Partida Rol por web

A la mañana siguiente os despertàis a las occho con un ligero zumbido en los oìdos. Podèis ver en el suelo y sobre la mesilladel salòn varias botellas de diversos licores y numerosas colillas de cigarros de distinto calibre. El aoarato de radio ha quedado encedido y suena una canciòn que a alguno le suena casi  premonitoria.

En el viaje hasta la masiòn no vèis a nadie. Las calles estan desiertas y no han abierto ni siquiera los estancos, os da la sesaciòn de que es como si la ciudad entera estuviese de resaca (y muy probablemente sea cierto) y el sol calienta ligeramente la nieve de anoche, lo que da ua cierta lumiosidad a la ciudad y un aire ligeramente fresco que tienen unaespecie de efecto sedante. Efecto quese pierde cuado lllegàis a la casa de Loxton.

La imponente prescencia de la mole os vuelve a sobrecoger, y la sombra que proyecta, con el sol ilumiándola por detràs, no invita precisamete  a acercarse. Un frìo màs intenso parece rodear la construcciòn y, aùn asì, os acercàis hasta la puerta.

Todo parece estar igual que la vez anterior...

Bueno vamos a ver si nos dejamos algo la otra vez, ¿alguna idea de por donde empezar a buscar? Digo mientras hecho mano al picaporte

La puerta se abre chirriando un poco ante el empuje de Monty, aunque esta vez se levanta bastante menos polvo que  en la visita aterior. La casa parece estar tal y como la dejasteis, solo que a esta hora el sol la ilumina desde atras.

A mi me gustaria volver a mirar en la biblioteca, ¿alguien quiere venir conmigo? digo entrando al hall

Al despertar, la escena de la noche anterior se repetía frente a los ojos de Vitale, excepto en las circunstancias. Se había dormido en el sillón, luego de unas copas y cigarros que le hicieron sentir aún más cómodo en aquel simple asiento, y también más somnoliento en el momento. Lo primero que vio fueron los vestigios de la pequeña y relajada fiesta nocturna, y luego paseó su nublada visión por el resto de compañeros.

Se levantó del sillón con pesadez, mientras un ligero zumbido acompañaba la música de la radio, resonando en sus oídos para deleitarlo. La resaca no era excesiva, pero por un momento creyó que caería al suelo. No es una mala manera de despertar...

Un largo rato después, luego de ordenar las mentes y encaramarse sus abrigos, se encontraban camino a la calle Peabody una vez más, como hacía tan solo dos días, un momento que odiaba tener que recordar. Vitale miraba a sus alrededores con curiosidad, y algo de alivio también. Las calles de Arkham estaban desoladas. Los cuatro caminantes tenían al frío viento matutino como único acompañante, una situación que el italiano disfrutaba. Es bueno poder caminar por la ciudad sin toda esa gente.

El día parecía ser un constante déja vu. "La casa" se alzaba frente al grupo de manera siniestra y amenazante, como si guardase aún más horrores para ellos, que, en definitiva, era lo que esperaban si se atrevían a pisarla de nuevo. Con una demostración singular de iniciativa, Monty se adelantó para abrir la puerta de aquel edificio deforme, comenzando con las sugerencias prácticas.

-Pues... ya que hemos vuelto, volveré a echar un vistazo por el ático.  ¿Quién sabe? Tal vez Loxton y sus amigotes se hayan reunido otra vez en nuestra ausencia, ¿certo?- inquirió, comenzando a entender cuan inoportunas resultaban sus bromas. Borrando una sonrisa de su cara, Vitale le siguió los pasos a Charles cautelosamente, aún dubitativo sobre su ingreso a la casa.

Marvin dejó aflorar una pequeña sonrisa a sus labios cuando despertó y vió el estropicio y desorden en la casa de Martin. Aquello no tenía un asecto muy diferente al cuchitril alquilado en el que vivía, y la única diferencia era que, por lo que había visto al llegar allí la noche anterior, la casa de Martin mantenía un cierto orden del resto de días normales, mientras que el lugar en el que él vivía, estaba en ese deplorable estado todos los días del año.

Se desperezó estirándose y bostezando sonóramente y cuando todos estuvieron preparados, salió junto a sus compañeros rumbo a la casa de los problemas.

El paseo fue tranquilo, y Marvin lo agradeció. Estaba acostumbrado a las resacas, y aunque la noche anterior había hecho méritos para sufrir una bien grande ese día, no se sentía muy afectado por la misma. Además, en cierta medida le aliviaba saber que no era el único en ese estado, y la paz y silencio de las calles ayudaban a llevarlo mejor.

Sin embargo todo vestigio de resaca desapareció al llegar a la casa. Su imponente imagen y los recuerdos de lo descubierto allí el día anterior, dejaron de lado todos los dolores y por un momento, las chaladuras de la vieja parecieron dejar de serlo.

-Yo no soy muy de libros. Dijo a sus compañeros una vez estos hablaron, y tras encenderse uno de sus cigarros. Pero si hay un sitio en el que podemos encontrar información útil, estoy convencido de que será en la biblioteca. De modo que por mi parte voy a acompañar a "Monty". Claro que despues me gustaría darle un repaso al resto de la casa, de modo que no veo sentido andar separándonos. Al fín y al cabo, tenemos todo el día.

Os dirigis hacia la pequeña biblioteca pisando  con cautela pero seguros en las tablas del suelo que chirrian bajos vuestros pies. Aparentemente todo esta igual que la ultima vez, incluso los "caminitos" de pisadas de ratas no perecen haber cambiado en absoluto.

La luz del dol entra por la ventanita del fondo, lo que  hace que la habitacion estè bastante màs iluminada que la ultima vez que estuvisteis por aqui. Tanto las estanterias como los libros de la mesa estan igual que como los dejasteis.

Monty revisa una por una las estnterias, balda por balda, poniendo especial interes en aquellas que parezca que hace mas tiempo que no han sido registradas

Marvin lanzó una mirada furibunda a las estanterías del lugar. Los libros no eran lo suyo, pero sabía que al final muchas de las cosas con las que tenía que tratar habitualmente necesitaban del talento de saber buscar lo necesario entre los papeles pertinentes. Seguía sin gustarle, claro, el prefería descubrir las cosas al viejo estilo de preguntar hasta encontrar con lo que uno busca, aunque fuera utilizando métodos poco ortodoxos. Un método algo rudo, pero muy efectivo usado por gente de la complexión de Marvin.

Bueno, allá vamos otra vez. Espero que no perdamos mucho tiempo aquí y que encontremos algo útil. Pensó mientras se ponía a mirar una vez más los polvorientos libros de las estanterías.

Cautelosamente, Vitale pisaba los tablones de la casa una vez más, que ahora habían adquirido una apariencia aún más peligrosa, al menos para sus ojos. Luego de lo acontecido en esos largos días, creyó que nunca más pondría un pie en aquel lugar, pero comprendió que sus pretensiones eran estúpidas.

Sin poder evitar mirar hacia todos lados una vez se había pasado el pórtico, el único que les podía alejar a él y al resto de los secretos oscuros encerrados en la casa, el italiano repitió los pasos que hace poco había dado con tanta tranquilidad, un sosiego que sólo la ignorancia es capaz de dar, hacia la polvorienta biblioteca. Se dispuso a repetir las tareas que llevaban a cabo sus colegas, aunque esta vez en una zona distinta de la que había revisado la última vez.

-Esto es raro, ¿no es así?- inquirió, sin quitar sus ojos de las estanterías.

Monty estaba casi seguro de que algo no encajaba, tal vez se habia dejado algo la otra vez que estuvieron alli a pesar de lo concienzudo de la busqueda, por si a caso era asi se puso a buscar con ahinco

Justo al mirar uno delos rincones  de laestanteria de abajo del todo ves un hueco libre. Mirando mas de cerca tus ojos expertos en descubrir "anomalias" te dicen que ahi falta algo... puede ser un libro pequeño o bien un cuaderno de notas.

En un sector de la estateria ves algunos libros que parecen habersete pasado por alto antes  y dos de ellos te llaman la atencion: el Primer libro de Nefi y The Voluntary City

En uno de los estantes hay un libro que  parece estar fuera de lugar, es bastante volumioso y parece estar ecajado etre dos libros en un sitio en que apenas cabe.  Tiee tapas duras y egras y como titulo solo pone Sendebar en letras doradas.

Luego de unos minutos, que en aquella casa se hacían mucho más largos, Vitale acercó su nariz a la estantería. Rápidamente la alejó, estornudando a causa del polvo, pero no tardó en sacar un par de ejemplares con la curiosidad en su semblante.

Llevó los tomos a la mesa y, mientras sus compañeros buscaban, le echó un vistazo a la contratapa y tal vez a la introducción del libro, con el objeto de ver de que se trataban.