Partida Rol por web

Mirando a Cnulf con un gesto de disculpa en los ojos, me encojo de hombros y me giro para comenzar los preparativos para la tarea que vamos a acometer.

Recojo mis armas comprobando su estado, mientras sonrío a las palabras de los exploradores, y les hago un gesto con la mano como para darles paso, - sin problema, cualquier cosa para no perder rastro. Nosotros os seguimos.

 Dejé que los demás hablasen, mientras yo recogía y revisaba cuidadosamente mis armas. A continuación pregunté a los presentes:

 - Doy por hechos que los que vienen con nosotros conocen bien el terreno. Sigamos a ese mensajero y veamos, una vez allí, cual es la mejor manera de entrar en el campamento enemigo sin ser descubierto...

Antes de salir en de la habitación Holgsen silva a su perro. - FiiiiiuuuuiiiiIIIII!!!! Peludo, ven aquí!!!.

Después se dirige a los presentes. - Ese mensajero no habrá tocado, bebido o cogido algo que esté por aquí, o te haya dejado algún objeto que pueda haber impregnado con su olor???. Seguir a un hombre a caballo es fácil, pero el perro siempre es una garantía.

-¿Bebido?- replica indignado a la pregunta de Holgsen- ¡A ese hijo de puta no le hemos ofrecido ni agua!

-Ahora que lo dices...Tal vez esto te sirva de ayuda.

Y recoge un trozo de tela doblado de la mesa. Cuando abre el trapo podéis ver un medallón de Ymir y un mechón de pelo rubio.

-El mensajero entregó esto como prueba del secuestro.

Luego le da una palmada en el lomo al perro que se gira y le lame la mano:

-Buen chico Peludo.

En cuanto los caballos están listos el rey se despide de vosotros y os ponéis en marcha, saliendo por la puerta oeste de la empalizada.

Los guardias de la puerta os indican la dirección que tomó el mensajero al salir. Tras abandonar Aggersborg, se dirige hacia el oeste, como si cabalgara de vuelta a Vanaheim, pero luego el rastro indica que gira hacía el sur y se encamina hacia lo profundo del bosque. Las pisadas de su montura en la nieve son fáciles de rastrear, sobre todo para ojos expertos y con la ayuda del sabueso.

Parece que el jinete vanir no se ha dado cuenta de que lo estáis siguiendo.

Le seguís la pista a través del los neblinosos bosques del sur de Asgard. Bajo vuestros pies, el suelo es traicionero, cubierto de nieve, hielo o musgo resbaladizo cubierto por una gruesa capa de escarcha. Por lo que debéis trotar despacio. En algunos lugares hay roca dura, pero en otros el hielo es quebradizo y se agrieta bajo los cascos de los caballos, enseñando la ciénaga que hay debajo.

Vais acortando distancias, y a medida que el sol empieza a caer, veis que el vanir para junto a un pequeño arroyo para descansar. Desmonta de su caballo y le deja calmar su sed en la corriente de agua helada, mientras él come algo de sus alforjas.

Bajáis de los caballos y os acercáis caminando despacio hasta unos 50 metros, ocultos entre los árboles para espiarlo.

Detrás del vanir, captáis momentáneamente un destello de luz cuando el sol se refleja sobre una afilada hoja de metal.

Peludo aulla, aulla fuerte y corre hacia allá!!! Ordenó Holgsen a su perro señalando en diagonal al atacante, esperando que el ruido lo hiciese ponerse en guardia. Si el podía encargarse sólo de su atacante, mejor que no interviniesen.

Observo sorprendido como el llamado Holgsen habla con el perro como si este le entendiese. Y más sorprendido aún al ver como éste efectivamente le hace caso.

Al ver salir al perro, me agacho para evitar ser detectado si el mensajero mira en nuestra dirección, les hago gestos a mis compañeros, en especial a Kellen, para que se agachen y se oculten.

 Me agacho, como los demás, tratando permanecer lejos de la vista del mensajero. No se quien es ese misterioso atacante, pero si piensa que va a jodernos la misión, lo tiene claro...

Peludo aúlla y sale disparado como una flecha. Al oírlo, el mensajero y el atacante se giran rápido en vuestra dirección.

Agachados como estáis, podéis ver que la atacante es una mujer aesir. En ese instante de duda, seguramente haya perdido la oportunidad de matar al vanir de una puñalada.

La treta de Holgsen había funcionado, su intención al lanzar a Peludo en diagonal a la atacante era quitarle la ventaja de la sorpresa. Peludo seguiría corriendo un rato aullando y al rato volvería sigiloso a su amo. Salvo que gritase o silbase otra orden. (o que se encontrase un conejo... los conejos siempre son bien recibidos por el amo).

Al Vanhir no le venían mal un par de puñaladas si eso no impedía que llegase a su destino. Intentaría no delatarse salvo que su misión peligrara.

- Al suelo, no intervengáis si no es necesario. dijo en un susurro mientras se camuflaba el también. Después señaló al arco de Upptäck y le dijo al oído. Sólo si es necesario, no debemos delatarnos.

Después si sobrevivía la mujer tendrían tiempo de averiguar de que iba esta reyerta. Tenía aspecto de ser un ajuste de cuentas, o una intriga palaciega... en cualquier caso no era su prioridad.

Por qué se nos complica todo? - Pienso... Aunque la mujer parece atractiva...
Preparo el arco y me oculto haciendo caso a Holgsen, aunque me mantengo apuntando a cualquiera de los dos que puedan atacar al perro.

 Permanezco oculto, confiando en que la misión no peligre y que el mensajero se apresure a irse inmediatamente y que no sospeche de nuestra presencia...

¿¡Una mujer!?, ¿pero que hacía allí una mujer? 

Y ahora que habíamos alertado al mensajero, probablemente la mataría. ¡¡Maldición!!

El vanir y la mujer siguen viendo al perro y creen percibir algún movimiento por donde estáis. Lo justo para distraer al vanir que se lleva la mano a la empuñadura de la espada, pero cuando empieza a desenvainar, la mujer que no duda un momento lo apuñala justo cuando su adversario se da cuenta de su presencia. A continuación el pelirrojo agarra a la mujer y ambos caen al suelo en el forcejeo. La vegetación y la distancia impiden ver bien lo que sucede.

Peludo regresa dando un rodeo hasta donde estáis.
 

Kellen hizo caso a los demás, tirándose a plomo al suelo, aunque hizo más ruido que otra cosa...

Bueno, si había llegado la hora de los golpes, tampoco sería malo.

 - Tenemos que decidir que hacer, el mensajero nos a visto. O nos movemos, aprovechando la distracción de la pelea, a otro lugar donde escondernos, o bajamos a eliminar al mensajero y exigir respuestas a la mujer... - Propuse en voz baja.

- Esperad, intenvendremos cuando esté la situación más clara... Aunque nos haya visto ahora somos el menor de sus problemas. 

Vamos! Ya no podemos ser meros espectadores de lo que está pasando...
Además ya no se les ve!
- Digo mientras salgo de mi escondite buscando a la mujer y al vanir, y de paso ver si hay alguien más invitado a la fiesta.

 - Quedarse quietos no es una opción, como mucho habrá visto movimiento de donde salió el perro. Si gana, podría decidir montar en su caballo y venir a investigar, y en cuanto nos viera galoparía junto a su jefe para avisarle. O nos vamos reptando a otro lugar o intervenimos. - Le respondí, molestos por su incapacidad para ver más allá. - Y por cierto, si ese mensajero no vuelve, lo más probable es que se culpe a tu rey de su muerte y eso no será bueno para la mujer a la que vamos a rescatar, ¿verdad?. Sugiero movernos y volver a mandar a tu perro para que estorbe a la mujer y le permita al hombre una oportunidad de huir.

 Cuando Upptäck se dispone a salir de su escondite, le detengo:

 - Todavía no, la misión no debe de fracasar, mandad al perro...