Partida Rol por web

Cristpoher no había dicho nada de la niña, o a ella, porque la vio bastante tímida. Imaginaba que en su momento le hablaría. Y así fue, bueno más o menos. Ya que fue Dahlia la que la presentó.

Vaya. ¿Es eso cierto pequeña? Lamento haberte quitado el puesto. Soy Cristopher Grend, a tú servicio.

La saludó con la mano mientras hablaba, pero no trató de acercarse a ella. Por si acaso. Por lo que le pareció enteder a la mujer, la niña había superado el periodo de cuarentena ella sola. Si había sido complicado para él, para una niña pequeña habría sido un infierno.

Al final, salió también el tema de Verne.

Eh, no. Bueno, lo conocí a mi salida de la cuarentena. No coincidí con él dentro o a la llegada. Tampoco es que pudiera entenderle mucho, ya que parecia hablar sólo en frances. Creía que podrían ser parientes, ya que se apellidan igual.

Jade como toda respuesta se ha encogido de hombros.

No parece que le importe demasiado perder el puesto de "la más novata". De inmediato parece estar más interesada en las plantas alrededor que en la conversación que tienen los adultos. Solo murmura algo que por lo visto le ha estado rondando por un rato.

- Pensaba que aún estábamos en el segundo nivel. 

Eso dice el maestro. Se enfadó cuando me equivoqué el otro día. A mi todo me parece muy igual. Excepto porque aquí hay muchas plantas, claro... pero no sirven para esconderte.

Algunas de las zonas que atraviesan se asemejan a lo que hoy día solo se encuentra en cuentos. 

Diferentes variedades de plantas y bastante humedad.

Nada que ver con el paisaje exterior, en el que apenas se logra adivinar la entrada del búnker real después de pasar por tantísimas ruinas. Todos los recién llegados pueden recordar en mayor o mejor grado esa sensación de temor y esperanza, antes de aceptar los términos de la cuarentena.

Finalmente alcanzas a ver el edificio de cuarentena.

Cada habitáculo está aislado y puede desmontarse para incinerar su contenido, en caso de encontrarse cualquier amenaza para la supervivencia del Búnker. Sabes que no todo el mundo está conforme con este tratamiento a las personas que tratan de entrar, pero si se las dejasen fuera, el posicionamiento del Búnker podría verse comprometido... por no hablar de las posibles represarias de un grupo exterior de rechazados tratando de entrar a la fuerza. 

El cielo artificial hace parecer a este pilar una construcción incluso amable.

Violet también la observa, y termina manifestando en voz alta el pensamiento que la ronda. - Cuatro meses ahí dentro... no sé si yo sería capaz. El otro día me dijo Penny que muchos salen locos y nunca llegarán a adaptarse.

¿Crees que hicieron bien reabriendo las puertas?

Grend sonrie ante el comentario de la pequeña sobre el escondite. Y no puede evitar rememorar a su propio nieto, lo cual se quita enseguida de la cabeza. Pues no es bueno seguir por esos derroteros.

Vaya. Entonces no me pasa sólo a mi lo de ver todos los sitios iguales. Eso es bueno. Podían poner algo de variedad al menos en el color ¿no crees?

Aun así, Cristopher no puede evitar reconocer que el paisaje es bonito.

¿Habrá alguien vivo que todavía recuerde cómo era todo antes? Pocos, seguro.

Asiento, mirando a mi alrededor -La verdad es que, si te paras a pensarlo, todo aquí es artificial...- hice una mueca de resignación -Pero te aseguro que es mejor esto a estar ahí fuera. Además, con el tiempo acabas acostumbrándote a las ventanas-pantalla, hacen bastante para evitar la sensación de claustrofobia.- 

-Deberíamos estar felices por encontrar una comunidad en medio del caos que reina allá fuera, ¿no cree?- seguía caminando entre el jardín, disfrutando de la sensación de humedad que daban las plantas. -Por cierto, ¿cómo se enteró de que aquí había un búnquer? Es difícil encontrarlo si no se sabe su localización...- 

Esperaba no haber hecho una pregunta que le trajese malos recuerdos, aunque aquí casi todos teníamos un pasado "oscuro".

En verdad la mujer debía haber sido una buena periodista en sus días fuera del Bunker. Pues le trataba de sonsacar con mucha sutilidad y diplomacia.
Grend simplemente sonrió.

Sí. Eso ayuda, seguramente para los más jovenes será bueno. Se nota que es un Bunker destinado a los civiles. Y sin duda se está mejor que fuera. Ojalá se hubiesen podido crear más de ellos.

En cuanto a enterarme de su ubicación. Digamos que no era un secreto para todo el mundo.

Amadeus miró a Violet con curiosidad -¿Qué sería de nosotros entonces?Caeríamos todos enfermos, y la raza humana se extinguiría- su mirada se volvió mas seria -Es un mal necesario, para evitar una catástrofe- se quedó navegando en sus pesamientos.

Pero al momento volvió a la misma cara agradable de siempre -No te preocupes, allí hay mas gente, y se hacen compañia unos con otros, si la locura les puede no es por el lugar, si no porque sus mentes son mas débiles de lo común- la puso la mano en el hombro para hacer a sus palabras un efecto alentador.

Aunque realmente no era lo que pensaba, si por él fuera, toda esa gente ya habría muerto.

- En realidad no creo que queden personas suficientes como para repoblar la raza, Amadeus. - Responde ella, demostrando pensamientos aún más cínicos. 

 Ya están cerca de la puerta y pueden ver al portero del área de cuarentena. El suyo es un puesto más bien simbólico. Controlar las entradas y salidas del recinto es algo para lo que sería fácil programar a una máquina, pero el miedo de que cualquier máquina pueda ser engañada con los conocimientos necesarios hacen este tipo de trabajos, algo prudente.

 - Buenos días. ¿En qué puedo ayudarles?

Me mordí el labio inferior, como a punto de decir algo importante -Lo cierto es que hay más emplazamientos parecidos a este. No podemos confirmar que los habitantes de las demás zonas "seguras" para humanos sigan vivos hoy en día, pero se oyen demasiadas historias en relación a supervivientes como para que todas sean mentira.- expulsé un poco de aire, no muy convencida -No lo sé, yo prefiero pensar que tenemos posibilidades de plantar cara ante las máquinas si llega la ocasión.-

Miraba a Jade mientras hablaba con Cristopher, la veía corretear delante nuestra, ajena a nuestra conversación.

-En cualquier caso, por ahora estamos seguros aquí, y eso es lo importante. Todos colaboramos para poder seguir adelante.- una ligera sonrisa de añoranza se asomó en mi rostro -¿Hay algo que se le dé especialmente bien? Algo así como un oficio o una habilidad... Quizá podría ser útil en algún sector.- No quería presionar a Grend, así que hablaba de forma relajada. Mi pregunta era tan sólo una forma de entablar una conversación.

Grend asentia a los comentarios de la mujer sobre los otros emplazamientos, pero en su mirada no había nada que indicara que fuera una sorpresa el escucharlo.

Tenemos que hacer más que plantar cara. Tenemos que lograr derrotarlas por completo. Las máquinas no son infalibles, se las puede vencer, de hecho ya se ha conseguido alguna vez. Aunque demasiado pocas y con demasiadas bajas. Ese es el problema. Nosotros sufrimos por cada vida eliminada, a ellas no les importa. Y en una guerra de desgaste tenemos las de perder.

Cristopher notó que se había dejado llevar un poco, Y se calmó para seguir hablando con Dahlia.

En fin. Aquí estamos seguros, sí. Y eso es lo que cuenta.
En cuanto a lo qué se hacer, bueno. No creo que haya aquí muchas oportunidades para un viejo piloto como yo. Pero seguro que en algo podré ayudar.

-Buenos días, venimos a dar la bienvenida a las 2 personas que salen de cuarentena hoy- dijo Amadeus entregándole su tarjeta de identidad del búnquer -¿Por casualidad sabe sus nombres?- le preguntó al portero.

Mientras escuchaba a Cristopher, llegamos a una sala bastante amplia en comparación con el resto del búnquer.

Me detuve mientras Grend decía que no pensaba que un piloto sirviese de mucho. 

-Hemos llegado a la zona de recreo, es casi la única zona donde la luz no es completamente artificial.- hice una inspiración, disfrutando de la ligera brisa artificial, que simulaba las corrientes de aire del exterior. -En este nivel puedes encontrar salas de entrenamiento, espacios de recreo, aulas para los niños...- 

Todas las paredes tenían un holograma, por lo que era una imitación casi perfecta del mundo de la superficie. -La gente suele pasar un rato aquí todos los días, ya sabes, para despejarse un poco.- miré a Grend, esperando su reacción ante esta "realidad virtual". 

-Por cierto... has dicho que eras piloto, ¿no? ¿Trabajabas en algo relacionado con el transporte?- 

Grend sigue a Dahlia mientras habla y comenta los lugares por los que pasamos. Y por su tono está claro que no es la primera vez que lo hace.
Comprende por qué está tratando de sonsacarle, pero ya dio una explicación completa (o casi) durante la cuarentena.

Y digamé. ¿Cómo es el Consejo del Bunker? ¿Suele hacerse notar? ¿Se puede acceder a sus mienbros facilmente o si pides una cita te la deniegan directamente?

Había cambiado de tema, eso era obvio.

Tras examinar brevemente la tarjeta que le tiendes.

- Buenos días, Sr. Amadeus.

Por supuesto, son el Sr. Gren... - Examinando la lista que tiene a mano, en su terminal - Cristopher Grend, exacto. Y el señor Phileas Verne. Estoy seguro de que la señorita Anna Charrón agradecerá que la liberen de la tarea del tour inicial - sonríe momentáneamente - Aunque lamento decirle que el señor Grend ya ha partido. Ha sido extraño, ya que se ha adelantado a su hora. Imagino que ha preferido rechazar el chip de traducción. No es el primero ni será el último.

El Sr. Verne, por su parte, no creo que tarde. A esta hora ya tiene que haber despertado de la intervención.

En este momento se siente un leve temblor desde la planta de los pies. Pasa sin más al instante siguiente. Es probable que solo fuese otra persona que no ha logrado pasar la cuarentena.

En este momento se siente un leve temblor desde la planta de los pies. Pasa sin más al instante siguiente. Es probable que solo fuese otra persona que no ha logrado pasar la cuarentena.

Hice una pausa y no respondí, asimilando que Grend me había cambiado de tema de forma clara. 

En ese momento, un temblor sacudió la sala. Mi atención se desvió por completo y miré a todos lados. No pasaron ni unos segundos cuando la agitación terminó.

Deduje por qué podría haberse producido aquello, y torcí el gesto brevemente.

-No se preocupe, no es un terremoto ni nada así.- me esforcé para sonreír y cogí aire -Creo que será mejor si nos damos un poco de prisa en ver las instalaciones, se acerca la hora de la comida.-

Me sacudí la ropa como quitando polvo de ella y proseguí caminando al mismo ritmo que antes -Aquí todos nos conocemos, puede hablar con alguien del consejo como con cualquier otro ciudadano. Si bien quizá están un poco más ocupados, suelen ir al comedor a la misma hora que todos. Puede que incluso nos encontremos con alguien del consejo ahora después.-

Ya habíamos llegado al ascensor que nos conducía al tercer nivel. Hice un gesto a Jade para que se acercase a nosotros y esperé a que la cabina llegase hasta nosotros. 

-Hoy mismo he tenido una entrevista con Amadeus, miembro del consejo.- sonreí a la par que las puertas del ascensor se abrían -Personalmente, me siento protegida sabiendo las personas que están "al frente" del búnquer.- entré a la cabina.

Grend notó el temblor, y vio la cara que puso Dahlia. Y como se esforzó en hacer como si no psara nada, seguramente por la niña, tampoco insistió. Aunque lo dejó intrigado, ya había notado alguno mientras estaba en cuarentena pero no sabía lo que era. Y por lo visto no era algo agradable. Decidió dejarlo para otra ocasión.

Cristopher se mostró muy interesado en todo lo que la mujer comentaba sobre el consejo.

Eso es bueno. Saber quién es el que te proteje y de quien dependes está bien. Y el poder hablar con él, o ella, sin dificultades parece propio de un bunker civil.
Entonces, supongo que si busco información sobre los miembros voy a saber quienes son, qué hacen y esas cosas ¿no?

Mientras pasan junto a la plaza que rodea los ascensores, un hombre sonríe. Es imposible no fijarse en él cuando lo hace, ya que su dentadura es completamente metálica. 

- ¿Encontraste lo que buscabas? - No mira a nadie en especial, por lo que cuesta adivinar a quien de los tres se está dirigiendo.