Partida Rol por web

 Te espero en la habitación de la planta de arriba... tras la cena Acepto la anciana, con disgusto, la falta de modales.

 Se levantó con trabajo, dejandote de nuevo sólo en la gran mesa.

 Mientras lo hacía, dos de los pastores se levantaron, dejando sólo a su compañero, tan "achispado" como ellos, mirando fijamente al fuego de la chimenea. No siguió sólo mucho tiempo, pues en seguida, el enano sin armadura fue a sentarse a su lado y hablar con él.

 El pastor te saluda con un gesto de su mano. Sus compañeros se disculpan, pues ya se iban... Intentas animarlos, pero dicen que sus mujeres los matarían.. y se ríen.

 El pastor que resta se presenta como Gronu, pero parece demasiado borracho para apreciar la música.

 El tabernero, que repara en ti, se acerca a tu mesa:

 Disculpe, señor... ¿que puedo ofrecerle?

*Recojo la comida y la jarra de vino no sin antes pagar el coste de las dos cosas y asiento con la cabeza tras su comentario, a continuacion mis pasos se dirigen a aquella mesa casi vacia, los bancos era largos y solo habia un hombre absorto en sus pensamientos y quizas ni siquiera se de cuenta..., dejo las cosas sobre la mesa y vuelvo ajustar mis sentidos hacia la conversacion que tengas algunas de las mesas mas "interesantes" de la posada..., mientras disfruto del plato de comida caliente y la jarra de vino...

Tras un segundo escaso cogió su capa y se levantó, indico que iba a hacer cosas que el decoro impedía hacer dentro de la posada. Con discrección salió detrás de la anciana despeluchada y los dos pastores, no le gustaban lo más mínimo y quería ver por su cuenta si había algo más detrás de tanta promesa de oro y riquezas. Salió de forma disimulada para los que estaban distraidos pero si alguien lo observaba se habría dado cuenta de su marcha.

Trató de permanecer en un lugar donde sus agudos sentidos élficos le permitiesen oir y escuchar si murmuraban algo. Escuchó con atención y cuando creyó haber escuchado suficiente, se volvió a su sitio en la posada.

Sonrio condescendiente al mediano.

-No es que no disfrute de la luz de la luna y unas bellas canciones, pero eso nunca ha sido mi prioridad, no todos los primeros nacidos son iguales, ni tan siquiera entre los mismos pueblos.
Al igual que parece que no todos los perian lo son.

Con ello parezco desatender a mis compañeros de mesa para prestar atención a otra cosa en la taberna.

 Mientras seguíais charlando entre vosotros, la anciana se levantó de la mesa del montaraz y se fue renqueando hasta la mesa que los pastores habían dejado casi vacía y que ahora ocupaban, a parte del pastor borracho, el explorador elfico recien llegado y el enano de la flauta.

 El montaraz también había abandonado al parecer la mesa cuando no estabais mirando y ahora esta mesa larga, más cerca del fuego que la vuestra, se hallaba vacía.

 Ambos, elfo y enano se encontraron de pronto sentados a la mesa que antes habían ocupado los pastores. El hombre ebrio que aun quedaba alli balbuceaba de manera inconexa.

 Mi nombre es... ¿como era mi nombre? Ah, si... Gronu, Gronu el pastor de cabras.. jejeje... con lo que yo he visto y ahora soy Gronu, el pastor de cabras... pero en fin, al menos no cargo con una mujer como hacen otros...

 Parecía absorto en sus pensamientos más que en vuestros comentarios

 Casi sin daros tiempo a responder a los desvarios del pastor, se sienta a vuestra mesa una anciana contrahecha y de la raza de los hombres de montaña. Se apoyaba en su bastón pero aún y así cojeaba. Le faltaban varias piezas dentales, pero su mirada era firme y decidida.

 ¿Sois cazadores de tesoros? ¿Eso es lo que sois? Necesito hombres valerosos y decididos. Hablaba en oestron con un rudo acento, os miro antes de continuar un instante Digamos que conozco el paradero de un importante tesoro... shhh, es un secreto... estoy organizando una pequeña reunión de... valientes... esta noche, en mi habitación. Si subis al piso de arriba, tomando el pasillo la segunda a la derecha. Después de la cena... por supuesto.

 Gronu declinó su oferta con la mano, alegando que había vividos tiempos mejores, pero ya no tenia tantas fuerzas como antaño. La vieja clavó la mirada en vosotros.

 Un elfo y un enano. Se han escrito poemas de compañeros de andanzas dispares como vosotros. ¿Puedo tentaros con mi oferta?

 La anciana hizo una mueca que suponeís que intentaba ser una sonrisa.

 Sigues a los pastores sigilosamente fuera. Los espías meando en la hierba oculto por el pozo. No parecen haber percibido tu presencia. Hablaban en el oestron rudo y rotundo de las gentes del antiguo reino de Arnor.

 Ese Gronu un dia se va a meter en un lío del que no sepa salir... comentaba uno de ellos.

 Lo que tiene que haser es buscarse una parienta y dejarse de tanto negosio... confirmaba el otro

 Eso de ir haciendo de espía para estranjeros va acabar molestando a alguien del pueblu...

 Si, todo por cuatro perras que gastá en vino... un dia va aparesé apuñalao en una sequia...

 Acabados sus respectivos chorros de orín, ambos recogieron sus cayados y se alejaron de la posada y de ti, camino a sus casas, con sus mujeres. Afuera por fin parecía haber parado de llover.

Volvió dentro de la posada ajustandose las calzas y restregando las manos en su camisa, limpiandolas. Se acercó a la mesa donde se sentaban la montaraz, el extrafalario mediano y el otro sujeto. No hizo aprecio ninguno a que dijesen nada, se respaldo contra la pared y no dijo nada durante unos segundos.

No sois de por aquí dijo secamente, no se molestó en examinarlos con detenimiento. Simplemente les miró al hablar y luego echó la cabeza hacía atrás.  Me preguntaba ¿Alguno va hacía el este?

*Miro a los ancianos y me quedo por ultimo mirando a la anciana demacrada..., no puedo evitar hacer un gesto de... pudor al ver la escena pero al momento intente disimular... un elfo tenia que tener modales ante todos y solo nosotros tenemos el don de la inmortalidad y de la juventud no como estos humanos..., entonces cuando casi me conpadecia por ellos de pronto de momento me doy cuenta que el que esta al otro lado es un enano y hay si no puedo evitar mi cara de desaprobacion..., entonces tras escuchar a la anciana digo con voz calmada y suave...

Los elfos no ansiamos tesoros humana, pero los enanos son famosos por su codicia asi que supongo que a el si le interesara..., yo viaje por la tierra media como guardian no como cazador de tesoros... pero respeto lo que obstentan ese trabajo y/o objetivo

-Madre mía, ¿tenéis una comunidad por aquí? ¿os conocéis? Yo que no aspiraba a ver un elfo en toda mi vida y resulta que veo dos la misma noche. Debe ser mi noche de suerte. Tal vez debiera jugar a las cartas o algo. En fin. El este... ¿Y qué hay en el este para tener que ir hacia allí? -preguntó finalmente el mediano en su línea de brutal sinceridad y educada falta de tacto.

Tan solo dedico una mirada de soslayo al "recién llegado" claramente estoy a otras cosas y el buen mediano ya se esta encargando del interrogatorio.

-No esta mal, estoy seguro de que le preguntará lo ultil y lo inútil...

 Ahora que los pastores se habían marchado era más fácil escuchar conversaciones.

 No llegas a captar todo lo que dicen, pero sí que la anciana habla en oestron y está buscando "hombres valerosos" para una misión que parece incluir "un gran tesoro" al que sólo ella sabe como llegar. El elfo parece haber declinado su oferta, pero la anciana insiste, mientras que el enano está pensativo.

 La mujer pasa al sindarín, lengua en la que todavía arrastra más las consonantes, seguramente para dirigirse a ti como elfo y que el enano no lo escuche, si bien Fjalar tenía perfectas nociones de la lengua de los sinda.

 También busco justícia, guardian. Para mi y para los míos, pero eso es algo que os explicaré arriba en mi habitación, lejos de oídos y ojos indiscretos. Espero que te lo pienses mejor y acudas a la cita. Recuerda, os espero después de la cena.

 Después volvió al oestron para preguntar al Khazad.

 ¿Y tú? Pequeño guerrero de las montañas, oh, pero grande en valor, seguro... ¿aceptarás mi oferta? ¿Ayudaras a esta vieja desvalida?

 Por las ventanas observáis que ya era de noche. Parecía que había dejado de llover. El fuego del hogar seguía calentando la estancia. Entonces, por la puerta contraria a la que habiais entrado todos, la puerta que da al comedor de la posada, emerge la tabernera... una humana campesina lozana y algo mayor, aunque todavia hermosa.

 Bien, famélicos clientes... la cena esta a punto. Si van pasando al comedor, se les servirá caliente y puntual.

 El hombre de la cota de mallas sin emblemas apura su vino de un trago y es el primero en presentarse para cenar. Gronu, el pastor que queda, lo intenta, pero le cuesta levantarse. El cazador dunlendino no parece tener prisa y continua apurando su cerveza. La anciana seguía sentada a la mesa con el explorador y el enano, no parecía tener prisa tampoco.

 Acompañando al hombre de ciudad, la tabernera también regresa al comedor para poder servir la cena a los hambrientos.

-¡La cena! Menos mal, pensaba que no llegaba nunca. ¿Vamos, no? No se puede conversar tranquilamente sin la panza llena. ¿O los elfos inmortales no comen? Sería una pena. Vamos, tenemos que probar las exquisiteces de la comida local -dijo el hobbit, haciendo señas a los demás para que lo siguieran al comedor, ya habiéndose levantado de un salto y recogida su jarra de cerveza (que no pensaba dejar de apurar bien apurada).