Partida Rol por web

El tiempo en los Alpes es relativo. A las temperaturas gélidas que habéis soportado durante tres agotadores días es lo que se suele denominar "buen tiempo". Pancho Castillo está seguro que el símbolo de la cruz que hacía en su rostro cada mañana ha tenido algo que ver manteniendo alejadas las ventiscas, los depredadores y la criatura peluda, aunque hace un par de horas tuvisteis que correr a esconderos al ver un helicóptero con el símbolo nazi cruzar el cielo. El resto ya no sabéis qué creer a estas alturas. Lo cierto es que con unas dificultades aceptables, el mediodía del tercer día conseguís llegar hasta el castillo del que Igarâl os habló.

El castillo es una pequeña fortificación que se mantiene milagrosamente sobre un saliente de roca. Está rodeado por otras montañas más altas que dificultan su visión desde el aire. A su espalda, una pared de roca e hielo cae a pico a los largo de más de doscientos metros hasta el helado lecho de un río. El único acceso por tierra al castillo es una estrecha vereda nevada que accede hasta el saliente, cubierta por las marcas de esquíes y motos de nieve. A unos quinientos metros del inicio de la subida hay un pequeño bosquecillo de coníferas donde os detenéis para observar con tranquilidad la construcción. Ésta consta de tres plantas y un patio delantero. Tiene cuatro torreones es las esquinas de la muralla exterior, aunque una de ellas, trasera, tiene construida sobre ella una plataforma metálica, apuntalada a los muros del castillo, y que sirve como helipuerto donde el helicóptero que habéis visto sobrevolar la zona está descansando allí ahora. Las almenas y torreones están patrulladas por soldados. Contáis unos ocho. Dos en cada torre.

No había alternativa para entrar a ese castillo que la carretera nevada que, obviamente, se transitaba con frecuencia. Los altos riscos y las paredes de hielo impedirían otro acercamiento, y eso sin contar con que no llegaban el equipo adecuado. En cualquier, incluso llevándolo, la fortaleza parecía bien custodiada y dudaba que pudieran pasar desapercibidos. Quizás a las malas podían esperar a que pasara alguien, detenerle de alguna forma (aunque fuera dejándose ver), y noquearle sorpresivamente para poder robarle la ropa y entrar como infiltrado. Era muy de película, pero salvo ese curso de acción no se le ocurría ningún otro que no pusiera sus vidas directamente en peligro. Arrugó el ceño, taciturna, y observó el lugar arrebujándose un poco en su abrigo de piel. Miró a sus compañeros con gesto inquisitivo

Aquellos días no fueron tan duros para Luna como hubiese podido esperarse. Además de estar experimentada en moverse por terrenos peligrosos y soportar las inclemencias del tiempo, el no estar simplemente esperando a verlas venir le daba la vida. Para ella no había nada peor que la inacción y ahora, aunque era una misión peligrosa, tenía mente y cuerpo ocupados. La peor parte había sido orientarse. De cara a sus compañeros, las indicaciones de Igaral y su memoria habían hecho que encontrar el camino fuese "fácil", pero en realidad había sentido alguna que otra punzada de pánico al pensar que podía haberse equivocado de camino. Además, Jason y Janet le preocupaban. Debían de haber sido tres días bastante duros para ellos.

—Jason, supongo que estemos lejos, pero... ¿hay alguna señal wifi o satélite del castillo? — preguntó mirando la entrada, agazapada como un gato— Antes de entrar deberíamos ver si hay cámaras... O eso o...

La india miró al resto, indicando que había tenido un plan que podía ser mortal, doloroso, terrorífico y, sin duda alguna, peligroso. Pero un plan al fin y al cabo... 

- A esta distancia ni idea, pero si tienen este tingaldo montado fijo que hay cámaras. Tengo, eh... - empezó el muchacho mientras empezaba a rebuscar en su bolsa de deporte, aunque por el ruido que salía de ella el verbo "revolver" parecía más adecuado.

- Tengo esto - dijo al final sacando una caja con gesto triunfal. La caja, del revés y con varias abolladuras, mostraba un dron, un pequeño cuadricóptero teledirigido. - Lleva una cámara y tiene un huevo de alcance, de hecho tengo dos, por si uno se jode -  rió nervioso - Podemos usarlo para echar un vistazo más de cerca sin jugarnos el pellejo.

Arthur contempló el castillo, preguntándose cómo podrían entrar.

Su primera idea fue asaltar a una patrulla, dejarles KO y robarles el equipo, pero la descartó con rapidez: si les ataban y amordazaban lo bastante bien, a la intemperie morirían congelados en pocas horas. O eso, o les mataban, o darían la alarma. Y Arthur no quería matar a nadie.

Además, lo normal es que las patrullas fueran de dos en dos, y ellos eran cuatro.

Otra opción era dejarse capturar... Pero luego tendrían que escaparse. Y eso si no les mataban. O también podían hacerse los despistados, aunque aquella idea parecía una mierda.

Frustrado, se pasó la mano por el pelo.

—¿O qué? — preguntó a Luna.

—¿Y podrás volarlo con este viento y sin que lo vean?— Aunque le gustaba, Luna veía demasiadas lagunas a ese plan... Claro, que el suyo no era mejor y ese al menos solo conllevaba que se estropease un trasto valioso, pero no una vida. 

—Eres listo— vaciló la joven a Arthur— Seguro que se te ha pasado por la cabeza... Simplemente dejamos que nos capturen. Ni siquiera es necesario que nos atrapen a todos, alguno puede quedarse fuera, no solo por si fuese necesaria su ayuda, sino también porque es una explicación... Veréis... Están buscando los papeles, pero el señor Butter no los tiene, así que irán a buscar a Marilyn y, si nuestro jefe ha cantado algo, a nosotros. Antes de que eso pase, nos entregaremos; si nos preguntan incluso les prometeremos los papeles... Ellos no saben si los tenemos o no. ¿Y por qué? Porque uno de nosotros ha tenido un accidente. Necesitamos su ayuda urgente, para salvar su vida que, a todas luces consideramos más valiosa que un puñado de dólares o una mierda de objeto de coleccionista.

Pancho agradeció hacer esta ruta de una forma más preparada contra el frío, eso le ayudó a tener la mente centrada en intentar ayudar a sus compañeros con algún tipo de idea. Tras un largo rato de observar las huellas pensó en que las motos de nieve deberían permanecer fuera de la fortaleza 

-Si os ayuda en algo, y estoy en lo cierto, no deberían poder entrar con las motos de nieve en el castillo. Si están todas juntas pueden ser una buena distracción si las hiciéramos volar por los aires de alguna manera. Aunque eso nos dejaría solo el helicóptero y los esquís para escapar. Esta vez sí que es verdad que esto me supera, dejaré que lo resolváis mientras observo de nuevo el acceso desde aquí. 

Se dirige hacia el camino procurando mantenerse oculto para intentar averiguar si habría alguna ruta de escape alternativa, aunque tuvieran que confiarse a la suerte. 

Arthur frunció el ceño a Luna, y estuvo a punto de sacarle la lengua.

—¿Y qué te hace pensar que no nos torturarán hasta que les digamos dónde están los papeles?

De hecho, estaba deseando que ella le mostrara un hilo de esperanza, algo que le permitiera creer que ese plan funcionaría de alguna manera. Porque en ese momento le parecía el único plan viable, aunque fuera una locura.

—De momento, podemos comprobar lo que dice Pancho con el dron, ¿no?  En cuanto a escapar de allí... ¿creéis que había paracaídas en el avión? — dijo mirando hacia el costado del castillo — Sé que parece una locura, pero podría funcionar.

- Ah, los papeles... - empezó Jason dubitativo.

Sacó el teléfono y mostró la pantalla a sus compañeros. En ella se veían los papeles que llevaba la mujer Madelaine.

- Hice unas fotos por si acaso... ¿Debería borrarlas? - 

—Mmmm no lo sé, la verdad—  respondió Luna a Jason— En realidad, hagamos lo que hagamos, si sale bien da igual que las tengas, si sale mal... Puedes subirlas a alguna nube.

La muchacha se giró entonces a Arthur, que había hecho la pregunta clave, la que a ella le había hecho dudar en un principio.

—Muy sencillo, no hará falta que nos torturen porque los papeles "los tendrán" aquellos que vamos a rescatar... y que aparte de hacer una emboscada, estarán observando todo lo que ocurre con el dron... sin encontramos alguna forma de colarlo, claro. Además, es la forma de colar el dron dentro del castillo, no solo de observar los alrededores. Si queréis, podemos mirar antes como es el exterior con el dron, pero si lo ven, ya estaremos jodidos.

Durante el tiempo de incertidumbre que permanecéis a cubierto del pequeño bosque, veis algún tipo de oficial subir a las torres y conversar con los vigilantes allí postrados en lo que parece una charla informal. Además, en un momento dado se abren las puertas del castillo y salen del mismo dos motos de nieve con un tipo en cada una de ellas. Va ataviado con el mismo uniforme que los vigilantes de las torres, que ahora podéis ver más de cerca y distinguís como monos blancos de esquí y un brazalete con la insignia nazi en el brazo izquierdo. Portan rifles de asalto a la espalda.

Arthur suspiró, miró a Luna y soltó un bufido, como concediéndole la razón a regañadientes.

—Está bien. Hay que decidir ya: ¿quiénes entramos, y quiénes se quedan fuera?

Arthur no dudó en postularse como voluntario para entrar: al fin y al cabo, se le daba bien escaparse de sitios... o se le había dado bien hasta ese momento. Pero no tenía claro si ahí dentro quería a una buena negociadora, a alguien fuerte, a alguien ágil o a alguien mañoso.

Tras ver el símbolo de la esvástica, Luna frunció el ceño. No disimulaban ni lo más mínimo, eso estaba claro... Lo cierto era que el que se tratase precisamente de nazis hacía que se sintiese incómoda. La mayor parte de los pirados de la pureza racial que había conocido eran unos pringados que no tenían ni dos hostias, pero aquellos estaban bien armados.

—Jason debería quedarse fuera, es el único que sabe manejar el dron y está claro que la que mejor convencería a esos cerdos de que nos ayuden es Janet—comentó despacio . No tenía claro cual de los dos grupos tendría más riesgo, de modo que no se sentía mal por decir aquello— También creo que o bien Pancho o bien Arthur, al menos uno de los dos, debería quedarse fuera. En cuanto a mí...

La joven miró dudando al castillo. Por una parte, era mujer y eso haría parecer al grupo que entraba más vulnerable y por lo tanto se fiarían más. Además, era extremadamente hábil entrando y saliendo de propiedades ajenas, lo cual podía darle una ventaja en el interior. Claro, que aquello también era una ventaja para poder colarse en el castillo si el plan salía mal. Pero fuera, podría poner alguna trampa para atrapar a aquellos nazis, si es que caían en la palabrería de Janet... Pero claro. 

—Me van bien cualquiera de las dos opciones. —dijo finalmente— Si voy, parecemos más vulnerables y eso puede beneficiarnos a la hora de que se traguen el que estamos desesperadas. Y bueno... si robamos algún uniforme a los que embosquemos, la verdad que pasaría menos desapercibida que vosotros, aun con él puesto. Pero fuera podría ayudar a poner alguna trampa

—Janet, ¿tú y yo? — preguntó Arthur — Seguro que consigues engañarles.

Jason se rascó la cabeza. Lo de colarse sigilosamente en sitios no eran lo suyo, sobre todo porque lo más probable es que tropezase con algo que hiciera ruido. Le gustó lo de quedarse fuera, además así podía operar su juguetes. Rebuscó en la bolsa para ver si llevaba algo más y encontró las dos cargas de explosivo plástico que había guardado en Nueva York. Tragó saliva. Acababa de darse cuenta de que había estado cargando con aquello en medio de un tiroteo en el que le habían dado...la verdad es que puesto en perspectiva podría haber sido mucho peor.

Pensó en vías de escape. Marylin estaba herida, probablemente Butler también, así que habriá que llevarles. Lo más adecuado sería pillar el helicóptero, pero también lo más arriesgado, ya que un disparo en mal sitio y la historia se acabaría. Las motos de nieve parecían lo mejor, pero tenía que haber algo más. ¿Cómo llevarían provisiones a aquel lugar? ¿Sólo por helicóptero? El símbolo pintado en el helicóptero sin duda no era el más discreto para ir a hacer la compra, tenía que haber otra forma. Quizá un camión adaptado con cadenas para la nieve o algo similar.

Lo primero era lo primero.

- ¿Alguno sabéis manejar un helicóptero como ese? - preguntó en voz alta sin mirar a nadie en concreto.

-¿A nadie se le ocurre hacer en plan Indiana Jones, salir para dar el aviso a los tíos de las motos, pillarles por la espalda, noquearles, vestirnos con sus ropas y entrar...? -igual estaba dejándose llevar, pero la escena era tan de película que incluso por absurda podría dar resultado. Si se hicieran pasar por turistas que se habían perdido, aunque fuera difícil de creer, eso lo concedía, podían al menos entretenerlos el tiempo suficiente como para que Pancho y Arthur los atacaran por detrás. La idea de disponer de sus botas, sus ropas y sus motocicletas (¡WOW!) era demasiado tentadora...

En cualquier caso no tenían de mucho tiempo, así que si declinaban esta opción iría con Arthur. Es posible que su labia y su dominio del alemán les sirviera en un caso así

—Me parece bien— respondió a Arthur antes de girarse hacia Janet— aún así tendremos que entrar y dar algún tipo de identificación. Claramente Pancho y yo vamos a llamar la atención... No creo que los nazis tengan muchos negros y mexicanos en sus filas...

Miró al grupo y después a Luna. 

-Tiene razón, no creo que gente como nosotros pase desapercibida. Arthur y Janet son los más indicados para una infiltración. Respecto al helicóptero, se queda pensando unos segundos. Creo que podría sacarnos de allí, aunque no os lo aseguro.

La infiltración puede ser nuestra mejor baza, nosotros podemos quedarnos cerca por si hace falta apoyo. Esperemos que los rehenes sigan vivos para poder sacarlos de ahí. Jason, ¿Puedes buscar fotos o planos del Castillo con ese teléfono que tienes? 

- Nada, las montañas bloquean cualquier señal - respondió Jason.

- Si vamos a hacer algo hagámoslo ya, se me están helando las ideas - añadió.