Partida Rol por web

-Dormíos niños, dormíos ya, que viene el coco y os comerá...

Como todas las noches, tras cantar esa horrible nana con su voz raspada, la hermana Nicoleta apagó las dos velas que iluminaban la estancia y cerró la puerta, dejando la galería completamente a oscuras, con los niños aferrándose fuertemente a las mantas, intentando borrar de sus atormentadas mentes la maldita cancioncilla que les instaba a dormirse cuanto antes...

Si ya de por si se hacía difícil conciliar el sueño sobre aquellos somieres repletos de muelles chirriantes, la tormenta que se desató anoche y dejó al hospicio sin luz continuaba sin dar tregua, aunque con menor intensidad, iluminando cada cierto tiempo la galería con el resplandor de los rayos que eran acompañados por el retumbar de truenos distantes.

Las gotas de agua repiqueteaban contra los cristales de las ventanas enrejadas, componiendo, junto al constante “clock, clock” de las goteras bajo las cuales había cubetas, una monótona melodía que terminó por hacer sucumbir a todos los niños ante el poder del mundo de los sueños.

Tu descanso se ve interrumpido por el sonido de una cancioncilla que te suena familiar y que no tardas en identificar como la horrible nana que cada noche os canta la hermana Nicoleta antes de dormir… sin embargo ahora no es su voz la que la entona, sino las dulces voces de varias niñas…

“Dormíos niños, dormíos ya, que viene el coco y os comerá…”

“Gñññiiiii…. ¡PUMMM!”

El fuerte golpe de una puerta del piso inferior te sobresalta.

“ El coco ha venido, quería llevaros, en el suelo quedan cuerpos mutilados…”

“POM-POM, POM-POM”

Alguien o algo está subiendo las escaleras a gran velocidad mientras las voces de niñas continúan con su macabra canción y tú te metes bajo las mantas.

“Dormíos niños, no esperéis despiertos, si viene el coco, mañana habréis muerto.”

“Gñññiiii…”

La puerta de la galería es empujada lentamente y el causante de los ruidos en las escaleras entra… puedes escuchar un ruidito de uñas golpear el suelo acercándose, como si de un perro o un gato se tratase, aunque sabes que tiene que ser más grande porque el suelo vibra ligeramente a cada paso que da.

Cuando ya está tan cerca que puedes escuchar su jadeo y su dificultada respiración, se detiene. Debe estar a los pies de tu cama, esperando… crees que mientras permanezcas tapado con las mantas no pasará nada, pero de pronto esa cosa grita de una manera sobrenatural, como si estuviese rugiendo, y puedes sentir sus zarpas cuando se abalanza frenéticamente sobre ti.

Entonces gritas de terror y es en ese momento cuando te percatas de que has tenido una pesadilla, y lo que es peor: te has meado encima, empapando tu pijama, las mantas y el colchón.

Angustiado recuerdas lo que le pasó al último cuya cama amaneció mojada: se pasó la noche siguiente encerrado en la caseta del jardín…

Si no solucionas esto pronto, mañana podrías ser el siguiente.

Os despertáis sobresaltados en mitad de la fría noche, alguno de los niños de la galería está gritando a pleno pulmón. En cuestión de segundos el grito cesa, dando paso a un lastimero llanto. Debido a la escasa luz de la luna que entra por las ventanas enrejadas y a la oscuridad reinante no distinguís quién de todos es.

Cosmin agarra la raída manta que le da cobijo y se la pone sobre la cabeza. Sabe perfectamente que allí debajo está totalmente seguro, nada podría dañarle debajo de la manta, pero aún así no puede evitar dejar de temblar mientras escucha el grito, y sus ojos se llenan de lágrimas.

Sobresaltada y molesta a partes iguales, miro por encima de las sábanas y busco al que ha gritado aunque no me sirve de nada. Qué imbécil. Sólo está lloviendo... ¿verdad? No tiene por qué ocurrir nada.

-¿Quién ha sido? -pregunto en voz alta.

¿Quién ha sido el idiota que ha gritado? Antes no tenía miedo, pero ahora que me ha asustado...

Me despierto sobresaltado como los demás... En un primer momento temgo la tentación de gritar también: tiemblo y no sólo de frío. No sé  por  qué pero tengo miedo y estoy asustado. Seguramente porque otro niño también lo está... La voz de Viorica me tranquiliza un poco, pero está todo muy oscuro. Hay sombras que pueden esconder cosas malas.

- Vio... tengo miedo... enciende la luz...- en ese momento me doy cuenta de que Viorica me echará la culpa a mí - Yo no he sido... No he gritado...

Siento la respiración intranquila, al borde del llanto.

Helga agarra fuertemente la sábana y la manta tirando de ellas hacia arriba, tapándose hasta el cuello. Mordisquea la parte superior de la sábana bastante nerviosa. Sus ojos se mueven inquietos en la oscuridad de un lado a otro mientras escucha a sus compañeros, pero no dice nada, se pregunta quién habrá sido. Tiene miedo pero no llora, sino que muerde más fuerte la sábana para aguantar así las ganas de llorar.

La lluvia fue una bendición, antes, cuando logró conciliar el sueño. El calmo golpeteo del agua contra las ventanas no sólo tenía un ritmo tranquilizador, sino que era una alternativa sin duda preferible al silencio que solía aterrar a Mircea más que cualquier otra cosa. Por eso el niño se había acostado de buen humor.

Que se había desvanecido completamente ahora.

-Malditos enanos, ¿pero queréis callaros? ¿Qué pasa ahora?

Ruidos de manos infantiles alzando las frazadas de sus camas y los ecos de los balbuceos de Aurel. Sólo eso. Y ahora sus pies descendiendo al suelo, con cuidado. Un leve crujido en la madera. ¿Es él? Es él. Menos mal que los ruidos no le dan miedo. Menos mal que Mircea está aquí, renacuajos. Y ahora no piensa volverse a dormir, no mientras vosotros intentáis cerrar los ojos y la boca y dejais que el silencio os engañe, que os envuelva y os convenza de que no sucede nada. Pero el silencio siempre miente. 

Otra vez alza su voz, amenazadora y potente aun en el susurro:

-Que qué pasa he dicho. ¿Queréis que os dé, o qué?

Cosmin se esconde aún más, alejando su cabeza de la almohada y rezando porque el sonido de la tormenta oculte el sonido de los muelles al deslizarse sobre la cama.

Sus ojos se secan por el miedo que le da el bruto de Mircea... por lo menos no es él esta vez el que está gritando. No es él el que va a recibir el castigo de ese bruto estúpido.

-Deja de llorar... no quiero que te pegue... es tonto pero muy fuerte...

-¡Mircea, se lo voy a decir a la hermana Nicoleta! -digo desde mi cama, cansada de que el abusón sea siempre tan pesado.

Seguro que Aurel ha gritado, por eso me ha pedido que encienda la luz. La hermana Valeria dice que hay que ser buena con los demás, así que me levanto de la cama despacio. Tanteo primero con un pie descalzo, luego con el otro. ¿Hace frío o es que tiemblo de miedo? No, no, de miedo no. Soy muy mayor para tener miedo sólo porque llueva. La lluvia es sólo agua de las nubes que se van deshaciendo poco a poco. Lo dijo la hermana Valeria hace tiempo... ¿o fui yo que lo leí? No lo sé, pero estoy segura de que la lluvia es sólo lluvia y de que un grito es sólo un grito.

Mami… mamiiiiiiiiiii…. vuelve…está lluviendo, de repente un trueno. ¡AAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH! Me desperté y abracé a Willy lo más fuerte que pude, el corazón parecía que se me quería escapar, tenía miedo, temblaba y no puede evitar empeza a llorar… intenté recorda lo que me decían las hermanas (solo ha sido un mal sueño, solo ha sido un mal sueño, no pasa nada, estate tranquilo […])

//¿Quién ha sido? …. Malditos enanos, ¿pero queréis callaros? ¿Qué pasa ahora?.. Que qué pasa he dicho. ¿Queréis que os dé, o qué?  … // me tapé con la manta y hundí la cabeza en Willy para que se me escuchara menos (jooo he despertao a todos), quería pedir perdón pero no quería que el bruto de Mirzón me descubriera y me pegara.

El pequeño Razvan se incorporó en su cama. Lentamente, una mano asomó desde debajo de la manta y, temblorosa, amarró por la cola al "señor Popescu", su cochambroso ratón granjero, que estaba tirado encima de la cama, y lo atrajo hacia sí, abrazándolo, como si ese gesto le diese seguridad. La oscuridad no dejaba ver bien su rostro pero, por los reflejos de las ventanas, se podría decir que estaba sudando. Además, esa respiración agitada... estaba claro que se encontraba muy, muy asustado. Mirando a un lado y a otro, repasó las caras de los niños, mientras tiraba de la manta hacia arriba, como si quisiese esconderse... o tal vez esconder algo más allí debajo.

El giro de su cabeza se detuvo al cruzar su mirada con la de Mircea, quedándose congelado por el miedo. Sin quererlo, empiezó a negar con la cabeza, con la vista fija en el bruto de Mircea... siguió hundiéndose tras la manta, estrangulando al pobre señor Popescu.

Gabi no dice nada... nunca ha sido demasiado hablador, y menos cuando el miedo se apodera de todo su cuerpo...

De uno de los bolsillo de su roido pijama saca unos de sus bienes mas preciados, un viejo gorro de lana de muchos colores, una especie de talisman protector para Gabi, con él se siente mas valiente, seguro...

Gabi se pone el gorro, y se arropa hasta la cabeza como casi todos sus amiguitos. Es curioso como una simple manta puede parecer el mejor de los escudos cuando un niño está aterrado en su cama.

Sacando la cabeza por un costado de la cama, Gabi le dice a una de sus mejores amigas como en un susurro...

- Tranquila Helga... no te preocupes... algún niño habrá tenido una fea pesadilla, nada más... dice autoconvenciendose a si mismo de que nada les puede ocurrir bajo esos techos sagrados...

Nadie parecía querer asumir la autoría del grito y los llantos, más a cada segundo que pasaba, el intento de Mircea por descubrir al culpable se hacía más difícil, debido a que cada vez eran más los niños a los que las lágrimas se les caían de los ojos... sin embargo la oscuridad arropaba a estos asustados crios... al menos hasta que Viorica logró encender una de las velas por petición de Aurel, permitiendo así que una pequeña parte de la galería se iluminase con la ténue luz , mientras la inmensa mayoría quedaba sumida en sombras que se movían de forma inquietante cada vez que la llama era agitada por las corrientes de aire y los movimientos de los niños a su alrededor.

Fue entonces cuando los rostros de los lloricas quedaron al descubierto. En la cama de Cosmin había un bulto cubierto por completo por las mantas, por lo que no se veía si había sido él.

Helga permanecía fuertemente aferrada a sus mantas, pero no había llorado aún.

Jan también estaba cubierto por las mantas, sin embargo su entrecortada respiración no podía ocultar que estaba llorando.

Por si fuesen pocos los posibles culpables, "nenita" se sumaba a la lista, ya que su rostro semi-oculto por las mantas tenía dos ríos de lágrimas que aún no se habían secado. Además su respiración también era agitada y cada vez se tapaba más y más, intentando evitar a Mircea.

Las gotas de lluvia continuaban con su melodía, mientras el enfurecido y enorme niño caminaba por el pasillo entre las camas, buscando un culpable.

Gracias a tu afinado sentido de la observación, te percatas de un hecho que parece haber pasado desapercibido ante los ojos del resto de tus compañeros...: Las mantas de la cama de Razvan están goteando algún líquido.

Helga deja de mordisquear la sábana aguantando aún las ganas de llorar.

Mircea no seas bruto... o es que tú nunca tienes sueños feos? y tú Viorica no seas chivata, que Mircea no va a hacer nada... verdad que no? ver... dad? - tras haber soltado lo que acaba de decir, sin haberlo pensado siquiera, se calla y vuelve a morder la sábana otra vez tratando de ser fuerte y no tener miedo.

Gabi no puede creer lo que acaba de oir...

- Shhhhh!!! Calla!!! Que te va a pegar.... le dice a Helga...

Aurel aguanta como puede las ganas de llorar. No lo hace por mostrarse valiente, más bien al contrario, tiene miedo a que si empieza a llorar Mircea la tome con él. Por un momento sus manos rebuscan en el colchón, buscando quizás un amuleto protector, algo que lo defienda si el matón la quiere tomar con él. Al menos ahora hay luz... Aunque en ese momento se fija en la llama que tiene Viorica en sus manos: la vela.

- ¡AAAH! ¡Ten cuidado con la vela Vio! ¡No la acerques a la sábana! - ahora sí que no puede contener el llanto - ¡Cuidado que no se queme! ¡No! Buaaahh....

La tormenta y la llama han traído más recuerdos de los que la mente del pobre niño puede mantener atados...

Cosmin al escuchar a los demás niños hablando se tranquiliza, sobre todo al escuchar que hay una vela. La luz es buena.

Debido a esto comienza a destaparse lentamente para tratar de llamar lo menos posible la atención y su mano busca su inhalador... comienza a sentir que el haber hecho un esfuerzo por el miedo sus pulmones comienzan a cerrarse y necesita una dosis.

Tras encontrarlo inhala una vez y comienza a sentirse mejor, para continuar bajando la sábana hasta poder ver que está pasando, llevándose un gran susto cuando ve que el bruto de Mircea está paseando por el pasillo furibundamente.

Viorica les protegería, ella no toleraba que pegasen a los pequeños.

Cuando Vio encendió la luz, pensé que sería bueno destaparme un poco, si seguía tapado el bruto Mirzón sospecharía más de mí, no veía mu bien lo que pasaba a mi alrededor ya que me quitaba las gafas para dormi, pero escuchaba a Mirzón andar de un lado a otro buscando el culpable, aunque me había conseguido calma un poco, el sabe que me estaba buscando para pegarme me hacia quere volve a llora más y más. Tantee la mesita torpemente para ponerme mis gafas, queria ve lo que hacían todos. Cuando me las puse, vi a Vio con la vela y me recordó un poco a mi mama, cuando venia a verme en las noches de tormenta… las lágrimas se me volvieron a saltar y comencé a canta medio en susurro una de las nanas que mas me gustaban mientras abrazaba a Willy con mas y mas fuerza:

Hush-a-bye
Don't you cry
Go to sleepy my little baby
Go to sleepy my little baby
When you wake you shall have
All the pretty little horses
All the pretty little horses

Dapples and greys
Pintos and bays
All the pretty little horses
[...]