus manos, probablemente a causa del frío, si le fue necesario quitarse el guante para hacer alguna reparación en la intemperie. Sin embargo la ventisca que se había levantado fuera hizo imposible toda tentativa de comunicación.

Nuevamente la Doctora Cooper se le adelantó con sus acciones. Entró a tiempo en la sala para presenciar como tomaba la mano de George entre las suyas, con el pretexto de examinarlo. Keith sabía que aquella perra* estaba coqueteando con el, y nada menos que en presencia de su propio ex, MacReady. Las científicas nunca son de fiar, mucho tiempo en la biblioteca y pocas habilidades de seducción causaban que se tiraran encima del primer hombre que encontraran.

—Cooper, quita tus asquerosas manos de formol de mi marido— por supuesto, no dijo aquello en voz alta, ni tampoco se trataba de su marido. Confiaba con que la mirada que le dirigía a la científica fuera suficiente.

—Veamos ese video. Luego tendré que dar un vistazo a los perros, no deberían permanecer atados fuera con esta ventisca.

George ya de vuelta se movía con dificultad por la nieve ya que le llegaba hasta las rodillas, encima iba portando su arma a la espalda, y el equipo en las dos manos, el equipo parecía temblar sobre las manos de George, como si se hubiera hecho daño, y antes de entrar en el edificio principal de la instalación vió a Keith salir e intuyó que era para buscarle. Una sonrisa dramática asomaba en el rostro de George y cuando llegó a la altura de Keith: - Gracias, pero menos mal que nadie ha venido conmigo el frío arrecia como un vendaval, y estar ahí algo de tiempo sin hacer nada es un suicidio aunque lleves abrigo. 

Se metió en el refugio recinto o instalación con su compañera, su boca le castañeaba, y sentía un ligero entumecimiento en su mano derecha. Una vez que regresó con todo el grupo escuchó la explicación de la doctora. - Lo sabía, es nuestra prueba de ver lo que ha pasado aquí, y de llevarla a la estación. En cuanto a los perros será mejor que alguien vaya... la nieve llega a las rodillas, a los perros ya ni quiero imaginar, estoy bien... "Le comentó a la doctora cuando quiso examinarle la mano", - pero gracias, se me cayó el guante al caerme debido a la ventisca, tuve que recogerlo unos metros y al llevar la mano sin protección la siento algo entumecida nada que no pueda arreglar el calor. - "Le comentó aunque su voz sonaba algo dramática." - Allí fuera sentí que algo me vigilaba y un ligero olor a almizcle, ha sido una sensación muy rara y hay algo ahí fuera, se puede oler. "Comentó en el tono menos dramático para no aterrorizar a sus compañeros". - Pero si los perros se ahogan en la nieve estamos perdidos, hay que llevarlos al almacén, al menos los trineos, los perros bien podrían estar en este edificio en una de las salas. Esa cosa que está ahí fuera es algo monstruoso, se cargó la antena y el alternador lo abolló aún siendo metal. Si no está aquí, estará fuera y si encuentra a los perros los matará, y no tendríamos vía de escape. Fue la mejor opción la de los perros doctora, es hora de que Mc Ready vaya con alguien más, no podemos perder a los perros, ahora no. No sé si Keith quiere acompañar a Mac y yo intentaré arreglar la ventana, me ha dejado la mano entumecida este frío y no podría tirar de los perros. "Le dijo a todos los demás sabiendo que el tiempo jugaba en su contra si querían estar a salvo.

La Doctora ignoró deliberadamente a Keith. No tenía que competir con ella. Si Vance no le había contado nada de lo suyo, era problema de ellos. Quizás el hecho de que George la mandase fuera a buscar a los perros con Macready era suficiente señal para ella. En cualquier caso, no tenía ningún interés en participar en una pelea de gatas, avances evolutivos, pensó para si misma en una especie de chiste de genetista.

—No te preocupes, yo puedo arreglar la ventana— le dijo a Vance, agitando sus manos de simio hábil delante de su cara y con gesto de no tener ganas de oír más tonterías machistas. Tú descansa esas manos, el frio intenso puede provocar daños en los ligamentos. Solo es una ventana.

—Veamos los videos si os parece y después, arreglaremos aquí la ventana mientras vais a por los perros.

No podía esperar más por saber que demonios había ocurrido en aquella estación. Al mismo tiempo le aterraba lo que pudieran descubrir.

La tensión entre Cooper y Bennings se elevó unos puntos y luego descendió. Tenían cosas más importantes que atender de momento.

Pusieron en marcha el vídeo. Cualquiera que los viera podría imaginarse a un grupo de científicos aislados en la nieve que se reunían alrededor de una pantalla quizás para ver una vieja película que les hiciera olvidar donde estaban, evadirse durante unos momentos. Nada más lejos de la realidad.

En la pantalla se mostraba la escena tal como la encontraron: con los dos cadáveres en las camillas. Se notaba movimiento en la sala y se oía algo. Gemidos. Un hombre lloraba.

—Oh, dios, perdóname... perdóname... no puedo hacer nada...

La voz se oía desquiciada. De pronto una sombra se mostró en la cámara. Probablemente era uno de los científicos pero iba con ropa de expedición, como si hubiera regresado de la nieve. La capucha, las gafas y el pañuelo tapaban su rostro.

—Oh dios... Mark, Stephan... oh, dios...

Daba vueltas alrededor de las camillas, de forma patética, como alguien que ha recibido una noticia fatal y no sabe encajarla. Había algo que trasladaba la locura de sus movimientos.

—¿Cómo puedo explicarlo? Están muertos...

El hombre tocó con sus dedos enguantados uno de los huevos congelados dentro del cuerpo de los científicos.

—¿Por qué estos se han muerto? ¿Por qué? Tiene que ser algo de la sangre... una incompatibilidad. Se pondrá furiosa... Tengo que huir. Pero ¿a dónde?

Estaba claro que aquel hombre había perdido todo atisbo de cordura. Se giró hacia la cámara, aproximándose a ella hasta que sus gafas de sol protectoras casi chocaron contra el objetivo.

—¿Lo estáis viendo? ¡Llegáis tarde! ¡TARDE! Seguramente yo también estaré muerto y serviré de anfitrión para que los putos huevos crezcan. ¿Queríais recuperar rastros genéticos extintos?— se rió sin alegría, como el demente que era —Que puta gracia. Un puto oso polar. Pensábamos que sería un puto oso polar... ¡LLEGÁIS TAR*

El último manotazo debió romper la cámara. De hecho los científicos, ahora en silencio, contemplaban los restos en el suelo. ¿Quién era el superviviente? ¿De qué hablaba? Volvieron a poner le vídeo para fijarse en la fecha de la grabación, que aparecía en pantalla. La habían hecho una semana antes.

El viento arreciaba por el ventanuco roto. Y los perros seguían fuera. ¿Qué más peligros les acechaban?

Mierda. Pensó Keith. Mierda, mierda, mierda. Aquel científico había perdido la cabeza, tal vez algún desperfecto con la ventilación o exposición a alguna sustancia química había afectado a aquel grupo, que además no podía ir a ningún otro sitio en kilómetros a la redonda. Pero lo que más le inquietaba era aquella extraña referencia a... algo más, algo que era ella y que se pondría furiosa. Algo debía haber, pues el científico no hubiera sido capaz de causar por sí sólo todos aquellos estragos que presentaba la base.

—Iré por los perros. Nos vamos apenas finalice la ventisca, sin demoras. Ya tenemos toda la evidencia que necesitamos. Aguardad aquí. MacReady, tu vienes conmigo— dijo antes de dirigir una mirada de reproche a Cooper.

Se dirigió en busca de los canes, al tiempo que evaluaba el terreno para saber si podían salir de allí bajo las condiciones actuales.

La imágenes en la pantalla eran bastante gráficas, a parecer alguien había perdido la cabeza, pero no parecía haber sido el el responsable de aquellos sucesos. Mencionaba algunas cosas sin sentido, pero otras parecían tener alguna connotación oculta ¿algún experimento salió mal quizá? No lo sabía, si quería averiguarlo tendría que investigar más a fondo, pero después de haber visto aquello a Macready no le quedaban ganas de permanecer aquel sitio ni un minuto más. 

-Que demonios-. Masculló mientras miraba con los ojos abiertos como platos aquella escena manteniendo la mano en cubriendo su boca. Incluso permaneció en aquella postura unos segundos más hasta que salió de su impresión al escuchar a Bennings hablarle sobre ir a ver a los perros.

-Voy detrás de ti hermosa.- Sin mediar más palabras se dirigió al exterior acompañando a Keith en dirección al trineo. 

George vió el vídeo... ya desde primer momento le impresionó pues se palpaba la desesperación de los científicos, además empezaba justo con las camillas, como si a partir de ahí comenzara el experimento. Vance se quitó el guante de la mano izquierda y se llevó la mano a la boca como para taparla, aquello era tremendo, clamaban a Dios y estaban desesperados. Vance escuchó con detenimiento, todo lo vió más claro... - Creo que querían explosionar los huevos, y que estos se nutrían de las partes del organismo de los seres humanos, pero algo falló no funcionó, dice que ella se pondrá furiosa, ¿quién es ella?, es la que ha hecho todo esto, creo que es un ser nunca visto pero capaz de comunicarse con los demás. Meteré el vídeo bien guardado en el equipo. "Comentó Vance", - Servirá como prueba de que están todos muertos, y que algo los mató algo que raya lo irracional. 

- Tened cuidado, intentad traed a los perros aquí en el interior, que se queden con nosotros, los trineos pueden estar fuera sin problemas. "Les comentó a Keith y a Macready que ya salían, mientras la doctora fue para intentar arreglar la ventana... Pero Vance le ayudó." - Deje doctora que le ayude, con este boquete aquí no creo que podamos entrar en calor, y tengo maestría con estas chapuzas doctora, si pudiera pensar algo sobre qué hacer con los huevos, creo que es la clave, y esa cosa intenta alimentarlos para que explosionen, para que se críen, sin huevos carecerá de ese instinto asesino para matarnos, piense algo doctora pero rápido, la vida de todos depende de esos huevos. "Comentó Vance que iba viendo todo más claro excepto sobre la cosa o engendro a lo que se enfrentaban". Vance entonces empezó a arreglar la ventana... 

Ya que Vance parecía apañárselas bien con la ventana, algo que él le dijo le intrigó, la clave está en los huevos, ahora que había vuelto la luz podía estudiar mejor de que se trataban.

Se fue al laboratorio y dispuso todo el material que no estuviera destrozado, y ahora sí, con luz, empezó a hacer un estudio más detallado de los huevos, buscando su posible origen y composición, de qué clase de criatura podía provenir. También si los daños a los cuerpos los había producido alguna clase de bestia o había sido hecho por el propio científico enloquecido.

Las frases del científico del video, le resonaban en la cabeza, ella, ¿una posible madre?, se reía enloquecido de la búsqueda del oso, era cómo si hubieran encontrado algo, que no fuera un oso, otra cosa, algo terrible a juzgar por su estado mental.

—Vance, crees que el que grabó ese video podría estar vivo aún, aquí solo hay dos cuerpos, en el video, no hay pruebas de que haya más muertos.

Se fijó en algo en lo que no se habían fijado aún los cadáveres de las camillas, ¿a alguno le faltaba la mano?, ¿o la mano arrancada era de una tercera víctima?