Partida Rol por web

El despertar de un héroe

Escena 1: Torgul

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15/03/2021, 21:24
Dungeon Master

Avanzas lentamente, con cuidado, investigando las paredes con detenimiento. Primero la pared este, luego la norte y por último, la pared oeste, en la que se haya la extraña forma de una boca de color naranja. Pero no encuentras nada raro o que te haga indicar que hay trampas o puertas ocultas. Te centras en la boca de piedra, tallada en la roca. Súbitamente, cuando te dispones a mirarla de cerca, los labios de la boca gigante se mueven y una resonante voz te dice:

-"Adivina la adivinanza y conseguirás un gran premio. Falla en tu respuesta y puede que el premio no te guste demasiado. U-D-T-C-C-S-S. ¿Qué sigue después?"

Asustado, das un paso atrás. Incluso te giras para salir de allí, pero ves que el camino hacia el pasillo está bloqueado por una fuerza invisible de color azulado, como un campo de fuerza. Parece que estás atrapado.

-"¡Debes contestar, ya sabes!" Vocifera la boca.

Notas de juego

Lo has hecho perfectamente.

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17/03/2021, 17:03
Torgul

Cuando la boca anaranjada cobró vida, surgiendo desde sus entrañas una voz cavernosa para dirigirse hacia a él, Torgul dio un respingo hacia atrás de la impresión. De no ser porque buscó apoyo en la pared, a punto estuvo de caer al suelo. Se sentía observado desde algún lugar recóndito de la enigmática figura, ¿estaría esperando a su llegada desde que entrase en la cueva?—¡Por todos los dioses!, no sólo estoy perdiendo las fuerzas, también empieza a fallarme el raciocinio...¡piedras que hablan!, ¡¿qué clase de delirio es este?!, ¿magia?, ¿alguien ha realizado un sortilegio sobre estas piedras?, juraría que esos labios se han movido como si formasen parte de un ser vivo...—sacudió la cabeza y se frotó los ojos con el dorso de la mano con la que empuñaba la espada, para acabar retirando el sudor que se le escurría por la frente.

Dudaba de si la voz que había escuchado procedía realmente de la boca, o su mente empezaba a desvariar a causa del encierro y de su estado. La infección que le había ocasionado el último ataque de los descomunales roedores había elevado su temperatura corporal, al punto de provocarle una ligera febrícula, su cuerpo estaba encharcado de sudor bajo su armadura, bregando para que al contacto con el aire gélido de la atmósfera generase un efecto de enfriamento sobre el joven, que ahora empezaba a temblar de forma imperceptible. En su estado pocas opciones le quedaban, salvo obedecer al requerimiento de la piedra, ya fuera éste real o una proyección de su trastocada mente. No tenía nada que perder si respondía al enigma. Acertase o errase en su respuesta, una consecuencia iba aparejada a aquel interrogante.

Si Aleena estuviese aquí, sabría cómo resolverlo en un suspiro...—Su hermana adoptiva era lo suficientemente perspicaz y despierta para saber leer entre líneas y realizar asociaciones de ideas abstractas con pasmosa facilidad, de ello había dado muestras durante parte de su infancia, cuando salían a visitar los templo acompañados de su padre adoptivo, no era raro que se quedase rezagada escuchando las diatribas de algunos de los sabios del lugar, para empaparse de sus conocimientos y habilidad dialéctica. Sabril supo ver sus dones y dejó que cada vez pasase más tiempo entregada a ese conocimiento, le dejó su espacio, tanto como para dejarla marchar con la esperanza de que se hiciera sacerdotisa—Aleena, ¿dónde estás?...—su mente proyectó la pregunta en el aire mientras sus ojos se perdían hacia el techo, como si con ello fuese a dar con una solución, al tiempo que exhalaba con desazón todo el aire de sus pulmones.

U-D-T-C-C-S-S—masculló entre dientes repetidas veces hasta que sus palabras dejaron de ser audibles—¿Un Día Tendrás Conocimiento de Cada Sibilina Serpiente?, ¿Una Dríade Trae Consecuencias Como Seguir Saltando?, ¿Un Don Tiene Cabida en Cada Salida Suertuda?. Suerte, no puedo apelar a ella, para esto sólo debe haber una respuesta. Hay demasiados espacios vacíos, demasiadas palabras que encajar, debe ser algo más evidente que ésto. ¡Piensa Torgul!, ¡piensa como lo haría Aleena! no voy a dar con ello ni a la de una, ni a la de dos, ni a la de tres...Una, un...¿uno?, ¡uno!, ¡dos!, ¡tres!, ¡¡eso es!!—sus ojos se abrieron de par en par y la línea que dibujaba su boca, seca por la falta de agua, se abrió y se cuarteó hacia los extremos de su rostro conformando la curva de una sonrisa. Un jarro de euforia regó su desazón deshaciéndola en añicos, haciéndole olvidar su maltrecho estado durante ese pequeño instante de lucidez.

Uno, Dos, Tres, Cuatro, Cinco, Seis, Siete...—Balbuceó para sus adentros, como si se quisiera asegurar de que la relación que había hallado no se fuese a disipar. Cada letra correspondía a la inicial de un número en orden consecutivo y ascendente, aumentando tan sólo en una unidad por vez. Se acercó, aún con el regusto a victoria perfundiéndole las fibras de su ser, hasta que sus cuarteados y resecos labios quedaron a escasos centímetros de la impertérrita boca anaranjada, quería que el sonido no se escapase por ninguna otra parte, sabía hacia dónde se dirigía. Su pecho se hinchó inhalando todo el aire viciado y enrarecido que había en la sala, y al exhalarlo su respuesta restalló sobre la figura—¡Ooooooo!—la letra 'O' que aludía al siguiente número, el ocho, fue expulsada como un proyectil hacia el vacío de donde había provenido la misteriosa voz, aunque aún dudaba de si no hubiera sido tan sólo una alucinación, y no se encontraba hablando más que consigo mismo. La letra fue absorbida por el hueco abierto en la pared, tanto como su momento de euforia desmedida, su cuerpo volvía a reclamar su atención regresando a su habitual pesadez.

 

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18/03/2021, 15:20
Dungeon Master

Después de pensártelo detenidamente durante unos instantes, crees que has logrado dar con la respuesta correcta. Te acercas a la boca y le dices que la respuesta es la O, de ocho. Un momento de tensión, acompañado de un silencio incómodo, hace que sudes de temor.

-"Correcto, aventurero. Has acertado la adivinanza y puedes seguir tu camino. Tu premio está en mi interior, cógelo sin miedo. Adiós."

La boca pétrea dejó de moverse y de emitir sonido alguno. En su interior, algo brillante relumbraba ante la luz del farolillo. Detrás tuya, la barrera invisible había desaparecido. Al acercarte un poco, puedes ver una daga de muy buena factura. Tiene unas extrañas filigranas en su filo y la empuñadura está recubierta de cuero.

Desde la extraña habitación te puedes dirigir al norte, hacia lo desconocido, o al sur, que está plagado de ratas.

Notas de juego

¡Excelente post, de diez!

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21/03/2021, 13:57
Torgul

Torgul envainó su espada y alzó la diestra de forma fatigosa hasta rozar con las yemas de los dedos la sinuosa y plomiza boca, considerando su naturaleza otrora fugaz, de movimientos enérgicos y voz estentórea, con la que estaba tocando y tenía ahora ante sus ojos, pétrea y estéril de palabras—Esto no es real, no es más que humo y entelequias lo que esta boca ha expulsado desde sus entrañas. Un burdo ardid, pero tiene un fondo de verdad...—caviló, anclando sus ojos sobre la daga, opaca, inquisitiva y real, o al menos así se lo parecía.

Hizo descender su brazo y asió la empuñadura de factura delicada y bien labrada. Sus ojos recorrieron sus intrincadas filigranas con detenimiento. Trató de forma futil de desencajar de su memoria el denso velo que recubría los recuerdos de su paso por allí, de aquel extraño ciclo de eterno retorno sin inicio ni fin en el que había despertado, ¿sería aquel el objeto que debía extraer con éxito de la cueva para superar la prueba?. Se colgó la daga al cinto, junto a la vaina de su espada, que volvió a extraer de su sitio para empuñarla, habiéndose restregado previamente la mano por el costado para evitar que el sudor le jugase una mala pasada, y que el arma se le escurriera como le ocurrió en su encuentro con el ofidio. El habitáculo volvía a su ser. Silencio, vacío, aire de cal y frío.

Se giró sobre sus talones y estudió sus posibilidades, volver atrás o seguir hacia el norte, ese lugar del que la nota le advirtió de cuidarse, si es que fuese a dar con la sala o el lugar sobre el que se cernía aquel mal augurio en aquel laberíntico recinto, mas ¿y si debía explorar la laberíntica gruta de lado a lado?, ¿y si había un inicio y un final?. En su desmemoria no podía tener certeza alguna, así que se conminó a no volver a desandar el camino, si había alguna opción de salida, no debía andar demasiado lejos, o así trató de engañarse a sí mismo, forzando a su pierna a que avanzase. Estrangulando el dolor de las heridas como pudo, avanzó por el corredor que daba hacia el norte, no sin que sus oídos reclamasen al aire algún sonido fuera de lo normal que le hiciera redoblar su estado de alerta.

- Tiradas (1)

Notas de juego

¡Gracias! :)

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22/03/2021, 11:28
Dungeon Master

Has conseguido una preciosa daga, que puede que tenga propiedades mágicas. Como en las historias que te contaban de pequeño, había armas capaces de hacer grandiosas cosas gracias a su poder contenido en la hoja. Te la guardas al cinto y piensas qué hacer ahora. Tu mente sigue nublada y no sabes si este es el objeto que conseguiste para lograr entrar al servicio de la villa de Threshold. Después de pensarlo un momento, decides seguir investigando el dungeon, por lo que tomas el camino del norte hasta llegar al giro que da hacia el oeste. Por la nota sabes que por aquí puede haber trasgos, criaturas infames y malévolas, que ven muy bien en la oscuridad. También sabes que suelen ser muy cobardes a la hora de presentar batalla, a menos que ganen en número. Bajas la mecha del farolillo al mínimo y avanzas por el pasillo, atenta a cualquier sonido.

Cuando vas llegando a lo que parece ser una habitación, oyes voces que hablan bajo, en un lenguaje que no entiendes. Como crees que aquí hay trasgos, tapas la lámpara con la puertecilla y la dejas en el suelo. Solo un hilillo de luz alumbra unos cuantos centímetros alrededor del farol. Esperas a que la vista se te acomode a la oscuridad y decides adelantarte con sumo cuidado hasta la esquina. Mirando alrededor, divisas a dos trasgos, a tu izquierda, en el extremo sur de la habitación. Parecen estar hablando de algo y no se dan cuenta de tu presencia. Tienen espadas cortas al cinto y llevan unas armaduras de cuero muy desgastado. Están sentados en dos barriles y otro más grande hace de mesa. Encima de este, una pequeña vela alumbra las caras de estas feas criaturas. A tu derecha, un pasillo surge para ir hacia el norte. En el lado suroeste, otro pasillo se dirige al oeste. ¿Qué vas a hacer?

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23/03/2021, 23:14
Torgul

Torgul posó sus ojos sobre ambos trasgos, cuyas sombras chinescas danzaban y sobredimensionaban su envergadura real sobre la pared, al son del titileo de la vela que iluminaba sus rostros, de facciones toscas y repulsivas, mientras hablaban ajenos por completo a su presencia, lo cual funcionó como una exhortación disparando su sigilo y provocando que descendiese casi al máximo la llama del farolillo que sostenía en su zurda. El hecho de encontrarse, no ya malherido si no además en inferioridad numérica, actuó como un fuerte revulsivo imposible de pasar por alto, al ver al par de bestias sentadas sobre sendos barriles con total despreocupación.

Se encontraba en la entrada opuesta de la estancia de los trasgos, de los que ya le advirtió la anónima nota que encontró encajada entra las piedras. Llegado a ese punto, la filosa maraña de dudas en la que se hallaba envuelto, cubierta por la niebla de su olvido, volvía a percutir sobre sus sienes con fuerza; la única vía accesible al margen de tener que volver sobre sus pasos y pasar entre la miríada de roedores alumbrandoles con el farolillo, era proseguir su recorrido por el angosto corredor que daba hacia el norte, lo desconocido. Volver atrás no era una opción porque a pesar de sus esfuerzos por sacar algo del abismo en el que su memoria hacía aguas, seguía sin la certeza, en primer lugar, de si la daga era el objeto a recabar para superar su prueba, y en segundo lugar, de si el recorrido de la cueva era estanco, lo que significaría tener que salir por donde había entrado desansando sus pasos, o si por el contrario debía llegar a atravesarla de lado a lado, y por tanto, la salida debía encontrarse ubicada en algún otro lugar.

La única forma de dar salida a esos interrogantes era seguir por el corredor hacia el norte. Cuando comenó a avanzar tras esa pausa de rastreo, la respiración se le cortó de forma inconsciente al pasar de refilón por delante de la estancia de los trasgos, como si su sola respiración pudiera alertarles de que se encontraba allí. Afortunadamente, parecían demasiado absortos en la conversación que estaban manteniendo, tanto como para no apercibirse de su existencia mientras pasaba de largo.

Una vez sorteado el escollo de los trasgos, avanzó un par de metros manteniendo al mínimo la llama del farolillo. Cuando se hubo asegurado de llevar cierta distancia, lo volvió a regular, pero no demasiado, lo suficiente como para poder ver delante de él con algo de nitidez. Durante su avance, aguzó sus oídos y se fue asegurando de si habría algún interruptor intercalado entre las piedras que conformaban las paredes izquierda y derecha del corredor que pudiera activar alguna trampa, o bien que pudiera revelar alguna puerta oculta a su ya fatigada vista—No te rindas, sigue adelante, hazlo por Sibril...—se conminaba en aquellas aciagas circunstancias.

 

- Tiradas (6)
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24/03/2021, 19:00
Dungeon Master

Pasar sigilosamente fue algo temerario, no ya porque te descubrieran, si no porque dejabas enemigos detrás y no sabías lo que podrías encontrar delante. El caso es que, aún con todo el equipo y el metal que llevabas encima, pasaste desapercibido, oculto por la oscuridad y en completo silencio.

El corredor avanza unos metros al norte, dobla a la izquierda (oeste) y sigue unos metros más adelante, desembocando en otra habitación. Sigues despacio y con cautela, buscando trampas o puertas ocultas, pero no encuentras nada. Tampoco escuchas ruidos que te indiquen que hay movimiento. Antes de llegar a la esquina, tapas tu farolillo y te asomas con sumo cuidado. Casi no ves por la oscuridad que reina en el lugar, pero algo sí se hace visible.

La habitación tiene una puerta de madera reforzada con hierro, muy parecida a la que viste en el pasillo que te trajo a este sitio y que estaba cerrada. Junto a ella, un pequeño trasgo está sentado en una caja, sacándose algo de la nariz con insistencia. En el suelo, una diminuta vela ilumina el acceso. El trasgo lleva las mismas cosas que los dos que estaban en la habitación anterior: una armadura ajada de cuero y una espada corta al cinto. Una pequeña y rústica lanza está apoyada en la pared, al lado de la criatura.

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27/03/2021, 17:49
Torgul

Sin salida. Había llegado al final del estrecho corredor, dejando atrás a dos trasgos que de percatarse de su presencia y estando en superioridad numérica, acudirían como abejas atraídas por el polen de las flores. El trasgo que tenía delante de sí, custodio del enigmático portón, estaba demasiado ensimismado buscando, con profusión y entusiasmo desmedidos, sus propios tesoros en su orificio nasal, visiblemente abstraído de la labor escrutadora y de salvaguarda que se le había encomendado, lo que le podría dar cierta ventaja a la hora de realizar un ataque por sorpresa a distancia.

Debía ir dos pasos por delante en aquel callejón sin salida, urdir alguna estratagema que retrasase tanto el paso como los movimientos de quien quiera que se le opusiera, y desde cualquiera de los dos ángulos, tanto desde el frente como a su espalda. Estaba rodeado y era consciente de que su cuerpo no reaccionaría con la misma agilidad ni presteza a su voluntad que desde antes del ataque de las descomunales ratas, así que si había algún momento para aplicar una estrategia defensiva y de retardo, era ese.

Huir no era una opción si quería salir airoso de la prueba, si no quería tener que convivir con la vergüenza y el estigma de los suyos por haber sido un cobarde incapaz de enfrentarse a unos simples trasgos. Torgul siempre había pecado de ser demasiado orgulloso, y esa encomienda, por muy peligrosa que fuese, no iba a ser la excepción. Morir con honor, o vivir con el mayor de los deshonores, el joven, tozudo, ya había tomado una decisión firme al respecto, quizás desmedida y sin calibrar las consecuencias de su pérdida. Su suficiencia, sin duda alguna, era una de sus perdiciones.

La cueva parecía no tener salida hacia otro lugar, salvo que la puerta condujese, no solo a otra estancia, si no a algún otro laberíntico punto de salida alternativo, cosa que tal y como estaba dispuesta, se le antojó poco o nada probable. Habiendo lanzado su divagación hacia el oscuro rincón de su mente del que había emergido, no le quedaba más remedio que asumir y prepararse para el ineludible combate.

Se giró hacia el corredor del que había venido y desandó unos pocos pasos. El farolillo apenas estaba encendido, cada ligero titileo parecía un estertor luminoso. Cerró los ojos y se concentró durante unos instantes en la figura de su diosa, a la que lanzó una sentida imprecación--Vania, derrama tu luz y sed de justicia sobre mí, sea tu voluntad de hierro la que decida si éste, tu fiel vasallo, sea avezado en la contienda. Toca y guía mi mano sobre aquello que empuñe, que cada acción resuelta sea un fiel reflejo de tu rectitud y equidad. Guía mi espíritu, infúndele valor y determinación para no titubear, que no halle resuello hasta el último aliento si no es para cumplir tus designios. Envía tu fuego devorador de iniquidades, pues estoy a merced de la muerte y en condición desigual. Llegue a tus oídos mi súplica, pues solo tú sabes lo que mora en el corazón de tus devotos y cuán puras son sus intenciones--Abrió los ojos y se enfocó en el angosto pasillo que tenía delante, acostumbrándose a la penumbra.

Con el mayor de los sigilos se preparó para el que adivinaba, tenía visos de convertirse en su sentencia de muerte, incluso calculando bien su ardid de contención. Contaba con dos dagas: la que había recogido del finado cuando se enfrentó al ofidio, y la que había recogido de la boca anaranjada tras resolver su enigma. Ligeras y fáciles de arrojar para un ataque a distancia, más que la espada corta y oxidada con la que se había defendido de la serpiente y que colgaba al otro lado de su cinto. Además de ésto, una espigada lanza se encontraba apoyada al otro lado de la sala, un elemento más a considerar si conseguía no errar en su primer lanzamiento a distancia, para arrojarlo contra los otros dos trasgos en caso de que el primero lanzase un grito de auxilio.

Para el extremo opuesto dirimió sus opciones, sus ojos se enfocaron sobre el farolillo que yacía a sus pies. Si quería retener a los otros dos trasgos lo suficiente como para poder reducir al que custodiaba la puerta debía ganar tiempo, y eso podría conseguirlo cerrándoles el acceso mediante el uso del fuego, una estrategia un tanto asfixiante y arriesgada, pero las llamas no durarían eternamente a pesar de consumir buena parte del calizo aire de la cueva. De nuevo las pertenencias del finado le servirían de apoyo, pues contaba con una redoma más de aceite inflamable y un farolillo oxidado, además de yesca y pedernal. Rebuscó el vial de aceite que llevaba en su mochila y con éste en su mano libre caminó un par de metros, le quitó el tapón y caminando hacia atrás con lentitud lo esparció para que formase una densa película, asegurándose de que cubriese todo el ancho del corredor hasta la última gota de su contenido. Se reservó la última redoma de aceite, no sabría si tendría que hacer uso de ella para rellenar el farolillo o directamente, para intentar prender fuego a los trasgos. Y si no le diera tiempo de poder prender el corredor hasta su llegada desde la otra sala, al menos les provocaría una buena caída por resbalón.

Una vez cerrado el paso tras de sí, colocó el farolillo practicamente apagado con la puerta abierta, apuntando hacia el charco de aceite justo en el borde de su inicio. Bastaría con darle una patada para que el pasillo empezase a arder estableciendo una eruptiva barrera de contención. Si querían acceder hasta él, tendrían que pagar como precio el achicharramiento. Les limitaría el paso, pero también había establecido un punto de no retorno, había entrado sabiendo que correría riesgos, era algo que había asumido.

Tomó aire y se giró hasta quedar orientado hacia la sala donde estaba el distraído trasgo, a escasos centímetros, el farolillo estaba preparado para provocar el incendio si fuera necesario. Pegó la espalda a la pared y se asomó ligeramente, al tiempo que su mano tocaba la vaina de la daga que había recabado de la boca--Si este artilugio es mágico, ¿quién sabe qué consecuencias traería su filo si le entrase en la carne a ese malnacido?--caviló, tanteando la distancia que había desde la esquina donde se encontraba y la puerta--No tengo nada que perder por hacer uso de ella, si hay que morir, sea fundiendo todo mi armamento--concluyó, desenvainándola, dispuesto a arrojársela al trasgo en cuanto se girase para poder apuntarle directamente hacia los ojos, el único lugar que no cubría su armadura.

Asió la daga entre sus dedos y con un movimiento de retracción del brazo la impulsó con fuerza hacia delante dejando que se escapase y cortase el aire hasta el objetivo, no obstante, el movimiento erró en la diana, tuvo tan mal tino que ésta acabó clavada en el portón. El vértigo se apoderó durante un instante del joven al haber revelado su posición, febril y notando cómo su corazón había aumentado el pálpito al mismo ritmo que su respiración, se parapetó contra la pared desde la que había permanecido a escendidas y tanteó instintivamente con su zurda la otra daga que pendía de su cinto, esperando la reacción a su ataque por sorpresa.

 

 

- Tiradas (1)
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29/03/2021, 14:39
Dungeon Master

La situación era peligrosa, ya que tanto delante como detrás había enemigos. Derramas el contenido del aceite por el suelo del pasillo por el que viniste y dejas el farolillo preparado para darle una patada y que el espeso líquido arda al contacto con la llama. No podrás volver por allí en un tiempo, cuando las llamas bajen al consumirse el aceite, pero crees que valdrá la pena, ya que te aseguras que los trasgos de la otra sala se lo piensen dos veces si quieren atacarte por la retaguardia.

Ahora, te concentras en el trasgo que hay custodiando la puerta. Está buscando petróleo o quizás algo de picoteo, pero el caso es que está entretenido. Sacas tu reluciente daga nueva y apuntas a su cabeza. Con un ágil movimiento se la lanzas, pero tu lanzamiento ha sido muy malo. La daga, golpeando en el techo de la estancia, termina clavándose en la madera de la puerta. El ruido de metal contra piedra resuena por la habitación. El trasgo deja su trabajo de minería y se queda estupefacto mirando la daga que aún timbrea en la puerta, para después mirar arriba al techo y por último hacia la habitación y el pasillo donde estás escondido.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Estamos en combate. Debes de tirar INI para los asaltos 1º, 2º y 3º. El trasgo en el asalto 1º está sorprendido, así que da igual lo que saques, que actúas tú primero. Si tu tirada de INI del 2º asalto es igual o mayor que la mía, narra ya ese asalto también.

Recuerda mirar tu Tabla de Combate para saber con qué número golpeas al trasgo, que tienen CA7. Si haces ataques a distancia se utiliza la DES + el Alcance y si es en cuerpo a cuerpo la FUE.

Recuerda de quitarte un frasco de aceite y el farolillo si lo lanzas al aceite, ya que arderá con él y quedará inservible. He cambiado tu burruño de dibujo por un fuego en condiciones, para que quede bonito, jejejejeje. Si prendes el aceite, coge esas dos casillas en las que está el fuego.

  1º Asalto 2º Asalto 3º Asalto 4º Asalto 5º Asalto
INI Acción INI Acción INI Acción INI Acción INI Acción
Torgul ¿?   ¿?              
Trasgo3 3 Sorprendido 2              

 

Torgul: CA4, (6 PG te quedan)

Trasgo3: CA7

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05/04/2021, 19:40
Torgul

Aún después de haber errado el tiro, el trasgo, ante su incredulidad y en ese ínterin de búsqueda de la trayectoria de orígen, le concedió unos segundos preciados para poder desenfundar la segunda daga que pendía de su cinto, la daga que requisó del cadáver y apuntarle esta vez directamente hacia la garganta, un chillido de su boca y estaría perdido si los otros dos decidían emprender el trayecto hasta su encuentro.

Esos valiosos segundos de estupefacción supusieron una segunda oportunidad para evitar la carga que el trasgo se dispondría a hacer, supuso que con la lanza que tenía junto a él si es que era lo suficientemente descuidado, pues se podría permitir esquivarla parapetándose contra el pasillo desde el que se asomó para ejecutar el lanzamiento de la primera daga, de lo contrario no le quedaría más remedio que enfrentarse cuerpo a cuerpo al distraído custodio si éste optaba por correr hacia su encuentro.

Aguantó el aire, extendió el brazo y apuntó hacia su cuello, realizando el mismo movimiento de retracción y de eyección que la primera vez, para darle impulso y provocar que la daga girase y cortase el aire recortando la distancia que le separaba de su destino: su garganta, para estrangular cualquier atisbo de griterío.

El segundo lanzamiento esta vez no erró en su objetivo y acabó clavado de forma certera, mas no lo suficientemente firme en la garganta de aquel desdichado trasgo, lo que aguantaría hasta que se la extrayera no podría determinarlo. Torgul, con la mirada turbia de la que se desprendía un fulgor colérico, apuntó con su espada en alto en dirección hacia él en actitud claramente ofensiva, buscaría rematarle de forma rápida y silente: rebanándole el cuello. Si ya tenía clavada la daga en la garganta, lo cual impediría que sonido alguno pudiera llegar a emerger en condiciones de su boca y más aún, que pudiera respirar con libertad con la daga interrumpiendo el paso del aire, aún en tales condiciones, le era imposible fiarse de su efectividad como silenciador momentáneo hasta su próximo ataque, por lo que decidió no alejarse de su posición en caso de tener que hacer arder el pasillo para impedir el paso a los otros dos trasgos.

- Tiradas (5)
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05/04/2021, 20:27
Dungeon Master

Esta vez la daga voló rauda y directa hacia su sorprendido objetivo. Esta se clavó en su garganta, haciendo que la pequeña criatura cayera al suelo pesadamente, con las manos sobre su cuello. Ya en el suelo, algún espasmo hizo el goblin, pero a los pocos segundos dejó de moverse. Un charco de sangre empezó a formarse debajo de el. Quieto en el pasillo, escuchaste cómo sus últimos suspiros de vida abandonaban su cuerpo y casi no habías hecho ruido, por lo que las otras criaturas de la sala anterior no se habían percatado de lo ocurrido.

Notas de juego

En la tirada de daño has sumado el +2 de FUE, pero en los ataques a distancia, solo se suma la DES a la tirada para impactar y ya está. El bono de FUE es para los combates de cuerpo a cuerpo, en los que se suma tanto a la tirada para impactar como al daño.

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08/04/2021, 20:21
Torgul

Se podría decir que aquel desdichado había sido más bien víctima del hastío y la distracción de su labor de custodio que de otra cosa, habían sido su preludio, el preludio de quien no es consciente de que la vida, y más aún ahí dentro, pende siempre de un fino hilo. De no ser por ello, o quizás fuera la asistencia de su diosa, cuya devoción hacia ella era inquebrantable, y a la que había suplicado que le infundiese fuerza e impartiese justicia a través de su filo si tal era su voluntad, quizás no lo estaría contando.

Torgul, en actitud silente y fría, esperó pacientemente a que la muerte deshiciera en ruinas el tosco cuerpo. La muerte, mensajera de la daga de un muerto, se había cobrado otra vida. Su vacío inerte sesgó sus cuerdas vocales, los ríos de arterias, venas y tejidos, oprimió el paso del aire, lo agarrotó con una firme violencia, arrojándole un mar de convulsiones, una confrontación perdida que estalló a borbotones descontrolados desde su cuello, instaurando un cauce negruzco y carmesí en derredor. Un fluir espeso y sinuoso, con olor a hierro y sabor a hiel. El cuerpo del trasgo se vio inundado por la rompiente del fluido, que no tardó en someter a la gélida roca del suelo al susurro rojizo de una vida ya extinta, las piedras alrededor de su cuerpo se envolvieron en una calidez reseca, que pronto se encostraría para dejar testimonio de lo acontecido.

Tan sólo cuando el último de los espasmos cesó, quedando completamente inerte, el cuerpo de Torgul reaccionó. Con la lentitud con la que emerge el sol, incrédulo ante cómo se había resuelto la situación, y agradecido por la que supuso, podría haber sido una intercesión de Vania, el joven aspirante a guardia se aproximó al cadáver.

Unos ojos aterrorizados y perdidos le observaban. Les devolvió la mirada para encontrarse con su reflejo, allí sólo había vacío. Envainó su espada, se inclinó hacia él bajo la luz ténue de la vela que había junto a la puerta, y con total desafección ante lo ocurrido, decidió revisar el cuerpo en busca de una llave para la puerta que con tan poca diligencia había defendido el trasgo, como también cualquier otro objeto de valor que le pudiera servir en aquel infausto lugar, desde armas hasta pociones. Manipuló su cuerpo para inspeccionarlo con la misma meticulosidad que haría un ladrón que no deseaba dejar huellas de su paso por allí, pero no pudo evitar impregnarse las manos con sus fluidos, que se entremezclaron con el sudor que expedía de las mismas a causa de su incontrolable estado febril, provocado por las infecciones de sus heridas. Sin embargo, su gesto permanecía impasible, se había instaurado una barrera casi autómata para refrenar el dolor de su cuerpo, lo único que tenía en mente era salir airoso de su prueba costase lo que costase, y ya había arriesgado demasiado con esa última acción a la desesperada, además del agotamiento que llevaba acumulado.

Además de revisar al fallecido, también se aproximó a la puerta para examinarla con detenimiento y revisó las piedras de la pared y el suelo más cercanas en busca de algún interruptor o posible trampa. Colocó la cara de lado y pegó su oído al portón para comprobar si escuchaba ruidos procedentes del otro lado, de esta manera se haría una idea somera de si había actividad al otro lado, o por el contrario, lo que guardaba esa puerta era algo material.

 

 

- Tiradas (2)

Notas de juego

¿Qué le requiso al pobrecico trasgo?, ¿habemus llave?. Gracias.

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10/04/2021, 12:28
Dungeon Master

Habías acabado con la vida del trasgo de un certero lanzamiento y encima habías conseguido que no diera la alarma. Dejas atrás el charco de aceite y el farolillo, para avanzar hasta el caído. La escasa luz que da la vela, hacen aparecer algunas sombras en la pared según te vas acercando. Te agachas y empiezas a registrar el cuerpo y lo único que encuentras, aparte de lo que lleva puesto, es una llave de latón colgada del cuello con una cuerda. La llevaba escondida bajo sus ropas y armadura. Se la arrancas sin esfuerzo de su frío cadáver.

Te acercas a la puerta y ves que la llave encaja en la cerradura, pero antes de abrirla, te pones a buscar trampas en la misma y a intentar escuchar al otro lado. No encuentras ni oyes nada raro. Una extraña sensación de deja vi te asalta, como si ya hubieras estado hace tiempo aquí, en este mismo punto.

Notas de juego

Te recuerdo, que tus dagas están: una clavada en la puerta y la otra en el cuello del trasgo.

Cargando editor
15/04/2021, 17:34
Torgul

Antes de hacer girar la llave, Torgul se lo pensó dos veces y ante la respuesta de un silencio, la retrajo para desviar su mirada hasta la primera daga que había arrojado al trasgo y que pendía clavada de la puerta a escasos centímetros de su cara. A pesar de no haber escuchado nada al otro lado, la ausencia de sonido no tenia por qué traer consigo la ausencia de una presencia, que bien podría estar al otro lado silente y latente.

Cercó los dedos alrededor de la empuñadura finamente labrada y la extrajo del portón, no sin algo de esfuerzo. Sus fuerzas flaqueaban y debía asegurarse de no quedarse sin recursos ante futuros ataques, cualquier armamento era poco. La envainó en su cinto junto a su espada, se giró en redondo y posó sus ojos sobre el desdichado al que había arrancado la vida, volviendo sus pasos hacia él. Se inclinó sobre el encharcado cuerpo y le arrancó de cuajo la daga con gesto impertérrito, ascendió su mirada y se volvió a encontrar con esos ojos inertes, que tuvo la deferencia de cerrar para que dejasen de reflejar la figura de su asesino.

Envainó la ajada daga en el lado opuesto de su cinto, y regresó ante la puerta. La luz de la vela era suficiente para alumbrar la estancia, no obstante, aún le quedaba en su equipaje un farolillo, yesca y pedernal, que sacó para poner en funcionamiento con total parsimonia. Cuando lo hubo prendido y regulado para que proyectase una luz ténue y poco llamativa, lo colocó al otro lado de la vela, en el suelo junto a la puerta. Tomó aire, desenvainó su espada y adoptó una postura defensiva, al tiempo que volvía a encajar la llave y la hacía girar hasta escucharse un sonido metálico, que se repetiría una vez más por cada vuelta dada sobre la cerradura. La sacó y se la colgó del cuello, ocultándola por dentro de su armadura. Acto seguido su mano haría girar el pomo de la puerta. Torgul contuvo el aire durante ese proceso que le pareció que transcurría a cámara lenta, con una inusual familiaridad—Los mismos sucesos, la misma estancia, la misma puerta, el mismo dolor, el mismo titubeo, ese trasgo ha muerto no una, si no dos veces, y una de esas muertes, ¡por Vania que reside en mi memoria!. Mis ganas de seguir adelante seguirán incólumes mientras mi diosa esté de mi lado pese a mi desmemoria. Sibril, esto lo hago por tí y por mí, esto es por ambos—soltó un suspiro de resignación—Aleena, si pudieras verme salir airoso, tal como lo hice, y tal como lo haré de esta prueba...—se lamentó para sus adentros. El resquemor y la cólera por el abandono de su hermana adoptiva hicieron trizas ese pensamiento. Negó con la cabeza, e hizo girar los goznes del portón con levedad para desvelar lo que aguarbada al otro lado, lo que quisiera que fuese, ya lo había visto, yacía dormido en algún lugar recóndito entre sus recuerdos de un tiempo pasado. Segundos de incertidumbre que se verían sepultados por la futura victoria en su prueba.

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16/04/2021, 18:36
Dungeon Master

Nada más abrir la puerta ves que no hay luz alguna al otro lado. Por fortuna, habías encendido el otro farolillo que tenías. Poco a poco vas abriendo del todo la puerta y alumbrando con una débil luz para no delatar tu posición. Delante de ti hay un pasillo que avanza unos seis metros metros hacia adelante, para torcer a la derecha. También hay un túnel que se desvía a la izquierda, justo al lado de la puerta que has abierto. Pero extrañamente, termina en una pared un par de metros más allá. Avanzas con cuidado, con la espada en la mano y el farolillo en la otra. Te asomas a la esquina de la derecha y ves que el pasillo sigue hacia el norte, descendiendo abruptamente hacia la oscuridad. De ese pasillo, que no ves el fondo, emana un mal olor. Vuelves unos pasos hacia atrás y apoyas la espalda en la pared, para pensar qué vas a hacer ahora. Al quedarte un momento parado, esa sensación de deja vi que te había sacudido cuando abrías la puerta es más fuerte ahora.

Notas de juego

Creo que he descrito bien lo que ves, pero si no lo tienes muy claro, acuérdate que tienes el mapa en Roll20.

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17/04/2021, 20:27
Torgul

El joven aspirante a guardia no pudo si no arrugar la nariz en un gesto de desagrado al asomarse por el corredor que daba al norte, siendo golpeado por un olor hediondo que manaba desde sus entrañas. Era un aroma a todas luces disuasorio, que le pareció que sería capaz de provocar la náusea a quien osase internarse hasta su fondo y quedarse cerca el tiempo suficiente. Torgul, confuso ante el hecho de haber atravesado una puerta custodiada para darse de bruces con aquel nauseabundo aroma que brotaba desde sus profundidades, se llegó a cuestionar si daría quizás a algún depósito de aguas fecales, si así fuera, no tendría mucho sentido que tal cosa fuese resguardada bajo llave por un trasgo, a no ser que supusiera una vía de escape alternativa de la cueva, que ocultase en su interior algo de incalculable valor, o ambas cosas a la vez.

No parecía haber otra opción de avance, no obstante, el guerrero quiso hacer gala de cierta cautela revisando la zona aparentemente estanca que se desviaba a su izquierda. La sensación de familiaridad se había acrecentado enormemente desde que hubiera cruzado el umbral de la entrada, habitaba en él dormida y latente y había, no ya despertado, si no que parecía estarle gritando desde su interior. El guerrero, perplejo ante esta situación, era incapaz de determinar si se trataba de una corazonada, de una simple y llana intuición, o quizás solo fuera de un juego de espejos que reflejaban los acontecimientos, replegándolos unos sobre otros en una suerte de conjuro o maldición divina que le instaba a repetir los hechos una y otra vez.

Apoyó el farolillo en el suelo, justo en la entrada del desvío, lo suficientemente cerca para que alumbrase bien sus recovecos, puesto que se disponía a tantearlos con su mano libre en busca de algún posible mecanismo que accionase una entrada o acceso secreto, cuando no alguna trampa. Con la mano libre inspeccionó la gélida roca, sus salientes y hundimientos, paseó sus dedos por toda la pared que quedaba a la izquierda, hizo lo mismo con la derecha y finalmente tocó su fondo de arriba a abajo. De no encontrar nada, encaminaría sus pasos hacia la densa negrura del fondo recabando su farolillo del suelo, bregando por contener la respiración lo más posible con el fin de repeler aquel olor a descomposición y apercibiéndose de cualquier sonido procedente del fondo.

- Tiradas (7)
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18/04/2021, 12:06
Dungeon Master

Con la vista puesta al fondo del pasillo que desciende hacia las entrañas de la tierra poco a poco, escuchas un leve murmullo a lo lejos; un eco distante. Allí abajo hay movimiento, pero no sabes de qué. Por el olor, bastante desagradable, intuyes que puede que estés ante la bajada a los túneles trasgos, donde quizás estas criaturas vivan y seguramente haya decenas de ellas.

Dejas el farolillo en el suelo y enfundas tu espada. Unes las manos y las aprietas, haciendo crujir los nudillos. ¡Hay que ponerse manos a la obra! Revisar concienzudamente las paredes lleva un tiempo y no sabes si los dos guardias trasgos que hay cerca pueden venir. Empezando metódicamente por la pared de la izquierda, luego la derecha y finalmente la central, buscas cualquier cosa que te indique que haya una trampa, una puerta secreta o cualquier cosa digna de ser revisada.

Parece que tu búsqueda va a ser infructuosa, cuando de repente, en la pared de la izquierda encuentras un pequeño agujero. Parece medir unos cuatro por dos centímetros y parece echo adrede. Se encuentra a la altura de tu cintura, un poco más arriba. Es lo único significativo que ves. Tanteas con los dedos e introduces uno, no tocas el fondo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Te hago tirada de INT para adelantar. Con ella has deducido qué puede ser ese ruido que escuchas y lo que puede significar el olor. No lo sabes seguro, pero es lo que piensas.

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20/04/2021, 22:39
Torgul

—Tal parece que las apariencias engañan...—caviló el joven para sí arqueando una ceja con creciente curiosidad, al haber dado con una pequeña hendidura en una de las paredes de la zona estanca, cercana a la puerta de entrada. Si se trataba de algún mecanismo oculto, o un simple hueco provocado por algún trasgo hastiado que rondase por allí con ganas de horadar la roca, lo acabaría por determinar.

Se aproximó aún más, inclinándose sobre la misma, eludiendo cualquier otro elemento fuera de su campo de visión, que estaba enclavado sobre el hueco establecido en la roca. Introdujo uno de sus dedos, pero no fue capaz de llegar hasta su límite, por lo que extrajo la daga mágica de la vaina en la que aguardaba impaciente por salir—¿Me servirás de algo esta vez?—le preguntó al arma que había requisado de la boca anaranjada, introduciéndola con delicadeza y meticulosidad por la extraña apertura en la roca, con el fin de dar con su fondo—¿O vas a dejar que fracase estrepitosamente en mi empresa?—expresó para sus adentros encajonándola lo que el ancho de la empuñadura le permitiese hasta tocar la piedra aledaña al hueco, si es que no daba antes con el límite del meollo—Ya he errado contigo una vez, espero no hacerlo una segunda—la daga prosiguió su desaparición entre los límites de la piedra, hasta dar con el tope de quién sabía qué accionamiento, si es que lo encontraba, y si es que era tal. Las dudas, concomitantes, lo atenazaban al mismo ritmo que sus pulsaciones.

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21/04/2021, 19:54
Dungeon Master

La daga que habías recibido de la extraña boca pétrea anaranjada entró como un guante en el pequeño agujero de la pared. Justo cuando hizo tope la empuñadura, oíste claramente cómo un mecanismo se activaba con un seco clink. Justo delante tuya, en lo que parecía ser la pared final de este corto pasillo, una diminuta puerta de un metro y medio de alto y medio metro de ancho empezó a abrirse lentamente hacia ti. El sonido chirriante de la puertecilla al abrirse te puso los pelos de punta y te pusiste en alerta. Dentro iba apareciendo una pequeña sala rectangular, oscura como la noche, con una puerta de madera reforzada con bandas de hierro a tu derecha. El pomo y la cerradura parecían ornamentadas. La poca luz que desprendía tu farolillo no dejaba ver bien el interior, haciendo muchas sombras aquí y allá. Al fondo, podías ver una hermosa estatua de mármol blanco, con el rostro de una mujer joven que agarraba entre sus manos una especie de bandeja. Encima de ella, algo brilló, una gema tal vez. Para ver mejor, habrías de entrar o darle más potencia a la llama del farolillo. El sonido chirriante cesó cuando la puerta secreta se abrió del todo, dejándote paso libre a los secretos de su sala. ¿Podría alguien haber escuchado el sonido de la puerta al abrirse? Quién sabe...

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25/04/2021, 11:06
Torgul

La cara del joven cambió como de la noche al día cuando el sonido metálico llegó hasta sus oídos, sus ojos se abrieron de par en par y si hubiera habido alguna mosca pululando por aquel hediondo y lúgubre lugar, posiblemente se la habría tragado al haberse quedado boquiabierto.

La exultación triunfante que se diseminó por su interior se trastocó a los pocos segundos debido al estridente chirrido que produjeron los goznes de la puerta de entrada a la sala al girar y que volvió a hacer emerger su estado de alerta. La daga había encajado de forma precisa como lo haría una llave en el interior de su correspondiente cerradura, parecía haber sido expresamente labrada para tal fin—Así que no eres una daga precisamente belicosa, ¿eh?, tu refinada y ribeteada empuñadura se niega a ser enarbolada para atacar, pero veo que está más que dispuesta para abrir puertas con el mismo espíritu que un vulgar ladronzuelo...—expresó con una media sonrisa dejando que sus ojos se viesen imantados por el brillo que destilaba la gema desde el fondo del habitáculo, y la imponente y delicada efigie marmórea que se había aparecido ante él—¡Por todos los dioses!—la sensación de haberse visto cara a cara con la hermosa estatua le golpeó como una certeza cada vez más palpable.

Mas no debía descuidarse, sus fuerzas estaban mermadas ya en extremo, tanto que se le antojó que podría caer bajo el primer golpe de aire salido del filo de un trasgo. Dudando de si la extracción de la daga provocaría el cierre automático de la puerta, ya que estaba haciendo presión sobre un mecanismo interno, tomó la decisión de mantenerla fija en su posición, mas no sin albergar serias dudas, ya que aunque se podía acceder desde el pasillo al interior, se preguntó si habría alguna apertura para poder hacer el ejercicio contrario, esto es, salir desde el interior de la sala de la estatua al exterior, lo cual podría asegurarle algo de protección momentánea.

Antes de entrar se giró sobre sus talones y escrutó el aire, requiriéndole alguna respuesta desde el fondo del pasillo que daba al norte y desde el que procedía tras la puerta. Por un segundo se le ocurrió desandar sus pasos hasta la puerta por la que había entrado, reprendiéndose internamente por haber sido tan descuidado al dejar la puerta abierta de par en par. Con cautela y el mayor de los sigilos que su plomizo cuerpo le podía permitir, decidió volver a cruzar su umbral para requisar la lanza que se encontraba apostada junto a la misma y cerrar la puerta, y que es que si la cosa se complicaba, tener la baza de ese proyectil alargado le podría suponer la diferencia entre la vida y la muerte.

Una vez regresó ante la entrada a la sala, apoyó la lanza junto a la puerta que había a su derecha, y alzó su farolillo para apreciar aún mejor los detalles de la figura que le ofrecía la gema, no sin algo de recelo, ¿sería una trampa?. Antes de examinar la puerta que quedaba a su derecha, decidió afianzarse realizando un examen meticuloso alrededor de la esbelta efigie en busca de algún mecanismo oculto. Tras haber acabado de tantearla, hizo lo mismo con el resto de paredes del interior de la sala, de forma lo más meticulosa posible. PAra finalizar, decidió pegar la oreja a la labrada puerta que quedaba a la derecha, concentrándose con el fin de escuchar algun sonido procedente del otro lado que le indicase que había actividad en el interior.

De no encontrar nada, seguía latente la llamada de la gema. Se posicionó junto a la misma y echando una mirada llena de solemnidad a la estatua, desvió los ojos sobre la brillante gema, y posteriormente sobre la bandeja en la que reposaba, que revisó con sumo cuidado antes de decidirse a requisarla.

- Tiradas (9)

Notas de juego

He cometido un pequeño error en la última tirada, me olvidé de ponerle "Igual o menor que", y por tanto aunque pone que es un éxito, lo cierto es que fracaso estrepitosamente.