Partida Rol por web

El haber salido de la isla de Mithas como parte del último batallón mandado por Sargonnas en apoyo de la Reina de la Oscuridad no es algo que te enorgullezca, pero era la única forma de salir del archipiélago.

Tal vez por pura suerte el batallón, que se dirigía hacia Nekara únicamente sufrió unas pocas bajas en varias escaramuzas y, cuando quiso llegar a ayudar a las tropas malignas éstas habían sido exterminadas. Fue entonces cuando te diste cuenta de la mala situación en la que estabais, y no sólo eso, si seguías comportándote como el resto de la barbarie minotaura jamás podrías salir de ella. Aprovechando la oscuridad que proporciona la noche únicamente iluminada por Lunitari, y estando de guardia, te separaste del grupo en dirección a Solamnia, ésa tierra de caballeros (caballeros históricamente enemigos) con quien pretendías entrenarte y conseguir ser así un guerrero capaz de desafiar al guerrero-jefe de la tribu.

Así te enteraste de para qué había sido usado realmente tu pueblo, como carne de cañón a la hora de enfrentarse a los ejércitos de la luz. Encabezados por un general suicida, los minotauros eran la primera línea en la batalla, corriendo los primeros al combate, antes siquiera de empezar las ráfagas de flechas. Como cabe esperar, todos cayeron brutalmente atravesados por fuego enemigo, aunque aquel general (todavía no has descubierto su nombre) regresaba una y otra vez del combate con poco más que rasguños pese a ser el más grande y por tanto el que más centraba la atención de los arqueros. Es obvio que así tu raza perdiera la fama que había tenido de grandes guerreros durante cientos de años, para pasar a quedar como una raza menor.

Sin saber exactamente cómo buscas la fama y poder que te convierta en un héroe, pero solo consigues que la población local, sabedora de Sargonnas a Takhisis, huya cuando te ve y se una para combatirte cuando te acercas. Así es difícil hacer amigos. Sin embargo, llegó el día en que un humano del norte se te acercó con aspecto amenazante aunque realmente solo trataba de parlamentar; te dijo que había sido contratado para matarte pues la población cerca de la que habías establecido el campamento temía tus grandes músculos, pero que había decidido no llevar el encargo a cabo. Su nombre es Damrath.

Habías sido contratado por una comunidad de granjeros a unas 20 millas al sur de Granate (Garnet) para matar a un minotauro errante que circulaba por los alrededores y se había acercado a ellos en varias ocasiones, según los granjeros, con actitud hostil y amenazándoles con su hacha. La paga no era muy buena, pero por esa zona no había nada mejor y claro, había necesidad de comer. Con la habilidad que te caracteriza no tardarte encontrarlo acercándose de nuevo al poblado, mas al contrario de lo que te habían dicho, ni su actitud era hostil ni amenazaba a nadie con su arma. Según averiguaste al hablar con él únicamente buscaba comerciar y comprar algo de comida, pero la gente rehuía su encuentro corriendo y gritando.

Jamás hubieses pensado en que podías entablar conversación con un minotauro, y menos acercarte a uno, pero su aspecto distaba mucho de lo que habíais oído que eran. Su nombre es Zemran.

Tal vez ninguno de los dos hubiera esperado encontrar a alguien que se complementara como al parecer os complementáis (al menos en la actualidad): el minotauro tal vez prefiere no hablar por no tener mucho que decir, y el explorador prefiere mantenerse algo distante mientras corrobora su primera impresión.
Sin embargo, pese a haberos alejado de la población granjera ya varias millas alguien había decidido que el mercenario contratado no era suficiente como para expulsar a “la bestia” de sus tierras. Fue así como, en una emboscada llevada a cabo por varias docenas de granjeros, los compañeros cayeron presos de los golpes y fueron arrastrados sin poder hacer gran cosa por oponerse.

Ahora, abriendo los ojos lentamente os encontráis con una habitación de fría roca, en la que la única luz proviene de los rayos filtrados de la pasillo que deja ver la puerta de hierro que completa el cubo de 6’ que es el calabozo.

El enorme minotauro comienza a desperezarse lentamente, su cabeza da vueltas como si en ella hubiese anidado un enjambre de abejas, sus oídos zumban y lé es imposible centrar su mente en algo en particular. Confundido y temiendo encontrarse en el abismo, el guerrero abre los ojos y a pesar de que durante un par de minutos le cuesta trabajo centrar su vista y enfocar como se debe, logra por fin observar el lugar en el que se encuentra. Junto a él y aún inconsciente se encuentra el extraño bárbaro que decidiera unir sus brazos a los suyos, una extraña raza la suya ciertamente.

Consciente de que lo mejor es tener alguien que le ayude a escapar, el minotauro comienza a golpear al humano al principio no muy fuere pero luego de apenas de un par de intentos, mucho mas brusco...

Hey tu, despierta!!!

-Suficiente Zenram...-
El barbaro semielfo se puso en cuclillas como pudo. Algo tambaleante observó a su alrededor. Su rostro se conviertio en una gesto de concentracion. Vivir tanto tiempo solo en los bosques y las montañas hacian que siempre estuvieras preparado. Sueño ligero, despertar rapido.
Examinó la zona, buscando salidas. Y comprobó su estado, el estado de su equipo y sus heridas. Le hizo una seña a Zenram para silenciarlo y asi poder escuchar atentamente tras los muros. Olfateo a su alrededor intentando detectar olores conocidos.

Revisas la habitación en busca de algo, algo útil o siquiera algo que puedas usar para salir del apestoso agujero que tienes como celda, pero tan solo los dos pucheros con agua junto a la puerta podrían resultarlo. La habitación no tiene ventanas, no tiene siquiera más que la puerta de hierro en la que destacan dos agujeros. Uno rectangular de 2'' de altura y 4'' de ancho que seguramente es usado como mirilla, y una trampilla cuadrada de 1'x6'' usado para pasar las bandejas y que obviamente está atrancada por el exterior.

Escuchando a través del agujero de la puerta se pueden oír unos pasos de fondo, a una distancia no muy cercana aunque Damrath no puede identificar si se trata de más de un sujeto.

El minotauro observa las evoluciones del bárbaro sin interrumpirle, mas sonríe en su interior ante la búsqueda de antemano condenada al fracaso.

Que? no haz encontrado nada? Murmura Sarcásticamente

Lo mejor sera intentar tirar la puerta y arriesgarnos a enfrentar lo que venga!!!

El enorme minotauro acompaña las palabras con acción y comienza a aflojar los musculos mientras retrocede algunos pasos para tomar vuelo, es evidente que habla en serio...

Damrath se echo a un lado para dejar paso al minotauro, pero preveiendo el desenlace al observar la puerta, prefirió limitarse a esperar. Mientras tanto observaba pistas, de donde podría estar situada la celda, y quizá poder recordar donde podría estar este edificio.
Al ver el inebitable desenlace del razonamiento del minotauro profirio un quedo...
-...Cuidado...-

Con toda la fuerza de sus piernas, Zenram toma vuelo y carga contra la puerta intentando tirarla abajo.

PaffffffffffSuena en la celda y...

El golpe de Zenram es potente, resquebraja la zona donde han impactado los cuernos e incluso una de las bisagras casi se sale de su sitio, pero hará falta algo más fuerte para sacar la puerta del marco; y habrá de ser rápido si pretendéis salir antes de que llegue quien quiera que esté cuidando de que no os escapéis.

Ogrrr. El minotauro da un par de pasos atrás, atontado mas rápidamente recupera la compostura.

Vamos ayudarme, cargar conmigo!!!

En un segundo el minotauro ya esta listo y colocado para cargar nuevamente, mientras con un ademan del brazo indica a su compañero que tome posición....

Damrath estudió la situacion, y entendio que sería mas un estorbo que una ayuda. Asi que decidió que la mejor manera de ayudar seria saltar al pasillo justo despues del impacto del minotauro, y afrontar rapidamente cualquier ataque que pudiera sorprender al minotauro tras el impacto.
Rapidamente se pegó a la pared justo a lado de la puerta, agarrando la primera arma improvisada que pudiera encontrar. Una silla, un palo, la bola de sus grilletes, una piedra...
Damrath hizo un ademán al minotauro indicandole que estaba preparado.

Humanos inútiles.... Piensa el minotauro mientras carga con toda su fuerza contra la puerta...

La puerta cede ante el último empellón de Zenram, soltando las bisagras de lugar aunque la puerta no tiene más que un par de agujeros. Con rapidez, Damrath sale al pasillo con el puchero en la mano para encontrarse con que no hay nadie vigilando. Lo único reseñable del pasillo que se dirige hacia la izquierda 50' antes de girar son otras dos celdas. La primera de ellas está vacía, pero de la segunda proviene una voz:
- Por favor, libérame a mí también.- grita- ¡Puedo ayudarte! Es mejor dos que uno.

Damrath se desplazó con rapidez olvidando el sigilo. Zenram ya se habia ocupado de eso. Se acercó a la puerta intentando ver, escuchar u oler alguna informacion que pudiera indicarle la raza y situacion de este prisionero.
-Harias mejor en hablar de tres que de dos, pues no creo que mi compañero piense igual.-
Observó el pasillo buscando salidas y posibles puntos de resistencia contra la guardia. Quiza algun lugar donde esten sus pertenencias.
-Zenram, deberias sacar a este tambien.- Dijo con seriedad. -Podría ser de utilidad.- Pensando en el prisionero mas como señuelo que como aliado.

El minotauro escucha la voz suplicante que pide ser liberada también de su cautiverio, por lo que avanza hasta encontrarse frente a su fuente...

En los alrededores (el pasillo en el que estáis) no están vuestras pertenencias, ni hay nada que pueda serviros como arma más allá de una antorcha (gastada pero que aún mantiene el palo base).

- Por favor... liberarme.- suplica el desconocido mientras mira por el agujero de la puerta, aunque al aparecer ante sí la cara de Zenram da un salto hacia atrás, asustado. Os puedo ayudar en la huida, siempre es mejor tres que dos. Por favor, ¡antes de que vengan!

Con la mirada reviso los alrededores en busca de las llaves de las prisiones e intento recordar si las vi al dirigirme a la celda del desconocido, al tiempo que pregunto al extraño.

Para que, serias mi sirviente si lo hiciera?

¿Tu... tu... tu sirviente?- pregunta extrañado el desconocido ante la propuesta de Zenram.

De... de acuerdo. Al no ver otra opción acepta, aunque no podéis pasar por alto que es posible que de esta forma no tarde en separarse de vosotros en cuanto tenga oportunidad. Sácame de aquí y haré lo que quieras.