Partida Rol por web

Plantado en aquella curva, desde la que se dominaba el campo plagado de hebras amarillas, quemadas por el sol del verano, que habia antes de llegar a la Villa de Delembert, el grupo debatía sobre la idoneidad de ir todos, o no, a la misma. Las dudas sobre como les recibirían, en especial a los Draconianos, y, sobre todo a la Tiefling parecían pesar como una losa frente al Documento que portaban, que los situaba como embajadores de la Ciudad de Solace, a la que la villa debía rendir cuentas.

Baigron no podia quitarse de encima la sensacion de que algo, o alguien, los habia venido vigilando desde que salieron de Solace, y, al parecer Zoak tenia ahora la misma sensación.

El fino oido de Desdémona fue el primero que escucho el rechinar de unas ruedas contra el duro y seco suelo de finales de Julio. En un momento, por el camino por el que habian venido, vieron que se acercaba una carreta, medio llena de cebollas y patatas, tirada por un buey casi tan viejo como el labriego humano que se sentaba en el pescante, cuya agrietada cara desmentía el lustroso negro de su pelo en la cabeza, aunque la barba, larga y descuidada, sí estaba teñida del gris que daban los años. A los pies del carromato, venia trotando un perro pastor, blanco y negro, con la mirada pasando de uno a otro estímulo que le iba saliendo por el camino. En menos de 2 minutos, el carromato que se acercaba a la villa pasaría por el punto en el que el grupo debatía...

Rompiendo el silencio, el monje miro seriamente a todos los presentes, exclamando:

Bueno! Saldremos rápido de dudas, al ver que se acerca un lugareño en un carromato, preguntemosle.

Creo que es lo más acertado, así que esperemos y dialoguemos con él!

Respecto a ti Desdemona, señalandola con un dedo, permiteme decirte que lo último sería que te quedaras sola, ya que el enemigo estará al acecho esperando su oportunidad!

Me reafirmo en seguir juntos en esta ocasión!! Con Absoluta certeza!

Zanjando la discusión.

 Me apresuré a mirar a mis compañeros y les dije, apremiante, en voz baja:

 - ¡Rápido, esconderos!. Hablaré con ese hombre y, según lo que me responda, veremos si vamos todos juntos al pueblo o no...

 Confiaba en que las respuestas del anciano sirvieran para despejar nuestras dudas acerca e como serían recibidos los caballeros, los draconianos y Desdemona.

 Miré a Kartag y añadí con seriedad:

 - Si no tienen buena opinión de los caballeros o los draconianos, no conviene que ese hombre vaya pregonando que un grupo de ellos va rondando e pueblo.

Divertida tiro de la mano de Tarben y lo llevo con ella a esconderse tras un matorral y con un dedo le dijo -¡¡Shhhh!!- sonriendo, parecía que echaba de menos algo de acción.

Estaba preparandose para soltar uno de sus tremendos discursos, cuando la dama lo agarró.

La sorpresa fué tal que no pudo hacer otra cosa que seguirla con cara de descolocao....

La idea de anubis era buena, pero...quizás no es la manera en la que pensaba hacer eso...

Baigron siseo suavemente ante la llegada del nuevo carro, topando cobertura en el carro en el que había llegado el grupo, sentándose en el interior junto al resto de posesiones y esperando tranquilamente a que uno de los hechiceros se hiciera cargo lo averiguar hasta que punto el pueblo era un lugar hospitalario para todos.

¿Quería Baigron entrar al pueblo?, como bien había dicho el minotauro, cerveza y comida decente eran siempre mas que bienvenidas, a pesar de que realmente el era una criatura frugal, muy poco dada a los excesos.

Sin embargo, Baigron no estaba tranquilo, algo los vigilaba, no sabia que era, ni donde estaba, pero Baigron sabia que los ojos de un depredador estaban sobre el...no era una sensación tranquilizadora.

Leviathan, Kartag, Baigron y Zoak, están de acuerdo en seguir y entrar en el pueblo y son, curiosamente, los humanos, Anubis y Tarben los que más problemas ven. Desdémona autodenominándose Demonio tampoco ayuda demasiado así que allí parado es lo primero que tenemos que cortar de ahora en adelante.

- Vamos a ver, intentemos no parecer pollos sin cabeza, lo primero, Desdémona, si os podéis referir a vos misma como cualquier otra forma que no sea demonio, sería de gran utilidad. Entiendo vuestro legado, pero dista mucho de la realidad- si fuera un demonio maligno no habría visto otra mañana después de encontrarla- tened esto presente- me dirijo a los tres que quieren que nos separemos- no estamos en una misión normal, seguimos unas indicaciones cuanto menos muy imprecisas, para los que creemos en los dioses, notamos una mano que nos guía con misteriosos hilos, esos mismos que juntaron nuestros caminos para ir todos juntos. ¿Y si los draconianos están aquí para provocar cierta reacción que será la que nos lleve al siguiente paso? no podemos saberlo. Esto no es un parlamento de pueblo- aunque si lo fuera también tendríamos mayoría- de ahora en adelante, según dicta la visión y el propósito de nuestro viaje. Seguiremos siempre juntos, pase lo que pase, y venga quien venga. Se acabó el separarnos nunca más. No digo que vayáis provocando, una simple capa para minimizar impacto es más que suficien...

En ese momento la maldita DEMONIO se esconde corriendo en los arbustos, con el arrojado escudero de Solmania.

Me quedo durante unos segundos petrificado, ¿pero es que esa chica nunca se toma nada en serio? ¿y arrastrando a un caballero a esconderse? Miro a Anubis con el ceño fruncido.

 Mirando a Leviathan con una sonrisa, me encogí de hombros, indicándole que, a estas alturas, lo mejor era seguir mi plan y evitar males mayores. Luego ya decidiríamos si seguir juntos o no...

Pongo los ojos en blanco y me apoyo en mi espadón... que cansado estoy de repente...

Zoak permaneció en su sitio.

No me esconderé como un asqueroso kobold. Los humanos están acostumbrados a entablar relación con todo tipo de razas y los minotauros llevamos mucho tiempo aquí también.

El testarudo bóvido se estiró cuan largo era esperando la carreta y a su anciano ocupante.

 Miré a Zoak suplicante:

 - Por favor, piensa que estamos tratando con un túnica negra, por lo menos. Cuanto menos sepa de nosotros, mucho mejor...

Con un lento traquetear, la carreta tirada por el viejo buey fue acercandose, insufibremente lenta, hasta la posicion que ocupaban Anubis, Leviathan, Zoak y Asthor, que no sabiendo muy bien a qué atenerse, decicidió qudarse donde estaba, sentado en el pescante de la carreta, cuya lona cubría la posición de Baigron, que, junto a los dos goblins, permanecía en silencio, entre los bultos de equipaje. Quizá la mirada de hielo del Clerigo, o simplemente el instinto de supervivencia, pero el caso es que ambos goblins permanecían en un silencio sepulcral, con las manos atadas a la espalda.

Por su parte, Desdemona y Tarben observaban la escena desde detras de los matorrales que habia al borde del camino. El Aspirante a Caballero aun pensaba en qué tipo de magnetismo tenía la extraña planar para hacerle realizar cosas que aun no había pensado, y que en otras circunstancias no haría...

Solo una vista aguda, y una mente audaz podría darse cuenta de que un caballo, el del heredero de Crownguard, permanecía sin jinete, entre los de sus demas compañeros...

El perro blanco y negro es el primero en darse cuenta de lo que bloquea el camino y, dejando de perseguir abejas zumbando sobre las flores, se adelanta dos zancadas, y se planta, erizado como un puercoespín, enseñando los dientes, mientras un ronco gruñido brota de lo mas hondo de su ser. El viejo, guiñando sus achinados ojos, trata de enfocar la mirada hacia vosotros, y dice, dirigiendose en primer lugar al perro:

- Cierra el pico, "sacopulgas"!!, para luego observaros detenidamente, con el gruñido quedo del perro, que, mas bajo, sí, pero no callado, de fondo. Tras unos segundos, suspira y dice, dirigiendose al grupo visible, montado en los caballos:

- Vaya!! Quien iva a decirle a mi merced que vería "estrangeros" por aquestas tierras!! Padre comentolo, antes de fenecer: que algun dia, los "estrangeros" volverien... Que les trae por aquesta Villa?? Vuesarcedes deven ser hombres de mundo... Despues queda masticando algo que tiene en la boca, y que le tiñe de negro las comisuras.

 Le dediqué al campesino una reverencia y le respondí amablemente:

 - Saludos, buen hombre, somo viajeros que está viendo mundo y cuyo camino nos a conducido a este lugar, ¿podías decirnos que pueblo es este y lo que nos podéis contar sobre él?.

 Parecía, por su comentario, que no supieran los motivos de su aislamiento, aunque era precipitado sacar conclusiones.

El anciano parece meditar sobre las palabras que le brinda el mago, haciendo lo que pudiera parecer como que las masticara, mientras, guiñando los ojos, parece que tratara de diferenciar, realmente, con quien está hablando, aunque debe sufrir de miopía, a juzgar por como achina los ojos...

Leviathan se estaba impacientando un poco también antes las reservas del viejo, así que intervino para "ayudar"

-Vamos viejo que no tenemos todo el día- le comento- somos enviados de Solace, ¿con quien tenemos que hablar?- le voceo con mi vozarrón.

- Vaya con mi compañero...la que lleva liando en este viaje....

Llego a susurrar en voz baja desde el matorral.

Sonrió y susurro -Creo que le tendrá más miedo a él que a mi-

El viejo fija la vista en Leviathan, guiado por su vozarron, preñado de impaciencia, pero parece no sentirse agredido, pese a lo mal que suena su imprecación. Levanta ambos hombros durante un segundo, como el que acepta algo, y dice, en el mismo tono, mientras chasquea las riendas de su carro, indicando al viejo buey que debe iniciar camino:

- Solace, dice vuesarced?? Ese pueblo face tiempo que non nos visita!! Anhora he de tornar. Si yo fuere vuesarcedes, irie a la "fonda'l jabalí", aunque non alcanzo a imaginar que mandaos tenen vuesas mercedes en una villa como aquesta...

Tras lo que saliendose por el camino, inicia un rodeo a vuestra posición, saludando con la cabeza, con su sonrisa que le hace guiñar los ojos, mostrando arrugas como surcos a ambos lados de sus ojos. Durante todo el trayecto, el perro os gruñe, y al pasar a la altura del matorral donde se esconden Desdemona y Tarben, lanza una serie de ladridos, dejando claro que tambien los tiene localizados. Sin embargo, el viejo no da muestras de enterarse, pues solo le dice: - Tranquilu, pulgoso!! Deja en paz a los estrangeros!!

 Mientras el anciano se alejaba, miré a Leviathan, exasperado, preguntándome si la diplomacia había muerto entre los caballero en general o solo este en particular:

 - Bueno, ¿y ahora que hacemos?. ¿Liberamos a los goblins o los llevamos con nosotros?.