Partida Rol por web

Esos malditos habían usado el bidón en contra de ellos, disparándole antes que Sophie. No importaba quien disparara, sino tener un muro defensivo entre ellos y la gente del laboratorio. No había mucho tiempo para pensar, por lo que arrancó un pedazo de tela de su camisa, dividiéndola en varias partes. Tendría que mojarlos, pero funcionaria de momento.

-Agáchense, el humo se concentra en la parte de arriba- les indicó mientras les pasaba los trozos de camisa. Se oyeron muchos disparos y ninguno de ellos iba dirigido hacia el interior, por lo que deducía que esos tipos se enfrentaban contra alguien. Agarró la camilla de Violeta y la bajó todo lo que le permitía el mecanismo de la misma, para que no aspirara el humo que comenzaba a inundar el lugar. Esperaría hasta último momento para accionar los extractores, a menos que la situación hiciera peligrar la vida de los presentes-. Ellos no podrán vernos, pero tú deberías tener una buena visual… De todos modos puede ser peligroso asomarse.

Todo sucede tan sumamente rápido que tan solo la experiencia o el propio instinto de supervivencia es lo que les permite ser consciente de lo que sucede a su alrededor. De no ser por la pesadilla que han estado viviendo en los últimos días, seguramente casi todos los presentes se habrían arrojado al suelo rezando por sobrevivir un día más. Pero tras el horror que se han visto obligados a vivir, se han fortalecido.

Los asesinos son los primeros en abrir fuego, llenando la sala de sustancias peligrosas de humo y fuego. Pero anticipando ese desenlace, Sophie y Thomas se encuentran cubiertos tras una mesa que han volcado. Violeta y el doctor se encuentran a salvo dentro de la sala de contención, aún así Thomas acude hasta ellos para ayudarlos a mantenerse de una pieza.

Sophie, gracias al trapo de Thomas, respira por el momento sin dificultades, aunque a diferencia del resto de sus compañeros, empieza a sentir una leve irritación de garganta.

Ryan aprieta el gatillo de su arma, la cual comienza a escupir balas llenando el pasillo de un ensordecedor sonido. Los proyectiles  vuelan directos hacia los asesinos y aunque el primero de ellos cae, la precisión se pierde tras la salida de los primeros proyectiles y la ráfaga termina por golpear el techo, provocando que trozos de yeso salgan despedidos.

Con la caída de uno de los asesinos, el que acaba de disparar al bidón, se gira y realiza un disparo casi perfecto que Ryan escucha pasar demasiado cerca de su cabeza. El silbido del proyectil le indica lo poco que ha faltado para que le vuele la cabeza de un disparo.

Sophie se desliza hasta la ventana y lanza un rápido vistazo al exterior. La cosa está bastante tensa en el pasillo. Al final del mismo, acaba de aparecer un soldado con ropajes también de camuflaje, pero que porta encima todo el equipamiento militar propio de un soldado, así como las insignias que lo marcan como uno de los "buenos" o al menos, uno de los que realmente pertenecen al ejército de los EEUU. Entre él y los asesinos, se encuentra un muchacho tirado en el suelo, con las manos en la cabeza agitándose nervioso por el intercambio de balas.

Uno de los asesinos yace en el suelo en medio de un gran charco de sangre y completamente inmóvil. Su compañero, de espaldas ahora a Sophie, apunta su arma hacia el soldado buscando un certero tiro como con el que ha derribado al vigilante de seguridad, aunque en esa ocasión, falla por unos pocos centímetros.

Surgiendo de la primera intersección que hay en el pasillo, la muchacha rebelde que ha visto poco antes en la enfermería, aparece corriendo a la vez que lanza un cuchillo contra el soldado, quién sorprendido por la presencia de la joven, no ve el arma que vuela directo contra su pecho. Por suerte para él, el arma choca contra el chaleco y apenas le causa herida alguna.

Sophie, al ver como de desarrollan los acontecimientos opta por arriesgarse,pero no demasiado. El bidón sigue expulsando gas tóxico que empieza a irritarme las vías respiratorias, pero gracias a la máscara improvisada de Thomas todavía puedo aguantar un poco la posición y ver lo que sucede.

Al parecer uno de los mercenarios asesinos de Ted, el guardia de seguridad, ha sido alcanzado por las balas de un militar de verdad. Desde esta distancia no puedo apenas distinguir si se trata de uno de los hombres del Capitán Wright o no, pero le estoy sumamente agradecida por lo que está haciendo ahora mismo.

Con mucho cuidado se asoma por la ventana para ver como el que todavía queda en pie, el mismo que había disparado al bidón segundos antes, le da la espalda. Esta era su oportunidad de hacer algo sin arriesgar demasiado la vida. En cuanto se gira, Sophie se asoma por la ventana con la pistola preparada y le dispara por detrás esperando darle o como mínimo crear cierta confusión en él. Si se veía atrapado en el fuego cruzado, estaba perdido. 

Maldición, no ha salido bien, sólo he logrado derribar a uno. Un buen soldado debe aspirar siempre a la perfección en sus cometidos, al compromiso y a la lealtad.

Ni tan siquiera sé si el que he derribado vive o no, o si lo logrará, pero ahora mismo no puedo estar por eso, ya que el otro mercenario sigue disparando contra mí y la puntería no le falla tampoco.

La situación se pone cada vez más tensa para los civiles, hacen maniobras arriesgadas por culpa de la tensión, si no acabo pronto es probable que alguno de ellos acabe derribado.

Manteniendo firme el fusil salgo del escondite unos pasos hacia delante, aprovechando el momento que esquiva el mercenario las anteriores balas, colocándome al lado de los civiles que andan el el suelo cubriéndose la cabeza.

-¡Ahora! -le espeto para que cojan posiciones detrás mio y se cubran en mi escondite.

Ese malnacido no va a tardar en querer aprovechar esa ocasión que le brindo, pero le estoy esperando, y creo que ha menospreciado mi puntería, en cuanto asoma, le disparo una fina ráfaga que le atraviesa el brazo en horizontal, atravesando el hueso, yo diría, por tal como lo menea.

En poco y nada, finalmente se derrumba. Me acerco caminando hacia dónde están los civiles del fondo, mientras examino a mi paso los cuerpos caídos en busca de supervivientes, si los hubiera por un casual.

-¡Alto el fuego! Soy el Soldado de primera Ryan, especialista médico. ¿Están ustedes heridos? ¿Tienen forma de escapar de ahí?

Mientras responden busco las armas y cargadores del enemigo, por si acaso, mientras compruebo su estado. Y si por algún casual tuvieran una identificación seria estupendo. Pero lo que más me preocupa es la salud de los civiles.

Cuando tenga todo esto solucionado, tendré que avisar a ABC.

Con el cuerpo doblegado por la adrenalina, Sophie se pone en pie abandonando la cobertura dispuesta a disparar su arma. Pero en su afán por hacerlo, el pañuelo que cubre su garganta se desliza a través de su cuello. El denso y oscuro humo, no tarda en aferrarse a su garganta y ojos, provocando una gran irritación, tos y lágrimas en los ojos.

Pese a ello, logra disparar su arma impactando en la parte baja del chaleco del asesino, quién impulsado por el impacto, cae al suelo, de rodillas apoyando una mano sobre el suelo. Instantes después, varios proyectiles se alojan en ese mismo brazo destrozando hueso y carne a partes iguales, hasta prácticamente arrancándoselo.

Con ambos enemigos caídos, todos pueden tomarse un respiro. Así que tras activar el sistema de extracción, el aire no tarda en librarse del humo. El fuego por otro lado no tarda tampoco en ser controlado por Thomas, después de todo, el fuego es su especialidad.

-¡Sophie! Tenéis que salir de allí, os esperaré en la primera bifurcación a la izquierda. No preguntes, solo salir de ahí ¡YA!

La voz de Selena se escucha a través del walky talky de Sophie. Por la urgencia de su tono, está claro de que algo sucede y que necesita que se muevan de inmediato. Ryan es el primero en descubrir el motivo...

Al acercarse a los asesinos caídos, apenas tiene tiempo para echarles un vistazo rápido. Ambos están bastante malheridos, especialmente el segundo al que ha disparado. Lo más probable es que necesite horas de cirugía para salvar el brazo. Sus armas están en el suelo, son dos pistolas con silenciadores.

No tiene tiempo a revisar si portan alguna identificación, aunque sinceramente duda que un par de asesinos bien equipados lleven documentación encima.

Al tomar la segunda de las pistolas, su mirada se alza hacia el pasillo por el que acaban de llegar Derek y Mary. Al final del mismo, escucha pasos apresurados y poco después, ellos aparecen...

Son todas esas personas que han podido conocer a lo largo de su vida, todos esos rostros que en el día a día has podido cruzarte en la calle. Quizás sea esa encantadora mujer del supermercado que siempre te atiende con una gran sonrisa en los labios o el parraco con el que intercambias impresiones sobre el partido del día anterior. Puede que incluso esa uno de esos chavales que suelen reunirse en el parque por el que paseas o sales a correr. Puede incluso que sea ese vecino tuyo que por alguna extraña razón, cree que usar un taladro a la dos de la madrugada es una buena idea. Puede que sean todos ellos...o ninguno. Pero la verdad es, que los rostros que desfilan ante sus ojos son los de aquellos que formaban parte del día a día de Topeka.

Ahora se mueven tan rápidos como sus cuerpos y heridas les permitan, con ropajes sucios y cubiertos de sangre, con ojos vacíos y un hambre sin fin.

Todos pasan de largo, todos menos, un joven de cabellos rubios que en vida debió de ser alguien atractivo. Aunque ahora le falta media mejilla y uno de sus ojos ha desaparecido por completo. Viste con un chandal sucio y ensangrentado, aunque Ryan puede ver claramente que es uno de los que se entregaban a los supervivientes que llegaban a los campamentos militares.

Lentamente, su rostro se gira y su único ojo, lo observa como un gato hace con un ratón. Pero aquello no es lo más aterrador de todo, pues de golpe todos los que están pasando corriendo a su alrededor se detienen. Como uno solo, todos giran sus cabezas hacia Ryan y entonces, corren, corren impulsados por su voraz apetito dispuestos a convertirlo en su plato principal.

El hombre rubio se pierde entre la multitud, como si de alguna manera, se cubriese entre el resto de los suyos ¿Qué cojones está pasando? ¿Serán imaginaciones suyas o solo una maldita casualidad?

El resto de los presentes, llegan justo para ver la horda de infectados avanzando por el pasillo. La situación se complica para todos. Violeta se encuentra inconsciente sobre la camilla, Sophie aún ve y respira con dificultad, el doctor que está con ellos, un hombre de unos cincuenta y tantos años y algo regordete, no se encuentra en su mejor condición física.

Derek y Mary están algo cansados, pero la juventud de sus cuerpos les permite seguir adelante. Ahora deben de decidir si dejan atrás a los hombres que han tratado de matarlos o si los dejan atrás, quizás como una pequeña distracción mientras salvan sus vidas.

Accionó el interruptor una vez que el ultimo asesino fue abatido, pues eran eso, asesinos a sangre fría que no dudaron un instante en ejecutar al pobre soldado que estaba dispuesto a ayudar a salvar al campamento. Luego, si perder tiempo, extinguió el fuego que amenazaba con devorar todo el lugar. Una vez terminado eso, pudo lanzar un efímero suspiro antes que todo volviera a descontrolarse.

-Gracias- el soldado merecía más que un simple agradecimiento atropellado, pero tenían poco tiempo para actuar. Mary y otro joven había llegado al mismo lugar, quizás les habían seguido o fue pura casualidad.

Sin perder un segundo más llevó la camilla de Violeta hasta la entrada, para a continuación desatar a la joven y subirla sobre sus hombros. Años de práctica le permitía llevara con relativa comodidad, aunque correr tanto seguiría siendo un desafío.

Les dedicó una rápida mirada a los asesinos, dejando caer la camilla de tal forma que formara una barrera entre ellos y los infectados. Ayúdales. El pensamiento afloró en su mente, pero pronto fue sepultado por la responsabilidad de salvar a todos los demás, incluyendo a la joven que cargaba sobre sus hombros. Ellos habían decidido hacer eso, ya sea por seguir órdenes o lo que fuera, eran responsables de sus destinos.

-Rapido- sentia en su espalda no solo el peso de Violeta, sino el peligro que se acercaba a gran velocidad. Usó eso como combustible para sus piernas, esperando que todos ellos pudieran seguirle y escapar de allí. Ni siquiera sabia si la mujer que se comunicaba con Sophie en verdad podria ayudarles. 

La tranquilidad de saberse a salvo de esos mercenarios apenas les duró unos segundos. Atraidos por el ruido los disparos, una horda de infectados apareció al fondo de uno de los pasillos.

Thomas no tardó en desatar a Violeta y cargarla consigo. Eso le dió esperanzas renovadas. Su amiga podía salvarse... Sophie por su parte, haciendo un esfuerzo muy por encima de sus capacidades, hizo acopio de todas la la adrenalina que acumulaba su cuerpo y corrió como nunca.

Casi sin aliento, mientras corría por su vida volvió a abrir comunicación con Selena. - ¡Ya llegamos! ¡Nos persiguen!

Llegando a la bifurcación donde Selena les había indicado, volvió a tomar su arma, se dió la vuelta e intentó cubrir la retirada de esa gente.

No puedo creer lo que veo, me quedo paralizada, creo que no había vistos a tantos tan cerca, un grupo bestial de infectados corren por el pasillo hacia nosotros, veo al bombero pasar corriendo con alguien en los hombros y vuelvo a la realidad, justo detrás pasa Sophie, miro a Derek, y lo único que puedo decir es-- corre!!,-- paso de los dos individuos que están heridos en el suelo, ni me planteo ayudar a nadie, quiero salir viva de aquí, así que corro tan rápido como puedo siguiendo a los que ya han pasado delante de mí, esperando que sepan a donde van porque yo no lo sé, sólo corro desesperada por salvar mi vida.

Recojo las pistolas, observando la situación, al parecer los cíviles se las apañan bien con el fuego y el gas, pese a todo. Uno de ellos me da las gracias, y asiento en silencio, centrando mi vista en el cadáver incinerado. El pobre bastardo no tuvo la oportunidad... está demasiado lejos de mis cuidados. Lo siento.

En cuanto al resto... hay otro doctor con ellos, creo, que carga con una mujer insconciente, tendré que verla luego. Me dispongo a llevarme a uno de los asesinos para interrogarlo y dar el golpe de gracia al otro... cuando siento la presencia de más individuos.

En cuanto me giro y veo a esa cosa de un único ojo detenerse para mirarme...

DETENERSE.

¿Desde cuando esas cosas se detienen? ¿Y porqué se queda atrás? No forma parte del comportamiento habitual... en ningún encuentro anterior ha sucedido algo así.

Pero ahora no tengo tiempo de analizar esto a fondo, pues una horda viene hacia nosotros, y si no hago nada, nos van a atrapar a todos. Mierda.

Con resignación, agarro el fúsil, y apunto hacia ellos, a lo largo del pasillo.

-¡Os voy a dar tiempo, cargad con los que podáis y salid, trataré de seguiros!

No dejaré que unos malnacidos manchen el nombre del ejército. Voy a darles tiempo a estos ciudadanos, aún a costa de mi vida, como debe ser, para que tengan su oportunidad.

No sé si es la mejor de las ideas, espero que ABC tenga buenas noticias y le esté yendo mejor, pero por lo que a mi respecta, no voy a rendirme tan facilmente.

En modo automático, empieza a zarandear con suaves menéos mi fúsil de izquierda a derecha, bañando el pasillo de mortiferas balas, formando un fuego de cobertura que, en caso de no abatir a todos, con suerte lograré apelotonar los cuerpos suficientes para dar tiempo al resto.

Pero aunque esos son mis pensamientos, el pertubador zombi que me miraba me ha puesto más nervioso de lo que creía, y todos mis tiros se pierden entre la marea sin tener un efecto definitivo. ¡Oh Dios, oh Dios...!

No sé cuantas balas quedan en mi cargador, ¡pero debo intentarlo de nuevo o no lo lograrán!

-¡¡YAAAAARRRGGGGHH!!

De nuevo otra ráfaga asesina, mientras mis piernas andan marcha atrás buscando el pasillo por el que escaparon, vigilando de no tropezar con los cuerpos caidos de los asesinos... mierda, no sé si habré ganado mucho tiempo, pero no puedo arriesgar mucho más. Debo darme la vuelta y empezar a correr tras ellos.

Hubo un tiempo en el que todos ellos podrían haberse quedado paralizados al contemplar la muerte reflejada en aquellos ojos carentes de alma. Pero tras sufrir lo impensable y haber vivido en un infierno durante los últimos días, el instinto de supervivencia que han desarrollado, les impulsa a moverse antes de ser ni tan siquiera conscientes de que sus piernas se ya han echado a correr.

Sophie es un borrón de movimiento que no tarda en dejar atrás a todos los demás miembros de su equipo. Thomas, tras dejar la camilla de la forma que cree más oportuna para entorpecer el avance de los muertos, toma en brazos a Violeta y avanza tras Sophie. Pese a que debe de cargar con el peso extra de Violeta, gracias al riguroso entrenamiento físico al que se somete a diario debido a su trabajo, aquella carrera no supone mayor esfuerzo para él.

Pese a encontrarse algo más cansados tras llevar varios minutos corriendo por el interior de aquel laberíntico complejo, Mary y Derek logran mantener un buen ritmo, pero no son capaces de igualar la velocidad de sus compañeros. Aún así, tan solo necesitan un breve vistazo para darse cuenta de que hay alguien en peor posición que ellos.

El doctor de constitución fuerte y de avanzada edad, se mueve con demasiada dificultad como para poder mantener el ritmo. Por lo que es los primeros segundos todos pueden ver cómo se queda rápidamente atrás. No va a lograrlo.

Aunque sin lugar a dudas, quién en peor posición se encuentra es Ryan. Quedándose atrás por voluntad propia, trata de ganar algo de tiempo para el resto de aquellos desconocidos. Muchos pueden tachar su acción como una completa locura, pero Ryan tan solo hace lo que es correcto. Dar su vida si es preciso, por el país que tanto ama.

La situación es de lo más desesperada. Carecen de la artillería necesaria para hacer frente a un enemigo tan numeroso, aunque con un poco de suerte, quizás logre otorgar al grupo unos preciados segundos y con eso, quizás baste...o al menos es la efímera esperanza a la que se aferra.

Avanzando con rápidas zancadas, trata de colocarse entre la camilla y la horda, esperando que eso le otorgue una pequeña ventaja. Con un poco de suerte, si abre fuego en el momento adecuado, quizás pueda derribar a la primera oleada de enemigos, entorpeciendo el avance del resto. Todo sucede tan deprisa, que Ryan apenas es consciente de la sangre que hay en el suelo y su bota, resbala sobre ella. Sus rápidos reflejos le permiten recuperar el equilibrio sin caer al suelo, pero el brusco movimiento hace que su arma se dispare. Trozos de yeso caen sobre la imparable horda, cuando los proyectiles golpean el techo del pasillo.

La frustración crece rápidamente en Ryan, quién tras recuperar el equilibrio apunta su arma y aprieta el gatillo mientras libera la tensión acumulada en un grito de guerra y entonces...click...click...click...

El cargador está vacío.

El enemigo está ya tan cerca, que Ryan puede sentir el fétido hedor que emana de la boca de uno de ellos. Tan solo la camilla ha evitado que uno de ellos salte contra él. A su vez, otro se lanza al suelo para atacar y devorar a uno de los asesinos.

Sophie, Thomas, Mary y Derek logran llegar al cruce, desde allí pueden ver a Selena, una mujer con uniforme de agente de seguridad de piel oscura, haciéndoles gestos para que vayan hasta ella, mientras mantiene una puerta abierta.

Sophie que ha salido a la carrera llega hasta la altura de Selena, la guardia dw seguridad que para el resto era solo una voz. Ahora, esa mujer afroamericana se materializa ante ellos en carne y hueso.

La psicóloga mira hacia un lado y hacia el otro. A su derecha lo que parece ser la ruta de escape. A su izquierda el soldado que momentos antes se había jugado el cuello por ellos, contra ese par de mercenarios asesinos.

Finalmente, mira hacia su izquierda. - Intenta guiarlos hacia la sala que desactiva el sistema de evaquación de las inatalaciones. Y confía en Thomas
dice del bombero que llega a su altura cargando de Violeta a su espalda.

Con la pistola todavía en sus manos, alza el arma e intenta que ese valiente soldado gane algo de tiempo..

¡Maldición, se me vació el cargador justo ahora!

Debí estar más atento al suelo. Tsk. Estos infectados cada vez están más cerca, y debo resistir el impulso de sacar la pistola y ponerme a disparar. Són demasiados, eso no beneficiaría a nadie. Debo ser práctico.

El problema es que los tengo demasiado cerca, y el doctor por sí solo no creo que lo vaya a lograr. Dejo colgando mi fúsil en la correa, para liberar ambas manos, en un rápido movimiento, vuelvo a sintonizar el Walkie por si ABC quiere decir algo. No tengo tiempo de avisarle por el móvil, pero puede que haya oido disparos.

No me queda otra que jugarmela, pero el doctor se viene con nosotros.

-¡Y UNA MIERDA! -le espeto a los zombis-¡NO VOY A DEJAR A NADIE ATRÁS MIENTRAS SIGA EN PIE!

Lanzo mis juramentos, mientras me giro, y cuando siento muy de cerca el aire que desprenden los infectados, veo a una civil asomar, y disparar contra ellos... ¡PARA AYUDARME!

No todo está perdido en este país, mientras exista gente así, valdrá la pena arriesgar el cuello para salvarlos. La miro fijamente y asiento a modo de reconocimiento y agradecimiento, en su dirección. Y acto seguido empiezo a correr hacia el doctor, y lo alzo alrededor de mi cuello.

-¡DOC, ME LLAMO RYAN, LE VOY A SACAR DE AQUÍ!

Empiezo a correr hacia la mujer que ha decidido jugarsela para ayudarme, con el doctor a cuestas, mientras le grito:

-¡VAMOS, VAMOS, VAMOS!

Mierda, le prometí a ABC que le daría el telefono de una enfermera, espero que ella no sea enfermera, porque quiero su puto teléfono.

Parecía que las decisiones de vida o muerte, en las que estaban involucradas otras personas, se le aparecían a cada instante. Tenía a Violeta bien segura sobre sus espaldas, pero aún no estaba a salvo, pues tenía que llegar hasta donde una desconocida les apremiaba a apurarse. Y por otro lado, el valeroso soldado que había llegado en su ayuda, hacia lo imposible por, no solo salvarse, salvar al doctor que intentaba escapar de la horda. Sophie se quedó allí también, brindándole ayuda al soldado, abatiendo a uno de los infectados que le acosaban. Salvar a una persona con total seguridad o arriesgarse y tratar de salvar a tres, con amplias posibilidades de perder a todos. Ni siquiera estaba armado.

Se giró hacia donde estaba la salida, corriendo con todas sus fuerzas hacia allí. Podía sentir como las lágrimas escocían sus ojos, impotente y molesto por tener que tomar esa decisión. Aún tenía la posibilidad de ayudar una vez dejara a Violeta, pero no dejaba de sentir que les estaba abandonando.

No puedo creer que sea tan imbécil, ¿qué hace ese militar?, ¿cree que nos va a salvar si se queda ahí disparando a los infectados?, abro los ojos como platos cuando lo veo corriendo con alguien en los hombros, si la situación fuera distinta no habría parado de reír en un buen rato. Pero estamos a punto de morir y el animo no da para eso. Miro hacia atrás mientra corro, veo a Ryan y creo que no lo va a conseguir, puede que eso sea lo mejor para el resto, mientra que los devoran nosotros podemos escapar.

Mis pensamientos van tan rápido y veo pasar todo tan despacio, ¿voy a morir?, ¿es esto lo que se siente antes de morir?. No sé porqué pero cojo un extintor de la pared del pasillo– ¿esto puede explota?-- digo gritando, y lo lanzo hacia los infectados. Ni miro ni paro para ver si mi acción nos ha dado alguna ventaja, solo espero escuchar una explosión y tener unos segundos más para salvarme.

Una mala decisión puede ser tan sumamente mortal como un instante de duda. Ryan no se encuentra en su mejor momento, ha visto desaparecer bajo implacables hordas a decenas de buenos soldados y a cientos de civiles. Aquellos que tienen suerte, mueren deprisa y sin apenas sufrimiento. Pero también sabe que esos casos son más bien escasos, la gran mayoría sienten una agonía indescriptible mientras son devorados con vida.

Con gran pesar en su corazón, Thomas sabe que en sus manos no está la posibilidad de salvarlos a todos. Pero que le parta un rayo si al menos no lo va a intentar. Pero antes de meterse de lleno en un asunto de lo más peligroso, primero debe de poner a Violeta a salvo. De fallar en eso, entonces todo lo que ha hecho hasta el momento habrá sido en vano. Así que pese al dolor que le desgarra por no poder salvar al soldado y al médico, corre hasta llegar junto a Selena y deposita a Violeta en el suelo.

Selena se encuentra de pie tras una gruesa puerta, que mantiene abierta para el resto del grupo. Si todos logran llegar hasta allí, podrán salvarse...si todos logran llegar hasta allí...

Mary, una superviviente nata lucha por primera vez contra su instinto de huir. En lugar de ello y quizás sin saber muy bien el por qué, se detiene junto a un extintor que hay en la pared y tras hacerse con él, comienza a girar sobre sí misma dispuesto a lanzarlo.

El extintor es pesado y no está diseñado precisamente para ser lanzado, pero pese a ello, al girar sobre sí misma y aprovechando la inercia del giro, calcula a la perfección el momento exacto para soltarlo.

El pesado objeto cruza el pasillo cayendo a escasos pasos de Ryan y rueda en su dirección. Ryan, quién pese a no poder verlos, siente que los muertos están cerca...muy cerca. Puede sentir sus presencias, escuchar el gorgoteo que surge de sus gargantas y la punzada de miedo que aparece en la nunca cuando sabes que estás jodido, muy jodido.

Algo lo aferra desde atrás, tirando de él. Durante un instante casi teme caer y ser arrastrado por la horda, pero el sonido de un disparo lo libera. Sabe que no ha muerto, sabe que ese disparo no lo detendrá, pero al menos lo ha retrasado lo suficiente como para no caer.

No sin cierta dificultad, logra saltar por encima del extintor y seguir su carrera. El peso del doctor se le une al del equipo que porta encima y dificulta en gran medida su velocidad. No va a llegar, sabe que no lo hará a tiempo, pero se niega a soltar al doctor. Entonces, ocurre el primer milagro.

El segundo disparo de Sophie impacta de lleno en el extintor. La explosión no es muy potente, no al menos como para detener a la horda. Pero sí lo es para otorgarle a Ryan unos preciados segundos más para poder llegar hasta Sophie.

Mary avanza por el final del pasillo cojeando ligeramente, al lanzar el extintor ha sufrido una torcedura y aunque duda que sea un esguince, la duele lo suficiente como para no moverse con la suficiente velocidad.

Thomas llegar en aquel preciso instante junto a Ryan, Sophie y el doctor. Quizás ahora entre ambos, puedan cargar mejor al doctor y repartir la carga...o quizás ahora sean cuatro las vidas que los muertos se cobren.

Sophie, tras apretar el gatillo de su arma y liberar a Ryan de los infectados que tiene más cerca, contempla con horror los rostros desencajados por el hambre que amenazan con engullirla. Son tantos que su mera presencia resulta de lo más aterradora y casi imposible de creer.

Pero también es la única que se percata del humo gris que comienza a descender desde los conductos de ventilación. Una ligera tos la sacude de pronto, pero salvo una  leve irritación en la garganta no parece producirla mayor efecto. Pero no así en el caso de los infectados.

Sus movimientos rápidos y salvajes, se tornan de pronto mucho, mucho más lentos. Sus articulaciones crujen, los tendones se tensan y los músculos se agarrotan, transformando a la veloz y mortal horda, en algo lento y torpe, que parece sufrir de diversos espasmos. Su piel se ha tornado de un tono grisáceo y las venas de sus rostros y brazos, se ven realmente marcadas con un tono oscuro.

La desesperada carrera acaba de convertirse en un paseo rápido, los infectados se mueven tan lentos, que ahora hasta el doctor podría escapar de ellos sin ayuda de nadie.

Todos sufren de una ligera irritación de garganta y picor en los ojos, aunque con unas rápidas indicaciones por parte de Thomas y Ryan, ninguno sufre ningún otro síntoma.

La esperanza vuelve a brillar en sus corazones y sin mayor problema logran llegar hasta Selena. La mujer no tiene ni idea de lo que está sucediendo, pero se alegra de que los muertos ya no puedan moverse tan rápido.

Por lo que escuchan a través de la radio de Selena y Sophie, todos los infectados que hay en los laboratorios han sufrido la misma transformación. Lo cual sin lugar a dudas, ayuda que las perdidas de vidas sean mínimas, puede que incluso nulas.

-¡Rápido! Los muertos quizás ya no sean un problema, pero están bombardeando la ciudad. Hay una zona segura, con un poco de suerte todos podremos llegar a tiempo allí.

Derek se mantiene junto a Mary y se ofrece a ayudarla a caminar. El muchacho está impresionado con la iniciativa de la muchacha y su perfecto lanzamiento de extintor. Realmente Mary parece un chica única, una de esas entre un millón.

A medida que siguen los pasos de Selena, el sonido de disparos se hace cada vez más alto. Varios miembros del personal de seguridad, junto con varios soldados de los delta force y un marine, se encuentran tras una improvisada barricada en medio de un cruce. El lugar está cubierto de casquillos y la munición comienza a escasear, pero aquello no parece importa ya demasiado.

ABC, el marine que allí se encuentra, alza una mano para saludar a Ryan.

-Somos los últimos, bajamos las escaleras y entramos en el bunker. Esperemos que esta mierda aguante...

Los miembros de los delta force son los mismos que rescataron a Thomas y Mary, son la unidad del capitán Wright, aunque no hay ni rastro de él.

El bunker es un lugar muy amplio, aunque en aquellos momentos el lugar está abarrotado de personas. Civiles, médicos y soldados por igual, todos contienen el aliento. El bombardeo es inminente y nadie está seguro de si el lugar resistirá. Las familias se mantienen abrazadas, pero no son los únicos.

Nadie sabe muy bien quién empieza, pero los allí presentes empiezan a cogerse de las manos, formando una gran cadeneta. Quizás tras todas pérdidas que sin duda han sufrido, aquel sencillo gesto se una forma de decir a quienes tienes a tu lado que no va a morir solo.

Aquellos rostros asustados y sucios, comparten algo en común. La esperanza de que todo salga bien y que pronto, todo aquello no sea más que la más terrible de sus pesadillas.

El lugar tiembla y las luces parpadean, las bombas se acercan.

Un nuevo temblor, esta vez mucho más cerca...y finalmente...el lugar queda a oscuras cuando las bombas impactan en los laboratorios. El napalm se extiende devorándolo todo a su paso, sembrando la muerte y la destrucción a su paso.

Allí, completamente a oscuras las bombas continúan cayendo por toda la ciudad. Algunas suenan lejanas, otras cerca y durante más de dos horas, nadie dice nada. Debe de pasar una hora más en la que reina el silencio en el exterior para que los primeros murmullos comiencen a escuchar y hasta que finalmente alguien grite...

-¡Estamos vivos!

Aplausos, júbilo e incluso llantos de alegría se escuchan por doquier. La luz regresa, como sus esperanzas.

Lo que no saben aún, que aquello es tan solo el principio.

La otra muchacha también ha sido muy oportuna lanzando ese extintor, ¡si todo sale bien, igual lo contamos todos! La mujer de la pistola dispara de nuevo, acertando en el extintor, y de repente, siento como si mis músculos flotaran por la onda expansiva, o quizás porque si me empiezo a preocupar por el estrés al que los estoy sometiendo podría desfallecer.

Cada vez queda menos, siento picor en los ojos, y tanto el doctor como yo, lanzamos indicaciones a quienes puedan escucharnos cuando advertimos que sin duda, ésto es cosa del gas... ¡el puto ABC lo ha logrado! Eso me da esperanza, y sigo corriendo, hasta siento como si el cuerpo que llevo encima me pesara menos.

Una mujer, nos espera a la entrada del búnker, no sé quien es pero le saludo con un gesto, mientras respiro pesadamente por el esfuerzo. Sabíendo que hemos llegado al búnker, bajo con cuidado al doctor, mientras le coloco una mano en el hombro para darle ánimos, lo ha logrado, no sólo por mi esfuerzo, también el de los civiles.

Con la mirada busco al resto, me acerco a ellos, primero a la mujer de la pistola, a quien le doy un abrazo que me sale de corazón, luego la muchacha que tiró el extintor, a quién al ser, en apariencia, más joven no quiero violentar y le coloco una mano en el hombro agradecido, mientras asiento. Y ya, mirando a todos ellos, y los demás que estaban con nosotros:

-Gracias chicos, muchas gracias. No lo habría contado sin vosotros.

Se nota que voy acelerado, soy un profesional y debo mirar por la seguridad de todos, hasta que esto no acabe, no podré descansar tranquilo. Miro al resto en señal de disculpa, porque me tengo que alejar de ellos por unos instantes para seguir mi labor, aunque me gustaría siquiera saber sus nombres. Luego si puedo, debo conocerles mejor.

-Disculpad... allí, ese... -señalo a ABC, mientras les explico- es lo que queda de mi cuerpo en la zona, tengo que ir a verle. Le creía muerto.

Tras las respuestas de ellos, acelero mis pasos hacia ABC, a quien le doy un abrazo de oso y lo aupo un poco.

-¡Justo a tiempo ABC! ¡¿Es que te paraste a hacerte la cena o qué?! ¡Me tenías en vilo! -le digo con una sonrisa a mi hermano, mientras ya tras su reacción, le digo más serio-¿Situación?

Tras susurrarme, que lo que veo es lo que queda, mi rostro se ensombrece varios grados. Muchos buenos hombres perdidos, héroes anónimos. Me acerco a los Delta Force, y les saludo, ofreciendo el brazo, el saludo del guerrero. La camaredería es importante es momento de pérdida y lamento, es lo que nos une como una familia.

Cuando finalmente sentimos el Napalm apróximarse, tomo posición en el perimetro, y aunque no lo digo, creo que muchos soldados pensamos lo mismo. Si el bunker fracasa y no resiste, los civiles a quienes juramos proteger serán nuestra última imagen. Debemos recordar que nuestro sacrificio tiene sentido.

Las bombas, la oscuridad, la luz, los aplausos. Todo sucede lento para mi sentir del tiempo, no se oye ni un susurro durante esa oscuridad, pero al final, el vitoreo, la alegría y los aplausos de los civiles (y algunos de los soldados) resultan contagiosos.

¡Lo hemos logrado!

-¡ABC, escucha, yo no puedo descansar, tengo que atender heridos, pero creo que esas chicas-señalo a las que estan junto al doctor que rescaté-son enfermeras y tienen telefono.

Me rio al recordar la coña y que podemos bromear después de lo que ha pasado.

-Te veo luego, hermano.

Aprovecho para cargar el fusil, sé que esto no ha terminado, en algún momento tendremos que salir. Pero la vida del soldado es ésta, nada termina, sólo hay pausas. Y quizás, porque sabemos eso, podemos apreciar la felicidad de la tregua como ningún otro.

Los primeros, los que me ayudaron, localizo con la mirada a los civiles que me encontré. Tengo que acordarme de preguntarles sobre esos mercenarios, igual saben algo. Tendré que hacer un informe... pero no ahora, primero salvar vidas, y ellos serán los primeros.

Miro al chico que llevaba a la herida.

-Hola amigo, soy médico, cuentáme que le pasó, trataré de ayudarla.

Abro la mochila, y saco mi material médico, mientras analizo a Violeta (y luego miraré al resto).

Mis pausas son cortas, más que las de un soldado medio, pues también atiendo a los heridos. Pero siento que mi padre estaría orgulloso, que mi madre lo está, y que por fin hago algo que de verdad vale la pena. No me importa no descansar. Mi labor debe continuar.

La mujer que parecía de gatillo fácil, más por las circunstancias que por saber manejar realmente un arma a ojos de un soldado como lo era Ryan, no pareció titubear. Disparó una, dos veces.

El primer impacto fue directo a uno de los infectados. No sabía si había acabado con él al igual que lo hizo con aquel que se enfrentó junto a Matt o simplemente le había frenado. La verdad es que no le importaba. Ya había acabado con uno de ellos, con los ojos cerrados y le había volado el cráneo la primera vez que disparaba un arma. No le importaba ya si morían o no, solo quería que dejaran de perseguirles.

El segundo más por suerte que por acierto fue directo a un extintor que llegó rodando desde atrás. Sin saber si la explosión iba a ser peligrosa o no, tuvo el suficiente efecto como para ganar tiempo. 

Los oídos le pitaban, casi no podía oir nada después del petardazo. Sólo veía como los infectados seguían pisándoles los talones. Como movían esas mandíbulas desencajadas emitiendo gritos amortiguados por el shock de la onda expansiva. Y cuando todo parecía perdido, un humo milagroso lo cubrió todo...

Con los ojos y la garganta irritados, ese polvillo gris que quedaba en suspensión y ligeramente pegado a la ropa y el cabello, esas criaturas caníbales detenían su frenético avance, para apenas caminar hacía ellos. 

- Los doctores lo han conseguido. - dijo en voz baja mientras tosía a causa de esa neblina salvadora.

Se giró y corrió con Selena, Violeta y todos los demás....

Nada más bajar comenzó a sentirse mal por no haber ayudado al doctor en un principio. Sabía que si lo hacía los condenaba a ambos a morir. Por suerte ese valiente soldado, cuyo nombre aún desconocía, había tenido el coraje de hacerlo por ella y por todos. Y justo eso es lo que la inspiró para darse la vuelta, sacar el arma y ayudarle. Ese valor, el de los hombres que se sacrifican por un desconocido, el mismo que había visto en el capitán Wright.

Sophie aceptó el abrazo gustosa, agradecida aquel hombre, a aquel soldado anónimo que hubiera hecho lo indecible por cualquiera de ellos. - Gracias a ti... - dijo simplemente con las lagrimas saltadas de tantas emociones juntas.   

Estar a punto de morir, que Violeta siguiera milagrosamente con vida gracias a Thomas y pensar que todavía había hombres en este mundo en los que poder confiar tu vida, todo eso la sobrepasó. 

Dejó que le buen soldado se marchara para hablar con sus hombres y se acercó a Thomas con los ojos vidriosos.

- No se que decirte. La salvaste sin pensar... sin conocerla de nada... - las palabras se le amontonaban en la mente pero no era capaz de pronunciarlas.   

Dio un vistazo a su alrededor y ahí estaba Selena a la que le dedicó una amplia sonrisa. El doctor y la pareja de jóvenes también seguían con vida. Todo parecía ir bien cuando de repente...

Sin previo aviso las bombas empezaron a caer sobre las cabezas de todos los que estaban allí. Fue un infierno de terror, sentirse ahí atrapado sin saber si la vida podía desaparecer en un segundo. El llanto de la gente y la desesperación hicieron que de nuevo Sophie tomara conciencia de lo que debía hacer...

Con palabras tranquilizadoras intentaba dar esperanza a aquellas personas que en plena oscuridad suplicaban por salir de allí con vida. Mucha de esa gente rezaba, otra simplemente entraba en crisis de ansiedad. Con la voz en alto, entre el retumbar de una bomba y la siguiente intentaba hacer que toda esa gente viviera esa experiencia de la forma menos traumática posible pese a la oscuridad total reinante.

Pero cuando todo se detuvo el silencio reinó. Duró tanto que algunos de los allí presentes no sabían si estaban aún vivos o ya habían muerto...

Y tal como la luz se había ido, las luces de emergencia regresaron tiñiendo todo de rojo. La gente enloqueció de alegría, pero Sophie, pese a tener una sonrisa nerviosa en la cara, gracia a la idea de seguir viva, comenzó a buscar, a buscar a los suyos... a Matt, a Alice...

En momentos como esos, una vez que Violeta descansaba a salvo pasando esa puerta, fueron como un borrón en la mente del bombero. Sencillamente dejó que todos esos años de entrenamiento y experiencia guiaran sus actos. Una vida estaba a salvo, ahora tenía que ver si podía hacer algo más por los demás. Su padre solía decir que solo se podía salvar una vida a la vez, pues se corría el riesgo de no salvar a nadie. Sin duda ese soldado tenía esa misma premisa, pues no dejaba de sorprenderle el arrojo que mostraba con cada uno de esos desconocidos. Siendo honestos, pensó que no lo lograrían, sin importar la ayuda de todos, esos infectados ganaban terreno a cada segundo y sus trucos se acaban… pero un extraño gas comenzó a inundar todo, afectando ligeramente su respiración y totalmente la movilidad de los infectados. No supo que era, pero agradeció su uso.

En lo que pareció una eternidad, se descubrió del otro lado de la puerta, con todos los afectados a salvo. No podía creerlo, ni en sus fantasías más optimistas creyó que saldrían todos a salvo de ese pasillo. Volvió a cargar con Violeta, llevándola por la escalera al interior del bunker. Aún estaba dormida, lo que en realidad era una bendición, pues no sabía cómo reaccionaría al despertar.

Las bombas cortaron cualquier tipo de palabras de agradecimiento para el soldado o cualquiera de ellos. Thomas se mantuvo tranquilo, vigilando el techo hasta que se cortó la luz, en su mente parecía tener un esquema del lugar, mostrándole como afectaba cada bomba a la estructura general. Casi podía saber que parte podría ceder antes que otra. Pero el bunker resistió, demostrando que fue construido por militares y no algún paranoico en medio del campo. Por primera vez, soltó un enorme suspiro, dejando que las lágrimas de alegría corrieran por su rostro. Era raro ver a un hombre adulto llorar de alegría, pero en Thomas era totalmente normal. Las palabras de Sophia crecentaron eso, nunca podía lidiar con los agradecimientos de los parientes de la victimas… o sus reclamos cuando no todo salía bien.

-Es mi trabajo- dijo con una inocente sonrisa que siempre le hacía parecer un niño grande-. Me alegra mucho que todos lográramos salir de ahí- se limpió las lágrimas con una mano, no por vergüenza, sino para tener una visión clara-. Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo.

Se acercó luego a Mary, a quien la verdad que no conocía de nada, al igual que todos allí. Había mostrado tal valentía que empequeñecería a la de algunos bomberos, sin duda le había sorprendido gratamente. Y era tan joven, no esperaba más que cosas buenas de ella.

-Fuiste muy valiente, sin tu ayuda, quien sabe si lo habríamos logrado- le apoyó una de sus enormes manos en el hombro, sin dejar de sonreír y asentir con aprecio. Le dedico otra sonrisa el otro chico, quien también había intentado atacar a uno de los asesinos. En verdad esos jóvenes eran muy especiales.

El soldado se acercó, para ayudar a Violeta, quien había recibido algo de atención médica por parte del doctor, aunque nunca era suficiente luego de todo lo vivido.

-Thomas, Thomas Blackburn- dijo extendiendo su mano hacia el soldado, a quien respetaba con todo su ser-. Muchas gracias. No lo habríamos logrado sin ti- le recordaba tanto a su hermano que decidió concentrar su atención en la joven inconsciente-. Se puso frenética antes de ataque, lastimándose a sí misma en su brazo. Fue tratado y sedada- comprobó el brazalete que llevaba Violeta, para ver si aún funcionaba o si mostraba algo raro-. No tuvimos mucho tiempo para tratarla adecuadamente, solo contuve la hemorragia. Tengo algo de conocimiento médico, pero es más para estabilizar pacientes que para tratar algo muy grave.

Abrazos y apretones de manos se dan por aquí y allá cuando amigos, familiares y conocidos se reencuentran cuando la luz regresa. Gracias a la rápida actuación de un reducido pero destacado grupo de héroes, muchas vidas se han salvado y aunque hay algunos heridos, no son heridas realmente graves.

Las malas noticias es que carecen de los recursos necesarios para pasar una larga temporada allí dentro, por no mencionar que el lugar está abarrotado, superando y por mucho su capacidad máxima. Aunque eso no parece importar en absoluto a los dirigentes de los laboratorios, pues aguardan sin dudar la llegada de un equipo de rescate.

Thomas se reencuentra con el grupo de supervivientes con los que ha pasado los últimos días. DK se encuentra estable y parece que por el momento, el virus no ha podido con él. Quizás fue una buena decisión no dejarlo atrás, aunque todos mantienen un ojo sobre la camilla en la que se encuentra tumbado. Un solo infectado allí dentro puede suponer el fin de todos.

Ryan se reencuentra con un sorprendido ABC, el marine no puede creerse aún que hayan logrado sobrevivir. Si logra salir de esta y acabar con el jodido virus, piensa escribir un libro, hacer una película o quizás un videojuego. Junto a él están el resto de las fuerzas especiales que han logrado sobrevivir al ataque. El sargento Wright está al mando, un tipo duro y serio con un aire de peligro a su alrededor. El resto de sus compañeros casi deben de reducirlo para evitar que salga del bunker.

Su hermano, el capitán Wright no está allí dentro. En un último acto de valor, marchó en solitario para desviar el avance de una horda tan numerosa que de haber llegado a los laboratorios, nadie habría sobrevivido. Por desgracia, una segunda horda casi acaba con todos.

La esperanza es lo único que les queda, pero ningún soldado de su unidad cree que el capitán haya podido sobrevivir ahí fuera. Si la horda no lo alcanzó, las bombas lo habrán vaporizado. Tan solo el sargento está completamente seguro de que su hermano está vivo.

Violeta se encuentra estable y todo indica que su salud es perfecta. Aunque sin duda, algo raro sucede con ella. Ahora que disponen de tiempo, Sophie se da cuenta de un pequeño detalle. Violeta comenzó a gritar histérica poco antes de  la llegada de la horda. ¿Coincidencia?

Derek, el muchacho que acompaña a Mary disfruta de cierta posición allí dentro. Por lo que puede acomodarla en un lugar algo más tranquilo. Claro que más tranquilo, no significa mucho, no con tantas personas allí dentro.

Doce horas después del bombardeo, el equipo de rescate hace su aparición. Usando la segunda entrada del bunker (pues la principal ha quedado sepultada bajo las ruinas de los laboratorios) varios soldados de Academi (Una empresa militar que ofrece servicios de seguridad) hacen su aparición a bordo de tres Bell-Boeing V-22 Osprey.

La evacuación se produce sin incidentes y Topeka, una ciudad en ruinas y cubierta de cenizas, queda atrás.