Partida Rol por web

El Condado de la Flor de Piedra

34. Ariadna en los Cedros

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01/08/2011, 01:04
Dama Ariadna

15 de Junio de 1999 - 21:00

Ariadna llevaba una semana en la Corte de Marjolaine, y se encontraba mucho más relajada y tranquila que en el feudo de Lord Lothar. Dado que Axelle acudía a menudo a la corte de la Baronesa (por asuntos que a ella le interesaban poco), había podido proseguir con sus clases de esgrima sin necesidad de acudir a Sir Aster. Tampoco le hubiese importado, pero le había cogido cierto gusto a la forma de enseñar de la Canciller, y sobre todo sus conversaciones. Por otro lado, Sir Marin le había retirado la palabra. Ella había intentado explicarle su por qué, aunque no con demasiada insistencia. Era asunto suyo lo que ocurriese con el Conde, y lo que no iba a hacer era rebajarse a segundo plato de nadie para ostentar un puesto que no le gustaba junto a alguien que ni siquiera la quería. Ya aparecería alguien, y sino tarde o temprano volvería al Condado de las Nubes y podría olvidarse de todo aquello.

La joven Gwydion había usado los contactos que había conocido gracias a Sir Cedric para retomar sus estudios de Arte Dramático. Eso la mantenía ocupada, enfrascada en libros y feliz. La compañía de la Baronesa y el resto de sus cortesanos también le resultaba agradable, y lo único que perturbaba su calma era el cumpleaños del Conde, una reunión obligatoria a la que debía acudir dentro de un mes. Pero para aquello todavía faltaba tiempo.

Aquella noche, tras la cena, se acercó a Lady Marjolaine.

-Contáis con excelentes cocineros, Lady Marjolaine –comentó mientras se sentaba a su lado-. Me encuentro realmente a gusto en vuestra corte.

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01/08/2011, 01:05
Lady Marjolaine

-¿Sólo por la comida? -preguntó la Liam con una sonrisa-. Si me lo hubierais dicho, os habría invitado a algún banquete para así atraeros hasta aquí. Aunque ahora que lo pienso, tonta de mí, ese debe de ser el secreto. Desde que invité a la Dama Axelle a cenar una noche, frecuenta el feudo muy a menudo.

La Baronesa estaba barajando unos naipes con la intención de jugar un solitario, algo que la relajaba después de cenar.

-¿Gustáis una partida, Dama? -Marjolaine era una gran aficionada a los juegos de cartas y de azar. No se le daban especialmente bien, pero los disfrutaba. Además, mientras jugaba con otras personas, solía hablar. Había mucho que aprender y escuchar en una de estas partidas.

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01/08/2011, 01:05
Dama Ariadna

-¿Por qué no, mi Lady? No soy aficionada, aunque tampoco lo era a las armas hasta que le pedí a la Dama Axelle que me instruyese. Me place seguir teniéndola como tutora en vuestro feudo también, es buena instructora -dijo mientras recogía las cartas y las ordenaba.

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01/08/2011, 01:06
Lady Marjolaine

-Axelle es siempre bienvenida en mi castillo.

Marjolaine tomó sus cartas y las ordenó. Torció el morro en un gesto resignado y levantó la vista de las cartas para sonreir.

-Me temo que os he asustado o intimidado. O quizás, siendo Gwydion, no me juzguéis digna de mi posición. No os prejuzgo, sin embargo.

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01/08/2011, 01:06
Dama Ariadna

Ariadna le devolvió una mirada sorprendida.

-En absoluto, Lady Majorlaine. Vos os ganásteis vuestra posición respetando las normas, ¿por qué debería consideraros indigna de vuestra posición? Es cierto que lo normal es ganarse los títulos mediante la confianza y la sabiduría, pero no hay ninguna norma que escrita que lo diga. Y, en realidad, es algo que no me incumbe, o al menos hasta el punto de considerarme alguien apropiado para juzgaros -Ariadna miró sus cartas y tras dudar entre varias opciones empezó el juego-. Me caéis bien. Lamento si os he dado otra impresión.

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01/08/2011, 01:07
Lady Marjolaine

-No, para nada. Siempre me habéis parecido una joven grácil y educada. Pero quizás la distancia entre nosotras os ha privado de la confianza para revelarme el por qué de vuestra súbita desaparición de la Corte. Sí, lo sé: quizá esté pecando de excesiva curiosidad. Si os molesto, no dudéis en no decirme nada. Pero sí quisiera saber cómo habéis pasado de ser la nueva y flamante Consejera del Conde a residir en mi feudo y apenas lo visitáis. Y... haciendo caso de los rumores, no sé si habéis tenido un desengaño. En tal caso... no seguiré preguntando.

Dejó una carta en el mazo de descartes y terminó su jugada.

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01/08/2011, 01:07
Dama Ariadna

Ariadna meditó la respuesta durante la siguiente jugada. Entonces se decidió a hablar.

-No me importuna vuestra curiosidad. Sois la primera que se digna a preguntarme en vez de hacer caso a los chismorreos. Os lo agradezco, de verdad. -Bajó las cartas y suspiró. Parecía triste al recordar-. He acudido a vuestra corte porque no soportaba estar en el castillo escuchando rumores al lado de Lord Lothar. Cuando llegué he de admitir que me sentí fascinada, aunque la naturaleza melancólica del Conde me hizo replantearme mi situación allí. La corte es... complicada, y es sabido por todos que Lord Lothar no está en su mejor momento. Decidí pues ayudarle, aconsejarle y tenderle una mano amiga sin dobles intenciones. De ahí su agradecimiento y que me concediese un puesto como Consejera. Yo no lo deseaba, pero el honor de mi casa me impedía tal desprecio. Esa misma noche ocurrió aquel desagradable asunto con la vampiro y todo se tornó confuso y desagradable.

La Gwydion miró sus cartas y realizó una jugada un tanto tonta que le daba clara ventaja a Marjolaine. Tampoco es que le importase mucho el transcurso del juego en aquel momento.

-Si los rumores hubiesen tenido algo de cierto no hubiese dudado en aclararlo. No tengo nada que ocultar, pero tampoco hay nada que aclarar en la mentira. Así que me marché. Supongo que darte cuenta de que no vas a ser feliz junto a alguien que sigue pensando en otra persona se le llama desengaño. No le odio ni le guardo rencor, pero no me iba a quedar a su lado.

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01/08/2011, 01:08
Lady Marjolaine

-Así que se trata en verdad de un desengaño... -Lady Marjolaine la miró con ternura-. Oh, Dama Ariadna... No tengo mucha experiencia en las lides del amor, pero sé lo que es ser ignorada por la persona a la que admiras. Puedo imaginar cómo os sentís y por qué habéis acudido a mí.

La Liam estiró una mano y acarició el dorso de la de la Gwydion.

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01/08/2011, 01:08
Dama Ariadna

Ariadna apretó la mano de Marjolaine brevemente y la retiró para echar un vistazo a sus cartas a pesar de haber perdido todo el interés en el juego.

-Gracias por vuestar comprensión. Espero que no os ocurra lo mismo aunque, como dicen los ancianos, el tiempo lo cura todo. Pretendo seguir cumpliendo las obligaciones de mi cargo, mas con relativa calma. No es mi deseo volver a la corte por ahora, así que espero que tengáis la bondad de acogerme durante algún tiempo.

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01/08/2011, 01:08
Lady Marjolaine

-¡Por supuesto! Tanto como deseéis, querida. Mi castillo está abierto para vos, ahora y siempre.

Marjolaine echó dos cartas, lo cual la convertía en la ganadora. Recogió las cartas y empezó a barajar otra vez. Taciturna, la Liam habló sin levantar la mirada todavía.

-¿Y... el Conde y vos habíais dado algún paso importante en vuestra relación?

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01/08/2011, 01:09
Dama Ariadna

La joven se sonrojó ligeramente sin llegar a levantar la vista de la mesa.

-Mmm... No. -Y fue toda su respuesta.

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01/08/2011, 01:09
Lady Marjolaine

-Qué bonita os ponéis al sonrojaros. -Marjolaine tomó la barbilla de Ariadna y la levantó para mirarla a los ojos-. No os avergoncéis. El Amor Cortés es eso, Cortés. Y vos, Luminosa y Gwydion... no sería apropiado que os lanzáseis en brazos de Lord Lothar. Pero si lo hubierais hecho, yo no os juzgaría. El Amor Cortés es... complejo. Y lento. Y exige una devoción para la que no todo el mundo está preparado.

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01/08/2011, 01:10
Dama Ariadna

-Supongo que lleváis razón... -murmuró, azorada-. Tanto mi padre como mi tutor me han educado bajo el precepto del Amor Cortés, con el ideal de que una Dama se debe a su buen nombre. No cuestiono el libertinaje, cada cual es libre aunque no lo veo demasiado... conmigo.

El rubor no desaparecía de sus mejillas, y aunque estaba tranquila por la confianza que le inspiraba Marjolaine, se seguía sintiéndo insegura tratando aquel tema. Era algo que no había hablado con nadie.

-Yo... no sé muy bien cómo referirme a esos temas. A decir verdad jamás he yacido con hombre o mujer.

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01/08/2011, 01:10
Lady Marjolaine

-¿Qué edad tenéis, Ariadna? No debéis de ser mucho más joven que yo.

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01/08/2011, 01:10
Dama Ariadna

-Em... Diecisiete.

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01/08/2011, 01:11
Lady Marjolaine

La sorpresa apareció en el rostro de Marjolaine, al tiempo que una tenue sonrisa.

-Sólo un año menor. Y sin embargo, tan inocente como yo nunca fui. -La Baronesa tomó una mano de Ariadna entre las suyas y le acarició los nudillos mientras sonreía-. Vos y yo vemos las cosas de maneras distintas. Es curioso. Cuando llegasteis os vi algo advenediza, quizá hasta seductora. Pero ya veo que no es así. Por eso me gustaría ayudaros y ser vuestra amiga. Y puede que, si me lo permitís, os dé el empujón que necesitáis para salir del cascarón.

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01/08/2011, 01:11
Dama Ariadna

La sorpresa pasó al rostro de Ariadna, que la miró con los ojos abiertos, atónita.

-Sinceramente, no sé qué responder a eso -admitió tras varios segundos de silencio-. No... Nunca había llegado a plantearme una posibilidad así. Es... abrumador.

Se dio cuenta de que comenzaba a sentirse acalorada, parecido a la noche en que besó a Lothar y después... El mordisco de Adéle la hizo sentir más avergonzada todavía.

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01/08/2011, 01:11
Lady Marjolaine

Marjolaine la miró sin comprender durante un instante. Luego se echó a reír.

-Por las Puertas de Arcadia, chiquilla, ¡no me refería a eso! No... Todavía no estáis preparada. Además, creo que vos necesitáis un amor puro y apasionado que os lleve al lecho con palabras llenas de poesía y romanticismo, no un amante de ocasión con quien no compartáis nada más que amistad.

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01/08/2011, 01:12
Dama Ariadna

Ariadna frunció el ceño.

-Lamentablemente creo estar perdiendo la fe en todo eso, en los caballeros, etc. Creo que soy demasiado exigente conmigo misma, o no sé. El Conde está siempre ocupado y rara vez de buen ánimo. Y desde que me he ido menos. Me da pavor la mera idea de acudir el día de su celebración.

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01/08/2011, 01:12
Lady Marjolaine

-No debería. No sois vos quien se niega a ver a la honesta, prudente y hermosa joven que tiene enfrente por... y espero que esto quede entre nosotras, una mujer que por lo que dicen era algo cabezahueca, y cuyo recuerdo no es más que una sombra que atenaza al condado entero. Y sobre el lecho, vos y yo... No digo que no me gustaría, pero sólo si vos lo deseáis con algo más que con esto -dijo señalándose entre las piernas-. Las cosas salen mejor si se usa esto.

El dedo de Marjolaine se posó en su propia sien.