Partida Rol por web

Sophie también se relajó tras esos momentos en los que los doctores parecía que jamás se iban a marchar. Ser abordados en su propia dependencia era un poco violento, pero entendía que la ocasión lo justificaba. De todas formas, una vez que el ambiente rebajó la tensión continuó con la conversación que Matt le daba...

- Espero de verdad no tener que hacer uso de las armas de nuevo. Lo que sucedió aquella vez en el instituto fue sólo cuestión de suerte. - dijo recordando como en un abrir y cerrar de ojos le había volado el cráneo a uno de los infectados, justo cuando al capitán se le había encasquillado el arma. Ella había cerrado los ojos y solo recordaba el estruendo.

Poco después el ambiente se relajó todavía un poco más pudiendose permitir continuar aquella broma sobre los equipos de baseball locales. 

- Pues que sepas que han ganado dos torneos desde el 2014. Cosa que lo Giants no pueden decir aún. - respondió arqueando las cejas. Ahí le había dado en el blanco. - Jeje. Ojalá podamos volver a ver un partido tomando una cerveza. El mundo se va a la mierda y nosotros aquí encerrados... jeje.

De nuevo Matt volvió a temas más serios...

- Cualquier cosa es mejor que nada, tienes razón. Pero tampoco hay que arriesgarse a perder lo poco que nos queda en una misión suicida. Cuídate mucho de capturar a aquellos que podáis manejar. No es lo mismo abatirlos que traerlos de una pieza. Bueno, ya me entiendes... que todavía sirvan para probar el gas. Pero... ¿Sabes Matt? aún a día de hoy me pregunto si no habrá una cura a todo esto y estamos matando a gente que simplemente está enferma.

Intentando quitarse esa idea de la mente, pues ahora mismo lo que primaba era su supervivencia frente a la  reciente amenaza, terminó de despedirse del capitán.

- No te preocupes. - dijo suavemente mientras lo abrazaba. - ya sabes que se cuidarme sola. Ahora márchate y preocúpate de llegar tú de una pieza. Yo ya veré lo que hago.

Tras un beso de despedida salió de la sala para encontrarse de nuevo con los Doctores...

Hasta ahora todo ha ido bien, pero no puedo olvidarme que ya me confié anteriormente con un militar y acabé insconciente.... No puedo permitirme el lujo de que vuelva a sucederme, esta vez mís movimientos seran quirúrgicos. 

Lo primero, espero paciente a qué se alejen patrullas, para obtener el mayor tiempo de acción. Cuando por fin llega el momento hago una carrera en busca de alambre. Con un poco que pueda recortar retorciendolo tendre suficiente. Si debo detenerme en mi empeño cuando se acercan patrullas, lo hago y vuelvo al lío con el alambre para terminar en cuando se alejan 

Los vehículos me vendrían bien para infiltrarme más adentro, pero con eso no bastará, necesitare un traje militar y un permiso falsificado para acceder. Miraré de abrir el vehículo que vi con .el alambre, quizás encuentre algo de lo que busco.

La imagen que el espejo le devuelve a Thomas, es la de alguien con profundas ojeras y cuya mirada perdida, desvela los terribles horrores a los que se ha visto obligado a enfrentarse. Toda aquella pesadilla resulta tan simplemente irreal, que casi puede sentir como la cordura se esfuma de entre sus dedos, como pequeños granos de arena.

Su mente divaga sobre cómo diablos el mundo a podido irse a la mierda en un abrir y cerrar de ojos. Lo único que sabe, es que los medios hablaron de nuevos y virulentos brotes de gripe y gastroenteritis, así como de un nuevo tipo de droga en las calles y conflictos entre bandas. Aunque tras haber sobrevivido durante días a los intentos de la muerte por darle alcance, está seguro que los medios simplemente se equivocaban. Lo que estaba sucediendo era algo muchísimo peor que todas aquellas falsas noticias juntas...

Un nuevo virus, el virus más letal y extraño que jamás ha conocido la humanidad, se ha extendido por la población a una velocidad simplemente imposible de medir. Aunque lo peor de todo aquello, no es que los infectados mueran en un periodo de tiempo que va de unos pocos minutos a unas cuantas horas, no, lo peor es que de alguna forma los muertos se alzan de nuevo con un único objetivo en mente...alimentarse.

Como si el mundo se tornarse en el plató de una película de serie B, los muertos caminan por las calles en busca de presas sobre las que abalanzarse y devorar. Rápidos e incansables, los muertos ahora se alzan en un número que se cuenta por cientos, puede que por miles. No sienten dolor y mucho menos miedo alguno, simplemente avanzan hacia sus presas sin importarles absolutamente nada.

Los primeros días la ciudad estaba plagada de ruidos. Las sirenas de los vehículos de emergencia, los gritos de los civiles y el sonido de las armas, parecían provenir de todas partes. Pero según el tiempo ha ido pasando, ahora el silencio...el terrible silencio que gobierna las calles, es tan solo interrumpido por los gemidos de aquellos que una vez estuvieron vivos.

Topeka se ha transformado en un escenario devastador, en el que la electricidad se ha convertido en un bien de lo más codiciado. Por suerte, para Thomas y su pequeño grupo, al menos disponen de cuatro paredes, un techo y comida suficiente como para pasar unos pocos días más.

El agua fría con el que lava su rostro le ayuda a desperezarse, no ha dormido mucho desde que ha comenzado toda aquella pesadilla, pero las cinco horas que ha logrado cerrar los ojos, le han servido para recuperar parte de su vigor perdido.

A lo largo de los días se ha encontrado con diversas oportunidades para salir de la ciudad, pero no podía dejar a los civiles atrás. Así que tras ayudar a cuantos podía y guiarlos hasta los puntos protegidos por el ejército, se despedía de ellos y regresaba para buscar nuevas vidas que salvar y proteger.

Al principio la cosa fue bastante bien, pero según pasaba el tiempo, los supervivientes eran cada vez menos y los peligros mayores. Por no contar que el propio ejército estaba adoptando un papel más agresivo contra todo lo que se movía.

En aquellos momentos se encuentra en Subway, una restaurante de comida rápida especializado en bocadillos, situado en el 5916 SW Topeka Blvd. El lugar ha sido fortificado, moviendo mesas y sillas hacia las puertas y ventanas. No ofrece una gran resistencia ante un ataque masivo de esas criaturas, pero al menos les permite descansar y tomar fuerzas. Además, con un poco de suerte, se habrán largado de allí antes de que los descubran.

En los alrededores hay varias de aquellas criaturas y aunque su número no resulta peligroso, si son los suficientes como para que deban pensar bien su siguiente movimiento. No muy lejos, hacia el sur, hay un servicio de lavado de vehículos y con un poco de suerte, quizás encuentren un nuevo medio de transporte para moverse por la ciudad o más bien, salir de ella.

El último vehículo que estuvo en sus manos, fue dejado atrás al encontrarse con una barricada levantada por los soldados. Claro que podían haber dado un rodeo, pero la horda de criaturas que les perseguían les hizo cambiar de parecer y huyeron a pie.

Tras refrescarse y asearse un poco, abandona los servicios del Subway para encontrarse con el resto de su improvisado grupo. Sentado tras la barra, preparándose un bocadillo de solo dios sabe qué, pues está mezclando todo lo que pasa por sus manos,  se encuentra Adrian Janssen, un vendedor de seguros con una labia tan solo superada por su gran sobrepeso. Adrian es una de esas personas que se sienten incómodas con el silencio, por lo que rara vez permanece callado. Posee un gran sentido del humor y es capaz de hablar durante horas sobre cualquier tema.

Sentado frente a él, se encuentra Josh Geller, un hombre alto y delgado, que da clases en la universidad. Thomas lo ve como un empollón que ha pasado su vida entre libros y que realmente no sabe nada de la vida. Viste camisa de cuadros, siempre trata de ir completamente repeinado, usa mocasines y gafas de pasta (aunque no las necesita) De todos quizás sea quién peor está llevando todo aquello, sin el grupo solo sería cuestión de segundos de que muriese.

Mirando por la ventana y sosteniendo entre sus manos el bate de béisbol que se encontraba tras la barra, se alza el siempre inquieto DK. Nadie sabe cómo se llama realmente, pero cuando le preguntaron simplemente dijo aquellas letras. De todos es quién posee mayor experiencia en combate, no por nada ha pasado algunos años en prisión. Ahora trabaja como barrendero o al menos lo hacía hasta que empezó todo. Es alguien muy gruñón, que habla empleando una gran cantidad de tacos. Le encanta poner motes a quienes le rodean y siempre  trata de salirse con la suya.

Por último, está Naomi una preciosa vendedora de productos farmacéuticos que ha trabajado también como modelo y azafata. Gracias a las largas horas que dedica para mantenerse en forma, es junto a Thomas quién más aguante y velocidad tiene. Pese a que muchos la toman tan solo por una cara bonita, Naomi ha demostrado ser alguien muy observadora e inteligente.

La tensión es palpable en el ambiente, Adrian está aburriendo a un distraído Josh sobre la forma en la que la mantequilla de cacahuete debe de extenderse para realzar el sabor. Josh observa el reloj de cadena que perteneció a su padre y a su padre antes que él, como si de alguna manera tratase de detener o echar hacia atrás el tiempo.

-Me caguen en la puta, podemos cargarnos a esos cabronazos y ponernos ya en marcha. El gafas puede servirnos de distracción, si se lo comen a él, estoy seguro de que podremos llegar hasta el lavado de vehículos. Con suerte, habrá algún autobus o vehículo grande  con el que largarnos de aquí. Incluso podremos volver aquí y cargar provisiones.

Josh alza la cabeza y lanza una rápida mirada hacia los lados al escuchar el plan de DK. Pero no se atreve a decir nada, simplemente se encoge aún más en su silla y se queda inmóvil, como si así lograse hacer que DK se olvidase por completo de su existencia.

-¿Nunca vas a callarte? Ese rollo de pandillero malo puede que estuviese bien hace unos años, pero a tu edad y con esos kilitos de más, estoy segura de que Josh tendría más posibilidades de salir con vida que tú.

Con un guiño hacia DK, Naomi se mete en la conversación e incluso, le lanza un beso a DK cuando este la mira con odio. Desde luego la mujer no es alguien fácil de intimidar y se la da bien calar a las personas. Puede que DK haya estado en la cárcel, pero está segura de que no fue por asesinato, quizás por robo, chantaje o algo por el estilo, puesto que aunque DK es capaz de dar una paliza a cualquiera, en el fondo no es tan propenso a la violencia como le gusta aparentar.

Por ello, soltando una maldición por lo bajo, se vuelve hacia la ventana mientras que Adrian continúa hablando, salvo que ahora, menciona los distintos tipos de panes que hay que usar para un buen bocadillo de crema de cacahuete.

-¡Eh, bombero! ¿Tú qué cojones opinas? Estos memos dicen que es mejor ir por la noche, yo creo que es mejor moverse por el día, así esos cabrones no nos sorprenderán. De la otra forma, con zampabollos, gafas y culobonito, estoy seguro de que nos verán y escucharán a kilómetros y antes de darnos cuenta, seremos la cena de esos cabrones.

DK, con sus habituales malos modales, pide la opinión de Thomas, esperando que este le apoye.

Años de duro esfuerzo y planificación, le han ayudado a dotar a su personalidad de una gran paciencia. En su mente comienza a dibujarse un plan, pero rápidamente se da cuenta de que las cosas no van a ser tan sencillas. Las verjas que rodean el campamento militar, están cubiertas con alambre de espino, por lo que apartar el alambre será algo complicado...al menos con las manos desnudas. Por otro lado, las verjas tampoco ofrecen facilidades para ser trepadas, aunque lo que realmente le hace echarse para atrás, son las torres de vigilancia.

Acercarse allí de día va a ser casi imposible, al menos si quiere pasar desapercibido. Quizás bajo el abrigo de la noche sus opciones mejoren notablemente, pero por lo que ve, es probable que para entonces el campamento ya haya sido levantado. Los soldados parecen moverse con mucha prisa, por lo que algo grave parece estar sucediendo.

Dada la situación que están viviendo y la experiencia acumulada, lo único que puede hacer que los soldados abandonen aquel campamento es que una horda gigantesca se esté acercando hacia allí y por tanto, hacia los laboratorios. También existe la opción de que los soldados sean desplazados a otro campamento, pero lo harían de una forma mucho más ordenada. Sin duda algo está sucediendo allí y no tiene ni idea de lo que puede ser.

Al de pocos minutos, tres grandes camiones parten en dirección a los laboratorios. En ellos tan solo van un soldado y un conductor, dejando la parte de atrás completamente vacía.

¿Qué diablos está sucediendo?

Fue extraño, no soñó con el horror que había estado viviendo durante ese tiempo. Creyó que al cerrar los ojos, reviviría cada muerte horrible, cada grito, todo el miedo que sintió mientras intentaba salvar su vida y la de los demás. Pero no. Soñó con su familia, con una cena familiar. Todos reían, bromeaban y comían la comida casera hecha por su abuela. Era todo tan perfecto, tan entrañable que  al despertar la desilusión fue mayor.

Se miró al espejo, varios segundos, intentando cambiar esa expresión derrotada por alguna que inspirara un poco de confianza. Se lavó la cara con fuerza, como si quisiera quitarse a la fuerza el cansancio y desesperación. Lanzó un suspiro y salió del baño con el rostro sereno, deslizando su mirada en todos los presentes, como contándolos o viendo si estaban bien. Su máscara de salvamento había sido perfeccionada por años de servicio, aunque no siempre engañaba a todos. La pregunta de DK le hizo caminar hacia donde estaba el sujeto, observando por la ventana.

-Primero, no dejaremos a nadie de cebo- Josh parecía estar a punto de derrumbarse, superado por todo lo que estaba pasando. Los demás intentaban sobrellevar lo vivido de diferentes formas-. ¿Cuántos hay afuera? ¿Estamos seguros que hay algún vehículo? ¿Qué haremos si no lo hay? Si hay alguno. ¿Las llaves estarán cerca o tendremos que puentearlo? ¿Tenemos armas para enfrentarles?-  apenas alzó la voz, pues sabía bien que esas cosas podían oírles y ese sería su fin. Le costó un tiempo tomarles como “cosas” y no enfermos. Eso hizo que todo fuera un poco más fácil-. No tenemos mucho tiempo, por eso tenemos que planear que hacer. Entonces nada nos sorprenderá cuando ocurra lo peor.

Usaba parte de su entrenamiento, intentando evaluar eso como si fuera una casa en llamas, un edificio a punto de derrumbarse, un accidente de tráfico. Siempre había protocolos para determinada situación, lo que les permitía actuar con precisión… Claro que también tenían que improvisar y la intuición y suerte entraban en juego.

La mención de los torneos ganados, provocan que entrecierre los ojos y la fulmine con la mirada.

-Empiezo a creer que tu abuelo no es el problema, más bien tu afición hacia cierto equipo de tramposos. Seguro que te comenzó a interesar ese equipo por la presencia de algún jugador al que encontrabas atractivo ¿Me equivoco?

Es increíble lo rápido que los pequeños placeres de la vida, se echan de menos en cuanto las cosas se tuercen. El mero hecho de reunirse con los amigos para ver un partido y disfrutar de unas cervezas, acaba de convertirse en algo soñado. ¿Volverán las cosas a normalizarse o acabará la plaga diezmando el mundo? De momento el brote principal se ha registrado en Topeka, pero dada su velocidad de contagio y los fracasos constantes por retener la amenaza, Matt no está seguro de si lograrán detenerlo. Aunque por supuesto, guarda la esperanza de que así sea.

De lo que en cambio sí está seguro, es de lo sucedido con los infectados. Algo que cree necesario compartir con Sophie. De esa forma espera que las dudas desaparezcan en caso de que deba volver a apretar el gatillo.

-Hay algo que debes de comprender, todos aquellos que son infectados, tardan entre unos pocos segundos a horas en morir. Aún no sabemos el motivo por el que el virus actúa dentro de un parámetro tan amplio de tiempo, creemos que debe de ser por la genética de cada sujeto, pero sin más pruebas son tan solo conjeturas. Lo que sí sabemos, que una vez alguien muere, el virus continúa en el organismo y lo revive como un ser sin mente, cuyo único instinto es alimentarse de carne. No hay cura para la muerte, así que si ves a alguien en esa fase, no dudes en apretar el gatillo. En el fondo le harás un favor, pues nadie desea que su cuerpo se mueva por ahí matando personas.

A sabiendas de el tiempo es un factor importante, ambos se despiden con un dulce pero apasionado beso. Matt se prepara para reunirse con sus hombres, mientras que Sophie va en busca de los doctores.

Tras dar vueltas durante algunos minutos, finalmente se encuentra con Hawkins en uno de los pasillos, conversando con la Tracey, la periodista. La hermosa mujer parece algo cansada, porta en sus manos su libreta y está revisando algunas notas con el doctor, quién mostrando siempre su lado más amable y simpático, parece resolver sus dudas o acceder a sus peticiones. La conversación es breve o al menos Sophie llega al final de ella, pues no tardan en separarse. Tracey regresa a la sala de reuniones en la que estaba realizando las entrevistas, lugar donde continúa trabajando con Rob. Hawkins por su parte, parece dirigirse hacia la zona restringida de los laboratorios, pero tras ver a Sophie se detiene y la sonríe.

-Parece algo perdida, señorita...   -Indica esperando que Sophie se presente.   -Si puedo ayudarla en algo o facilitar su estancia aquí de alguna manera, por favor, no dude en pedirlo. Todo lo que esté en mi mano por ayudar, así se hará.

Jugar en equipo no es lo suyo y mucho menos cuando su equipo está formado por un tío que no se ha visto los pies en años, un espárrago asmático y una tía buena que para que engañarse, sigue siendo una tía y por tanto una completa molestia. Así que acercándose hasta Thomas para hablar con cierta privacidad, baja el tono de voz evitando así que nadie escuche nada salvo un pequeño murmullo.

-Mira bombero, el tiempo de los héroes ha pasado. Esto es una puta guerra, somos nosotros contra ellos y estos tres de aquí no tardarán en unirse al enemigo. Así que lo mejor es que nos larguemos tú y yo y dejemos que estos se las apañen por sí mismos. No les debemos una mierda y si alguien tiene que morir, mejor que sean ellos a nosotros. Mira, tengo casi un plan en marcha. No  muy lejos de aquí hay una armería, con suerte quizás podamos entrar y conseguir algo guapo con lo que poder defendernos. ¿Qué te parece?

El número de enemigos que hay fuera no es muy elevado, de hecho hay bastante pocos...al menos hasta donde alcanza su visibilidad de la zona. Pero nada les dice que tras girar una esquina, se topen con una gran horda. Por otro lado DK tiene razón, ni Adrian ni Josh se encuentran en un estado optimo para aguantar una buena carrera, algo que sin duda deberán de hacer si son descubiertos.

Tampoco disponen de armas de fuego, lo cual puede ser una bendición en cierto modo, pues así el sonido de las mismas no atraerá más enemigos. Por suerte, todos se han armado de alguna forma. DK tiene su bate de aluminio, Adrian un palo de golf que logró rescatar del último vehículo en el que escaparon. Naomi se ha agenciado un buen cuchillo de la cocina y Thomas tiene el hacha que portaban en el camión de bomberos, un arma algo pesada, pero que hasta ahora le ha servido bien.

-Aquí hay comida para aguantar unos días, pero como esos cabrones nos vean y traten de entrar aquí, estamos jodidos. Lo mejor es largarse de esta puta ciudad lo más rápido y lejos posible. He contado unos diez ahí fuera, no creo que haya muchos más, creo que ahora es un buen momento para salir y empezar a moverse. No me gusta estar encerrado como un puto ratón esperando a que el gato venga a devorarlo.

Tras alzar la mirada sobre el hombro y ver que nadie los escucha, prosigue hablando mientras enseña unas llaves a Thormas.

-En el aparcamiento hay unos cuatro o cinco, creo que podremos superarlos y llegar hasta el coche aparcado que hay allí. Es una mierda de coche, uno de esos pequeños de dos plazas donde tú y yo entraremos justos, pero puede servirnos para largarnos a por armas o a por un coche mas grande.

Mientras examino la situación, creo que podría lograrlo con unos binoculares (probablemente pueda escamotearlos de los civiles) y algo de paciencia, esperando encontrar puntos "ciegos" de la vigilancia para tratar de lidiar con la verja. Sin embargo, lo que veo a simple vista me dice que igual es perder el tiempo... tengo que pensarlo fríamente.

Recapitulemos, un soldado me busca, y quedamos en una zona dónde existe una agitación inusitada. Dudo mucho que en el momento de llamarme la situación fuera distinta, si se trata de zombis se les debe ver venir de lejos... por lo tanto me citaron aquí en mitad de una emergencia.

Si se tratara del Wright capullo, no se tomaría tantas molestias para algo así, menos durante el caos enfrente de otros compañeros que pudieran ser más legales. Debo suponer que se trata del Wright decente. Igual quiere devolverme el favor de cuanto escapabamos y advertirme de algo, o igual me necesita para algo... no lo sé, pero creo que ya no hay necesidad de entrar furtivamente.

Ante la duda, usaría la precaución a ser posible, pero el escenario no es idóneo, si hay una urgencia y pierdo el tiempo en un exceso de precauciones quizás me encuentre atrapado por los acontecimientos, debo actuar, y rápido. Mi mejor opción es acercarme a los guardas abiertamente y presentarme, diciendoles que se me citó aquí, y a ver si en sus gestos puedo leer algo de ellos, alguna señal que me alerte o me tranquilice.

-Incluso en las guerras no se deja gente atrás- pensó con cierta amargura, pues lo que estaban viviendo era mucho peor que una guerra. En una guerra, tus amigos o familia no se volvían en tu contra, te podían matar pero no devorarte mientras estabas vivo. No. Eso era mucho peor que cualquier guerra. Y los que no eran parte de los infectados, se volvían seres egoístas y temerosos. Pero DK tenía razón en algo, siendo una zona amplia, donde los edificios estaban tan alejados y con poca cobertura, tendrían que correr mucho y no todos estaban preparados para ello.

Cerca de la armería, había una zona de caravanas, en donde podrían encontrar un vehículo más grande. Llegar allí, sin llamar la atención, sería lo difícil. En realidad todo sería difícil, el más mínimo error o simple mala suerte y todos morirían. Dos personas solas pasarían más desapercibidas y aumentarían la posibilidad de salir de allí todos a salvo. Aunque estaba el asunto de si DK quería volver por los demás. ¿Qué le impediría salir de allí en cuanto tuviera armas y un vehículo?  Así como abandonaba a los demás, Thomas solo era un peón sacrificable para llegar a su meta particular.

-Empiezas a pensar como los demás- en su pecho una sensación desagradable se abrió paso, como si fuera una mancha-. Podemos ir hasta la armería, cerca hay una zona de caravanas, llenarnos de lo que podamos y volver por los demás con algún vehículo grande…

Sus ojos estudiaron a DK, buscando algo en sus rasgos que le permitan confiar en él. Quería confiar en él, pues estaba cansado de tener que ver por sobre su hombro, buscando infectados que amenazaran su vida, como para tener que preocuparse también por los vivos.

Tras apenas ser detectado, uno de los soldados toma su rifle de francotirador y se prepara para abatirlo de un disparo en la cabeza. Larry al percatarse de ello, reacciona dejando claro al soldado que no se trata de uno de los muertos. Por lo que bajando su arma, informa por radio y poco después, un coche se acerca hasta él.

Tres soldados descienden con las armas preparadas para entrar en acción y lo revisan rápidamente en busca de mordiscos o arañazos. Tan solo al comprobar que no está infectado se relajan y le permiten montar en el vehículo para regresar con ellos a la base.

Mientras tanto, uno de los soldados informa por radio sobre la presencia de Larry y reciben como respuesta que debe de ser llevado a la tienda de mando.

Una vez en el interior del campamento, Larry puede ver de primera mano el movimiento que reina en el campamento. Los soldados van y vienen en perfecto orden, recogiendo todo el equipo que pueden y montándolo en los vehículos de transporte. Gran parte del campamento ya ha sido recogido, pero aún les queda más de la mitad del equipamiento por guardar.

La tienda de mando se encuentra a rebosar de oficiales que parecen discutir entre ellos, aunque Larry no logra escuchar nada pues apenas el coche se detiene en la puerta, el gigantesco soldado que fue a buscarlo se acerca hasta él y le habla a través de la ventana, mientras mastica un chicle.

-No soy tu puto niñero, niño rico, me han hecho ir a buscarte y lo peor de todo, es que te estabas echando una puta siesta y has pasado de mi culo. He roto huesos por muchísimo menos, pero el general te quiere con vida.

Abriendo la puerta del coche, le "ayuda" a bajarse agarrándolo del brazo. Sin soltarlo, le arrastra hasta otra tienda en la cual casi arroja al interior con un brusco movimiento.

-La suerte te sonríe, niño rico. Alguien muy cercano al general, que le ha pedido expresamente que salve tu culo, así que vas a tener el privilegio de salir de aquí junto con todos nosotros. Nos largamos en un par de horas, tiempo más que suficiente como para alejarnos de esta pocilga antes de que empiecen a caer las bombas.    -Mirando a Larry por encima de las gafas, le revela la verdad.   -El general se ha cansado de toda esa mierda de que los muertos se levanten, así que va a bombardear la ciudad con Napalm. Resulta imposible evacuar a todos los civiles que aún permanecen en la ciudad, así que eres de los privilegiados que va a tener la seguridad de salir con vida de este infierno. Ahora vas a quedarte aquí hasta que nos llegue el turno para largarnos, de haber venido cuando fui a buscarte, nos habrían evacuado en helicóptero, pero ahora nos toca ir por tierra.

Ahora comprende el motivo por el que los soldados están recogiendo todo tan rápido. La ciudad va a ser arrasada con el único fin de contener la amenaza del virus, pero todos los inocentes que aún quedan en Topeka encontrarán su mismo final, incluidos aquellos que se encuentran en los laboratorios.

-Iré a ver si los de comunicaciones pueden abrirte una línea con tu salvador, no deberían de tardar mucho, así que espera aquí.

Larry se encuentra en una tienda con diversas literas y taquillas, seguramente pertenecientes a los soldados que ahora mismo están fuera. Un lugar de descanso,en medio de una ciudad sumida en la guerra.

El plan es bueno, al menos según la forma de pensar de DK. Pero lo que no le agrada lo más mínimo es con la parte que dice que vuelven a por los demás. La mueca de su rostro, así como el bufido que suelta así se lo hace saber a Thomas.

-Aquí ya no hay medallas ni mierdas así, colega. ¿No tienes familia? Pues si quieres volver a verlos, tendrás que empezar a pensar en ti. El mundo es una puta jungla y aquí tan solo los fuertes sobreviven. Los leones no se mezclan con las gacelas, se las comen. Si cargamos con estos pringados, acabaremos de mierda hasta el cuello. Además, no entiendo por qué tenemos que jugarnos nosotros el cuello, mientras ellos se quedan aquí.

DK no se opone a que los demás les sigan, pero no le apetece jugarse el cuello por unos completos desconocidos. Sobretodo cuando ninguno de ellos le habría mirado a la cara de haberlo visto limpiando las calles. Así que Thomas tiene muy claro que puede contar con DK, pero tan solo hasta cierto punto. Si las cosas se complican, no dudará en abandonar a quién sea y seguir su camino.

Josh, quién  tras aprovechar que Adrian estaba dando un buen mordisco a su bocadillo (guardando por fin silencio) se ha acercado hasta Thomas y DK, golpeando a Thomas con un largo dedo en su hombro, para llamar la atención.

-Esto...hola... no deseo molestar....

-"Pues piérdete, cuatro ojos"  -Responde DK, mordiéndose el labio y alzando el puño en un claro acto de intimidación, que provoca que Josh se encoja y retroceda unos pasos.

Satisfecho consigo mismo, DK guiña un ojo divertido a Thomas y se hace a un lado, pasando del cuatro ojos y acercándose a la barra a por algo de comer.

-Vaya...que mal carácter. No quería molestar, de verdad, solo he estado pensando y creo que bueno, no sería buena idea salir ahí fuera. Aquí dentro tenemos comida para varios días, una semana quizás y aunque la luz no funciona, creo que podremos soportarlo. He pensado que podríamos poner carteles que ayuden a los soldados a saber que aquí hay supervivientes. Podríamos incluso crear algún tipo de señal luminosa que los atraiga, quizás un fuego en la noche. Pero deberíamos de ser cuidadosos para no atraer a los señores furiosos, ya sabe, a esos que gritan y muerden.

Ajustándose las gafas, aguarda expectante la respuesta de Thomas, pues de alguna manera se ha alzado como el líder de aquel selecto grupo de supervivientes.

Es una gran noticia, pese a los modales del soldado, está claro que voy a tener suerte y voy a salir de aquí con vida. Menos mal que mis precauciones eran infundadas y que nadie estaba preparando nada en mi contra.

Sin embargo, me vienen varias cuestiones en la cabeza, mientras el soldado se aleja a atender la llamada, sin yo replicar nada.

La primera, ¿quién es mi misterioso benefactor tan bien situado? ¿Se trata del hermano bueno? ¿Algún aliado de mi familia? ¿O alguién más que desconozco?... Por suerte, esa duda quedará respuesta en cuanto vuelva el soldado tras preparar una línea de comunicación.

La segunda cuestión, ¿que hay de mis amigos y conocidos? Es evidente que no van a querer salvar a todos ni dar la alarma, si avisamos a uno de ellos y siente la necesidad de que todo el mundo se dé por enterado, va a ser un caos monumental, por no hablar de otros soldados que también querrán decir la suya... y éstos irán armados.

La tercera, es el proyecto... lo de la web, y salvar a las personas. Si misteriosamente me salvo yo sólo, eso no habrá servido de nada, porqué parecerá que ha sido de boquilla. Deberia dar la imagen de que trato de salvar a alguién, aunque tenga escaso éxito, siempre será valorado más que no hacer nada.

Aunque hay que decir que mi pensamiento de la web es muy frío, también está el lado emocional en juego... hace poco estoy experimentado estas emociones que me impiden quedarme tranquilo cuando se habla de sacrificar a tantos inocentes.

Quiero tomar una decisión correcta, y sólo voy a tener una oportunidad, es mejor no hacer el tiro a ciegas. Voy a esperar a que pueda hablar con mi benefactor, y así sabré hasta cuanto puedo usarlo a mi favor antes de planificar mi siguiente paso, no me queda otra.

Mientras hago tiempo, compruebo que no se acerque nadie y examino las taquillas y demás, a ver si hay algo de interés que pueda escamotear mientras espero, igual luego me sirve. Pero el requisito es que no vayan a echarlo de menos y sea fácil de ocultar para que no me de problemas.

-Nunca hice nada por un trozo de metal entregado por el político de turno- dijo con una sonrisa sincera. No iba a obligarle a hacer nada, pero al menos podía contar con su ayuda mientras Thomas le fuera útil-. Y todo lo que hago, lo hago por ellos… Seguramente estarán intentando ayudar a todos los que puedan… Mientras puedan- Bomberos, policías, médicos, militares, todos ellos tenían algo en común: estaban en la primera de defensa contra la infección. La posibilidad de morir era mucho más alta y sabía bien que su familia no se quedaría de brazos cruzados. Por mucha esperanza que tuviera, el peligro de que alguno muriera cumpliendo su deber había sido el pan de cada día, ahora eso se multiplicaba por cada infectado en la ciudad-. Solo necesito que hagas esto y luego puedes hacer lo que quieras. Te ayudaré a juntar todas las armas que necesites y tú me ayudaras con el vehículo- su voz sonaba tranquila, como quien hace un trato sabiendo que el otro tiene pocas opciones de negociar-. Luego podrás buscar tu propia forma de sobrevivir allí afuera…- estar solo, con todo lo que eso conllevaba, podría inclinar la balanza a su favor.

-Josh, no molestas- le dijo intentando mostrarse amable, pues ese hombre parecía estar buscando una forma de no dejarse aplastar por los acontecimientos. Por ello le dedico una mirada desaprobatoria a DK por ese gesto totalmente innecesario. El tipo parecía querer mostrar lo duro que era, a costa de quien sea-. Entiendo lo que dices y me alegro que vengas a proponer ideas nuevas. Varias cabezas piensan mejor que una. Pero este lugar no es muy seguro- miró las improvisadas barreras, las cuales apenas les permitirán unos segundos de respiro antes de ser totalmente avasalladas por una pequeña horda. Le hizo una señal a Naomí para que se acercara también. De los presentes, era la que tenía la mente más despierta, por lo que quería escuchar lo que tenía que decir-. Tengo un plan para sacarnos a todos de aquí, pero quiero que lo oigan antes de intentar nada- le costó un poco más atraer la atención de Adrian quien parecía muy entretenido preparándose otra cosa para comer-. Quiero intentar ir a la armería junto a DK, buscar lo que podamos allí y hacernos con una de las caravanas que hay por allí cerca. Volver, cargarlos a ustedes y buscar un lugar con menos densidad de población. Ustedes tendrán que agrupar toda la comida y agua que puedan. Apenas lleguen, saldrán en orden, primero Naomi, luego Josh y después Adrian. En orden de rapidez. Pondré el vehículo con la puerta del mismo contra la del Subway y correrán allí. No serán más de diez metros como mucho- les miró a cada uno, sin cambiar su expresión afable o su aparente seguridad-. ¿Dudas? ¿Sugerencias? No se guarden nada.

Sophie también esperaba poder volver a discutir sobre que equipo era mejor una vez toda esta locura terminara. Por desgracia muchos de sus amigos y familiares ahora estarían en peligro o en usa situación mucho peor.

El beso y el abrazo de despedida se eternizó durante unos instantes. Quizá fuera eso lo que alimentaba su relación. Ahora todo era efímero y solo importaba el presente. Eso hacia que cada instante se viviera con toda la intensidad, como si fuese a ser el último...

Algo perdida en sus pensamientos deambuló durante unos minutos hasta que se encontró com el Dr.Hawkins.

- Disculpe, estaba buscándole. He hablado con el capitán y quiere que me quede junto a ustedes en la sala de control. Quiero ayudar en lo posible más que ser una mera espectadora de su trabajo. Seguro que hsy algo que pueda hacer yo por usted o los suyos.

Sophie dejaría que Violeta y Rosalin se marcharan con el próximo trasporte de evacuación. Pero ella debía quedarse. Algo le decía que ahora mismo ese era el lugar que le correspondía.

Revisar las taquillas no le ayuda demasiado, logra hacerse con un paquete de tabaco y un encendedor que no funciona muy bien. El resto, son ropas sucias y usadas por los soldados, incluso hay un par de gorras. También hay algunas botas militares, pero nada de verdadero valor ni utilidad para alguien como Larry.

Tras unos pocos minutos de espera, el gigantesco soldado regresa y con un gesto de la mano, a la vez que ruge algo para sus adentros, indica a Larry que le siga. Siendo como es alguien parco en palabras, el soldado no pierde el tiempo con conversaciones sin sentido, tan solo se limita a gruñir en caso de ser preguntado e ignora por completo a Larry.

Sus pasos les llevan hasta una gran tienda, que a su vez está dividida en varias secciones. Larry es llevado hasta un rincón, donde hay un gran y pesado maletín abierto, en cuyo interior hay un aparato de comunicaciones del ejército.

Un operador del ejército, se quita los cascos y abandona el lugar, cuando los ve llegar. En la pantalla del monitor aparece el rostro de una mujer que Larry conoce bien...¡Su abuela está al otro lado de la línea! El gigantesco soldado, le hace una señal a la vez que levanta la mano.

-Guaperas, tienes cinco minutos, después usaremos la línea de comunicaciones para cosas realmente importantes. Aprovecha el tiempo, ponte los cascos y activa el micro para hablar. Yo esperaré fuera.

Nada de valor, así que lo dejo en su sitio, nada que valga la pena el lio. Mientras hago tiempo, pienso en mi misterioso benefactor con tal influencia. ¿Será el embajador? ¿Querrá saber que habrá pasado con su esposa? ¿Sospecha algo?

Cuando el soldado me hace seguirle, paso de decirle nada, ya que al fin de cuentas no es nada más ni nada menos que un simple intermediario, con mucho mal humor que sólo empeoraría los ánimos de ambos si le hablara. Le debe dar mucha rabia que tenga dinero, más que el hecho que le hiciera esperar, al fin de cuentas me lo ha recriminado muchas veces. No debe ser otra cosa que una persona miserable con mucha amargura. Pero es tontería tenérselo en cuenta, no es algo que puedan evitar; y en honor a la verdad, nunca sentí la limitación de la gente de escasa renta... así que no puedo juzgar su mezquindad con demasiada dureza.

La tienda por la que nos metemos es enorme, sin duda esto debe ser el corazón de la base, dónde se toman las decisiones y dónde se comunican por distintos canales a varios receptores. La verdad es que me gustaría curiosear un poco, pero entre el paso que no se relaja de mi guia, y admitámoslo, mi curiosidad por mi benefactor, no puedo detenerme a espiar nada.

Finalmente cuando me dejan un sitio en los auriculares, veo de quién se trata... ¡mi abuela!

No puedo evitar, ignorando el comentario del soldado, que en mi rostro se dibuje un alivio mal disimulado. ¡Me alegro tantísimo de verla! Y conociéndome como me conoce, seguro que ya lo sabe. Quiero soltarle una de nuestras pullas medio en broma, pero la familia tiene una imagen, así que espero a que me dejen intimidad los soldados y finalmente la suelto en tono jocoso con un timbre de voz aliviado que apenas contiene las lágrimas:

-¡Al final será verdad que la mala hierba nunca muere!

La risa abrupta da paso a unas lágrimas que he contenido durante los eventos de la boda... se me hace como si hubieran pasado años... hago un silencio mientras me dice algo, y luego no puedo evitar preguntar...

-¿Y... y los demás? ¿Mi hermano?... ¿Cómo... cómo lo lograste?...-digo entre lágrimas- Me alegro de verte tan joven y vivaz.

En estos momentos, la familia para a ser lo primero, como siempre lo fue para toda la familia, incluida mi abuela. Y me olvido en estos momentos de los reporteros, de la bomba y de todo... necesito saber.

El plan de Thomas parece lo suficientemente sólido como para que nadie muestre su desacuerdo. La idea de dividirse no le gusta demasiado a Josh, pero lo compensa con la alegría de permanecer en el restaurante a salvo. Naomi será quién se encargue de etiquetar y organizar la comida, Adrian de la bebida y Josh será quién administra la comida y la bebida, para que les aguante el mayor tiempo posible. También prepararán varios cubos de basura con ruedas (Tras limpiarlos previamente) para meter en ellos todo lo que puedan llevar y así, sea tan solo llegar hasta el vehículo y cargar todo (o volcarlos en el maletero en caso de que sea un coche y no una furgoneta o camión)

Antes de irse, Naomi insiste en que se lleven algo de comer y un par de botellines con agua. Aunque la armería está cerca, quizás se encuentren con algún peligro que les obligue a permanecer algún tiempo escondidos. Así que más vale prevenir y llevar algo que llevarse a la boca, que permitir que el estómago vacío los distraiga.

Una vez todo está preparado, DK es el primero en salir. Pese a su tamaño, sabe cómo moverse a hurtadillas. Quizás se haya reformado, pero sin duda aún arrastra las viejas y malas costumbres de criminal. Con cuidado y sin llamar la atención de los muertos, se acerca hasta el "coche" que poco antes había señalado.

No es lo mejor para hacer largos viajes, tampoco sirve para pasar por encima de una horda de muertos. Pero su reducido tamaño les permitirá moverse con mayor soltura, facilitando la esquiva de los posibles problemas que se encuentren en el camino.

Las luces del coche parpadean cuando los seguros de las puertas se abren, aunque por suerte, no emite sonido alguno. Cuando llega el turno de Thomas, se da cuenta de que aquello no es lo suyo. Sus pesadas botas son ideales para evitar resbalarse e incluso aguantar el fuego, pero no para moverse con sigilo (un arte que tampoco ha practicado nunca) Así que sus movimientos son más bien torpes en comparación a los de DK. El cargar con un hacha, tampoco le ayuda demasiado.

-Agghhh

El gruñido o gemido de una de esas cosas, resuena a pocos metros de donde se encuentra. Surgiendo de una esquina, una mujer de unos cincuenta años, con un chándal de color rosa y una gorra, clava sus ojos sin vida sobre él. Sus ropajes, en otro tiempo de un tono intenso, ahora están sucios y cubiertos de sangre. Parte de su mejilla ha desaparecido y se la pueden ver los dientes por el terrible agujero que tiene en la cara.

Abriendo la boca a la vez que suelta otro gruñido, extiende las manos hacia Thomas y comienza a caminar hacia él, acelerando el paso a cada instante. Thomas sabe que es más rápido y que seguramente llegue al coche antes de que el alcance, aunque por otro lado, dejarla rondar por aquella zona en aquel estado de euforia asesina, quizás sea mala idea.