Partida Rol por web

La cosa salió de la nada. Una bola echa toda de boca que intentaba comerse a Katarina. La primera reacción de Laura fue, ciertamente, comprensible:

- ¡OSTIA PUTA FERNÁNDEZ! -gritó saltando como un muelle-

Estaba demasiado cerca de Katarina. Era muy arriesgado disparar, y lo último que necesitaba era una cruz negra en el expediente antes siquiera de abandonar el planeta. (¡Por no hablar de la enemistad de Katerina!) Afianzó el rifle con ambas manos e interpuso la afilada bayoneta entre ella y la melee, lista para hacer aquello que más le gustaba ordenar a los sargentos instructores: una carga.  

El sargento se detuvo a dar órdenes y eso le retrasó*:

Xeno!-¿Cómo era posible que esa criatura estuviera ahí? -Molkov, ¡dispara!, -rugió el sargento- Grenda cúbrele sin darle bajo ninguna circunstancia**...-dijo rotundo el sargento que no quería bajas por fuego amigo. Dio la última orden antes de cargar el mismo espada en mano:

- el resto ¡CALAD BAYONETAS!- era la orden del Astra Militarum para cargar cuerpo a cuerpo. No se iba a arriesgar a disparar a uno de los suyos, así que dejó que la especialista Grenda lo hiciera.

- ¡A sus órdenes! - Gritó Grenda.

Apuntó con la carabina había el cuerpo circurmlar de aquel monstruo. Trató de identificar algún punto vital, pero era casi imposible dada su extraña anatomía. Así que simplemente cuando lo tuvo a tiro disparó y dio en el blanco.

- ¡Vamos! - Gritó contenta al ver su disparo se incrustaba en la piel del garrapato.

La cosa ya estaba concentrada en Molkov y el sargento. ¡Era el momento!:

- ¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHH! -gritó desenfrenada Laura mientras cargaba con el cuchillo/bayoneta por delante para ensartar a la desagradable bola de dientes. 

Levantó la punta, bajó la culata, imprimió fuerza en el golpe, apuntó contra el centro de.... ¡Espera! ¡¿Qué centro de gravedad?!. Perdió pié, perdió de vista el objetivo, y el golpe pasó muy por encima de la criatura. Esta, resintiéndose de la quemadura de láser, miró a Laura:

- ¡Gronk! -gruñó él-

- Esto...... -dudó Laura- ¿Ha aceptado ya al Emperador como su Señor y Salvador? 

Al infierno de cabeza vas, Laura. Al infierno de cabeza a reagruparte. 

Pero que mierda es eso?- Miraba al ser que había aparecido y a su mochila para colocar la bayoneta. El movimiento ensayado en numerosas ocasiones le costó algo más de lo esperado. Preparada para avalanzarse sobre la criatura hasta que le dijeron que se apartara para que otros la quemaran.
Dudaba, pero la decisión era clara. Quedarse donde estaba o morir baja el fuego abrasador. A Yulia le hubiese gustado ensartar a esa... Cosa pero dudaba mucho de que quedase algo de ella después de ser incinerada -Dale caña, que escuchemos sus gritos.

un extraño ser se nos acercaba, y atacaba a Molkov, por lo que me acerco con el lanzallamas, "alejaos del bicho, Katarina, tu tambien, deja que fría a ese ser" grito a mis compañeras, la idea de cargar contra es bicho no le gusta, no por no poder vencerlo, sino porque ese ser le sonaba, lo había visto en algún holograma o libro, pero ahora no se acordaba.

Katarina disparó a la criatura, pero las prisas y la sorpresa icieron que errara el blanco. Sin embargo su espada sierra estaba dispuesta y en posición defensiva, lista para cortar con sus afilados dientes a aquella cosa si se le echaba encima.

Laura cargó bayoneta calada y grito en alza...pero la criatura era demasiado pequeña para acertarla y más cuando ya estaba encima de Katarina. Sin embargo un haz rojo laceró la carne del bichejo, pasando entre las dos soldados. Más allá, Grenda, afianzada de pie, volvía a apuntar intentando encontrar un hueco pero el sargento se puso en medio eliminando el posible hueco.

Si la bola de dientes se enteró del disparo nunca se sabrá, pues no dió muestras de haberlo sentido pero detuvo el ataque a Katarina. 

Laura recuperó pié como pudo, preparó el rifle para golpear hacia abajo y... la criatura se apartó de un salto, dejando como única víctima de la bayoneta a una gran amanita muscaria que había tomado la desacertada decisión de crecer allí. Empezaba a considerar echársele encima en plancha y aplastarlo.

...

¡Venga Laura! ¡Ni tienes tanto peso en músculos ni estás tan gorda!

- ¡DEJA-DE-MOVERTE! ¡ABORTO DE GROX SUBDESARROLLADO!

Resultó ser much o más fácil de hacer que de pensar. Esa criatura llena de dientes estaba rodeada por nosotras, pero no paraba de moverse de aquí para allá y la soldado imperial vuelve a fallar por poco, haciendo que su espada sierra deje un surco en la tierra donde un momento antes estaba el pequeño ser.

Las dianas en movimiento son mucho más fáciles, tener cuidado que no me arranque un brazo de un mordisco hace que tengas más cuidado y menos precisión.

El sargento Curce cargó de los primeros, como debía ser en el Astra Militarum, y se lanzó con su espada en mano gritando contra el garrapato..ahora rodeado.

Apuntó contra el garrapato y descargó con furia su espada sierra contra el xeno.

-¡Muere hijo de puta! - dijo entre el sonido del arma. Tras hundir el arma el sargento se preparó para detener** el golpe vengativo del xeno.

Yulia no servía de gran ayuda en el combate, cuando terminase si. Sus manos, sus dedos y su tranquilidad la hacían una buena matasanos. Con el arma entre sus manos dio unos pasos hacia el combate, no para involucrarse, esa no era su intención. Pero si que quería estar cerca por si sus servicios eran necesarios.
¿Alguien sabe que es eso?¿Ea venenoso?- Abaorta en la lucha, no prestaba atención a nada más. No se le había ocurrido que la criatura que les había asaltado podría no ser la única. Las heridas del animal que habían visto muerto coincidían con la dentadura de ese ser así que había asumido que era el culpable

Grenda trató de apuntar entre sus compañeros para incrustar un nuevo disparo en el cuerpo redondo de aquel ser. Sin embargo, era imposible efectuar un disparo con seguridad. Aquel bicho asquerosos era demasiados pequeño y si accionaba el disparador había más posibilidades de herir a una amiga que al enemigos.

- ¡Mierda...! - Pensó la soldado. - ¡Acabad con ese garrapato! - Alentó a los suyos.

el xeno había muerto bajo el arma del sargento, o eso parecía, por lo que bajo mi lanzallamas, "bueno, ya hemos acabado con este bicho, pero algo me dice que si hay un garrapato, es que puede que haya orkos, si mal no me he informado, por lo que sera mejor que tengamos cuidado" les digo a mis compañeras, a la vez que miro hacia cualquier lado en busca del enemigo.

El característico ruido de la espada sierra a plena potencia era bien conocido entre los enemigos del imperio, y sus daños también. La dura piel del garrapato se abrió dejando ver los músculos del animal xénico. Una especie de chillido atravesó el bosque cuando los dientes de la espada sierra se ensañaron con su carne, y la sangre comenzó a manar.

Pero el bichejo no se rindió. De un pequeño salto intentó aferrarse al brazo de Katarina que, rápidamente, se apartó del bicho perdiendo su oportunidad de ataque.

Laura volvió a fallar de bulto con la bayoneta. 

- ¡Joder! ¡En las prácticas no dábamos a blancos tan pequeños!