Partida Rol por web

El líder duergar sabiendo de la vigilancia de Eglath le descarga su atarraga y da un paso hacia atrás para entrar en la hoguera. Movimiento que el guardia del otro lado aprovecha para cubrirle y atacar al goliath sin éxito pero el duergar de detrás suelta su propio martillo. El último duergar ataca a Clio

ASALTO 6

La pantera negra se impulsa hacia delante abriendo un profundo tajo en las piernas del duergar mientras con su peso lo desplaza hacia atrás, hacia los fuegos que arden a su espalda. El duergar recibe el daño del golpe de Lanfear pero resiste el empuje.

Terble ve como cae su compañero gnomo, pero no puede hacer mucho por el en estos momentos y se centra en el enano que les está causando tantos problemas. Alza su espada para descargarla sobre la cabeza de Mulkelmor pero a mitad de descenso realiza una finta, cambiando totalmente la dirección intentando golpearle por uno de los costados, con la intención de abrir una brecha en sus defensas. Sin ver si habia resultado, se mueve a la posición donde estaba su compañero, para intentar cubrirle.

Buscando su anterior objetivo, el mago intenta introducirse en la mente de su enemigo como había hecho con anterioridad, pero su magia no responde tan bien como lo había hecho anteriormente. Sin embargo la prisa le apresuraba, ese combate estaba durando demasiado para su gusto y cada vez corrían más peligro.

Blirk se va poniendo más ceniciento a medida que la sangre se escapa de su cuerpo por las heridas recibidas.

Clio se acerca a brilk y pone sus manos en el pecho: Pequeño amigo no es hora de dormir, y el gnomo abre de nuevo los ojos.

-¡Ya no te queda nada, inútil! -le grita el goliath a Mulkelmor justo antes de lanzarle un nuevo hachazo. Tras el golpe, una mano va al cinto en busca de la poción de curación que lleva. Su amigo Blirk está en apuros y él está para protegerles...

El líder duergar sabiendo de la vigilancia de Eglath le descarga su atarraga y da un paso hacia atrás para entrar en la hoguera. Movimiento que el guardia del otro lado aprovecha para cubrirle y atacar al goliath sin éxito y encima llevarse sendos golpes de Clio y Blirk; pero el duergar de detrás suelta su propio martillo y alcanza a Eglath. El último duergar ataca a Clio

- Vientos del norte, vientos gelidos, acudid a la llamada de esta sierva de la naturaleza y abatios sobre mis enemigos - un pequeño tornado se forma alrededor del totem de Lanfear que lo arroja sobre la cabeza del que parece el lider de los repugnantes duergars.

Viendo a sus compañeros con las armaduras y pieles ensangrentadas saca su última poción, quizás la necesite en breve piensa para si.

Conforme cae al suelo el duergar crece de tamaño empujándoos del espacio que necesita ocupar.

Terble no se da por vencido, se acerca al gigantesco enano y lanza una estocada con gran brio mientras grita.

-A por ellos!!! Que no quede ningunoo!!!

Seguidamente empieza a entonar una cancion ancestral que refuerza sus filas.

El Tiefling no estaba en sus mejores momentos de habilidad, sus rivales defendían su mente y oponían más resistencia de la que el mago podía esperar. Sin embargo no tenía pensado dar tregua a sus mentes así que con un gruñido volvió a la carga con un hechizo distinto.

El duergar comienza a resistirse pero el ansia de sangre propia de los tieflings prevalece y la mente del enano se derrumba.

Viendo como está la cosa, lo mejor será dejar paso a Eglath. Él sabrá que hacer con tanta gente mejor yo. El más feo de los duergars tendrá que esperar.

Tras levantarme, doy un salto sobre el pecho del enano, para después caer a su lado. Cuando hago esto, propino un fuerte hachazo a su tobillo, con la intención de que caiga como un árbol.

El duergar hinca una rosilla en tierra pero se niega a morir.

Clio lanza un ataque desesperada contra el enano que tiene a su lado.

La lanza de Clio atraviesa el corazón del duergar que cae al suelo y recupera su tamaño al morir.

Eglath da un paso adelante desafiando a los dos guardias a encararse con él. Entonces lanza un arco con su hacha que abarca a los dos enemigos.

Mulkelmor lanza de nuevo la bola de fuego con las manos a Eglath pero las llamas no prenden. El primer guardia descarga su martillo en el protector y lo deja moribundo; el segundo ataca a Clio que a duras penas se mantiene en pie.