Partida Rol por web

Nar Shadaa. Espacio Hutt. Borde exterior.
Dos años después de la caída del imperio. Era de la Nueva República.

El ambiente nocturno del barrio de la diversión es, ante todo, un espectáculo en si. Luces cambiantes, hologramas de las bailarinas mas atractivas y los duelos en la arena son unos de los principales atractivos de esta luna donde todo vale. Ochenta y cinco millones de seres habitan su superficie e, inevitablemente, no hay sitio para todos. Aqui la vida es muy barata.
Siendo un lugar donde se refugian los fugitivos, ladrones, asesinos y contrabandistas más buscados, algunas calles y zonas no son “aptas” para todos los públicos. Sobre todo si no tienes el patrocinio de un Hutt y una gruesa escolta. 

Decidiste alejarte de esos lugares más por seguridad que por que te dieran miedo los cuentos sobre hombres malos. Abandonaste el imperio aún en activo a riesgo de tu propia vida, si eso no es ser temerario, también los rebeldes, aquellos asquerosos rebeldes que ahora se hacen llamar la nueva república, también te persiguen.
Sigues adelante buscando una pista de tu mujer, de tu hijo o un trabajo bien pagado que te ayude a continuar con Tu Plan.

La zona de comercios cercana al espaciopuerto diecisiete es mas tranquila que otros lugares. Allí la gente va a hacer negocios o comprar material sin meterse en problemas. Borta H´uun es quien controla esa zona, y dicen que no le gusta que haya problemas. También dicen que le da de comer a sus sabuesos Kath con los restos de aquellos que le desobedecen.

Para aquellos que no disponen de un refugio adecuado, las diversas tabernas y cantinas son la opción más aconsejable y barata. Para quienes han elegido una vida al margen de la ley, la taberna El Colmillo de Sarlacc es todo un referente donde hacer negocios y encontrar trabajo. Allí la competencia es dura en estas épocas de cambios, pero las airadas palabras solo pueden llegar a las manos, pues Gruuk, un enorme wookie y dueño de la cantina, prohíbe los blásters en su interior. Y se rumorea que no serías el primero al que desmiembra, por saltarse esa norma.

Nar Shadaa. Espacio Hutt. Borde exterior.
Dos años después de la caída del imperio. Era de la Nueva República.

El ambiente nocturno del barrio de la diversión es, ante todo, un espectáculo en si. Luces cambiantes, hologramas de las bailarinas mas atractivas y los duelos en la arena son unos de los principales atractivos de esta luna donde todo vale. Ochenta y cinco millones de seres habitan su superficie e, inevitablemente, no hay sitio para todos. Aqui la vida es muy barata.
Siendo un lugar donde se refugian los fugitivos, ladrones, asesinos y contrabandistas más buscados, algunas calles y zonas no son “aptas” para todos los públicos. Sobre todo si no tienes el patrocinio de un Hutt y una gruesa escolta. 

Caminas hacia el distrito portuario diecisiete alejándote de las oscuras calles de Nar Shadaa. Acabas de consumir el último crédito que te concedió ese usurero Iktotchi, en uno de tus pasatiempos favoritos y necesitas trabajo. Afortunadamente sabes donde encontrarlo y rápido, aunque las últimas noticias que tienes es que no hay demasiado debido al bloqueo de la república en el espacio Hutt. De todas maneras, si no cobras no podrás pagar a quienes debes dinero y, tener a gente como tu buscando tu cabeza, no es agradable.

La zona de comercios cercana al espaciopuerto diecisiete es mas tranquila que otros lugares. Allí la gente va a hacer negocios o comprar material sin meterse en problemas. Borta H´uun es quien controla esa zona, y dicen que no le gusta que haya problemas. También dicen que le da de comer a sus sabuesos Kath con los restos de aquellos que le desobedecen.

Para aquellos que no disponen de un refugio adecuado, las diversas tabernas y cantinas son la opción más aconsejable y barata. Para quienes han elegido una vida al margen de la ley, la taberna El Colmillo de Sarlacc es todo un referente donde hacer negocios y encontrar trabajo. Allí la competencia es dura en estas épocas de cambios, pero las airadas palabras solo pueden llegar a las manos, pues Gruuk, un enorme wookie y dueño de la cantina, prohíbe los blásters en su interior. Y se rumorea que no serías el primero al que desmiembra, por saltarse esa norma.

Maldecía. Maldecía entre dientes. Se había quedado tirado en aquel antro infecto del borde exterior. "La luna del contrabandista" la llamaban. El infierno, más bien. Lugar deleznable entre todos los deleznables lugares que existían en la galaxia. El verdadero Imperio hubiese evitado mucho de aquello , rumiaba entre dientes.

Y es que la última pista acerca de su investigación había acabado en un pozo. Literal. Ese contacto estaba muerto, por razones desconocidas. Y se había llevado la pista al fondo del pozo. Y su transporte se había ido sin él. Mierda. Recitó entre dientes. Estaba atrapado en aquel agujero de infraseres... Y el dinero estaba casi agotado.

En algún otro momento, ya había visitado el Colmillo de Sarlaac. Breve. Rápido. Una copa. De vuelta al viaje. Poca gente. Aún menos gente válida. Esa vez, tendría que entrar, y buscar una forma de continuar su búsqueda, su Plan. Necesitaba dinero, transporte, lo que fuera. Abrió la puerta. 

El lugar estaba igual, semi vacío. Aquel wookie bestial seguía tras la barra. Entró, y se dirigió a los taquilleros. Hasta ahora no había tenido problemas. Busco su taquillero de siempre, y lo encontró ocupado. Torció el gesto. Puso su arma en la de al lado. Y se puso a mirar dentro de la cantina. Taberna, se corrigió mentalmente. No estaba ya en el ejército. Al fondo, dos bith movían las cabezas animadamente junto a unas bebidas rojas fosforitas. Varios humanos estaban repartidos por alguna mesa y otros en la barra. Alguno, durmiendo la mona. Allí, un quarren charlaba con el dueño. 

Se acercó. Puso una mano sobre la barra, le pidió un trago al wookie, de lo más fuerte del día, y le dijo:

-Tengo que preguntarte algo, así que ven lo antes posible para charlar, Gruuk

Kemlo entro por primera vez en el Colmillo, se acerco a los casilleros, y ahí estuvo colocando cosas durante varios minutos. De echo, otro cliente había entrado y había pasado de largo.

Cuando termino de colocar todas sus cosas de “valor” se giro hacia la cantina, estaba menos abarrotada de como esperaba, pero también era cierto que era temprano. O tarde, según a quien le preguntaran.

Un robot de esos con bandeja en la cabeza se acerco, y empezó a pitar. Los ojos negros e insondables del Bith lo miraron, y cuando termino, solo dijo.

No.

Luego deambulo por la cantina de manera errática. Estaba buscando a alguien, era muy fácil de deducir. Pero no terminaba de decidirse en quién podía ser.

Aquel ser con la capucha en la esquina bebiendo solo. Tétrico, clásico, pero poco probable. Le habían hablado de un trabajo, uno serio. Y vestirse de esa manera en una esquina era sin duda, la peor manera de no buscar que alguien cotilleara.

Otro par de congéneres estaban disfrutando de la música. Odiaba la música. Y odiaba que siempre lo trataran como si fuera un músico. Él solo sabia de una nota, una aguda y fuerte. Ellos no eran el contacto. Seguro que eran músicos. Putos musicos. Putos Bith musicos.

Finalmente llego a la barra. Se apoyo, y espero tranquilamente a que le tomaran la comanda. 

El wookie hizo un gesto de estar ocupado, o así lo interpretó Pittien. Se puso a esperar, mirando nuevamente a su alrededor, mientras bebía un largo, lento y profundo trago a su bebida. Intentaba que no se le viera demasiado la cara. Nunca se sabía quién podía estar mirando. 

De hecho, había un bith mirando. Uno que no estaba cuando había entrado. Estaba mirando a los otros bith, con una expresión cercana al asco. Los bith eran músicos. Este no lo parecía. Pittien giró la cabeza, no quería que este supiera que le había estado mirando. Suspiró. Maldita sea. Odiaba esperar.

El enorme wookie dejó de charlar con el quarren que salió inmediatamente de la cantina. 

Sus mas de dos metros y medio de altura le situaban bastante por encima del "retirado" capitan. Era imponente, de hombros anchos y mirada feroz capaz dederretir el hielo de hoth con una mirada. Se decía que había sido soldado, aunque no se sabe en que guerra. Las marcas y cicatrices le habían arrebatado un ojo, el izquierdo, que suplantaba con un implante.

-<¿Grwow?>. - Su tono era serio y enfadado. De hecho, hasta para preguntarte que querias de beber parecia que siempre estuviera enfadado. 

Gruuk tardó unos instantes más en ir a hablar con él. Sabía que era un antiguo capitán imperial, y por ello le quería intimidar cada vez que le veía. Pittien siempre le aguantaba la mirada, pensando: escoria wookie, lastima que el buen Imperio no terminase su buen trabajo. Era su modo de vivir. Todo ahora era malo. Pfff. Esa vez no fue diferente. Se le acercó enfadado por segunda vez, tras la que le había servido la bebida. 

Le habló. Tenía ese feo e indecente idioma (si se le podía llamar asi?) muy oxidado, pero entendió que le preguntaba lo que quería. O algo parecido. Se lo dijo claramente y en voz baja.

-Necesito salir de aquí. ¿Sabes de alguien que me haga un pasaje realmente barato? O, alguien para conseguir dinero. O mejor, ambas cosas en una sola persona. Tu sabes siempre de estas cosas, así que te invito a un trago mientras me señalas a algo o alguien.

Estaba cansada y algo dolorida. Amber se paró un momento antes de entrar en la taberna para leer el cartel, siempre le pasaba lo mismo, intentaba imaginar como se le habría ocurrido al dueño el nombre del local y que historia habría tras ese cartel luminoso.
Finalmente entró y dejó con sumo cuidado su vieja pistola sujetándola con dos dedos de forma exagerada y, mirando en todo momento al Wookie. Asentía levemente como queriendo indicar que acataba las normas. Cerró la taquilla y mostró sus manos ya que no quería tener problemas, ese día no.
Avanzó hacia la barra mientras estiraba su espalda colocando sus manos en las lumbares, poco sutil, pero era una buena forma de ver a las personas que se encontraban en la sala. No eran muchos, no eran muy habladores, no sabía muy bien si aquello era una buena señal pero quizás era la oportunidad de regresar con algún encargo nuevo y matar dos pájaros de un tiro.
Ponme algo templado, estoy molida de pilotar mi carguero- Amber no era tonta y sabía que más de uno la escucharía. Una nave, una piloto con pocos escrúpulos y un lugar atestado de delincuentes hacían la combinación casi perfecta que terminaría en un intercambio de créditos después de un regateo.
La joven enmudeció cuando el wookie se acercó, tener que levantar tanto la cabeza para mirarlo la sorprendió y comenzó a realizarse una coleta para disimular -Este tipo es enorme, normal que no haya jaleo en su cantina- Se giró apoyándose con la espalda en la barra y se limpió la mano del polvo que había adquirido al tocar el taburete que tenía justo a su lado -Que acojedor- Sonrió mirando al Humano que tenía cerca y que mantenía una conversación con el camarero, quería ver si realmente le entendía.

Tenia que encontrar un trabajo, o si no unos cazarecompensas iban a ser una variante de mi juego favorito, pero esta vez yo iba a ser la presa, lo cual era una ironia, por lo que no iba a dejar que nada ni nadie me evitase un buen trabajo, por lo que entro en Colmillo de Sarlaac, y aunque me cueste, dejo mi blaster de caza, y solo me llevo la pistola deportiva, no iba a dejar lejos de mi algo con lo que defenderme, puede que no fuera mucho mas habil que con mi arma de cacería, pero era mejor que armarla por saltarse la regla de las armas, por lo que voy a la barra y empiezo a observar al resto de personas, puede que alguno fuera un potencíal cliente... o una presa.

<¿Crees que necesito que me inviten a un trago?>. Respondió el wookie. -<Últimamente todos quieren salir de aquí desde que la república patrulla est...- El wookie se quedó a medias cuando una mujer humana que se sentó a vuestro lado le pidió algo de beber.

-Ponme algo templado, estoy molida de pilotar mi carguero.-

El wookie miró a la mujer humana y siguió hablando con aquél hombre.

<Puede que hoy sea tu día de suerte, capi.> El wookie se alejó de los humanos, invitando a que conversaran. Mientras, se dirigió a un bith que estaba sentado en otro lado de la barra, absorto en sus pensamientos.

<¿Y tú que quieres?>

El wookie siempre tan amable, pensó Pittien. Muy amable. Que desperdicio de mano de obra... Al menos estaban de acuerdo en que la "Nueva" República sólo hacia que la gente estuviera mal o quisiera huir. Lo masculló a media voz entre los gruñidos-charla del wookie.

-Asco del nuevo régimen...

Pero el wookie se paró a media frase. Una mujer humana estaba intentando entablar conversación con él, y el wookie le invitó a ello. Casi tan alta como él, era joven y desde luego, no tenía miedo. Había entrado gritando a los cuatro vientos que era poseedora de una nave. Algo pensaría. Por lo pronto, Gruuk el gruñón se había ido. Eso sí echaba de menos del servicio, las cantinas bien atendidas. Que agujero era la luna del contrabandista. 

Se giró hacia la muchacha, que le dijo una frase para iniciar conversación. Si tenía nave... Quizás necesitase alguien para ella. Y con suerte, hasta ganaría algo de dinero. 

-​​​​​​-Si, el amigo Gruuk hace de este local algo exageradamente acogedor. Digno adjetivo para el precioso nombre de este bar, joven piloto. 

Y habilidosa, mucho, me atrevería a decir- Amber giró el cuello para hablar mirándole a los ojos a aquel humano -Este lugar es tranquilo, algo que se agradece y dejar las armas allí- Señaló las taquillas mientras se acercaba a su nuevo “amigo” -La hace algo más segura ¿No?- Sonrio mientras sujetaba con ambas manos el recipiente con la bebida que le había servido el wookie -Parece que la mayoría de los que están aquí pueden decir que han estado en antros peores que este. Detrás de cada vaso, cada parroquiano podrá contarnos mil batallitas, más de la mitad cla as, seguro. La mayoría presumiría de que en un pasado fue alguien importante, que tuvo mala suerte... Las mismas excusas siempre. Pero yo no. Mi nombre es Amber y siempre he sido la misma, una buscavidas que me gano el pan como mejor puedo. Ahora soy... Transportista, fiable y no hago demasiadas preguntas- Miro en dirección al wookie -¿De que estarán hablando esos dos? En un lugar como este, cuando alguien te susurra al oído es porque se van a mover créditos

-Si, el lugar es seguro... Hasta que alguien se salta la norma. Yo una vez vi lo que pasaba...

La joven hablaba, hablaba, hablaba. Tenía vida en su cuerpo. Lo que decía era cierto, la mitad de aquellos, o más de la mitad. O vamos, casi toda aquella recua de despojos galácticos mentían cuando hablaban de si mismos, de sus batallitas, de su suerte adversa en el mundo... Sin embargo el dijo, murmurando mientras ella hablaba que:

- Quizás alguno que no cuenta tuvo interesantes vidas pasadas ...

Ella seguía hablando. Bueno, Amber seguía hablando. Piloto. Decía que buena, que fiable. Sin preguntas. Eso se convertía en caro. Había visto muchos buenos pilotos, y mucha mala suerte en ellos. El Universo no era justo. Asco de Universo. Hum...

-Lo justo es que me presente. Pittien. Ahora mismo, quiero salir de aquí. Ofrezco mi ayuda si la necesitase alguien. 

La miró. Asintió cuando decia lo del Bith y el Wookie. Hablaban de dinero. Y eso, ahora, le interesaba...

El bith no intento siquiera entender al wookie. Sabia que él podía entenderle, y eso era todo lo que necesitaba. 

Busco trabajo. Me han dicho que este es un buen lugar para encontrarlo. Si me señalas un posible negocio, te dejare unos créditos. Sin ruido, sin complicaciones. 

El bith hablaba sereno, sin inmutarse, aunque para ser sincero la cara de un bith nunca era especialmente expresiva. Así que pasar entender que pasaba por la cabeza de uno, solo se podía usar el tono de su voz, y su lenguaje corporal. 

Y este era extraño, pues no expresaba nada. Y para colmo de males, no había pretendido hablar tampoco en susurros. Sabia que los que estaban en la barra escucharían su conversación, y no quería que empezaran con las chorradas de las suspicacias y los malos royos.

Ya había tenido mucho de eso en su ultimo trabajo. 

Una mano se posa en tu espalda. Y te empuja a un lado.

-Aparta amigo. Estás bloqueando la entrada.-

Un grupo de seis Niktos comenzaron a entrar en la taberna riendo a carcajadas y alegres. Parece que celebran algo.

De pronto un grupo de una raza conocida como Niktos, de piel amarillenta, ojos grandes sin pupila y pequeños cuernos alrededor de su osamenta entraron en la taberna. Hacían mucho ruido, riéndose y bromeando.

-Gruuk, prepara cerveza corelliana, estamos en racha.-  Dijo uno de ellos al wookie, el cual, no pareció inmutarse.