Partida Rol por web

Jade se detiene a medio paso de entrar en los ascensores y se gira hacia el hombre que acaba de hablar, como si hubiese entendido (erróneamente o no), que le hablaba a ella.

- No sé qué buscábamos, pero hemos encontrado a un señor - Levanta la mirada hacia Grend, con la inocencia infantil que caracteriza a los infantes de su edad - Es viejo, pero al menos parece majo.

Ante semejante presentación, el hombre de plateada dentadura se ríe. Una de esas sonrisas que llegan a los ojos mientras las carcajadas brotan desde el fondo de su estómago. Hace falta mucho descaro, o mucha tranquilidad, para reírse de esa manera. Era agradablemente contagiosa. 

Entonces se levanta y tiende la mano al recién llegado, mientras aún se está quitando una lagrimilla de la comisura de los ojos.

- Jeje. Muy bien, si la pequeña Jade dice que pareces majo, estoy dispuesto a darte de primeras ese beneficio. Mi nombre es John Hazarda. Muchos dirán conocerme, pero ninguno dirá siempre la verdad. 

Cuando sales al exterior, la primera impresión es sencillamente asombrosa. La imagen que tienes ante ti es la de una ciudad moderna y abierta, y aunque no son muchas las personas caminando por las calles, desde el punto en el que contemplas todo, sí lo es la vegetación y la vida que parece acompañar cada espacio. 

Una parte de ti, sin embargo, te dice que esto no puede ser real y te fuerzas a fijar mejor la vista. Solo entonces te das cuenta del engaño.

El techo y las pareces están repletos de hologramas que dan la sensación de exterior. Incluso casi se puede sentir correr la brisa. Sin duda, la imagen es magestuosa. Si calculas a ojo, podrías tardar cerca de media hora en ir andando en linea recta de un extremo a otro de este recinto.

Sin embargo, su aspecto frágil no debería dejarte engañar. Si este lugar ha sobrevivido, tienen que haber buenas razones, y un lugar como este, tan cerca de la superficie, sin duda cuenta con más de un secreto. 

Es entonces cuando la puerta de acceso a la zona de cuarentena se abre. 

Un hombre con pasos aún vacilante se apoya en Anna, una de las encargadas de este sector y técnica de redes. Ésta lo lleva hasta el banco junto a la puerta y lo ayuda a sentarse, mientras éste se pierde aún unos segundos en contemplar el paisaje. La primera vez que se contempla este nivel, más después de los meses de encierro, es fácil necesitar unos segundos para reponerse. Más, si acaban de instalarle el chip de traducción, que deja a la mayoría algo mareado durante unas pocas horas.

Junto a la puerta, un hombre servicial con sonrisa amable.

- Buenos días, señor Verne. Bienvenido al Búnker. 

Frente a éste, probablemente hablando con el hombre que acaba de hacerlo hasta hace unos momentos, hay una pareja. Una mujer que observa al recién llegado con algo de escepticismo y un hombre con sonrisa y corte diplomático.

El tipo que les saluda le resulta curioso a Cristopher, pero no está seguro de si es por su dentadura o por su caracter. La niña no parece asustarse de él o estar incomoda, al contrario que con Sharp, y los niños suelen tener una percepción extraña para esas cosas.
Por lo que Grend le devuelve el saludo con un apretón de manos.

Cristopher Grend. Encantado de conocerle señor Hazarda.
Curiosa frase. ¿Se debe a algo en particular?

Estaba a punto de seleccionar el nivel al que nos dirigíamos cuando la figura de Hazarda apareció sin previo aviso.

Jade, por una vez, hizo su aportación a la conversación. Aunque vaya aportación...

La interacción entre Cristopher y John pareció comenzar por sí sola, así que me ahorré las presentaciones.

Aunque... Ahora que lo pienso, no tengo ni idea de a qué se dedica John. Ni de quién es, en realidad.

Supuse que se dirigía a mí, así que le respondí.

-Sí, me encontré con Cristopher nada más llegar a la puerta sur. Ahora mismo estoy enseñándole lo básico del búnquer.- me mordí el labio inferior como molesta por algo -Aunque el otro nuevo se me ha escapado, tendré que esperar para conocerle.- chasqueé los dedos, en un gesto inocente de disgusto.

Amadeus no pudo mas que sorprenderse al oír el nombre. Después de tanto tiempo, después de pasar decenas de cosas, encontraría allí a una de las personas mas brillantes que había conocido, ademas de ser uno de los que consideraba un viejo amigo. Con una sonrisa mas sincera que nunca, se acercó a Phileas.

-Dicen que el destino es una creación humana para acomodar sus acciones en lo incierto y no en lo verdadero, pero la verdad es que después de tales acontecimientos es el mismo destino el que ha querido juntar a dos viejos amigos- dijo mientras se acercaba a Phileas y le extendía la mano para saludarle -Bienvenido amigo mío-

-" <<Se dice que la miseria entre dos es más soportable.>> (cita). Encantado, ¿Con quien tengo el placer?. Como ya".-Pregunta aún algo despistado al animoso interlocutor. Aunque por su aspecto, cierta duda nace en su interior.

 - ¿Conoces a... este individuo? - Pregunta la chica que lo acompaña - Esto es... muy inusual.

- Algo me dice que no se irá a ninguna parte, señorita Verne. Jeje. Tendrá ocasión de conocer al otro inquilino.

Entonces mira a su otro interlocutor. 

- La verdad siempre se encuentra, pero suele estar tan camuflada entre farsas que es fácil descartarla. Pero no haga caso de lo que digo. La mayor parte de las veces ni un loco entendería. Otras, querría no haberlo hecho.

¿Planea unas vacaciones cortas, o establecerse en este artificial paraíso?

A Grend le sorprendió la pregunta de Hazarda.

Ah, pero. ¿Se puede marchar uno de aquí? Creía que la salida del Bunker estaba prohibida excepto para casos especiales. O puede que me lo haya imaginado.
Pero vamos. En principio no tengo ningún lugar más al que ir, por lo que imagino que voy a ser un inquilino regular del lugar.

En realidad le dio bastante que pensar. Aunque lo primero sería averiguar bien si se podía salir de allí o no. Por la seguridad del Bunker, tanto por la gente como por la localización secreta del mismo, no deberían dejar salir a nadie. Pero una vez más tuvo que acordarse de que estaba en un Bunker civil. Las cosas eran muy diferentes en aquí.

Miré a Hazarda, esperando que contestase a la pregunta de Grend. No había conocido a nadie que hubiese salido del búnquer, así que la información que estuviese a punto de escuchar podría ser interesante. 

También me plantee la posibilidad de que estuviese hablando sarcásticamente, algo común en John, según mi experiencia con él.

De cualquier forma, decidí no intervenir.

- Oh, no se confunda. No somos presos. Somos perfectamente libres de salir en cuanto lo deseemos, solo que ... si más adelante quisiera reentrar, tendría que pasar nuevamente por el agradable descanso de 4 meses de "cuarentena". No es una perspectiva muy alentadora.

 También cuentan que algunas personas logran entrar y salir usando trajes especiales, tras lo que su "cuarentena" se reduce a unos pocos días. Tareas de mantenimiento exterior y otros asuntos similares. A algún ingeniero se le ocurrió que poner el 98% del complejo bajo tierra era buena idea... pero no resolvió el dilema del 2% restante.

Se encoge de hombros - Pero parte de esto último es sólo una suposición.

 - Vaya, pues si que es una coincidencia afortunada - sonríe el recepcionista del acceso al escuchar el saludo. 

Y además, en muy buena hora. Creo que todos deben estarse dirigiendo ya a los comedores. ¿Quizás quieran continuar su conversación allí, mientras termina de habituarse al llegar? No hay nada que no calme un estómago colmado, después de las penurias del exterior.

Amadeus seguía con una sonrisa -Si Violet, podría decirse que somos viejos amigos- ayudó a levantarse a Phileas. -Tienes toda la razón, vayamos al comedor y podremos relajarnos mientras recobras energías-

Todo lo que decia Hazarda era muy interesante, sobretodo si resultaba ser cierto, y Grend le escuchaba atentamente.

Eso que dice da mucho que pensar señor Hazarda. Veo que es usted una persona muy interesante. Seguro que tendremos más de una charla.

Lo que decia tenía mucho sentido. Porque a pesar de que el Bunker fuee en su mayoria subterraneo estaba claro que las cosas se acaban estropeando en algun momento. Y se tiene que salir fuera para arreglarlas. Por no hablar de otras posibilidades.

- Es fácil encontrarme, jeje. Por si no se lo han dicho aun, desde cualquier terminal es posible contactar con cualquier otro inquilino. Solo necesita saber su nombre. Les dejaré ahora. Estoy seguro que estarán deseando llegar a los comedores, jeje. Nada como las novedades para abrir el apetito.

Se inclina entonces con un gesto entre cordial y cómico a la periodista - Dhalia, un placer verte.

Y a ti también, encantadora Jade, la niña de los misterios ;)

Mirando de ito en ito a sus interlocutores, Phileas se preocupa por la tal Violet y el calvo que aún no se ha presentado.

-" Muchas gracias por la invitación. Violet, no entiendo por que se sorprende, soy una persona muy sociable y tengo muchos amigos. Sin embargo yo soy el que no la conoce, me presento formalmente, no se vaya a pensar alguien que el recién llegado es un maleducado (dice guiñando un ojo a Amadeus). Mi nombre es Phileas Verne (extiende la mano hacia la mujer y con un ligero gesto de saludo con la cabeza saluda al parlanchín que me ha invitado al comedor.). Espero que la comida no solo sea como el paisaje, bonita por fuera y un misterio por dentro.

Entonces usted es la bella Violeta que de dedica a...(deja el hueco a la espera de ser relleno por la mujer). ¿Y usted a que se dedica y como se llama?. 

Como pueden ver soy un geiser de preguntas y dudas, pero claro, al tiempo soy algo hablador. ( No deja de mostrar su mejor sonrisa).".- Continua caminando mientras le guían hacia el comedor y procura no perder detalle de lo ve a su alrededor.

-Igualmente, ya nos veremos en otra ocasión, John- no había dejado de mirar a Hazarda desde que apareció, me impresionaba lo diferente que era su comportamiento en relación al resto de gente que vivía aquí. Parecía saber mucho más de lo que decía.

John no dijo nada que no supiese ya, según parecía él tampoco conocía la historia de nadie que hubiese salido del búnquer y vuelto para contarlo.