Partida Rol por web

Todos los enemigos habían caído y solo quedaba el mago rojo. Melrone avanza junto a Thorsteinn de forma precavida y se sitúa detrás de Glavra.

- Somos seis contra uno, podemos capturarle vivo. - Comenta a la semiorca y al otro enano, quienes se encuentran enfrente suya.

Por el momento, el anciano decide mantener las distancias por si debe curar a alguien.

Fivo solo vio cómo el mago rojo arrojó unos extraños polvos sobre Glavra al tiempo que huía de ella, provocando que la semiorca se retorciese y agitase su arma a ciegas sin encontrarlo. Estaba convencido de que la intención del mago era escapar, de modo que se apresuró a correr detrás suyo mientras tensaba una flecha en el arco.

Dailena ya les había advertido que el hechicero tenía algún tipo de protección mágica, pero el gnomo no tenía tiempo ni ideas para hacer algo contra aquello. Tendría que confiar en que la flecha fuese suficiente.

Al verme atrapada en una telaraña forcejeo tratando en vano de liberarme  -Malditos magos y sus trucos rastreros -Gruño enfadada al ver que después de todo aún se escapará con vida. Gruño, pataleo, estiro con rabia pero nada sirve para liberarme de aquella telaraña, al final solo consigo quedar exhausta ahí colgando de los hilos.

¿Ya te vas? ¿Pero no ibas a castigar mi insolencia?- Le grito al mago tratando de herir su orgullo para que cometa alguna estupidez. No debería ser difícil, los magos suelen tener un ego desmedido y además, es un hombre - Corre prestidigitador de tres al cuarto, corre, busca un rincón donde acurrucarte que te encontraré igualmente.  

Todo pasa muy rápido. El mago rojo lanza un hechizo y en cuestión de segundos desaparece, volviéndose todo muy confuso. Por suerte para él, aquellas telarañas no habían llegado a tocarle pero pudo divisar a Thorsteinn, quien parecía tener problemas para salir. La semiorca tendrá que apañárselas por si sola, no puedo meterme ahí. Pensó durante unos segundos mientras intentaba recordar algún pasaje de los diversos manuscritos que había leído en los que figurara un conjuro como aquel.

Viendo que su memoria había tenido días mejores, se acercó al enano y alargó el brazo para que este pudiera usarlo como apoyo para salir.

- ¡Thorsteinn, intenta coger mi brazo!

Después de la ardua lucha, me quedo un rato como bloqueada mirando todo a mi alrededor y comprendiendo que ha ocurrido. El mago rojo ha conseguido huir. En cierto modo me alegro, pues parece que sólo la semiorca había conseguido llegar hasta él y nuestro susodicho grupo parece algo oxidado.

Veo como el anciano se acerca al enano para ayudarlo a salir de esa maraña de telas de raña.

-Glavra, sigue el sonido de mi voz y tranquilízate-le digo pues la veo algo alterada-. El mago se ha ido y ahora tienes que salir de ahí. Me podré cerca tuyo para ayudarte a salir. ¿De acuerdo?-le hablo muy despacio, como una madre cuando intenta tranquilizar a su hijo que llora porque se ha hecho daño-. Busca mi mano- le digo mientras alargo el brazo todo lo que puedo con cuidado de no acercarme a esas telas de araña que la tienen presa.

Fivo se consideraba afortunado por no haber quedado atrapado por las telarañas, pues estas se habían extendido hasta escasos centímetros de sus pies, con su flecha colgando como un adorno flotante que decidió no recuperar.

Cerca suyo, uno de los enanos y Glavra se agitaban ruidosamente en las telarañas intentando zafarse. Melrone ya estaba ayudando a Thorsteinn, pero no sabía como iba alguien a poder ayudar a la semiorca, que estaba metida en medio de los pegajosos hilos. Desde luego el gnomo poco podía hacer; demasiado enclenque para tirar de la corpulenta guerrera - Tranquila Glavra, te sacaremos de ahí... bueno, mejor ve saliendo tu solita mientras averiguamos como sacarte. -

Retrocediendo para reagruparse con los demás, Fivo examinó el suelo, no fuese que los lobos o el soldado caídos, o incluso el mago en sus prisas por largarse de allí hubieran dejado caer algo que les ayudase con las telarañas. - ¿Creéis que si conseguimos alcanzarla una cuerda, la mula podría tirar de ella? - preguntó buscando la aprobación del grupo

Thorstein estaba atrapado y no podía escapar. El mago se había ido y no había nada que pudiesen hacer para evitarlo.  Y peor aún, necesitaban descansar para poder continuar peleando si querían capturar a uno de esos magos. Por lo pronto el paladín enano intento salir de aquella telaraña arcana con la ayuda de Melrone, aunque no creía que fuese tan fácil. -Busquemos alguna forma de sacar a la Orca- les dijo el enano, -yo podré salir de aquí tarde o temprano con la ayuda de Melrone-.

El mago no replica; tal vez no oyera, o tal vez no tiene el orgullo que la barbará espera. En fin, quedan a su suerte colgando, y no parece haber caso en que se produzca una liberación rápida. Los atrapados forcejean sin éxito,  y deben empezar a considerar opciones para salirse. Con o sin ayuda, no pueden quedarse allí como dos moscas muy sobrealimentadas.

Fivo entre tanto propone algo que no parece tener mucha acogida, y revisa la zona del combate rápidamente. Pero los lobos se esfumaron sin dejar ni sus cuerpos y los soldados que yacen tendidos no parecen tener nada inusual consigo a primera vista, que ayude con el problema presente.

Resoplo resignada al ver que el mago definitivamente se ha largado. -Maldito mago. 

-Tened cuidado- Advierto a Dailena y Fivo, a pesar de no ver bien todavía les escucho- No os metáis en la telaraña no os quedéis atrapados vosotros también. Puedo liberarme, solo necesito descansar unos segundos - Les digo mientras me relajo un poco tomando aire y liberándolo lentamente antes de volver a poner todos los músculos en tensión mientras gruño, apretando los dientes mientras estiro una vez más con todas mis fuerzas- Aaaargg- Grito ignorando las punzadas de dolor que provienen de mis articulaciones que protestan ante el esfuerzo a las que las someto. Al sentir como la telaraña va cediendo redoblo los esfuerzos hasta que al final consigo liberar mis brazos. Ya con las manos libres puedo usar el mandoble para acabar de cortar los ligamentos que aún me atrapaban los pies.

Libre, dolorida y aún jadeando por el esfuerzo hago el símbolo de la victoria con los dedos, sonriente a pesar del doloroso esfuerzo. - Odio a los magos. -Digo mirando a mi alrededor, buscando el mejor sitio para salir de la telaraña, pero lo cierto esque estoy igual de lejos de sitio donde están los otros que de el lugar por donde se ha ido el mago, así que testaruda y no resignándome aún a dejarle escapar doy un paso en aquella dirección.

Melrone intentó sacar a Thorsteinn pero sin éxito. Aquellas telarañas eran más pegajosas de lo que pensaba y por otra parte, quemarlas haría daño a quienes se encontraban dentro de ellas. Por tanto, la mejor opción era continuar intentando sacarlos de allí.

- Está bien pensado pero no creo que una cuerda nos pueda ayudar. Probablemente se quedaría pegada a las telarañas. - Comentó en relación a la idea de Fivo.

Cerca suya, vio como Glavra tenía éxito en su escape y se dirigió a los otros.

- Ayuda. - Una simple palabra y una mirada suya fueron más que suficiente para transmitir al grupo la siguiente información: Ahora que la semiorca está libre, acercaos y echadme una mano. A ver si entre todos conseguimos sacar a Thorsteinn.

Esperó hasta que alguno de sus compañeros se acercara para ayudarles y entonces volvió a acercarle la mano al enano con la intención de sacarlo de allí.

Busco cualquier lugar para poner el pie y acercarme a Glavra, pero cualquiera de ellos parece estar lleno de esa especie de telarañas. Antes de que llegue, Glavra se ha soltado. Busco por todas partes un lugar por donde cruzar e ir detrás de aquel horrible mago, pero hay telarañas por todos lados.

-¡Mierda!-digo entre dientes.

Escucho al anciano pedir ayuda para el otro enano, pero veo a Glavra salir corriendo detrás de mago.

-¡Maldita sea, Glavra! ¡EQUIPO! ¡EQUIPO!-le chillo mientras ella va en dirección al mago.

Bufo y me doy la vuelta dispuesta ayudar al enano a salir de las telarañas, aunque parece que el anciano ha conseguido echarle un cable, así que observo a ver si consigue salir mientras echo un vistazo a ver si veo algo útil con lo que ayudar.

Thorstein forcejeó lo más que pudo en un intento claro por liberarse, no obstante, no estaba funcionando y simplemente no lograba liberarse de aquella prisión que lo sometía. Al final, quizá por la ayuda de Melrone, pero después de mucho tiempo, logró salir de aquella telaraña arcana que le aprisionaba, y por ende estaba listo para continuar.

El paso a dar ahora era el importante, la orca y otros quizá querrían seguir peleando, pero el no estaba muy convencido de que eso fuese buena idea en el estado en que se encontraban. Al menos de momento, en lo que llegaban a un acuerdo, el enano procedió a revisar los cadáveres de los enemigos caídos.

Tras recargar la ballesta del todo la cargué a mi espalda, dirigiéndome hacia la telaraña, viendo lo que sucedía justo cuando Dailena había hablado.

-Maldita sea..- Dije con un hilo de voz mientras veía a Galvra marchar, acercándome a los demás para acompañarlos.

- De acuerdo... -  respondió Fivo con un hilo de voz ante la negativa de Melrone mientras jugueteaba abriendo surcos en la tierra suelta con el pie. Tampoco había encontrado nada que mereciera la pena, lo que contribuía a su desánimo. Al final Glavra se había soltado sola sin problemas, pero por el lado equivocado, y aún tardarían un rato en sacar a Thorsteinn de la telaraña. Necesitaba hacer algo para olvidarse del chasco de aquél enfrentamiento contra su primer mago.

- Igualmente iré a buscar a la mula, no sea que se escape mientras no miramos. -

Después del primer impulso, le resulta sencillo a Glavra liberarse lo que resta y salir al fin de las telas. Al mismo tiempo, su ceguera se desvanece. Ahora se encuentra al otro lado, y los gruesos hilos apenas le permiten ver a los enanos y la elfa. Esta sola, con la pegajosa barrera a un lado y las mudas piedras del otro.

Mientras explora esa parte*, los enanos forcejean y finalmente el paladín logra también liberarse con ayuda de Melrone Entre tanto, Fivo va por la mula encontrándola acurrucada sobre si misma y muerta de miedo al parecer, pero salva.  Tras unas palabras comprensivas, sin embargo, logra hacer que se levante y le siga. Daren, sin nada que hacer, se aproxima a ver si puede dar una mano al resto.

Danedhira entretanto da un vistazo, pero igual que el gnomo, salvo por los cuerpos de los dos soldados, no divisa nada especialmente útil para la situación presente. Thorstein, recien liberado, no pierde tiempo en registrar los cuerpos... pero el botin es similar al que hallaran antes. Aunque las pociones vienen mas que bien en su estado.

Libre de las telarañas y finalizado el combate, dejo que se desvanezca la furia, recuperando el autocontrol para volver a mi estado normal. 

Mientras estaba en furia no notaba el cansancio, pero al desvanecerse me llega todo de golpe. Me vuelvo a clgar el mandoble a la espalda mientras le hago un gesto a Dailena para que se tranquilice. Tranquila chica. Te va a dar un patatús. ¿No ves que el mago hace como siglo y medio que se fue?

A pesar del cansancio e ignorando los gritos de la elfa me acerco para ver que hay en el extremo de aquel túnel por el que se fue el mago mientras los demás se entretienen sacando de las telarañas al enanito. Por el camino tomo una poción, la abro con los dientes y tras escupir el corcho me la bebo de un trago. 

El enano parece fuera de esas telas de araña por fin. Glavra parece haberse frenado, pero está al otro lado de éstas.

-¿Y sia hora sí las quemamos? Ya no hay riesgo de quemar a ninguno. Igual un fuego pequeño, controlado que elimine sólo lo necesario para que podamos avanzar-sugiero.

Recoloco mi pelo con evidente olor a naturaleza y espero a ver qué opinan mis compañeros.

Tras mucho tirar, finalmente Melrone ayudó a su compañero a deshacerse de aquellas pegajosas telarañas. Ahora que ya estaban todos libres, era momento de retomar su camino. Fivo se aproximó hacia ellos pero no estaba solo sino que venía con el burro del anciano. Al verlos llegar, el clérigo se llevó una gran alegría.

- Te estoy muy agradecido Fivo. Estaba preocupado por él. - Comentó sonriente tras ponerle una mano en el hombro como señal de agradecimiento.

Aquel burro percibía el peligro y sabía ponerse a salvo por su cuenta, pero Melrone no se quedaba tranquilo sabiendo que podría ocurrirle cualquier cosa. No podía ni imaginarse la posibilidad de que pudiera pasarle algo a su animal de compañía.

- Tranquilo, estoy contigo. Ya ha pasado todo. Te has portado muy bien. - Le susurró al tiempo que le acariciaba el lomo.

Desde el mismo lugar y sin separarse del animal, asintió a las palabras de Dailena. - ¿Puedes hacer algo al respecto? - Preguntó señalando con la mirada a Daren.

Para cuando volvió con la mula, ya todos habían logrado salir de la telaraña. El agradecimiento de Melrone ayudó a subirle un poco la moral, y en unos minutos ya volvía a ser el alegre y un poco imprudente gnomo de siempre. La idea de quemar la telaraña ahora que no había nadie atrapado sonaba bien, pero se le antojaba una tarea pesada y aburrida.

- Se lo que quieres decir Dailena, a mi también me molesta que la telaraña no combine con la decoración, pero no creo que los magos nos vayan a pagar por hacerles limpieza. -

En cualquier caso, la semiorca había salido de la telaraña por el lado opuesto, con lo que no había más remedio que deshacerse de las gruesas y pegajosas hebras para poder reunirse todos. Con cierto esfuerzo reunió las pertenencias que había dejado antes atrás y sacó de entre sus bártulos una antorcha y pedernal para hacer arder la telaraña.

- ¡Eh Glavra, que te has equivocado de camino! ¿has encontrado algo? -