Partida Rol por web

- Le creo, Jaime - dijo en un tono agradable el bretoniano cuando hablaron de su montura -, pero siempre intento darle mis propios cuidados cuando tengo la oportunidad. Es un buen corcel y lleva conmigo algunos años - miró a los que iban a ser sus compañeros y les dijo -. El que quiera usar también el baño que pase por delante de mí, esto me llevará un rato.

Tras eso, esperó a que Jaime llamara a uno de los otros sirvientes o que él mismo le indicara. Comprendía bien el que el duque quisiera que estuvieran acompañados, eran visitantes en su casa y él una persona importante.

Resha realizó una genuflexión moderada pero respetuosa a modo de despedida del duque.

-Descansad-dijo a sus compañeros, tanto a los "nuevos" como a los "viejos".

Es te sitio es...demasiado extraño, pensó  sorprendida de nuevo por el espacio interior, el efecto visual desde el exterior era de un edificio sin duda menor de lo que realmente era.

Entró a su dormitorio, un aposento sencillo.

-Jaime, mañana desearía que se me despertara temprano y tener preparado un baño con agua caliente ¿podrá ser?-dijo entrando en la habitación y moviendo con curiosidad felina la campanita entre sus pálidas manos. ¿Cuánto eco levantaría el utensilio entre esas paredes para que su sonido reverberara hasta llegar a oídos del servicio?-no necesito más por hoy.

Despedido el sirviente, Resha revisó hasta el último rincón del cuarto, casi esperando encontrar algo acechando. La kislevita echaba algo en falta, una sensación extraña la turbaba.

Frunció el ceño consternada con la situación y se pellizcó el puente de la nariz, despojándose de sus ropas y entrando en la cama.

¿Podría ser la ausencia de peleas medianamente serias? Aenalor estaba, Grii y Gurnik, incluso Vlad.

Vlad.

Abrió los ojos clavando con cierta alarma los iris claros en el techo de la habitación poco antes de incorporarse sujetando la sábana para cubrirse.

Vlad no había entrado al trapo en cuanto a provocaciones, ni siquiera había perdido el tiempo en asomarse al generoso pecho de Aha, y eso que la mujer no llevaba precisamente un vestido con cuello de cisne. 

Resha se acurrucó entre las sábanas esperando a que el castillo guardara silencio, salió de la cama arrastrando la sábana con ella como si un vestido de larga cola se tratara. La habitación de Vlad no estaba lejos, y allá fue. Afianzándose la sábana alrededor del cuerpo hizo repicar los nudillos contra la madera.

-Resha-dijo antes de que pudiera preguntar quien llamaba. Vlad no estaba siendo Vlad en algunos aspectos más que importantes en él y la mujer quería respuestas, ¿y si supiera algo que a ellos se les había escapado?. Más le valía que no fuera así porque sino le lanzaría por una de las ventanas del castillo.

Cuarenta y cinco monedas de oro, puede que eso para los enanos, siempre ávidos del preciado metal no fuera nada; pero para Angran era mucho. Sobretodo cuando aún no había decidido hasta qué parte de la aventura estaba dispuesto a llegar. No iba a pedir dinero por adelantado, la información no le permitía valorar (económicamente) el riesgo. Eso lo decidiría él una vez allí. No le importaría abandonar el cometido sin previo aviso a nadie, que cada cual pensara lo que quisiera. Pero había algo en todo el asunto que le intrigaba, razón para ir.

El desenfado con el que hablaban de gastar el dinero asombró a Angran; él que estaba acostumbrado a vivir con poco y nada. No intervenía en la conversación porque no se sentía nada integrado en el grupo. Tal vez el futuro...

El colmo de los halagos fue ofrecerles una habitación en su propio hogar, el duque tenía mucho interés en cuidar de ellos, o en dar una imagen de cortesía. Todo era demasiado bueno para Angran. Pero era una cama blanda, no un montón de paja o una manta sobre la tierra. No sería él quien iba despreciar semejante lujo. Dormiría cuanto se le permitiera, que otros se levantaran antes que él.

Muchas gracias por toda su hospitalidad, mi señor -Fue de lo poco que dijo, pero fue sincero.

No hizo ningún comentario incendiario, como solía hacer el elfo. Si el noble había mostrado amabilidad le pagaría con la misma moneda, era lo justo.

Ese baño sería lo primero que aceptaría.

-Espero que si tiene una buena biblioteca tenga algún libro de la manufactura que usan los humanos en sus armas me gustaría comprarla enana, aunque no creo que se acerque lo mas mínimo a la calidad de nuestra artesanía

A órdenes de Jaime que hizo repicar la campana, un par de sirvientes llegaron. El primero tal como explico, escoltaría al bretoniano hasta las caballerizas; el segundo, adelantándose a los hechos, era para Grii. -La biblioteca esta en la cima de la torre, aun lado del cuarto del duque. Si gusta este sirviente le acompañara hasta allí; sin embargo he de decir que a estas horas no puede permanecer allí, tome lo que guste tráigalo a su habitación.- indico Jaime a Grii para enseguida responderle a Resha.
-Así será, me encargaré personalmente de ello-. Y tras su respuesta Jaime permaneció en silencio unos momentos esperando mas tareas para de lo contrario marcharse.

No tardo mucho en llegar un sirviente a buscarte, de nuevo el camino por la torre te resulto confuso y mas largo de lo esperado. Incluso podrías asegurar que habías subido para después vuelto a bajar.
Al fin, al poco tiempo te encontrabas en las caballerizas las cuales eran custodiadas por cuatro hombres, probablemente al servicio del duque. Tu corcel estaba encerrado en un compartimento con paja donde a la par le habían dado comida y agua.

-Adelante- clamó la voz siniestra de aquel elfo.
Al entrar Resha noto que este guardaba algo en su almohada, sin duda una daga. Levantándose de la cama, Vlad fue a dar a la pared mas lejana a un lado de donde había una mesita para recargarse allí y poner atención a lo que su visitante quería decirle.
-En que puedo servirte Resha, la noche te…, necesitas algo- concluyó algo nervioso y con claras palabras ahogadas en su boca.
En ninguna de las habitaciones había ventanas, y sin embargo eran algo frías para lo que se podría esperar.

Resha movió los hombros haciendo resbalar los cabellos dorados sobre la sábana que la envolvía.

-No me quedaré, descuida- dijo con la piel erizada por el frío de la habitación, no era nada comparado con lo que la mujer tenía por costumbre soportar, pero la diferencia de temperatura era considerable. Cerró la puerta tras ella y entornó los ojos- ¿te encuentras bien, Vlad?-preguntó la mujer sin hacer caso al incómodo silencio- estás... humm no extraño, no diré eso de tí, pero me inquieta ligeramente tu actitud.

Giró el rostro apoyando la mano en el tirador de la puerta para estar preparada para salir.

-Ya sabes como funciona esto, encanto, me das la respuesta que busco, estoy satisfecha y te dejo en tus asuntos para regresar a mi cama y descansar después del ajetreo.

Cuando fue caminando hacia las caballerizas, Gerard tuvo una extraña sensación con respeto a las dimensiones del interior de aquél castillo, así como el camino que seguía. Aunque acabó atribuyéndolo al cansancio y a que la mente le jugaba malas pasadas. Así llegó a su destino, encontrando más que normal que estuvieran vigiladas por varios guardias, y vió a su caballo. Sonrió, acercándose a ella y acariciándole un poco el cuello y la gupa, dándole unas palmaditas suaves, para luego peinarle suavemente las crines.

- No estarás mucho más aquí - le dijo -, así que procura descansar.

Se aseguró bien de que el corcel estaba perfectamente, revisándolo completamente, y luego ya salió para volver a subir y darse ese baño.

Miro a Aenor -Me acompañas igual encuentras algo de interés que leer

Por un momento, me siento tremendamente tentada de coger uno de esos sirvientes, o quizá acompañar a Grii, y deshacerme de él por los pasillos para irme a dar una vuelta y quizá buscar a Ajha. Sin embargo, rápidamente recapacito viendo todos los impedimentos del plan, incluyendo el de que no sería una gran manera de ganarme el favor del humano, que no tengo claro dónde buscar y, sobre todo, que nunca se me ha dado bien orientarme en construcciones humanas como ésta. Así que viendo que cada cual prefiere hacer lo suyo, y personalmente prefiero bañarme en un fresco río que en una tinaja, me despido con un gesto y entro en mi cuarto, cerrando la puerta tras de mí. Y es entonces cuando siento una tremenda claustrofobia, encerrada en la habitación con la imposición de dormir ahí, rodeada de roca muerta y madera talada. Y la única manera de calmarme es sentarme rápidamente en la cama, empezando a rasgar las cuerdas de mi lira, sacando una melosa y tranquilizante melodía, todo ello con los ojos cerrados y pensando en el bosque del que he partido.

Cuando Grii me busca con la mirada, solo ve cómo la puerta de mi habitación se cierra

Que descanseis amigos -se oye antes del ruido que hace la puerta tras cerrarse.

Vlad escuchó con cierta atención a las palabras de Resha y estuvo a punto de dar una respuesta sencilla y redundante, sin embargo las palabras de su visitante lo tomaron por sorpresa.
Emitiendo una amplia sonrisa y encogiéndose de hombre el misterioso elfo se dispuso a responder aparentemente con sinceridad. –Me has atrapado lindura, y solo por tratarse de ti responderé a lo que preguntas- inició Vlad con su respuesta aludiendo a un posible aprecio hacia la kislevita, aunque esta en el fondo y sobre todo por la mirada de su anfitrión clavada en su cuerpo sabía que sus motivos eran distintos.
- El asunto es muy sencillo, todo esto es una farsa, sabes bien que soy un asesino no una mula de carga. Lo he meditado y nada de esto me gusta. Creo que mañana cuando partan, yo tomaré otro camino.-

Resha entrecerró los ojos hasta convertirlos en dos rendijas cristalinas.

-Sssatissfecha-dijo arrastrando las palabras delatando el cambio de humor- No te vayass ssin desspedirrte-le avisó la kislevita tirando del tirador avanzando un par de pasos para que la puerta se abriera- una farrssa o no ssomoss un grrupo,querrido, ssi te vass no essperress que te acojamoss con loss brrazoss abierrtoss.

Recogió la cola de la sábana para que no se pillara con la puerta. El elfo declinaría la oferta, no le sorprendía, por supuesto. Pero ya habían pasado tiempo como compañeros como para seguir consintiéndole un revoloteo caprichoso. Seguramente Vlad se iría desoyendo la petición de Resha de no desaparecer sin una despedida, seguramente el resto, aunque no lo expresara lamentaría su ausencia, sin reparar en las diferencias entre ellos.

- do widzenia- dijo con suavidad cerrando de nuevo la puerta de los aposentos, pero quedando esta vez ella en el corredor. Regresó a su cuarto tendiéndose sobre la colcha enrollada aún entre las sábanas, hundió el rostro en la almohada y se obligó a dormir, disgustada.

En su camino de regreso Gerard fue de nuevo escoltado por un sirviente quien lo llevo por los caminos confusos de la torre. A su regreso el baño estaba listo para él y ya ninguno de sus compañeros permanecía en pie o al menos no presumiblemente.

De nuevo una buena caminata por el interior del castillo, acompañado por un sirviente, hasta el baño que le habían preparado. No vió a ninguno de sus nuevos compañeros, por lo que supuso que se habían ido ya a descansar, cosa más que lógica. Entró en el baño y se permitió relajarse un rato, además de asearse, pensando en la misión que tenía por delante. La verdad es que no veía muy trascendental la recuperación de un cadáver pero si podía haber la posibilidad de fuerzas malignas involucradas, no podía echarse atrás. Además, la misión la había encargado un noble, en apariencia, respetable, y si cumplían bien esta misión, habría ayudado a los otros en algo que parecían querer lograr con cierta ansia: limpiar el nombre de su grupo y patrón.

Tras acabar el baño, se encerró en su habitación a descansar, tumbado de lado para dormir y con la espada junto a él en el lecho. Pues como buen nacido de Carcassone, dormía con su hoja natal.