Partida Rol por web

5 de noviembre de 1984 - 11:21

Nadim acudió a su cita de los lunes, que era la misma que los miércoles y los viernes. Había encontrado un filón de Glamour en la escuela de pintura para jóvenes, un lugar poco cuidado en el plano de la decoración pero que contenía diamantes en bruto. El frío se paliaba con una estufa eléctrica dado que la calefacción central brillaba por su ausencia, y la sala en la que se pintaba había una gotera. Nadie dijo que ser pintor fuese fácil.

Casi todos habían salido a tomarse un café al bar de al lado, pero Nadim sabía que Janice, su preferida, seguiría dentro. Estaba pintando un cuadro desde la semana pasada y detestaba tener que parar por cualquier motivo. Cuando era forzada a salir porque el centro cerraba, Janice intentaba pasar desapercibida para quedarse hasta que el encargado echaba la llave. Una vez, incluso, pasó la noche en el local. De haber hecho el mismo frío que hoy, podría haber muerto de hipotermia.

Por eso fue toda una sorpresa cuando Nadim vio que Janice se sentaba frente a un lienzo a medio pintar al que habían acuchillado. La pintora estaba envuelta en un abrigo y una bufanda y tenía un cutter en la mano. Parecía enormemente triste.

El eshu se mantuvo quieto durante unos segundos, observando la escena con mudo asombro. Por suerte, la mujer no advirtió su presencia hasta que este decidió reaccionar, y para entonces ya había cogido una silla y estaba arrastrándola para sentarse a su lado. Observó el cuadro durante unos instantes y luego rompió el silencio con un tono que intentaba ser divertido

¿Es algún tipo de cuadro experimental o simplemente te has cabreado con el lienzo?

Janice le miró con los ojos cargados de desesperación.

-No lo consigo. Tenía la idea en la cabeza el viernes pasado, sabía cómo iba a seguir. Pero hoy... ¡nada! ¡Estoy seca! -Bajó la vista hasta el cutter y lo tiró al suelo con desgana-. Me he cabreado tanto que... Ya no puedo arreglarlo ni aunque quiera. Joder. Menudo asco.

Nadim esbozó una sonrisa, intentando trasmitir la tranquilidad que realmente no sentía

Siempre puedes venderlo como alguna clase de arte simbolista. "Ira pictórica", o algo así. Seguro que algún snob remilgado te lo compra

Se levantó, cogiéndola del brazo con suavidad

Tú lo que necesitas es pegarte una buena fiesta, querida. Ya verás como luego la inspiración viene sola

Janice se sacudió la mano de Nadim, molesta.

-No es ninguna broma, Haled. Lo digo en serio. Esto no es una tontería, no lo entiendes. No sabes lo que es sentirse como si la idea se hubiese... perdido. Como si te la hubiesen quitado mientras dormías. -La pintora se palpó el pecho-. Debería estar aquí, pero no... No siento que pueda pintar. Es como si pintar fuese una vela y se me hubiese apagado. Una fiesta es lo último que necesito. Estoy segura de que si no hubiese ido a la fiesta del sábado pasado esto no habría ocurrido...

Tonterías. Tienes un bloqueo, ya está. Si te lo tomas demasiado a pecho vas a explotar. Ya verás, dentro de unos días volverá la chispa

A pesar de sus palabras, Nadim observaba el cuadro con nuevos ojos. Una idea peregrina había comenzado a asentarse en su cabeza, una idea que comenzaba a preocuparle. Pero no, era muy poco probable...

-Eso me gustaría... -suspiró ella. Se pasó las manos por el rostro intentando aclararse y se levantó-. Llévame a donde sea. No quiero volver a ver este puñetero lienzo en mi vida.

La ardilla negra se paseó por el hombro de Nadim. La quimera solía permanecer quieta cuando estaban en entornos banales, pero la academia era un buen lugar para ella.

-Hum... No quiero preocuparte, pero parece que le han... hum... digamos... hecho algo. -Saltó hasta su cabeza-. Esta chica era terreno abonado y de repente... ¿estéril? No sé, no sé... Hum... Yo tendría cuidado...

No respondió a su amigo, por supuesto. No es que fuera alguien demasiado normal, pero incluso alguien acostumbrado a lo bizarro como Janice podría extrañarse si le veía hablando solo. Asintió en silencio, a modo de respuesta para los dos. Luego esperó a que Janice cogiera el abrigo y se dispuso a cerrar el lugar, apagando las luces. Un último vistazo le reveló que el cuadro seguía allí, solitario y melancólico, tan vacío como su creadora. Tras unos minutos, llegaron a una cafetería cercana, en donde Nadim buscó una mesa algo apartada ya dentro del local. Mientras esperaba a que el camarero les atendiera intentó sacar algún tema para espantar los malos pensamientos que probablemente aún seguían rondando por la cabeza de la frustrada artista

He oído que Wendy se ha marchado de la ciudad con su ex-novio. Así, sin dar explicaciones, ni siquiera a Robert. Supongo que no la veremos en un tiempo

Cotillear era lo primero que se le había ocurrido, a decir verdad. No es que se sintiera demasiado cómodo consolando a su amiga, pero el fantasma de lo que había pasado con el cuadro seguía sobrevolando sus cabezas, y tendría que hacer gala de todos sus recursos, por bajos que fueran, para evitar que volvieran al mismo punto. Janice necesitaba desconectar, y le tocaba a él asegurarse de que así fuera

-Wendy siempre ha sido un poco fresca -contestó Janice algo distraída. Jugueteaba con el azucarillo sin utilizar que le habían dado en su té-. Me extrañaba que durase tanto con Robert.

Suspiró y apoyó la barbilla sobre la mano.

-¿Quizá bebí demasiado? Ayer tenía algo de resaca y estaba bastante desanimada. Pero algunos de los mejores cuadros de la historia los han pintado alcohólicos. No, no puede ser...

No, por ahí no iba bien. Probaría por otro lado

¿Qué hiciste antes de ayer? Puede que el problema esté ahí. Venga, intenta recordar...

Quizás, de paso, averiguaría algo más sobre... Bueno, sobre lo que estaba comenzando a temer

En la radio comenzó a sonar una de las canciones más repetidas del momento. Janice suspiró y se apretó el puente de la nariz con los dedos.

-Veamos... Salí con mis amigos de la universidad por el Haight. Estuvimos en un par de locales, pero no empecé a beber en serio hasta que no llegamos al Casey's. Allí me presentaron a otro grupo de gente, supuestamente artistas como nosotros. Eran un poco raros. Había un chico que no dejó de tirarle los trastos a Michael en toda la noche ni cuando le dijeron que no era gay. Una de las chicas, no me acuerdo de su nombre, me invitó a una copa porque las dos pintábamos. Hablamos sobre pintura y movimientos y acabamos discutiendo. No me acuerdo exactamente por qué (a esas alturas ya estaba borracha), pero sé que me habría gustado darle con la copa que me había pagado.

Ya está Dijo Nadim, sonriendo como si aquello solucionara todo Probablemente sigues con el resquemor rumiando dentro del cuerpo. ¿Y no te acuerdas de nada de ella? Puede que si te enteras de por qué discutíais te quedes más tranquila, qué sé yo. Estuvisteis toda la noche hablando, algo te diría...

Por dentro, Nadim era un volcán. Su musa, su fuente de glamour y una de sus mejores amigas... Quién hubiera hecho eso iba a pagarlo caro, oh sí

Janice se apretó la cabeza.

-Creo que hablamos sobre alguna de las últimas exposiciones de mi academia. Creo que insultó mi arte, o el de alguien que conozco. No lo sé. Ahora que lo dices, me sentí muy mal cuando pasó aquello. Fue como si ella me hubiese quitado las ganas de pintar. Recuerdo que pensé: "Si alguien opina eso de mis cuadros, ¿para qué seguir trabajando?". Pero no creo que... No soy tan estúpida. Sé que era idiota y punto, dudo que eso me haya quitado las ganas de pintar de verdad.

Claro que no. Sabías a lo que te metías cuando empezaste en este mundillo, ¿no? Ya ves, me gusta pensar que hay tantos tipos de artistas como de plantas. Algunos son flores que huelen bien y gustan a todos, otros cardos borriqueros que acaban pisoteados. Personalmente prefiero a los segundos: Tienen más personalidad, más fiereza y arrojo, y también son más insistentes y difíciles de quitar. Las flores las pisotea cualquier niño maleducado, y ya no crecen

Vio como el camarero se acercaba a ellos y decidió atajar la conversación

Es tu caso, no eres ni lo uno ni lo otro. Pero tus cuadros son buenos, muy buenos, y puedo repetírtelo todas las veces que quieras si eso hace que vuelvas a pintar. Y mientras sigas pintando habrá gente que los ame, gente que los odie y gente a la que no le importe una mierda. Imagínate que Dalí hubiera tirado la toalla poco después de ilustrar ese primer poema

El camarero había llegado a su altura. Pidió una gaseosa para él, y luego esperó a que Janice hiciera lo propio

Janice pidió un té.

-Tienes razón. Debe de haber sido el alcohol. Éste es sólo un mal día. Eso es. Pronto dirás algo que me inspirará otra vez, como siempre. ¿Verdad?

Nadim inclinó la cabeza, aludiendo de forma algo vaga una burlona reverencia

A sus órdenes, mi señora. Todo sea por recuperar mi dosis semanal de talento

Después de una charla que pretendía ser consoladora, Nadim se despidió de Janice y se dirigió al Casey's. El bar había sido un sitio de encuentro beatnik en el pasado y había sobrevivido casi sin cambios. A pesar de ser por la mañana, el ambiente era oscuro y frío, como si no hubiera calefacción. Un escenario pequeño pretendía ser donde los artistas recitasen su poesía o se dieran charlas interesantes. Alrededor se acumulaban las mesas y sillas dispuestas como un círculo de setas. En la barra, un camarero joven y delgado leía el periódico. No había nadie más en el sitio.

Cuando Nadim se acercó a la barra, el camarero dejó lentamente el periódico y dijo:

-¿Qué va a ser?

Gaseosa Murmuró, sentándose en una de las sillas y preguntándose a sí mismo cuantos refrescos más harían falta para llegar al quid de la cuestión Y un poco de charla, si te apetece

El camarero le sirvió lo que pedía.

-No tengo mucho trabajo, así que lo que tú me digas. ¿Algo en particular?