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El Liceo: Escuela de Superhéroes

Capítulo 1: Bienvenidos al Liceo

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17/02/2016, 23:10
Diana Castelló

Cuando aquel ser hablaba a diana se le enternecía el corazón, era tan sumamente adorable que le daban ganas de achucharla... ¿Qué clases de poder tendría? Quizá se haría enormemente monstruosa cuando hiciera uso de sus poderes, no era la primera vez que vería algo así, que un ser adorable se volviera un monstruo. Pero eso no era el punto ahora, la pequeña se disculpaba por no haber sido visible momentos antes, cuando se disculpaba era aún más adorable, su tartamudeo la aniñaba aún más que su aspecto.

- No pasa nada, ¿que más da un par de minutos más o un par de minutos menos? .- Dijo la chica mientras sonreía visiblemente a su mentora. Continuó escuchando sus historias y al parecer los pondrían en habitaciones conjuntas, ¿con quien le tocaría?. Supuso que con Sara... pero quien sabía, quizá la pusieran sola, no sería la primera vez.

Luego estaba el tema de Moussa, ese chico iba a su bola, definitivamente iba a ser un problema, Diana esperaba de corazón que sentara un poco la cabeza, pero sabía a ciencia cierta que era algo poco probable.

- Tranquila Bebi, ¿Te importa que te llame así?, volverá, tarde o temprano, aunque quizá la líe por el camino... ¿Lo buscamos entre todos? Cuanto antes lo encontremos, antes comenzaremos con la visita.- Dijo muy segura de si misma, se apartó un poco del grupo y su cuerpo empezó a cambiar de nuevo, pero ésta vez no cambió completamente, sino que en su espalda aparecieron dos enormes alas blancas emplumadas -. Así cubriremos más espacio en menos tiempo.

Se acercó de nuevo un poco esperando a que su mentora diera la orden de salir en busca de Moussa, no quería empezar a fastidiarla desde tan temprano.

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18/02/2016, 17:20
Salara

Entrada del Liceo

Iván miró un poco por el lugar desde su asiento improvisado, aunque los que realmente se esforzaron en buscar a Moussa fueron Sara y Rudy. Diana había sacado unas alas y estaba esperando a que Salara le diera la orden para salir. Aitor, simplemente, pareció quedarse allí pasmado con su cara de palo.

Para frustración de Sara y Rudy, no había ni rastro de Moussa. El chaval había desaparecido por uno de los laterales del edificio y, si era teleportador, era posible que ahora estuviese en cualquier parte. Rudy fue hacia el lateral del edificio, pero tan solo vio un jardín con un camino empedrado que llevaba a una cancha de baloncesto.  

Giraron un poco sobre sí mismos, barriendo bien el lugar con la mirada.

Sobre el edificio, sobre el autobús, detrás del autobús - se agacharon para mirar por debajo -, entre los setos de la entrada… No parecía estar en ninguna parte que pudiesen ver.

- Bu-bueno… Será mejor que i-intentemos e-encontrarlo de otra ma-manera… - dijo Salara, ignorando en ese momento las otras preguntas que le habían hecho sus novatos. Quizá deliberadamente.

Cerró los ojos y pareció comenzar a concentrarse. Pero entonces…

“¡ZUP!”

El sonido fue algo extraño, el espacio deformándose para acoger la presencia de alguien que acababa de aparecer allí. Era el teleportador perdido del grupo cuatro, Moussa. Se había materializado justo detrás de Salara.

- ¡¡¡BUUUUUUUU!!!

Salara, que había cerrado los ojos por unos instantes, ni tan siquiera lo vio venir. La alienígena emitió un agudo chillido de sorpresa, se precipitó hacia delante y cayó de morros al suelo. Marina se llevó la mano a la boca, preocupada. César comenzó a reírse.

Tras estar unos segundos allí tirada, Gata Lunar se levantó. Miraba a Moussa, con una mezcla de confusión y pena.

- T-tú debes de ser el que me fa-faltaba… - recogió la cartulina con el número cuatro del suelo, que le había caído del susto, y la estrujó entre sus manitas  -. M-mi nombre es Salara Bebi, a-aunque aquí me llaman Gata Lunar… Vo-voy a ser tu mentora.

La voz de Salara parecía estar a mínimo volumen. Miró al resto del grupo. No parecía enfadada, tan solo triste. No hizo ningún comentario sobre la broma del teleportador, rápidamente retomó su papel como guía.

- Se-será mejor que co-c-comencemos con la visita guiada. S-seguramente querréis ver c-como se han repartido las ha-habitaciones… Ya e-están asignadas…

Con pasitos cortos y rápidos Gata Lunar emprendió la marcha, encabezando al grupo que entraba finalmente en El Liceo. Por cómo se movía parecía querer huir de los novatos.

Dentro del vestíbulo se detuvo, esperando a que el resto del grupo cuatro entrase en el edificio y situase junto a ella.

- C-como podéis v-ver éste es el ve-vestíbulo de la escuela.

Era una sala bastante grande a partir de la cual surgían tres amplios pasillos que llevaban a las diferentes secciones del edificio. También había unas escaleras que subían al segundo piso. Allí abajo estaba un mostrador con un cartel colgado en lo alto “Conserjería”. Tras éste un hombre de mediana edad y barba espesa parecía estar ocupado mirando unos papeles. Advirtió que Salara lo saludaba con la manita, y le devolvió el saludo con una sonrisa.

- Él es n-nuestro conserje, Enric. E-es muy amable…

Desde uno de los pasillos pudieron escucharse unos pitidos que a cualquiera que hubiese visto alguna película de Star Wars le recordarían a R2-D2.

- Ya lle-llega.

Volando a baja altura, una especie de dron llegó hasta el grupo cuatro y se sostuvo en el aire junto a Salara.

-  E-el Liceo está lleno de éstos – extendió una manita hacia la máquina, acariciándola – N-nosotros los llamamos Palomas.

La Paloma emitía de vez en cuando algún pitido simpático.

- E-esta está asignada a nosotros. Tienen proyectores ho-holográficos… Y e-están al tanto de todo lo que pasa en e-el Liceo. S-son muy útiles…

Salara parecía sentirse reconfortada por la presencia del dron.

- Va-vayamos a las habitaciones.

El trayecto por los pasillos de la escuela no fue silencioso. Salara iba haciendo comentarios sobre la arquitectura del edificio o sus numerosas aulas. Se veía que sabía un poco de todo, y parecía dispuesta a responder la mayoría de las preguntas sobre la escuela que le hiciesen.

El grupo cuatro pasó junto a unas cristaleras que delimitaban un precioso patio interior, lleno de flores de todo tipo. En el centro del patio había una estatua que representaba a un señor mayor elegantemente vestido. En la mano izquierda tenía un libro, y la derecha la extendía hacia adelante en un gesto de invitación.

Frente a la estatua había otro de los grupos de novatos. En ese grupo estaban la chica de la piel azul y el chico que atravesaba cosas. El veterano que estaba con ellos era un muchacho de unos dieciséis años, rubio, atractivo. Gesticulaba mientras les explicaba algo a sus novatos, que lo escuchaban con atención cual público hipnotizado.

Mientras el grupo cuatro andaba por el pasillo el veterano de ese grupo vio a Gata Lunar. Sonrió ampliamente y la saludó con la mano. Ella le devolvió el saludo. Quizá no todo el mundo lo advirtió, pero a partir de ese momento Salara se mostró más animada.

Dormitorios

El grupo siguió a Gata Lunar hasta que llegaron al ala de las habitaciones. La Paloma emitió pitidos de nuevo. Salara asintió como si la estuviera entendiendo. Entonces el dron proyectó una pantalla holográfica donde figuraban los nombres de los ocho estudiantes y la habitación a la cual habían sido asignados.

Vaya, aquello era más sofisticado que la tablet de Bosch.

- V-vale… A-a ver… C-como formáis parte del mi-mismo grupo estáis en la misma planta y pa-pasillo. Oh… Diana Castelló y Sara Carrión en la habitación 5. Iván Auriol y Rudy Vergara… en la habitación 7. Moussa Dakar y Aitor Zumalacárregui en la habitación 8. César Moya en la habitación 12. Marina Hernández en la habitación 6 - miró a los dos adolescentes como si fuera culpa de ella -. L-lo si-siento, César y Marina van en otras habitaciones… - dijo, apenada.

La Paloma volvió a pitar y la proyección holográfica se desvaneció en el aire.

- Cu-cuando dejéis vuestro e-e-equipaje podremos seguir.

Las habitaciones eran dobles, con lo justo de mobiliario. Dos camas con mesita de noche, dos escritorios con silla, dos armarios grandes y un estante sobre cada cama. Las camas estaban hechas, con impolutas sábanas blancas y grises. Había lamparitas sobre cada escritorio. En cada habitación había una ventana que daba al exterior, por lo que había luz natural. Pero no había baño, seguramente habría uno común.

Y nada más, si querían cualquier otra cosa en sus cuartos tendrían que traerlo ellos.

Sobre cada escritorio había un dossier de bienvenida, con información sobre la escuela, un mapa de la misma y el horario de clases. Entre los nombres de las asignaturas destacaban algunos bien curiosos. Parecía que en El Liceo se daban clases tales como Defensa contra las Artes Mentales, Introducción a la Superciencia, Viaje Dimensional, Cultura Alienígena y Técnicas de Rescate Civil.

También había otras asignaturas más corrientes como Lengua y Matemáticas. De eso no se iban a librar.

Salara esperaba en el pasillo, junto a la Paloma, a que sus protegidos se instalasen.

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18/02/2016, 17:25
Narrador

Entrada del Liceo, antes de la aparición de Moussa

La voz de Salara volvió a retumbar en la mente de Aitor.

[color=#9A2EFE]~ Oh, lo siento Aitor. Pensaba que sabías lo que hacías.[/color]

Aunque parecía bastante nerviosa por la ausencia de Moussa, Gata Lunar siguió manteniendo la conversación telepática con su protegido.

[color=#9A2EFE]~ No te pongas nervioso, eso es una de las cosas que nos impide controlar nuestro poder.[/color]

De pronto el espacio comenzó a volverse más silencioso alrededor de Aitor, más tranquilo. ¿Eso lo estaba haciendo su mentora?

[color=#9A2EFE]~ Relájate e imagina que...[/color]

En ese momento, en "el mundo real", Moussa se teletransportó detrás de Salara y le dio un susto.

Los muros telepáticos de Gata Lunar se derrumbaron al perder ésta su concentración, y la mente de Aitor se sobrecargó momentáneamente de recuerdos puntuales de la alienígena.

"Tú ya no perteneces a esta casa." Una criatura parecida a Gata Lunar, pero un poco más grande y arrugada. Soledad.

"Los Selenianos son una raza de pequeñas criaturas alienígenas. Son ágiles y especialmente inteligentes. La atmosfera de su planeta natal dificulta enormemente la comunicación mediante ondas sonoras, por eso deben comunicarse entre ellos mediante telepatía." Salara frente a una clase, haciendo una exposición oral. Estaba muy nerviosa. Miedo.

"Eres muy pequeña y yo muy grande. Diría que hacemos un equipo interesante." Salara y la chica mineral, en una gran sala vacía de paredes y suelos relucientes. Recuperaban el aliento. Amistad.

"Pero si entramos en la mente de alguien... ¡No deberíamos controlarla!" Gata Lunar discutiendo con otra persona, un chico con ojeras de unos quince años. Asco.

"Señorita Bebi, ha hecho un excelente proyecto de ciencias. Y no sólo eso. También le ha dado esperanza a su compañero." Un impoluto robot blanco de brillantes ojos azules, ponía su mano sobre el hombro de Salara. Orgullo.

“Tu hogar está allí donde se encuentran los que te quieren. Tú… me importas mucho, Salara.” El tejado del Liceo, Salara y alguien que hablaba desde su lado. El cielo estrellado. No se podía ver su rostro… Amor.

Si no hubiera sido por el increíble cerebro de Aitor mucha de esa información se habría perdido al pasar rápidamente por su mente. Aquellos, además, no eran recuerdos cualesquiera. Eran momentos muy importantes de la vida de Gata Lunar. Momentos que quizá Aitor no debería haber visto.

Tras lo que habría sido un instante en el mundo real, Salara recuperó la compostura y volvió a impedirle al genio el acceso a sus pensamientos. La mente de la alienígena se volvió silenciosa y, desde ese extraño momento, no volvió a dirigirle la palabra – o pensamiento – a Aitor.

Sin embargo seguían conectados, Aitor podía sentirlo.

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18/02/2016, 20:05
Rudy Vergara

Cuando volvía del lateral del edificio oí un chillido. Fui corriendo a donde estaba el Grupo Cuatro y vi a Bebi-senpai en el suelo. ¿Qué le había pasado? Al parecer, mientras había ido a buscarlo, apareció Moussa.

La pequeña veterana se levantó del suelo y nos condujo al interior del edificio. El sitio me parecía una mezcla entre Hogwarts y cualquier escenario de Star Wars. En definitiva, super guay. Pero lo guay de verdad fue lo que vino volando hacia nosotros.

¡Drones voladores que hacían ruiditos y proyectaban hologramas! ¡MOLA! Primero la alien kawaii y ahora las Palomas. Cada vez me gustaba más este sitio.

Pasamos junto a un patio interior en el que había una estatua de un hombre. ¿Quién sería ese señor? ¿Puede que fuera el fundador de la escuela? ¿El Señor… Liceo?

Luego nos condujo al pasillo donde estaban nuestras habitaciones. Al final me tocó con Iván. Qué alivio. Ni con el señor siempre-a-la-defensiva, el señor puede-hacer-esto-señor-Vergara o el señor posible-incendio-a-medianoche. ¡Me había tocado con el agradable Iván! Vale que no había hablado todavía con el chico volador. Pero venga hombre, un chico hada no podía ser otra cosa más que majo.

Me daba vergüenza mirarle a la cara. ¿Y si no le parecía bien que compartiera habitación con él?

-Parece que nos ha tocado juntos, Iván. Jeje. –dije mientras me sonrojaba.- Oh, deja que te ayude con esto.

Cogí su equipaje sin ningún esfuerzo. Cargué con todo hasta el interior de la habitación. Con eso pretendía aliviar un poco la tensión entre Iván-chan y yo, pero pensándolo bien, podría no haberle gustado.

Maldita sea, si ya no le caía bien, ahora lo habría empeorado. Tranquilo Rudy, respira. Por cierto, ¿Dónde iba a dejar el equipaje ahora?

-Oye Iván… ¿Qué cama quieres tú?

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18/02/2016, 20:13
Sara Carrión

Le pareció sorprendente que Diana también tuviera alas. Las suyas semejaban más naturales. A ella no le dió tiempo a hacer lo mismo, pues Moussa apareció súbitamente, con la aviesa intención de asustar a la pequeña Salara.

- Moussa, ¿te gustaría que ganáramos a los demás grupos?.

Le dijo por ver qué pensaba respecto a eso. Tenía que haber algo que motivara al muchacho y Sara intentaba encontrarlo.

Siguieron con la visita. Todo aquello estaba muy bien. Lo de las palomas también era curioso, pero Sara desconfió inicialmente de esas máquinas. Miró en ese momento a Aitor, pensando que él las podría dominar en pocos segundos y sacarles toda la información. Posiblemente acabaría haciéndolo, así que sonrió durante un momento resultándole divertido.

Al final, llegaron a las habitaciones y les indicaron cómo repartirse en ellas. Le había tocado Diana como compañera. Sara la observó sonriendo gratamente, aunque con algo de timidez. Lo que no le gustaba era que dos de los más pequeños se quedaran solos. Se preguntó cómo podía estar aquello tan mal organizado, porque además, habían dejado las habitaciones 9,  10 y 11 vacías.

- No está muy bien distribuido. Tendría que haber un número par de chicos y chicas en cada grupo. ¿Y porqué las habitaciones no son consecutivas?

Le apenó dejar sola a Marina y se puso a pensar en algo que pudiera hacer.

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18/02/2016, 22:36
Salara

- P-puede que te-tengas razón, Sara. P-parece que los criterios pa-para hacer los grupos no se basan e-en si po-podréis ir juntos e-en la misma habitación. Cre-creo que los g-grupos los hace el Director.

"Bip bop bip" pitó la Paloma. 

- Ah, claro... Ha-hay otros co-compañeros vuestros en esta mi-misma planta. Pa-parece que aquí e-están los grupos del cuatro al seis. E-estáis repartidos en todas las habitaciones, po-por eso no son consecutivas.

Salara ofreció su mejor sonrisa.

Marina le hizo un gesto a Sara, levantando el pulgar. "Está bien" parecía decir. Fue a su habitación, arrastrando la pequeña maleta detrás de sí.

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19/02/2016, 05:01
Iván Auriol

Iván había estado muy indeciso sobre el tema de Moussa, cuando este empezó a irse, pero cuando por fin había decidido dejarlo hacer lo que quisiera, Salara preguntó por él. Sara ya le explicó que se había ido, así que Iván no hizo mucho más que buscar desde su asiento, por si acaso todavía estaba a la vista. Con un poder como el suyo, podía estar ya en cualquier parte, así que no valía la pena darle más vueltas, ya volvería cuando quisiera. No le pasó desapercibido el hecho de que Diana hiciera brotar un par de alas de su espalda. Parecía que no solo adoptaba el aspecto de otras personas, sino que su cuerpo era más maleable. Ya era la segunda persona que conocía ese día que podía volar. Al final resultaría que no era tan único como parecía.

Mientras Diana y Rudy buscaban, Moussa apareció tras Salara, asustándola, e Iván al igual que César no pudo reprimir una carcajada ante el hecho. Sabía que no debía reírse de una broma a mala uva como esa pero…

Para compensar, decidió olvidar el tema y seguir a Salara intentando molestarla lo más mínimo posible. Iván saludó con la mano al Enric el conserje, como si lo conociera de toda la vida, lo cual según él era la mejor manera de conocer gente.

Entonces llegó la paloma-robot, y a pesar de lo que pudiera parecer… Eso no sorprendió a Iván. La gente de hoy en día tenía teléfonos que funcionaban sin cable, y tenían micro pantallas que podían mostrar cualquier cosa. Las bibliotecas eran inútiles, con eso del internet. Se podía pagar con tarjetas en vez de con dinero… ¿Por qué no iban a haber robots voladores? Intentó tocar el robot pero este se puso a seguir a Salara, saliendo de su alcance. Iván por inercia levantó el vuelo, pero el peso de la mochila le desequilibraba así que volvió al suelo, y siguió andando con el grupo. Ya habría tiempo de trastear con esas cosas.

Aunque escuchaba – no sin esfuerzo – lo que decía Salara no prestó mucha atención a sus alrededores, concentrado en la paloma robótica, hasta que llegaron a las habitaciones. La paloma proyectó un recuadro con información en medio del aire, a lo que Iván sintió la tentación de pasar la mano en medio del haz, para averiguar si aquello era como un proyector normal y corriente o no. Se contuvo, para no contrariar más a su mentora.

Le había tocado en la misma habitación que Rudy. No le parecía mal en absoluto, pero la combinación de Aitor y Moussa le pareció explosiva, por no decir otra cosa. Aunque bueno, Aitor había ignorado las gracias de Moussa hasta el momento, a lo mejor no se acababan llevando mal.

 

Rudy se acercó a él e Iván le sonrió abiertamente. Iba a tenderle la mano cuando se dio cuenta que lo que el otro hacía en realidad era coger su mochila.

- Oh. ¡Gracias!

Iván se dejó flotar ahora que no cargaba con la mochila, levantando los pies unos pocos centímetros del suelo, siguiendo a Rudy lentamente. Rebotó en el marco de la puerta con el pie derecho, impulsándose hacia la parte izquierda del interior, mientras Rudy preguntaba que qué cama quería. No tenía preferencia alguna, pero como ya estaba flotando hacia la izquierda…

- Aquí mismo, da igual. Gracias de nuevo. – Cuando Rudy dejó la mochila, Iván se sentó de piernas cruzadas en el aire de forma que su cabeza estuviera a la altura de su compañero, y le tendió la mano – Ya nos sabemos los nombres pero no nos hemos presentado formalmente. Iván Auriol.

Si Rudy aceptó el gesto, Iván le cogería del antebrazo, no de la mano, en un gesto que había adquirido de su parte de la familia menos convencional.

- Vamos a pasarlo bien, ya verás - sonrió - ¿Vamos?

Iván salió de la habitación de aquella guisa, con las piernas cruzadas y flotando a media altura, bastante contento de no tener que andar cargando con la mochila, para reunirse con el resto del grupo.

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19/02/2016, 10:38
Aitor Zumalacárregui

Salara… Sólo habían estado conectados unos instantes, pero por culpa de su ineptitud con la telepatía lo que había visto en la pequeña extraterrestre era comparable a años y años de conversaciones. Gata Lunar había tenido una vida intensa, excepcional, cautivadora. A todas luces resultaba patente el elevado civismo y moralidad de la tímida telépata.

Por un instante sintió celos de aquel otro al que ella amaba. Se sorprendió a la vez que comprendió que lo que pasaba por su mente, por su corazón, era lógico, ineludible: Gata Lunar era el ser más excepcional que había conocido jamás, además de un dechado de virtudes mentales y morales. Tal vez la mejor persona que hubiera conocido… y tenía que tener novio. Lo de que fuera alienígena, se dio cuenta Aitor, era lo de menos. Por un momento se puso a pensar qué cualidades tendría ese novio suyo, si serían realmente ciertas, si podría competir con él… y al “cazarse” a sí mismo con semejante línea de pensamiento se sintió profundamente avergonzado. Jamás se inmiscuiría, ni intentaría trucos. ¿Qué diría eso de si mismo?

Aitor no se merecía saber nada de lo que había visto de ella, de sus recuerdos, y ella no se merecía que empleara nada de todo aquello en su beneficio. Gata había sido muy amable y ¿cómo se lo estaba pagando él? Prefería ni pensarlo.

Y, hablando de pensar, ¿le habría leído ella algo de todo su maremágnum de pensamientos y sentimientos? Esperaba que no. O que al menos, a 60 veces la velocidad normal de pensamiento normal, hubieran resultado cuanto menos confusos.

~Señorita Bebi, lamento informarle que por culpa del susto de Moussa he accedido a un rincón de su mente al que no debería haber llegado. Puede confiar en mi discreción. Aunque haya sido a causa de un accidente se ha ganado mi respeto. Entiendo perfectamente por qué le han escogido como veterana, por qué consideran que puede ser una buena guía para nosotros. No la molestaré más, aunque me gustaría, si fuera posible, que me enseñara más sobre la telepatía. Pero en un entorno más controlado –concluyó, añadiendo un ligero toque de humor mentalmente. Aitor, haciéndose rápidamente con el nuevo sistema de comunicación, había conseguido ya prácticamente eliminar sus titubeos. O tal vez fuera un momento de claridad mental.

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19/02/2016, 11:07
Aitor Zumalacárregui

Aitor pareció ausente durante un rato tras conocer a la veterana de su grupo, hasta que finalmente, tras la abrupta reentrada en escena de Moussa, pareció volver a tocar con los pies en el suelo. Contra todo pronóstico, en vez de enfadarse con el “gamberro” de la clase por el susto que le había dado a Gata Lunar (cosa que correspondería a un “empollón” “de pro” como él, ¿no?), puso más bien cara de pena. Pero sólo durante un instante, lo suficiente para que alguien con cierto nivel de empatía pudiera percibirlo. Rápidamente volvió a colocar su máscara de inexpresión en su rostro.

El recorrido por el centro le pareció instructivo, tal vez mejorable, pero útil. A Gata Lunar le interesaba la gente, a Aitor le hubiera interesado más, por ejemplo, saber dónde estaban los laboratorios, el aula de informática o enterarse de cómo acceder a ambos fuera del horario lectivo. Para él era importante saber de qué herramientas dispondría. Si había hecho todo lo que había hecho sin apenas más que una conexión a internet de alta gama y unos pocos centenares de libros y artículos, ¿qué podría hacer con los recursos de El Liceo?

Las palomas fueron una interesante sorpresa. Sin duda acabaría desmontando una para ver cómo funcionaba, pero las posibilidades que le abrían eran… abrumadoramente amplias. Para bien y para mal. ¿Habría más tecnófilos en el instituto? ¿Algún profesor experto en tecnología? A juzgar por aquellos drones, sí, debía haberlos. O haberlos habido. Inmediatamente pensó en Gina, la ginoide que les estaba acompañando con las maletas. Había tantas cosas que quería implementarle… Tal vez pudiera ayudar con la seguridad del complejo utilizándola como prototipo. Eso podría estar muy bien.

El joven vasco atendió a todas las explicaciones: vestíbulos, pasillos, cristaleras, estatua… Todo bien, nada que le llamara realmente la atención. Finalmente pararon en los dormitorios, donde Gata Lunar trató de “defenderse” de las afirmaciones de los chicos.

-El hecho que no se llenen todas las habitaciones disponibles no significa necesariamente que no sea una distribución óptima, sólo que no conocemos todos los datos para realizar la misma. Para empezar significa que hay espacio de sobra, lo que no es nada malo –aseveró Aitor con toda la naturalidad, sin cambiar su expresión, explicando con tanta claridad como le era posible.

Y le tocó con Moussa. Eso tampoco eran, en rigor, malas noticias. El chico no le parecía que fuera a intentar agredirle porque sí, ni, de hecho, de esos que se pasan la vida estudiando en la habitación. Incluso, se atrevería a adivinar que no iban a coincidir mucho allí. Aitor se pasaría la vida en clase, en la biblioteca o en las aulas de informática o laboratorios, mientras que Moussa… probablemente utilizara la habitación para dormir a pierna suelta y poco más. Ni siquiera le preocupaba especialmente la capacidad (o falta de capacidad) de orden que pudiera tener su nuevo compañero de habitación, pues las tareas básicas las iba a realizar Gina de forma incansable.

Se introdujo en la habitación con ánimo exploratorio, dándole el visto bueno al instante. Acto seguido dio unas breves indicaciones a su acompañante robótica para que colocara sus cosas en un determinado orden.

-Si te parece bien, me quedaré con ese lado –señaló uno de los dos– de la habitación, así cuando salga el sol los rayos me darán antes a mí en la cara. Gina –señaló ahora a su robot– se encargará de colocarme las cosas. Si quieres puede hacer lo mismo con las tuyas. Por cierto, ¿te gustan los videojuegos? He diseñado un par, pero me hace falta feedback humano para hacerlos verdaderamente atractivos, a lo mejor te gustaría probarlos.

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19/02/2016, 16:25
Moussa Dakar

El primero en sorprenderse por la reacción de Salara es sin duda el propio Moussa. Sin duda esperaba algo totalmente diferente cuando puso en marcha su broma. Después de todo, el Liceo es una escuela para jóvenes con poderes que tiene hasta su propio equipo de superhéroes. Por lo que el valor debe de ser algo común para todos ¿No? Además, han sufrido terribles ataques que les han obligado a reconstruir en dos ocasiones la escuela, por lo que suponía que los profesores e incluso los alumnos más veteranos, estarían adiestrados para afrontar cualquier situación. Pero obviamente se ha equivocado totalmente.

-¡Ups, Vaya leche!    -Inclinándose rápidamente, ayuda a ponerse en pie a Salara.   -Lo siento, no pensaba que te ibas a caer. Supongo que puse demasiado entusiasmo en el grito.

Al escucharla hablar con palabras entrecortadas y con un tono de voz tan sumamente suave, a Moussa le cuesta imaginar que ella es su mentora. Aunque tal vez sea una especie de Yoda y realmente esté ocultando sus verdaderas cualidades. Sea como sea, la verdad es que le sorprende que no le hayan asignado un mentor estricto, como Bosch

-Aha...Yo soy Moussa Dakar, el teleportador del grupo ¿De donde eres y cuales son tus poderes?

Ni corto ni perezoso, Moussa lanza las preguntas esperando descubrir más de quién desde ahora, será su mentora. Pero Sara le interrumpe para hablarle de algo sobre ganar a otros grupos. No tiene ni idea de lo que se refiere, pero seguro que viniendo de ella es algo malo, así que extendiendo el brazo le enseña la palma de la mano.  -Díselo a la mano, Lady Aria. Alzando la mirada en un gesto de indiferencia, se da media vuelta para seguir a su nueva mentora.

Pese a lo que en un primer momento se pueda pensar sobre Moussa, la verdad es que no es ningún matón. De hecho odia y aborrece a los matones. Simplemente por las experiencias vividas, desconfía de toda figura autoritaria que trata de imponerle algo. Por otro lado, es terriblemente protector con los más débiles. Tal vez por todo ello se sienta inclinado a confiar y seguir a Salara. Su aspecto frágil y dulce sin duda le hacen bajar la guardia que posee automáticamente contra cualquier figura con autoridad.

El recorrido por el interior del Liceo comienza y con las manos entrelazadas detrás de la nuca, observa todo con detenimiento. Un conserje, pasillos, escaleras y...un droide volador.

-Chisstt Niñeras robóticas, genial.   -Pronuncia con gran sarcasmo.    -Esas cosas no están por el exterior, ni por los tejados. Así que están ahí para vigilar lo que hacemos ¿No? ¿Tienen ametralladoras o lasers?

No es que le importase mucho que les vigilasen, desde que había descubierto la naturaleza de su poder sentía una libertad inconmensurable. Pero sentía que debía de quejarse por algo y aquello era lo mejor que se le ocurría. Si Bosch le estaba vigilando, al menos no le daría la satisfacción de hacerle ver que aquel lugar no le estaba resultando tan desagradable como pensaba.

Aunque si alguien sin duda se queja sin razón ni motivo, esa es Sara. Lady Aria le empieza a caer cada vez peor y sin poder evitarlo, se coloca tras ella y poniendo una voz tremendamente aguda, realiza una tosca y exagerada imitación de la muchacha.

-No está muy bien distribuido. Tendría que haber un número par de chicos y chicas en cada grupo...Bla bla bla Debéis de hacerme caso, siervos. Pues voy a ser vuestra reinita y para lo único que valéis es para servirme.

Con un giro de lo más dramático de cabeza, Moussa mueve sus cabellos en un clásico gesto usado por las mujeres en las películas, cuando enfadadas, se disponen a salir de escena. Después se queda mirando a Sara con cara de desagrado para finalmente, soltar un bufido.

-Hay más cuartos para cuando Diana se canse de aguantarte, Lady Aria. Chisstt

La repartición de cuartos supone que al menos en su caso, es cosa de Bosch. Está convencido de que el viejo ha metido mano para ponerle con el cerebro del grupo, seguramente esperando que se le pegue algo del niño-genio. Lo que el viejo no sabe es que los libros le provocan urticaria y que pasa de estudiar cosas que no le van a servir para nada. Lo único que le interesa es dominar bien sus poderes.

Las habitaciones no poseen nada especialmente llamativo, lo cual sin duda es bueno. Seguramente los alumnos echarán de menos algo antes o después y gracias a ello, podrá hacerse con algún dinero consiguiéndoles lo que necesiten. Cuando cruzan el umbral de la puerta y Aitor hace su elección, Moussa se limita a encogerse de hombros. Poco le importa una cama que otra, lo único que le interesa es comprobar si son cómodas o no. Por lo que se deja caer sobre la suya y para su agrado, comprueba de que la cama es realmente cómoda.

-Te gusta madrugar ¿Eh? A mi no mucho.   -Ante el ofrecimiento de Aitor, Moussa se encoge de hombros.   -No hace falta bro, gracias. No he traído nada conmigo, aunque siempre tengo cerca todo lo que necesito.   -Finaliza con una sonrisa.  

Aquello sí que era una sorpresa, el empollón no parecía un chivato e incluso parecía ser un tío enrollado. Tenía un terminator con tetas y hacía videojuegos, eso para Moussa ya era ser guay. A veces era un poco difícil entenderle con todas esas palabras técnicas que suelta, pero más o menos entendía casi siempre el mensaje que trataba de transmitir.

-¿¡Haces videojuegos!? ¡Espera! No serán de esos educasivos...educatidos...educa...de los que educan ¿No? Un videojuego tiene que ser violento y sangriento. Me molan los videojuegos, aunque nunca he tenido una consola. Aunque a veces me colaba en los centros comerciales por la noche y me quedaba jugando hasta que abrían. Por cierto ¿Qué es un feebal?

Sin duda aquella iba a ser una habitación curiosa, pues entre aquellas dos pareces habían reunido a un genio y un joven no especialmente brillante. Casi parecía una serie cómica que estaban ahora tan de moda.

-Oye, si eres tan listo ¿Por qué estás aquí? Es decir, seguro que podrías inventar algo que te diese un montón de dinero y así vivir el resto de tu vida en una isla paradisíaca, rodeado de modelos.    -Desviando la mirada hacia Gina, decide preguntar lo primero que se le pasó por la cabeza la primeva vez que la vio.   -¿Las has construido tu? Mola eso de tener tu propio terminator, pero...¿Por qué les has puesto tetas? Vale que las tetas molen mucho, pero no le veo lógica, aunque yo no soy superlisto. Por cierto, si necesitas ir a la ciudad solo tienes que decírmelo, puedo llevarte en menos de lo que tardas en chasquear los dedos. De momento solo puedo alcanzar unos cuantos kilómetros, pero aún estoy aprendiendo.

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19/02/2016, 22:57
Rudy Vergara

Iván le cogió del antebrazo cuando se saludaron. Me recordó a como se saludaban los soldados en las pelis. Vale, lo de las maletas no le había molestado. Prueba superada.

-Rudy Vergara.- dije mientras le devolvía el saludo con una sonrisa. Se me subieron los colores, tanto que noté como se empezaban a derretir mis gafas a causa de la visión atómica. Esperaba que Iván no lo hubiese notado…

Disimuladamente me giré y  me cambié las gafas rápidamente por otras que tenía en una de las tres maletas. Mi madre, muy precavida ella, me preparó una cajita llena de gafas de recambio. Aunque si lo pensaba bien, mamá me había llenado las tres maletas hasta los topes de un montón de cosas, no sé si cabría todo en esa habitación.

- Espero que no te importe que ponga un par de pósters de mis animes favoritos, en mi lado de la habitación, claro. Jeje. –al ver que ponía cara de no saber de que estaba hablando, saqué uno y se lo mostré.- Son dibujos animados japoneses. Si quieres algún día podemos ver juntos algún capítulo.

Sorprenido noté que en mi boca había una sonrisa de oreja a oreja. La verdad es que estaba muy animado. Un roomate (I am almost English, baby) ingrávido y guay, compañeros con superpoderes molones, robots, clases mega guays como Técnicas de Rescate Civil o Introducción a la Superciencia… Esto solo podía ir hacia arriba.

-¡Seguro que sí! –contesté a Iván.- Vamos.

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19/02/2016, 23:09
Sara Carrión

Bueno, no le disgustaba que hubiera un joven de raza negra en el grupo, pero había tenido la mala suerte de que fuera un joven racista. Negó con la cabeza a las palabras de Moussa, dispuesta a no seguirle el juego. Él es el que tenía todas las de perder. Sara trató de pasar de él y miró otra vez a su compañera, tras comprobar que Marina se introducía en su propio cuarto.

- "Ya estaré yo atenta a que no pase nada raro."

Pensó para sí.

- Diana, qué suerte que nos haya tocado juntas.

En algunas cosas eran muy parecidas, así que podían llegar a congeniar muy bien.

- ¿Qué cama prefieres?

Preguntó mientras tiraba de su maleta para introducirla en la habitación. No había traído demasiadas cosas, pero más que nada porque tenía un buen ebook lleno de libros digitales para leer si tenía tiempo. Eso le ahorraba mucho peso y espacio. La ropa que había traído era más bien sencilla, porque había convencido a sus abuelos de que les iban a proporcionar uniformes. Eso de los uniformes era divertido. Los chicos y las chicas estaban muy atractivos de uniforme. Se preguntó dónde estaban los suyos, ¿se los darían quizá ahora después?

Sara dejó la maleta en mitad de las dos camas. Solo que entonces cayó en la cuenta de algo y se fijó en que hubieran enchufes en la pared. Al verlos, se calmó un poco. "Menos mal". Pensó aliviada, pero se preguntó si Diana se reiría de ella cuando supiera para qué lo iba a necesitar. Cerró los ojos un momento, creyendo que iba a pasar un mal trago.

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20/02/2016, 03:24
Diana Castelló

Como imaginaba, le tocaba compartir habitación con Sara... ningún problema con ello, salvo por el hecho de que parecía haber ocupado el hueco de Marina. Aparte de eso, a Diana, la verdad, es que le gustaba tener una habitación para sí misma, cosas de raritos... así que preguntaría si era posible el cambio, tanto por las otras dos chicas, como por ella.

- Si queréis compartir habitación, podemos ir a hablar con dirección... Marina y tu me refiero, sois amigas ¿no?.- Preguntó a Sara mientras de una patada metía su maleta en la habitación, una maleta extrañamente ligera -. No tengo problema en cambiar cama con ella, no es por nada... es que soy muy mía .- Rió abiertamente.

Toda su vida había estado sola, salvo, claro está, por la presencia de su madre, y a veces la de los agentes de S.H.I.E.L.D, así que ya estaba acostumbrada. Tenía más de una rareza, así que prefería estar sola en ciertos momentos.

- Puedes coger la cama que quieras, no tengo preferencias en cuanto a colocación, soy muy simple .- Dijo mirando a la chica, encogiéndose de hombros -. ¿Qué crees que irá ahora? .- Preguntó, intentando seguir con la conversación mientras se dirigía a la puerta para encontrarse con los demás... su falta de equipaje, hacía de su instalación algo casi instantáneo.

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20/02/2016, 10:33
Sara Carrión

Le sorprendió un poco que Diana prefiriera estar sola y esperó no haber sido por nada que hubiera dicho ella. Imaginó que no, que ella no estaría acostumbrada.

- Si prefieres cambiarte, a mí no me importa. Pero me parecería genial que compartiéramos habitación.

Sonrió levemente. No era cuestión de obligarla a nada. Sara miró entonces las camas y eligió aquella donde el enchufe estuviera mejor colocado, es decir, más cerca de la cabeza. Dejó la maleta y fue también hacia fuera.

- Quizá nos den una charla sobre las normas y después los uniformes. Sería genial ir a ver a la gente que está haciendo entrenamientos. Ver cómo usan sus poderes. Tiene que ser espectacular. Habrán muchas cosas espectaculares aquí, ¿verdad?

 

 

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22/02/2016, 11:39
Aitor Zumalacárregui

-Hice una vez un programa de ajedrez, pero fue para practicar. Y era demasiado predecible. ¿Violento y sangriento? Sí, eso estaría bien para variar. Está claro que necesito ayuda para la estética de los personajes y los diálogos… Es decir, qué prota mola más, su pinta, lo que dice… No sabrás dibujar, ¿verdad? Eso sería estupendo. Lo otro… bueno, la verdad es que bien pensado: ¿quieres un juego a medida? Podría acabar siendo un éxito de ventas. Habría que probarlo.

La capacidad de empatizar con “las masas” de Aitor estaba bajo mínimos. Nunca había formado parte de ellas, siempre les había fascinado o asustado, no hablaban como él, no les interesaban las mismas cosas. Sólo ahora estaba empezando a reconciliarse con la humanidad y no sabía cómo volver a “enganchar” con ella. Esta podía ser una buena oportunidad.

-Feedback es cuando alguien le enseña a otra persona algo para que le dé su opinión y esa otra persona se la da. Respecto a lo de la isla… no es que no sea atractiva la idea, pero la descarté al final. Pensé: “¿Y luego?” Siempre hay un luego. ¿No te aburres de hacer siempre lo mismo? Yo me aburro con mucha rapidez. Unas 60 veces más rápido que el resto. Necesito proyectos, retos, cosas que me mantengan despierto. Gina –dijo el joven genio apuntando con el dedo gordo hacia la robot que ya estaba aplicándose a las órdenes recibidas- la hice como reto. Tiene muchas cosas mejorables, pero lo de darle aspecto de terminator no creo que vaya a ser una de ellas. Pretendo poder llevármela a cualquier parte y hacerle muchas mejoras, pero si me paseo con un terminator por la calle, seguramente la gente se asustaría y me la quitarían. Traería problemas. No quiero problemas. Sociológicamente las mujeres dan menos miedo, parecen más inofensivas. Aunque te aseguro que cuando acabe con ella sí que va a ser peligrosa. *Muy* peligrosa –comentó Aitor con una sonrisilla malévola en una especie de confesión nada habitual en él. Al fin y al cabo era un adolescente probando sus capacidades, imaginando cosas.

Por cierto, si necesitas ir a la ciudad solo tienes que decírmelo, puedo llevarte en menos de lo que tardas en chasquear los dedos.

-Gracias por el ofrecimiento, tal vez te pida algo, pero todavía no sé de qué voy a disponer aquí. Ya te diré. Yo también estoy aprendiendo a controlar mis poderes. Gata Lunar creo que me ayudará o al menos me conducirá a quien sí pueda. ¿Qué te ha parecido nuestra veterana?

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22/02/2016, 22:54
Salara

Aitor

Tras la disculpa de Aitor el tiempo pareció dilatarse. Quizá era por la velocidad de procesamiento del vasco, o quizá era una característica de las conversaciones telepáticas, pero sea como fuere la respuesta de Salara pareció demorarse bastante en llegar.

[color=#9A2EFE]~ Por supuesto. Además de las clases usuales tenemos horas de tutoría para que aprendáis a manejar vuestros poderes. Estaré encantada de enseñarte todo lo que pueda sobre nuestro don.[/color]

No hizo mención al susto de Moussa, pero tras unos segundos más la voz de Salara volvió a retumbar en la mente de Aitor.

[color=#9A2EFE]~ Gracias por tu consideración.[/color]

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22/02/2016, 22:55
Salara

Pasillo de dormitorios

Cuando Moussa le había preguntado de donde era ella respondió brevemente.

- So-soy una extraterrestre, vengo del planeta Iluvia. E-está muy lejos de aquí. N-no soy muy especial…

Salara esperó a que los nuevos estudiantes se hubiesen instalado. Durante el trayecto hasta allí les había hablado básicamente de cosas superfluas, aunque ella las consideraba interesantes. Parecía ser que la escuela había sido fundada por el señor representado por la estatua del patio interior. Había habido algunas reformas importantes a lo largo de los años, sobre todo debido a la destrucción parcial o total de los edificios. Pero que no había de qué preocuparse, que los sistemas de defensa de la escuela era muy buenos. Era prácticamente imposible que la gente viese que la escuela estaba ahí.

Se había pasado los últimos minutos en silencio con la mirada perdida. La Paloma revoloteaba junto a ella, pitando de vez en cuando. Sus protegidos se demoraron más o menos en instalarse, pero finalmente estuvieron todos reunidos frente a ella.

- Pe-perfecto. Ya podemos continuar… Ahora si me acompañáis os e-enseñaré las diferentes aulas. Lu-luego iremos al auditorio. Hay un a-acto de bienvenida…

Con su andar rápido, casi nervioso, y sus cortos pasitos Salara encabezó de nuevo la marcha por el interior del edificio. Mientras andaba, Salara iba hablando. De vez en cuando se detenía para mirarles con sus grandes ojos. El fiel dron la seguía a todas partes.

- El Liceo no ti-tiene muchas normas, p-pero todas ellas son importantes. Lo primero es la convivencia. Somos m-muchas personas con capacidades extraordinarias, u-usarlas de f-forma malintencionada no está permitido. Va-vaya, eso era obvio… Tampoco se puede salir del re-recinto de la escuela sin supervisión. Podéis adentraros en los b-bosques circundantes, pero no cruzar la barrera ilusoria que protege la escuela. Es fácil verla desde dentro, si os topáis con ella lo s-sabréis. Eh… qué más… Ah, sí. A partir de las 22:30 no se puede armar jaleo, pero no e-estáis obligados a permanecer en vuestras habitaciones. Eso está bien, supongo… A mí me gusta mirar las estrellas, aunque al lado de esta ciudad no se ven muy bien…

El Grupo Cuatro llegó a un largo pasillo lleno de puertas. Las aulas.

- A lo largo de la semana tenéis p-programadas diversas clases a las cuales deberéis asistir. Son obligatorias, m-me temo. Normalmente hay clase de 8:00 a 14:30. Hay una pequeña pausa a media mañana. Por la tarde sois libres de hacer lo que queráis, aunque hay algunos clubes en la escuela que hacen sus actividades en esa franja horaria. Yo, por ejemplo, estoy en el Club de Inventores. Las prácticas en la Sala del Peligro s-son tres veces a la semana, luego la veremos… Y… Oh. Tenéis unas horas cada semana reservadas para tutorías especiales. En ellas se os asignará un profesor o alumno experimentado que os pueda ayudar con el desarrollo de vuestros poderes, si lo deseáis.

Salara se detuvo frente a una puerta.

- Paloma, por favor, ábrela.

“¡BIP BOP BIP!”

Sonó un chasquido y la puerta del aula cedió.

- Los talleres y laboratorios suelen estar cerrados fuera de horas lectivas… - comentó la alienígena mientras cruzaba el umbral Por favor, entrad.

El aula era un taller de mecánica y cibernética, la puerta se cerró cuando todos hubieron entrado. Había amplias mesas distribuidas a lo largo de la sala ligeramente rectangular. En uno de los extremos había una pizarra, en aquel momento en blanco. Pegados a las paredes había altos armarios metálicos. Del techo colgaba un brazo robótico anclado a raíles que le permitían moverse por todo el taller. También había ventanas que daban al exterior, en aquel momento las persianas estaban bajadas y la luz del aula provenía de unos halógenos.

- Este es uno de los talleres que tenemos en la escuela. Aquí da clase nuestra profesora de tecnología. Como podéis ver está equipado con todo tipo de herramientas algunos pudieron notar el orgullo en la voz de Salara, aquel parecía ser su terreno. La alienígena se acercó al brazo robótico, en aquel momento se encontraba junto a la pizarra Aquí es donde se hacen las maravillas tecnológicas del Liceo… Seguramente no es nada comparado con lo que tienen en la Base Subterránea, pero yo creo que es increíble.

La mentora del Grupo Cuatro posó su manita sobre el brazo robótico, que colgaba inerte del techo. Pareció perderse en sus pensamientos unos instantes. Volvió en sí al darse cuenta de que se había distraído.

- Oh… Lo si-siento… - se disculpó, ruborizada -. De momento, ¿tenéis alguna pregunta?

“¡CLONK!”

De pronto, así sin más, la Paloma había caído al suelo. Todas sus luces se habían apagado. Parecía… ¿desactivada?

En unos instantes la expresión de Salara pasó de la sorpresa a la preocupación. Se llevó las manitas a la cabeza y se tambaleó.

- Esto no tiene sentido… ¿Por qué ya no puedo senti…

Antes de que acabase la pregunta se escuchó un fuerte estruendo. Una nube de polvo llenó el taller de tecnología y la luz del sol encontró el camino hacia el interior del aula, a través del boquete que se acababa de formar en la pared. Se escucharon disparos, ¿un ataque sorpresa?

Cuando el Grupo Cuatro se dio cuenta de lo que estaba sucediendo Salara ya se encontraba en el suelo, inconsciente. Rápidamente comenzaron a entrar en el aula unos drones armados, bastante diferentes de las Palomas, seguidos de un droide de aspecto imponente.

Parecían dirigirse hacia Gata Lunar, pero pronto repararon en la presencia de los novatos.

[color=#FE2E2E]► NEUTRALIZAR AMENAZAS[/color] – profirió el robot imponente.

Los drones, con zumbidos coordinados, parecieron responder a su orden de ataque.

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22/02/2016, 23:05
Narrador

Turno 1

Tras aquel repentino espectáculo César fue el más rápido en reaccionar. Por desgracia le faltaba algo.

- ¿Nadie tiene un puto mechero? - preguntó mientras miraba a sus compañeros, sin saber qué hacer.

Ese momento fue suficiente para que uno de los drones le disparase con su arma incorporada. Por fortuna o habilidad César se agachó en el momento justo, evitando el ataque. El proyectil impactó contra la pared, quedándose incrustado. Aquellas armas no eran de broma... 

Marina se puso nerviosa y se escondió detrás de una de las mesas.

Otro de los drones disparó, esta vez contra Rudy. Le dio de lleno en el pecho pero, para sorpresa de algunos, el proyectil rebotó inofensivamente contra su piel y salió ileso.

- Tiradas (15)

Notas de juego

Así es, comienza el combate. Os enfrentáis a un droide y a cuatro drones. Los drones son minions.

El orden de iniciativa es:

César
Dron 4
Marina
Dron 1
Aitor
Dron 2 
Moussa 
Diana 
Dron 3
Rudy 
Droide
Gina
Iván
Sara

Resumen de acciones:

- César no hace nada.
- Dron 4 dispara a César, pero falla.
- Marina se esconde detrás de una mesa. Gana Cobertura Parcial.
- Dron 1 ataca a Rudy, el ataque impacta pero no causa daños.

Es el turno de Aitor.

Estado actualizado.

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22/02/2016, 23:39
Narrador

Notas de juego

La conexión telepática entre Aitor y Salara se ha interrumpido bruscamente justo en el momento en que la alienígena se tambaleaba. 

Aitor no siente dolor por la interrupción, pero nota una molesta presión en el lóbulo frontal.

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23/02/2016, 12:33
Aitor Zumalacárregui

Aitor siguió a su veterana todo el tiempo sin rechistar, prestando atención a lo que tenía que decir. Sabía que, por lógica, ahora tocaba el recorrido por las clases, incluyendo talleres, laboratorios e informática, lo que a él más le interesaba. En efecto, así fue, y el joven vasco analizó con detenimiento cada uno de los artefactos tecnológicos ahí presentes, en especial el brazo robótico, lo más llamativo a primera vista de la sala.

Entonces, de repente, se desató el caos. Aitor no estaba preparado. Pese a que sus neuronas viajaban a una velocidad radicalmente superior a las de cerebros más convencionales, no supo cómo reaccionar hasta que se desató la violencia.

Gata Lunar ha caído y mi lóbulo frontal me lo noto embotado. De acuerdo, pues, hay un telépata muy poderoso tocando la gaita. Pero primero lo primero -pensó para sí.

-Rudy, dale fuerte al grandote, nosotros nos encargamos de los otros cuatro –dijo con seguridad.

No tenía tiempo para fabricar un robot o reconstruir el brazo mecánico para que les ayudara, pero sí podía utilizar lo más sencillo de sus poderes: mover el metal. Se concentró todo lo que pudo al respecto y trató de lanzar uno de los drones que todavía no habían actuado (posiblemente procesando qué objetivo debía ser erradicado primero) y lo lanzó contra el siguiente. Tal vez no fuera tan duro como Rudy, pero probablemente tenía más “visión de campo”.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Utilizo Mover Metal a tope, nivel 3, tratando de lanzar a un dron sobre el otro. No estoy seguro de que se necesite TR, pero la hago de todas maneras usando el propio poder como bonus.

El primero, según descripción del poder, tendría que superar una TS de Dureza de 18. El otro no lo tengo claro. Tal vez podría tomarse como una embestida con Velocidad 3...