Partida Rol por web

Guiados por la fuerte luz sobre el establo, encontráis el camino para salir del jardín a pesar de la densa niebla. Ya en el exterior se vislumbra el establo a un centenar de metros, entre vosotros y el establo, un coche, parece el mismo que visteis frente al hotel, alguien lo ha movido hasta ese punto, pero ahora dos personas forcejean por sacar a su conductor, otra parece tambalearse frente a los faros delanteros, como si hubiera sido atropellada, no se distingue a los atacantes pero la conductora parece Valerie Hind, la abogada, por la voz de su grito de auxilio.

Más allá del coche y del establo, las luces tenues de la entrada del hotel, dejan a la vista lo que parecen varios cuerpos tendidos sobre la hierba.

Más gritos se oyen dentro del hotel.

El Sr. Wong y Manley cargan con el Desintegrador, Baker y Bride les alcanzan justo la salida del jardín. A su izquierda el camino de acceso al hotel se pierde en la oscuridad, apenas iluminado por los faros del coche.

A su izquierda en primer termino el coche, detenido en un intento de huida frustrado, y su ocupante siendo atacada, más allá del coche, el establo, bajo el brillo de fuertes luces, y al fondo de la escena, entre la niebla apenas iluminada, los aledaños a la entrada principal que parecen cubiertos de cuerpos, probablemente los que no han conseguido refugiarse en el interior del hotel.

- Caballeros, no tenemos tiempo para distracciones -dice Wong, frunciendo el ceño al ver la escena del coche-. Vean esos cuerpos de allá al fondo. Si no nos damos prisa en mover este aparato, todos acabaremos igual. Debemos dirigirnos siempre hacia las luces.

Al andar unos metros, pierde el pie y casi se cae con el desintegrador por delante. Un error que les podía costar la vida a él y a todos los que quedaban aquí. Consigue estabilizarse y se frota los ojos con fruición: parece que la radiación no ha terminado de sentarle del todo bien.

Miro con desolación los cadáveres esparcidos en la hierba ¿Es terrible! ¿Qué ha sucedido? ¿Qué clase de mal asola este lugar? Meneo la cabeza de un lado a otro, intento despejar la mente. Tengo que hacer lo que el señor Wong  dice, no puedo descentrarme. 

Vamos le animo a que siga ayudándome a empujar ¡Hacía las luces!

Es imposible llegar al establo sin rodear el coche y a sus asaltantes. Uno de ellos, el que parecía atropellado, se adelanta señalando hacia vosotros, sin decir nada.
Delante de los faros del coche podéis ver que se trata del millonario italiano, parece malherido pero se mueve con soltura. En realidad señala al aparato, y aunque no dice nada los otros se vuelven en seguida hacia vosotros, sueltan a la chica que huye hacia el hotel gritando y dejando el coche en marcha.
La única opción de llegar al establo sin enfrentarlos es correr lo suficiente para rodearlos. 

El señor Wong no tiene tiempo para tonterías. Nunca le ha gustado mucho el trato con la gente, y menos con occidentales. Siempre han carecido de humildad, de sentido común, de respeto. Y, sinceramente, ahora mismo no está el horno para bollos.

Dirige una mirada hacia la silueta recortada de esa mujer, que huye hacia el hotel y, cuando considera que está lo suficientemente lejos, se genuflexiona y hace una señal a Manley para que haga lo mismo y así dejar el desintegrados en el suelo. Las patas sel trípode se hunden en la tierra y Wong apunta hacia el coche. Sin pensarlo demasiado, apunta hacia el vehículo con el suficiente cuidado como para no alcanzar a ninguno de sus atacantes.

- Por favor, déjenos pasar -dice solamente el historiador con un tono dulce tintado de pasivoagresividad.

El Doctor seguía emsimismado pensando con el ser que había sido el Sr.Sleep. Toda explicación escapaba a conocimiento alguno. Era algo que la Ciencia no podía explicar y el cerebro de Baker no paraba de cavilar. Que narices era aquella abominación. Lástima de no tener el tiempo suficiente para recopliar muestras.. un momento el Sr. Wong preparando el desintegradoŕ??

Diantres, pero que hace. El cientifico se quedó descolocado al ver desaparecer el coche a manos del asiático. Rapidamente el Doctor se parapetó detrás de lo primero que vio mientras sacaba la pistola de clavos. Estaba claro que el Sr.Wong quería asustar a la gente que se interponía entre ellos y el establo. Pero Baker no estaba muy convencido en que estos ultimos bajarían los brazos. Y ante cualquier peligro el Doctor primero se cubriría.

¿Ha perdido la chabeta? grito sorprendido al ver como el Señor Wong usa el desintegrador para volatizar el coche.

Esa máquina es una arma infernal, es la causante de todo lo que está sucediendo aquí ¿Es que no se da cuenta? No debemos usarla así como así. ¡Supone un gran peligro! 

—¡Cuidado, van a alcanzarnos! — grita el detective Bride que saca su arma y apunta hacía el italiano que se avanza hacia vosotros.

Detrás de él, tan rápido que parece que hubieran leído la mente de Wong y se hubieran adelantado a sus intenciones destructivas, los otros dos sujetos también avanzan hacia vosotros, esquivando el rayo que incide directamente sobre el coche.

Las luces del coche se apagan, las ruedas y otros elementos ya han desaparecido, y el motor se ha parado con un ruido ahogado. Mientras que la carrocería y partes de la chapa, aun resisten unos segundos más.

Ahora más cerca se puede ver que el italiano tiene los dos brazos rotos, y el traje hecho jirones, y arrastra una pierna, aun así, avanza decidido y sin síntomas de dolor hacia vosotros, os alcanzará en un instante. También reconocéis a los otros dos, uno de ellos es el recepcionista del hotel, el otro es Dalton, el pistolero del contratista Kepler. Ambos parecen marionetas con la mirada perdida, pero intenciones claramente homicidas.

—¡Maldita sea Wong!, ¿se ha vuleto usted loco? Acaba usted de freir nuestro billete de salida de este puñetero infierno...

Aunque el detective tiene razón ahora no es el momento de los reproches. Todas nuestras vidas se están decidiendo. Es la hora de la verdad. Hay que actuar así que saco mi pistola, apunto y disparo al italiano. ¡Los espaguetis nunca me cayeron bien!

A decir verdad, a Wong nunca le había salido algo tan mal como le acaba de salir la jugada. Para él, Sun Tzu siempre estaba en lo cierto, y El Arte de la Guerra se había convertido en su libro de cabecera. Pero, a todas luces, el estratega chino no había tenido en cuenta a seres extraterrestres que pudieran controlar mentes a voluntad.

- ¡Maldita sea! -reniega Wong por lo bajo-. Cuidado con el pistolero, parece el más peligroso. Manley, dispárele con el dichoso rayo, acabemos con esto rápido.

Es entonces cuando el historiador se desprende del desintegrador y lo deja en manos del su compañero. Agarra fuerte su bastón y, adoptando lentamente una posición defensiva de taichí, espera a que el italiano magullado le alcance, moviéndose como una marioneta rota a la que le han cortado varios hilos pero debe terminar la función.

Cuando está lo suficientemente cerca, en un movimiento que casi parece un acto reflejo, golpea con todas sus fuerzas en la cara del italiano.

El Doctor se preparaba para la embestida del millonario italiano y sus esbirros. Pero aquella joya de avanzada tecnología había quedado libre y desamparada. Obviamente Baker no pudo frenar su hábido impulso de apropiarse del juguetito.

Ven con papa. Con una sonrisa casi desencajada el cerebrito volvió a gozar del rayo desintegrador.