Partida Rol por web

Terble empieza a tranquilizar a la gente mientras entona una melodia tranquila y empieza a guiarles hasta donde estaban los demás esclavos.

-Si, será mejor que juntemos a todas las personas y sigamos explorando raudamente.- Dice mirando a sus compañeros, para acto seguido dirigirse a la multitud antes de empezar a cantar una canción alegre que habla de libertad-  Seguidme buenas gentes!

Cuando volvéis a la otra torre resulta que los otros tres prisioneros no han partido todavía. Salieron ayer pero regresaron cuando se toparon con un animal dándose un festín con las tripas de un duergar a una media hora de distancia del fuerte. Al juntarse todos deciden esperar a que terminéis lo que hayáis venido a hacer aquí y luego regresar con vosotros.

De nuevo otra vez en la torre oeste, os dirigís a una de las zonas sin explorar. No se escucha nada al otro lado de la puerta.

Eglath se acerca a la puerta lo más sigiloso que puede y mira atrás, esperando que sus compañeros le hagan la señal de que están listos para abrir la puerta.

Se notaba como el gigantón disfrutaba de esto de irrumpir en una sala y sorprender a un puñado de enanos para acribillarlos después.

Tras ver cómo tenían a esa pobre gente encerrada... Se lo merecían.

Clio afianza su lanza en una posición defensiva, detras del goliath.

Cuando este se gira, le da su visto bueno.

Ya hemos juntado a todos los prisioneros. Ahora, mientras nos cargamos más enanos, pueden contarse como les va la vida de esclavo y eso.

Cuando Eglath se prepara para abrir de golpe, me empiezan a vencer los nervios. Así, en voz baja, le digo— ¡Venga, patada a la rueda latosa!

Atravesáis la sala vacía y llegáis a otra puerta que a su vez desemboca en unas almenas desde las que controlar el comino por el que llegasteis al fuerte hace un par de días. Al otro lado, unas dobles puertas dan paso a una nueva sala. Unas frías sombras parecen poblar esta capilla largamente en ruinas. En el centro de la habitación se encuentra una estatua destruida que representa a un fiero demonio minotauro. Tiene un brazo roto y se encuentra hecho añicos a los pies de la estatua. Se han caído partes del techoy llenan varias cámaras pequeñas detrás de la estatua. En la pared oeste hay una puerta de hierro oxidada.

El goliath miraba desde lejos la estatua, con interés y pensativo.

-¿Un día otros enanos harán estatua de Eglath? -preguntó sin dejar de observar la imponente criatura en medio de la sala.

Tras un momento, Eglath forzó la vista intentando encontrar algún indicio de actividad reciente en la sala, pese a los escombros.

Jerra esta atenta por si resulta una emboscada. 

Ir con cuidado no sabemos si hay mas enanos.

—Yo pienso que deberíamos de hacerla cachitos... Para que vean de lo que somos capaces... —comento al grupo mientras contemplo la estatua. No me suena de nada, pero seguro que es un bicho feo al que patearía si tuviese delante.

Me acerqué a la estatua sin soltar ni una sóla palabra, inspeccionando la forma de la ésta e intentando recordar de qué me sonaba.

Era extraña, pero seguro que la había visto en algún lugar, sólo tenía que buscar en lo profundo de mi memoria. Aunque a veces ésta parecía un lago y los algunos recuerdos estaban en las más profundas y oscuras aguas.

Mientras sus compañeros estudian la estatua de la aberración esa con pinta de minotauro Lanfear registra el lugar y después se mueve hasta la otra puerta de la sala, estudiando si hay trampas y si se oye alguien al otro lado.

Cuando Faxtra y Lafear se adelantan una sombra salta desde la parte trasera de la estatua de un antiguo demonio minotauro. La elfa lo ve llegar pero el tieflin está demasiado ensimismado aunque la mala caída del ser le ecita su mortífero contacto.

Entre los escombros hay agazapados varios cuerpos de guerreros humanos muertos hace mucho, con unas desvencijadas cotas de mallas negra. De sus huesos cuelga carne hundida y los labios se han separado de sus dientes negros. Levantan manos podridas, que dejan al descubierto unas garras afiladas, sisean y comienza a atacar.

Encontrar a esa criatura no era plato de gusto para nadie, y menos de esa manera. Sabiendo que no tenía oportunidad de enfrentarse en esa distancia el Tiefling hizo que su magia lo protegiera hasta que los más capaces llegaran al combate para poder alejarse.

El Tiefling viendo el peligro recurrió a su magia para atacar a la criatura que le había sobresaltado, esperando que sus compañeros más fuertes acudieran para así permitirle una buena retirada.

La mente del wight se revuelve y por unos instantes no puede centrar la vista.

Los muertos vivientes se alzan ante sus ojos - ¡Cuidado muchachos! - Lanfear empieza a conjurar las fuerzas primordiales de la naturaleza. El poder del rayo se concentra en su totem, señalando con el hacia el centro de los wights que tiene a su izquierda - Abandonad este lugar abominaciones. - sus palabras vienen acompañadas por la descarga eléctrica.

Los tres wights traquetean como sonajeros al recorrerlos los rayos.