Partida Rol por web

El guardián de mi hermano [+18]

01. - Una noche en el Merryweather

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30/12/2020, 14:15
Narrador

Manhattan, Nueva York. Hace un año.

 

El cielo llora sobre Manhattan en una fría noche de otoño. Un hombre de mediana edad camina impasible bajo la fina lluvia con paso calmado rumbo hacia el Hotel Merryweather, donde espera reencontrarse con un viejo amigo al que lleva largo, largo tiempo sin ver. El humo del cigarrillo que se consume entre sus dedos le sume en una reflexión que encuentra particularmente divertida: Lo cierto es que no han mantenido ningún tipo de correspondencia y resulta más que probable que, al volver a verse, su amigo no le reconozca. Mejor así, se dice a sí mismo…

Así será toda una sorpresa.

El hombre arroja la maltrecha colilla a escasos metros de la entrada del Merryweather. No ha llegado a darle una sola calada.

La recepción en el fastuoso hotel no le sobrecoge, no le abruma. Observa con atención. Una mullida alfombra del color de la sangre, desplegada a todas luces para el reposo de los pies de las personalidades a cada cual más extravagante que se dan cita allí. Todo el mundo viste de etiqueta. Hombres trajeados. Mujeres con vestidos largos. Ambiente de gala. Él no desentona demasiado con su traje de un negro inmaculado, corbata incluida.

Le aborda un individuo, un afable botones de piel oscura y sonrisa de marfil, a todas luces producto del multiculturalismo americano que se ofrece a guardarle el abrigo. Acepta sin intercambiar palabra con él. Pasea por el hall hasta advertir un letrero que anuncia que la subasta se celebra en la sala de convenciones en la primera planta. Y es entonces cuando ve el ascensor.

Accede al elevador justo al mismo tiempo que dos chicas que intercambian impresiones sobre sus expectativas del evento con un tipo trajeado que exuda un claro olor a perfume. Una de las jóvenes llama mucho la atención con una larga cabellera tintada de un vivo rojo. Él permanece en una esquina del ascensor, en silencio, invisible. Se limita a escuchar.

Notas de juego

En el ascensor, Mallory y Nora.

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30/12/2020, 14:17
E.B.

E.B. Tannenbaum es un ya veterano abogado muy talentoso y astuto cuyo nombre es bien conocido entre la alta sociedad neoyorquina.

De ascendencia judía y metabolismo acelerado, E.B. es el menor de cuatro hermanos, todos ellos abogados en Tannenbaum Asociados, despacho fundado por el patriarca de la familia, Simeon Tannenbaum, célebre por clamorosos éxitos en casos de Derecho Civil y Penal.

E.B. tiene buena planta, un humor agudo y cierto magnetismo personal, motivos por los que quizás sea el Tannenbaum más popular de la familia, sin obviar su estrecha relación con algunos miembros del Partido Demócrata. Por ende, E.B. goza de una posición acomodada, cobrando minutas astronómicas por defender los casos que le suponen un reto.

Quizás, uno de los mayores retos profesionales a los que se ha enfrentado E.B. en los últimos años es la compleja y titánica administración del patrimonio de uno de sus mejores clientes heredados de su padre: el millonario Jonathan Grimes, fallecido hace escasos años en extrañas circunstancias junto a su esposa, Laura.

Administrar la considerable fortuna del finado ha reportado grandes beneficios a Tannebaum Asociados, eso es incuestionable. Pero también un intenso y recurrente dolor de cabeza en forma de la díscola hija de Jonathan, Mallory Grimes. Por cierto, principal sospechosa en su momento de la muerte de su padre.

Para el clásico y siempre tradicional E.B., Mallory no solo cuestiona continuamente el canon de etiqueta en su extravagante forma de vestir, del todo impropia de una jovencita con cierto decoro en el decadente siglo XXI; sino que es de las pocas personas entre su clientela que parece encontrar un singular placer desafiándole. Continuada y persistentemente.

-Recapitulando… ¿Para qué estamos exactamente aquí, Mallory?-, inquiere con cierto retintín mirando con aire escéptico a su particular clienta mientras mantiene las manos en los bolsillos de su traje de alpaca.

-Y disculpa… La maestra de ceremonias no nos ha presentado debidamente. ¿Cuál era tu nombre?-. Mira entonces a la esbelta mujer que acompaña a Mallory no sin antes lanzar una mirada con actitud ligeramente recriminadora a su representada. –Perdona la fatalidad, querida. He llevado un día de locos…-, añade masajeándose las sienes y cerrando los ojos por unos segundos.

Tras inspirar profundamente, extiende la mano a Nora Loxley, una de las mejores amigas de Mallory Grimes que resulta ser una jovencísima anticuaria.

-Efrem Benjamin Tannenbaum. Pero llámame E.B. Todo el mundo lo hace-, remata con una media sonrisa que le dibuja varios hoyuelos en su afilado rostro perfectamente afeitado.

Notas de juego

Esta intro tiene lugar para Mallory y Nora en el ascensor que llega a la primera planta del Merryweather.

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30/12/2020, 14:19
Narrador

El ascensor alcanza la primera planta del Merryweather y al abrirse sus puertas las dos jóvenes y el legal counselor se maravillan ante la excepcional recepción que les aguarda dentro del salón de convenciones, mezclándose con la multitud.

El ambiente está cargado con el bullicio que precede a un evento emocionante. Suena una agradable melodía en la sala mientras una legión de camareros atiende a los elegantes asistentes a la subasta, derrochando profesionalidad y buena organización. Hay un completo catering aguardando a los presentes y resulta patente que los organizadores del evento no han reparado en gastos, indicio inequívoco de que van a esgrimirse cifras que rebasan la obscenidad en las pujas que están por venir.

En el extremo opuesto de la enorme estancia que soporta la ceremonia, cerca del estrado y tras superar a buena parte de la jauría de devoradores de arte que aguardan con apenas contenida impaciencia el inicio de la subasta, un hombre de rostro impertérrito se ajusta con un gesto mecánico sus gafas mientras mira de soslayo al tipo de ojos saltones y orejas de duende que tiene a su lado.

Notas de juego

Mallory y Nora llegan al Salón de Convenciones.

En el otro extremo, Bertrand entra en acción.

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30/12/2020, 14:20
Santana

-Esta noche, parte de la flor y la nata de la ciudad se cita aquí, ante nosotros. Es una magnífica oportunidad para que conozcas a otros coleccionistas, Bertrand. Algunos, por extraño que parezca, pueden ser tan singulares como tú, amigo mío-.

El profesor Gabriel Santiago Santana, académico de la Universidad de Miskatonic, está dotado de una voz profunda y solemne que al ser escuchada reclama suma atención, y es que no es un hombre al que muchos puedan aguantar la mirada.

Serio, en cierto sentido imponente, y un auténtico prodigio en su exclusivo campo de investigación: literatura y ciencias esotéricas. Autor de numerosos libros sobre numerología, criptografía, paganismo y numerosas sectas, el profesor Santana es un tipo que alberga no pocas sorpresas. Muy pocos saben que es un excepcional ajedrecista…

Menos aún que es un obsesivo cazador de libros de ocultismo.

Su asociación con el tipo que tiene a su lado es de todo punto extraordinaria. El profesor ha aprendido a lo largo de su vida que, la mayoría de las veces, el éxito en la las empresas que uno se propone en la vida depende de las herramientas que tiene a su disposición, y de emplearlas correctamente. Así, para conseguir ciertos elementos de su colección privada, a veces se requiere de cierto tipo de individuo carente de toda sombra de escrúpulos… Aunque ese individuo en cuestión sea de todo punto impredecible e, incluso, inestable mentalmente.

El profesor lleva las manos a la espalda y entorna la mirada observando a la multitud. Al principio su atención no parece focalizarse en nadie en particular, pero unos segundos más tarde es una mujer la que capta su atención.

Con sinuoso caminar, como si se tratase de una pantera acechando entre la maleza en una jungla en mitad de la noche, esa misma mujer evidencia una clara intención de aproximarse hasta la posición del profesor y su socio.

-Esto va a ponerse interesante, sin duda…-, susurra el profesor sin perder contacto visual con la dama.

-Señorita Van Weyden, es un placer tenerla con nosotros esta noche-, saluda Santana tomando con caballerosidad la pálida mano de la mujer e inclinando levemente la cabeza. Nadie advertiría que la cautela es la emoción que domina sus palabras en ese preciso instante.

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30/12/2020, 14:21
Emily Van Weyden

De cerca, la mujer es incluso más enigmática.

De complexión delgada y esbelta, viste con un caro vestido largo, hecho de pura seda, del mismo color negro brillante que su oscura melena. Su atuendo realza su voluptuosa figura femenina, dejando solo a la vista el hombro y el brazo izquierdo, de un tono lechoso, blanquecino como la nieve al amanecer.

Hay algo en sus ojos verdes… Algo tan sugerente e hipnótico como contemplar a un depredador inmóvil, con la mirada clavada en su presa.

-Profesor Santana, usted siempre tan galante… El placer es mío, no lo dude. No me la habría perdido por nada del mundo-, dice con voz firme, sin apartar sus ojos glaucos en su interlocutor.

La presencia de Bertrand Dotter parece captar su atención.

-Emily van Weyden-, dice tendiendo la mano izquierda a Bertrand a la altura de la garganta. Un anillo de plata con una esfera de obsidiana engarzada en él preside su dedo anular, observando a Bertrand.

La esfera tiene forma de ojo.

Un ojo reptiliano.

-¿Y usted es…?-, pregunta mientras una media sonrisa se dibuja en su embrujado rostro.

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30/12/2020, 18:01
Bertrand Dotter

Bertrand se quedó petrificado cuando vio a aquella mujer. Aquellos ojos, era inequívoco. Aquellos ojos verdes, los conocía. No era la primera vez que los veía. Le llevaban siguiendo algún tiempo, demasiado tiempo. Ya había matado a la propietaria de aquellos malditos ojos verdes. 

La primera vez fue en aquel maldito bosque y luego la mató en Estambul y luego en Praga. Pensaba que la última vez habría sido definitivo. Incineró su cadáver en el tanatorio. Le costó mucho colarse allí y casi le pillaron las autoridades, pero la suerte estuvo de su parte y pudo meterles un buen bulo. Salió bien.

¿No te ha bastado, maldita zorra? ¿Por qué no le dejas ya en paz? ¡Ya no estamos en Las Tierras Prohibidas! - Bertrand estaba algo tembloroso. El pulso se le había disparado y un sudor frío le recorría la espalda. - Tranquilo, igual no te ha reconocido.

¿Podía ser? Si, quizás no le hubiera reconocido. No lo parecía al menos. La última vez que se vieron tardó menos que en esa ocasión en agarrarle del cuello y tratar de estrangularle. ¿Habría cambiado tanto desde entonces? No... No lo creía. ¡Mira que lo había pensado veces! Tenía que cambiar de pienado.

Bueno Bert... - Se dijo a si mismo. - Tranquilizate. Debes aparentar ante todo normalidad...

Aunque lo cierto era que tranquilizarse en un momento como aquel era algo fácil de decir, pero no tan fácil de hacer. No todos los días uno se topaba con una asesina interdimensional, sádica y sin escrúpulos que le perseguía a uno no con muy buenas intenciones. No obstante, Bert era un profesional del engaño y trataría de hacer lo que mejor se le daba, disimular y escurrir el bulto.

Notas de juego

Finalizada está parte, sigo en otro post.

Este es solo para ti jefe. 

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30/12/2020, 19:55
Bertrand Dotter

Bertrand se mantuvo unos segundos en silencio. Algo estaba pasando por su cabeza, se mostraba... ¿Nervioso? A tenor del temblor de sus manos, así era. No obstante, enseguida puedo recomponerse y miró a los ojos de aquella mujer. 

¿No me recuerda? - Le preguntó a la señorita van Weyden. - Ya veo que no... - Sonrió. - No olvidaría unos ojos como los suyos, señorita. Tan profundos, tan verdes... - Tomó aire. - Tan hermosos... - Hizo una breve pausa. - Bertrand Dotter. - Dijo finalmente su nombre. 

Le ofreció la mano y cuando Emily se la tendió, Bertrand le dio media vuelta y anotó el dorado de su mano. Acto seguido le besó en la mano suavemente y luego le miró a los ojos para finalmente devolverle la mano a su dueña.

Cierto era que se conocían. Al menos Bertrand así lo creía. Pero hacía tiempo que no se veían. Se conocieron en otro lugar, en otra época, cuando todo era muy distinto. Entre aquellos días y ese momento había eones de distancia, casi se podía decir que su reencuentro era únicamente cosa del destino. 

Bertrand se quedó unos instantes admirando aquellos ojos, como si estuviera escrutando en aquellos profundos océanos verdes. Fueron tan solo unos segundos, pero aquel extraño hombre obtuvo mucha información sobre la mujer que tenía tendré a el.  

Enseguida regreso... - Dijo el señor Dotter y se alejó unos pasos hasta una esquina y les dio la espalda a todos.

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30/12/2020, 21:44
Bertrand Dotter

Bert sacó una petaca metálica del bolsillo interior de su chaqueta. Aún recordaba la desgracia del 69 en Woodstock. ¿Cómo olvidarla? Imposible. Después del concierto conoció a Jimi, si a Jimi Hendrix. Fumaron un poco de hierba, rieron y se lo pasaron bien con LSD. La cayó bien ese tipo, por lo que le dio a probar un poco de licor de cereza.  A ese tipo no le gustó su sabor, pero...

¿¡POR QUÉ TUVO QUE LANZAR A BOTELLA DE LICOR DE CEREZA CONTRA LA PARED!?

Botella se rompió en mil pedazos  y eso destrozó el corazón de Bert. Corrió a recoger los fragmentos de Botella, trató de unirlos, pero fue inútil. Fue imposible repararla y aunque trató de juntar todos los fragmentos, no logró repararla. No volvió a hablar con la que fuera su mejor amiga desde hacía más de un siglo. Nunca le perdonaría aquello a Jimi. 

Jimi murió el 18 de septiembre de 1970, en Londres, ahogado en su propio vómito mientras dormía, después de haber ingerido vino y barbitúricos. Esa fue la versión oficial, pero no fue un accidente. Bert ayudó a que aquello sucediera. Era lo menos que podía hacer por vengar a su amiga. Aunque lo cierto era que por aquel  tiempo ya la había substituido por Petaca de Licor de Cereza, aunque el sabor del licor no era lo mismo en aquella petaca, nunca olvidaría a Botella.

-  Oye... - Le susurro a Petaca. - ¿La has visto?

- ¿A quién Bert? - Respondió Petaca.

- ¿A quién va a ser? - Chasqueó la lengua descontento. - ¡Es Tyris! - Exclamó. - ¿No te das cuenta?

- ¿Debería? -  Respondió con una nueva pregunta.

- ¡Pues si! Al menos podría intentar ayudarme... - Le pidió Bert, casi le rogó.

Pues no se como, sólo soy una petaca de licor de cereza... - Se quejó amargamente.

¡Pues vaya! - Negó con la cabeza exasperado.

Entonces dio largo trago a Petaca de Licor de Cereza. Luego regresó con Gabriel. Gabriel era un buen tipo. No era su culpa. Tyris era muy lista.

Notas de juego

Sugiero que si alguien se empeña en escuchar a Bert, haya una penalización grande a la tirada. Los susurros eran muy bajitos.

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31/12/2020, 08:38
Nora Loxley

¡Oh! ¡Qué maravilloso era ir a uno de esos festejos glamourosos y elegantes! Manhattan, el corazón neurálgico de Nueva York, mostraba toda su fastuosidad con eventos de esa índole, una subasta en la sala de convenciones en el hotel Merryweather, primera planta para ser concretos. Y allí estaba ella, Nora Loxley jugando a ser millonaria, con un vestido espectacular rescatado del fondo de armario de Mallory, su querida amiga y surtidora de "chucherías" varias, y es que si debía ponerse algo que se alejara de los vaqueros, iba a estar del todo jodida.

Antes de llegar al hotel había jugado a actuar como Sisí emperatriz, a mover las manos de forma coqueta delante del espejo y a mostrar su mejor sonrisa como si ella misma fuera la anfitriona del evento, pero una vez en el sitio, en aquel ascensor solo podía pensar en una cosa.

Objetos raros, quizás malditos, peligrosos, podrían abrir puertas dimensionales hacia el futuro... ¡¡¡Cómo mola!!!... Tengo que conseguir que Mallory se interese por muchos de ellos... ¡¡¡Jó qué emoción!!!

Estaban en el ascensor cuando un tipo particularmente elegante entró y se dispuso en una de las esquinas. Olía a perfume y quizás podía detectar la fémina un resto ligero de tabaco.

- Buenas noches... - saludó ella mirando con interés al desconocido, así de cotilla era, al menos hasta que E.B demostró que tenía un palo metido en un rincón muy profundo de su trasero, algo esperable debido a su profesión. Sin embargo, Nora nunca tendía a ser grosera -...Mi nombre es Nora Loxley..., es un placer E.B... Puede llamarme Nora si lo prefiere... Y bueno, Mallory creo que quiere comprar unos objetos de valor en la subasta, por eso estamos aquí... - sonrió con dulzura.

¿Qué se piensa que pueden hacer en una subasta si no es comprar muchas cosas a bajo precio? ¿De verdad es abogado? ¿regalan las carreras con las tapas de los yogures?

Nora no estaba acostumbrada a eventos con tanto lujo. En la sala de convenciones había hasta un servicio de catering, no desaprovechando la oportunidad de coger un par de canapés y llevárselos a la boca con premura.

- Pufff Mall.... qué rico está ese de ahí... creo que es de salmón... - miró incluso hasta arriba, extasiada de placer por aquel orgasmo al paladar.

Casi iba a atragantare cuando  observó a Santana en el lugar, era un hombre serio, imponente, cargado de conocimientos y saber. Loxley hubiera llorado de emoción si no fuera porque la mayor parte de los líquidos de su cuerpo se concentraban en degradar el alimento ingerido. Quería hablar, presentarse, saludarle, ponerse de rodillas y adorarle como si fuera una sectaria que encuentra al líder que debe guiarles por el camino de la espiritualidad, pero aún había distancia entre ellos.

- Ohhh... míralo, Mallory... mira allí... - señaló con el dedo al más puro estilo friki fan -... Es el profesor Santana y está acompañado... - sonrisa perpetua -... Vamos, no perdamos tiempo...

Nora Loxley se fijó en su foco de interés y todos los que le rodeaban, fijándose detalladamente en la mujer que estaba a su lado, así como en otro varón que le besaba la mano, curiosa ante aquella estampa.

- Estimado profesor Santana... - dijo ella abordando al hombre, sabía quien era por su fama -...Por fin me encuentro con usted, soy Nora, Nora Loxley... le he escrito varias veces....  Oh es una verdadera alegría encontrarme con usted... No se puede imaginar cuánto.... Ella es Mallory Grimes, mi mejor amiga... Le encanta también todo lo que tiene que ver con lo oculto... ¡Qué ganas de que empiece la subasta!... - la palabra que mejor la definía era, entusiasta.

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31/12/2020, 09:16
Nora Loxley
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Quiero tirar para ver lo que hace Bertrand, me da la sensación de que le ha robado un anillo o joya a Van Weyden...jajajajajaja.... ¿No existe percepción?....XD... Yo tiro y ya me dirás algo ^^

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31/12/2020, 11:14
Mallory Grimes

Nada nos vuelve tan solitarios como nuestros secretos. 

Mallory Grimes lo había aprendido siendo demasiado joven. Secretos que dejan huella en tu alma, el tipo de secretos que te persiguen cada día a menos que los entierres lo bastante profundo como para olvidar que existen, aunque de vez en cuando se deslicen en tus sueños. Con deleite, la joven terminó de poner carmín en sus labios y a través del espejo observó a Nora gesticular enfundada en su vestido de gala. Para ella todo era nuevo y excitante. Esa era una de las cosas que más le atraían de tenerla cerca, aunque fuera al otro lado del muro de sus secretos... 

Con sus sempiternas gafas oscuras cubriendo sus ojos, Mallory se apoyó en la pared trasera del ascensor mientras Nora conocía por fin a E.B. Por un instante, una fugaz sonrisa cruzó sus labios. No parecía que su amiga tuviera en alta estima a su abogado.  Para Mallory, sin embargo, E.B. era lo más parecido a una familia. El hombre había estado siempre ahí cuando lo había necesitado. A pesar de que la joven disfrutaba desafiándolo, en ocasiones para probar hasta qué punto llegaba su fidelidad, le tenía un cariño sincero. - Ya has oído a la chica, E.B., hemos venido a despilfarrar el dinero... -  

Nora tenía razón. Habían ido allí a comprar pero, aunque Mallory no lo había comentado con su amiga, no buscaba cualquier clase de objeto. Su interés se centraba en todo lo que tuviera que ver con el más allá, con el umbral entre la vida y la muerte, con la existencia al otro lado del velo. Había escuchado rumores sobre la subasta y, si tenían algo de cierto, era muy posible que hubiera algo que pudiera llamar realmente su atención.

Con curiosidad observó al grupo formado por el profesor Santana y sus acompañantes. La joven estudió a la mujer de aspecto misterioso y mirada salvaje, aunque por un momento su mirada se desvió atraída inexorablemente por el hombre que acababa de abandonar el grupo y que ahora se encontraba en una esquina dándoles la espalda. ¿Qué está haciendo ese tipo?  Nora se acercó llena de ilusión y su atención finalmente se centró en sus interlocutores más inmediatos. - El señor Santana y yo ya nos conocemos, Loxy. Me alegro de volver a verle, profesor. A usted, sin embargo, no tengo el placer... ¿Es de Nueva York? - 

- Tiradas (1)
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31/12/2020, 12:02
E.B.

En capítulos anteriores...

@Nora: Mi nombre es Nora Loxley..., es un placer E.B... Puede llamarme Nora si lo prefiere... Y bueno, Mallory creo que quiere comprar unos objetos de valor en la subasta, por eso estamos aquí... - sonrió con dulzura.

@MalloryYa has oído a la chica, E.B., hemos venido a despilfarrar el dinero... -  

El abogado alza las cejas y fuerza una sonrisa sarcástica ante el torrente de sinceridad de su extravagante representada.

-Gracias por tu arrolladora franqueza, Mallory. Sabes que como tu abogado siempre la encuentro de lo más estimulante. Es agradable cuando tienes un cliente que disfruta metiéndote en los más variados y, enfatizo, impredecibles quebraderos de cabeza... Aaaaah-.

E.B. lanza un suspiro, lamentando en silencio la bandada de pájaros que revolotean en el interior de la cabezota de Mallory. Con diferencia, es su clienta más especial y le permite algunas excentricidades más de la cuenta, quizás, piensa E.B., por la excelente relación que mantuvo con su padre.

-Encantado de conocerla, señorita Loxley-, comenta mutando su rostro en una encantadora sonrisa cuando se dirige a Nora. -Apruebo su elección para asistir a este evento-. Mira de soslayo a Mallory. Ha intentado aguantar el comentario demasiado tiempo. -No puedo decir lo mismo de ti... ¡Podrías aprender de tu amiga! ¡Es una reunión de alta sociedad, Mallory! ¡Pareces la hija de Amy Winehouse y Johnny Ramone!-.

E.B. tiende a ponerse nervioso con facilidad. Mallory conoce este rasgo de su personalidad y suele explotarlo por pura diversión.

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31/12/2020, 12:21
Narrador

El huracán Nora Loxley se abre paso por la sala arrastrando a su amiga Mallory y devorando canapés a diestra y siniestra. Nada parece poder detener el entusiasmo desbordante de la joven anticuaria, que avista a su objetivo entre la multitud.

El profesor Santana.

El hombre.

El mito.

La leyenda.

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31/12/2020, 12:23
Director

Notas de juego

Mientras Nora y Mallory se aproximan al profesor Santana...

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31/12/2020, 12:24
Santana

En capítulos anteriores...

@Bertrand: - ¿No me recuerda? - Le preguntó a la señorita van Weyden. - Ya veo que no... - Sonrió. - No olvidaría unos ojos como los suyos, señorita. Tan profundos, tan verdes... - Tomó aire. - Tan hermosos... - Hizo una breve pausa. - Bertrand Dotter. - Dijo finalmente su nombre. 

Si el profesor no fuese un hombre imperturbable, quizás habría enarcado la ceja ante el comentario de Bertrand.

En su lugar, el académico disimula a la perfección un pequeño, casi imperceptible tic nervioso que sufre el índice de su mano izquierda cuando su mente graba a fuego algún detalle de su interés.

-Disculpe, ¿ustedes se conocen, señorita Van Weyden?-, inquiere Santana ladeando suavemente la cabeza.

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31/12/2020, 12:29
Emily Van Weyden

La mujer no distrae su mirada verdosa de Bertrand durante su extraña presentación.

-Au contraire...-, susurra en un perfecto francés. -He quedado tan intrigada como usted, profesor. ¿Desde cuándo se conocen ustedes, mi estimado amigo?

La pregunta queda sin respuesta ante la llegada del huracán Loxley.

-Oh, la fama... Debe ser terrible, ¿verdad, profesor? Sus gruppies le persiguen sin descanso...-, desliza en tono jocoso admirando a las jóvenes que se presentan con visible entusiasmo ante Santana.

Dado el interés de la más bajita y estrafalaria de las jóvenes, Van Weyden corresponde extendiendo la mano a la pelirroja.

-Emily van Weyden. Encantada, querida. Dime que has venido a pujar...-. Ante el asentimiento de Mallory, la mujer estalla en una carcajada algo desconcertante. -Adoro a la gente como tú, pequeña-. Van Weyden dedica una mirada de soslayo cargada de misterio al profesor. -...Alguien debe romper el statu quo-.

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31/12/2020, 12:40
E.B.

Aparece en discreto segundo plano el letrado para efectuar lo que Mallory denomina "carraspeo preventivo".

-Ahem-. La pelirroja escucha a E.B. a su espalda y al girarse puede ver su característico rostro arqueando sus cejas.

El mensaje es claro: "Que no se te suba a la cabeza, Mal".

-Buenas noches. E.B. Tannenbaum. Guardaespaldas legal-, dice presentándose con su sonrisa esmaltada.

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31/12/2020, 12:43
Santana

@Nora: - Estimado profesor Santana... - dijo ella abordando al hombre, sabía quien era por su fama -...Por fin me encuentro con usted, soy Nora, Nora Loxley... le he escrito varias veces....  Oh es una verdadera alegría encontrarme con usted... No se puede imaginar cuánto.... Ella es Mallory Grimes, mi mejor amiga... Le encanta también todo lo que tiene que ver con lo oculto... ¡Qué ganas de que empiece la subasta!... - la palabra que mejor la definía era, entusiasta.

Primicia: Santana sonríe. Ligeramente, pero sonríe.

-Celebro su entusiasmo, joven. Loxley. Loxley...-.

Su índice se agita, como si pulsase un teclado invisible.

-...Sí, lo recuerdo. Nora Loxley. Es usted una joven anticuaria afincada aquí en Nueva York. Le apasionaban los objetos que cuentan una historia. Preferiblemente siniestra, ¿me equivoco?-. Santana se inclina ligeramente al oído de Nora. -Tenemos unos cuantos de esos esta noche... Espero que sean de su agrado-. El académico recobra su apostura e intercambia una mirada con Van Weyden.

-La señora Van Weyden es una voraz coleccionista de arte. No será su adversaria siempre que se mantengan alejadas de las piezas pictóricas. ¿No es así, Emily?-. Santana parece tantear el terreno con su pregunta.

En un primer momento, resulta algo llamativo que el académico ni si quiera cuestione la pujanza de las dos jóvenes. En realidad, sabe bien quién ostenta el apellido Grimes y el dinero que lo respalda. Si a eso se suma la pasión de Nora Loxley, Santana tiene muy clara una cosa: pueden pujar muy fuerte por algunas de las piezas centrales de la subasta. 

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31/12/2020, 12:57
Emily Van Weyden

Van Weyden dedica una vulpina sonrisa a Santana.

-Ser predecible no va conmigo, Gabriel-, sentencia.

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31/12/2020, 12:58
Director

-  Oye... ¿La has visto? (Nervioso).

(...)

¿A quién va a ser? ¡Es Tyris! ¿No te das cuenta? (Más nervioso).

(...)

¡Pues sí! Al menos podrías intentar ayudarme...-. (Parece estar rogando a alguien).

(...)

¡Pues vaya!-. (Niega con la cabeza).

Notas de juego

Esto es lo que escuchas decir a Bertrand. No ves toda su gesticulación, salvo la más evidente.

Muy buena tirada ;)