Partida Rol por web

A media obra de teatro, aparto al pixie de mi cara sacudiendo la mano como quien aparta una mosca de verano. Obligándola a echarse el vuelo.

El guerrero se acercó al lugar dónde hablaba el minotauro con el grupo de mercenarios, ya se estaba cansando del espectáculo que montaba el pequeño ser. Es evidente que necesita atención constante. Observó con desprecio al grupo de mercenarios, no aparentaban ser más que matones, bribones y espadas de alquiler. Se cruzó de brazos y esperó que terminaran las conversaciones, quería intercambiar algunas palabras con el enorme bobino, pero eso podía esperar.

Noostron lo había apartado a medio hacer el lelo y el pixie se alejó levitando con cara de enfado. Pero se le pasó enseguida mientras miraba a su alrededor con ilusión renovada ... eso lo dejaba libre para curiosear.

Sonrió maliciosamente.

Miró a los que habían seguido al minotauro. Clevor no ocultaba su desprecio hacia el pixie, estaba el enano al que casi había escupido y el sacerdote Zanros. Podría matar a alguno de ellos pero Noostron siempre le repetía que no se podía matar a los aliados y ahora resultaba que los del gremio eran aliados.

La fata bufó hastiada y pasó su interés a otros lugares. Pronto desapareció con un gruñido que se parecía a un "wiiii" entre las personas. Era hora de divertirse lejos de la mirada de Noostron.

Recién llegada al gremio* la semielfa se mantuvo siempre a la sombra de los acontecimientos principales del grupo, en cuanto vio la oportunidad se embarcó hacia Trentos para ir tomando un nombre y experiencia en esto de estar agremiada, su naturaleza desconfiada y solitaria chocaba con la idea de actuar en grupo, pero si algo había aprendido en sus últimos años era que sola no podía permanecer por mucho tiempo.

pero como dicen por ahí: genio y figura hasta la sepultura. El hecho de agremiarse no la convertía en la señorita simpatía y solo hablaba lo mínimo necesario, el trayecto se le hizo largo y tedioso, se movía entre las sombras y salía poco a cubierta tan solo en las noches a recibir la luz de luna.

Tan solo hablaba (muy de vez en cuando) con Dagor sobre algunos lugares que ambos conocían y lo que les esperaba en su siguiente puerto.

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Arribaron y aunque vio un poco animados a algunos de sus compañeros de viaje apenas les puso algo de atención y se dirigió diligentemente  a un punto de información en donde buscaría registrarse, conseguir cama y comida e informarse de las dinámicas de la arena, no tenía tiempo para perder, si bien en los bares se podría conseguir buena información lo podría dejar para después, por ahora su interés estaba en ubicarse en el lugar, conocer al detalle las reglas de los encuentros y ver los historiales de quienes ya concursaron para saber en que habían fallado. 

El enano entrecierra el ojo que le queda sano ante la propuesta del minotauro, sopesando sus palabras. - Tus compañeros son muchos. Sin duda encontrarían un pasaje antes que nosotros, pero en cuestión de viajes prefiero hacer yo los tratos con los patrones - el enano sonríe - Aunque no voy a rechazar esas bebidas, ja ja! - Se gira hacia sus compañeros con la sonrisa todavía en la cara - Ya habéis oido, cuervos mios, el cornudo y sus amigos nos invitan a bebidas! Ya proseguiremos las labores de búsqueda más tarde.

Por otra parte, la bella y silenciosa Ilena se separa del grupo casi sin que os deis cuenta...

Theren asomó por la cubierta del barco, se había pasado casi todo el viaje durmiendo, al parecer su mayor actividad era en las horas nocturnas y aunque nunca decía que no cuando se le invitaba a una ronda, por lo general iba a su aire yendo y viniendo de aquí para allá.

Petate al hombro, llevaba a la espalda su fiel arco y un carcaj lleno de flechas de diferentes colores. Con la pipa en la boca dio una calada y dejo escapar el humo, miró el cielo -Pues ya hemos llegado- dijo para nadie en concreto y bajó del barco, parecía que algunos de sus compañeros ya se habían puesto a hacer amistades.
Vio como Ilena se separaba del grupo y decidió seguirla con paso tranquilo pero constante.

El elfo fue caminando hasta ponerse al paso con Ilena, cuando la mujer le miro no dijo nada simplemente le dedico una sonrisa y continuo caminando a su lado, mientras fumaba de la pipa como si el tiempo le perteneciese.

Cuando el silencio se estaba volviendo demasiado incomodo, la miro a los ojos directamente con sus brillantes ojos y anunció sin perder la sonrisa de satisfacción: -Estamos en el mismo grupo.- Como si aquel simple detalle lo explicara todo y le autorizara a acompañarla.

la mano tocando el pomo de la espada lista para desenfundarla de ser necesario, el corazón de Ilena acelerado como el de un ratón, no gustaba en lo absoluto que la abordaran, sin embargo Theren hizo lo necesario para hacerse notar y verse como alguien que no es una amenaza.

-Estamos en el mismo grupo, dijo Theren.

- mmm si. respondió Ilena.

un rato largo paso antes de proseguir la conversación, la joven realmente era un hueso duro de roer y poco o nada hablaba, el camino que ella llevaba les mostró el coliseo que aún no abría las puertas, hacia mucho calor y por lo tanto buscó un tenderete donde sentarse y tomar algo.

-¿que sabes de las competiciones? pregunto a su compañero, por su parte ella esperaba averiguar un poco más, pidió dos pintas y empezó a escuchar las opiniones de aquellos que estaban más cerca al coliseo y chismoseaban sobre lo que pasaba en las arenas.

La conversación iba lenta, entre frases había largos momentos de silencio, pero no era algo que a Theren pareciese molestarle, si no todo lo contrario. Contestaba con  naturalidad como si fuese una conversación normal y corriente.

Además en contra partida a su compañera atenta a los mas leves movimientos, el elfo parecía fijarse en todo y en nada. Sus ojos recorrían de aquí para alla la zona con calma, fijándose en todo pero sin prestar excesivo interés a nada en concreto.
Se sentó junto a ella mientras esperaban que les sirviesen algo.- Pueeees... Se que para novatos en el gremio nos servirán para ganar renombre, y tener acceso a mejores misiones. Son enfrentamientos en grupo, no tienen pinta de ser fácil pero el que algo quiere... -Se encogió de hombros, dejando entender el final de la frase.

Tras otro largo silencio, volvió a mirar a la chica como si se percatase de algo por primera vez.- Lo de Blackthorn... ¿Es tu apellido o es algún tipo de apodo?

los ojos plateados, fríos y casi espectrales de Ilena se fijaron con intensidad en el elfo, pues había tocado un punto de su historia que no le agradaba mencionar.

Ambos, al parecer es lo único que herede de mi padre. Dijo secamente como cerrando el tema.

Años atrás en su pueblo de origen el peso de la fama de su padre la llevó a huir, no era sencillo ser hija de un asesino, o al menos de alguien con fama de asesino y de despiadado, la única que parecía defenderlo era su madre, en una manera extraña... pero esa era la familia que le tocó a Ilena y con los años aprendió a darle el valor que la hicieron la mujer que ahora es, aunque no le agradaran mucho sus estrategias de enseñanza.

jugueteó un poco con un collar sencillo que colgaba de su cuello, un hilo negro y resistente  del que pendía una medalla con el símbolo de la Reina Cuervo.

Imagino que tendremos que reunirnos en algún momento con el resto del grupo y coordinar algunas maniobras, ¿en que eres bueno? pregunto desviando la conversación de asuntos personales y centrando los esfuerzos en lo que hoy se presentaba ante ellos. 

Ignorando el comentario y los apodos, aprovecho mi estatura para otear por encima de las cabezas. Seguramente desde aquí se pueden distinguir algunas tabernas y de bien seguro que si esta llena, es que no es mala.

Vamos - Empiezo a andar hacia una de ellas, abriendo paso entre la multitud, la cual acostumbra a apartarse por si sola. Por otra parte doy por sentado que mi pequeño amigo sabrá seguirme.

...

Entro en la taberna agachando ligeramente la cabeza y al hacerlo tres personas que pretendían salir retroceden un poco acongojadas cuando mi figura tapa por completo la luz que entraba por el portal. - Perdón... - Digo mientras me aparto a un costado, aunque en un tono tan profundo que podría parecer un afrenta.
A tres mesas de distancia veo una vacía, me acerco pasando por entre la gente, por espacios demasiado estrechos para alguien de mi envergadura. Al final ofrezco asiento a mis invitados y tengo que pedir prestado un banco a los del lado. - Sentaros. Beber y hablar de pie ... que sinsentido. - Yo hago lo propio, y eso hace que ahora quede a la misma altura que los que se han quedado sin silla

Mientras sus compañeros tomaban la iniciativa, el Genasi miraba y oteaba el horizonte preguntándose que desafíos les esperarían en aquel lugar.

Parecía que el minotauro estaba intentando sonsacar información de lo que habían superado aquel grupo de aventureros, una gran iniciativa por su parte. Mientras hacia eso, el Genasi se aproximo y escucho lo que tendrían que decir aquellos aguerridos aventureros.

Supo de inmediato que el tema no era del agrado de la dama, no me costaba ver cuando un tema no era del agrado del otro y tampoco le veía sentido a insistir en el mismo.

Cuando pregunto lo que se le daba bien, el elfo sonrío enigmático, levanto la mano izquierda y la puso entre los dos moviéndola al son de una música que solo el podía escuchar como si acariciase algo con delicadeza. -Soy capaz de escuchar los espíritus de la naturaleza esté donde este, los respeto y a cambio ellos me brindan apoyo- Solté lentamente una bocanada de humo sobre el brazo, por un momento si uno se fijaba bien se podías ver leves motas de colores danzando alrededor del brazo, si uno escuchaba con mucha atención llegaba a sus oídos el susurro de una hermosa melodía. El humo se fue disipando y el efecto también.

Theren rió entre dientes- Nah, solo me hacía el interesante dama Ilena- dí un golpe de hombro y mostre el arco- El arco es mi habilidad tengo una puntería extraordinaria, si bien es cierto que se hostigar a grupos de enemigos para que caigan en emboscadas y trampas ayudándome del propio entorno. ¿Y vos? aunque esa hermosa espada ya me da alguna pista...

Sonrió con malicia, mientras volvía aspirar con calma de la pipa.

Sin estar convencido de que fuese un momento propicio para ir a la taberna, Clevor siguió a la comitiva dirigida por el amable minotauro. Podía ver las intenciones de su compañero por lo que no dijo nada, pasó entre la gente con su férrea expresión y se plantó silencioso y apoyado contra la pared cerca de la mesa escogida para la tertulia. Desde allí podría ver que información lograba conseguir Noostoron sin necesidad de socializar.

¿en que soy buena?, se queda dubitativa por un momento, moralmente ella no era "buena" no como pregonan muchos paladines que vio en el camino, yo castigo en nombre de mi diosa, el amuleto con el símbolo de la Reina giró nuevamente en su mano, digamos que las distancias no son lo mío, prefiero ver a la cara a mi enemigo y darle muerte con eficiencia.

En la funda se alcanzaba a ver la espada* en perfectas condiciones pese a que se veía antigua.

contigo en el grupo serían dos arqueros, pensó en voz alta, Dagor y tu, el enano y el sacerdote. 

en ese momento recordó al otro elfo, su resistencia al alcohol no era la misma  que la suya, bueno y ¿como no? teniendo en cuenta que por cada 3 cervezas que él tomaba ella solo recibía una, vieja estrategia para resistir los embistes de un largo viaje cuando eres una de las pocas mujeres en el barco.

Tomáis asiento en uno de los tenderetes cercanos al coliseo. Lejos quedaron vuestros compañeros y la Compañía del Cuervo Tuerto, que los visteis entrar en una taberna.

Las pintas no se hacen esperar y os ayudan a aliviar el calor mientras intercambiáis palabras entre vosotros. A escasos cincuenta metros de vuestra posición se encuentra el Coliseo, y observáis cómo se va formando una cola en una de las ventanillas que acaba de abrir hace escasos momentos. 

- Espectadores - dice la mujer que os ha servido las pintas cuando nota que os fijáis en la cola. La camarera es una humana de piel bronceada y pelo largo, alborotado y negro, con grandes ojos color esmeralda - Hacen cola para sacar sus entradas para el espectáculo del Coliseo. Cada espectáculo está programado para que dure un día completo, pero hasta ahora ningún grupo de aventureros ha durado tanto.

- Ese Coliseo tiene algo mágico - comenta un anciano que se encuentra sentado a vuestro lado y escucha atento a la camarera - Cada una de sus pruebas se realiza en entornos diferentes, lugares extraños que jamás pensaríais que podrían estar encerrados entre cuatro paredes.

Buscando una posada decente, os fijáis que hay un buen puñado tan solo en la plaza donde os encontráis. Os decidís por una en concreto, La Moza Recia, donde su propietaria os da la bienvenida. Una mujer que, tal y como afirma el nombre de su taberna, está bastante recia, con anchas caderas y busto generoso.

Las bebidas empiezan a correr en cuestión de segundos y el enano no tarda en proponer un brindis. - Por el señor minotauro, y su grupo de silenciosos amigos, ja! - tras chocar las jarras de cerveza y pegar un trago largo, el enano se saca una pipa y empieza a fumar - Imagino que habréis venido al desafío del Coliseo. ¿Qué otra cosa podría traer a un grupo tan variopinto a eta isla alejada de la mano de Moradin? Si es así, solo os puedo desear toda la suerte del mundo... la vais a necesitar - las últimas palabras las dice con expresión taciturna, desviando la mirada hacia su jarra de cerveza.

Por el señor minotauro, y su grupo de silenciosos amigos, ja!

Brindo con cierto entusiasmo, aunque no bebo mas que agua, del tiempo.

Si es así, solo os puedo desear toda la suerte del mundo... la vais a necesitar

Efectivamente señor. Es este mismo el motivo de nuestro viaje aquí. - Doy un vistazo a mi alrededor, mirando la gente y el lugar en general. - Pero el sitio no esta tan mal.

¿ Debo de suponer que vosotros habéis venido por lo mismo, pero ya os marcháis ?. No parecéis ser unos jovencitos con demasiada autoestima. ¿ Que ha sido lo que ha podido con la compañía del cuervo tuerto  ?

El pixie había seguido a escondidas al grupo hacia la taberna. De camino había robado alguna cosa aquí y allá, que había puesto en bolsillos ajenos por simple capricho.

Revoloteo hacia una ventana alta y se escondió entre las vigas del techo, usando las sombras y la costumbre de los piernas largas no mirar hacia arriba. Miraba con los ojos entrecerrados, fuera para analizar si había algo interesante para robar o alguien lo suficientemente necio para asesinar.

En todo caso el enano y Noostoron habían empezado a hablar, con lo que soltó un gruñido inaudible y se acercó un poco mas para seguir la conversación mientras sostenía una pequeña hoja afilada en su mano y "apuntaba" a la arteria del cuello del tuerto, por muy oculta que estuviera bajo la barba enanil.