Partida Rol por web

Probablemente, esta sea aparentemente el nivel más grande que hay entre todos los habitables en el Búnker. 

El techo y las pareces están repletos de hologramas que dan la sensación de exterior. Incluso casi se puede sentir correr la brisa en diferentes direcciones según la hora del día. Todo es artificial, por supuesto.

No sólo está recomendado pasar cierto tiempo aquí por ser una de las pocas estancias donde la luz es casi natural, sino que aquí se acumulan salas de entrenamiento, simuladores, espacio de recreo, e incluso las aulas de los infantes, por lo que la mayoría de los ciudadanos pasan aquí sus horas muertas.

Su aspecto frágil no debe sin embargo engañar a los visitantes, ya que en este espacio se encuentra la segunda línea de defensa frente al exterior. En caso de ataque y que el escudo y las armas del primer nivel fuesen burladas, este nivel puede colapsar y bloquearse en cuestión de minutos. Pero no pienses en ello. Este lugar está construido para tu confort ¿cierto?

Un tipo está sentado en el parque que da acceso a los ascensores, sin hacer mucho caso a su entorno. Parece que sencillamente disfruta tomando algo de sol, completamente ocioso.

Cuando sonríe, su dentadura metálica destaca frente al resto de su imagen.

- Vaya, vaya, vaya... ¿Una niña haciendo novillos? - Hablaba al aire, pero era evidente a quien se dirigía - debes ser la más inteligente de todos los borreguitos del corral.

Jade responde casi sin darse cuenta - Si que son un poco borregos - Pero entonces se da cuenta de que en realidad no conoce a aquel hombre de nada, y le sube el color hasta el nacimiento del pelo, con una actitud que da que pensar si ha descubierto algo inusualmente interesante en sus zapatos.

Miré al hombre alzando una ceja. 

Me sorprendió que Jade le contestara con esa... sinceridad, pero en seguida se sonrojó y deduje que no estaba por la labor de seguir hablando con ese señor.

Me aclaro la voz antes de hablar -Bueno, esta mañana tenía algo de fiebre y he pensado que era mejor que se tomase un día libre.- le sonreí fugazmente, no parecía que aquel hombre estuviese molestado o recriminando que Jade no estuviese en clase, así que no me preocupé demasiado por buscar una excusa más elaborada. -Soy Dahlia, encantada.- 

Miré a Jade, esperando unos segundos para ver si la chica se presentaba por sí misma.

- Haces bien en escaparte, jeje. Solo te llenan la cabeza de tonterías que pronto no servirán para nada - Su desconcertante comentario queda en el aire. No es la primera persona que conoces que comienza a dejarse llegar por cierto ánimo pesimista. Apoya la espalda nuevamente contra el banco en elq ue está sentado y cierra los ojos, como si solo prestase atención al sol, pero sigue hablando. 

- ¿Has venido para escribir algo sobre la historia de los dos que están a punto de entrar?  - Sonríe - si, pequeña Jade, en apenas una o dos hora dejarás de ser el miembro más reciente en acceder al Búnker - Mira a la periodista - El Búnker tiene que cuidar a sus estrellas.

Jade abre y cierra la boa un instante, pero la vacilación desaparece pronto al escuchar a aquel hombre decir su nombre, y nuevamente se concentra en sus zapatos. 

No es raro que una persona tan joven entre sola al Búnker. ¿Será cierto que es una de las "estrellas mediáticas" del Búnker, o aquel extraño hombre se referiría a otra cosa?

El movimiento de los labios del individuo, mezclado con los ligeros destellos que despedía su dentadura era casi hipnótico, pero eso no impidió que mi atención se centrase por completo en lo que acababa de decir 

-¿Qué?- dije inconscientemente -¿A qué dos personas se refiere?- me acerco a paso lento hacia el hombre, con intención de tomar asiento junto a él si la conversación continuaba por este camino. Así que parece que tenemos invitados en cuarentena... 

- Oh, no he hablado con ellos directamente, pero quien sabe escuchar puede sentir las idas y venidas de este gran organismo vivo. Cuando todo esta calculado, incluso la forma de morir, cualquier cambio crea fluctuaciones, y eso a ellos no les gusta, porque no les gusta el cambio. 

Pero ustedes dos, y otros, fueron un cambio por lo que otras cosas llegaron, incluso noticias del exterior de los últimos años. Y eso es interesante. ¿Viviremos tiempos interesantes?

Ríe por lo bajo. Resultaba algo confuso seguir la línea de sus pensamientos. Entonces señala.

- Si quieres acercarte a dar la bienvenida a los dos nuevos reclutas, llegarán desde la puerta de sur. Ya conoces lo monótono que pueden hacerse esos cuatro meses de espera.

El discurso que acababa de presenciar era... extraño. ¿A qué se refería con que hasta la muerte estaba calculada? Me parece que no estaría mal relacionarme un poco más con él. 

-¿Puerta sur? Muchas gracias, creo que voy hacia allí directamente. Ha sido un placer...- espero a que él mismo me responda con su nombre mientras le extiendo mi mano con delicadeza. Procuro mantener mi mirada en la suya, en un tono de claro interés hacia él.

-Espero volver a verle alguna otra vez.-

- Jejeje. Te llevas un minipunto por no haber terminado esa frase con un "señor" - sonríe y estrecha tranquilo la mano que le tiendes - John Hazarda. Un placer. No dejes que los avispones te distraigan y puede que me encuentres de nuevo, jejeje.

- ¿Avispones? - Dice Jade, poniendo los ojos como platos un instante, mientras mira a su alrededor. Un momento después debe sentirse un poco tonta, ya que aquí dentro era realmente complicado encontrar cualquier forma de vida total y absolutamente controlada. Así pues, sencillamente baja la vista nuevamente.

Le devuelvo la sonrisa inconscientemente mientras pienso lo... diferente que es este tal John al resto de personas que he conocido dentro de este búnker.

Me giré, dispuesta a ir a la puerta sur para hablar con los dos nuevos ciudadanos. 

Una vez nos hubimos alejado lo suficiente le dije a Jade -Qué tipo más raro, es la primera vez que le veo y no he entendido una palabra de lo que ha dicho- digo risueña, esperando poder entablar conversación con la chiquilla.

- Si. Es raro - Asiente ella - Parece que haya mordido algo malo ¿verdad? 

Mientras caminan, van atravesando el jardín artificial. En algunos puntos de este nivel hay pequeñas plantaciones para co-alimentar a la población, aunque tú puedes intuir que debe haber más razones para estas salpicaduras de vegetación. 

Quien sabe, quizás sea cierto eso que dicen que absorbe la radiación, o algo así.

Mientras lo estás pensando, jade se arrodila y coge una piedrecilla de color algo diferente y comienza a darla vueltas entre los dedos - Aquí huele diferencie. No esta mal del todo.

Asiento -No me gusta la sensación de estar bajo tierra veinticuatro horas diarias... Estoy tan acostumbrada a el olor del búnker que me cuesta recordar cómo huele la superficie...- me detengo para examinar el objeto que Jade tiene entre sus manos, ya que tiene un color algo distinto, aunque quizá no sea nada importante.

-De todas formas, estoy segura de que, tarde o temprano, podremos volver a salir a la superficie sin miedo. La Burbuja cumplirá su misión.-

No quería entretenerme mucho en este lugar, pero pensé que era mi deber animar un poco a Jade.

No confiaba para nada en que la Burbuja fuese a conseguir su objetivo, ni en que los humanos ganásemos esta guerra... Pero, si algo realmente malo ocurriese, estoy segura de que nadie saldría vivo como para recriminarme mis mentiras.

Al fin y al cabo... La esperanza no es más que una ilusión de los humanos. Es preferible vivir engañados y morir felices a vivir conscientes de la verdad: nuestros días están contados.

- ¿Y qué pasará si las máquinas ganan? - Pregunta la niña con tiendo, aún con la mirada fija en la piedrecita. A simple vista no es más que algún desecho industrial, pero su superficie cristalizada hace que la luz haga efectos curiosos que a alguien como ella le llaman irremediablemente la atención.

-Es casi imposible, no pueden saber que estamos aquí. Y, si nos descubren y vienen- Probablemente todos moriríamos -nos defenderíamos. De todas formas, no es nada fácil entrar aquí si no te abren la puerta...- Ni salir...

Me resultaba difícil conectar con Jade por nuestra diferencia de altura y su actitud, así que me acerqué un poco a ella y me agaché. -Vamos, te prometo que no va a pasarnos nada. Yo te protegeré, y soy bastante dura cuando me lo propongo.- bromeé y le sonreí -Ahora tenemos que ir a conocer a los nuevos- apoyé mi mano sobre el hombro de Jade con la esperanza de que le sirviese de algo -¿Vale?-

Ella se encoge de hombros. Quizás después de los cientos de caras nuevas durante aquel mes, añadir dos más a la lista no significaría una gran diferencia - Vale.

Desde donde están ya pueden ver la torre de cuarentena.

Cada habitáculo está aislado y puede desmontarse para ininerar el contenido, en caso de encontrarse cualquier amenaza para la supervivencia del Búnker. Sabes que no todo el mundo está conforme con este tratamiento a las personas que tratan de entrar, pero si se las dejasen fuera, el posicionamiento del Búnker podría verse comprometido... por no hablar de las posibles represarias de un grupo exterior de rechazados tratando de entrar a la fuerza. 

El cielo artificial hace parecer a este pilar una construcción incluso amable, pero tu conoces el frío de 4 meses de encierro.

Jade también la observa - ¿Cuantos se volverán locos al pasar por ahí?

Sigo caminando mientras pienso que esta chica tiene una mente bastante retorcida. Aunque entendía que esta zona no le trajese buenos recuerdos.

-No es un sitio agradable, pero tampoco es para volverse loco... Es mejor tomárselo como un descanso que como una cuarentena.- sentencié con mi característica media sonrisa.

Decidí dejar ahí el tema, ya que no quería decirle qué hacían con los infectados. Suponiendo que no lo supiera ya... al fin y al cabo, Jade era una caja de sorpresas. -De todas formas... no estaremos aquí más de 30 minutos, así que no corremos peligro...- bromeé esperando sacarle una sonrisa a la niña.

- Ya se. Quizás es que todos están locos, y no se dan cuenta de lo malo que es este sitio. - comenta, más para si misma que esperando escuchar una respuesta.

Mientras pasean, llegan a la antesala de la zona de cuarentena. Puedej recordarlo vagamente de haberlo visto yendo y viniendo en el lugar. Allí, un hombre de sonrisa afable recibe a ambas.

- Buenos días señoritas. ¿Puedo ayudarlas?

Vaya por Dios... parece que no va a ser tan fácil entrar aquí.

-No. Vengo de parte del señor Hazarda, tengo permiso para acompañar a los dos nuevos ciudadanos durante su primer contacto con el búnker.- dije sin detener mi marcha.

No tenía ni la más remota idea de cuál era la ocupación de John, pero tenía algo de esperanza en que un "señor" seguido de un apellido cualquiera me diera una excusa para poder entrar en lo que, suponía, sería zona restringida. 

-Si me disculpa... voy con algo de retraso y no me apetece entretenerme más. Gracias.- me mostré amable pero algo agobiada, lo último que quería era entablar una conversación usando aquella identidad improvisada.