Partida Rol por web

ASALTO 7

- Vientos del norte, vientos gelidos, acudid a la llamada de esta sierva de la naturaleza y abatios sobre mis enemigos - un pequeño tornado se forma alrededor del totem de Lanfear que lo arroja sobre la cabeza del que parece el lider de los repugnantes duergars. Viendo a sus compañeros con las armaduras y pieles ensangrentadas saca su última poción, quizás la necesite en breve piensa para si.

Conforme cae al suelo el duergar crece de tamaño empujándoos del espacio que necesita ocupar.

Terble no se da por vencido, se acerca al gigantesco enano y lanza una estocada con gran brio mientras grita: A por ellos!!! Que no quede ningunoo!!! Seguidamente empieza a entonar una canción ancestral que refuerza sus filas.

El Tiefling no estaba en sus mejores momentos de habilidad, sus rivales defendían su mente y oponían más resistencia de la que el mago podía esperar. Sin embargo no tenía pensado dar tregua a sus mentes así que con un gruñido volvió a la carga con un hechizo distinto.

El duergar comienza a resistirse pero el ansia de sangre propia de los tieflings prevalece y la mente del enano se derrumba.

Viendo como está la cosa, lo mejor será dejar paso a Eglath - piensa Blirk. Él sabrá que hacer con tanta gente mejor yo. El más feo de los duergars tendrá que esperar. Tras levantarse, da un salto sobre el pecho del enano, para después caer a su lado. Cuando hace esto, propina un fuerte hachazo a su tobillo, con la intención de que caiga como un árbol.

El duergar hinca una rodilla en tierra pero se niega a morir.

Clio lanza un ataque desesperada contra el enano que tiene a su lado; su la lanza atraviesa el corazón del duergar que cae al suelo y recupera su tamaño al morir.

Eglath da un paso adelante desafiando a los dos guardias a encararse con él. Entonces lanza un arco con su hacha que abarca a los dos enemigos.

Mulkelmor lanza de nuevo la bola de fuego con las manos a Eglath pero las llamas no prenden. El primer guardia descarga su martillo en el protector y lo deja moribundo; el segundo ataca a Clio que a duras penas se mantiene en pie.

- Por los dioses ¿otro al suelo? - mira su última poción, mira al goliat y a los enanos preparados para zurrarle. Es una locura, se dice a si misma, pero no puede dejar tirado a Eglath, el le sacó de casa de sus padres y siempre ha sido un buen amigo.

Se adelanta y le suministra la poción tratando de escudarse de los golpes de los enanos.

Terble ve la victoria cada vez mas cerca pero sin quitarsele el miedo que le recorre toda la columna de ver a sus compañeros caer una y otra vez (en cualquier momento la balanza se puede decantar para cualquier bando, tenemos q dar lo mejor de nosotros)

-Vamos!! Esta es la nuestra!! Golpead ahí!!- Grita mientras abre un hueco en las defensas del enano con un espazado en el costado.

El duergar muere y al igual que antes su compañero recupera su tamaño.

Mierda.

El Duegar se había acercado demasiado a la posición del mago y el tiefling sabía que no podría resistir sus embestidas, así que antes de lanzar su ataque mental se alejó.

El duergar gruñe de dolor

—¡Esta es la última vez que me tiráis al suelo, estúpidos duergars! —grito mientras me lenvanto. Cuando estoy de pie, le lanzo a por el cuello del duergar que se ha hecho grande, aunque no es el más feo de todos.

Cuando estoy a su altura salto, y le propino hachazos mientras le doy mordiscos en el cuello y patadas en los ojos. Todo sea por acabar con él.

Blirk cercena la cabeza del duergar.

El rugido de furia de Blirk confunde a Mulkelmor que baja la guardia.

Toma eglath esto te repondra fuerzas.