Partida Rol por web

El Nosfer-Aton vuelve a revivir poco después de que el último destello anaranjado del sol se haya sepultado tras las arenas del desierto. Antes de partir hace acopio de algunas monedas, bastantes de hecho. Esta acostumbrado a no necesitar nada, pero es hora de empezar a gastar en algunas inversiones.

Hace no mucho solo se atrevía a salir de su guarida cuando la oscuridad era competa, pero las circunstancias obligan. El tiempo apremia mucho en estos días.

Su Sire sigue sin aparecer, le preocupa, no puede negarlo, pero las últimas palabras que le dedico parecían un aviso de despedida.

Le advirtió que no se acercara al palacio, habrá sido el tan insensato como para acercarse demasiado, o simplemente prefirió abandonar la ciudad y a su neonato viendo lo que se avecinaba.

Quizás el templo de Path albergue alguna respuesta.

Aprovechando las últimas luces de la tarde el Nosfer se acerco a la ciudad. Primero tomando el aspecto de Sinuhe, paso a presentarse al soldado que conoció hace ya tanto tiempo. Le invita a unas cervezas en alguna taberna cercana, a el y a algunos de los novatos que tiene como amigos, los soldados nunca rechazan unas cervezas y estas siempre son buenas para romper el hielo con un desconocido, por mucho que venga recomendado por un antiguo amigo.

La charla es amena, sobre mujeres, vino y las aventuras en el ejército.

-Por la ciudad se comenta que marchareis pronto de nuevo al norte. Es eso cierto?

-Espero que algunos os quedéis, lleváis ya mucho fuera.

-Vinisteis muchos, parece que dejasteis el norte bien asegurado.

-Oísteis lo del templo de Seth? Dicen que un sacerdote de Seth mato a un mendigo.

Con la noche ya cerrada dejo a los nuevos amigos para dirigirme hacia el templo de Path.

Antes de llegar Sinuhe desaparece en las sombras de la noche para no ser visto más que por los ojos de Osiris y algún vástago excepcional.

El templo de Path, siempre activo, siempre en marcha….algo oculta en su interior, algo que quiero saber…

Oculto a la mente de los mortales busco una manera de entrar como si aun fuera visible.

Vuelves al campamento, ya conociendo su disposición y donde encontrar a tu viejo conocido. La experiencia es un grado, incluso ya sabes cómo evitar situaciones incómodas con los soldados de guardia y por dónde es mejor pasar.

Los soldados se muestran animados con la cerveza y hablan sin muchos tapujos. No es secreto que pronto partirán hacia el sur, que no el norte. El norte ya ha sido pacificado y gozará de un respiro gracias a la campaña que el faraón planea para el sur. Tu contacto tiene la esperanza de que reconozcan su larga trayectoria y lealtad y le recompensen con un puesto permanente en la guardia de la ciudad o incluso palacio, pero no es algo que dependa de él. Los jóvenes saben que no se quedarán en la ciudad. Por desgracia, estando en el campamento, no oyen apenas rumores, salvo los de la soldadesca. Todo el mundo sabe, por ejemplo, que uno de los oficiales, un menfita, está pasando ahora un mal trago, pues su mujer se ha enterado de los hijos que ha ido esparciendo por el Bajo Egipto. El comentario, como cabía esperar, hace estallar en risas al grupito...

Después te diriges al templo de Ptah. Es una mole inmensa, con altos muros de piedra. No debe ser muy difícil escalarla para alguien con tus capacidades, como no lo fue en el caso del templo de Set, y no parece disponer de guardias apostados en lo alto de los tejados. Los guardias están, principalmente, para evitar los robos en el templo y se supone que nadie podría salir cargado de utensilios o materiales valiosos teniendo que trepar varios metros de pared. Eso es muy relativo, claro, pero desde luego no sería una tarea muy sencilla y los soldados pueden, igualmente, escuchar los ruidos en la noche que se produzcan en el interior del templo(1).

Cubierto por su manto de invisibilidad el Nosfer se acerco a una de las paredes del templo y de un pequeño salto se encaramo al mismo.

Conociendo como conoce los horarios del templo de Ptah no es difícil para una sombra colarse en el templo. Desde un lateral un pequeño salto es suficiente como para encaramarse a lo alto de uno de los techos y desde ahí observar casi la totalidad del templo.

Aprovechando un atardecer mas oscuro que de costumbre, en el que unos jirones de nubes cubren el cielo anaranjado y no se espera que la luna brille sobre el país de la tierra negra, el Nosfer decide actuar.

Con cierta rapidez el Nosfer se acerca al templo de Ptah y busca su via para subir al tejado, algo que ya tiene decidido de ante mano.

Desde lo alto observa los quehaceres del interior, buscando sobre todo el lugar del que a de salir el sacerdote que todos los días se encamina hacia el palacio.

Una vez localizado el mismo, con sumo cuidado, deja su posición privilegiada e intenta acceder al lugar del que el sacerdote a salido.

Mis pensamientos sobre Zuberi.

O bien abandono la ciudad o bien se mezclo demasiado en el saunto. Me aviso de no ir a palacio, pero quizas no hiciera el caso de su propia advertencia, eso pudo costarle la vida, o bien que lo tengan encerrado en algun lugar....los mas obvios son el templo de Osiris, el templo de Ptah o el palacio...y si no es en ellos los lugares para conseguir alguna informacion valida sobre el tema si son estos.

Me decanto a pensar que vio lo que se avecinaba al acercarse al palacio y opto por huir...pero nunca se sabe.

Pasas varios días puliendo el plan de entrada y esperando el momento apropiado. Cuando llega la precisa caída de la noche, ejecutas tu plan: te aproximas hasta el templo, con cuidado, por una de las esquinas correspondientes al fondo del templo. Saltas y te encaramas a la esquina, poniendo gran cuidado en no hacer ruido, pero a la vez con cierta celeridad, para no pasar muy tiempo "al descubierto". Al llegar arriba asomas escasamente la cabeza para intentar adivinar la presencia de posibles observadores, mientras permaneces colgado de la fría piedra y finalmente acabas de incorporarte sobre el edificio. Entonces esperas la salida del sacerdote.

Reconoces al sacerdote de la anterior vez, cuando lo viste regresar al templo. Desde luego no es el que viste en el templo de Osiris, lógicamente, pues pertenece a otro culto. Es muy puntual y en escasos minutos ha abandonado el templo, surgiendo de entre las sombras de la sala más sagrada del templo, donde debe estar la estatua de Ptah. Sólo llevaba consigo una especie de barra redonda de madera recubierta por una sustancia amarillenta. Algo que desconoces por completo.

Desciendes con cuidado y sólo te cuelas hacia el interior cuando estás completamente seguro de no poder ser descubierto, ni por los guardias ni por posibles presencias en el interior de la habitación de la que ha surgido. Entras en la cámara para ser observado por la estatua de piedra de Ptah, de increíble realismo para la época:

Pasado el pequeño "susto" inicial, examinas la cámara. Más allá de la dominante estatua -de más de dos metros de alto- sólo hay piedra y ofrendas. La cámara, de dimensiones respetables, está cerrada a excepción del hueco de la puerta por el que has entrado. Está limpia, tiene el suelo de piedra y ofrendas de comida ante los pies de la estatua, depositados en una especie de bandeja de mimbre de gran calidad para la fruta, un jarro de cerámica para la cerveza y un "plato" de barro muy bien cocido y decorado para la oblea de pan. Nada más a simple vista.

Observo intrigado el interior. Estoy practicamente seguro de que tiene que existir alguna estancia adicional. Detras de la pared del fondo, donde se encuentra la estatia seria lo normal.

Intento observar sobre todo el suelo, el uso continuo hacia y desde una sala puede haber dejado su rastro en el.

Te sientes incómodo por urgar en una sala sagrada, de un Dios, donde pueden entrar en cualquier momento otros miembros del Templo. Aún así tu sentido común te indica que debe haber algún acceso secreto y lo buscas con ahínco. Tu sentido común pronto encuentra recompensa: es la propia estatua la que se desplaza hacia delante y su amplia base de piedra es la que sirve de puerta. Hay unas ligeras marcas en las piedras contiguas a por donde se desplaza y eso es lo que te induce a pensar en que debe haber unas escaleras bajo la estatua. Efectivamente, la estatua puede desplazarse hacia la puerta, empujando desde la pared del fondo, pero pesa mucho. Seguramente lo muevan entre dos personas. Bajo la estatua se abren unas pequeñas escaleras que conducen a algún lugar iluminado por las antorchas.

Haciendo gala de mi usula prudencia escucho y miro hacia la puerta principal y la puerta secreta. La iluminacion indica que debe de haber alguien abajo, no se sulen dejan antorchas ni aceite quemando asi por que si.

Si nada se oye, asomo la cabeza para ver un poco mejor el interior. Si no veo a nadie ni nada que me parezaca peligroso empujo un poco mas la estatua.

Vuelvo a esperar un momento, escuchando primero y mirando despues. Si aun no diviso a nadie, ni dentro ni fuera, desciendo por las escaleras, con cuidado. Cuando haya descendido un pequeño tramo comprueo si existe un mecanismo para abrir y cerrar la compuerta, si no es asi compruevo si puedo, desde abajo, cerrar la compuerta.

Las escaleras no parecen extenderse demasiado, pero aún así descienden una considerable altura. Los escalones son altos y estrechos. Abajo la luz ilumina el suelo. Asomas la cabeza para ver un estrecho pasillo inclinado hacia abajo que parece ir a parar a una sala iluminada por luz de antorcha. Aguzando el oído alcanzas a escuchar murmullos rítmicos en el interior, aunque no alcanzas a ver a nadie. La pared opuesta al lugar donde te encuentras es sólo una pared desnuda, revestida de piedra, eso sí.

Muevo la estatua como para poder pasar....espero un poco de nuevo y tras comprovar que nadie se a percatado bajo un tramo.

Una vez abajo intento cerrar el acceso, primero comprovando si existe un mecanismo para ello y si no con la fuerza bruta.

Cerrado el acceso, primero me centro en los canticos...si me suenan de algo o me producen algun efecto como los que oi en el entierro del faraon.

Depues sigo el pasillo, completamente ofuscado y pegado a la pared derecha.

La estatua la mueves con cierta dificultad, pero tienes la fuerza casi de dos hombres, te es posible desplazarla. Esperas unos instantes para asegurarte de no escuchar ningún ruido de pasos acercándose y por fin desciendes un tramo con cuidado y sigilo, para no ser descubierto.

Las escaleras, tal como parecía, son bastante inclinadas y más bien incómodas. Descienden en muy poco tramo aproximadamente 1,8m. Unos huecos en la piedra de la base de la estatua, por la parte de abajo, permiten hacer fuerza y empujar o estirar. Hay espacio para que dos hombres lo hagan y un pequeño entramado de cuerda seguramente para poder asegurar la estatua. Por alguna razón no lo han utilizado esta vez. Empujas ahora la estatua desde tu posición para volver a colocarla como debía estar cuando tú llegaste y ésta se recoloca en su lugar tras algún esfuerzo, pero sin necesidad de recurrir a nada más que tu antinatural fuerza, que no a los recursos de la vitae.

Tras la escalera hay un pasillo descendente, de unos 10 ó 12 metros de longitud, de altura similar y un metro y medio escaso de ancho. Es liso, de tierra apisonada y conduce hacia una cámara de la que poco puedes discernir. Pero ahora sí oyes claramente los murmullos de gente musitando oraciones, algo sobre "infundir la magia de la creación", pero nada que parezca estar afectándote.

En tu línea de visión hay una pared revestida de piedra (caliza) que sólo te permite saber que hay una iluminación débil y flameante. Tienes que avanzar por el pasillo hasta la entrada de la cámara para ver algo más. De nuevo con mucho cuidado asomas un ojo para echar un vistazo. La cámara será de 20x12m aproximadamente, estando la pared más alejada de ti a unos 15m hacia tu izquierda, donde un grupo de media docena de monjes orando en posición de reverencia tocando el suelo con sus frentes, de los que ves claramente sus posaderas más o menos desarrolladas. Frente a ellos, mirando en tu dirección, un sacerdote de más estatus dirigiendo la oración y consagrando, aparentemente, un peto de oro con incrustaciones de piedras preciosas. A tu derecha sólo una puerta de madera de aspecto bastante sólido y cerrada. Las paredes al fondo de la estancia, alargada hacia tu izquierda, tienen extraños dibujos grabados y, ante ellas, un mueble donde hay depositados más de esos palos recubiertos de sustancia amarillenta como el que llevaba el sacerdote que viste(1). La iluminación es a base de una simple antorcha, justo a la izquierda de donde te encuentras, a escaso metro de distancia y dos velas de aspecto extraño a ambos lados del peto de oro.

Observo durante un breve momento las practicas de estos individuos y la sala.

Parece que estan consangrando o bendiciendo lo que probablemente llegara a ser la "armadura" del faraon, evidentemente para que proteja mejor a su divinidad.

Observas las prácticas de los sacerdotes, pero no entiendes nada. Intuyes el encantamiento de esa pieza, aunque no sabes con qué propósito exacto. Lo tuyo son los salmos del peso de las almas y cosas similares, no los de los otros cultos. Como cabía esperar, tampoco conocen los signos que manejan.

Tras ellos, los papiros se amontonan ordenadamente en ese extraño mueble para depositarlos. Habrá, tal vez, una docena de ellos y puedes ver perfectamente el hueco de aquel que el sacerdote debe haber llevado a palacio.

Luego centras tu atención en la puerta de madera que permanece cerrada en la habitación. No es muy ancha ni alta, pero parece robusta. Dado que no ves mecanismo alguno, deduces que debe estar simplemente encajada, con una barra al otro lado o incluso podría tener un eje en la parte interior. Lo que te parece claro es que se debe abrir desde dentro. Muy desconfiados estos sacerdotes, poner una puerta de esas características en el interior de una sala secreta...

Hummmm!!!

Una puerta cerrada en una sala llena de sacerdotes que ademas tiene pinta de ir a pasar bastante tiempo aqui.

Abrir la puerta es algo que me delataria automaticamente.

Observo un poco mejor la estancia, el suelo y la parte de la pared mas cercana al suelo. Existen hendiduras, algo lo suficientemente grande como para que haya ratas aqui abajo...o ratones al menos. Luego el techo...hay algun murcielago quizas....

Despues, con el mismo cuidado que antes vuelvo sobre mis pasos. Abro con cuidado la salida, primero un poco, paro, escucho....la acabo de abrir, escucho...salgo con cuidado y cierro de nuevo la entrada.

Despues salgo con cuidado del templo intentando que nadie me vea....aunque realmente no puedan hacerlo.

Una vez fuera, pero aun cerca del templo intento buscar algun animalillo, raton, rata o parecido.

Esos sacerdotes son extremadamente cuidadosos. Sacerdotes. Y extremadamente cuidadosos. No hay el más leve atisbo de suciedad, o comida desperdiciada. Ni bestias o bichos que no deban estar donde están. La pared, revestida de piedra, no parece propicia para que se cuele ningún animal, aunque no estás tan familiarizado con las construcciones de piedra. En todo caso, si hubiera algún ratón, éste no saldría mientras hay actividad en la sala, eso está claro.

Sales del templo inviertiendo las maniobras realizadas la primera vez y te ves fuera de él sin ningún problema. Es muy poco probable que alguien se haya dado cuenta de tu presencia allí o de que hubiera pasado nada extraño.

Una vez fuera ya del recinto, buscas algún animal, alguno que pudiera informarte de lo que acontece bajo el templo. Al cabo de poco, como cabría esperar, ves una rata merodeando por las calles, dispuesta a colarse en alguna casa en busca de comida. El problema será el intentar hablar con ella, pues los animales rehuyen la presencia de los vástagos.