Partida Rol por web

Arquiro no puede evitar un estremecimiento ante la descripción que hace Hondo de la criatura. Se gira hacia Joseth.

-¡Pero entonces estamos todos en peligro! ¡He de avisar a Andrómeda, no sólo por su seguridad, sino porque ella, más sabia y fuerte que yo, quizá pueda decirnos algo sobre la naturaleza de esa bestia!

Y entonces se dirige a Hondo con voz suavísima y le dice:

-Os ruego, mi perturbado amigo, que me hagais un favor. Id a mi casa -le indica la dirección- y dejad a mis criados un recado para Andrómeda, que diga así: "Cuando termines aquello que estás haciendo, reunéte conmigo en el Templo de Set. Arquiro."

El cretense espera a que el servidor se haya marchado para decir algo que parece haberse guardado desde hace bastante rato. Habla casi en susurros:

-Escuchad, venerable Joseth. Como sabéis, soy artesano. Ptah es un dios artesano, y como tal, muchos de mis aprendices y adeptos son servidores de su culto... sé que en esta ciudad ya se me conoce como devoto creyente del culto de Seth, pero si estos son momentos en los cuales nuestro culto pugna con el de Ptah, no me sería difícil convencer a sus sacerdotes de que he decidido traicionaros en favor de un dios, digamos, más acorde a mi naturaleza... -Traga saliva, algo nervioso- Lo que os estoy proponiendo, venerable Joseth, es que me permitáis mantener conversaciones con el culto de Ptah, convencerles de mi lealtad hacia ellos y así poder, por fin, servir a nuestro culto consiguiendo información para vos...

Ya os había avisado del peligro que corremos en Menfis... Contestó con suavidad tras escuchar las enfáticas palabras de Arquiro. Cuando el soldado se disponía a marchar le detuve impersioso. Hondo, envíad a un mensajero. Necesito de mis soldados en el templo. Además de no ser la persona más indicada para realizar tal tarea. No quiso comentarle nada a Arquiro pues este tuvo algo muy interesante que contarle, su reacción fue un tanto confusa. Se dirigió directamente de nuevo a al sala, con un acompáñame, seco y cortado. Una vez allí le habló entre susurros. Si fueras capaz de hacer esto que me comentas... sería la oportunidad que estaba esperando, pudiendo anticiparme a ellos, así como... pudiendo derrocar al mismimo Anum de su puesto, si llego a conseguir el respeto que me... que Set se merece. Los ojos de Joseth brillaban inquietos, adoptaba una pose más valiente tras la cobardía mostrada por tal criatura. Se veía dispuesto a todo, sin importar las consecuencias, quería ese poder. De acuerdo, mantengamos esto en el más estricto secreto, asignaré a un mensajero, será nuestro interlocutor, no quiero que Path sospeche de ti. Su mirada se perdió en sus pensamientos, que expresó casi en voz alta. Si consiguieramos ser rápidos, gobernaría el templo definitivamente. Anhur estaría orgulloso... Se dirigió de nuevo a Arquiro con cierta expresión de duda, Espero que sepas a que vamos a enfrentarnos, aún necesitaré de tus obras para mis ceremonias, tendremos que andar con mucho cuidado. Temo más de Anum, que del culto de Path entero. Y mantuvo su mirada en su fiel vástago que tantas esperanzas le estaba ofreciendo.

Hondo, por supuesto, ha ido en busca de algún criado fiable para realizar la tarea y os encontráis a solas en una de las habitaciones laterales del primer patio -vacía en estos momentos a excepción de vosotros-. Un frío silencio preñado de pensamientos inunda la habitación. Es probable que Andrómeda todavía tarde en venir y quién sabe qué depara todavía la noche.

Arquiro posó su mirada en una de las vasijas que se veía al otro lado del patio, desde la puerta de la sala en la que se encontraban. Recordaba cuando la había modelado. Recordaba las palabras que la habían infundido vida, la chispa que había preñado la creación en el interior de la arcilla. Pero, sobre todo ahora, recordaba la ambición. Su ambición de crear, de aprender a dar vida desde la sombra. Sí. Conocía esa ambición. Había sentido ese vendaval. Por eso sonrió de gozo al oir las palabras del sacerdote. El Arquiro que hablo entonces parecía haber olvidado su habitual impaciencia y sus atropelladas frases.

-Será así, Joseth. Haré lo que sea mejor para el culto, pero también para mí: y eso, habéis de saberlo, es aquello que me permita seguir creciendo en mi arte. Sea, pues. Seré vuestros ojos y vuestros oídos en el culto de Ptah, y así saldaré mi cuenta con el culto, demostrando de una vez por todas, y para siempre, mi absoluta y devota lealtad...

Asentía con la cabeza a las palabras de Arquiro y le contestó con amabilidad. Por supuesto, si Set representara a Menfis estando yo como baluarte del templo sin duda no habreis de demostrar nada más a Set, sería vuestra obra más significativa para el culto, y él sabría compensarla, puesto que su legado está marcado por estos actos. Quiso dar ambigüedad a su respuesta, no quería confundir al leal vástago, pero tampoco tenía nada que aclarar, era una buena forma de asentar las palabras anteriormente dichas. Si no hay nada más que añadir, me encargaré personalmente de vuestra estancia en el templo, no deseo demorarme mucho más, aun debo de concluir ciertos asuntos que mi temporal cargo requieren. De no añadir Arquiro nada más, ambos saldrían de la sala para escoger un lugar adecuado para su descanso, de nuevo charlando de mundanos aspectos de sus próximas ceremonias, así como darle a entender que se tendrian que establecer buenas bases de actuación con tranquilidad para realizar con éxito el plan que Arquiro sabiamente escogió.

Arquiro asiente agradecido a las palabras del sacerdote. Luego dice, con voz calmada:

-Bien. Por mi parte, he de quedarme esperando a Andrómeda, pues deseo ponerle al corriente de la amenaza que sufrimos y averiguar si sabe algo que pueda ayudarnos. -Hace una pausa, buscando las palabras, y dice, en voz más baja- En cuanto al otro asunto... quizás la noche de mañana pueda reunirme en mi taller con mis antiguos aprendices. Muchos de ellos son seguidores de Ptah. Dejaré caer que estoy descontento con el tratamiento que recibo del culto de Set, en lugar de ofrecerme directamente a ellos como espía. Pienso que resultará menos sospechoso si son los sacerdotes de Ptah los que se aproximen a mí, en vez de a la inversa. Para ello, me atrevería a sugerir, quizá fuera conveniente que por vuestro lado hicierais difundir el rumor de que he sufrido una fuerte humillación por parte de algún sacerdote de Set... mmmm... algo como que... -piensa, apoyando la mano derecha en su mentón y cerrando los ojos- han... roto en público alguna de mis piezas, o las han despreciado... esa sería una buena razón para que yo quisiera trasladar mi lealtad a otro culto y "traicionar" al culto de Set... -sonrie, sin duda pensando en esa "traición", y luego parece volver a su humildad habitual, bajando los ojos a la vez que dice- Pero vos sois sabio, Joseth, y sin duda más versado que este pobre artesano en las escurridizas prácticas de la política, así que haré como me ordenéis...

Es una idea más que sensata, espero que no te preocupe demasiado si os tomo la palabra para realizar ese sacrificio en mi próximo ritual, deberá... será cuanto más creíble, cuando sea Menfis quien comente tal acto, se mostraba muy comprensivo, sabiendo que Set agradecería en especial esa ceremonia, debía de ser algo especial... Creo que entonces realizaré mi primera ceremonia de esa forma tras la muerte del faraón, darle esa exclusividad le hará pasar totalmente desapercibida para el culto de Path, hablaba casi como si pensara, mientras continuaban su caminar, esperaremos hasta entonces para que comiences a actuar, no hemos de ser precipitados, o será el mismo templo de Set quien sospechará, Todas estas conjeturas se alargaban con frases que lo apoyaban, aunque entendía que Arquiro pudiera mostrarse indignado, sin duda esas acciones obtendrían un fruto más que recomendable, no estimaba en los medios cuando el fin era una meta tan alta, sería un enfoque adecuado, que la muerte del faraón nos ofrezca otra oportunidad, devolverle sus tesoros, empezar de nuevo... parece incluso hermoso...

Arquiro asiete en silencio a las palabras del sacerdote. Parece entusiasmado con el plan que han ideado conjuntamente, y no parece capaz de reprimir su impaciencia por llevarlo a cabo. Finalmente, dice sonriendo:

-Venerable Joseth, si no necesitáis más de mí, y si hemos convenido ya cómo ha de desarrollarse la situación, me pongo a vuestra disposición para actuar en cuanto me lo ordenéis. Ahora, siempre y cuando no me ordenéis lo contrario, querría esperar a mi señora Andrómeda para informarle de la amenaza que nos acecha...

Faltaría más, fiel Arquiro, ambos esperaremos su llegada, sin duda me habéis despojado de los temores que me recluían, vuestra compañia me es muy grata. Lamento tener que ausentarme, disculpame unos segundos para que me encargue de aquellos asuntos que comentaba, al poco tiempo volveré para disponeros de un lugar donde descansar. Tras decir esto, con una visible sonrisa en su rostro, se dirige para dejar en buenas manos las tareas oportunas y dedicarse así con más disponibilidad a sus invitados.

Pasan minutos que acaban tornándose horas hasta que un guardia de la puerta os informa de que la mujer a la que estábais esperando acaba de llegar al templo.

Joseth asentía a su soldado para darle permiso y en cierto modo ordenar al mismo tiempo que se retirara. Bien Arquiro, es hora de recibir a nuestra invitada... añadía la levantarse concluyendo de forma educada la conversación que estaban manteniendo. Se mostraba muy excitado, en el sentido que su rostro dehaba expresarlo. No sólo había conseguido una oportunidad, sino que tal compañia le proporcionaba cierto sentimiento ilusiorio de seguridad. Caminaron por le patio hasta acercarse lo suficientemente a Andrómeda, mostrando su recimiento e incitando a que se acercase a ellos. Bienvenida, hermosa Andrómeda, tambien me es muy grata vuestra presencia, estoy contento de veros a salvo, expresó sin ser consciente de su frenético comienzo. Eso le dejó unos segundos para que se cruzaran algunas palabras, que interrumpiría para proponerles un obvio movimiento. Disculpad, pero en verdad desearía poder continuar nuestra charla con más tranquilidad en la sala donde nos encontrabamos... Y con esto, se encaminó con los fieles vástagos para continuar asentando las ideas y los miedos que nacieron haria esas horas pasadas.

Arquiro, contento de encontrarse con Andrómeda, la coge del brazo mientras caminan a la sala propuesta por Joseth. En el camino, la pone al corriente.

-Andrómeda, no sabes cuánta dicha me produce verte. Vine, como sabes, al templo para pedir consejo y protección al sabio Joseth, en estos momentos de turbación y crísis. Una vez aquí me encontré con la noticia de que, en ausencia de Anum, Joseth, nuestro benefactor, ocupa ahora el cargo de sumo sacerdote; y no ha podido ser en mejor momento, Andrómeda, pues una criatura letal se ha levantado entre las tinieblas de la noche y ha hecho de nosotros sus presas. Es un ser salvaje y violento, con una figura deforme y animalizada... -Arquiro se estremece- Joseth nos ha prometido protección aquí, bajo su techo, pero yo deseaba preguntarte si has conocido alguna vez una amenaza semejante a la que te he descrito...

- No, no recuerdo nada parecido. En Creta no había nada que se escapara a mi señor -dice con cierto aire de suficiencia difícil de ocultar- Claro que esto no es una isla, por supuesto. Os agradezco profundamente que nos ofrezcáis la protección del templo, sumo-sacerdote -añade refiriéndose a Joseth.

Repentinamente gira la cabeza hacia un costado del templo, en dirección al primer patio, sobresaltada.
- ¿Qué ha sido eso? -exclama.

Acto seguido suena la alarma:

- ¡He oído un ruido! ¡Por aquí! ¡Rápido!

Suena en lo alto del techo del lateral izquierdo del primer patio.

Arquiro mira en dirección al soldado que acaba de dar la alarma. Después gira la cabeza hacia Joseth y Andrómeda.

-¡Vamos! ¡Quizá podamos verlo!

Si ojos se abrieron sobresaltados, interrumpiendo su sensación de seguridad. De acuerdo... pero no nos precipitemos, asegurémonos de que se trata. Tenía bastante claro para qué tenía soldados, no se mancharía las manos, aun menos dejaría que se manchara si quiera el vestido de sus invitados, aun cuando esta intervención fuera tan sospechosa, ¿la habrán seguido? por lo que se dirigió con presteza, concentrandose en el movimiento de su sangre por su cuerpo de ser necesario.

Ambos dos os encaramáis al tejado de los talleres de la parte izquierda del primer patio del templo, para lo que hay dispuestas un par de escaleras de madera. Arquiro es el primero en llegar, precedido sólo por otro soldado que se encarama con toda la presteza que le permite el llevar una jabalina en la mano. Dos guardias están sobre el tejado, además del recién llegado, que se reune rápidamente con los dos, además de vosotros. Andrómeda os sigue desde la distancia, más cautelosa.

Uno de los soldados está agachado junto al borde del tejado por su parte externa, examinando una rotura de aproximadamente un palmo en el viejo adobe. El otro está oteando en la oscuridad, tratando de percibir a alguien o algo, jabalina en mano. El soldado recién llegado se reune con este último, que le informa tanto a él como al resto de recién llegados:

- Hemos oído un ruido extraño y al llegar aquí estaba eso roto y oimos algo caerse fuera. Yo juraría que más grande que el propio adobe. Hemos estado tratando localizar al posible intruso, pero la patrulla no ha dado todavía cón él.

Arquiro se dirige al soldado.

-Entonces, ¿creeis que ha saltado? ¿Estaba entrando o saliendo del templo?

Joseth al observar el agujero mira desde su posición al patio. Estando ellos allí no notaron nada... maldita sea, tendré que tomar medidas. ¡Pues encontradlo, y expulsadlo, no quiero invitados indeseados en mi templo! Ordenó a sus soldados Venga, refugiémonos antes de que sea demasiado tarde, aún debeis escoger vuestro temporal dormitorio. Dicta a sus invitados mientras retoma sus pasos sobre el patio.