Partida Rol por web

Ormin comenzó a balbucear en sueños lo mismo que sus compañeros

-Do vivía Solinari…Echarlo al lago- El druida había caído exhausto y rivalizaba con el humano en su capacidad de dormir.

Mientras tanto Jaenis se felicitaba de haber recuperado a Suindhel a su forma élfica.

-Viene la sombra blanca, Ya viene- murmuraba ahora el viejo druida. -…Se van a comer a Trigsi y el señor Gómez- Ormin se levantó con los ojos desorbitados. –¡Mis ratas!¡Aparta Suindhël. La serpiente se come mis ratas!- Dijo apartando al túnica blanca de su camino para legar hasta su zurrón. El druida se detuvo algo confuso y señaló a su amigo. –Ehh…Hola Suind. Me alegro de verte con piernas y esas cosas. Supongo que ya no te vas a comer a mis roedores.- Reflexionó masajeándose la cara y quitándose las legañas. –Qué dolor de cabeza. ¿Cómo he llegado aquí?-

Todos empezaron a relatar sus sueños y Ormin coincidió con la interpretación de sus compañeros. –Si. Al norte habrá un tesoro de plata “en salas escondidas” protegidas por un guardian.  Chislev pide que sacrifiquemos ese tesoro arrojándolo al lago. También he vuelto a soñar con una sombra blanca que cubría de escarcha mi patria…Era como la pesadilla, pero esta versión era una llanura de hielo desolada.- El Kalanesti levantó la mirada para preguntar a Falin -¿Qué balanza sería esa?¿Salvaremos un bosque para que muera otro? Ruego a Chislev que no permita algo así.- Susurró atormentado.

El pícaro repitió las primeras estrofas del sueño. No resolvían los temores del kalanesti, pero apuntaban dónde comenzar su búsqueda final…Si es que eran capaces de interpretar su significado.

-Solinari… Solinari. ¿De dónde viene el nombre de esa luna?-

Xadrielie durmió como un tronco. Al despertar todos hablaban sobre un sueño. El mismo sueño. Ella no había soñado nada. Al menos no recordaba haberlo hecho y menos un sido profético. No obstante sus compañeros hablaban de una especie de cancioncilla.

Fuera como y estaba algo desconcertada, aunque se le pasoyde golpe al ver como de nuevo Suindhël volvía a ser Suindhël y había perdido su aspecto de víbora repugnante. La sacerdotisa se alegró mucho de volver a ver a su amigo en su aspecto natural y le dio un abrazo. 

- Menos mal que estás de vuelta. - Le dijo. 

Fue entonces cuando se centró en lo que les importaba en esos momentos. Aquel sueño profético que ella no había creído tener. Hablaban de un tesoro escondidos, de tirarlo al lago, de balanzas y de la luna Solinari. Ormin preguntó por ella y Xadrielie se puso a pensar.

Aquella noche había sido tan placentera que el solámnico por un momento pensó que estaba en los aposentos del castillo de su padre, durmiendo a pierna suelta como un infante sin preocupaciones. Sin embargo, más allá de esa primera sensación de confort, Galahad tuvo un sueño de lo más extraño, una voz le hablaba en verso, a la misma vez que escenas de silvanesti restaurado, balanzas y el firmamento.

Es por ello, que el caballero dio un fuerte respingo que le hizo despertarse inmediatamente, y ser consciente de que todo era un sueño; sin embargo, al contrario de lo que solía ocurrirle lo recordaba todo perfectamente, mas de momento no dijo nada, se limitó a recoger todo, darle las gracias a Thyla por su sortilegio térmico y disponerse a llegar a tierra firme. Allí ocurrió el milagro, entre Jaenis y posteriormente el reconvertido Suindhël consiguieron disipar la maldición que le afectaba, y aunque Galahad no entendía nada de cómo lo habían hecho, se alegró de tener de vuelta a un compañero más, por lo que dijo:

-Encantado de tenerte de vuelta, ha faltado poco para quedarte eternamente como serpiente, pero al fin pudimos llegar a nuestro objetivo en el momento acordado -expuso sin saber si eso había tenido algo que ver en que el túnica blanca haya podido recuperar su forma.

No obstante, antes de ponerse a examinar la zona todos los presentes empezaron a hablar del sueño que habían tenido, y era exactamente igual que lo que recordaba el solámnico, por lo que decidió intervenir diciendo:

-Yo también he soñado lo mismo -aclaró a la vez que cogía confianza para sincerarse con sus compañeros- y sí, mi lectura es la misma que la vuestra, hay que recuperar aquello que nos ha pedido supuestamente Chislev y arrojarlo al estanque, en cuanto al lugar de los salones abandonados, quizás lo mejor sea dejar que Ashe hable, es la que mejor conoce el bosque de nosotros, y si hay algunas ruinas cercanas podrá decírnoslo -expuso esperando que la exploradora se pronunciase, aunque a juzgar por su silencio no parecía tener nada que aportar- no obstante, en cuanto a las indicaciones que da, no soy ningún experto, pero yo creo que se refiere a seguir por el cielo el lugar por el que se oculta la luna Solinari, siguiendo esa estela deberíamos llegar, pero no estoy seguro de que sea exactamente eso -concluyó intentando dar algunas ideas pero teniendo en cuenta que no era ningún estudioso, lo más seguro es que se tratase de deducciones más elaboradas.

El Túnica Roja pone los ojos en blanco y sonríe divertida al ver a su compañero mago comer a dos carrillos después de haber logrado recuperar más o menos su apariencia.

—Ver que has recuperado el apetito es para mí suficiente gratitud —comenta con ironía, ocultando así lo impresionada y envidiosa que se ha sentido por la espectacular precisión con que su homólogo Túnica Blanca se ha librado del sortilegio que le mantenía cautivo dentro del cuerpo de una serpiente.

Todos escucháis el relato que os cuenta Suindhël, todavía con la boca llena, acerca de la profética visión que según él le ha visitado esta noche. Un sueño de lo más curioso porque muchos de vosotros recordáis haber tenido uno similar, como os confirma Jaenis.

—Yo tuve exactamente el mismo sueño que Suindhël y parece que también el mismo que hemos compartido muchos de nosotros, aunque no recuerdo nada sobre ninguna sombra blanca, ni sobre la escarcha. Y soy realmente buena recordando cosas.

Comenta la maga humana, mirando con escepticismo a Ormin, pensando que posiblemente todavía se encuentra bajo los efectos secuendarios de alguna seta alucinógena.

—Lo que es seguro es que quienquiera que nos haya enviado ese sueño, o visión, o encantamiento o lo que demonios sea es alguien que posee unos poderes superiores a los míos. Y lo que es seguro también es que quiere que vayamos a un sitio al que no se atreve a entrar, lo cual no pinta nada bien. ¿Quién tiene un mapa de Silvanesti?

La exploradora semielfa saca uno bastante manoseado de su mochila, que ha conocido tiempos mejores.

—Me temo que las ruinas no son mi fuerte —reconoce Ashe—. Hay muchas en estos bosques, pero no sabría deciros si alguna estuvo consagrada al dios de la magia blanca.

—Buscamos un sitio donde Solinari estuviera presente —insiste Jaenis, mirando significativamente a Suindhël en busca de una solución por su parte—. Una escuela de magia o un templo tal vez. Un sitio que haya sido abandonado, probablemente a causa de la Pesadilla.

Meditas sobre la pregunta de Ormin y la luna blanca. Y también sobre las teorías de Jaenis.

Solinari la luna.

Solune.

Recuerdas haber oído hablar de unas ruinas bastante conocidas, situadas a unas cuarenta millas al suroeste de Silvanost. Unas ruinas con ese nombre, muy anteriores a que Lorac Caladon desatara la Pesadilla sobre tu patria. Nunca has estado allí, ni sabido qué había en ese emplazamiento, si es que alguien lo sabe. Quizá nada. Tal vez, un tesoro oculto de incalculable valor que nadie ha reclamado hasta ahora.

Meditas sobre las teorías de Jaenis y lo cierto es que encuentras en ellas cierto sentido. Desde que se conservan escritos, los silvanesti siempre han rendido culto a los dioses de la Luz y no es inverosímil suponer que pudo haber en el pasado santuarios erigidos en honor a la luna blanca que hoy se hayan olvidado.

Los tesoros arcanos conocidos están bien catalogados por magos de Alta Hechicería de la Casa de Mística y difícilmente te los entregarán tus superiores para que los sacrifiques a una diosa de la Neutralidad. Pero si hay otros secretos que han pasado inadvertidos para ellos... ¿Quién podría reprochártelo?

Hechizos desconocidos, artefactos poderosos de la antigüedad, conocimientos perdidos... ¿Quién sabe qué podríais encontrar en un lugar así? Y a cambio de semejante botín, Chislev podría quedarse con toda la plata que quisiera.

- La referencia a la plata parece clara, diría que es lo que tenemos que sacrificar... Jaenis creo que ha enfocado correctamente el tema, Solinari era un dios de la magia buena, así que seguramente es un lugar donde se le rendía culto. Y diría que al norte por el sendero que aparece al principio del sueño. Restaurar ese equilibrio parece que implica ofrecer a la diosa de la neutralida lo que seguramente fue ofrecido a Solinari.

Suindhël, como túnica blanca, se sentía más cerca de Solinari por supuesto pero en esta ocasión tenía claro que necesitaban a los dioses neutrales para restaurar Silvanesti. La plata era algo tan mundano, tan sacrificable, que era lo que menos le importaría sacrificar de todo lo que podría aparecer en un templo dedicado a la magia benefactora.

- Hablando de ruinas... - Intervino una pensativa Xadrielie. - Recuerdo que a unas cuarenta millas al suroeste de Silvanost existen una ruinas a las que llaman "Solune". Son muy anteriores a las que Lorac Calado desatara la pesadilla. - Comentó apuntando con el dedo hacia el infinito. - Podría coincidir con el lugar al que debemos ir. - Miró a Ashe. - Tu eres la guía. ¿Podrías cuadrangular en el mapa y ver si es posible que el lugar a donde tenemos que ir?

—¿Solune? No he estado nunca, pero sé dónde está. A unas tres o cuatro jornadas de donde nos encontramos teniendo en cuenta lo que nos ha acostado avanzar cada día. Ahora mismo debemos estar en algún lugar de por aquí —comento, señalando un punto en mi viejo y estudiado mapa—. La verdad es que no hemos pasado lejos de las ruinas y es una pena que no supiéramos que tendríamos que pasar por allí.

»Lo que más me preocupa es que no consigamos ir y volver a tiempo para la celebración del ritual, pero aquí los Magos de Alta Hechicería tienen mucho más que decir que yo sobre cuándo será el momento propicio. Si todos pudiéramos ir volando a lomos de un murciélago gigante, como hace Ormin, supongo que podríamos estar allí antes de que anocheciera.

Miro esperanzada a mis compañeros, muy poco deseosa de volver por donde hemos venido. Entre tantos practicantes de magia arcana y divino, espero que alguno sea capaz de sacarnos volando de aquí, o teleportándonos o... lo que sea. Cualquier cosa con tal de no volver a cruzar esa jungla plagada de repugnantes hombres-serpiente, dragones verdes y quién sabe qué más.

Intentas hacer memoria pero, aunque estás familiarizado con los dioses de la Luz, los caballeros de Solamnia desconfiáis de la magia arcana, incluso receláis de la de los seguidores de Solinari.

Y tampoco conoces tan bien las herméticas tierras de los elfos silvanesti como para saber en qué antiguas ruinas adoraban al dios de la luna blanca pero, viendo el mapa de Ashe, parece claro que Solune no es ningún lugar olvidado si aparece marcado en él.

Galahad escuchaba atentamente las ideas propuestas por Xadrielie y Ashe, debatiendo sobre la mejor vía de ir a Solune, pero él se percató de algo que quizás tuviera importancia, por lo que respetando el turno de palabra, en cuanto se hizo un silencio, le dijo a los demás:

-Lo que proponéis parece tener bastante sentido, y yo siendo un ignorante tanto en temas arcanos como en la geografía de vuestra patria, tengo que decir que si la ciudad de la que habla el poema es una ruina y además olvidada, ¿no se supone que no saldría en ningún mapa? además, si está tan lejos de aquí y no daría tiempo para realizar el ritual o una de dos, o a Chislev o quien sea que nos mandara el sueño no le importa la fecha en la que volvamos, o por contra sí le importa pero el lugar está mucho más cerca de lo que pensamos -concluyó dando su punto de vista esperando sopesar todas las opciones antes de que el grupo se decidiera por algún lugar.

La visión del mapa de Ashe trae a tu memoria recuerdos de tu propio mapa. Cuando os encontrasteis con la vieja flautista kalanesti ella os dio indicaciones de cómo llegar hasta este lugar y también os habló de otra cosa que no terminas de recordar pero que anotaste.

Rebuscas en tu mochila y desenrollas el pergamino con las anotaciones que hiciste hace apenas una semana en él de tu propio puño y letra:

- Igual, si los arcanos estudian sus libros durante unas cuatro horas para memorizar entre todos seis conjuros de volar, podamos hacer el recorrido hasta Solune de forma rápida y para regresar, igual podríamos hacer lo mismo. - Propuso la sacerdotisa. - Es cierto que dedicaríamos gran parte de los esfuerzos arcanos en esa tarea, pero es la mejor manera o al menos la más rápida de ir y volver de allí que se me ocurre. - Explicó. - Así comprobaríamos si Galahad tiene razón y puede que aún nos quedara tiempo para emprender otra búsqueda en caso de que la clave no estuviera en Solune. - Miró entonces a Jaenis y a Shüindel. - Porqué... ¿de cuanto tiempo disponemos como máximo? - Les preguntó.

Suindhël removió su mochila de nuevo, y sacó su propio mapa donde había anotaciones a mano de su propia letra.

- Me había olvidado de esto. Aquella flautista nos había dado indicaciones y anoté las cosas a mano. No sé por qué no lo había recordado hasta ahora, al parecer la pesadilla también afecta a mi memoria... Pero curiosamente tenía anotado tanto este templo de altos árboles como el templo a Solinari. Podemos fijarlo con un poco más de precisión. Respecto a ir volando, veo dos problemas... uno ineludible es que yo no conozco ese conjuro, así que... o dedico horas a estudiarlo y anotarlo en mi libro de conjuros, o no podré lanzarlo. Y aunque estuviésemos dispuestos a eso, está el tema no menor del dragón verde que sigue por ahí y contra el que no me gustaría enfrentarme, y menos en su propio terreno.

- Lo tenemos bastante difícil entonces para llegar hasta allí a tiempo. - Miró Jaenis. - A no ser que lo puedas hacer tú. - Volvió a mirar a Suindhël. - Lo del dragón e cierto, pero... ¿Se te ocurre otra forma de llegar tan rápido? - Miró a su alrededor. - ¿Se me ocurre a alguna alternativa? ¡El tiempo apremia!

—Suindhël calculó que el momento idóneo para la celebración de cualquier ritual fue anoche, porque Lunitari y Solinari estaban llenas mientras que Nuitari estaba en fase de luna Nueva. Y, por el sueño que hemos compartido, está claro que anoche fue un momento propicio para nosotros. Esta noche y mañana también, las lunas de nuestros dioses todavía estarán llenas y la magia de los Túnicas Rojas y Blancas seguirá siendo particularmente poderosa. A partir de entonces, nuestra magia decrecerá, aunque no tengo forma de saber si eso influirá de algún modo en la buena disposición de Chislev o no lo hará. En principio, pienso que no, pero desde luego no mejorará nuestras posibilidades de sobrevivir a los peligros del bosque.

»Por lo que respecta al conjuro de volar, es verdad que forma parte de la clase de hechizos en los que estoy especializada pero reconozco que nunca me he interesado en aprenderlo e incorporarlo a mi grimorio. Y no lo he hecho precisamente porque no permite hacer vuelos de largo recorrido, sino volar apenas unos pocos minutos. Dudo que incluso el mismísimo Justarius pudiera permanecer en el aire ni media hora con un hechizo tan básico.

»Esa no es una opción para nosotros, pero tal vez podamos encontrar y convencer a algún habitante del bosque para que nos ayude. Posiblemente no un dragón, pero las águilas gigantes y los grifos han sido tradicionalmente amigos de los elfos. Para eso hemos traído a Ormin con nosotros, ¿no?

- No tengo ninguna solución alternativa a caminar, lo siento -respondió lacónico el túnica blanca.

- Todo está en tus manos entonces, Ormin... - Comentó preocupada Xadrielie. - Cada vez tenemos menos tiempo y si tenemos que ir hasta Solune para encontrar el cofre y regresar, perdernos demasiado tiempo. - Chasqueó la lengua cabizbaja. - De no hallar un método para ir y volver rápidamente, me temo que perderemos la oportunidad de hacer lo que se nos mandó. - Miró seriamente al druida. - ¿Puedes pedir a los animales que nos lleven? - Le preguntó sin demasiada de, aunque con evidente desesperación. Era su única opción viable...

- Pero... ¿sabemos a ciencia cierta que Chislev solo aceptará nuestro ofrecimiento en los próximos dos días? Quizás solo necesitaba que estuviésmos hoy aquí, a tiempo, para poder enviarnos esos sueños. Pero una vez entregado su mensaje en el momento propicio, aceptará la ofrenda dentro de tres o cuatro días, cuando estemos de vuelta.