Partida Rol por web

Mientras Frederick trabaja hay dos detalles que no se les escapan a tus sentidos aumentados. Una, que la luz ha disminuido un ápice más. Otra, que el movimiento de la cámara está generando más calor del normal. Probablemente se le esté pidiendo más de lo que esa pieza de hardware tiene por costumbre soportar.

Y eso te lleva a un muevo pensamiento. Los engranajes de la puerta que está manipulando Frederick con las manos desnudas están tan accesibles desde el centro de memoria de la terminal como la cámara. Una descarga eléctrica podría haberlo dejarlo aturdido. Bloqueando el suministro de aire y sin conexión con el exterior...

¿Quien estaba realmente preso hace un instante? ¿La entidad que podría haber sacrificado un par de horas de autonomía o ustedes con un par de minutos de oxígeno, en caso de bloquearse los canales de aire, también accesibles?

Un cosquilleo en las puntas de los dedos te lo confirma. Si, ese programa podrá ser una IA no muy ingeniosa, pero lo que es seguro es que es peligrosa. ¿Te atreverás a conectar directamente con ella cuando la tengas sometida para ahorrar tiempo o lo harás con más seguridad?

Utolsó no tendrá ninguna dificultad para salir, pero es posible que 42 necesite un poco de ayuda. Basta que mantengas las jambas de las puertas abiertas al máximo para pasar.

Por ahora todo ha ido bien.

Grend dijo:

Yo hablaba de conectarme a sus protesis, no a la silla. Pero la silla es mejor opción.
Si tiene que pasar por la puerta, que me ha parecido entender que no está abierta del todo, con la silla no lo tendrá nada facil, como mínimo imagino que rozará con la misma.
Si yo estoy en la puerta ¿puedo pasar a la silla si esta la toca?

Las prótesis de sus piernas, con las cuales lo conociste, no las tiene en este momento. 42 es prácticamente tronco, brazos y cabeza. La silla de 42 es una mezcla entre estas dos imágenes:

Diseño circular autónomo, pantallas y multitud de ventanas laterales que probablemente sirvan para suministros médicos o vete a saber. Además, hay que añadir una mampara circular de cristal rollo aislamiento en todo su alrededor. 42 en este momento no tiene piernas ni mecánicas ni de ninguna otra clase y a simple vista no tiene más implantes. En este momento su única maniobrabilidad son algunos gestos con las manos, además de las funciones que tiene su silla o de las órdenes verbales que pueda dar a la terminal. Por lo que puedes suponer, controla su silla mentalmente, y eso incluye escribir en sus propias pantallas instaladas.

El cristal no transmite electricidad y la puerta, al igual que el suelo, no está hecha de un material que permita la transmisión de datos. Tienes acceso a los mandos de sus puertas metálicas y control sobre la electricidad. 

Eso, como mucho, te da la oportunidad de desviar la energía, y si la puerta fuese de algún tipo de material conductor (base metálico y no plástico, por ejemplo), dar un corrientazo a quien esté en contacto con ella. Esa persona sería primeramente Fréderick, quien ha manipulado la puerta para abrirla y ahora la mantiene para que los demás puedan pasar, tras desbloquear el mecanismo. Por descontado que para hacer esto tendrías que gastar un buen porcentaje de la energía acumulada en este momento.

Cuando el silencio es el único que responde miro hacia la cámara.

Sí, algo así estaba pensando señor Rémeny, pero no hay que subestimarlo. Está observando mi silla ¿quizá pensando si podría transmitir su ser? -gruño- Es un idiota... pero es un idiota peligroso.

Reconozco, me giro hacia la puerta.

Mientras nos movemos ¿podría alguno tapar la cámara?

Y sin más, me acerco a la puerta pero me fijo en nuestro experto en comunicaciones, esperando a que salga antes que yo mismo.

Quiero fijarme en qué hace Rémeny. No confío en que el Hacker guarde algún as más bajo la manga, el muy maldito.

Como no había nada que pudiera hacer por salir de allí, y estaba convencido de que ellos no iban a llamar a mantenimiento, Grend se concentró en la puerta para cerrarla. Aunque sea dandole su propia energia.

Silencio. Nada más que silencio. No pude escuchar ninguna réplica, nada sobre el susodicho. ¿Se había rendido? Quizás. - Sí, un idiota que ha sumido el caos, aunque no sé si se lo había propuesto o no, o por el contrario fue un efecto colateral para llegar vete a saber donde, eso lo hace aún más idiota y más peligroso. - No quise imaginarme que hubiese pasado si las cosas hubiesen sido diferentes. Aparentemente aquella situación estaba controlada en cierto modo, aparentemente.

Terminé de abrir la dichosa puerta, no fue difícil, pero sí necesité de un poco de tiempo. Utolsó no tendría problemas en salir, sin embargo Cuarenta y dos podría necesitar ayuda, así que me tomé la molestia de dejar las puertas abiertas que hasta que los presentes abandonasen la maldita sala que ya no nos servía para nada sin energía. Cuestión de tiempo antes de que esté completamente inhabilitada. - Venga, vamos. 

Con un parpadeo, localizas la orden de cerrado de las bases de la terminal y lo mandas en dirección a la puerta. Tienes accesibles los programas que hacen que las cosas se muevan, pero no la mecánica.

Ahora sólo te queda comprobar que sea operativa... y que hayas escogido bien.

Al final del pasillo, desde el área del comedor, ves acercarse a dos mujeres. a la que va en cabeza la reconoces sin ningún esfuerzo.

Alza un poco la voz para que la escuchas. debe ir con algo de prisa. O ser simplemente ella.

- ¡Frederick! ¿Estás con Utolsó?

Al grano. Como siempre. En realidad es un alivio, conociendo otros elementos que puedes encontrar en el búnker.

 La otra chica tiene la mirada un poco perdida, pero sostiene algo bajo el brazo.

Frederick gira la cabeza cuando una voz de mujer se deja escuchar desde el pasillo.

-  ¡Frederick! ¿Estás con Utolsó?

Continué manteniendo fuerza para que los molestos muelles no impidiesen la salida del subinspector. La silla podría quedarse atascada si la puerta no estuviese completamente abierta, y con la sala sin suministro de energía no quedaba otra que hacerlo a la vieja usanza.

Al escuchar aquella voz femenina hartamente familiar giré mi cabeza en aquella dirección. Tan directa como siempre. Aunque a mí no me molestaba, en aquel caso era de agradecer. - Eh, sí, está dentro, ahora sale. También está Cuarenta y dos. No digas nada. Es mejor hablar fuera de la sala. Por si acaso. - Fue mi respuesta a ella. No di detalles, solamente comenté lo justo para que ni entrase, ni se pusiese hablar teniendo a espectadores de por medio.

Luego me giré al técnico. - Utolsó, te buscan. No le hagas esperar, así que date prisa. - Me faltó poco, por no decir casi nada, para añadir un "por tu bien". Pero como supuse que nadie, incluido yo mismo, estaría para ciertos tipo de comentarios, preferí omitirlo.

Asiento a las palabras de cuarentaydos y salgo, intrigado también por saber quien y para qué me reclaman.

Antes de que 42 pueda salir, la puerta que sostiene Frederick tiembla, lo cual hace que el técnico dé un respingo. 

No parece ir a más, y finalmente todos pueden salir de la estancia, dejando que la puerta se cierre por su propia inercia.

Tu intento no ha obtenido resultado. La orden debió llegar demasiado confusa, ya que la puerta no ha reaccionado como se esperaba de ella.

Por suerte, aún puedes escuchar las voces al otro lado de la puerta. Eso te da a entender que si alzases la fuerza del altavoz, ellos también te escucharían.

Las dos mujeres que hay en el pasillo, de las cuales sólo una llegó a hablar, son Deborah Williams y Raquel Ahmed.

Ambas trabajan en seguridad, solo que una hace trabajo "de a pié", mientras que la otra está destinada a seguridad informática.

Seguridad informática es un departamento con el que más de una vez has tenido un tropiezo amistoso. Al final todo se soluciona, pero no está clara la línea que separa la línea de las responsabilidades de tu trabajo en la central de redes con el de ellos. En la teoría, tu sueles supervisar el estado y funcionamiento de las redes civiles y ellos lo hacen con las redes de seguridad, además de supervisar tu trabajo.

Miguel Santos te contó que Rachel estaba prometida, y además es la hija del inspector que falleció anoche. Sobre ella psan bastantes acusaciones del Hacker encerrado. ¿Qué habrá de cierto en todo esto?

Al escuchar las voces fuera, Grend trató de volver a repetir el mensaje de emergencia que había sonado anteriormente sobre el cese de energía de la habitación. Lo mismo si lo escuchaban los de fuera ellos avisarían a los de mantenimiento.

Aunque imaginaba que Frederic o Utolso se lo impedirían.

También siguió tratando de cerrar la puerta. Pues ahora que había gente. Si se quedaban encerrados, era más factible que retomarán la energía.

Rachel, la hija del inspector, tiene un aspecto algo más apagado que de costumbre y sus ojos son los de alguien que ha estado llorando, pero su orgullo natural le impide detenerse, sean cuales sean las circunstancias. 

Todos saben que es la hija del ex-jefe de 42, el inspector Sheik Ahmed, igual que han escuchado que es una androide, o al menos hay suficientes piezas metálicas como para que alguien la considere como tal. Tal circunstancia no salta a la vista, pero eso no es ninguna novedad.

A medida que van saliendo por la puerta, saluda con un escueto gesto de la cabeza a modo de reconocimiento.

Bajo el brazo lleva un paquete de algo que no debe pesar más de un kilo.

Nuevamente, es la soldado quien habla, respondiendo a Frederick mientras 42 termina de pasar.

- Bien. Eso nos ahorrará tiempo. Rémeny, necesitamos que veas algo.

Hace una pausa, mientras Raquel tiende el objeto envuelto al hombre al que venían buscando.

- Frecuencia en la que emite, rango de distorsión sobre otras señales y pruebas sobre los suficientes dispositivos como para conocer qué tan peligroso es lo que han creado estos locos.

¿Lo puedes tener en una hora?