Partida Rol por web

Mr. Martinson regresará un poco mas tarde. Brandy se hizo un pequeño corte en el pie y la han llevado al matasanos. en efecto, sería mucho esperar que un doctor estuviera en la isla.

No le esperen. ¿Cenarán en media hora?

Si, estupendo, en media hora. ¡Estamos hambrientos!

responde un ilusionado Smith ante la posibilidad de degustar un buen alcohol local.

La cena transcurre con normalidad aunque Krebs se muestra bastante callado y taciturno y se retira pronto alegando cansancio.

Dejen ahí los platos. Los fregaré mañana. Descansen. no se preocupen por Martinson. Llegará a la hora para su cita con su amigo.

Smith habia cenado con calma y parsimonia, saboreando el gjuiso que krebs había hecho para ellos y degustando una botella de vino de las que hacía tiempo que no degustaba.

Finalmente y para hacer tiempo en lo que regresaba Martinson decidió dejarse caer por la biblioteca, invitando a su compañero a unirse a él y jugar una partida de ajedrez o algo así, a falta de radio o de cualquierr otro entretenimiento que no sea beber y beber. Smith no era un tipo que gustara de leer demasiado, pero en algo tenía que concentrar el tiempo.

Cerca de las 21:30 se escuchan unos ruidos en el jardín y Smith se acerca a la ventana pensando que podría ser el filólogo.

Franks, ¡Es Martinson! pero viene solo, con una linterna de aceite y sin sus ahijadas. ¿eh, qué hace? se da la vuelta y se va de nuevo....

En efecto, miráis por la ventana y podéis ver a Martinson dirigirse hacia la casa, pero según mirábais, se dio la vuelta y regresa hacia la verja de entrada a grandes zancadas, como si hubiera olvidado algo, iluminándose con el farol. Llega hasta la verja y mira nuevamente hacia la casa, hacia la ventana desde la que le observáis.

¿Dónde va? eh ¡Martinson! ¡espere! dice el texano abriendo la ventana para llamar la atención del anfitrión.

¿Qué diablos le pasa? pregunta volviéndose hacia Franks y corriendo hacia la entrada para reunirse con Mr. Martinson. ¿Está huyendo de nosotros? sigámosle, Franks. dice mientras sale de la biblioteca a grandes zancadas.

Y ambos corréis hacia Martinson, quién no se detiene aunque el texano sigue llamándole. Echa frecuentes miradas para comprobar la distancia a  la que le seguís, mientras se adentra en la arboleda. Pero el farol que lleva en la mano delata su posición en todo momento y os resulta difícil perderle de vista. Incluso no parece estar en tan buena forma como vosotros asi que poco a poco le vais ganando terreno.

Martinson jadea por el esfuerzo mientras os vais posicionando a pocos metros de él. Frecuentemente echa miradas a su espalda hasta que finalmente se detiene jadeando y con las manos en las rodillas, encorvado,buscando aliento.

Estáis a apenas 4 metros de él, cuando algo llama la atención de Franks. Un pequeño movimiento en unos matorrales a apenas unos pocos centímetros de vosotros. Quizás una alimaña o algo así, pero todo sucede tan deprisa... Inmediatamente se alza un par de figuras humanas, que intentan arrojar una red de pesca sobre vuestras cabezas mientras grita ¡ahora! , señal que activa el movimiento de otro par de lugareños salen de entre la espesura y corren hacia vuestra posición.

¡Cuidado, Smith! grito cuando la red vuela sobre nuestras cabezas. Intento rodar sobre mi mismo para intentar alejarme pero no soy lo suficientemente rápido y me veo envuelto rápidamente. Smith ni siquiera ha podido moverse del sitio y alza los brazos instintívamente, pero su maniobra supone una ínfima progtección contra la red de pesca que ya se cierne sobre nuestras cabezas

¡Maldición! gruñe Smith cuando la red cae sobre sus cabezas.

Martinson, ¿qué se cree que está haciendo? ¿qué clase de juego es este? ¡¡¡suéltenos o lo pagarán caro!!!

Pero la red se cierra rápidamente aprisionando a los dos valientes investigadores.

Martinson no responde y da media vuelta, corriendo de vuelta hacia la casa. Mientras tanto los rudos pescadores tiran de los extremos de la red haciendo que se cierre muy prieta sobre vosotros, y con gran pericia y fuerza comienzan a arrastraros.

Smith consigue sacar su arma con gran esfuerzo pero la dificultad al apuntar dentro de la red y casi inmovilizado hace que su punteria sea pesima. Consigue causar un levisimo rasguño a unod e los lugareños antes de que estos se vuelvan contra la red y comiencen a apalearos a ambos hasta dejaros completamente inconscientes.

Y os despertáis de noche cerrada, todavía dentro de la red. Al lado vuestro hay otra red, con un maniatado filólogo que apesta a alcohol y además posee un ojo amoratado y el labio partido. Imaginais que vosotros tampoco tenéis un mejor aspecto. Estáis sobre la roca que encontrásteis en la playa la tarde anterior, hace unas pocas horas. Tristemente en vuestra imagen os parece un altar de sacrificios.

8 hombres con antorchas flanquean a Martinson y a una joven vestida con un sencillo vestido de lino y que lleva un pequeño frasco entre sus manos.

Bien Sarah. ¿estás preparada?, parece que nuestros invitados ya se van despertando...

la joven asiente y eleva la botella mostrándosela a vuestro patrón. Mientras Martinson comienza  a leer un viejo manual en latín y un montón de hojas manuscritas o mecanografiadas.

Bien, no tienes mas que entrar en el agua y repetir mi canto tras beberte ese brebaje.

La joven bebe el repugnante bebedizo (la mueca que hapuestto al tragarlo ha sido muy clarificador en cuanto al sabor de ese brebaje se refiere) empieza a meterse en el agua y su vaporoso vestido se pega a su cuerpo dejando ver sus bien formado cuerpo adolescente.

Martinson, ¿qué está haciendo? detenga esta locura y sáquenos de aquí. ¿Qué significa todo eso? esa chica, la ha llamado Sarah, ¿es Sarah Goodwin? Maldición ¡¡¡era todo una maldita trampa!!! ¿No había desaparecido realmente, verdad? La han tenido aquí oculta durante un dia entero mientras orquestaban esta mascarada a nuestro alrededor.

Smith está bastante enojado pero el dolor de su cuerpo y la red que lo aprisiona le impide hacer esfuerzo alguno por liberarse.

La negrura se disipó paulatinamente. Aquel siniestro ritual se desarrolló intermitente ante los ojos de Franks, como si por breves segundos no estuviera presente. El crepitar de las antorchas se le hacía lejano, incluso los gritos desesperados de Wesson parecía venir de algún lugar remoto. Las luces y las figuras de los lugareños se veían borrosas, y el dolor de cabeza no hacía más que aumentar a cada segundo. Las costillas le hacían pagar caro el respirar, y no podía revolverse sin detonar dolores en todo su cuerpo.

Pero más allá de toda sensación, percibía algo muy claramente. Sarah Goodwin. El detective admiró el andar de la muchacha, embelesado. Cualquiera hubiese creído que era un pederasta, mas no era el físico de la muchacha lo que atraía su atención. No en esa situación, al menos. Melvin buscó sus ojos, pero ella ya enfrentaba las sombras del mar infinito. ¿Hacía eso en contra de su voluntad, le habían envenenado la razón? ¿O acaso era una adolescente perversa, sedienta de maneras esotéricas?

No alcanzó a descubrirlo. Los pies de la muchacha se adentraban en el agua salada, y él comenzaba a buscar una manera de salir. La red es el único problema. Estos tipos no parecen estar armados. Tanteó, reprimiendo una mueca de dolor, sus ropas, en buscar de su arma. Si salimos de aquí, los acribillaremos y nos largaremos de este lugar con McConough. Luego que se encargue la Policía de colgar a estos malditos chiflados. Y pensar que Harold creyó que este sería un viaje aburrido.

Melvin no detuvo al periodista. Si continuaba vociferando, sus captores continuarían creyendo que estaban desesperados. Comenzó a notar los latidos de su corazón, el calor que no provenía del ambiente, sino de la sangre circulando a gran velocidad por sus venas. Estaba aterrado. Respiraba demasiado rápido, y las costillas no le perdonaban.

Contrólate.

Su codo derecho golpea alguna extremidad de Wesson. -¿Qué tienes encima?- inquiere, en un susurro tan apagado que su garganta comienza a escocer.

Tenía un revólver, pero ha debido caer en el camino...malditos....

susurra el pobre Smith.

Lo siento, señor Wesson. Comprendo su frustración y su enfado. Créanme si les digo qe no es nada personal sino necesario para garantizar nuestra supervivencia. Van a participar en un rito que lleva  realizándose desde hace ya dos años. Cayó en el olvido durante un tiempo y lo pasamos realmente mal, pero gracias al profesor de su amigo el filólogo pudimos recuperarlo y sobrevivir.

Este rito permitirá que podamos seguir teniendo pesca en Monhegan, cuando nuestra ninfa de este año, Sarah, atraiga a los hijos del Padre Dagon que demandarán y llevarán el sacrificio para su padre allá en las simas marinas. Dagon nos da la vida, aunque no gratuitamente. Espero que no nos guarden rencor, porque no es nada personal. De hecho me caen bien.

Pero... ¿está usted loco, estúpido supersticioso? ¡¡¡deje de jugar a ritos paganos y de creer en chorradas!!! ¿insinúa que si no nos matan se les tragarán las olas? Si no volvemos comenzarán a sospechar y vendrán a la isla a investigar. ¿quiere acaso que su isla se llene de policías?

No señor Wesson. Se equivoca. Puede que sea un rito pagano pero la existencia del Padre Dagon es una evidencia. Este rito lo hacía mi abuelo Richard puntual y anualmente todos los 15 de Junio hasta 1917, cuando murió, como mi padre en los disturbios cuando nos querían reclutar para la guerra de Europa. Y los conocimientos para hacer el rito jamás habían llegado hasta mi. Y aunque en 1918 el rito no se realizo no sucedio nada, pero en 1919 la pesca descendio dramaticamente, asi como en 1920 y 1921. Nos vimos obligados a recuperar el rito en 1922, para lo cual necesité que me tradujeran el libro que estaba en latín. Para no despertar sospechas dividí el libro y encargué la traducción a distintos profesores de Bangor, Augusta, Maine, New Hampshire y Boston. Entre ellos el Doctor Mitchell, que fue el único que se sintió atraido por el texto y me envió a su becario para comprarme el libro... El señor borracho que está a su lado. Mira que no poder esperar a beber hasta haberse reunido conmigo tras la cena...

Y al día siguiente de realizar el rito nuestras redes se llenaron copiosa y milagrosamente.

Y aprecio su preocupación por el secreto de nuestras costumbres. Sus cuerpos nunca serán hallados, no se preocupe. Una chalupa pesquera con sus posesiones y con las del señor filólogo naufragará frente a las costas del Maine. Mr. Krebs se está encargando de ello.

La hora se acerca. Sarah, cuando quieras. Y no te preocupes, no te pasará nada...

Y la joven Sarah Goodwin parece un poco ida, chapoteando en el agua y tarareando algo que parece una canción de cuna.

Y Martinson comienza también a leer un texto en unos folios en latín posiblemente en un todo aburrido y monótono, que denota que no conoce el idioma sino que se limita a leer lo que está escrito.

Y la superficie del agua parece agitarse llegando hasta lamer la base de vuestro "altar de sacrificios". Y un par de figuras emergen de al lado de donde está Sarah como de improviso, la silueta de un par de hombretones achaparrados y vestidos con andrajos y que portan un tridente en sus manos. Comienzan a acercarse hacia la red, ignorando a la muchacha, mientras el ritmo de Martinson se acelera y sus acompañantes dan muestras de un nerviosismo creciente.

Y cuando están a pocos metros de vosotros veis con claridad que solo son remotamente hombres. Los andrajos no son tales sino una especie de aletas; su rostro no es humano, solo su postura, pero sus enormes ojos saltones y su brillante y resbaladiza piel asemejan mas a la de un horrible y frio pescado, y de sus gargantas resuena un gorgojo espantoso que intenta ser una parodia del lenguaje humano.

Melvin siente como su cabeza se niega a reconocer la existencia de ese engendro monstruoso, de esa pesadilla marina levemente humanoide y con un apestoso olor a pescado podrido. Y su cabeza comienza a divagar, a perderse, intentando imaginar que su atacante es un hombre disfrazado o que está viviendo un apesadilla algo así. Y logra no perder la cabeza.

Pero el dolor del tridente al clavarse en la carne del infortunado investigador es real. La sangre comienza a brotar del antebrazo izquierdo de Melvin Franks e inmediatamente mientras Smith comienza a gritar como un poseso intentando liberarse de la red, sabiendo que él será la siguiente víctima, al igual que el etilizado filólogo.

 el tridente ha roto algunas hebras de la red,, quizás se podría aprovechar para intentar salir... (DESx3 para liberarse de la red)

Y mientras tanto otras 5 figuras comienzan a emerger de la superficie del agua, que nuevamente ignoran a Sarah y caminan pesadamente hacia el improvisado altar.