Partida Rol por web

Kal avanza por el escabroso terreno con una delicadeza y soltura que sus compañeros, al parecer, no son capaces de igualar. 

Mientras avanzan, el joven va saltando de un lado a otro, siguiendo de cerca al lobo y parándose puntualmente para comprobar el estado de sus compañeros tras algún trompicón de éstos. 

Finalmente llegan a lo que parece ser un campamento abandonado. ¿Lo estará realmente? El joven intenta escudriñar la zona en busca de trampas, sin demasiado éxito.

- No veo nada raro... - musita el chico, que no suena muy convencido.

Con Gwra fuera de juego, acecháis en la espesura para no ser vistos —si es que realmente hay alguien cerca—. Sin embargo, la luz aquí es un poco extraña y no es vuestro mejor día. Lleváis muchas horas andando y sorteando adversidades a la carrera, con prisa. Será que vuestros ojos ya están algo cansados, porque no veis ni gente, ni rastros ni trampas cerca. De hecho, si al acercaros, el campamento parece abandonado. Pero quién sabe, quizás es lo que quieren haceros creer.

Desde vuestra posición distinguís alrededor de una veintena de tiendas. Confirmáis que muchas de ellas están tumbadas. En el centro del asentamiento, donde suele haber una gran hoguera alrededor de la cuál festejar y cocinar —qué bueno estaba el mamut, maldita sea, y cómo os rugen las tripas—, solo hay una pila de maderos roídos y cenizas.

Aún con en el cuerpo extraño en que había adoptado Gwra, que a todas luces mermaba sus capacidades normales, había una cosa que Gwra nunca perdería, su habilidad innata para leer el mundo que le rodeaba, entendiendo los espíritus de las cosas. Trató de acercarse sigilosamente a la aldea abandonada, probablemente en su estado, de forma mucho menos sigilosa de lo que ella se imaginaba y empezó a husmear por alrededor sin fijarse en nada concreto y simplemente dejándose guiar por el instinto…

La niña lobo —ahora más que nunca— sale de su escondrijo para aventurarse en el campamento. Aunque hace un ruido tremendo pisando hojarasca y algunas ramas secas, nadie parece salir al acecho. No hay nadie.

Cuando parece que la zona es segura, Gwra comienza a registrar el campamento. Aunque todavía no ha desaparecido, el vello de su cuerpo ha visto reducido considerablemente su tamaño y, poco a poco, la chica comienza a recuperar su psicomotricidad y su agilidad características.

Dentro de algunas tiendas pueden encontrarse pieles de lobo negro como las descritas por Tansum-Aha. También hay un gran número de piedras afiladas para desollar desperdigadas por ahí. Pero lo más raro de todo se encuentra en la tienda más grande de todas, probablemente del líder de la tribu o del chamán, quién sabe.

Una gran cráneo del tamaño de la de un mamut con una dentadura afilada, de depredador. No habéis visto un cráneo similar, o por lo menos no os recuerda a ningún animal conocido. El hueso es blanco y denso, similar a la lanza de hueso que encontró la druida cerca del altar al otro lado del río.

Un poco más al fondo, en la otra esquina del campamento, la tierra parece algo revuelta, como si alguien hubiese hecho un hoyo en el suelo y luego lo hubiese tapado de cualquier manera.

Talik es un veterano cazador que conoce a todos los animales de la zona, pero ese cráneo le resulta desconcertante, es de un tamaño enorme, como el de un mamut, pero con afilados dientes de depredador. ¿A qué animal puede corresponder un cráneo así?-No había visto nunca un cráneo así, se trata de un depredador de un tamaño enorme, mucho mayor que el mayor oso que haya visto nunca.- Y trata de pensar si ha visto u oído hablar alguna vez de una cosa similar.-No recuerdo nada similar, no se que puede ser.-

Por otro lado la tierra removida indica que han enterrado algo, y no se han molestado mucho en taparlo, se dirige a la zona, y con ayuda de alguna rama o trozo de madera del campamento trata de desenterrar lo que allí pueda encontrarse.-Si me ayudáis, tal vez veamos que es lo que enterraron en este lugar. Y luego tendremos que volver a tratar de seguir las huellas, creo que habrán subido por esa pared, pero no entiendo como han podido subir al jefe por un lugar tan abrupto.-Las cosas se estaban complicando, y mucho, estaban cansados y habían perdido el rastro. Y ahora un campamento abandonado, en el que encuentran el cráneo de un depredador enorme.-Tal vez se trate de los restos de otro ejemplar del extraño animal que comenzaron a seguir los dos hermanos.-Muchas dudas, y pocas respuestas. Un hermano dejado solo mal herido, y el otro en manos de estos hombres osos y en paradero desconocido. 

Viendo que tanto Talik como la druida se adentran en el campamento sin ningún peligro aparente, Kal avanza tras ellos, sin alejar mucho la mano de su cuchillo.

El joven se coloca junto al cazador, que examina sin mucho éxito la gran calavera que hace de centro del campamento. Cuando éste se retira y empieza a escarbar, Kal se aproxima más al gran cráneo, rodeándolo pensativo. Algo aquí le resultaba extrañamente familiar. Recordaba que, cuando el viejo aún vivía, le contaba historias de lo más asombrosas de sus cacerías. Algunas eran inventos evidentes, pero otras... Hubo una extraña historia en la que el viejo cazador mencionó extraños rituales y bestias de ensueño. Si consiguiese hacer memoria...

Cuán grande es vuestra sorpresa cuando Talik desentierra de ese hoyo de tierra revuelta cerca de una docena de colas de león —literalmente— en descomposición. Aunque en mal estado, están perfectamente colocadas de forma equidistante entre ellas, extendidas, como con cierto significado.

Todo vuestro clan sabe que sus vecinos y enemigos durante estos últimos inviernos, el clan Cola de León, debe su nombre a la forma en la que exhibían en su cabellera las partes cercenadas de este majestuoso animal como trofeo.

Por otro lado, Kal recuerda una historia en particular que dejó cierta mella en él cuando era solamente un cachorro, atormentándole durante lunas enteras. Le habló de gigantes pájaros con escamas. «¿Como las serpientes?», preguntó horrorizado en su momento el joven Kal. «Sí, chico, como las serpientes, pero mucho más grandes y gruesas. Cuando aparecen devoran hombres y niños de un solo bocado y después se llevan a las mujeres de la tribu... Pero no temas, pequeño, los shantaks sólo aparecen en las ventiscas más feroces y avisan con un chillido desgarrador. Y para cuando aparezcan, nosotros estaremos a salvo dentro de la montaña».

- Serpientes aladas... - musitó Kal mientras posaba la mano sobre el gigantesco cráneo - Shantak.

Un escalofrío recorrió la espalda del muchacho, quien recordaba ahora con claridad las leyendas del viejo. Kal narró la historia que le habían contado en su niñez, casi distraído y olvidando por un momento que tenía compañía, y sin despegarse de la calavera de la bestia. Una ventisca seguida de un desgarrador chillido. Al terror lo acompañaba cierta nostalgia. Recuerdos del anciano cazador arropandolo y prometiendo que no dejaría que ningún monstruo se lo llevase. Kal jamás pasó una noche en vela mientras vivía con él, por terroríficas historias que le contase. Sabía que, pasase lo que pasase, Garrett estaría ahí, protegiéndolo. Sabía que su padre cuidaba de él.

Los ojos de Kal empezaron a empañarse, y el chico se alejó de la calavera y fingió que investigaba las tiendas destrozadas.

El guerrero caminaba en medio de aquel campamento abandonado una vez se percató que no había peligros, los demás revisaban de un lado a otro en busca de pistas que dieran algo de luz sobre el paradero de los hombres-oso. Cuando vio el enorme cráneo de aquella criatura se sorprendió hasta el punto de congelarse por unos largos segundos sin musitar palabra. ¿Que era aquello? Escuchó atento el relato del joven Kal mientras se animaba a acercarse mientras posaba sus manos callosas en el osario de aquella bestia desconocida.

-Shantak...- Repitió la palabra del pequeño paria mientras caminaba alrededor, parecía que lo idolatraban como una especie de Dios. ¿Sería uno de verdad?

El descubrimiento de Talik, le hizo volver a la realidad y se encaminó apresuradamente hacia aquella fosa común. Los cadaveres se apilaban en forma extraña... -​​​​​​ Parecen rituales de muerte. ¿Que rayos quieren con el jefe?- Preguntó con preocupación -¿Alguna señal de el paradero de esos bastardos?

Mucha información de golpe, Talik trataba de entender si había algún significado en la extraña disposición de las colas de león. Tenía pinta de un ritual o algo similar.-Gwra esto parece parte de un ritual, tal vez tenga algún significado.- Talik también trata de entender lo que puede querer significar esta disposición de las colas de león. Pero no tiene ni idea, tal vez la joven chaman sepa más de estas cosas.

La otra y preocupante nueva es que Kal ha oído al viejo Garret contar historias de serpientes aladas, gigantes pájaros con escamas, los Shantak. Aparecen en violentas venticas y anuncian su llegada con un terrible chillido, y había que ponerse a salvo en cuevas (dentro de la montaña).-Esto de los Shantak es en verdad un gran peligro, habrá que estar alertas, quien sabe si los dos hermanos estaban siguiendo las huellas de unos de estos animales.-A la espera de si Gwra podía aportar algo mas de información de la disposición de las colas de león, Talik se dirige de nuevo hasta la pared donde perdieron el rastro.

-Hemos de tratar de volver a encontrar el rastro, el tiempo pasa y el jefe puede estar a punto de ser utilizado en algún maldito ritual de esos hombres oso.-Y con la ayuda de Lomo Nevado trata de volver a encontrar el rastro, para seguir al jefe. Y por fin encuentra un rastro claro que le indica por donde se fueron con el jefe. Y le aporta más información sobre los hombres oso.

El cazador sigue obsesionado con encontrar el rastro. Mira en el suelo donde no hay nada. se fija en los árboles, en las piedras, en las ramas pisadas, en las hojas revueltas. Tan obsesionado se encuentra con el muro que habéis pasado hace un momento de largo que encuentra finalmente unas huellas muy, pero que muy leves en el campamento y que le conducen de vuelta al muro. Las huellas son más pequeñas y solo parecen de una persona, no de un grupo como las que habéis venido siguiendo hasta aquí. Son de igual tamaño que las de la orilla del río que dejasteis también atrás. 

Observando la pared escarpada con más detenimiento, es cierto que tiene algunas grietas de las que asirse y algunas ramas sobre las que apoyarse. Las ramas están algo vencidas, aunque parecen resistentes. Todo indica —las pisadas, las ramas, la pared— que alguien ha subido por ahí recientemente.

Mientras los demás seguían explorando la aldea Gwra se quedó acuclillada observando las colas de león que el cazador había desenterrado con cierta desconfianza. Por su manera de desenvolverse con el entorno parecía que poco a poco iba recobrando la normalidad. Su aspecto había dejado de ser tan animal y algunas de sus facciones en la expresión empezaban a ser de nuevo visibles bajo el manto de pelo rojizo que cubría su cuerpo. 

Aunque sus conocimientos sobre el mundo eran primitivos y atávicos, y los ritos humanos no eran su especialidad, cuando no un verdadero misterio para ella, había pasado el suficiente tiempo junto a la chamana Cuervonegro para que al menos algo de aquello le resultara familiar.

Sin mucho que ver en el destrozado campamento, y ante la aparente recuperación por parte de Talik del rastro que seguían, Kal se dirige junto al cazador al muro. 

- ¿Has recuperado el rastro? ¿Debemos subir por aquí...?

El joven mira la rocosa pared con preocupación en el rostro. No le entusiasmaba tener que escalar ese muro.

Tras ver que allí ya no quedaba nada más por hacer, y con la recuperación del rastro, había llegado el momento de volver a la persecución de jefe y los hombres oso.-Aquí ya esta todo visto. El rastro sube por esta pared vertical, pero fijaros que hay huecos y ramas, donde podéis ayudaros para poder trepar. Tal vez Gwra pueda transformarse y subir volando hasta la parte de arriba, para con cautela explorar la zona, y luego podría lanzarnos unas lianas para facilitar el ascenso del resto. Si no es posible, yo abriré la marcha, y cuando llegue arriba, trataré de buscar algo con lo que ayudaros a subir. Aunque supongo que si usamos esas hendiduras en la pared, y esas ramas, que ya se ven dobladas por el uso, no deberíamos tener mayores problemas.-Espero a ver que dice Gwra, mientras estudio la pared para tener claro por donde es más fácil subir, que supongo que coincidirá con el camino que ha seguido el rastro. Y tras un momento, comienzo la ascensión. Pero antes le indico a Lomo Nevado que trate de encontrar otra forma de subir, ya que no creo que el lobo pueda subir por este camino. Y que si no la encuentra me espere aquí, para ello además de mi vínculo uso el movimiento lenguaje de la naturaleza.

Gracias al cielo, a estas alturas Gwra ya presenta de nuevo el aspecto de siempre. Comenzáis a subir por la pared. 

Parecía más difícil de lo que realmente era, pues con todos esos asideros y estando en buena forma como estáis todos, resulta pan comido —si es que supiéseis cómo hacer pan en estos tiempos—. Para todos excepto para Lomo Nevado, por supuesto, que todavía no ha desarrollado pulgar oponible para asirse a la roca, por lo que se queda sentado en el suelo sobre sus cuartos traseros, mirando.

A media escalada, encontráis una grieta que lleva a una cueva por la que podríais deslizaros. A decir verdad, a esta altura del suelo, se trata de un lugar seguro. Si alguien habitase aquí, se vería automáticamente protegido de la mayoría de depredadores. No llega a verse el interior de la gruta pero, aún en la oscuridad pueden verse algunas pintadas bañadas por la poca luz solar que se filtra en el bosque.

La pintura de la cueva tiene forma de animal alado de larga cola y cuello que aterroriza el ganado. Pero también podéis seguir subiendo, por supuesto.

Aunque a primera vista la escalada parecía misión imposible, una vez que empieza a subir, Kal se da cuenta de que no es tan complicado. Hay buenos asideros, y sus pequeños dedos son capaces de agarrarse a cualquier fisura que se encuentre durante el ascenso.

Cuando llegan a la apertura y ven el dibujo, el joven no puede evitar relacionarlo con la historia del viejo. Los pájaros con escamas. Puede que ahí adentro hubiese respuestas. Y no iba a quedarse sin ellas.

Sin perder un instante, Kal se desliza por la apertura.

Talik llega hasta una cueva que se abre a varios metros de altura, a pesar de la oscuridad se puede ver una extraña pintura, que parece representar una criatura alada como la que nos conto Kal que describía la leyenda que le narró el viejo cazador. Y que podría coincidir con un cráneo similar al que habían visto. Kal se interna en la cueva, debido a su pequeño tamaño y sigilo, es mejor dejarle que explore lo que pueda haber en el interior de la cueva. Posiblemente haga falta luz para poder ver en su interior..-Aquí hay una cueva con un extraño animal dibujado en una pared. Mejor que veamos si hay algo más en su interior.- Y deja que Kañ vaya explorando la cueva en primer lugar, unos pasos por detrás le sigo, si no hay luz espero, tal vez tengamos que encender unas antorchas.

Entráis en la cueva y, aunque no hay mucha luz, vuestras pupilas no tardan mucho en acostumbrarse a la oscuridad. Del fondo de la caverna emana un delicioso olor a carne de ciervo. Sin embargo, no oís ningún ruido. Encontráis un cuenco con agua limpia y algunas piedras afiladas para desollar.

Antes de que os queráis dar cuenta, oís una voz femenina a vuestra espalda. Se trata de una mujer tosca, bajita y de facciones muy marcadas. Mantiene una lanza en ristre en dirección a vosotros.

—¿Quiénes sois? ¿Qué hacéis aquí? —exige saber—. Sois de las Tres Garras, ¿verdad? Otra partida de guerra, dispuesta a terminar con lo poco que queda de nosotros —escupe con desprecio—. Asesinos. Animales. ¡Que qué queréis, os digo! 

El grito resuena por toda la cueva, produciendo un eco en la última palabra. Tiene el pelo completamente enmarañado, unos hombros anchos y unos brazos fuertes. Se puede ver cómo sus músculos están en tensión. Tiene los dientes apretados. Comienza a dar pequeños pasos alrededor vuestro, tanteándoos. La caverna es algo más grande aquí y cabéis todos perfectamente.

Cuando llegaron a la altura de la grieta, Gwra, así como el resto de sus compañeros, sintió la ineludible llamada de la caza, incluso olvidándose por el momento de la tarea que les había traído hasta aquí, para lanzarse a perseguir a esta nueva presa. Si existía un animal como el del cráneo que habían visto, y como el que habían encontrado dibujado en las paredes de la grieta, su espíritu debía de ser muy poderoso. Y Gwra tenía que conocerlo. Desde su última transformación, en la que el espíritu del lobo se había negado a concederle su forma -¿Sería porque se estaba volviendo demasiado humana en compañía de esta manada?- Gwra se había mostrado confusa y poco segura de si haciéndose este tipo de preguntas, algo extraño en ella, pero el renovado fuego de la caza en su interior hizo que se olvidara de un plumazo de estas sensaciones y pensamientos. Lo único que estaba en su mente ahora era tratar de localizar a este maravilloso animal, sin importarla nada más. Casi sin darse ella cuenta, de forma natural e involuntaria, adquirió la forma de un murciélago revoloteando por encima de las cabezas de sus compañeros que habían empezado a adentrarse por la cueva, buscando frenéticamente a la criatura en la oscuridad gracias a su sentido de ecolocalización.

Tras la estrecha entrada la cueva se abre, los ojos tardan un poco en acostumbrarse, pero con la luz que llega del exterior pueden ver. Hay un cuenco con agua limpia y algunos útiles en el suelo. Y aquí escucho la voz de una mujer a mi espalda, me doy la vuelta y veo una mujer bajita, nerviosa y con una lanza. Y piensa que somos una partida de las Tres Garras para terminar con lo que queda de su clan.-No tenemos ninguna intención de hacerte daño, ni a ti ni a los tuyos. No sabemos lo que ha podido pasar en vuestro campamento, pero te aseguro que no tenemos nada que ver.-Talik habla despacio, y mantiene las manos bien visibles y desarmadas, para tratar de calmar a la mujer. No sabe bien cuanto debe contarle, pero tiene muy claro que si no parecen sinceros, no va a fiarse de ellos, así que prosigue.-Mi nombre es Talik, estos son Zalakk y Kal, y pertenecemos al clan de las Tres Garras, se que en el pasado hemos tenido conflictos, pero créeme cuando te digo que no tenemos nada que ver con lo que os ha ocurrido. Hemos llegado hasta aquí siguiendo las huellas de los Hombres Oso, que tienen prisionero a uno de los nuestros.- Tras darle unos momentos para que asimile la información, le pregunto:-Hemos visto el cráneo de un Shantak, las colas de león enterradas y vuestro campamento abandonado. Podrías contarnos lo que ha pasado, tal vez podríamos ayudarte, a ti y a los tuyos, frente a estos Hombres Oso y los Sahantak, que parecen ser una gran amenaza para nuestros clanes.- Y a continuación espera a ver si la mujer se tranquiliza y puede darles alguna información. Si hay más Colas de León, les conviene ir con cautela, a nadie beneficiaría, excepto a los Hombres Oso, una nueva lucha entre los dos clanes.