Partida Rol por web

Sicks manejó la nave perpendicular a los cazas, mostrando el minimo de nave posible.

-¡Syrus!, no son disparos de aviso. ¡acaba con ellos!-

-¡Los estaba colocando en su sitio, Capi, no te pongas nervioso! -exclama, animado, el artillero heterodoxo.

Joder, estoy oxidado, ya debería llevar al menos dos cazas derribados...

Los disparos de los TIE se hacen visibles al acercarse rugiendo, pero no aciertan en el carguero y se pierden tras él. Aprovechando el movimiento de aproximación, Syrus responde acompañando la torreta con un veloz movimiento que persigue a uno de los cazas más cercanos. La fortuna y la pericia están esta vez de su parte. Una pareja de disparos alcanza al TIE y lo convierte en una nube de restos ionizados, mientras los servohidráulicos de la silla ergonómica se ajustan perfectamente a los movimientos del artillero.

Es el turno de Seldon ahora. El otro caza ruge por encima del casco de la Viento Solar, como furioso por haber errado su disparo. Los otros dos parecen abrirse guardando ligeramente la distancia, seguramente para precipitarse después contra el carguero.

Seldon se sienta en su torreta de turbolásers, apunta hacia uno de los TIEs, aprieta el botón de disparo y...

No. Sucede. Nada.

¡ME DIJERON QUE LO HABÍAN ARREGLADO!

Sicks maniobró la nave escapando de los otros tres TIE, mientras mantenía a esos dos valientes a tiro. Sus manos volaban por el tablero, con una sonrisa sesgada en la cara y la mirada tensa en el frente.

Los dos TIE más rezagados se lanzaron al ataque intentando encontrar un punto desguarnecido y penetraron por donde los disparos de Seldon habían errado el blanco.

El contrabandista los vio pasar, impotente, como dos rayos de metal rugiente. Ambos cazas descargaron sus armas y el vacío del espacio se llenó de luces que buscaban la Viento Solar. El último caza tuvo más suerte que los demás y un sonido espantoso se abrió paso por el interior de la nave. Era un chasquido multiplicado por mil, como tener un insecto Kartz furioso dentro de la cabeza, pero pasó pronto. Ophara y Sicks vieron encenderse la pantalla que avisaba del estado de los escudos. Habían perdido potencia en el trasero, pero no era preocupante.

Además, los cazas habían dado toda su potencia para llegar hasta ellos, y habían quedado muy cerca del armamento del carguero.

El caza que había llegado primero aprovechó la atención que parecían haber adquirido los TIE rezagados al trabarse en el combate, y se recolocó de forma que entre los tres rodeasen al carguero. Sin embargo, el hábil movimiento evasivo estático de Sicks evitó el disparo en el último momento. El piloto pudo imaginar la frustración de su contrincante, al errar un blanco tan evidente. Ahora era su oportunidad de terminar con todo.

 Perro verde, le han llamado a menudo y como un perro dispara ahora, no parece muy fuera de lugar, la verdad.

-¡Morid, resto imperial, morid! ¡Uarrrrgh! -gritó el heterodoxo artillero. Por alguna ironía de la creación, la raza humana parecía estar dotada de una gran capacidad de concentración... siempre y cuando gritara estruendosamente.

Sicks maniobró de nuevo manteniendo alejados a los cazas mas lejanos para que no pudieran acertarlo facilmente...

Seldon trató de nuevo de apuntar los turboláseres hacia las naves. Maldición, pensó, esas naves eran muy pequeñas como para acertarles.

A ver cuándo tendría la oportunidad de disparar contra un crucero espacial. Seguro que contra un trasto así, no fallaría.

Lo único que le consolaba era ver que a Syrus la cosa tampoco le iba tan bien. Claro que aquello sería un triste consuelo si, por culpa de la mala puntería de los dos, todo el grupo terminaba frito en el espacio...

Trató de concentrarse y, en cuanto otro TIE se puso a tiro, apretó el disparador...

Sicks dejó que los TIE le pasaran y aumentó la velocidad para establecer un rumbo opuesto a la trayectoria de sus atacantes. Al hacerlo, pasó justo bajo los dos TIE que formaban los vértices inferiores del triángulo de presa, dejándolos expuestos a los disparos se Syrus y Seldon.

Ambos artilleros buscaron el mismo objetivo, y dispararon. El disparo de Syrus fue más rápido y algo más preciso, impactando uno de los haces láser en un panel de energía, lo que hizo que, con un rugido furioso, el caza se desplazara de su posición, quedando justo en la trayectoria del disparo de Seldon, que llegaba después y que de otro modo se habría perdido en el infinito. El trabajo en equipo hizo que ese disparo impactara de lleno y difuminara el caza en una miríada de luces brillantes.

Ya sólo quedaban dos.

Los disparos de los cazas apenas rozaron su objetivo, sin dañar siquiera los escudos, gracias a las maniobras expertas de Sicks, que se movía entre ellos impidiendo que pudieran tener un objetivo claro. A los ojos del piloto y de toda la tripulación, los pilotos de los cazas debían ser novatos o bien la reacción de la Viento Solar les había cogido completamente por sorpresa.

Ophara continuó enfrascado en su labor, ajustando los cálculos con su prodigiosa mente anfibia y sus enormes ojos que no perdían detalle. Finalmente pulsó el botón de aceptar y Sicks vio cómo la lectura de escudos volvía a la normalidad.

- He desviado algo de energía de las baterías de ionización parcial. No estamos usando los sistemas de calentamiento interno todavía, y se recuperarán pronto si aumento un poco la potencia del generador.

Sicks no estaba seguro de si le hablaba a él o a sí mismo, pero los escudos estaban al máximo. El ataque desesperado de los TIE les había colocado en una inmejorable posición para los tiradores. Era un buen momento para acabar con aquello.

-Muy bien, muy bien, cerca, cerca, venid con papá. ¡Mierda! ¡Joder! ¡Un quiebro ahora no! ¡Arrrrrgh!

El artillero hoy no tenía el día, eso estaba claro. Pero una batalla estelar no tiene días buenos y malos, tiene días en los que destruyes o eres destruido. Ya empezaba a ser hora de mejorar esa puntería. La supervivencia de la Viento Estelar dependía de ello.

Estos tíos no saben pilotar...

Seldon sonreía ante la aparente indefensión de aquellas pequeñas naves; su maniobrabilidad no las iba a salvar para siempre, y de nuevo su batería de turboláseres descargó su mortal andanada.

Un chispazo saltó de la consola de control de tiro, cegando a Seldon completamente. No pudo contenerse más y gritó por su intercomunicador.

¡JODER! ¡Juro que no vuelvo a subir a este trasto de mierda hasta que algún mecánico decente le haya dado un buen repaso de arriba a abajo a TODO EL EQUIPO! ¡ESTO NO PUEDE SER!

Nos jugamos la vida con dados trucados... y no a nuestro favor precisamente.

Los artilleros renegaron de su suerte. Una ocasión como aquella podría no volver a darse. Sicks decició salir de la posición comprometida cuando recibieron una andanada bien dirigida de uno de los cazas, que impactó en los escudos y provocó un bufido de Ophara.

La nave descendió, si es que ese concepto puede aplicarse en el espacio, con aceleración máxima, gracias a la pericia en los controles de Sicks. Uno de los TIE la siguió pegado a ella desde atrás, y el otro se movió más lentamente. Al final, el otro caza disparó de nuevo y consiguió impactar al carguero en su huida, aunque débilmente. Sicks modificó el rumbo en el último minuto y logró ponerse justo delante del TIE, de manera que podría utilizar el armamento automático frontal así como los artilleros disponían de una nueva oportunidad para poner fin a la situación.

Seldon empezaba a dudar de que salieran vivos de aquella: sí, solamente eran dos TIEs, y se habían enfrentado a enemigos superiores y mejor armados.

Pero en aquel momento no era capaz de recordar cuándo.

¡CAED, IMPERIALES FASCISTAS! ¡VIVA EL LIBRE COMERCIO PANGALÁCTICO!

-Seldon, calla, que se te va la fuerza por la boc... ¡joder, le has dado! -exclama el primer artillero- Pues yo no voy a ser menos. ¡Uey! ese de delante es mioooo -su parloteo se ve acompañado del estridente sonido de los turboláseres descargando andanadas hacia el TIE incauto que se había puesto, contra su voluntad, ante nuestras narices.

Vamos, chico, no falles ahora que no habrá muchas más oportunidades así.

Sicks maniobró manteniendo las distancias para que solo unos pocos de ellos pudieran mantenerse a tiro...

-Lo siento novato, pero lo mejor que podrias hacer sería dejarlo...- murmuraba para si. Un par de TIEs contra un carguero de ultima generacion, con torretas y poderosos escudos. Era un suicidio.

La actuación combinada de Seldon y Syrus hizo caer una lluvia de letales disparos sobre uno de los TIE, que acabó casi desintegrado en centenares de pequeños pedazos que poblarían por toda la eternidad el congelado vacío.

Como si el último caza previera su próximo final, hizo una maniobra evasiva antes de ponerse a tiro de los cañones que Sicks se moría por utilizar, y aumentó la velocidad con un gruñido espantado, tan característico de esas naves rápidas.

El TIE intentaba huir.

Mientras tanto, en su particular mundo de cifras y probabilidades, Ophara volvió a sacar energía suficiente para restaurar la potencia total de los escudos. Quizá ya no fuera necesario, pero haber salido de un ataque de cuatro cazas TIE armados sin un sólo rasguño y con los escudos al máximo no era algo que pudieran decir todos.

Para ese momento, las lecturas de la radiación que se había derramado sobre la nave indicaban que el nivel de toxicidad no había alcanzado niveles preocupantes. La nave se había curado bien de la enfermedad que le habían inoculado.

Sicks maniobró con la nave apuntando al TIE que intentaba huir. Dirigió los lasers y disparo sus lanzas energeticas.

El disparo de Sicks impactó en uno de los paneles del caza, desestabilizándolo y haciendo que perdiera energía. El carguero acortó distancias, y las torretas apuntaron de nuevo al último objetivo que quedaba. Muy al fondo, un punto alargado se movía casi imperceptiblemente. Se trataba sin duda del destructor de cuyas tripas acababan de salir, y era el rumbo directo que seguía el caza.

Sin duda, el piloto del TIE debía saber ya que no le quedaba salvación posible. Perdía energía y su maniobrabilidad era escasa. Un blanco claro iluminado por el sol de Corellia