Partida Rol por web

El móvil de Mats vibró un instante con un mensaje de Arthür:

Quisiera estar allí contigo. Que Dios te proteja. No dejaré de pensar en ti hasta que vuelvas a escribir.

Salva a nuestra princesa, Príncipe del Norte.

Ver la determinacion de los demas me hizo sentir mas segura. Estariamos bien, estaba segura de ello. 

Asi y en silencio avanzamos hacia lo que debia ser la entrada de nuestro destino.

- Clem, manten dos metros de distancia de separacion.

No es que esperaba que nos fueran a disparar como en una incursion de infanteria pero las malas mañas no se pierden. Mejor precavida que....

Y una vez mas nos volviamos a separar. Si hubiese podido planificarlo no me hubiese alejado de Daniel aunque tal vez era lo mejor. Sin el podia estar mas enfocada y tener la mente mas fria y calculadora, pero estar sin el me angustiaba. 

Podian salir tantas cosas mal y podian pasarle tantas cosas, todas las que yo habia vivido o peor nuevas que no conocía, no podría ayudarle y seguramente no sabría como. Si, estar separados era lo mejor, pero si iba a morir me hubiese gustado sentir su cuerpo cerca del mio una vez mas, su aliento ahogando el mio o al menos un beso.

Al despedirnos las palabras faltaron por ser incipientes a la hora de expresar lo que sentia. Mientras me alejaba mis labios dibujaron un "Je t´aime"  en el aire para que le acompañase al infierno y lo trajera de vuelta a mis brazos.

Albin esbozó lo que parecía un asomo de sonrisa leyendo un mensaje de texto de César Pillet en su móvil. Lo mostró al resto “Beri quiere tocar su guitarra en la terraza” y explicó gesticulando que Berisha trataría de darles cobertura apostado con un rifle en la terraza de algún edificio cercano. Empuñó su pistola y se puso a andar despacio, iba a ponerse al frente pero se le adelantó Gabriel.

Ellisif esperó al final para cubrir la retaguardia. Antes había montado un fusil de asalto pequeño con silenciador. Era evidente que se trataba de un arma avanzada y Leah lo identificó como un X95, una versión micro del Tavor israelí diseñado para uso de las unidades de élite.

Si Mats se le presentaba a los sentidos de Elliot como coronado por una nobleza prístina, en Ellisif veía un brillo animal, como si fuera una bestia encomendada a su protección.

Gabriel se movía en silencio, iba agachado pero parecía erguido. Llevaba una escopeta, un machete y una vieja hacha y se hacía evidente para todos que era un cazador.

Se quedó mirando hacia unos matorrales e hizo un gesto a algo invisible para todos menos para Elliot que vio cómo entre las sombras y la hojarasca se dibujaba la silueta de un galgo enano.

A las órdenes del cazador, el animal echó a correr olisqueando, delante de ellos.

Avanzaron por un estrecho camino escalonado que cubría casi completamente la maleza y dejando el pabellón del restaurante a un lado llegaron a un punto desde el que se podía oler el agua de la laguna.

Leah y Gabriel se arrastraron para divisar lo que había tras los matorrales. A apenas quince metros a un lado tenían un puente colgante que unía la islita del templete con este lado del parque. La isla era una especie de montañita con acantilado, con el templo en su cima.

La entrada al puente estaba vigilada por un hombre barbudo que miraba a los lados inquieto. Apenas disimulaba un rifle bajo su abrigo.

Cuando volvieron a informar, Albin les mostró otro mensaje. Berisha se había apostado en un emplazamiento ventajoso desde el que se veía incluso el interior del templete en el que sólo observaba un francotirador. Informaba de otros dos hombres en la parte de arriba de la colina, dos en una barca en la laguna y otro subido a la terraza del pabellón del restaurante que habían dejado a un lado.

Albin tomó la iniciativa de mando con naturalidad sin dar opción a objeciones. Le mandó a Ellisif liquidar al que había sobre el pabellón para proteger sus espaldas durante el avance y luego darles cobertura desde allí y cubrir la retaguardia.

A Berisha le dio la orden de liquidar al francotirador del templete y luego continuar disparando desde su posición y a Leah que empezara el asalto matando al que acababa de ver custodiando el puente. El resto entrarían a saco una vez Leah hubiera despejado el camino, cruzando el puente colgante hacia la isla.

Aguardaron unos segundos en los que el silencio era sepulcral y la radio de Albin vibró.

Afirmó con la cabeza y miró a sus compañeros respirando por la nariz. Ambos habían tenido éxito.

Era el momento de Leah. Los demás, tras ella.

El catáfilo y el ex-catapolicía apenas llegaron a discutir cuatro frases en susurros. Gad creía imposible que encontraran un paraje como el narrado en el sueño de Mats pues afirmaba que ese tipo de minas tan abiertas habían sido rellenadas para evitar derrumbes.

Bélanger se adelantó para susurrar una broma a Daniel con una sonrisa en la boca.

—Si supiera éste con qué tipos nos hemos tuteado últimamente.

En la oscuridad los movimientos elegantes y sutiles de Anjum le daban la apariencia de alguien de otra época recorriendo los pasillos de un templo que conoce y respeta.

En poco tiempo llegaron a un pasillo desconocido para el ex-catapolicía, cubierto por dos palmos de agua turbia.

Khalil les hizo detenerse, aumentó la potencia de su linterna e iluminó el suelo -que brillaba con el reflejo de miles de monedas ofrendadas, exvotos al dios de las encrucijadas- y las paredes, en las que un relieve mostraba repetidas imágenes de Bes con un cuchillo en una mano y una serpiente en la otra.

El catáfilo dejó caer una moneda de dos euros sugiriendo en ese mismo gesto que sus compañeros hicieran lo mismo y continuó la marcha.

Al final el pasillo, ya sin agua, se ensanchaba en una sala cuyo centro ocupaba la boca de un pozo -con una escalera de hierro que parecía muy oxidada- y junto al pozo, tendido en el suelo, en posición fetal, un esqueleto vestido con un enorme e impoluto abrigo de grandes solapas, un sweter de lana, un pantalón con un estampado original y unos zapatos negros brillantes.

Daniel sintió que aquel muerto no estaba sólo sino acompañado por una presencia que pronto se manifestó. Una cara conocida que miraba a su amigo tendido en el suelo con pena y resignación.

—Éste es el amigo del que os hablé, mi Paul. Se llevaron a su Iréne por el pozo, después de dispararle a él porque era demasiado gordo y no cabía.

Salvo Anjum todos quedaron estupefactos, esperando la reacción de Daniel. Aquí todos poían ver al fantasma del poeta.

Apenas vi a Ellisif con su X95 lamente no haber pedido un Blaser R93 o incluso una P90 para ser mas practica. No tenia importancia, un arma es un arma, lo importante es lo que esta detras. Aun asi era un rifle muy..... bonito.

Seguí a Albin quien conocia mucho mejor el terreno que yo y agradeci enormente que los ojos de Berishia estuvieran en los cielos. Hora de comenzar.

Avancé un poco inclinada como se debía hacer pero rapida como la que mas. No habia necesidad de sutilezas. Al estar a pocos metros de mi objetivo note que este habia notado mi presencia y eso era exactamente lo que esperaba. Era lo ultimo que iba a ver antes de que accionara el gatillo de arma. No estaba en rafaga asi que solo fueron dos disparos para asegurar el objetivo. 

Sin remordimiento continue avanzando.

Igual que ocurrió en el de Montsouris, el de Buttes-Chaumont estaba vigilado desde un piso franco con vistas al parque. Como los soñadores de la secta estaban ocupados en otro rito, la opción de enviar sonámbulos no era viable, pero desde ese piso sí que disponían de un francotirador y un oteador. 

El hombre barbudo se desplomó fulminado hacia un lado como un despojo apartado del camino, quedando su cadáver a un lado del puente sin llegar a caer del todo pues el brazo que en vida empuñaba su arma quedó colgando de la baranda sosteniendo el peso muerto del cadáver que pendía como un muñeco roto.

Era una tarde gris pero luminosa, a pesar de las nubes que amenazaban lluvia. Faltaban más de dos horas para el anochecer.

En el primer atisbo de encuentro con una geografía desconocida para uno de los dos guias, le apremio al ex-policia y a Khalil a que marquen nuestra presencia con una señal que todos podamos reconocer.
Probando el alcance de la radio les informo a Berisha y Ginevieve de que ramal seguimos.
El acceso directo a el otro grupo me parece demasiado peligroso.
Al sumergirnos en el remanso frio que cubre nuestra senda me alegro de la previsión de habernos servido las botas aislantes.
La contemplación del tramo es impactante, mejorado el golpe con los efectos de la luz bregando en la oscuridad. El rostro de Bes en decenas de esbozos y representaciones baila con el juego de las sombras y aunque podría ser tétrico el reflujo de los reflejos de las monedas a sus pies le da un aspecto festivo, como si los tonos dorados y plateados trajeran muescas de celebración a una penumbra que de otro modo seria del todo nada halagüeña.
Khalil comenta el hecho de que ofrendemos algo de dinero y rebusco en mi monedero para ver que es lo que me permite ofrecer.
Lo cierto es que no es que este muy surtido. En grueso y con el suficiente valor para ser sacrificados solo tengo dos monedas. Otro disco de dos euros como el del detective y un dolar plateado que no de plata.
Dudo un momento y deposito la moneda de aquí en silencio pero cuando dejo caer le dolar susurro el nombre de Leah con la mente y el corazón puestos en que el dios acepte la dádiva en nombre de ella.
Parpadeo un segundo tratando de no pensar que le podrá estar pasando y sigo al resto sin demorarme mas teniendo cierta curiosidad en lo que Anjum hace en este lugar.
Los pocos pasos que nos llevan hacia adelante nos llevan a la primera revelación.
Sobre el suelo a la boca de un pozo que aun desciende mas encontramos un cadáver. Y a su velador.
El poeta irritante de la galería esta ahí mismo junto a el y no disimulo mi confusión.
Pero luego menciona su nombre y caigo en la cuenta.
- Soy un idiota - mascullo con sincero reproche - Me dio usted todas las pistas pero se me perdieron. Era lo que Clementine cayo en la cuenta
Su amigo era Paul Darckchild y nos dijo que estaba en una cloaca y aquí esta.
Me agacho para ver mejor el cuerpo. Una bala aplastada brilla entre las ropas - Perdóneme señor Bonnefoy.
Recuerdo lo que le prometí y pienso la forma de cumplirlo. Sobretodo ahora que parece que aun es posible.
- Señor Gad ¿Puede contactar con algunos de sus colegas en activo de la Catapolicia para indicarles que hemos encontrado al difunto Paul Darckchild, para que levanten sus restos y les den honrosa sepultura - digo mirando al fantasma del viejo - use la radio. Si tiene algún problema, por extraño que sea dígamelo. Aunque parezca una tontería.
Me santiguo mirando al fallecido - Sigue con Dios.
Al alzarme de nuevo encaro al fantasma con afabilidad y contrición - No empezamos con buen pie nuestro primer encuentro monseñor Bonnefoy. Le pido que acepte mis sinceras disculpas con retraso.
Ahora le pediría un favor. No se si puedo aspirar a tanto pero debo intentarlo - digo señalando hacia abajo - ¿Vamos a encontrar al hombre razonable ahí abajo?¿Y a Irene Caron y Danilo Volpi? ¿Sabe lo que nos podemos encontrar? ¿A visto a una joven que se llama Sophie siendo llevada hacia allí abajo? - por ultimo inspiro fuerte y miro a los ojos al anciano poeta con un tono cordial - y lo mas importante ¿Podrá descansar en paz ahora, Yves o puedo hacer algo mas por usted? Cualquiera de las dos cosas se las ha ganado.
Durante unos segundos espero la respuesta del aparecido mientras en mi cabeza se forma la idea de dejar que el señor Gad nos guarde la retaguardia y mande a por refuerzos no metiendole mas en lo que empiezo a pensar que es el extremo turbio de nuestra misión de rescate.
Mis ojos recorren al resto de la Tropa. Intentan relajar a Belanger, sondear a Khalil y curiosear con Anjum