Partida Rol por web

Llegó un momento en el que estaba rodeado de matorrales, y totalmente perdido. Y de nuevo tres posibilidades, tras dudar un rato, y llegar a la conclusión de que no tenía ni idea de donde estaba. Pensó que tal vez el sendero de la derecha podría sacarlo de aquel bosque.

Gira a la derecha, pasa a la sección 91.

Sigues avanzando por el bosque, cada vez más desorientado y confundido por la infinidad de giros que describe el camino. Miras a un lado y otro sin que reconozcas ninguno de los árboles ni plantas, aunque tienes la extraña sensación de haber andado en círculo. Pronto, llegas a una nueva bifurcación.

Cada vez mas perdido, esa era la impresión que tenía, en aquel boque no sabía donde estaba ni hacia donde tendría que ir, lo que sabía es que quería salir ya de allí. De nuevo dos posibilidades, y de nuevo eligió el camino de la derecha. Era posible que estaría dando vueltas, y no sabía que hacer, ya a penas recordaba a sus perseguidores, todo su ser se centraba en tratar de escapar de la trampa que era aquel bosque.

Gira a la derecha, pasa a la sección 228.

Avanzas por el irregular terreno, teniendo cuidado de no tropezar con las raíces y plantas que surgen del suelo. El sendero describe varios giros hasta acabar en un cruce.

Otra vez otro cruce, y con tres posibilidades, esta vez decidió continuar de frente, para evitar estar dando vueltas. Aquello parecía un laberinto, y estaba bien perdido. Mucha suerte iba a necesitar para poder salir de allí. 

Continua recto, pasa a sección 90. 

El sendero describe varios giros. A medida que avanzas, la luz mengua hasta que apenas puedes ver más allá de unos metros. Caminas con los sentidos alerta y llegas a un nuevo cruce.

A Runiel ya le daba igual cualquier dirección, hace tiempo que estaba perdido y desorientado en aquel extraño y desapacible bosque. Intento no hacer más giros, para evitar dar vueltas en círculos de mayor o menor tamaño, y decidió seguir en línea recta, de esa forma tal vez llegase a uno de los extremos del bosque.

Continua recto, pasa a la 227. 

El sendero lleva a una elevación. Asciendes la suave loma hasta un pequeño claro en el que la cúpula arbórea del bosque se abre para mostrar el cielo nocturno, cuajado de estrellas y con una inmensa luna que no habías visto en muchos días de tiempo nublado. Caminas hasta lo alto de la colina para encontrarte con una sorprendente imagen: sentada sobre una roca, una mujer de estilizada figura contempla embelesada un objeto que sostiene entre las manos. Es apenas una muchacha, vestida con una gasa de seda blanca, semitransparente bajo los rayos de luna. Su cabello es clarísimo, blanco como la nieve, que cae en un torrente plateado hasta los menudos pies descalzos. Es una elfa, sus puntiagudos oídos y sus rasgos afilados así lo demuestran, pero no la reconoces como un miembro de tu pueblo, sino que te recuerda a los grabados de los viejos libros, aquellos que hablaban de los antiguos elfos, los primeros habitantes del mundo. Absorto, te quedas contemplando a la bella muchacha hasta que ésta levanta la mirada y te dedica una deliciosa sonrisa.

-"Acércate, ¿quieres ver lo que he encontrado?" Te dice con una voz dulce como el sol estival, y sus ojos azules se entrecierran divertidos.

Caminas torpemente hasta llegar a su lado, donde ella te ofrece un asiento en la piedra.

-"Descansa, debes estar agotado después de tu largo viaje." Dice sin dejar de sonreír. "Mira lo que encontré en el bosque." Añade, alargando las manos abiertas en las que sostiene un objeto.

De repente se encontró con lo que parecía una antigua elfa, pero con lo que sabía de aquel bosque, decidió tratar de salir de allí lo antes posible.

Trata de abandonar el lugar cuanto antes, pasa a la 259. 

Al intentar levantarte, te sientes repentinamente muy cansado: las piernas te pesan como si estuviesen forradas de plomo y sólo deseas descansar junto a la bella muchacha. Ella te mira divertida, su sonrisa iluminando la pálida piel de su rostro. Te esfuerzas en decirle que tienes prisa, que has de irte.

Trata de levantarse, pero no puede, esta exhausto, no le responden las piernas. Se espera lo peor, esta fatiga le ha dejado a merced de lo que decida esa joven, muy extraña y que ha aparecido en aquel maldito bosque.

Aun así, no quiere rendirse y trata de mover su cuerpo con toda su voluntad, tiene que intentar salir del bosque en el que nunca debería haber entrado.

Fallo, pasa a la sección 92.

Tratas de hablar, pero ella lleva su dedo índice a tus labios, instándote con un susurro a permanecer en silencio.

-"Tsssss, no hables aún." Dice y su sonrisa te obliga a obedecer. "No digas nada hasta que no veas lo que tengo aquí." Añade a la vez que tiende sus manos hacia ti.

Sin poder evitarlo, contemplas lo que sostiene entre ellas.

Sujetándola con mimo entre sus finas manos, la muchacha te muestra una bola de cristal del tamaño de un puño, completamente negra y cuya superficie reluce opaca bajo la luz de la luna. Contemplas la esfera, sin ver nada en ella más que el reflejo del enorme cuerpo celeste.

-"Mira con atención. Es algo precioso." Te susurra la muchacha al oído.

Hipnotizado por sus melosas palabras, examinas el cristal. Tras largos segundos, una niebla fantasmal empieza a formarse en el interior de la esfera. Al principio no tiene una forma concreta, aunque pronto adopta el contorno de la luna. Luego sigue flotando y dibuja la figura de una calavera, o quizás sea sólo tu imaginación, pero al momento la cambiante niebla vuelve a danzar, como mecida por una suave brisa. Lentamente, va dando forma a una nítida imagen.

Aquello no le gustaba nada, aquella extraña y bella criatura le había hechizado de alguna manera, y apenas podía moverse. No quiso mirar lo que le mostraba, así que cerro los ojos y miró para otro lugar, aunque no sabía si aquel gesto podría servirle de algo.

-No te he hecho nada, tan solo quiero continuar mi camino.- Le dijo para ver si le dejaba marchar. 

Cierra los ojos y aparta la mirada, pasa a la sección 229. 

Tratas de cerrar los ojos, pero la esfera negra ejerce sobre ti un poderoso influjo.

A pesar de tener cerrados los ojos, para evitar mirar aquello, sentía como aquella maldad trataba de hacerle abrir los ojos y mirar. Logró reunir fuerzas y mantener los ojos cerrados y la mirada apartada de aquella cosa. Tal vez si se levantaba podría intentar alejarse de aquel lugar.

Éxito, pasa a la sección 286. 

Te sobrepones al cansancio y logras levantarte.

-"No te vayas aún, quiero enseñarte algo." Protesta la delicada muchacha y alza las manos para mostrarte el objeto que sostiene entre ellas.

Apartas la mirada, negando con la cabeza.

-"No, debo irme." Balbuceas y empiezas a caminar torpemente, alejándote de la ninfa.

-"Vamos, no quiero quedarme sola." Dice ella con voz embriagadora, pero emprendes el descenso de la colina sin hacer caso de su ruego.

Confundido, estás a punto de tropezar y caer varias veces. Cuando llegas al borde del claro, te das media vuelta y miras a lo alto de la loma. Tu sorpresa es mayúscula al ver que está desierta: la chica ha desaparecido y no hay nadie sentado sobre la roca. Tras este insólito encuentro, sacudes la cabeza para quitar el aturdimiento que embota tus sentidos, antes de internarte de nuevo por el sendero a través del bosque.

Mareado y cansado, sigues avanzando a través del frondoso bosque. La opresión se hace cada vez mayor y el silencio tan inmenso que tienes ganas de gritar. Sabes que eso sería muy peligroso, por lo que te contienes y sigues caminando. Sin embargo, dudas que estés avanzando, ya que tienes la sensación de estar dando vueltas en círculo. Te abres paso entre la claustrofóbica vegetación y tus fuerzas empiezan a flaquear. Haces una pausa para recobrar el aliento y decides qué rumbo seguir.

De alguna manera, no tenía claro como, había logrado alejarse de aquel claro, y de aquel ser que a buen seguro no pretendía nada bueno. A duras penas siguió avanzando en aquel maldito bosque, de nuevo perdido y sin saber a donde dirigirse. Y de nuevo, parecía que el bosque no quería que avanzase en aquella dirección. Pero en esta ocasión, se mantuvo firme y siguió adelante. Quería abandonar aquel lugar, y tenía que hacerlo pronto, ya que cada vez estaba más débil.

Sigue avanzando, pasa a la sección 110.