Partida Rol por web

Yonsy intensificó su encantadora sonrisa.

- Bien, conozco a un tipo importante. Se llama Talo, vive en Coronet. Es un...inversor de ideas a largo plazo, una especie de visionario vocacional. Y tiene mucho dinero para dedicarse a su vocación. Sé que está moviendo algo gordo, algo... nuevo por aquí. Para eso, ha abierto mucho las orejas. Si es precisamente información lo que vendes, seguro que le interesa. ¿Cuál es el precio? Dime de qué estamos hablando y te diré si podemos llegar a un acuerdo.

El hombre se contoneó como si practicara una pose. Desde luego, se encontraba como pez en el agua en esa situación.

Syrus se fijó en algo más que antes había pasado por alto. Las mejoras de las armas que llevaba no eran de lo mejor que uno podría encontrarse, pero las armas en sí estaban cuidadas como si fueran valiosísimas. Casi parecían más un ornamento que unas verdaderas armas. Funcionaban, de eso no cabía duda, y serían muy letales en armas expertas, pero parecía que se hubieran gastado más créditos en hacerlas llamativas que en hacerlas efectivas.

Seldon dejó el hangar bajo la atenta mirada de varios mecánicos. Se fue por una salida junto a unos contenedores de repuestos que parecía que llevaban allí más tiempo que las montañas. Un pasillo se extendía a ambos lados. La elección podría haber sido al cincuenta por ciento, pero un individuo que acercaba visiblemente ebrio por uno de los extremos decidió la balanza.

Apenas un minuto de buen paso por el pasillo y tras una esquina se iluminaron unas letras, hechas de un tipo de lámpara antigua que no funcionaba demasiado bien: UZ DE AMPA. Parecía que ponía. Pero seguramente faltaban algunos caracteres. Por lo que podía verse desde fuera, el lugar era infecto. No había música, sólo el murmullo de los parroquianos, bien abrazados a sus rondas. Las camareras, eso sí, estaban de muy buen ver...y se les podía ver mucho. Además, no había un sólo miembro del género masculino entre el servicio.

Vale, este tipo peca de orgullo, de ganas de ostentar. Le gusta que se fijen en él. Vamos, tiene uno de esos egos que puedes sentir antes de ver llegar a la persona. Estupendo. Ojalá pudiera comunicárselo al jefe. Ah, espera, puede que esto funcione:

-Joer, jefe, vaya chiringuito, aquí hay montones de personas trabajando... -y ahora es cuando dices el número y que tu trabajo para controlarlas a todas es de importancia vital, bla, bla, bla. Vamos, gran jefe, trátame como el tonto que sabes que soy, pensó para sí mismo.

Seldon da un buen repaso (visual) a las camareras: lleva demasiadas semanas encerrado solamente con hombres o especies aún más extrañas, y después de tanto tiempo, poder contemplar algo curvilíneo, sin pelos ni branquias le pone de buen humor.

El pícaro busca un rincón en la barra, y espera a que una de las camareras le atienda.

Una vez se le acerque, pedirá un destilado ligero, nada especialmente fuerte que pueda sentarle mal, que ya sabe cómo son estos tugurios, y tratará de prestar atención a lo que se rumoree por allí. También planea dejar una propina cuya generosidad será proporcional a la generosidad del escote de la susodicha tabernera.

Ophara 'registró' con la mirada al recién llegado con sus amarillentos ojos como si lo estudiara, pero pronto se entretuvo observando los adelantos tecnológicos (que no parecían ser muy espectaculares) de aquel lugar.

Aquel hombre era dado al teatro. Al teatro y la ostentación, todo por considerarse y hacerse ver superior al resto. Y oye, se le daba bien... pero es que ellos tampoco eran tontos. Ophara habría intentado dejarle con el ego a la altura del betún con dos o tres intercambios de palabras, pero no podía hacerlo. ¿Y si de verdad podían sacar un buen beneficio de aquello? La nave no se reparaba sola... claro que no, la reparaba él. Pero él necesitaba créditos para comprar las piezas necesarias.

- Seguro que quienquiera que organice y mande en este sitio debe de ser una persona muy importante, ¿no crees Syrus? - dijo al captar el juego que llevaba su compañero. El Calamari no pretendía hacerse el tonto como Syrus, pero si ayudaba a que su 'coartada' fuera más creíble ayudaría en lo que hiciera falta. - Me jugaría mil créditos a que es el tipo más respetado de por aquí. -

El piloto parecía prestar sólo una atención marginal a sus compañeros, aunque sabía que cada uno estaba atento tan a los demás como si estuvieran preparando una emboscada. Y la idea no estaba tan lejos de la realidad. Torció la cabeza y dirigió una mirada perspicaz a Yonsy.
-Un momento caballero, ¿estamos hablando de negocios en un ruidoso hangar? ¿Por qué no trasladamos esta conversación a una mesa frente a un buen trago de Núcleo de Reactor*?

Por toda respuesta a la reacción de sus compañeros Sicks hizo un leve encogimiento de hombros, como si no quisiera ser ofensivo.
-Bueno, no está mal. ¿Recordáis aquella base en Ord Mantell? Aquello sí estaba montado por todo lo alto, cabían diez corbetas en fila... Y tenían cazarrecompensas y mercenarios de lo mejorcito que he visto -añadió con un deje de nostalgia-. ¿Y bien, qué hay de esa copa?

Vamos tío elegante, no eres de los que dejan que te miren por encima del hombro, muerde el cebo de una maldita vez.

El tipo rió abiertamente ante los comentarios de los hombres de la Viento Solar.

- Muy cierto en todo lo que decís. El lugar es impresionante, pero no es mi tipo. Aquí hay demasiados descastados. Tipos de no se sabe donde con historias truculentas que cambian cada vez que los invitas a un trago. Es un pozo de serpientes, ¿os habéis preguntado qué ocurre cuando juntas a muchas serpientes en un lugar angosto? Sí, seguro que sabéis de qué hablo. Yo aquí no mando ni ganas que tengo. Me basta con el respeto que me he ganado. Así podré empezar a hacer realidad mis planes.

Se atusó el bigote con mucha flema.

- Pero no dejaré que mi vanidad me desvíe del tema que hemos abierto. Tenéis razón. No es lugar para los negocios. Seguidme. Sé dónde podremos hablar sin que nos molesten.

El hombre se da la vuelta y se dirige hacia la salida del hangar. Da hacia un pasillo que se aleja a ambos lados. Uno de ellos es mucho más luminoso que el otro e intuís que es allí donde están los bares.

Sin embargo, Yonsy sigue la otra dirección, donde las sombras se mueven de un lado a otro y la dirección es incierta. Parece un pasillo largo, pero no hay quien sepa a dónde lleva.

La primera copa promete. La camarera es una mujer joven, rubia y con unas protuberancias frontales que no pueden ser naturales. Sonríe y hace bien su trabajo. La copa tiene el olor y el color adecuados. Y está fresca.

- ¿Algo...más? - añade con una nueva y fulgurante sonrisa - No te conozco, pequeño - ¿Has llegado hace poco? Dime que sí. Me acordaría si hubieras venido antes.

-¿Eh? Vaya... -dijo el "sorprendido" guardaespaldas siguiendo su estilo de aparentar ser más tonto de lo que en realidad era. Acto seguido comenzó a caminar tras el hombre tratando de suavizar toda señal de suspicacia que apareciera en su rostro. A decir verdad sólo le faltaba ponerse a silbar distraído. Incluso podía dar cierto reparo a sus compañeros el pensar si estaría realmente concentrado en su trabajo o no. Ciertamente no lo parecía. 

Sicks asintió con gesto de buen entendedor a las palabras de Yonsy y dejó que les guiara por las instalaciones, apoyando la mano en la cadera del blaster con toda la naturalidad del mundo.

Reprimió un gemido de exasperación ante el "despiste" de Syrus y le dirigió una mirada reprobatoria -en la que incluyó un fugaz alzamiento de cejas-, lo que le permitió mirar atrás y comprobar si alguien más les seguía. El tirador parecía realmente en la luna de Yavin, pero K'orin había aprendido a confiar en él.
Para no volver el trayecto incómodamente silencioso siguió conversando con el atusado contrabandista.

-¿O sea que esto es una especie de "cooperativa de empresarios"? Hmm, podría venirnos bien contar con un puerto de confianza en este sector... -dijo, como pensando en alto.

Seldon ensayó la mejor de sus sonrisas, un 50% de sinceridad, un 50% de peligro, y una pizca de timidez...

Pues sí, acabo de llegar, y en estos momentos estoy bebiéndome los pocos créditos que aún me quedan después de nuestro último trabajo; probablemente debería gastarlos en algo más que en una buena copa. pero tras haber pasado los últimos días encerrado en una lata voladora, apetece algo de contacto personal. En cualquier caso, me han dicho que aquí podríamos conseguir más trabajo... me han hablado especialmente de un tipo llamado Crom'Ha'Ta, un twi'lek que suele necesitar... transportistas. ¿Te suena? ¿Sabes si viene por aquí? No me vendría mal algo de trabajo para poder comprar algo lindo a una chica bonita como tú...

- Uuuuuuuuu, cariño. Te gusta la comida picante, ¿verdad? Ese twi´lek viene poco por aquí, pero cuando lo hace, se las arregla para buscarse una excusa para cargarse a un paisano. Quizá es que le gusta la marcha incluso más que a ti o puede que sólo sea que se aburre conversando. Yo lo conozco poco. Le falta un Lek, ¿sabes? Y no lo digo figuradamente. Dicen que se lo arrancaron de cuajo en una misión. Se llevó con él parte del cerebro, seguramente la que controla las emociones, la empatía o la prudencia. Siempre trabaja para algún pez gordo y creo que esta vez está en algo fuerte. De las tres bandas que parten la pana en Coronet, hay alguien que parece querer reunirlas o destruirlas, no estoy segura. Quizá las dos cosas. Es una especie de tipo de negocios, todo de negro con una máscara. Casi no habla, no sé, como uno de esos tipos antiguos que iban por ahí con unas armas de energía, ¿sabes a qué me refiero?

De los perdedores que hay aquí, pocos tienen los huevos de responder a sus llamadas. Yonsy es uno de ellos, luego está Heenet, Bolwynn y quizá Pibb, pero Pibb se apuntaría a un descenso por los barrancos sin motores de reactivación, ya sabes.

Yonsy rió.

- Yo diría que es la cesta de las manzanas podridas. Aquí estamos como en casa, libres del Imperio. Este refugio fue creado hace unos años, cuando se informó a bombo y platillo que el Emperador había muerto. Muchos ya lo tenían en mente, pero era difícil escapar de la vigilancia imperial por entonces y era un proyecto muuuuuy ambicioso.

El hombre pasó junto a varias puertas y se detuvo en una de ellas. Metió la mano en un sensor digital y saludó con un mecánico: "Soy yo".

La respuesta fue: "Soy yo es la mayor idiotez de respuesta que se pueda uno imaginar. Siempre es yo. Qué tontería".

Pero la puerta se abrió. Había luz en el interior, azulada, y un grupo de individuos echando una partida de pazaak muy animadamente.

- Chicos. Estos amigos y yo tenemos mesa reservada, así que levantad el culo e id a beber algo.

Sacó una buena cantidad de créditos y los colocó sobre la mesa. Los jugadores los miraron, se encogieron de hombros y salieron, dejando la estancia a oscuras. Yonsy se sentó en una silla.

- Bien, ¿una partidita mientras hablamos?

-Amigo mío, llevo bastante en el negocio para saber cuándo a alguien le va bien, y por muy lleno de manzanas podridas que esté este cesto conozco a muchos que darían sus apéndices táctiles por unas instalaciones así de... convenientes. Por no hablar de clientela tan bien pagadora como tu amigo "Máscara Siniestra".

El piloto se dejó guiar, prestando atención a los alrededores y a las entradas y salidas que iban dejando atrás. Cuando llegaron a la mesa fijó la vista en la mesa retroiluminada.
-Pazaak... no veía jugar a esto desde los doce años; estilo Senado Republicano, claro. Mi padre quería que aprendiese Dejarik, pero acabó dejándolo por imposible. -Sacó una cantidad de créditos equiparable e hizo un gesto hacia el mazo de tarjetas.- ¿Haces los honores?

Mientras Yonsy repartía las tarjetas Sicks meditó sus palabras.
-Bueno, todo eso del fin del Imperio sonaba un poco exagerado, ¿no crees? Quero decir, sigue habiendo sistemas enteros bajo el control del Resto, patrullas en las rutas comerciales... Pero has dado en el clavo, no me gustaría tener que andar de nuevo burlando bloqueos en cada salto hiperespacial.
Apoyó el mentón sobre los pulgares y frunció el entrecejo.
Pero la carga que trajimos a tu cliente... Oí que ese Lord Vader, el "Hombre de Duranio" del Imperio usaba un arma parecida, ¿sabes? Me preocupan las, er... connotaciones que trae asociadas.

Por un momento el "guardaespaldas" fue a animar al capitán con todas sus ganas, pero se dió cuenta de que si se metía en medio podía recibir una mirada reprobadora de él, con lo que el amistoso golpe en el hombro que iba a propinarle a modo de infundir ánimos se transformó en un extraño movimiento que acabó en un Syrus rascándose su sien rapada. Desde luego el chico no podía ser un lumbreras, ¿verdad?

El dinero es lo de menos, capi, ganes o pierdas tendremos la información que necesitamos. Es más, si pierdes, será mejor, no tendrá rencor contra nosotros. Aunque bien posible sería que se chive igualmente. Casi mejor que ganes, se cabree y tengamos que acabar con él. Un asunto sórdido, ciertamemente, pero con un poco de suerte ganamos algunos créditos, fama de justos y una llamada menos que nos podría poner en apuros -pensó para sí el ex-pandillero.

Yonsy repartió.

- ¿Nadie más se apunta? Entonces esta mano es entre tú y yo...capitán.

El hombre sonrió enigmáticamente mientras miraba sus cartas.

- Bien, lo de ese "aprendiz de Vader" desde luego, es preocupante, pero sólo según lo que busques en la vida. Por los contactos que tengo, está ocurriendo algo en el Borde Exterior. Algo que, si eres amigo de la Nueva República, ese bebé enfermizo y asustado, debería ponerte los pelos de punta. Si eres del Resto Imperial, bueno, las cosas cambian. Seguro que habéis oído algo. Para mí, el conflicto es oportunidad. Uno no medra en el intercambio eficaz de ciertas mercancías si está rodeado de un estado del bienestar, con paz aquí y allí. Es cierto que ya en la Antigua República no faltaba trabajo, pero durante el Imperio era más fácil hacer contactos que te facilitaran las cosas y no tenías que andar pensando si este tipo era de los insobornables o no.

De todos modos, lo mío son los períodos de transición, así que he disfrutado de unos años verdaderamente buenos. Ahora, con suerte, ocurrirá algo que prorrogue este plazo de bonanza. Te digo yo que ese "aprendiz de Vader", por llamarlo de alguna manera, sólo está allanándose el camino. Por lo que yo sé, pero esto es información clasificada, aquí las bandas se están moviendo mucho. No me extrañaría que este tipo fuera el líder de la principal en Coronet, la llamada Alianza Corelliana. Nunca se deja ver y suele tener tratos con una empresa llamada ARAX. Os recomendaría que trabajárais allí, pero lo cierto es que si fuera algo tan bueno, yo mismo lo estaría haciendo y hay no sé qué...no me termina de gustar. Cuando se me eriza el bigote, ya sabes, hay algo más oculto.

Pero hablemos de vuestra información. Tengo gente, ya lo he dicho, que puede pagar muy bien por ella. La Alianza Corelliana no es la única banda que intenta hacerse un hueco en Coronet, sólo es la más fuerte. Y, como ya os he dicho, a mí me gusta el conflicto...

Hm...

Un Twi'lek algo ido era una de las peores parejas de baile que te podían tocar en toda la galaxia, pero más valía eso que tener que dar vueltas por la pista tú solito.

Seldon ya había averiguado todo lo que podía... por ahora. Enfrentarse por su cuenta y riesgo a uno de estos pandilleros que acababa de mencionar la camarera no entraba en sus planes, pero en cualquier caso ya tenía lo que quería: un hombre que se ofrecería a hacerles de contacto entre ellos y el tipo de la máscara, pasando por el Twi'lek de camino.

Seldon se levantó, dispuesto a ir en busca de sus compañeros. Pero antes, se despidió con una sonrisa de aquella camarera tan locuaz.

Muchas gracias, preciosa. Y si ves a este tal Pibb por aquí, dile que tiene una copa pagada... y que Seldon se pasará por aquí para pagarle otra en cuanto se encuentren. Y esto es para ti, añadió, ofreciéndole algunos créditos más para ella. Espero que volvamos a vernos pronto.

Dicho esto, Seldon salió del bar, no sin dejar de asegurarse que nadie lo seguía al salir.

Aunque si me siguen, mejor para mí... quizás voy a encontrarme con un pequeño tete-a-tete antes de lo esperado.

El camino se abrió delante de Seldon, hacia uno y otro lado. Oscuro sobre luces parpadeantes. No era el mejor lugar ni la mejor compañía.

¿Y los demás?

El pasillo estaba extrañamente desierto. Al entrar, había alguien aquí y allí, paseando distraídamente, con intención o sin ella. Sin embargo, ahora no había más vida que la de las alimañas pequeñas que acechaban en los techos o las esquinas.

Sicks asintió cortésmente. Alzó una ceja ante la mano que le había tocado y escrutó el rostro de su compañero en el típico "duelo de miradas" que se daba en estos juegos, mientras rellenaba el tiempo con más charla. Se sonrió interiormente

Normalmente usas la charla para distraer al oponente de tus intenciones en el juego. En este caso es el juego la distracción para mantener la charla... Cómo cambian las cosas.

-¿"Ser de"? República, Resto... tanto da; por lo que a mí respecta "ser de" un bando o el otro es grabarte una diana en la cabeza, y eso no ayuda a los negocios.
Tras las explicaciones de Yonsy se encogió de hombros, casi apático, e inició los primeros cambios de cartas.
Siempre ha habido al menos una docena de bandas mordisqueándose por el control del comercio en Corellia, eso no es nada nuevo. Pero no había oído hablar de ARAX; vista la fauna por aquí -con perdón de la expresión- no parece que seas melindroso con los compañeros de negocios que escoges. ¿No será que son los llevan la voz cantante en Coronet y te preocupa competir con ellos? -lanzó la pulla con tono amable y un atisbo de sonrisa.
En cuanto a posibles compradores: nuestra información es útil sólo para nuestro amigo misterioso o para alguien que quiera perjudicarle, ya me entiendes. No es que sea el tipo de clientela que me resulta cómodo atraer, pero hay que vivir ¿verdad? Claro que si te gusta el conflicto, te va como anillo al dedo.