Partida Rol por web

Aitor, como ya era costumbre, se encargó de indicar al resto del Equipo Cuatro cómo debían proceder. Moussa, aunque algo a regañadientes, llenó el auditorio de pequeños portales. Con las defensas de Moussa y Sara combinadas iba a ser muy difícil para los robots enemigos alcanzar a los adolescentes.

Y entonces, Sara forzó de nuevo sus poderes. Un frío sobrenatural llenó el auditorio. El tiempo pareció congelarse por unos instantes. Todos pudieron ver como la muchacha alicantina exhalaba… ¿vaho? ¿Tanto frío hacía allí?

El hielo floreció de las manos de Sara, trazando mortíferas espinas en el aire mientras iba al encuentro de sus enemigos. El ataque de Sara castigó enormemente a la mayoría de los robots que quedaban allí, penetrando sus blindajes y haciendo saltar chispas y tornillos de sus cuerpos.

El último dron que quedaba en el aire cayó, estrellándose contra el suelo y rebotando hasta quedar junto al escenario. Los pocos droides que habían llegado a la barricada de hielo recibieron grandes daños en sus cuerpos. Ahora sus blindajes, arañados y abollados, parecían menos duros que antes.

Tamaña demostración de poder había tenido un alto precio para Sara que, completamente debilitada por el esfuerzo, sintió que flaqueaba.

Uno de los droides se acercó de nuevo a la barricada de hielo y la golpeó con fuerza. El impacto sonó como un fuerte martillazo, y unas finas grietas comenzaron a recorrer el muro a gran velocidad. Poco a poco la estructura comenzó a desmoronarse, dejando expuesto al Equipo Cuatro. Ahora sólo contaban con el Escudo Asgard de Moussa y la invisibilidad de Iván.

- Mierda… - se quejó César.

Moussa levantó de nuevo su millar de portales, preparado para defenderles. Luego fue el turno de Sara de lucirse, lanzando grandes oleadas de hielo a diestro y siniestro, limpiando las alturas  de drones completamente y castigando duramente a los droides.

Una exclamación de satisfacción se ahogó en la garganta de Iván, cuando uno de los droides reventó la barrera de hielo de un mamporrazo. ¡Estaban expuestos! O lo estarían, en cuanto atacase y su camuflaje se disipara.

Pero no podía quedarse quieto, simplemente cubriendo. Les hacía falta atacar y destruir a los que quedaban. Así que flotó un poco por los aires, y empezó a concentrar su magia en las manos, el camuflaje disipándose como si una tela se retirase del trío de protegidos.

¿A quién atacar? Quedaban cuatro objetivos, dos de ellos muy dañados. No se lo pensó mucho e intentó eliminar a los que aún coleaban. Los enjambres de luces se concentraron en sus manos y volaron hacia los droides.

Iván, a costa de retirar el camuflaje de él y de sus compañeros, proyectó su magia contra los droides con intención de derribarlos. Las luces multicolor volaron alrededor de uno de los droides, arrancándole fragmentos de su blindaje, exponiéndolo más a los ataques del Equipo Cuatro. 

Pero aquello no se había acabado. Sin el muro de Sara ahora solo los portales de Moussa los protegían. 

El droide que seguía lejos, situado entre las butacas, apuntó con su cañón al chico hada y disparó. Un portal se abrió entre Iván y la descarga de energía, tragándose en ataque con un curioso sonido de aspiración. Varios metros más allá otro portal se abrió casi al mismo tiempo, dirigiendo el ataque de vuelta al lugar del que había venido. El robot se apartó tan solo un paso, dejando que el ataque impactase contra la pared del auditorio, creando un feo boquete que habría que tapar en algún momento.

De nuevo pitidos. Una luz roja se iluminó en lo que debía de ser el rostro del droide que se encontraba más cerca de Sara. El droide había recibido increíbles daños por parte de Sara, y no dudó ni un segundo en alzar su cañón contra ella y disparar a bocajarro.

Cuando el proyectil estaba a punto de acertar de lleno a Sara un portal se abrió justo frente a ella, absorbiendo con éxito el ataque. Esa misma descarga de energía voló segundos después hacia la espalda del mismo droide que lo había disparado, pero falló por bastante y fue a llegar al techo, haciendo caer algo de polvo.

César no dijo nada en todo el rato, simplemente siguió en medio de las butacas, concentrado en detener las llamas que pudieran lanzar sobre ellos los droides.

Hermes se alzó en el aire, separándose del resto del Equipo Cuatro a medida que ascendía. Tenía en sus manos más de esas bolas metálicas, que salieron disparadas contra los enemigos en cortas ráfagas. Era como si el joven dispusiera de un fusil de asalto. Los proyectiles metálicos perforaron a varios de los droides, pero éstos seguían en pie.

Los robots del Doctor Ratchet eran muy resistentes al daño.

La Neo-Paloma volvió a emitir el pulso electromagnético dirigido, dañando a sus objetivos marcados. En ese momento la mayoría de los droides estaban ya cayéndose a trozos, gravemente dañados por el esfuerzo combinado del grupo.

Viendo que los ataques ígneos no eran los más efectivos en presencia de César, el último de los droides se acercó de nuevo al combate y trató de quitar de en medio al origen de las defensas del Equipo Cuatro, Moussa. 

La mole de metal trató de golpear al senegalés con sus pesados brazos de acero. Moussa fue lo suficientemente rápido como para protegerse del ataque con un portal, pero no logró devolver el golpe a su agresor. Al menos había protegido al Equipo Cuatro de todo daño.

Auditorio: Turno 4

El Escudo Asgard de Moussa estaba demostrando ser una línea de defensa indispensable para la seguridad del Equipo Cuatro. No parecía que los enemigos fuesen a aguantar mucho más. 

Los gritos de pelea y los sonidos de los disparos contrastaban enormemente con el escenario donde tenían lugar, un auditorio lleno de silenciosos estudiantes inconscientes...

Aquel nuevo asalto comenzó con una extraña sensación en la mente de Aitor. El genio vasco pudo notar como Gina comenzaba a mandarle un mensaje pero, de pronto, su presencia desapareció. 

Así sin más, el hueco que había ocupado la ginoide en la mente de Aitor había sido llenado de... silencio.

Tras el ofrecimiento de Rudy Gina respondió casi de inmediato.

[color=#0040FF]► Debo contactar con el Creador para…[/color]

La voz del ginoide se interrumpió de pronto. Unas chispas recorrieron su cuerpo, que se quedó completamente congelado en el lugar.

[color=#5858FA]~ Lo lamento, pero no hay tiempo que perder. Tu cuerpo me servirá… ~[/color]

Con un extraño eco la voz de E.S.T.H.E.R. resonó por la Sala del Peligro. El suelo comenzó a iluminarse más y más. Diana y Rudy pudieron apreciar entonces que se encontraban en una gran sala abovedada de un blanco impoluto.

El cuerpo de Gina se sacudió de pronto, en un espasmo que la derribó. En el suelo el ginoide parecía debatirse con unas ataduras invisibles que trataban de detenerla.

Diana y Rudy no pudieron hacer más que contemplar el grotesco espectáculo hasta que un fuerte estruendo llamó su atención.

Una nube de polvo llenó la entrada de la Sala del Peligro. Del polvo surgió una figura. Era metálica y temible. No se trataba de un aliado…

Cuando el androide habló, a Diana y Rudy se les heló la sangre. Su voz era profunda, terrorífica, y resonaba por la Sala del Peligro como lo había hecho la de E.S.T.H.E.R.

[color=#FE2E2E]► Estúpidos humanos… El Doctor se ha cansado de vuestros juegos. Tomaré el cuerpo de E.S.T.H.E.R. por la fuerza, incluso si tengo que pasar por encima de vuestros cadáveres. [/color]

Aquel nuevo enemigo comenzó a… ¿reír?

[color=#FE2E2E]► Vuestros patéticos intentos por resistiros no hacen más que facilitarme el trabajo. Por culpa de vuestros amigos hoy os enfrentaréis a mí, la obra maestra del Doctor, ¡Damocles![/color] - gritó con la voz teñida de orgullo.

El androide flexionó las piernas y se encaró hacia el cuerpo robótico que yacía en el pedestal. Parecía dispuesto a lanzarse contra él.

Y, de mientras, el cuerpo de Gina seguía en el suelo, convulsionando. Aquel parecía el inicio de una ardua batalla.

Sala del Peligro: Turno 1

Damocles se lanzó hacia adelante, volando por la Sala del Peligro hasta llegar al pedestal. Junto a él se encontraban Diana, Rudy y Gina.

De un manotazo, el androide trató de quitarse de en medio a Rudy. Aquel golpe habría matado a cualquier humano normal. Aquel golpe habría derrumbado un muro de granito sin mucha complicación. Aquel golpe habría mandado volando cualquier objeto un centenar de metros hasta perder toda la energía cinética. 

Pero Rudy no era un humano normal, no se había derrumbado en absoluto, y no había salido volando. 

[color=#FE2E2E]► ... ¿Qué...?[/color] - musitó Damocles, incapaz de comprender aquello.

La chica esperó con verdadera ansia a que E.S.T.H.E.R poseyera el cuerpo de Gina para poder terminar con aquello cuanto antes, pero en lugar de eso, algo inesperado sucedió... o no tan inesperado, las cosas no podías ser tan fáciles, no todo sería llegar y besar el santo, no del día que habían tenido.

Cuando aquel robot se lanzó contra Rudy, el primer impulso de Diana fue el de apartarlo... pero era demasiado rápido, tan rápido como Rudy duro de pelar. Aquel chico definitivamente estaba hecho de otra pasta, una SUPERpasta.

- No podemos dejar que llegue hasta Gina, tenemos que contenerlo Rudy, sea como sea.- Los brazos de Diana, que ya habían vuelto a la normalidad, volvieron a deformarse hasta transformarse en aquellos mazos que había tenido anteriormente. Estiró como pudo ambos brazos hasta el suelo y los impulsó juntos hacia arriba, tratando de propinarle un fuerte golpe en lo que sería la zona del mentón.

La rápida acometida de Diana pareció dar resultado en un principio. Dio de lleno a Damocles con un golpe ascendente que podría haberlo mandado volando de vuelta a la puerta. Pero tan solo se oyó un golpe seco de piel contra metal. La cabeza del androide miraba hacia arriba, y lentamente volvió a su posición inicial. Ahora miraba a Diana con sus extraños ojos blancos, que comenzaron a brillar en un rojo intenso.

[color=#FE2E2E]► Patético...[/color]

Apareció el monstruo. Me aterroricé por completo. Me quedé congelado, me recorría un sudor frío por todo el cuerpo y tenía toda la piel erizada. Era... ¿Era Ultrón? No podía ser. NO PODÍA SERLO. Cuando luché contra Ultrón (esos 10 segundos) no pasé miedo, no sabía lo que pasaba, pero desde ese día cogí un trauma... Y este tío me recordaba demasiado a él.

Entonces habló. Se llamaba Damocles. Otra invención del Dr. Ratchet. Vino como una ráfaga hacía mí. No me pude mover, a parte del miedo que tenía... ¡Era muy rápido, muy diferente a los droides! Me pegó un manotazo con su dura mano metálica.

Estaba paralizado, no sabía que hacer, pero entonces Diana reaccionó y atacó al malvado robot.

-Diana...-dije mirándola con terror. No podía quedarme quieto.

Intenté pegarle un puñetazo bien fuerte.

El puño de Rudy voló con fuerza hacia el pecho de Damocles, pero el androide lo atrapó en el aire con una facilidad inusitada. Rudy pudo notar como la presión aumentaba alrededor de su muñeca.

[color=#FE2E2E]► Demasiado lento...[/color] - se mofó Damocles.

Sala del Peligro: Turno 2

Mientras atrapaba la muñeca de Rudy con una mano, Damocles alzó su otra mano y la encaró hacia el colombiano. En la palma tenía un círculo luminoso, como los de la armadura de Iron Man. El círculo se iluminó, acompañado de un pitido ahogado. ¡Aquello era un arma!

[color=#FE2E2E]► Ahora muere.[/color]

Y disparó.

La descarga de energía era parecida a la de los droides, pero mucho más poderosa. Rudy tuvo que dejar caer su peso sobre una rodilla, todo su cuerpo humeaba. El dolor era insportable...

[color=#FE2E2E]► Estoy sorprendido de que hayas sobrevivido a eso, lo admito.[/color]

Dejó a Rudy humeando en el suelo y, ignorando a Diana, se acercó al cuerpo inerte de E.S.T.H.E.R.

[color=#FE2E2E]► Al fin te veo la cara, E.S.T.H.E.R... Me han hablado mucho de ti...[/color] - dijo mientras acercaba sus garras al cuerpo desactivado del pedestal.

La situación se complicaba a la vez que se simplificaba. Quedaban los restos de la fuerza robótica, pero eso no les hacía menos mortíferos. De no haber sido por la protección del muro de Sara y de los portales de Moussa en esos momentos habría más de una baja. Y la situación debía permanecer así: el Grupo Cuatro indemne y los robots siendo paulatinamente desactivados. De hecho, de aquel maremagnum de enemigos iniciales había pasado a sólo 4, dos de ellos en las últimas (y que pronto serían rematados por la neo-paloma, si es que sobrevivía para ello), pero el muro había caído y eso podía ser una grave desventaja.

-Moussa, ¡eres un campeón, sigue así! ¡Sara, necesitamos protección! ¿Puedes levantar otro muro? Los demás, centraos en los droides menos "tocados", los dos que chispean acabarán de caer de un momento a otro por la neo-paloma.(1)

De alguna manera Aitor había asumido que alguien debía dirigir aquella caótica escaramuza y ese alguien era él, aparentemente el único con suficiente visión de conjunto y tiempo para pensar en tiempo real. Tampoco es que pudiera hacer mucho más que mantener la cohesión interna de la neo-paloma, así que...

-¿¡Pero qué demonios!? -exclamó le joven vasco de repente- Gina ha caído, no sé qué ha pasado. Acabemos con esto cuanto antes, quiero saber qué ha sucedido en la Sala de Peligro. Sara, cuando puedas, envía a tu espíritu para allá.

Moussa no estaba muy seguro de si empezaba a cogerle el truco al escudo Asgard o si los daños masivos que mostraban los droides, habían afectado de algún modo a sus sistemas de puntería. Pero por suerte, había logrado desviar los ataques enemigo. ¡No de uno, sino de todos los droides! Aquello era toda una gran hazaña para él, pues anteriormente, no había logrado desviar ni uno solo.

-¡Oh, mierda! ¡Estaros quietos, joder! ¡Así no os puedo acertar!

La frustración y el enfado crecieron en el senegalés al ver que los droides lograban esquivar sus propios ataques con gran facilidad. Aquello le fastidiaba enormemente, pero tampoco es que pudiese hacer mucho más.

-Oye Aitor...¿No puedes hacer un minirobot-bomba? Podría llevarlo hasta la nave, que se cuele hasta algún punto crítico y que estalle o algo así. Aunque mejor sería que tomase el control de los sistemas, pero bueno...

Tomando uno de los trozos de hielo del muro caído, Moussa se lo pasó por el brazo herido, mientras ahogaba un quejido de dolor. No tenía agua para tratar la quemadura, pero supuso que el hielo servirá, aunque con lo que le dolía el brazo y lo frío que estaba el hielo, no estaba seguro de si no empeoraría las cosas.

-Gina igual ha sido infectada por los replicantes, igual ahora es uno de ellos.

La situación no parecía ir mal, Ivan, Hermes y Sara estaban demostrando tener amplias capacidades de ataque, aunque el usar de forma tan brutal sus poderes estaba pasándoles factura. César no parecía estar mucho mejor, pero al menos había logrado que los droides dejasen de utilizar los lanzallamas. Aitor seguía dirigiendo al equipo, mientras se mantenía alejado del peligro. Sin mucho más para hacer, Moussa se concentró en seguir manteniendo los portales activados. Esperaba que nadie más sufriese herida alguna, bueno, salvo los droides asesino.

Ya sólo quedaban cuatro de los droides, ¡hurra! habían inclinado la balanza a su favor, gracias al cielo. Ella se apoyó sobre lo que quedaba de barrera, tratando de mantenerse en pie. Los droides tramposos la habían roto, y escuchó a Aitor pedir que la creara de nuevo. Ella asintió - pues estaba de acuerdo - tratando de coger fuerzas para usar sus poderes. Esa forma tan brutal de luchar le había pasado factura y la vista hasta se le nublaba, pero hacer el muro era fácil, como también podía serlo crear hielo sobre la cabeza de esas máquinas, aunque para eso lo mismo tenía que salir y arriesgarse a recibir los disparos.

El resto del grupo, Iván y Moussa, habían reaparecido al fin y eso ayudó a darle fuerzas. Seguro que ya tenían la victoria de su lado. Ella apoyó sendas manos sobre los restos del hielo.

- Tonta máquina, te voy a tener picando hielo durante toda la fiesta.

Soltó sin saber muy bien lo que decía, pero con ganas de herir anímicamente al droide, cosa que no tenía sentido. El hielo comenzó a extenderse de nuevo, reparando de facto todas las roturas y alzándose de nuevo, separando otra vez el auditorio. "Suerte que no son listos, o ya habían visto la forma de conseguir que nos rindiésemos". Pensó cuando terminó de rehacer su obra y entonces se apoyó en ella, con los brazos cruzados. "Ay, que termine esto pronto".

- Gina... mi... no sabe dónde está esa sala... ¿sabrías encontrar a Rudy y Diana?

Estaba tan cansada que casi se olvidó de ocultar la identidad de su fantasma. Le daba pena tener que decir quién era ella. La seguiría llamando "su amiga", todo el tiempo que fuera posible.

Sara generó más hielo, recostruyendo la barricada circular que debía protegerlos de los ataques. Dejó fuera a los droides, protegiendo de nuevo al Equipo Cuatro de los asaltos enemigos.

- Por nuestros poderes cualquiera diría que nos tendríamos que pelear a muerte - dijo César -. Pero ahora mismo te besaría, guapa - le guiñó un ojo.

Aquella chulería...

¡Agh!

Uno de los droides más dañados atacó a la desesperada, proyectando su lanzallamas contra Moussa e Iván. César, rápido en reaccionar, se encaró haca el droide y extendió las manos hacia el frente.

El chorro de llamas pareció detenerse en el aire, y el piroquinético ya estaba comenzando a reírse, pero el duelo lo ganó finalmente el robot. Las llamas de nuevo lamieron la superficie del muro y se colaron en el interior de la barricada, amenazando con calcinar al chico hada y al senegalés.

- No te atrevas a tocarla.- Dijo Diana mientras giraba sobre si misma  enrollandose como un resorte -. ¡¡¡Ni se te ocurra!!! .- Cedió a la fuerza que ejercían sus músculos por volver a la normalidad y comenzó a girar de vuelta para intentar propinar una patada a Damocles, intentando aprovechar la fuerza del giro.

Damocles se giró rápidamente, y bloqueó la patada de Diana con el antebrazo. La metamorfa pudo sentir el gélido metal del androide, y un leve dolor en la pierna...

[color=#FE2E2E]► Si esto todo lo que tiene el Liceo...[/color]

Vamos Rudy, levántate. Intenté pegarle otra vez. Teníamos que derrotarle antes de que secuestrara a E.S.T.H.E.R.

El último ataque de Rudy interrumpió las palabras del androide. El puñetazo se acercó peligrosamente a la cabeza de Damocles, que apenas llegó a desviarlo con la mano que tenía libre - pues la otra retenía aún la pierna de Diana.

[color=#FE2E2E]► Al menos tenéis agallas...[/color] - admitió.

Sala del Peligro: Turno 3

Damocles se disponía a contraatacar cuando se escuchó un fuerte ruido que venía del pasillo. Parecían... ¡unos propulsores!

[color=#0040FF]► ¡Ja sóc aquí![/color] - gritó la conocida voz de Fusión. La armadura de combate entró volando en la Sala del Peligro, para detenerse bruscamente al ver a Damocles en el pedestal junto a los novatos [color=#0040FF]► No pot ser...[/color]

[color=#FE2E2E]► ¿Otro incordio?[/color]

[color=#0040FF]► ¡Déjalos ir![/color]

Fusión apuntó a Damocles con los dos brazos. Parecía que había recuperado un poco la movilidad de su armadura. La energía se concentró en sus manos. Pero el androide respondió con un rápido movimiento, atacando a Diana.

La garra robótica se cerró entorno al cuello de la metamorfa. Diana notó como se quedaba sin respiración mientras Damocles la alzaba en el aire como si no fuese más que una muñeca.

[color=#FE2E2E]► Oblígame...[/color]

El veterano gritó y proyectó su haz de energía con gran precisión contra el pecho de Damocles. El androide retrocedió un paso por el impacto. El blindaje de su pecho estaba al rojo vivo...

Allí estaba, apresada por aquella lata con piernas, sintiendo el frío metal de sus manos rodeando su cuello, siendo asfixiada, intentaba liberarse... pero no podía. Pensó que la mejor opción que tenía para que lo soltara fuera dañarle lo más mínimo, y esperando que sus compañeros siguieran su ejemplo. Desde donde estaba, soltó su mano, que estaba agarrando el brazo de aquella máquina, y intentó golpear el pecho de aquel ser que amenazaba su vida.