Partida Rol por web

Entre el cansancio y el recuerdo de la pesadilla vivida la noche anterior, Moussa no estaba muy atento a lo que sucedía a su alrededor. Por ello no tenía muy claro contra quién tenían que enfrentarse ¿Niños? ¿Zombies? ¿Niños zombies? y ahora encima Aitor hablaba de hacer frente a unos Harrurak o algo así. No tenía muy claro que diablos era eso, pero el nombre le recordaba a los bichos feos con una mano blanca pintada en la cara, que salían en una peli, de unos enanos con los pies grandes que tenían que llevar un anillo mágico hasta un volcán.

-Harrural vascos...¿Son demonios con hachas o algo así? Bueno, da igual, si se acercan demasiado siempre podemos cambiar de posición o puedo teleportarlos lejos. Aunque si es tu hermana quién los controla, entonces creo que el plan de acción es sencillo, tal y como has dicho. Haz que Gina transforme su mano en un taser o en algún arma con capacidad de dejar inconsciente a tu hermana. Después teleporto a Gina hasta ella y pufff, tu hermana cae y sus hordas de niños, zombies y harruraks con hachas son vencidos de golpe.

Cumpliendo con lo pedido, todos fueron teletransportados hasta el lugar indicado. Por supuesto seguía sentado, aprovecharía hasta el ultimo instante para recuperar fuerzas. Esperaría que Aitor evaluase la situación y marcase el momento de actuar. Pues estaba seguro de que aquello acabaría en lucha, la hermana de Aitor no parecía muy sociable y no parecía dispuesta a rendirse sin más.

Tras finalizar la llamada, Aitor pudo ver la cara de su hermana a través de la cámara de su propio teléfono móvil.

El rostro de Idoia permanecía imperturbable. Se quedó mirando el teléfono unos segundos, y luego se lo guardó en el bolsillo. A partir de ese momento la cámara no pudo mostrar más que oscuridad.

Tampoco se oyó mucho sonido, a parte de una puerta al abrirse y cerrarse de un portazo instantes después.

Moussa teleportó al grupo a la parte trasera del edificio principal de la casa de colonias. Desde aquella nueva perspectiva vieron un patio, un pequeño huerto y el verde prado circundante.

Lo primero que advirtieron al llegar fue a los niños. Estaban jugando, desperdigados por la zona. Pero al verlos aparecer se los quedaron mirando fijamente. No se movían, ni siquiera hablaban. Tan solo les miraban con intensidad, desde la distancia.

Salara tragó saliva.

- Se acerca.

Al activar su defensa telepática Aitor había dejado de sentir aquella molestia en la cabeza. Pero no tardó en comenzar a sentir algo diferente. Una presencia increíble, imponente, que pesaba sobre él como una losa.

Aunque no tenía experiencia midiendo el poder de otros telépatas, Aitor tuvo la sensación de que estaba ante alguien increíblemente fuerte.

Salara era poderosa, por supuesto, pero el aura que desprendía era mucho más sutil, refinada, incluso gentil.

Cuando salió de la casa, por la puerta trasera, Idoia seguía mostrando aquel rostro imperturbable. Era solo una niña, pero no lograron percibirla como tal.

- Hola, Aitor. Me pides que venga sola, pero tú has venido acompañado - comentó.

Por su tono indiferente no se podía apreciar mucho más que lo dicho. Ni siquiera parecía sorprendida por la peculiar compañía del genio, entre los cuales se encontraban un robot y un alienígena.

[color=#9A2EFE]~ Nos está tanteando ~[/color] comunicó Salara, sin desviar la mirada de la joven Idoia [color=#9A2EFE]~ Ya debe de haber percibido mis poderes.[/color]

- Veo que estabas preparado para encontrarte conmigo. ¿Crees que soy peligrosa? - preguntó con su mejor voz de niña inocente.  

Idoia dio un par de pasos hacia el frente. La treintena de niños que los observaban desde lejos comenzaron a avanzar.

- Eso es lo que más me enfada. No me has llamado para preguntar cómo estaba, has reunido a tu equipo de bichos raros del Liceo para venir a cazarme.

La niña apretó los puños y frunció el ceño, mostrando por primera vez muestra alguna de sus emociones.

- Seguro que no has esperado ni un segundo para venir corriendo hasta aquí. Has asumido que era una villana, y que estaba haciendo algo malo. ¡Mi propio hermano! - gritó con voz aguda -. ¿Pero sabes qué? Has hecho bien en venir acompañado, porque sí que soy peligrosa.

En ese mismo momento, la treintena de niños comenzaron a correr hacia los estudiantes del Liceo.

Al mismo tiempo, Aitor sintió como su barrera mental recibía un poderoso impacto frontal. Idoia había decidido dejarse de sutilezas, y arremetía contra él con todo su poder. El genio sintió la terrible mente de Idoia, férrea, indomable, chocando directamente contra su barrera. El peso de aquella psique habría aplastado a cualquier mente corriente, pero la defensa de Aitor era sólida y concienzuda.

El choque de voluntades se prolongó durante unos segundos. Aitor, no sin cierto esfuerzo, deflectó la acometida finalmente.

Idoia pareció sorprendida de que Aitor no hubiese caído tras el primer ataque.

-¿Y los zombies y los Harrurraks?    -Preguntó desilusionado Moussa al ver que tan solo se avanzaban hacia ellos una horda de niños.    -Chisssttt...vaya rollo.

Sentado en pose de meditación, apoyó los codos sobre las rodillas y la cara sobre los puños a la vez que soltaba un suspiro de fastidio. Quizás fuese por el desconocimiento ante el poder de Idoia, pero el senegalés no sentía ningún tipo de peligro hacia aquella situación.

-Tras aplastar ejércitos de robots asesino, vencer a superninjas, derribar a godzilla y combatir contra una super IA, la verdad que hacer frente a un grupo de niños sin cabeza no me parece divertido, ni apropiado.

Un portal engulló a los miembros de su equipo, teletransportándolos al tejado del edificio principal. Dominando las alturas de aquella forma, esperaba obtener ventaja sobre la situación. Los niños no podrían alcanzarlos y tendrían una buena perspectiva de los alrededores.

-¿Sabes? Podría succionar todo el aire a tu alrededor. No importa lo poderosa que seas, el mero hecho de sentir que te falta el aliento te hará entrar en pánico. Sin el control sobre tus propias emociones, serás incapaz de dominar tu poder. El único instinto que prevalecerá en ti, será el de tratar de tomar una bocanada de aire. Por supuesto puede que trates de luchar contra algo así, pero antes de que logres calmar los latidos frenéticos de tu corazón, ya habrás caído inconsciente. Después, arrastrarte hasta el Liceo sería un juego de niños. De hecho, podría haber realizado algo así desde el principio sin prevenirte de nuestra presencia. Pero da la casualidad de que Aitor se preocupa muchísimo por ti. Teme que seas incapaz de dominar tu poder y que eso te acabe consumiendo o que acabes siendo presa de alguna organización que te use como arma. No queremos hacerte daño, solo charlar contigo. Libera a los niños y conversemos como personas civilizadas.

Aitor manipuló algunos controles de su diadema, extendiendo la comunicación mental hasta su hermana:

[color=#8300A8] ~Un teleportador para llegar hasta aquí, una telépata para medir tu “falta de poder” y Gina. Creo que no tengo nada que justificar. Tú, en cambio, has mentido, alterado la mente de nuestros padres y controlado, al menos, la mente de decenas de niños. ¿Puedes justificar eso? Mi equipo de “bichos raros” han venido por su propia voluntad.[/color] –dijo Zenitram con gesto inmutable a pesar del considerable esfuerzo que le había supuesto el resistir el ataque de su hermana– [color=#8300A8] No podrás con nosotros, Idoia, y si pudieras, vendría a buscarte gente más poderosa. Tienes un berrinche y puedes hacer daño sin ni planteártelo. Ríndete y buscaremos una solución pacífica, nadie tiene por qué salir perjudicado. Es tu última oportunidad.[/color]

Zenitram estaba siendo blando, había consentido recibir un ataque directo y a pesar de ello seguía conversando. En otras circunstancias ya habría devuelto el ataque sin mediar palabra. Pero la que tenía ante sí era Idoia, su hermana pequeña, y aquello era la vida real, no un simulador, o el ataque de unos robots descerebrados, o una IA enloquecida.

No obstante, su mensaje no dejaba lugar a dudas: no iba a transigir más. Idoia conocía bien a su hermano y seguro que sabía que lo decía en serio. Luego habrían consecuencias.

La inutilidad de su ataque y el súbito teletransporte de sus contrincantes hicieron que Idoia torciese el gesto. La situación se le iba de las manos, y se notaba en su rostro.

Los niños dejaron de correr de pronto y al unísono, como si hubiesen recibido una orden general de detenerse. Se quedaron en su sitio, completamente quietos.

Idoia se giró lentamente para mirar hacia arriba, hacia su hermano.

[color=#9A2EFE]~ Haz caso a tu hermano, Idoia, por favor ~[/color] se sumó Salara a la petición de Moussa y Aitor [color=#9A2EFE]~ Aún estamos a tiempo de resolver esto sin recurrir a la violencia. [/color]

Vieron como Idoia apretaba los puños. Estaba molesta, increíblemente molesta. Pero también era lista, y en eso se parecía a Aitor. Había quedado claro que no podía superarles a todos a la vez en cuestión de poder.

La defensa de Aitor era demasiado sólida como para caer ante la fuerza bruta. La de Salara era habilidosa, tejida con maña alrededor de su mente y de la de Moussa. Con algo más de insistencia podría conquistar la mente del teleportador, pero le llevaría demasiado tiempo. Gina, por su parte, era completamente transparente a sus ataques psíquicos.

No, por muy ofendida que se sintiera no se podía salir con la suya.

- Está bien - admitió Idoia con voz de hastío -. Vosotros ganáis, no puedo venceros a los cuatro.

La niña puso los brazos en jarras y suspiró.

- Dormíos.

La treintena de niños se tumbaron entonces sobre la hierba y comenzaron a, aparentemente, dormir.

- ¿Y ahora qué? ¿Me vas a llevar a que me encierren en el Liceo?

El superhéroe Zenitram dio paso una vez más a Aitor, que de haber sido otra persona hubiera suspirado aliviado por la resolución pacífica de la situación. Un final no violento con su hermana perqueña era más que un simple triunfo. Ésta estaba molesta, sí, pero la razón se había impuesto. Lo que no quitaba que quisiera vengarse más adelante, pero Aitor tenía la esperanza de que Idoia al entrar en el Liceo comenzara una dinámica que le hiciera madurar. Si lo habían conseguido con Moussa, ¿por qué no iban a conseguirlo con Idoia?

-En el Liceo no hay mazmorras, hay clases, y algunas son muy diferentes de las de un instituto convencional. En cualquier caso, felicidades, acabas de ganar una plaza en el único instituto para chicos con superpoderes de España. Te tratarán bien, aprenderás a controlar tus poderes, harás amigos y, quién sabe, hasta puede que te eches novio... -sin poder evitarlo, el ahora muchísimo más relajado (aunque no por ello había bajado su defensa mental) Aitor desvió la mirada hacia Gata Lunar. La pequeña alienígena

Sin duda se alegró de que el combate se terminase antes incluso de empezar. No estaba muy seguro de ser capaz de succionar todo el aire, tal y como había dicho, aunque supuso que eso no sería muy diferente de lo que hizo para anular la cúpula de oscuridad de la sesión de entrenamiento. Por otro lado, se alegró de que Idoia no fuese una supervillana, con su intelecto estaba seguro de que se le había pasado por la cabeza la posibilidad de usar a los niños como rehenes. Eso la habría otorgado una gran ventaja, pero la habría posicionado en el otro lado de la ley. Algo que sin duda Aitor no perdonaría jamás y que rompería sus lazos para siempre.

-Una vez te acostumbras a que traten de matarte una o dos veces al mes, te das cuenta de que el Liceo no está mal. Tiene clases molonas, aunque hay otras que apestan. Por ejemplo...¿Para que diablos sirve un logaritmo o una raíz cuadrada? Vaya pérdida de tiempo Chisssttt.

Idoia le recordaba a la "abeja reina" de las pelis americanas. La típica chica popular y de mal humor que atormentaba a todo el instituto. Sentía curiosidad por saber si ella llegaría a convertirse en alguien así o si por el contrario, acabaría transformándose en alguien con un espíritu más cooperativo.

La imagen de Idoia caminando por el medio del pasillo del Liceo, flanqueada por Diana y Sara le resultó de lo más divertida. En especial al verlas ataviadas con trajes de animadoras y pompones.

"Ra, ra, ra el Liceo ganara"

Moussa no pudo evitar reírse suavemente al perderse en sus pensamientos. La escena de las tres chicas con los pompones y animando en los juegos del Liceo le resultó de lo más cómica. ¡Ojalá pasase algo así! Sería para morirse de la risa. Por desgracia no tardó en volver a la realidad y tras agitar la cabeza, miró a sus compañeros.

-Esto...una cosilla...   -Añadió por lo bajo para que Idoia no lo escuchase.   -¿Podríamos llamar a Averno para que nos devuelva al Liceo? Creo que os podría llevar, pero no me gustaría que en uno de los saltos Idoia tratase de escapar o algo. Si se recuperase antes que nosotros del mareo, quizás podría intentar algo.

Idoia escrutó a su hermano con la mirada mientras éste le hablaba del Liceo. Cuando Aitor surigió que quizá encontraba novio allí, Idoia negó con la cabeza.

- Tonterías, no tengo tiempo para esas cosas.

El comentario de Moussa sí que pareció dejarla descolocada.

- ¿Cómo que para qué sirven…? - preguntó, asombrada, mientras miraba intermitentemente a Aitor y al teleportador de pocas luces (en su opinión) que se había traído consigo -. ¿En serio?

Gata Lunar, por su parte, se relajó también. Aunque Aitor notó que sus defensas psíquicas seguían activas. Al igual que el genio, la alienígena no bajaba la guardia.

[color=#9A2EFE]~ Puede que al principio te cueste un poco adaptarte. La verdad es que llegarás a medio curso. Pero dada la situación no creo que haya problema en que entres en la escuela no como prisionera, sino como alumna ~ [/color] se apresuró en aclarar.

Gina respondió a la inquietud de Moussa con un tono de voz discreto.

- ¿Crees que no se ha rendido del todo? - preguntó la ginoide -. A mí me parece una persona bastante razonable. Al ver que no podía ganar sin que esto se convirtiese en una batalla ha decidido rendirse. Volverse en nuestra contra ahora sería poco práctico para ella, seguimos superándola. Y no podría evitar que transmitiésemos una llamada de auxilio a la escuela.

Por alguna razón, Gina parecía comprender el funcionamiento de la mente de Idoia. Quizá porque era la hermana de Aitor, y los dos se parecían en la manera de pensar.

- Cualquier acción por su parte que no sea acompañarnos pacíficamente desembocaría en consecuencias que no desea. Nos seguirá hasta la escuela. Estoy segura.

- ^{_{Igualmente creo que nos convendría hablar un poco con ella}} - propuso Salara -. ^{_{Conocer un poco mejor sus… motivaciones…}}

Pareció darse cuenta de algo entonces.

[color=#9A2EFE]~ Voy a comprobar cómo están los niños. [/color]

Salara cerró los ojos y se concentró en sondear las mentes de los niños previamente controlados por Idoia. La inquietud de Aitor respecto a los poderes de su hermana no eran en vano, los telépatas son peligrosos si no saben lo que hacen.

- ¿A qué estáis esperando? - preguntó Idoia, impaciente -. ¡Ya me he rendido!

¿Qué?   -Preguntó Moussa alzando una ceja.   -¿De qué te han servido los logaritmos en esta situación? ¿Y cuando vas a comprar, las raíces cuadradas te son útiles? ¿Sabes? Creo que ese rollo de las mates los han inventado los adultos para mantenernos más tiempo en clase y así aburrirnos todo lo que puedan. 

Idoia se le antojaba una versión más joven y femenina de Aitor, aunque mucho más soberbia. Por ello decidió picarla un poco y ver si realmente se dejaba llevar por las emociones o disponía de una mente más "robotica" como Aitor.

La pregunta de Gina distrajo al senegalés, quién se volvió hacia la androide y sonrió ampliamente. Tal vez él fuese un tanto paranoico, pero si algo sabía de Zenitram, era que siempre tenía un plan B, C, D y E, por si el primero fallaba. Por lo que no le resultaba de lo más extraño que Idoia fuese parecida.

-¿Cuando se ha rendido Aitor? Si un plan no funciona, lo desecha y se adapta a la nueva situación. La palabra perder creo que no entra en su vocabulario.     -Sí, Moussa hablaba como si Aitor no estuviese justo al lado.    -Si él estuviese en una situación desfavorable, buscaría la mejor oportunidad para escapar, atacar o derrotar a sus enemigos. ¿Rendirse? No lo creo, en todo caso usaría una retirada táctica. Aunque ahora que lo pienso...

Engullidos por un Stargate, todos aparecieron de nuevo en el suelo frente a Idoia. Moussa se encontraba especialmente cerca de la muchacha, en parte para molestarla, pero sobretodo para estudiar su reacción.

-Ummmm creo que tenías razón, Gina. Idoia no intentará escapar, en realidad nunca fue intención ¿Verdad, niña prodigio? Estoy seguro de que querías venir al Liceo desde el principio ¿Me equivoco? Partiendo de la base de que eres más lista que Aitor, deberías de haber anticipado que tus padres se pondrían en contacto con él. Por lo que solo sería cuestión de tiempo que viniese a buscarte. Con eso en mente, deberías de haber diseñado algún tipo de defensa para protegerte al menos de Aitor y de Gina. Peeeeeeeeeeeero no has hecho nada de eso.   -Moussa estaba seguro de que si Aitor se habría encontrado en la situación de Idoia, habría trazado varios planes para imponerse en aquella confrontación. Por lo que si Idoia era tan inteligente como afirmaba su hermano, sin duda habría hecho algo parecido.  -Así que deduzco que tu intención siempre fue ir la Liceo. ¿Echabas de menos a tu hermano mayor o tienes algún plan secreto y oscuro contra nosotros? Si es así, ponte a la cola. Por cierto ¿Un regaliz?   -Preguntó finalmente entregándole el dulce.

-No, Gina, no, hay un matiz diferencial importante: no se ha rendido para que esto no se convirtiese en una batalla, sino porque ha deducido que el resultado de la batalla no le iba a ser favorable. Aunque no te hayas dado cuenta, ella sí me ha atacado -sin rencores, arreba- mentalmente. Un buen ataque, por cierto, no suficiente, pero sí con mucho potencial. Por otro lado, creo que estás confiando demasiado en la capacidad de deliberar y actuar fríamente de los humanos. Tanto mi hermana como yo somos más una excepción que un ejemplo de media estadística. Los humanos son irracionales, complicados y se mueven más por emociones que por la razón. Si tienes dudas al respecto, sólo te hace falta consultar la historia de la humanidad. Si no hubiera habido guerras la raza humana estaría en cada rincón del planeta y probablemente en otros planetas, y sin embargo... no cesan. Si Idoia no hubiera sido capaz de refrenar su odio, orgullo y resentimiento no estaríamos teniendo esta conversación, lo que es meritorio, pero no quita que pueda seguir sintiéndolo. Por eso prefiero darle facilidades para que no tenga la tentación de intentar escapar o algo así. No creo que lo hiciera, pero prefiero asegurarme.

Todo esto lo decía Aitor en voz alta, para que todos, muy en especial Gina, pudieran oirlo. No le molestaba que los demás lo escucharan, priorizaba en instruir a la ginoide en los misterios de la psique humana, su comportamiento y su sociología. Eran temas recurrentes. Tal vez pudiera estudiar algo más sobre ello, tal vez Psicología y Sociología. O incluso Filosofía. Cuestionar las cosas era algo que se podía aprender a hacer, como todo...

En cualquier caso la intervención de Moussa, como quien dice remarcando todo lo que había planteado el genio vasco, resultó tan inesperada como interesante. Por lo visto Moussa le había despertado en Aitor un interés sociológico casi inquietante. Aquel chico era tan capaz de acertar con precisión quirúrgica con lo que era o no correcto hacer a nivel moral, como de decir las tonterías más estúpidas basadas en rumores y nociones carentes de cualquier fundamente y que daba por tan ciertos como la gravedad.

Aunque lo cierto es que era ligeramente ofensivo si no se le sabía ver el buen fondo, Moussa hacía preguntas cuya respuesta podía resultar ilustrativa. Al principio costaba acostumbrarse, cierto, pero luego era hasta refrescante. A ver cómo se lo tomaba su hermana.

Idoia no respondió a las preguntas de Mousssa acerca de la utilidad de las matemáticas - se limitó a mirarlo seriamente - ni se inmutó cuando todos aparecieron frente a ella a través del Stargate.

Pero cuando comenzó a elaborar su teoría acerca de la verdadera intención de la pequeña Zumalacárregui, Idoia decidió intervenir.

- ¿Pero qué dices? ¡¿Cómo me iba a dejar yo ganar contra Aitor?! - preguntó la niña, perdiendo la compostura y alzando la voz.

Tras dar aquel grito carraspeó, visiblemente avergonzada por cómo se estaba desarrollando la situación. Aitor podía verlo en el rostro de su hermana, Idoia se sentía humillada.

- Si mi primer ataque hubiese sido exitoso habría ganado mucha ventaja - confesó Idoia, como si no le importase haber sido “villana” durante unos minutos.

Cabe decir que la confesión sonó algo forzada.

- Pero al no conseguir ni arañar la mente de Aitor he tenido que aceptar la derrota antes de arriesgarme a perder de forma estrepitosa. Ya está, ¿estás contento? - preguntó a Moussa.

- Interesante - dijo Gina tras las explicaciones de Aitor e Idoia -. Si hubiese sido otra persona quizá habría luchado hasta el final, sin importar las consecuencias. ¿Eso es lo que quieres decir?

Idoia se cruzó de brazos y desvió la mirada.

- Mi hermano tiene razón - admitió a regañadientes -. Eres muy ingenua.

[color=#9A2EFE]~ Los niños están bien ~[/color] dijo Salara, que había estado paseándose entre los durmientes con cara de preocupación [color=#9A2EFE]~. No hay daños permanentes en sus mentes, tan solo algo de estrés por ser controlados.[/color]

- ¡Pues claro! ¿Qué te pensabas? - estalló Idoia, que estaba ya perdiendo la paciencia.

[color=#9A2EFE]~ Por el uso indebido de tu poder y la poca experiencia que tienes como telépata debía asegurarme ~[/color] se explicó Salara con su intensa pero serena voz mental.

Niña y alienígena se miraron fijamente durante unos segundos.

[color=#9A2EFE]~ Voy a llamar a Averno ~[/color] dijo Salara mientras sacaba de su bolsillo un teléfono móvil.

La espera fue algo incómoda, pero tras una media hora un estallido de gas rojizo se materializó frente a ellos. De entre la humareda surgió la verde y fácilmente reconocible figura de Averno, el chico demonio.

- ¡Ey! - saludó animadamente -. ¿Qué hacíais aquí? - preguntó, curioso, tras ver a los niños dormidos.

Se acercó a Salara.

- En fin, vengo a extraeros. ¡De vuelta al Liceo! ¿No podías llevarlos tú, chaval? - miró a Moussa mientras ponía los brazos en jarras -. ¡Ni siquiera es un viaje tan largo!

Averno suspiró.

- Venga, acercaos…

Idoia miró con desconfianza al chico demonio, al menos al principio. De entre todos los estudiantes del Liceo con aspectos peculiares el de Averno era de los que resultaban más intimidantes. Al menos hasta que lo conocías. A pesar de todo, la niña permaneció tranquila y acató las órdenes que le dieron.

Averno cerró los ojos y se concentró. A diferencia de Moussa, él podía cubrir aquella gran distancia de un solo salto.

En un instante se encontraron frente al despacho de Bosch.

[color=#9A2EFE]~ Será mejor que entremos ~[/color] dijo Salara tras agradecer a Averno el viaje [color=#9A2EFE]~. Estoy poniendo al tanto a Bosch, pero quiere oír lo que tenemos que decir. Y conocer a Idoia.[/color]

Los cinco - contando a Idoia, y tras la marcha de Averno - entraron en el despacho del subdirector Bosch. En aquel momento el profesor se encontraba de pie junto a su katana, dándoles la espalda.

- Bienvenidos de nuevo. Me alegra saber que habéis salido ilesos - los saludó mientras se daba la vuelta y clavaba la mirada en Idoia -. ¿Y bien? ¿Qué ha pasado?

Si algo tenían en común los hermanos Zumalacárregui Martínez era su extrema frialdad de pensamiento. En realidad era todo poco menos que una ficción, ya que tras toda motivación humana van sentimientos y vivencias que hacen que actuemos de una manera y no de otra, que sean unas cosas y no otras las que nos resulten gratificantes u odiosas. Ambos odiaban perder, sólo que Aitor era más maduro. Idoia... estaba en la edad del pavo. Uno puede ser la persona más lista del planeta que si sus hormonas se desbocan, esa enorme inteligencia se orientará inapropiadamente. Básicamente eso era lo que había pasado. Por fortuna Aitor había pasado esa fase antes, había aprendido de ella y ahora había llegado a tiempo de poner freno a la de su hermana. Aunque sus "inocentes" planes de conquistar el mundo a través de nanobots le hacía sonreír afectuosamente cuando la recordaba.

Por otro lado, como había esperado, el control mental sobre chicos había sido bastante superficial en realidad, nada continuado ni extremo, lo que hacía que el diagnóstico de Salara fuera que dicho control había sido inocuo para ellos. Bien. También esperaba que sus padres, aunque hubieran sufrido los abusos mentales de su hermana durante más tiempo, pudieran reponerse. Seguramente tenían mucho estrés acumulado y durante unos días se sintieran extenuados, pero probablemente eso sería todo, sin traumas ni fobias reprimidas. Al fin y al cabo Idoia se había esforzado en borrarles la memoria para que no se dieran cuenta de nada. Sólo se habían perdido a su hija manipulándoles. Casi mejor.

Tras aquel análisis Salara llamó a Averno, que apareció cual demonio invocado, consiguiendo que la joven vasca enarcara las cejas, lo cual era más meritorio de lo que sus compañeros podrían pensar. Una sola teleportación más tarde estaban frente al despacho del sr. Bosch. Averno era más rápido que Atajo, había que reconocerlo, pero la compañía del senegalés había sido mucho más significativa, había marcado la diferencia en el enfrentamiento mucho más allá de sus teletransportes. Pese a todo había sido más confortable el regreso que la ida, así que Aitor agradeció la ayuda a su "demoníaco" compañero de instituto.

El hermano mayor fue el primero en adentrarse en el despacho del subdirector, sin atisbo de duda en su lenguaje corporal, plenamente dispuesto a explicar los pormenores de su salida y de la solicitud que estaba a punto de formular.

-En resumidas cuentas: esta es Idoia, mi hermana. Es mutante, como yo mismo, aunque sus poderes telepáticos son claramente más acentuados. Mis padres se dieron cuenta de que tenían lagunas en la memoria cuando Idoia se fue de campamento y dejó de manipularles, me avisaron y yo decidí que debía asegurarme que mi hermana estaba bien y que empleaba sus nuevos poderes de forma responsable. Sus inicios con los mismos no lo han sido, pero se lo atribuyo a que está en una etapa difícil. Me gustaría solicitar su ingreso en el Liceo. Considero que aquí se le podrá ayudar a controlar sus poderes, a mejorar su actitud y a ampliarle la visión del mundo, algo que necesita con urgencia -dijo el genio vasco sin especificar cuál de las tres cosas era más urgente- Me ofrezco a servir de tutor legal si es menester. Mis padres estarán completamente de acuerdo en internarla aquí, la situación les supera y nuestra economía familiar puede afrontar los gastos derivados con holgura.

Durante largos segundo mantuvo la mirada fija en Idoia, pero finalmente no pudo evitarlo y rompió a reír. La pequeña Zenitram le caía bien, era como Aitor pero con rabietas. Aunque pese a todo, seguía pensando que para ser tan lista, no había tenido en cuenta todas las variables. ¿Sería realmente sincera o solo lo fingía? Bueno, poco importaba, la paranoia de Moussa siempre era pasajera y tan pronto como aparecía...desaparecía.

-Jejeje ¿Sabes? Me caes bien, será interesante ver cómo te desenvuelves en el Liceo. Quizás puedas participar en los juegos de guerra, podrías unirte a nuestro grupo o unirte a otro para tratar de vencer a tu hermano. ¡Será divertido!

Mientras aguardaban la llegada de Averno, se dedicó a llevar a los niños hasta las camas. Si iban a estar dormidos durante un largo tiempo, mejor que no se quedasen al aire libre. Claro que tampoco se molestó en buscar la habitación de cada uno, lo cual supuso sería divertido cuando despertasen y descubriesen que ninguna estaba en su propia habitación.

Para cuando terminó, Averno ya estaba allí. Moussa mordisqueaba un donuts que se había agenciado y ante la "reprimenda" del demonio teleportador, Moussa volvió a sonreír a la vez que se encogía de hombros.

-¡Ey! Dame un respiro, hace poco que adquirí mis poderes, además el entrenamiento me había llevado al límite esta mañana. Claro que podría llevarlos pero...ya sabes, soy Atajo así que...hago honor a mi nombre.

Finalizó guiñando un ojo al demonio sin perder en ningún momento la sonrisa. Tras lo cual, le arrojó una bolsa con patatas que también se había agenciado. No estaba muy seguro del motivo por el que lo pensaba, pero se había hecho a la idea de que Averno siempre estaba comiendo algo y pensó que sería buena idea darle un tentempié.

El viaje fue mucho más rápido y cómodo, lo cual Moussa agradeció. Tendría que practicar más los saltos a larga distancia, pero por el momento tenían que tratar con Bosch en lo referente a Idoia. Aunque supuso que no tendrían muchos problemas en aceptarla en la escuela, después de todo, el subdirector pese a ser alguien tan sumamente serio, era buena gente. Aún así, Moussa se quedó en la entrada del despacho lanzando miradas furtivas a la Katana. Aquella cosa le ponía los pelos de punta y no le apetecía acercarse lo más mínimo de ella. A sabiendas de que él poco tenía que aportar en aquella conversación, permaneció en silencio.

Bosch fijó su inquisitiva mirada en Aitor cuando el genio comenzó a hablar. En algunos momentos de su explicación se dedicó a inspeccionar visualmente a la joven Idoia.

Cuando Aitor hubo acabado, Bosch se acercó a los estudiantes.

- Su petición no me parece descabellada en absoluto, señor Zumalacárregui - entrelazó las manos tras su espalda -. Normalmente no admitimos a estudiantes tan jóvenes, pero las circunstancias de este caso parecen ser… excepcionales.

El subdirector se plantó frente a Idoia.

- ¿Y tú? - preguntó, con un tono menos severo de lo habitual en Bosch -. ¿Qué tienes que decir al respecto? - se inclinó levemente hacia la muchacha.

- Estoy aquí porque no me queda más remedio - dijo fríamente la niña, tras lo cual miró de reojo a Aitor -. Creo que estaría mejor por mi cuenta, pero supongo que aquí aprenderé a controlar mejor mi poder.

Puso los brazos en jarras y suspiró.

- No tengo otras opciones, ¿verdad?

- No eres la primera que llega a esta escuela sin querer estar aquí realmente - respondió Bosch mientras se reincorporaba y miraba por la ventana de su despacho.

El patio del Liceo rebosaba de actividad. Eran las primeras horas de la tarde de un sábado. Lo usual era que los estudiantes no se estuviesen quietos ni un momento.

- Ni serás la última. Aunque creo firmemente que durante tus años en el Liceo cambiarás de opinión.

Vaya, aquello había sido más fácil de lo que parecía.

- Gata Lunar está de acuerdo en encargarse de enseñarte todo lo que haga falta.

La alienígena asintió con la cabeza.

- Gracias por traer aquí a tu hermana, Aitor - agradeció Bosch, tuteándolo de pronto -. Y a ti también, Moussa. Tengo entendido que todo fue bien porque trabajasteis juntos.

En ese momento Bosch advirtió como Moussa lanzaba miradas furtivas a la katana. Aunque no llegó a sonreír, se le vio divertido por el comportamiento de su protegido.

- Hablaré con el Director. E.S.T.H.E.R. se encargará de todo el papeleo. Ya habéis hecho suficiente por hoy, descansad un poco.

Una vez fuera del despacho del subdirector, Salara se encaró a sus compañeros.

[color=#9A2EFE]~ Yo puedo encargarme de enseñar el lugar a Idoia. Creo que ahora mismo no le apetece mucho estar contigo ~[/color] dijo, refiriéndose a Aitor.

Por la expresión de la niña, no parecía estar al tanto de aquella línea de conversación.

[color=#9A2EFE]~ Aunque ha sido un viaje corto, ha sido bastante intenso. Creo que nos conviene descansar.[/color]

-No hay de qué, señor Bosch. Tenía que hacerlo, tener una hermana super-villana hubiera sido una mancha imborrable en mi expediente –dijo Aitor en su habitual tono neutro carente de emoción, de manera que era muy difícil discernir si estaba bromeando o no.

Bromeaba. Cualquiera que lo conociera lo suficiente lo sabía. Aquella pequeña aventura se la podría haber ahorrado por completo simplemente tranquilizando a sus padres y dejando que su hermana volviera a manipularlos mentalmente tras el campamento. Sólo que entonces su hermana pequeña, una de las más brillantes mentes de la humanidad, se podría haber perdido para siempre. Su potencial era tan grande que hubiera sido una desgracia que Idoia hubiera empleado sus capacidades para su propio beneficio.

-Con su permiso, me retiro. Gracias por todo, señor Bosch –dijo mientras se levantaba y comenzaba a salir del despacho del subdirector- ¿Vienes, Gina?

[color=#8300A8]~No seas condescendiente con ella, Salara, lo odia. Voy a ponerme al día con mis trabajos universitarios[/color] –comunicó mentalmente el genio vasco.

Para él dedicarse a sus trabajos universitarios era poco menos que descansar, dada su capacidad académica.

Como era de suponer, la cosa fue bastante bien. Idoia pasaría a formar parte del alumnado del Liceo y Aitor podría respirar algo más tranquilo. Al menos ahora su padres estarían bien, aunque algo le decía a Moussa que la presencia de Idoia en el Liceo iba a complicar la vida a su compañero de habitación.

Balanceándose sobre los talones, aguardó a que todo aquello terminase, pero no sin antes responder a Bosch cuando se dirigió a él.

-¡Eh! Somos el sg4 y vamos a ganar la guerra de equipos. Hemos combatido juntos en varias ocasiones, así que no debería resultar extraño que trabajemos en equipo y que ganemos siempre.

Le había salido un tanto chulesco, pero estaba seguro de que ganarían la guerra por equipos, en especial si lograba realizar todas las "trampas" que tenía en mente. Aunque bueno, tampoco es que fuesen trampas exactamente, más bien digamos que pretendía golpear al resto de equipos donde más les doliese. Sobretodo, en aquellas partes en las que actuarían como villanos...¡Cómo iba a disfrutar con aquella parte!

-Bueno, yo me iré a dar una ducha y a dormir un rato. Ha sido un día agotador, aunque eso sí, no pienso saltarme la cena jeje. Bueno, hasta otro rato...

Dejándose caer de espaldas, se "zambulló" en uno de sus portales. Su primer destino eran sin duda las duchas, después disfrutaría de una bien merecida siesta...de varias horas.

Salara asintió ante la indicación de Aitor.

[color=#9A2EFE]~ Lo tendré en cuenta. Nos vemos.[/color]

Aunque Aitor y Moussa se separaron en aquel momento, los dos acabaron dirigiéndose al mismo sitio.

Aitor anduvo por los pasillos de la escuela junto a Gina. La ginoide miraba distraídamente por las ventanas. Aún se podía ver en el exterior a los adolescentes que disfrutaban de la soleada tarde.

- Me alegro de que Idoia haya accedido a acompañarnos - miró a Aitor, sonreía -. Creo que el Liceo es un lugar maravilloso. Aunque extrañamente peligroso…

La ginoide se cruzó de brazos ante aquella última reflexión. Parecía estar dándole vueltas.

- Antes, en la casa de colonias… He estado pensando sobre lo que tendría que hacer si Idoia resultaba ser una amenaza. Aunque sea tu hermana, la idea de que pudiese haceros daño… me daba miedo. Si las cosas no hubiesen salido tan bien… no sé cómo habría reaccionado.

Gina se veía inquieta, preocupada por algo.

Cuando llegaron al dormitorio de Aitor comenzaron a trabajar en las ideas para la armadura de combate.

Aitor envió un mensaje al grupo de WhatsApp que compartía con sus compañeros, pero pasados unos minutos nadie había respondido.

Por su parte, Moussa se transportó a las duchas. Allí se dio cuenta de que no llevaba consigo toalla alguna, ni ropa de recambio. Un nuevo portal solucionó aquellos problemas.

En aquel momento del día las duchas se encontraban desiertas, por lo que el senegalés pudo ducharse con tranquilidad.

El contacto con el agua le resultó sumamente relajante. Aquel día había estado usando sus poderes más que nunca. En el fondo se sentía agotado. Mientras el agua corría por su rostro recordó un momento de su pesadilla, el estar flotando en un tanque.

Sintió que le faltaba el aliento, después una punzada en el pecho. Tosió, y le salió un poco de sangre de la boca. El carmesí tiñó el agua, que no tardó en escaparse a través del desagüe en un curioso remolino.

Cuando Moussa regresó a su dormitorio se encontró allí a Aitor y Gina. Los dos parecían inmersos en algún tipo de tarea sesuda. Genio y Teleportador se miraron a los ojos unos segundos, momento en el cual alguien entró en la habitación de sopetón.

- ¡EH, TÍOS! - gritó César mientras abría la puerta bruscamente -. Bien, estáis aquí - dijo al encontrarlos a los dos -. ¡¿Estáis viendo las noticias?!

Detrás del piroquinético entró una de las palomas de E.S.T.H.E.R. Proyectaba una pantalla holográfica donde, en aquel momento, se veía un programa de telediario local.

Una reportera hablaba para la cámara desde Barcelona. A sus espaldas se encontraba Plaza España, el lugar donde solían tener lugar las convenciones y salones en la ciudad. Uno de los edificios estaba en llamas y medio derruido.

- … un villano ha aparecido y ha atacado a los asistentes. Según los testigos, Wrecking Mom y unos héroes desconocidos están luchando contra él.

El sonido de una explosión inundó la transmisión. La reportera se llevó las manos a la cabeza y se agachó. Vieron un brillo azulado proveniente del edificio donde estaba teniendo lugar el altercado.

- ¡Rudy y los demás están allí! - gritó César entonces. 

-El Liceo es un lugar singular, sin duda. También está claro que entraña peligros, pero mi evaluación es que pesan más los beneficios que los peligros -le comentó Aitor a Gina- Y tu reacción en la casa de colonias, tus dudas, son razonalbes y muy humanas. Si hubiera habido un verdadero enfrentamiento hubieras tenido que tomar una decisión y fuera cual fuera eso habría sido positivo para tu evolución. Por lo pronto has tomado consciencia de la necesidad de tomar decisiones difíciles.

Pasar a trabajar nuevamente en la armadura de combate era para Aitor relajante, le permitía emplear todo su considerable intelecto en una actividad inócua y olvidarse del resto. No dio mayor importancia a que el resto del grupo no contestara al WhatsApp, atribuyéndolo a que seguramente estaban juntos y ocupados con alguna actividad adolescente que les impedía escuchar o hacer caso de la comunicación.

Por desgracia y como excepción, Aitor se equivocó. La irrupción de César en el dormitorio lo dejó claro. Aquel edificio era el lugar donde querían ir sus compañeros... y como seimpre los poderes llamaban a los poderes, así que allí estaban, luchando contra un villano no identificado.

-Mira por donde, Gina, de nuevo surge la posibilidad de responder a tu pregunta sobre tu intervención en una pelea -comentó casi jocosamente Aitor- ¿Puedes llevarnos ahí, Atajo? -añadió Zenitram con decisión.

Tener la armadura de combate lista hubiera supuesto una ayuda más que interesante, pero visto lo visto, no había tiempo para nada más. Estaba visto que lo de descansar no se estilaba mucho para los chicos del grupo más movido del Liceo.

De regreso a los brazos de la soledad, no tardó en ser consumido por sus miedos una vez más. La pesadilla que horas antes lo había atormentado y de la que había estado huyendo, regresó de pronto mientras tomaba una ducha. La sensación de volver a estar encerrado en el tanque lo dejó sin respiración y debilitó la fuerza de sus piernas, provocando que casi cayese al suelo de rodillas.

Pero todo aquello no fue nada en comparación cuando sintió cómo sus labios se manchaban con el tono escarlata de su propia sangre, seguido de un agudo dolor en el pecho. ¿Sería a eso a lo que se refería "Ojos Brillantes"? Desde la adquisición de sus poderes había pensado que si los forzaba al máximo, se haría más poderoso. Desde luego había logrado un mayor control de sus poderes y una mayor resistencia, pero a diferencia de sus compañeros, sus capacidades no habían mejorado. ¿Y si su potencial ya había alcanzado el máximo? ¿Y si lo que le estaba pasando significaba que el uso de sus poderes lo estaba consumiendo desde dentro?

Perdido en aquellos pensamientos regresó a su habitación dispuesto a descansar o al menos, intentarlo. Como era de esperar, Aitor estaba allí enfrascado en alguno de sus proyectos. Aquello no le importaba lo más mínimo, Moussa poseía una gran facilidad para caer dormido en cualquier lugar. Más problema podría haber tenido Aitor cuando el joven senegalés comenzase a roncar.

Pero el destino quiso impedir que Moussa obtuviese por fin su merecido descanso. La entrada precipitada de César y la situación de sus compañeros, le hicieron comprender que por mucho que temiese por el momento usar sus poderes, no le quedaba más remedio que hacerlo. Sí, estaba terriblemente agotado y sí, era probable que al usarlos su salud corriese peligro, pero no podía dejar atrás a sus compañeros.

Tras tomar una gran bocanada de aire, se concentró durante largos segundos. Por primera vez tuvo miedo de crear uno de sus portales y por puro instinto, se llevó una mano al pecho. ¿Volvería a sentir aquel dolor? ¡No! no podía dejarse doblegar por el miedo o la duda, sus amigos le necesitaban y aunque no estuviesen en sus mejores condiciones, quizás la llegada de los tres miembros del SG4 fuese relevante para ayudar al resto del equipo.

-Pronto lo averiguaremos...Será mejor que os preparéis...