Partida Rol por web

Miro incrédula como el camión de los infectados se marcha y yo me quedo—no sé por qué tengo que ir con vosotros, me vais a llevar a la boca del lobo y no tengo un arma en condiciones para defenderme—miro a todo el grupo muy enfadad y vuelvo al fondo del camión.

Espero que los supervivientes no se encuentren muy lejos, quiero  marcharme lo antes posible de este lugar. Sé que no puedo hacer otra cosa que esperar así que me propongo descansar durante el trayecto. Busco una manta para taparme, no quiero saber nada por un rato. Intento descansar, dejarme llevar y no preocuparme por si aparece algún caminante  pero no puedo; alguien habla en el exterior muy cerca del camión. Sólo alcanzo a escuchar unas palabras— ¿qué es una horda?—digo en voz alta.

Veo como le cambia la cara a la sargento parece que también escuchó algo de la conversación, me pongo de pie de un salto, sé que algo va mal.

Las lonas del camión se mueven, doy unos pasos atrás y me coloco detrás de la soldado. Respiro aliviada al ver que es otro superviviente.—Mierda ,¿qué estáis esperando? ,¿ por qué no se mueve este camión?--

Contemplar el avance de aquella inmensa horda que no parece tener fin, resulta sencillamente aterrador. Hombres, mujeres, niñs y ancianos por igual, avanzan mostrando un aspecto sucio y enfermizo. La sangre, siempre presente, adorna sus rostros y manos, otorgando a su ya de por sí desaliñado aspecto, un aura de lo más tenebrosa.

Las personas que una vez fueron, con sus sueños y esperanzas, no son ahora más que despojos que se mueven con el único propósito de calmar un hambre que no tiene fin. Por separado cualquiera de ellos supone un grave peligro, pero reunidos en aquel número, suponen una amenaza casi imparable.

-Sargento, esa horda se dirige hacia el campamento. Si no les hacemos cambiar de dirección, caerán sobre nosotros y no contamos con el número de armas y soldados necesarios para hacerles frente. ¿Te queda alguna Claymore?

La sargento rodriguez, quién empieza a estar hasta las narices del comportamiento de Mary y a quién dedica una afilada mirada, responde al capitán sin comprender bien qué es lo que pretende hacer.

-Me queda una señor, pero con eso no lograrás pararlos a todos.

La cabina y la parte trasera del camión, están conectadas mediante una ventana que ahora mismo, ambos soldados están usando para comunicarse entre ellos. La sargento toma la claymore y se la entrega al capitán. Quién parece tener un plan o al menos, parte de uno. Por desgracia, no es que sea algo que le guste apasionadamente pero es la única solución que encuentra.

-Ir a por los civiles que quedan y regresar al campamento. Voy a tratar de cambiar el curso de la horda y hacer que me sigan. No volváis a por mi, trataré de regresar por mis propios medios. Buena suerte.

La sargento rodriguez abre la boca para quejarse, pero es demasiado tarde, el capitán ya ha saltado del camión y corre hacia uno de los edificios cercanos, para preparar su jugada. Alejar aquella horda y sobrevivir no parece ser posible, pero bien sabe que su sacrificio puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte de los civiles y de la supervivencia del propio campamento.

-¡Joder! ¡Maldito sea! ¡Muy bien, vamos a por esos tres supervivientes!

El viaje en el camión es más bien corto, pues el restaurante donde se ocultan los compañeros de Thomas no está lejos. De hecho está casi al otro lado de la calle. A lo lejos se divisa la inmensa horda de infectados, que atraídos por el sonido del camión, aceleran el paso. Algunos incluso, alzan sus manos transformadas en garras, dispuestos a atraparlos.

Aquello no le gusta a DK, pero se ve obligado a saltar del camión junto con la sargento rodriguez para abatir a los pocos infectados que hay por la zona. Su bate se balancea con fuerza, descargando un sonoro golpe sobre el cráneo de un infectado cercano. La sargento por su parte, no duda en abrir fuego con su arma.

El sonido provoca que algunos infectados más se acerquen hacia la zona. No son muchos, pero saben que basta solo uno para que la vida de un civil, se transforme en una pesadilla. Llegados a aquel punto, DK grita con fuerza para que los civiles del interior del restaurante salgan de una vez. Algo en lo que tardan un momento al tener que retirar las barreras que han estado usando para evitar así, la entrada de compañías indeseables. 

Mary, quizás por miedo o simple curiosidad, se asuma lo suficiente como para poder ver qué es lo que sucede afuera. Del interior de un restaurante de comida rápida, salen corriendo tres figuras. Uno es un hombre alto y delgado con gafas, que parece haber sido vestido por su madre debido al jerséy sin mangas de lana que porta. El segundo es un hombre bastante obeso que viste con un traje ya sucio y arrugado. Por último, avanza una mujer rubia y de gran belleza, que corre descalza, llevando los zapatos en la mano. Por su apariencia, bien podría ser una azafata o una de esas que trabajan en una tienda que vende cosméticos.

La sargento y DK se están encargando de atraer la atención de los infectados cercanos, para derribarlos y así dar vía libre al resto de civiles. Apenas hay unos diez y aunque normalmente eso no les daría muchísimos problemas, la presión que sienten por la horda que avanza, les hace cometer un tremendo error. Uno de los infectados a los que DK ha golpeado, ha caído al suelo, pero no ha muerto. Su cráneo ha sido fracturado y un ojo se ha reventado debido a la presión del golpe, pero la criatura aún se mueve y arrastrándose como una serpiente, se prepara para agarrar la pierna de DK y clavarle los dientes.

Mientras tanto, Thomas puede ver a lo lejos como todo el horizonte queda cubierto por aquella horda sin fin. En menos de cinco minutos los tendrán encima, aunque espera que mucho antes de que pase ese tiempo, ya estén muy lejos de allí.

El sonido de disparos le hace volver la mirada y ver como a lo lejos, el capitán está abriendo fuego con la única intención de atraer la atención de la horda sobre sí mismo. Algunos caen por la precisión milimétrica del soldado, pero rápidamente son superados y dejados atrás por aquella marabunta de criaturas. Acto seguido y para cubrir la retirada de Thomas y el resto de supervivientes, arroja dos granadas de humo, creando una cortina con la que podrán dificultar que los vean. Finalmente, realiza varios disparos más, antes de perderse en la lejanía.

Me resulta curioso que alguien que no se considera a si mismo un soldado esté dando vueltas y haya llegado tan lejos con tanta movilidad como la que goza en un sitio como éste.

Sin embargo, Jensen es más de lo que parece, eso está claro. Es un dato que debería tener en cuenta en el futuro, si volvemos a reencontrarnos. Si algo es cierto, es que él cree poder actuar como quiera, y eso significa que algún poder paralelo al ejército puede respaldarlo.

Sea como sea, no me corresponde a mi interesarme, de momento, con estos detalles.

-Tempus fugit, guaperas. Ya sabes donde encontrarme, pero ten cuidado, no te vayan a morder las chinches.   -Girando el arma que sostiene entre las manos, se la tiende a Larry.   -Según los últimos informes y con un poco de suerte, el lugar podría llenarse de chinches en poco tiempo.     -Sosteniendo la mirada a Larry y sin soltar el arma, toma con su otra mano, una gran navaja de tipo abanico.    -Quizás prefieras algo más discreto, no tiene el encanto de Daisy, pero es más fácil de colar y manejar.

Observo las armas, mientras mi corazón late por la adrenalina que se me acelera cuando me recuerda que voy a contrareloj. Mi maldita dosis de emociones fuertes ya viene... sé que alguién mataría por estar en mi posición y me consideraría un loco por arriesgar el pellejo pudiendo salvarme. Pero... yo soy yo, y para mi, la vida no tendría sentido sin estas emociones entre parada y parada.

La elección es fácil, Daisy es deasiado ostentosa y sólo dará problemas... asi que me quedo la navaja para tenerla oculta bajo la ropa, sólo por si fuera realmente necesario, que espero que no sea el caso.

-Te dejo a Daisy, creo que tu la sabrías tratar mejor que yo.

Tras despedirme, me dejo ver por las patrullas para informarles de que planeo volver, y de paso que me acerquen de ser posible. Me gusta ver por mis propios ojos, que no todos son unos capullos, tal como siempre dije. Y hasta se ofrecen a venir a buscarme.

-Es peligroso salir del área protegida, no hay mucha distancia entre el campamento y los laboratorios, pero cada vez hay menos patrullas en la zona, así que el riesgo de que algún infectado aparezca es mayor. Tardaremos una hora en terminar nuestra ronda y regresar al campamento, si quieres podemos pasar a recogerte y así evitarte la caminata.

-Me viene de lujo, muchas gracias. ¿Quedamos aquí? Estaré tan pronto pueda. De hecho si me dais el telefono, os llamaré por si cuando acabe mis asuntos andáis más cerca.

Tras intercambiar los números, me dirijo hacia los laboratorios para empezar a buscar a Violeta. Trataré de pasar desapercibido, un bajo perfil, tanto para los vivos como para los muertos... lo cierto es que no puedo perder tiempo en nadie.

Sólo espero que no me distraiga la voz que me dice que estoy viendo a gente muerta que aún habla.

Si había alguien al que podría considerar un buen ejemplo de que el mundo aún no se había podrido del todo, ese era Wright. El militar no lo dudo un instante, ideando un plan suicida para darles algo más de tiempo, poniendo en juego su vida. Sus posibilidades de sobrevivir eran muy escasas, pero el sujeto pareció no pensar en ello o no le importó.

Lo siguiente fue una sucesión de sucesos que parecían ocurrir a diferentes velocidades, siendo la horda y los infectados los que tenían la mayor velocidad. Thomas condujo el vehículo hasta la puerta del Subway, sintiendo que el trayecto era más largo de lo que había realizado hasta la armería. La espera se le hizo eterna hasta que por fin salieron los tres sobrevivientes, mientras el sonido de los disparos y los golpes amortizaba los latidos de su corazón. Imaginaba quien sería el primero en llegar al camión y quien el ultimo, aunque esperaba que todos llegaran a salvo. Entonces vio como DK abatía a uno de los infectados, pasando rápidamente su atención hacia los otros que se acercaban, solo que el que estaba en el suelo no había muerto, sino que se arrastraba hambriento hacia él.

-¡DK! ¡ESE ESTA VIVO! ¡EN EL SUELO!- Abrió la puerta, listo para saltar al suelo y usar su arma contra ese infectado, estaba medio colgado en la puerta, como si una fuerza irresistible le impulsara a correr hacia él. Solo tenía acercarse, reventar la cabeza del infectado con su hacha o sus botas y volver al camión. No debería ser difícil. Podía hacerlo. Un par de segundos. DK se movía muy lento, mientras que su atacante lucía frenético, casi saboreando el bocado que tenía ante sí. Los demás podrían conducir, aunque no lo sabía y no había tiempo para preguntar, un camión no era lo mismo que un automóvil. Intentar ayudar, podría empeorar la situación de todos y solo podía confiar en que DK le oyera y entendiera.

Wright continuaba con su heroico acto, alejando a la mayoría de los infectados de su camino hacia el campamento y ellos. Y Dk dijo que los heroes no existían...

--¡! Estáis  locos!!—Grito al ver salir a todos al exterior,  mierda, mierda, empiezo a buscar cualquier cosa que me pueda servir. Hay cajas debajo de los  asientos cuando las abro veo que son armas, munición y granadas pero no se utilizar nada de eso, tal vez las granadas.  Pero no sé qué hacer con ellas, lanzarlas ¿pero cómo funcionan?

Oigo a Thomas gritar a DK. No puedo evitar asomarme al exterior para ver qué pasa,  parece que lo va a tener difícil para  escapar de ese infectado  así que rápidamente  voy al fondo del vehículo. – Eh!!! Bombero!!  Atropéllalo con el camión--le digo  señalando al  engendro a través de la ventanilla que comunica con la cabina. No sé si me escuchó. La ventanilla no es muy grande pero puedo pasar por ella y sentarme en el sitio del copiloto. Desde este lugar puedo ver a los supervivientes,  parecen desorientados así que agito los brazos para que me vean y se dirijan hacia aquí.

La chica le grita a través de la ventanilla, señalando la opción más obvia y sencilla de proceder. Por el espejo retrovisor lateral, intentó calcular el tiempo que tardarían en llegar los tres supervivientes, suponiendo que Adrian sería el último en llegar y Naomi la primera, acercar el camión podría ser una gran ayuda. Si en el proceso, aplastaba el infectado que buscaba morder a DK, era una gran forma de matar dos pájaros de un tiro.

- La verdad es que no me veo patrullando las calles. - se ríe Sophie aun sabiendo que porta un arma de fuego encima, la segunda ya siendo rigurosos.

Todo había cambiado muy rápido y eso la hacía sentir en una espiral ascendente hacia un lugar que ni tan siquiera ella podía imaginar. Por encima de toda aquella muerte ella estava despertando en su interior algo que llevaba demasiado tiempo aletargado. O quizá solo fuera la adrenalina y el vivir en el presente lo que la hacía sentirse así.

Selena ordeno que siguieran a Larry, pero las normstivad impedían que saliesen tras él adentrandose en el campamento militar.

- Vete a saber que estará tramando esta vez. Seguro que nada bueno... acabará consiguiendo que nos maten a todos. No le quiteis el ojo de encima cuando regrese, si es que pir desgracia lo hace.

En ese momento entró el Dr. Hawkins, el cual la invitaba a hacer una visita a la parte más restringida de las instalaciones. No sabía que pensar todavía de él. Ella era ahora los ojos y oidos del capitán y él lo sabía. Pero era una condición que Matt había puesto para aceptar esa misión extraoficial de capturar sujetos vivos.

Sophie no quería alejarse de él y Matt la quería en un lugar seguro. Pero ya que estava allí no iba a limitarse a eso...

- Detrás de usted Doctor. - respondió, para luego hacer un gesto de despedida a Selena, su nueva amiga.

A partir de ahora sus sentidos deberían estar alerta y sus manos más todavía. Si no le daban una targeta de acceso al area restringuda por las buenas, intentaría hacerse con ella por otros métodos. Nunca sabía si le podría llegar a hacer falta y su experiencia en el instituto servía de precedente.

Llevándose consigo el arma que el entrega Jensen, regresa por fin a los laboratorios. El lugar resplandece como un oasis en medio del desierto. Las decenas de personas que allí se agrupan a la espera de ser trasladas, han pasado por un verdadero infierno que Larry conoce bien. Muchos lo han perdido absolutamente todo o otros en cambio, han logrado salvar a sus seres queridos.

Una familia sentada en las escaleras de acceso a los laboratorios, formada por un padre, una madre y dos niñas, sonríen con esperanzan al ver a la niña más pequeña jugueteando con el gato persa que lograron llevarse con ellos. La mascota de la familia no fue dejada atrás y ahora, es lo único que parece mantener alegre y animada a las niñas.

Un poco más allá, Larry puede ver a Zach, el hijo de Jarod jugando con una niña afroamericana. El rostro deformado por el más absoluto de los terrores del muchacho, vuelve por fin a sonreír mientras se divierte con su nueva amiga.

Una mujer, con algunos kilos de más pero ataviada con una de las batas blancas de los laboratorios, ayuda a un hombre de bastante edad a caminar por los pasillos de los laboratorios.

En los laboratorios hay tanta vida, tantas historias...tantas experiencias nacidas del horror, que casi resulta un milagro ver a todas aquellas personas volver a sonreír y sentirse a salvo. Una sensación que en poco tiempo, simplemente se desvanecerá cuando las primeras bombas comiencen a caer. Hombres, mujeres, niños y ancianos por igual serán devorados por las llamas y toda aquella vida que ahora le rodea, se esfumarán como la llama de una vela ante un suspiro.

La búsqueda de Violeta se torna como algo casi angustioso, pues los minutos van pasando y no logra dar con ella. Finalmente, Larry logra dar con una mujer que trabaja en los laboratorios, quién logra informarle de algo que quizás no le guste demasiado.

-Se encuentra en observación, se desmayó tras salir de su habitación y la están realizando algunas pruebas. Tiene mucha fiebre y ahora mismo un doctor está con ella.

La mujer oculta algo, eso es algo que Larry puede percibir por cómo evita mirarle a los ojos. Hay algo más, de ello está seguro...

Cuando alguien entra en un estado como en el que se encuentra DK, todo lo que es capaz de percibir es el sonido de su respiración y el retumbar de los latidos de su propio corazón. La violencia no le resulta ajena, pero una cosa es dar una paliza a alguien y otra muy diferente, aplastarle el cráneo con el bate a otro ser. Por muy muertos que aquellas cosas estén, sigue resultando difícil hacer lo que hay que hacer. Sí, están cubiertos de sangre y algunos muestran lesiones que nadie podría tolerar, pero aún así siguen pareciendo humanos, por lo que acabar con ellos no resulta fácil.

Quizás por todo eso, DK es incapaz de ver el peligro que recta hacia él. No escucha la advertencia de Thomas, ni tan si quiera está seguro de lo que sucede cuando las manos frías y duras como el acero, se aferran a su pierna. Para cuando su vista desciende para ver lo que le impide moverse, lo único que siente es un gran dolor y un escalofrío que recorre todo su ser.

Los dientes de aquella cosa, saborean la sangre y carne de DK, quién cae al suelo. Quizás no tanto por el dolor, sino por lo que aquel mordisco significa para él.

Thomas apenas tuvo tiempo de reaccionar, de hecho es casi un milagro que haya visto lo sucedido en la parte trasera del camión. De no haber sido por los retrovisores, no se habría percatado de lo que sucedía. Mary tuvo algo más de tiempo para reaccionar, pero ella no es una guerrera, es una superviviente y bajar del camión para ayudar a DK bien podría haberla costado a ella la vida.

Un último disparo resuena, haciendo estallar el cráneo del infectado que seguía reptando por el cuerpo de DK. El silencio que reina, se ve roto por las maldiciones de DK, quién se aprieta la mano contra la herida de la pierna. El resto de supervivientes, llegan justo en aquel preciso instante y suben al camión. Nadie dice nada, pero todos piensan lo mismo. Finalmente es la sargento rodriguez quién toma la palabra.

-Te han mordido tío, esa es mala señal.    -La fiera soldado no está en su mejor momento. Tiene un grupo de civiles bajo su protección y el capitán se ha lanzado de cabeza a una misión que bien puede considerarse suicida. Debe tomar decisiones para las que no está preparada. Así que opta por realizar una votación.    -Aquellos que son mordidos, acaban transformándose en cuestión de minutos. Aunque se han dado casos, menos de un 1% que han sido capaces de resistir el virus. Tenemos que tomar una decisión, decidir si lo llevamos con nosotros o lo dejamos aquí.

La esperanza de que sobreviva está ahí, pero si se transforma el daño que puede causar, las vidas que puede segar...¿Merece la pena ese riesgo?

El primero en tomar la palabra es Josh Geller, un hombre con pinta de empollón pero con unas capacidades sociales más bien nulas. Mary tiene la impresión de que es el típico hombre que vive con su madre, una que le corta los filetes.

-No podemos dejarlo aquí, quizás los médicos, con antibióticos o algo puedan ayudarlo. Mientras hay vida, hay esperanza...

Dk, el matón del grupo se sorprende por la rápida reacción de Josh, en especial debido a que ha sido a quién más caña a metido desde que formaron un equipo.

-No es nada personal, pero no podemos arriesgar una vida por la de muchos. Lo siento...    -Naomi muestra una frialdad lógica de lo más aplastante. Tal es así, que incluso ignora el comentario de DK llamándola zorra y cosas peores.

El último miembro de los supervivientes rescatados, se muestra en estado de shock y tan solo se deja caer sentado en el camión, llevándose las manos a la cabeza. ¿Cómo puede tomar una decisión así? ¿Realmente debe decidir si un hombre vive o muere? No, no puede hacerlo, no puede hacer algo así.

DK lanza una mirada al interior del camión, tan solo faltan los botos de Thomas y Mary, de ellos depende si DK será llevado junto al resto o si será dejado atrás a su suerte...

El doctor la guía a través de los pasillos de los laboratorios, hasta la sala de carga y descarga. Un lugar destinado a la recepción de camiones con diverso material necesario para los laboratorios.

-Deje que le exponga cómo queremos hacer las cosas para evitar nuevos contagios. Cuando el capitán Wright regrese junto con sus hombres, meterán los camiones aquí dentro. Así ningún civil verá lo que traen con ellos. Desde la sala de control, se sellarán todas las puertas que nos encontraremos durante el recorrido hasta la sala de contención.

Para realizar una prueba, el doctor llama a la sala de control para que sellen todas las puertas. Sophie puede ver que efectivamente, todas las puertas o cruces que puedan encontrarse en su camino hasta la sala de contención, están selladas.

-Aquí tan solo estará el personal de seguridad asignado a esta tarea y los propios hombres del capitán. Ahora vayamos a ver la sala de contención.

Una gran compuerta metálica, da acceso a un laboratorio con aparatos de última generación. Aunque para Sophie, bien podría ser chatarra con muchas luces y botones. En medio de la sala hay un habitáculo con paredes transparentes y del cual, han retirado todo lo que en otro momento podía haber en su interior. Aún así, dispone en el techo de diversos tipos de aspersores.

El habitáculo dispone de dos puertas para entrar en él, unidas por una zona de descontaminacion. El habitáculo es transparente, para que se pueda ver lo que sucede en el interior sin peligro alguno.

-Las balas no pueden atraversarlo y una explosión, causaría tan solo grietas en las primeras capas de protección. Así que una vez estén ahí dentro, no podrán escapar. Aún así, sellaremos este laboratorio desde dentro para que llegado el caso, no suceda nada a los civiles en caso de haber algún fallo. Aquí tan solo nos encontraremos la doctora Coverston, Mike, uno de sus hombres y yo. Si las cosas se ponen mal, el sistema ha sido diseñado para transmitir toda nuestra investigación y así no perder nada. Bien, como puede ver, el mayor riesgo existe durante el traslado, pero estoy seguro de que no habrá problemas. 

El doctor se cruza de brazos y permite que Sophie eche un vistazo a los alrededores. Hay varias cámaras en aquel lugar, que recogerán toda la información de los experimentos que allí lleven acabo. Cuatro personas arriesgarán sus vidas en busca de una solución o al menos, una ventaja táctica que pueda ofrecer a los soldados.

-¿Qué le parece?

Solo le basto ver el rostro de DK para sentir su miedo y desesperación, la terrible certeza que tu vida había terminado de forma abrupta, pero tenías la capacidad de disfrutar de ese sufrimiento. Y la culpa empezó a corroer su pecho, pues el tipo, por muy arrogante y pendenciero que pareciera, era solo un hombre asustado, que buscaba sobrevivir un día más.

Entonces Rodriguez soltó lo que todos ellos ya sabían, lo que se había vuelto la nueva realidad para los que vivían en ese nuevo mundo de horrores. Te muerden y estas peor que muerto, estabas infectado. Te convertirías en una de esas cosas sin mente, sin posibilidades de sobrevivir.

-¿El 1%?- repitió su mente ante una de las afirmaciones de la sargento. Jamás había visto a una persona que pudiera sobrevivir a una mordida, nunca. Pero esas simples palabras parecieron darle un deje de esperanza que Thomas aferró como si fuera un clavo ardiendo-. Podemos atarlo y amordazarlo- dijo de repente-, si se convierte, yo me encargaré. Pero si hay una mínima posibilidad de que se salve, tenemos que darle la oportunidad de que luche por ella.

Solo tenían que evitar que se moviera o agarrara a alguien, que su boca no pudiera morder en el caso de que se transforme y rogar que su cuerpo resistiera el virus. Pero dejarlo allí, a su suerte, le parecía totalmente inhumano.

--¿En serio tengo que decidir eso? –  Entiendo la situación perfectamente, pero no sería yo si no me quejara, Miro a DK y le digo-- más vale que no te conviertas en uno de ellos--

Parece que la sargento Rodríguez no quiere quedarse  con todo el marrón  y lo quiere repartir. Cierro los ojos y niego con la cabeza, ninguna  de las opciones que se me ocurre es buena para él aunque para nosotros alguna si lo sería.

Mi mirada pasa de DK a la sargento y a Thomas, ignorando al  resto de  supervivientes,  no los conozco ni los quiero conocer, en parte tienen la culpa de esta situación. Tampoco  conozco a DK pero todavía no ha intentado devorarme así que  no lo considero un engendro  hambriento de carne humana. Todavía le queda algo de humano por esa razón no sería justo quitarle esa parte antes de tiempo. Me rasco la cabeza, es algo instintivo que hago cuando no sé cómo actuar.

--Llevémoslo con nosotros ¿no es esto lo que necesitan los científicos? ¿Un infectado?

Sophie guiada por el Dr. Hawkins recorre varias zonas, empezando por la de carga y descarga de material. Todo parece correcto y sabiendo que ningún civil podrá ver lo que los militares van a meter dentro de las instalaciones mucho mejor. Pese a todo la sombra de lo que ella hizo con Zack no deja se sobrevolar su mente.

- A veces creemos que es mejor mantener a los inocentes en la ignorancia. Quizá sea cierto en la mayoría de casos, cuando todo sale bien y no hay problemas. Pero cuando las cosas se tuercen, ellos son los primeros en caer presa del pánico y sin estar preparados para los peligros, todo aquello que hacemos por protegerles puede girarse en su contra. 

Sabía que era muy difícil que sus palabras hicieran mella en la cabeza cuadrada del Doctor y así se lo había dicho Mike apenas unos minutos antes, pero debía intentarle hacer ver la otra cara de la moneda. Si los civiles no sabían que el peligro estaba dentro de las instalaciones por voluntad propia podía ser una masacre de nuevo al igual que lo fue en el instituto... 

La visita continuó y pudieron ver varias medidas de contención, puertas selladas y demás sistemas para evitar cualquier tipo de contagio más allá de las personas que arriesgaban su vida expresamente en aquella misión.

También había cámaras grabando todo lo que iba a suceder, pero Sophie sabía perfectamente que era un circuito cerrado que no podía verse a través de la sala de control donde había estado antes con Selena.

- ¿Y desde donde puede hacerse el seguimiento de lo que graban estas cámaras de seguridad? 

Finalmente vio el habitáculo de cristal antibalas que contendría a los sujetos de los experimentos. Esperaba que fuera lo suficientemente fuerte y seguro para contenerlos. 

- Estoy segura de que Mike no va a dejar ningún cabo suelto. - responde a su pregunta refiriéndose a todas las medidas de seguridad adoptadas. - Todo estará bajo control y siempre tienen a los hombres del capitán para ayudarles en caso de emergencia. Le aseguro que son más que eficientes en lo que hacen. Yo no soy ninguna experta así que confío en el buen hacer de todos ustedes. Espero que lo hagan de la forma más segura posible y que consigan resultados positivos.

Moverme por los laboratorios está resultando un horror, y a veces hasta me resulta un error. Ver a toda esa gente, algunos conocidos, la mayoría desconocidos, pero sin que esa diferencia importe, porque al final todos desaparecerán...

Cada paso que doy es una losa más en mi alma, llega un momento que trato de no fijarme en la gente, pero así no encontraré a Violeta, asi que desisto, y vuelvo a mirarlos... es como una parte del precio a pagar por tomar esta decisión.

Me insisto una y otra vez, que de todas formas yo no podría evitar nada, sólo agravarlo. Pero soy inteligente, y aunque me doy razones totalmente válidas, sé que si fuera mi familia la que se quedara aquí, removería tierra y mar, que al fin de cuentas sólo me lanzo excusas y me autoengaño para tranquilizar una conciencia dudosa.

Finalmente me encuentro alguién que parece saber algo.

-Se encuentra en observación, se desmayó tras salir de su habitación y la están realizando algunas pruebas. Tiene mucha fiebre y ahora mismo un doctor está con ella.

 No fastidies... una parte de mi decide abandonar y volver a la base, pero otra no lo ve tan claro... hay algo en la mujer que no termina de convencerme, como si no me contara toda la historia. ¿Pero porqué? ¿Es que acaso ha sido mordida y la vamos a perder?

Sé que los autoengaños me servirán para lidiar, en parte, con todas las muertes que se avecinan. Pero para el caso de Violeta, si no compruebo su estado, no me habrá servido de nada toda la mentira.

Tengo que convencer a la investigadora clínica, que me aporte más datos y el tiempo se nos agota:

-Voy a ir a visitarla, pero noto que no me está contando todo doctora... por favor se lo pido, la situación es grave para todos y no sé si voy a poder aguantar la tensión mucho más con la incógnita antes de derrumbarme. ¿Que más puede decirme del caso de Violeta? Alivie el sufrimiento por favor, necesito saber.

Espero que funcione apelando a su humanidad.

En ocasiones, cuando todo falla, cuando lo único que ves a tu alrededor es oscuridad, tan solo puedes aferrarte a una única cosa, la esperanza. Todos saben que DK está sentenciado, las posibilidades de que sobreviva a la mordedura son ínfimas, prácticamente nulas, pero pese a ello, nadie quiere llevar la pesada carga de dejar alguien atrás. Quizás en cierto modo sea tan solo por el miedo que todos sienten a ponerse en los zapatos de DK. ¿Alguien les ayudaría en caso de ser mordidos?

Subiéndolo al camión entre todos, tan solo Noemi se mantiene alejada de DK. La mujer suelta un chasquido con la lengua dejando bien claro su inconformidad con la elección del grupo. Aunque la sargento y Josh parecen estar satisfechos con el rescate de DK, al cual suministran una inyección para ayudarle con el dolor y combatir la infección. No es que vaya a servir de mucho para lo segundo, pero al menos es una ayuda.

Guiado por la sargento, Thomas emprende el viaje hacia el sur al volante del camión. Pese a que son unos pocos kilómetros lo que les separa de los laboratorios, el viaje se les torna eterno. Quizás debido a que llevan con ellos a un infectado que en cualquier momento, puede volverse contra ellos.

Con una valla alrededor, la cual atraviesan por una puerta controlada por personal de seguridad de los propios laboratorios, llegan por fin a su destino. El Kansas Health & Environmental Labs se alza ante ellos como un lugar, en teoría, seguro. El aparcamiento ha sido invadido por diversas tiendas de campaña en las que se encuentran civiles comprendidos entre todas las edades.

Thomas, por orden de la militar, conduce hasta la puerta de los laboratorios. Apenas el vehículo se detiene, la soldado salta del camión y grita solicitando apoyo medico. En cuestión de pocos segundos, DK se desvanece por las puertas de acceso a los laboratorios, acomodado sobre una camilla, mientras la sargento lo escolta.

El resto de supervivientes permanece un tanto indecisos sobre qué hacer, hasta que finalmente una mujer joven, no muy alta y con algo de sobrepeso, ser acerca hasta ellos.

-Hola, buenos días. Me llamo Samathan, pero podéis llamarme Sam. ¿Hay algún otro herido que deba ser atendido? Vamos a realizaros un pequeño chequeo médico y después, os daremos rompa limpia y comida. ¿Os parece bien?

Dos hombres aguardan algunos metros más atrás, llevan uniformes pero no son militares. De hecho tan solo van armados con pistolas. Son algún tipo de seguridad privada que vela por la seguridad del lugar. El ambiente que se respira pese a su imponente presencia, es muy relajado. Algunos curiosos se han acercado desde las tiendas para ver a los recién llegados, quizás con la esperanza de encontrarse con algún ser querido o amigo perdido.

Aunque el doctor respeta la forma de ver las cosas de Sophie, sabe que esta equivocada. Por lo que procede a ilustrarla.

-El ser humano es inteligente, pero la muchedumbre es estúpida. Informe a los civiles de lo que nos traemos entre manos y empezarán las especulaciones, las cuales darán paso a las acusaciones y finalmente, al pánico y al caos. Todos hemos crecido con películas que hablan de cómo un grupo de científicos locos, se aprovechan de un elemento hostil para la raza humana, con el único fin de obtener mayor poder. ¿Qué cree que pasará si descubren nuestro plan? Muchos acabarían heridos y me temo que incluso, lamentaríamos la pérdida de vidas humanas. No podemos ir en contra de nuestra propia natura, los seres humanos somos arrogantes, desconfiados y crueles por naturaleza. Pero siglos de barbarie, nos ha empujado a desarrollar un código ético con el que hacer frente a esos instintos. Cuando alguien nos ofendes o nos provoca cualquier tipo de malestar, nuestro instinto es desearle un gran mal a esa persona. Deseamos que sufra, que sea humillado pero no hacemos nada...y todo por nuestra ética. Sin ella, no seríamos más que animales furiosos dominamos por nuestros instintos. Pero tan solo hace falta una pequeña chispa para que nuestra ética se desvanezca y demos rienda suelta a la bestia que todos guardamos dentro.

El doctor disfruta del sonido de su propia voz y tiene un claro caso de narcisismo, Sophie puede debatir con él durante horas, puede que incluso días, pero sabe que el doctor jamás la dará la razón si esta se aleja de su punto de vista.

-Si el miedo domina a uno solo de los civiles, este puede contagiar al resto y entonces nadie estará preparado para nada, simplemente enloquecerán y nos pondrán a todos en peligro. Por supuesto, no voy a impedirla informar a los civiles de nuestros planes, pero cuando la tomen contra usted, que lo harán, prometo no decirla que se lo avisé.

Saliendo del laboratorio donde van a encerrar a los infectados, el doctor la guía hasta otra sala cercana. Se trata de un amplio despacho, seguramente el de Hawkins por la elegancia y el elevado precio de los muebles y la decoración. El despechado resulta de lo más acogedor, un lugar donde poder retirarse para leer agradablemente o sumergirte en grandes proyectos.

-Mi ordenador personal está conectado con el sistema de cámaras de la sala de contención. Desde aquí se podrá ver todo, también hará una copia de todo avance que logremos y podrá ser enviada a los servidores de One World.

Un pequeño zumbido obliga al doctor a bajar la mirada y revisar su busca.

-Parece que me reclaman, un segundo por favor.    -Descolgando el teléfono de su despacho, intercambia unas breves palabras antes de colgar.    -Realmente estoy muy sorprendido, los soldados han regresado en un tiempo record y traen con ellos un grupo de infectados. Han informado también de la llegada de un segundo camión con nuevos civiles, uno de ellos gravemente herido. Pero también dispongo de malas noticias...una de sus amigas ha comenzado a gritar y retorcerse de dolor, ha sido trasladada a la enfermería. Violeta creo que es su nombre, aún no saben qué puede haberla pasado, pero está en buenas manos.

La mujer niega con la cabeza cuando Larry indica su deseo de ir a visitar a Violeta.

-No puede ir, lo siento. Será mejor que espere a que el doctor termine con ella y pueda informarle.

Mientras hablan, a través del gran ventanal que hay junto a ellos, pueden ver la llegada de un camión militar que se detiene a las puertas de los laboratorios. La sargento rodriguez salta de la parte trasera solicitando de inmediato atención médica. El personal de los laboratorios no se hace esperar y rápidamente acuden para sacar de la parte trasera a un hombre de piel oscura, al cual colocan en una camilla y trasladan al interior de los laboratorios.

Varios civiles más descienden del camión, cinco para ser más exactos. Uno de ellos es alguien joven, aunque resulta difícil saber si se trata de una chica o un chico, ya que la capucha y la ropa amplia dificultan mucho las cosas. Otros de ellos es un hombre grande y fuerte, que porta consigo un hacha cuyo filo, aún tiene restos de sangre seca. El tercer tipo, alguien más bien obeso y no muy alto, está completamente pálido, como si acabase de ver al mismísimo demonio. El cuarto tipo, es alguien alto y delgado como un espárrago. Lleva el pelo engominado y con la raya a un lado. Viste con un jersey de lana sin mangas, lo cual unido a sus gafas de pasta, le dan un aire de empollón. La última civil, es una preciosa de mujer de cabellos dorados y ojos azules, que pese a que su traje formado por minifalda, chaqueta y camisa no está en su mejor momento, aún así logra resaltar sobre todas las mujeres que hasta ahora Larry se ha encontrado.

-Disculpe, pero tengo que ir a atender a los nuevos. Los calmantes deberían de actuar con rapidez y su amiga debería de dejar de gritar y superar el ataque de pánico en cuestión de pocos minutos.

Despistada por la llegada de los civiles, la mujer suelta más información de la que quería. Por lo que ruborizándose un poco, decide dejar a Larry a un lado,para atender a los recién llegados.

La tensión se mantuvo durante todo el trayecto. Thomas se mantenía rígido en el asiento de conductor, con las manos apretando el volante con fuerza. A través de la piel de su mandíbula se podía adivinar como apretaba los dientes, incapaz de mantenerse tranquilo ni un segundo. Solo cuando divisó el enorme complejo, pudo sentir una ligero atisbo de tranquilidad.

Bajó del vehículo de un salto, para ayudar a quien lo necesite, pero los militares se movieron con precisión y rapidez, llevándose al malherido DK. Le dedicó una última mirada de disculpa, aun lamentándose que no pudiera hacer nada más por él. En verdad esperaba que lograra superar esa maldita enfermedad. La llegada de la joven le sacó de sus pensamientos.

-Mucho gusto Sam, me llamo Thomas, Thomas Blackburn- dijo extendiendo su mano para estrechar la de la mujer-. Creo que ninguno está herido, quizás cansado. Pero por mi parte me someteré a cualquier examen y protocolo que tengan- su voz parecía desgastada y cansada, aunque no por algo físico-. Después, si lo requiere, tengo conocimientos médicos. No son muchos pero pueden ser útiles. Soy bombero y tengo algo de formación para atender emergencias- incluso si era para cavar letrinas, lo haría encantado. Lo que sea con tal de no pensar-. También quisiera saber si tienen un listado de los sobrevivientes- ladeó la cabeza hacia los demás-. Seguramente querrán saber si sus familias están aquí.

Al llegar al complejo de laboratorios me sentí más tranquila, Dk llego todavía con su esencia humana así que el camino hacia nuestro destino transcurrió tenso aunque sin problemas. Solo tuve que abstraerme de algunas conversaciones que surgieron durante el trayecto y que chirriaban en mis oídos. El hambre y el cansancio me ayudaron a desconectar y en ese instante de debilidad hizo que una imagen de mis padres apareciera en mi cabeza; beatos y pusilánimes con toda seguridad abrían muerto y la verdad es que no me importaba.

Mi primera impresión al bajar del camión fue de estar dentro de una ratonera, muchas personas dependientes de un puñado de militares y de un grupo de científicos. Eso no es bueno. En algún momento fallaría algo. Tenía que salir de allí lo antes posible, pero con el primer vistazo me di cuenta que la evacuación llevaría tiempo y eso tampoco era bueno.

Alguien vino a recibirnos, al escuchar que nos iban a dar de comer, mi atención se centró en la mujer que hablaba ,--a mi me parece bien todo lo que dice pero yo quiero información ---solo sabia lo que había visto y lo que imaginaba. Me dominaba la curiosidad, no me había dado cuenta hasta ahora que la necesidad de saber que estaba pasando era más fuerte que cualquier otra cosa. 

-No puede ir, lo siento. Será mejor que espere a que el doctor termine con ella y pueda informarle.

-Disculpe, pero tengo que ir a atender a los nuevos. Los calmantes deberían de actuar con rapidez y su amiga debería de dejar de gritar y superar el ataque de pánico en cuestión de pocos minutos.

 La belleza de esa chica casi hace que me olvide de la conversación, menuda hermosura. Si intelectualmente es la mitad de hermosa que físicamente, creo que me habré enamorado...

Sin embargo, aparte de esa muchacha, hay algo que me llama la atención... ¿calmantes? ¿pánico? Cuando nos separamos estaba bien, y a salvo... ¿que demonios le puede haber ocurrido en ese lapso de tiempo?

No me puedo quedar de brazos cruzados fingiendo que no ha pasado nada e irme... me quedo con el nombre de la mujer que me atendía, para luego localizar la habitación a dónde van a dirigir al herido (y especialmente a la muchacha) si me animo a volver a por ella... ¿en serio Larry, ahora, justo ahora te pones a pensar en eso?

En fin... costumbres... almenos es una bendita distracción a lo que está a punto de suceder... una distracción cruel si te lo paras a pensar detenidamente.

En cualquier caso, aprovechando que los focos de atención están en otra parte me meto dentro y empiezo a buscar a Violeta. En un principio iré a las urgencias, si la tuvieron que sedar probablemente no la dejaran con pacientes calmados...  con suerte la encontraré ahí, aunque no voy a dejar de asomarme a posibles lugares, mientras busco el sitio, por si hay suerte.