Partida Rol por web

Casi se va todo al traste cuando habló de nuevo Moussa. Rudy entró en cólera, pero logró dominarse lo suficiente. Después apareció Averno. Ese chico era muy raro, pero su aparición venía muy bien en ese momento. Sara sonrió y le acercó los dunkin donuts, dejándole la caja cerca.

- Chicos, hay que darle tiempo a Moussa. No está acostumbrado a tener amigos.

Resumió el que era su pensamiento. El joven senegalés no sabía relacionarse para nada, ¿de dónde había salido? En España la gente no lo pasaba tan mal, ni sabía tan poco sobre Jesús. Sus palabras eran muy agrias y ofensivas, pero Sara no iba a sentirse atacada, salvo que le hiciera una afrenta directa.

- Moussa, coge también algún donut y no sigas diciendo esas cosas. Magneto no es buena persona. Sólo piensa en matar y por eso no llega a ningún sitio. Sólo se lleva palizas el pobre.

Menos mal, ese nombre sí le había salido.

- Nosotros formaremos un gran grupo y luego ya veremos lo que pasa. Vamos por muy buen camino.

Vamos, que ponerse ahora a charlar sobre si iban a tener dinero o no, o si iban a tener fama o no... Sara se quedó pensativa, sin saber muy bien si el joven iba a saber encajar, pero le sonrió intentando que se calmara.
 

La que se montó. Iván iba a decir algo sobre esa serie… Después de todo llevaba todo el rato creyendo que el Héroe de Moussa era un Héroe de verdad, y no de televisión. Pero la cosa se fue de madre. Moussa jugó la única carta que no debe jugarse nunca: “Mi pasado es más malo que el tuyo, así que yo gano.” Y como es normal, aquello hirió a gente. Imaginaba que a todos. A él mismo le había tocado la fibra sensible, en cierta manera. Y es que conocer a sus otros medios parientes le había abierto mucho los ojos. Él mismo había jugado una carta semejante en alguna ocasión, hasta que lo intentó con Raisa. Se llevó la mano al pañuelo que llevaba atado en la muñeca, pensando en su prima.

“Mira a través de mi”

Susurró para sí mismo, en voz tan queda que nadie le habría oído. Hacía días que no le enseñaba nada a Raisa. Aquella comilona y sus nuevos compañeros eran lo bastante interesantes como para compartirlo con ella.

- La verdad es que todos somos egoístas en cierta manera. – Dijo en voz más alta, para que todos le oyeran – No es por meterme contigo Rudy, pero acabas de decir que quieres ser un héroe para que la gente te vea enmendar tu error. ¿No es esa una razón egoísta? Yo no conozco a ningún superhéroe, la verdad, sin tener en cuenta los profesores claro. Pero en el fondo todo lo que hacemos, heroico o no, es por nosotros mismos. Tratamos bien a las otras personas porque queremos que nos traten igual de bien a nosotros a cambio. No robamos porque nos haría sentirnos culpables, no porque el robado se vaya a quedar sin su dinero. Estoy seguro de que aquellos que van por ahí salvando a gente, lo hacen porque se sentirían culpables si sabiendo que pueden, no lo hacen. O que debido a que se creen mejores que otros sienten una responsabilidad que pueden aliviar haciendo de vigilantes. O por culpa, o por dinero. ¿Qué más da? Lo importante es que hacen lo que deben. Y esto se aplica a todos nosotros. Moussa podría haberse largado en cuanto empezaron los problemas. Yo me podría haber escondido y dejaros a vuestra suerte, y ninguno de los dos lo hicimos. ¿Quién es capaz de decir si me quedé realmente por vosotros, o porque me habría sentido muy culpable si hubierais muerto porque no ayudé? No importa. El caso es que lo hice, ¿No? Así que egoísta o altruista, si tú crees que debes actuar como un héroe – le dijo directamente a Rudy – y lo haces, el resto tiene dos opciones: Darte las gracias o callarse.

Acabó con su segunda hamburguesa de dos grandes bocados, y luego dio cuenta del refresco, antes de coger una pequeña bolsa de gominolas y pescar una que no había comido nunca.

- Dentro del mismo tema… Yo no quiero ser un superhéroe. Estoy aquí porque no soy del todo humano, como la mayoría imagino. Pero no sé yo si quiero dedicar el resto de mis días a ponerme en la boca del cañón. ¿Qué pasa si llegado el día no quiero ponerme un traje de lycra ceñido? ¿Y si quiero continuar con el taller de mi padre? ¿O escribir novelas? No a todo el mundo que está en buena forma le obligan a hacerse bombero o policía. Y ¿sabéis qué? A ellos les pagan Así que si Moussa quiere salvar gente y quiere cobrar por ello, yo digo que mientras haya quien quiera pagarle solo podemos hacer dos cosas: Darle las gracias o callarnos.

- Y ¿Sara? – le dirigió una mirada gélida a la chica. Parecía mentira que unos ojos de color violeta pudieran conseguir tal efecto – No menciones a Magneto, ¿Quieres? Al menos si no tienes ni idea de lo que vas a decir de él. Ese hombre ha aguantado más desgracias que nadie, y aun así está al pie del cañón por los suyos. Lo recuerdo cuando empezó a hacerse famoso, y sí, claro, si salía en televisión era por sus ataques terroristas. Pero a nadie le interesó nunca el porqué. Pero desde entonces ha intentado en varias ocasiones crear un refugio para los mutantes, y ¿sabes lo que pasó? Que siempre, invariablemente, el resto del mundo ataca su hogar y a los suyos. Joder, ¡Mira a Ciclope! Ese hombre era el paradigma de la rectitud, y mira donde está ahora: En la lista de terroristas  más buscados. Si es que le han reventado la escuela más veces de las que puedo contar, y cuando se monta una isla, un refugio, se la revientan. ¿Y a la gente le extraña que salte? Cualquiera de nosotros se convertiría en Magneto, si fuéramos tratados igual. Yo no soy mutante, pero en esta guerra hay un lado que está completamente equivocado, y es el nuestro.

Se echó otra gominola a la boca. Tenía forma de gajo de naranja… Pero sabía a fresa. Raro.

Desde luego, Iván se estaba rebelando como un auténtico anarquista. Al advertir su mirada y sus palabras, Sara mostró su sorpresa y después hizo un esfuerzo por recomponerse.

- Y yo que pensaba que estaba diciendo algo que no era polémico. Y mira.

Sonrió al joven, como si ya no tuviera importancia.

- Claro que Moussa puede hacer lo que quiera. Con ese poder suyo puede salvar a mucha gente, cobrando o gratis. Tiene que hacer lo que él sienta, que es lo que al final hacen todos. Si nosotros acabamos ganando dinero pues cada uno lo podría dedicar a lo que quisiera.

Ella tenía la convicción de que eran los sentimientos los que guiaban a los héroes y eso era algo que todos llevaban dentro. Todas estas conversaciones no conducían a nada bueno, pero demostraba que pensaban de forma bastante diferente. No entendía bien porqué el señor Richmond formaba los grupos antes de hacer algún tipo de test de personalidad. O quizá sí tenía eso en cuenta, y mezclaba diferentes formas de pensar.

La joven miró entonces a Averno.

- ¿Sabes que te pareces a Rondador Nocturno, verdad?

-Hablas como un anciano, Campanilla. No creo que todo sea por egoísmo. Según tú cualquier acción viene de eso. -dije suspirando, ya estaba cansado de discutir.- No creo que todo derive de sentirse culpable o no. En mi caso sí, claramente. Y bueno, el día en que la tele hable de el Chico de las Lucecitas que destruyó media ciudad y no paren de meterse contigo, entonces, me avisas de si no quieres que te vean haciendo el bien.

Todo eso me estaba tocando ya las narices. Primero Moussa y luego Iván. No me esperaba que el chico hada pensase así, pero encima y luego fue peor.

-No pienso defender a un asesino, el mundo estaría mejor sin él, de principio a fin. -dije sin mirara a ningún sitio en concreto.- Pero chico, ¿No creéis que ya hemos peleado suficiente por hoy? Primero con los droides y ahora entre nosotros. Tenemos diferente opinión y ya está. 

Cuando los muchachos comenzaron a discutir de nuevo Averno se quedó en un segundo plano. Masticando lentamente el donut y mirando intermitentemente a los que decían la suya. Él ponía cara como de aburrimiento.

Tras la última intervención de los muchachos habló.

- Uff... qué paliza. Si os ponéis así cuando coméis juntos después de salvar el día no quiero ni imaginar cómo acabaréis después de pasar unos años aquí. ¿Sabéis que vais a pasar mucho tiempo juntos, no?

Aquello último lo dijo casi riendo. Engulló el trozo de donut que tenía en la boca y apoyó los codos sobre la mesa.

- La gatita sigue en cama. Su principito no se ha separado ni un momento de ella desde que acabó la batalla - se encogió de hombros - Sigue igual que el resto de telépatas. Creo que esta tarde tenía que llegar alguien para ayudarnos con el tema.

Le dio otro bocado al donut. 

- Mmm... Riquísimo - miró a Sara cuando le comentó lo de que se parecía al Rondador Nocturno - Eso me han dicho varias veces. Supongo que tener pinta de monstruito y teletransportarte en nubes de colores ayuda - alzó un dedo, como pidiendo tiempo hasta que se tragó el trozo de donut que seguía teniendo en la boca -. Pero no soy un mutante, y mis poderes son mucho más alucinantes.

Dejó lo poco que le quedaba de donut sobre la mesa y carraspeó. 

- Bueno yo en realidad os había venido a decir que esta noche a las once vayáis al patio trasero de la escuela. Junto a la cancha de baloncesto. No faltéis, ¿eh? - los miró fijamente con su inquietantes iris carmesí - Me enteraré si lo hacéis - añadió con el tono de voz más serio que había empleado desde que lo conocían.

Si hubiese desaparecido en aquel momento en medio de una nube rojiza habría quedado la mar de misterioso.

Pero simplemente se acabó de un bocado lo que le quedaba de donut y alargó la mano hacia la caja, para coger otro y seguir comiendo.

- Tengo hambre, ¿vale?

Aitor se levantó de su silla, reclamando la atención implicitamente con su movimiento, e inició un pequeño discurso:

-Os voy a decir algo a todos y quiero que se os meta en la mollera: vuestras bocas dirán lo que quieran, vuestras mentes racionalizarán lo que les de la gana, pero vuestro instinto ha hecho que HOY os quedárais a luchar codo con codo. Eso a mi me vale.

Aitor esperó un par de segundos antes de continuar, para que tuvieran tiempo suficiente de asimilar esa información.

-Cada cual tiene su pasado, es inevitable, pero Moussa ha estado aquí, en el instituto, en vez de buscándose la vida en la calle. Y puede tener el símbolo del dólar en los ojos, pero en ningún momento ha dejado de plantearse ayudar, aunque sea cobrando. Podría haber quedado del otro lado de la ley con mucha facilidad -muchísima facilidad, en realidad, sólo si se pudieran demostrar sus hurtos y se acumularan...- pero está aquí y hoy nos ha ayudado. Es parte del grupo. Porque somos un grupo. Diverso, con opiniones distintas, está claro, pero todos tenemos buen fondo. Todas y todos -añadió, pensando que sería conveniente ser políticamente correcto- Intentemos no pelearnos, ¿queréis? Tenemos muchos años por delante y nos conviene a todos tener amigos. Nos ayudaremos mucho en el futuro y eso será bueno para todos nosotros y, me atrevería a decir, para muchas otras personas.

El vasco finalizó sentándose de nuevo y echando mano a unas patatas fritas ahora ya blandas y frías, pero que bien le servían de refugio. Se estaba poniendo rojo. Al parecer el muchacho no temblaba ante el peligro y su super-cerebro hacía que tuviera una capacidad de razonar fríamente las cosas impresionante... pero eso no el quitaba la vergüenza de hablar en público.

Mierda, me ha quedado un discurso lleno de clichés y si fuera más dulce, daría caries. A partir de ahora fijo que me pierden el poco respeto que les diera. Joder.

Averno seguía allí y seguía comiendo, cosa que no le extrañaba, para nada de hecho. Cuando les habló dele estado de Salara, la chica suspiró profundamente, quizá fuera a venir ayuda pronto, pero seguía preocupada por la pequeña.. al fin y al cabo era su mentora y parecía muy dulce. Le hizo gracia el comentario sobre su principito pero no dijo nada al respecto, se notaba que algo había entre Hermes y Bebi, pero prefirió no hacer comentarios al respecto.

- ¿Qué se supone que es lo que hay esta noche? ¿Una fiesta de iniciación o algo parecido?, mira que las novatadas no son lo mío eh .- Guiñó un ojo al demonio y siguió comiendo hasta que Aitor soltó aquel discursito intentando que acabara la disputa -. Primero de todo .- Dijo dirigiéndose al cerebrito del grupo -. No creo que tenga que recordarte esto, pero el que empezó toda la discusión fue Moussa metiéndose con los sueños de los demás, y con los modelos a seguir de algunas personas de aquí. La próxima vez que se esté tranquilito y nadie le dirá nada. Segundo, ninguno de nosotros salió corriendo, así que las lecciones de moralidad sobran, no es el único que se ha jugado el culo el primer día de instituto, así que no tiene ninguna excusa.- Siguió -. Y tercero, la discusión ya estaba zanjada antes de tu discurso, así que terminemos de comer, y vayámonos a descansar antes de lo que quiera que haya esta noche.- El tono de la chica estaba empezando a cambiar cuando terminó, no quería comenzar de aquella manera el curso, así que decidió callarse, aunque podría haber seguido.

Todo aquello estaba terminando por ponerla de mal humor, y eso no era lo que ella esperaba de su primer día de instituto, todo había empezado genial como para que ahora vinieran dos chiquillos a echarle abajo las ganas de seguir adelante.

Una reunión secreta, eso tenía buena pinta. ¡Les iban a invitar a una hermandad secreta, seguro! Eso iba a ser un gran triunfo. Tras escuchar a Diana, Sara se levantó de su asiento.

- Yo también quiero dar un discurso. Tenéis permiso para reiros o para uniros.

Sara sonrió y comenzó a mover los brazos y la cintura, iniciando un baile.

- Tu tu tun, ta ta taaa, ta ta ta taaaa. - Siguió bailando - Es del Awesome Mix v1. ¿Lo conocéis?

Ooh-oo child
Things are gonna get easieeerr
Ooh-oo child
Things'll get brightttter

Sara hizo un gesto a Iván para que se acercara a bailar.

Ooh-oo child
Things are gonna get easier
Ooh-oo child
Things'll get brighter
Some day, yeah
We'll get it together and we'll get it all done

Se quedó bailando a ver cómo se tomaban aquello, antes de seguir con la tontería.

Seguía enfadado, mucho, pero necesitaba relajarme y Sara dio con una muy buena solución. Rápidamente, saqué el móvil y busque la canción en Youtube. Lo puse encima de la mesa, a todo volumen, y me levanté.

-¿Me concede este baile, Miss Justice? -dije haciendo una reverencia y pidiendo la mano de Diana. Esperaba que quedara como el típico principe que saca a bailar a una doncella. En este caso una doncellas super "badass". Me costaba estar animado ahora, pero con todo el esfuerzo que pude, conseguí sacar una sonrisa.

-Jajajajaja –una risa espontánea surgió de la garganta del, supuestamente, frío genio vasco. Era una risa sincera, desde lo más hondo de su alma, nada que ver con una burla o algo forzado.

Desde el asiento comenzó a mover los hombros y subir y bajar las manos siguiendo la música que recordaba a la perfección, una música tan apropiada a este punto.

Sara, su nueva y nívea heroína, la que al fin había logrado acabar con toda aquella discusión y había devuelto la celebración a una sincera y pura celebración.

Sonriente, un poco con una cara que nunca se atrevía a mostrar, con ritmos tal vez un poco forzados todavía pero paulatinamente más y más fluidos, Aitor se levantó y se acercó a Sara para bailar con ella. Estaba haciendo el tonto. Él. Y no se sentía mal por ello. Eso era… especial. Excepcional también, valioso, muy pero que muy valioso.

La chica tendió la mano al chico colombiano, y se acercó a él.

- Por supuesto Mr...- La chica se quedó pensando un rato -. No soy buena para los supernombres, tanto rollo buscando nombres para el resto... ¿y el tuyo que?. ¿Como debería dirigirme a usted? .- Sonrió mientras comenzaban a bailar. 

Intentaba dejar a un lado aquella disputa... lo intentaba desde hacía rato, pero siempre que terminaba la reyerta, otra disputa más se generaba y estaba cansada, realmente cansada. Cansada no físicamente, sino mentalmente, agotada... exhausta de tanta discusión por lo que eran estupideces y por las ganas de un niño de buscar bronca y de otros por defender lo indefendible. Ya era suficiente.

- Cráter. – Interrumpió Iván antes de que Rudy pudiera contestar – Cráter a secas, sin Mr, ni Capitán, ni –man ni –boy ni nada de eso. Estas cosas es mejor llevarlas de frente y con orgullo, así nadie puede usarlas para herirte por la espalda. – Explicó Iván, pasándose la mano por la sección rapada de su pelo que dejaba las orejas puntiagudas al descubierto. – Créeme.

Aún estaba algo enfadado por cómo había salido todo aquello. Básicamente se habían ofendido con Moussa porque se había metido con sus ídolos, según Diana, pero Sara había hecho lo mismo con el de Iván y no veía a nadie defendiéndole.

Sin embargo, estaba ya acostumbrado a que sus ideas no fueran populares. Quizá por eso decía su padre tanto aquello de “en la mesa no se habla ni de política ni de religión”.

Estaba enojado con Sara, sí, pero tuvo que admitir que encontró una manera hilarante de aliviar la tensión. Y a Iván no le costaba mucho olvidar los malos rollos, así que cuando Sara le reclamó un baile, Iván esbozó una sonrisa de oreja a oreja y voló hacia ella. Hizo una reverencia en el aire y extendió la mano hacia la de ella, rozándole las yemas de los dedos, a la vez que forzaba de nuevo sus poderes.

Decenas de lucecitas emergieron de su cuerpo dando vueltas a su alrededor. Unas cuantas viajaron por su brazo hacia Sara, a través del contacto que mantenían, y se extendieron por su cuerpo, dando vueltas y girando aleatoriamente. Inmediatamente la chica se elevó un par de centímetros del suelo. Iván agarró fuerte la mano de ella y la arrastró hacia las alturas, en donde poco más o menos la movió cual marioneta, bailando lo que parecía un baile de salón.

Pasados un par de giros soltó su mano, dejándola acostumbrarse a la sensación. Las luces permanecieron rodeándoles a ambos.

- Enseguida le cogerás el truco, pero no te alejes mucho del suelo. – Advirtió Iván, sonriente – No estoy muy seguro de cuánto va a durar. ¿Alguien más quiere?

Iván bajó de nuevo a la altura de sus compañeros, extendiendo la mano para que cualquiera que quisiera pudiera tocarle, y así compartir su poder con él.

Fue una alegría que Rudy le siguiera la corriente y pusiera en marcha su smartphone precísamente con aquella canción tan vieja - aunque sonaba bien - Ella estaba más bien pendiente de Iván y Moussa, pero cuando Aitor se levantó fue toda una sorpresa y abrió mucho los ojos, sonriéndole porque se animaba a bailar, ¡no era tan robótico como le había parecido!

Iván se le acercó entonces levitando. Sara le sonrió y le acompañó en el baile. Ella no sabía que el joven idolatraba a Magneto, tan sólo pensaba que al nombrarlo había iniciado algún tipo de polémica política. Quizá algún día se enterara de lo que había hecho y comprendiera mejor lo que había pasado.

El joven la hizo flotar, lo cual era una sensación muy placentera, así que se dejó llevar y danzó como buenamente pudo. No era sencillo moverse en esa especie de ingravidez, pero las luces eran fabulosas, todo un espectáculo.

- Házselo a todos, Iván, que no escape ninguno.

Tenía también la sensación de que seguían llamando demasiado la atención, pero ahora mismo todo el grupo, o casi todo, se había relajado, así que era muy buena señal.

Diana preguntó cual sería mi nombre de superhéroe. No lo había pensado mucho la verdad, algo así como "Wrecking Boy", por ser hijo de Wrecking Ma'am, o Hiperión Jr, pero no me acababan de convencer. Pero justo antes de que pudiese decir nada, Iván propuso uno.

Cráter. Cráter a secas, sin Mr, ni Capitán, ni –man ni –boy ni nada de eso. Estas cosas es mejor llevarlas de frente y con orgullo, así nadie puede usarlas para herirte por la espalda. Créeme.

 -Cráter... -intenté decir, pero mi voz se quebró. Tenía sentido, tenía significado. Noté como mis ojos se humedecían y caían un par de lágrimas. "Es por la Visión Atómica" iba a decir. Pero no, no hacía falta poner excusas en ese momento. Cogí del brazo al chico y cuando comencé a flotar un poco lo atraje hacia mí y le di un abrazo. - Muchísimas gracias, Iván.

Sara había logrado liberar las tensiones completamente, ¡Hasta Aitor se había sacado el palo del culo! Que cambio tan drástico, de estar incómodos y discutiendo a... Disfrutar. Tal vez los cabreos venían de la acumulación de tensión durante la batalla. Solo necesitaban un poco de desahogo. Relajarse, bailar, era un buen premio.

Era normal que cada uno tuviéramos nuestras opiniones, que cada uno pensara de una forma. ¡Y esa era la esencia de la diversidad! Tendríamos que aprender cada uno sobre el otro, aceptarnos tal y como eramos.

Seguía bailando, esta vez con los demás también, intentando disfrutar con todos del momento.

La canción se acabó y se puso automáticamente la siguiente en la lista.

-¡Oh, esta mola! Huga-Chaka, Huga-Chaka, Huga-Huga-huga-Chaka! -canté a pleno pulmón con toda la rudeza que pude.

El estallido de Rudy hizo gracia a Moussa, en especial al ver que el latino le estaba dando la razón, aunque el propio Rudy no parecía verlo así. Apunto estuvo de decírselo, pero entonces Ivan comenzó hablar y no pudo más que asentir con la cabeza para darle la razón.

"¿Pero que le pasa al cuatro ojos este? Hace un cráter en Londres y se preocupa de lo dicen los medios, pero no tiene ni puñetera idea de si se ha cargado a alguien o no. ¿En serio? ¿Cómo no vas a saber si te has cargado a alguien?"

-¿Qué? ¿Vas a abrasarme la cara como hiciste con Sara? Piensa un poco tío, si de verdad te habrías cargado a alguien, los medios habrían hecho su agosto contigo. Te habrían puesto de psicópata para arriba, pero está claro que no fue así. Por lo que dudo que te cargases a alguien, así que tranki, Bro.

Después llegó el turno de Diana, lo cual solo provocó que una gran sonrisa se dibujase en los labios de Moussa mientras la muchacha escupía aquellas palabras llenas de odio. En realidad no necesitaba que la cambiaformas le contase su historia, pues él ya se la había imaginado a su modo.

"Por sus modales y forma de comportarse, está claro que fue criada en un internado o por profesores particulares. También fue adiestrada en el combate, era la única de nosotros que no se lo hizo encima cuando la movida empezó. De hecho era la más dispuesta a entrar en batalla, como si tratase de demostrar algo. Ummmm por como ha saltado por toda esa mierda de los vengadores y demás, seguro que sus padres son héroes de algún grupo. Pasarán casi todo el tiempo fuera y ella trata de convertirse en una gran heroína para conseguir unas migajas de cariño y respeto por parte de sus padres. Chisssttt, niña ilusa."

De nuevo se guardó sus pensamientos para sí mismo. El resto de sus compañeros parecían tratar de poner paz en todo aquel asunto, aunque seguía sin entender el motivo por el que se habían ofendido tanto. Él solo había dicho la verdad, si eso les ofendía, que se jorobasen. El mundo no es de color de rosas y las cosas nunca son como uno desea, así que cuanto antes se acostumbrasen a ello, mejor.

Pasando de los ofendidos, se volvió hacia Sara. La dama de hielo parecía mucho más simpática que cuando la conoció. Tal vez la había juzgado mal, bueno, ya tenía enemigos de sobra en aquel grupo. Así que quizás era hora de quitarse alguno de encima.

-Gracias Ari...Sara.  -Dijo el senegalés aceptando el donuts que le entregaba. -Efta fueno...   -Dijo poco después tras metérselo entero en la boca.

Cuando Diana, una vez más volvió a mencionarle tras el discurso de Aitor, Moussa la lanzó un beso, a la vez que la contemplaba con una mirada de autosuficiencia.

Uno tras otro, los miembros del equipo empezaron a ponerse en pie y a bailar. Moussa se quedó por su parte sentado en la silla, con una bolsa de gominolas entre las manos, las cuales iba devorando tranquilamente. Sara tenía razón, no se le daba bien relacionarse con los demás. La gente no le gustaba mucho y él no le gustaba a la gente, así que era algo recíproco. Decidió dejar que todos bailasen y se divirtiesen, estaba claro que tendría que ser más cuidadoso con lo que dijese en un futuro, así que lo mejor sería guardar silencio...algo que logró durante casi tres minutos, después tomó la palabra sin tan siquiera darse cuenta de ello.

-¡Ey! ¿No os habéis parado a pensar en una cosa? Humillamos a Megamind, el tío que se lo curró para hacerse con la escuela y tal. Seguro que antes o después adivina quienes somos, bueno, en tu caso Aitor ya lo sabe. Yo en vuestro lugar, avisaría a vuestros familiares para que se anden con cuidado. No sé, si yo fuese Megamind y me quisiese vengar, iría a por vuestras familias.

Rudy le abrazó cuando se acercó a él. Aquello le sorprendió bastante… No estaba seguro de cómo se iba a tomar su sugerencia Rudy, hasta el momento todo lo que le había dicho para alagarle le había sentado mal. Quizá fue un poco demasiado eufórico en su apretón, las costillas y los brazos de Iván se resintieron.

^{_{- Me ahogas…}}

No pareció que Rudy oyera su murmullo, pero igualmente acabó por liberarle. Iván rellenó sus pulmones y recuperó el aliento. Por suerte era algo más resistente de lo normal, y todo aquello se resumió en un simple “ouch”.

Entonces Moussa dijo aquello de sus familias. ¿Quería que volvieran a estar mustios? ¿A discutir? Lo vio allí sentado, zampando chuches, y no pudo menos que imaginar que en su mente aquello iba a ser como ver una película. Lo quería pasar “bien” a su costa. Así que Iván decidió darle la vuelta a la tortilla.

- Oh. ¿En serio? – le sonrió a Moussa, flotando hacia él – ¡Pues que empiece por la mía! Mis abuelos son pobres ancianitos indefensos. Seguro que ellos no le derrotan, igual que una panda de críos sin entrenamiento.

Cuando estuvo lo bastante cerca, Iván cargó sus poderes y lanzó su brazo hacia el de Moussa. Si conseguía atraparle, le pasaría a él también el poder de vuelo, y lo lanzaría por los aires de un tirón, para unirlo al resto a la fuerza.

Moussa no entendía muy bien a qué venían las palabras de Iván. Estaba claro que a Megamind le gustaba jugar con ventaja, así que nada mejor que atacarles donde más podía dolerles, es decir, sus familias. Estaba apunto de explicárselo a Iván, cuando el chico hada se lanzó sobre él.

-¿Pero qué haces...? ¡Oh, mierda!... 

La escena debió de resultar un tanto cómica al ver a Moussa elevarse en el aire, mientras trataba inútilmente de aferrarse a la mesa y así, poder mantenerse lo más cerca posible del suelo. Por desgracia para él, sus dedos resbalaron sobre la lisa superficie de la mesa y se elevó a unos dos metros del suelo.

Volar molaba, siempre y cuando tuvieses la elegancia y majestuosidad que Sara tenía con sus alas de cristal o la destreza de Iván, para quién volar, era quizás algo más natural que andar. Moussa no podía creer lo difícil que realmente era mantener una pose erguida o sencillamente, una pose algo digna en el aire. Iván hacía que aquello pareciese la cosa más sencilla del mundo, pero Moussa solo logró elevarse como si de una piñata se tratase. De alguna forma, era como si fuese el trasero del senegalés el que fuese capaz de volar y arrastrase al resto de su cuerpo. De haber estado en una piscina, seguro que daba la misma imagen que la de un niño que trata de aprender a bucear, pero que lo único que logra, es que el trasero flote hacia arriba.

-Vale, muy bien...  -Dijo aceptando sin más su actual condición.    -...volar es más jodido de lo que pensaba, parezco un jodido globo.

La chica, al ver que Rudy -su pareja de baile- comenzaba a volar, también hizo lo propio y tras un par de segundos de descontrol consiguió mantenerse en el aire bien, y comenzar a maniobrar con mucha facilidad, definitivamente aquella chica era una chica adaptable... por no decir camaleónica, algo que era bastante obvio vista la naturaleza de sus poderes.

Comenzó a bailar y a hacer acrobacias en el aire, ella sabía volar, pero flotar era otra cosa... nada que no pudiera soportar. Al ver a Moussa flotar a la deriva se decidió ayudarle, estiró uno de sus brazos y lo agarró, y se quedaron ambos en un lugar intermedio de donde se encontraban anteriormente. Cuando lo tuvo cerca respondió a la frase que había dicho momentos antes.

- Llevas pareciendo un globo desde hace mucho rato, siempre estás con los mofletes hinchados en señal de tu lucha contra el mundo... relájate un rato y déjate llevar.- Puso al chico en una posición un poco más estable, una que no fuera con la cabeza donde deberían estar los pies, para que tratara de acostumbrarse a su nueva capacidad-. En algunos momentos para impulsarte puedes hacer como si el aire fuera sólido... inténtalo.

La metamorfa se impulsó en el aire haciendo una voltereta sobre sí misma, esperando que el chico la imitara... o por lo menos lo intentara.

Al rato, cuando se cansó, la chica cogió un par de chucherías, las metió en una bolsa, e hizo un además con la mano como de despedida.

- Adèu chiquets.- Se despidió -. Nos vemos a la noche en la cancha.

La chica se despidió y se fue a su nueva habitación, no hubo necesidad de preguntarle a las palomas el camino, se acordaba perfectamente, así que fue a tiro hecho, se tiró en la cama, abrió la maleta y sacó el libro que tenía a medias con el que intentaría saciar su sed de diversión y descanso hasta que llegara el momento de la reunión. Antes de irse se daría una ducha y se vestiría de calle... cuando llegara se cambiaría de ropa si hiciera falta. Con esta chica la broma de hacer como que la invitan a una fiesta de disfraces y al final esperarla para reírse de ella no servía, no cuando llevas el armario contigo.

Primero la música y ahora volar. O flotar, al menos. Aitor se encontraba como embriagado de las sensaciones. Su mente parecía haber rejuvenecido de su "vejez" habitual a una nueva niñez en cuestión de segundos. Se sentía vivo, a gusto, risueño... Tardaría en olvidar este día. Bueno, en realidad no se olvidaría nunca y, tal vez, jamás volvería a experimentar tal felicidad inocente.

-Aiba la ostiaaaaa, jajajaja -exclamó entre risas. Sí, embriagado de la emoción sería una buena expresión para describir su estado.

Sabihondo como era, eso sí, empezó rápidamente a experimentar con la nueva capacidad, moviendo brazos, piernas y torso para conseguir una reacción concreta que le ayudase a coordinar sus movimientos. Siempre pasaba lo mismo: aunque la teoría era buena, le faltaba algo de coordinación. Y gracia, montones de gracia. Al fin y al cabo su cerebro no le libraba de ser un adolescente desgarbado.

Diana fue la primera en partir. Iván empezó a notar en seguida el agotamiento, usar su poder así era extenuante, pero cuando volaba él solo cansarse era tan impensable como cansarse de respirar. Aguantó todo lo que pudo, hasta que todo el mundo estuvo cansado o quiso irse, y entonces retiró el poder, haciendo que todos bajaran suavemente al suelo.

- No puedo más. – Sonrió, dejándose flotar de forma horizontal, como cuando se hace el muerto en el agua. Lo dicho, volar él solo era como respirar. Pasados unos segundos se sentó en el aire con las piernas cruzadas, y llamó la atención de Moussa y Rudy – Eh. Tenemos tiempo antes de eso de la cancha. ¿Queréis ir a ver eso de lo que hablaba Moussa en nuestro cuarto? ¿Lo del Jaconil? Oh y bueno, si el resto quiere, también mola.

Flotó hacia la mesa y se agenció una de las bolsas de chuches y un par de las hamburguesas restantes, que por suerte eran más como la que le gustaba, la de pollo.

- Pero te aviso, como sea tan malo como la cosa esa de los vampiros y los hombres lobo, vemos una de las Ánimas de la que hablaba Rudy. - Amenazó a Moussa, sonriente. – Venga vamos.

Se giró y empezó a flotar hacia la puerta, pero no se había alejado ni medio metro antes de darse la vuelta. Examinó la mesa y pareció dudar unos segundos sobre si quería hacer algo o no… Pero finalmente extendió la mano y agarró una de las cajas de doughnuts que se habían quedado sin abrir, ayudándose de ambas manos y de la barbilla para que no se le cayera todo.

– Ahora si ¡Vamos!