Partida Rol por web

Tras salir y despedirse de Nkosi y Edjo - Dos personajes interesantes que no podría olvidar - se dirigieron directamente al lugar donde se alojarían hasta la vuelta a su dimensión natal. Y ahora llegaba la pregunta que la atormentaba desde hacía rato... ¿Quiénes eran los compañeros que se encontraban en la ciudad? No sabía realmente qué esperar, pero si había algo que tenía claro era que sin todos los que habían caído en aquella dimensión no tenía pensado abandonarla.

Al bajarse de la barcaza, lo único que podía pensar era en descubrir quien faltaba, y salir a buscarle cuanto antes. Para Diana ninguno era más importante que el otro, así que aunque se alegraría por los dos compañeros que allí se encontraban, maldeciría la suerte del tercero.

Marina y César fueron los dos que tuvieron la suerte de caer cerca de la ciudad... Rita, tenía que ser Rita la que estuviera perdida.

- Me alegro de que estéis bien chicos, habéis tenido muchísima suerte .- Sonrió con sinceridad a ambos. Se alegraba mucho por el reencuentro con sus compañeros, pero no podía dejar de pensar en dónde se encontraría Rita. Habían caído juntas, de hecho Diana había sido la culpable de que Oráculo terminara allí, así que cuando terminaron los saludos se apoyó en la  pared más cercana y se dejó caer lentamente al suelo resbalando por esta, y trató de ocultar su cabeza entre sus piernas cuando se sentó.

Al darse cuenta de que estaba asfixiando a su novio, la atlante soltó rápidamente a Aitor. Sirena esgrimió una sonrisa avergonzada y, tras compartir un beso con Aitor, se dispuso a saludar al resto del grupo.

César se mostraba menos afectuoso, por lo que el abrazo y beso en la mejilla de Rudy lo descolocaron un poco.

- ¿Chispitas? - preguntó el piroquinético en un murmullo.

Antes de que pudieran compartir su historia, Moussa comenzó a trazar planes. Seguía desconfiando de la capacidad de los dioses de aquel lugar para retener a Omnis, una sospecha para nada infundada.

Para agilizar la conversación, Aitor los enlazó a todos con sus ondas telepáticas.

- Aparecimos en medio de un desierto - les explicó Marina, mostrando imágenes parciales de lo que debían ser sus recuerdos.

Marina había despertado sobre la arena, desorientada y deshidratada. Recordaba sentirse especialmente mal. La luz del sol le picaba en la piel, y sentía que se ahogaba en un ambiente tan seco. Vieron su desesperación, a medida que trataba de reincorporarse sobre la ardiente arena, sin lograr ponerse en pie.

- Por suerte - intervino César - yo aparecí cerca de ella.

César, por su parte, no había sentido problema alguno. El calor no era un problema para el piroquinético, que como ya sabían era completamente ignífugo y resistente a las altas temperaturas. Al despertarse bajo el sol abrasador, simplemente había sentido algo de sed. César se reincorporó rápidamente, nervioso por el súbito cambio de escenario. Oteó sus alrededores, en busca de algo conocido en medio de las dunas, y allí encontró a Sirena, revolviéndose en la arena.

Salamandra ayudó a Sirena a ponerse en pie, y juntos decidieron que debían ponerse en marcha. César llevaba su móvil consigo, pero no tenía cobertura en aquel extraño lugar. Al principio pensaron que habían acabado en el desierto del Sahara o algo parecido, pero aquella idea desapareció de sus mentes cuando vieron un destello dorado en la lejanía.

Era una gran pirámide de oro. La misma que coronaba el centro de Heliópolis, alzándose como la estructura más impresionante y llamativa de la ciudad.

Con la esperanza de encontrar algo, cualquier cosa, Salamandra y Sirena anduvieron por la arena durante lo que les pareció una eternidad. Finalmente llegaron hasta el pequeño valle que recogía la ciudad, construida en torno a un amplio río.

Al ver sus altos monumentos, calles relucientes y presencia de población, César y Marina recuperaron la esperanza de salir de allí con vida.

Con las últimas fuerzas que les quedaban avanzaron hacia los extraños y luminosos muros de la ciudad. Allí fueron recibidos por los soldados de armaduras doradas, que parecían humanos, pero hablaban un idioma desconocido para ellos.

Ambos fueron llevados al interior de la ciudad, donde se encontraron con una mujer de ropajes ceremoniales y expresión afable. La mujer empleó una especie de poder para comunicarse con ellos.

Se presentó como Sanura, Visir del Conocimiento, y les preguntó quiénes eran, de dónde venían y cómo habían acabado vagando por el desierto.

Ellos contaron su historia lo mejor que pudieron a los nativos, advirtiéndoles de Omnis y pidiéndoles que acogiesen a sus amigos, si es que llegaban.

Sanura les habló de Heliópolis, de la gente que la habitaba y de los dioses. Les dijo que seguramente éstos serían capaces de devolverlos a casa, pero ellos se negaron a volver hasta que encontrasen a sus amigos.

Por fortuna, ya estaban todos reunidos de nuevo.

- ¿Qué haremos ahora? - preguntó Marina, a través del vínculo de Aitor -. ¿Creéis que nos dejarán ver a Omnis antes de enviarnos a casa?

Lo cierto era que todos estaban cansados. Había sido una jornada larga y difícil.

- Esta gente parece maja, puede que también nos ayuden a encontrar a Rita - aventuró César -. Pero creo que sería mejor que descansaseis un poco. No sé si os habéis visto pero dais pena - dijo sin ninguna acritud.

- ¿Y Daniel? - preguntó Marina de pronto, paseando la mirada por la habitación.

Si Daniel fuera una persona que se emocionara con facilidad, habría llorado en aquel momento. ¡Isis le había reconocido! Había hecho bien en ser comedido y esperar a poder hablar en privado con ella, eso habría suscitado demasiadas preguntas de sus compañeros. De hecho aún estaba por decidir si se lo contaba o no, pero ya cruzaría ese puente cuando llegase a él. Dio un paso adelante de forma inconsciente y miró a la imponente figura con una sonrisa en los labios.

─¡Sí! ─respondió, casi demasiado excitado. Sí que había algunas cosas que no entendía bien, como que era la viva imagen de Jacob (siempre le habían dicho que no se parecía en nada a sus padres), pero seguramente su abuela viera cosas que él no era capaz de percibir. Probablemente eso que llamaban amor de madre que había escuchado en varias ocasiones. Pero no importaba─ Padre siempre se ha negado a traerme aquí, pero sé que no ha sido casualidad que ese portal me haya traído hasta Heliópolis. Nunca he entendido por qué, ¡pero ya no importa! En cuanto regrese a nuestro mundo contactaré con él y se lo contaré todo. ¡O incluso podríamos llamarlo ahora! Seguramente estarán preocupados. Bueno, espero que al menos les hayan llamado para decirles que hemos desaparecido.

Como no podía ser de otra forma todos estaban felices con el reencuentro y tal sensación se intensificaba en Sara. Era maravilloso que Aitor y Marina estuvieran juntos de nuevo, ya tan sólo faltaba encontrar a Rita. Deseaba poder volver y encontrarse con Alberto, su novio. Había creído que estarían alejados durante mucho tiempo pero existía la esperanza de poder volver en unas cuantas horas. Su hermana también se alegraría de verla otra vez, de hecho Estigia se preguntaba si la estaría esperando. No quería pensar en lo que estaría sufriendo porque eso la llenaría de pesadumbre, y en cierto modo era injusto. Alicia estaba sola, su único contacto era Sara. Se acarició el cabello para poder calmar los aciagos pensamientos que trataban de acosarla. Incluso en un momento feliz como ese habían acudido a ella y tuvo que hacer un esfuerzo para mantener la sonrisa. Quería seguir mostrándose agradable y no hacer ninguna rareza.

- Vayamos a dormir entonces. Supongo que Daniel tan sólo le plantea algún asunto personal a la diosa, o le pregunta porqué se siente más fuerte en esta dimensión. Debería de volver enseguida de esa reunión.

Quizá Saga tenía alguna relación con los dioses de aquí, ¿podría ser? de todas formas dudaba de que fuera a quedarse porque era un chico responsable y querría hacer sus poderes en la Tierra, que era donde le necesitaban. Este lugar... al final parecía bastante paradisíaco a pesar de estar en mitad del desierto. Estaban un poco encerrados pero no habían visto nada malvado. Cuando fueran a la prisión quizás cambiaría el asunto aunque tenía fe en que los dioses fueran justos.

- Creo que nos dejarán ver a Omnis. Tenemos que verlo y quizás podríamos buscar al faraón para asegurarnos de que es él.

La metamorfa, aunque sin un solo rasguño, se encontraba realmente cansada, aquel día había sido realmente agotador, cada minuto en aquel desierto parecía drenarle sus energías por completo, no a la altura de Rudy... pero se sentía realmente débil.

- Creo que deberíamos ir a descansar, y mañana cuando estemos todos...- Por un momento recordó que NO estaban todos y se quedó callada, para seguir segundos más tarde -. Cuando tengamos más fuerzas .- Corrigió -. Iremos a ver que nos dice Omnis, y si sabe algo de Rita...

Al decir su nombre tragó saliva. Si le había pasado algo a Oráculo no podría perdonárselo nunca... tenían que encontrarla a como diera lugar, la posibilidad de volver a su dimensión sin ella, simplemente no existía.

- Tenemos que sonsacarle si llegó con ella, y si sabe donde se encuentra, y si como dice Moussa, Omnis es Rita, habrá que sacarla de allí.- Por un momento pensó en lo que haría ella si estuviera en la posición del villano y en su cara se vislumbró una mueca de duda -. Quizá no deberíamos mencionar que buscamos a Rita, si yo fuera él y me hablarais sobre que buscáis a alguien fingiría ser ese alguien para que me sacarais de la prisión... esto va a ser más complicado de lo que pensaba. Quizá deberíamos consultar con la almohada, y ya mañana ponemos nuestras inquietudes en común para tratar de sacar esto lo mejor posible. ¿Aquí hay habitaciones?.

Poniendo los ojos en blanco, se da media vuelta hastiado por el comportamiento de sus compañeros. ¿Esperar? ¿Esperar a qué? Cada segundo cuenta y si su descabellada teoría no es cierta, eso significa que Rita está sola en medio de alguna parte del desierto.

-Yo no estoy cansado, me encargare de ir a hablar con Omnis y buscar a Oráculo. ¿Puedes hacerme un traductor, Zenitram?

Desde luego sí que está cansado, pero no ha corrido todos aquellos riesgos, para ahora detenerse a mitad de la búsqueda. Debe descubrir si Rita está en la ciudad o al menos, hacerse una idea de por donde ha podido caer. Pero claro, para ello necesita información y para acceder a ella, necesita poder comunicarse con los habitantes de Abydoss.

-Buscaré un mapa y trazaré yo mismo la localización de los puntos en los que aparecimos e iré a echar un vistazo.

Quedarse a dormir no es una opción que valore, pues sabe que no logrará descansar hasta dar con todos aquellos que han sido tragados por el portal. Así que prefiere invertir su tiempo en algo productivo.

-¿Es que no has oído lo que te acabo de decir? -le pregunté a Moussa un tanto enfadado. Si Rita no había contactado con nosotros ya, es que no estaba allí. O eso, o que había...- Mira, ¿Sabes qué? Haz lo que te de la gana. Yo creo que trabajaremos mejor cuando hayamos descansado, recuperado fuerzas y podamos usar toda nuestra energía en averiguar que ha pasado, pero tú sabrás.

No le haríamos ningún favor a nadie si nos moríamos de cansancio o no pensábamos con claridad por eso. Era hora de reposar, que nos lo teníamos bien merecido.

Dicho aquello me tiré en el sofá de la sala y me senté espatarrado. Cogí otra fruta e invité a los demás para que se sentasen conmigo.

-Cambiando de tema. Diana y yo tenemos algo que contaros. -dije cogiéndole la mano ilusionado.

Isis ladeó levemente su cabeza a medida que escuchaba las emocionadas palabras de Daniel. Ella misma se encontraba reclinada hacia el frente, acortando también la distancia que la separaba del joven.

- Anpu debía cuidar de ti hasta que fueses mayor, hasta que estuvieses preparado para regresar a Heliópolis – contó Isis, nostálgica -. Parece que tu viaje se ha adelantado más de lo esperado – dijo, algo más animada.

La cercanía con la que aquel coloso de trece metros hablaba con Daniel, que era diminuto en comparación, resultaba en un extraño contraste.

- Yo misma me pondré en contacto con él, para darle la noticia. Por la historia que nos habéis contado, seguramente estará deseando conocer tu paradero. Pero dejemos las preocupaciones para más tarde – zanjó con un vaivén de su enorme mano -. Tu viaje ha sido largo, y debes de estar cansado. Podemos conversar de camino a tus aposentos.

Cuando Isis se levantó de su trono, la sala entera pareció resonar con su movimiento. Su bello vestido se deslizó por el asiento, haciendo repiquetear las cientos de piedras preciosas que lo decoraban hasta llegar hasta el suelo.

Las alas pegadas a sus brazos parecían algo más que una simple decoración.

Una vez se encontró erguida, la diferencia de alturas se hizo incluso más evidente. Isis se encaminó hacia un lateral de la sala, dirección en la cual se encontraba otra gran puerta de doble hoja negra.

No era por la que se habían ido sus compañeros.

- Acompáñame – le pidió.

─Daniel imagion que estará hablando con Isis de temas personales, sobre sus poderes o algún misterioso detalle de su pasado que aquí cobra sentido ─ofreció Aitor─ dudo que vaya a traicionarnos o algo así, no da el perfil.

El joven vasco se notaba mucho más relajado ahora que se había reunido con Marina, pero también extenuado. Llevaba en tensión, de una u otra manera, desde que había despertado en aquella dimensión, sino antes. Por el camino había quedado su traje de músculos artificiales (que tan útil podría haberle sido), su super-trablet (sacrificada inútilmente para evitar ser engullido por el portal dimensional desbocado), el móvil y gafas de Rudy (lámaparas arácnidas y artefacto encogedor respectivamente)... por no mencionar las quemaduras solares por su exposición al sol diurno del desierto previo al reencuentro con el Grupo 4. El joven genio se había esforzado hasta su extenuación. Se merecía un descanso. Todo el grupo se merecía un descanso.

─Sugiero relajarnos un poco y reponer fuerzas. ¿Tiene este sitio una bañera?

Era una pregunta lícita, al fin y al cabo, aunque de tecnología futurista, la ciudad estaba radicada en el desierto. La idea de un buen baño le seducía como no hubiera imaginado posible en su Tierra de origen. La idea de disfrutarlo acompañdo de Marina le despertó una sonrisa traviesa, compartiendo la idea cusante de la misma telepáticamente con su novia por un canal privado.

─Creo que nos hemos ganado un descanso antes de continuar. Después solicitaremos visitar a Omnis, cuando estemos todos a pleno rendimiento e interrogaremos al prisionero sobre el paradero de Oráculo. Usaré mis poderes mentales si se niega a colaborar.

Una idea sobre lo que podía haber pasado cruzó la mente del genio fugazmente: Omnis y Oráculo podrían haber llegado juntos a aquella dimensión y el villano haber incapacitado a la chica de alguna manera, ocultándola en un lugar que sólo él conociera. Así las cosas, Ominis podría negociar su liberación a cambio de la de Oráculo. Eso crearía una duda moral que amenazaría nuevamente con fracturar al Grupo 4, una perspectiva muy poco atractiva. ¿Qué haría él en ese supuesto? ¿Era más valioso el potencial para el bien de la chica o suponía mayor peligro el potencial para la destrucción del chico? ¿Salvar la vida de una o la seguridad de muchos? Necesitaba hablar con aquel a quien llamaban Toth para resolver la cuesitón. Tal vez un contacto con Hécate... Pero no, debía descansar, no podía mantener más aquel ritmo.

─Moussa, te pido por favor que pares. Necesitas descansar. Si te da un infarto no sólo no ayudarás a Oráculo, sino que nos harás perder un tiempo precioso. *Debemos* descansar.

Si algo caracterizaba al pequeño senegalés era, sin duda, su tozudez en seguir y seguir para conseguir lo que quisiera que se le hubiera metido entre ceja y ceja. Eso y su impetuosidad sin límites. Pero no era cierto, sí tenía límites: era fiel al grupo como no lo hubiera sido más a su propia familia. Y el chico de la calle, por alguna razón, respetaba a Aitor. Tal vez era una especie de hermano mayor gruñón que le recordaba qué era lo que se tenía que hacer y que se preocupaba de que no se "torciera", lo que, paradójicamente, no distaba mucho de ser cierto.

Además, no quieres perderte la cara de idiotas que se les está poniendo a este par de tortolitos. Dioses, ¿debo poner yo también esa cara? Mejor no se lo menciono al pequeñajo o se va a cabrear todavía más. Soltaría algo así como "estáis perdiendo el tiempo con sandeces". Bueno, algo más vulgar, claro... Necesita echarse novia. Mmmm, tengo que hablar con Gina... cuando volvamos. Si volvemos.

Así que eso era todo. No es que su padre estuviera prohibiéndole visitar esa majestuosa ciudad, sino que estaban esperando al momento apropiado. Has she said "regresar"? Ya estaba todo aclarado, e incluso sería la propia Isis quien se pondría en contacto con Jacob para comunicarle la noticia. ¡Incluso tenían una habitación preparada para él! Daniel apenas podía creérselo. 

─Has sido ─se atrevió a tutearla debido a su relación familiar, aunque tragó saliva al hacerlo─ muy amable con mis compañeros, y te lo agradezco. Ellos no saben realmente quién soy, y por ahora lo dejaré estar así. Aunque seguramente se preguntarán por qué he pedido una audiencia privada, así que les diré que he estado preguntando sobre este lugar y mis dones. Al principio no comprendía por qué la arena de este sitio respondía de forma tan... intensa a mi mando, pero imagino que será por ser el hogar familiar, ¿no?

El inglés se obligaba a caminar a paso rápido para mantener el ritmo con Isis, e incluso había ocasiones en que debía correr. Pero no le importaba.

Aquello de poder darse un baño sonaba muy tentador. Estaban un poco sucios y muy sudados, les vendría muy bien asearse. La mayoría parecía conforme con descansar y Moussa no estaba por la labor pero al final tenía que ceder, salvo que se pusiera a saltarse todas las normas hasta llegar al prisionero.

- Mañana lo veremos. Tenemos que estar varios para poder estudiarlo bien.

Estaba de acuerdo con Aitor y por la expresión del senegalés él acabaría por aceptar, quizá porque les necesitaba.

Sara se fijó en Rudy y Diana. Les había estado observando para saber si habían formado pareja pero no lo parecía. Su comportamiento era más bien el de amigos y ella tampoco podía imaginar que bueno, que hubiera pasado algo muy íntimo que hubiera dejado consecuencias. El caso es que ahora Rudy la cogía de la mano y eso sí que significaba algo más bien íntimo, por lo que escamaba mucho a la alicantina.

- Qué es eso que tenéis que hablar. ¿Salís juntos?

Esto sonaba a algo importante o por lo menos curioso ¿qué estaría pasando?

Daniel e Isis anduvieron por los pasillos de la Pirámide Dorada. Sus paredes y suelos, aunque no estaban hechos de oro pulido como la Sala del Trono, rezumaban elegancia.

La diosa andaba lentamente, con paso relajado. Parecía que adoptaba un ritmo lo suficientemente lento como para que Daniel no tuviese que correr detrás de ella. Daniel advirtió que en aquella zona no había guardias de armadura dorada. A todas luces se encontraban ellos dos solos.

- Heliópolis recompensa a sus aliados - dijo Isis cuando Daniel agradeció el trato que había dado a sus compañeros -. Son individuos singulares, un grupo interesante… - comentó distraídamente.

Si se había molestado por ser tuteada, la diosa no había mostrado signo alguno de ello. 

Cuando el londinense mencionó lo de la arena, Isis guardó silencio durante unos segundos. Su rostro inmutable no mostraba emoción alguna que pudiese dar a Daniel alguna idea de lo que le pasaba por la cabeza a la diosa.

- Los Ennead poseemos el Sekhem. Controlamos las fuerzas de la naturaleza, los elementos que componen el mundo. Es la manifestación de nuestra voluntad divina - explicó Isis, agachando la cabeza para mirar a Daniel -. Agua, Vida, Conocimiento, Sol, Muerte, Desierto… Todos ellos son elementos que los Ennead podemos manipular. Tu Sekhem domina el Desierto, la arena. Igual que el de Horus domina el Sol, y el de Khonsu la Luna. Tú llevas contigo tu Desierto. Pero es bajo la luz de Ra, - Isis alzó los brazos - en el hogar ancestral que nos vio nacer, que somos más poderosos. En Heliópolis, los elementos se doblegan ante sus soberanos - dijo solemnemente -. Por eso sus arenas te obedecen más intensamente.

Isis se detuvo entonces ante una gran puerta de doble hoja, de color arena con decoración en azul y turquesa.

- Hemos llegado - anunció mientras la puerta se abría por sí sola.

Al otro lado Daniel vio una gran cámara, de altura y anchura comparables al resto de la pirámide. Su mobiliario, sin embargo, era de tamaño humano. Diminuto para alguien como Isis, pero apropiado para el propio Daniel.

El suelo y las paredes eran de roca pulida y suave. La cámara estaba iluminada por pequeños cristales blancos dispuestos a lo alto de las paredes. Una gran cama con dosel se encontraba a un lado, con el cabezal contra la pared. En la sala había también lo que parecía un gran armario de madera clara, un escritorio de la misma madera con una silla y lo que parecían dos asientos tallado en piedra encarado hacia la pared.

Pero lo más impresionante era la propia pared del fondo. Su superficie era translúcida, y mostraba la ciudad nocturna de Heliópolis. Parecía una gran pared de cristal, aunque Daniel no recordaba haber visto ventanas desde el exterior de la pirámide.

Debido al contraste entre las grandes dimensiones del espacio y el diminuto y escaso mobiliario, la habitación se veía increíblemente vacía, casi como si el espacio fuese desaprovechado.

Sin embargo, Isis parecía ser capaz de permanecer de pie en su interior.

- Espero que sea de tu agrado - deseó Isis con aprecio genuino -. Si necesitas cualquier cosa puedes llamar a los sirvientes a través de este panel - indicó mientras señalaba hacia la pared interior de la sala, junto a la puerta.

Allí había un cuadro luminoso de unos cuarenta centímetros de lado, como el que Daniel había visto en la superficie del arcón con la parte de Osiris. Su superficie estaba completamente integrada en la pared de roca, y mostraba jeroglíficos negros.

Isis se quedó durante unos instantes ensimismada con la visión de Heliópolis nocturna.

- ¿Un asunto personal con una diosa? - preguntó César, sorprendido, cuando Sara les dijo dónde se encontraba Daniel -. ¿Qué asuntos personales puede tener una diosa?

Marina se encogió de hombros.

El grupo parecía dividido. Todos querían quedarse a descansar, excepto Moussa. El senegalés no podía quedarse quieto al pensar que Rita seguía allí, en alguna parte del desierto, perdida o atrapada de algún modo por los perversos planes de Omnis.

Mientras hablaban, sin embargo, Aitor descubrió que aquel edificio parecía equipado con todo tipo de comodidades. Dormitorios, baños, e incluso lo que debía de ser una cocina de un Egipto futurista.

La tecnología estaba ahí, escondida entre la roca y las decoraciones tradicionales. Sus fundamentos, sin embargo, eran algo completamente diferente a lo que se usaba en la Tierra. Bien podría considerarse magia, una ciencia que todavía no se había estudiado y puesto en práctica en su mundo.

Tras intentar sus compañeros retener a Moussa allí, al menos por aquella noche, César se pronunció también.

- Entiendo que estés preocupado, tío. Pero parece que ha sido un día largo para vosotros, necesitáis descansar. Tú el que más - dijo seriamente mientras le agarraba suavemente del antebrazo, como si de aquella manera pudiese evitar que se esfumase a través de uno de sus portales.

El piroquinético suspiró.

- Y mira que me muero de ganar de hacerle comer fuego a ese imbécil… Espero que nos dejen interrogarle bien, a nuestra manera.

Marina, en algún punto de la conversación, se sonrojó y le dio un golpe a Aitor en el hombro. Teniendo en cuenta la increíble fuerza de Marina, la joven se había contenido bastante.

- Yo quiero pensar que al que han atrapado es realmente Omnis, y que Rita está en algún lugar seguro… - sugirió inocentemente Sirena, uniéndose a la conversación a través del vínculo telepático de Aitor -. Pero si no es así… tenemos que estar preparados para hacer lo que sea. Ir a buscarla a donde sea que esté, rescatarla si necesita ayuda.

Marina se separó de Aitor por primera vez desde que habían llegado para acercarse a Moussa. La semiatlante posó una mano sobre el hombro al senegalés.

- Solucionaremos esto, juntos - le aseguró con un tono de determinación que jamás le habían escuchado.

Una amplia y encantadora sonrisa se dibujó en el rostro de Marina.

Entre todos parecieron convencer al senegalés de que se quedase, al menos durante unas horas. Pero ahora parecía que Diana y Rudy tenían algo que contar al grupo.

Y Daniel todavía no había regresado.

Mientras seguía a la gran hechicera Isis, Daniel la escuchaba embelesado. Después de Jacob - Anpu, como lo llamaba ella - era la primera persona con quien podía hablar de la naturaleza de sus dones, y su abuela tenía una forma majestuosa de hablar de ellos. Le ayudó a comprender el concepto de Sekhem, que no dejaba de ser otra forma de llamarlo poder o habilidad, pero le gustó cómo sonaba así que se obligó a recordarlo para usarlo en el futuro. Y, tal y como suponía, el motivo de que el desierto se hubiera revelado tan poderoso bajo su mano era precisamente por encontrarse en Heliópolis. ¿Seguiría así cuando regresara, o tendría que conformarse con el recuerdo? La verdad es que se había acostumbrado a sentirse tan poderoso y no le gustaba la idea de perder esa sensación.

─Vaya ─susurró al ver aquella majestuosa cámara. Había viajado por todo el mundo con sus padres y se habían alojado en las mejores suites de los mejores hoteles, pero nada podía compararse a aquella habitación. Parecía claramente diseñada para uno de los Dioses de aquel reino, y sin embargo, se la habían preparado para él. ¿Tendrían sus compañeros habitaciones similares, o sólo él, por ser de la familia, tenía esos privilegios? Durante unos minutos, deambuló por aquel lugar deleitándose con el sonido de sus pisadas resonando por la habitación. Los tonos le resultaban placenteros y cómodos, como si conocieran sus necesidades y gustos antes siquiera de haber llegado a conocerle. Pero lo que le terminó de enamorar fue la vista de la ciudad nocturna. Le dejó la garganta seca y se le humedecieron los ojos─ I've never seen such a beautiful scene in my life. 

Dejó que el silencio abrazara a ambos durante un largo minuto, observando con la boca entreabierta el efecto de la dorada luz artificial sobre el agua y el resplandor azulado del campo protector que arrancaba destellos en el cielo nocturno. 

─En la Tierra nada de esto podría haber existido. Los seres humanos son belicosos y violentos. Si vierais en qué estado se encuentra la ciudad de El Cairo, en Egipto, os echaríais a llorar. Esto es un paraíso ─suspiró─ No quiero entretenerte, seguro que tienes mucho que hacer y mis compañeros y yo estamos cansados. Querría verlos, se preguntarán qué me ha pasado. ¿Dónde podría encontrarlos?

La ira arde en la mirada de Moussa, una compañera se encuentra perdida en una tierra plagada de peligros y lo único que les importa es comer y hablar sobre estúpidos amoríos. Aunque jamás lo reconocerá, siempre ha querido ser como ellos. Al menos antes de descubrir que la palabra héroe les queda tremendamente grande y que en el fondo, son como cualquier otra persona.

-Os he ahorrado todo un día de espera y viajes, a cambio tan solo os he pedido una o dos horas de vuestro tiempo...Chisssttt pudriros todos.

Moussa sabe lo que se siente al estar completamente solo e indefenso, las marcas que su padre dejó tanto en su cuerpo como en su alma perdurarán para siempre. En su momento más oscuro deseó que alguien apareciese para salvarlo y por ello comprende bien lo que significa perder la esperanza y ver, que realmente no va aparecer nadie. No quiere es para Oráculo, es así de sencillo. 

"No puedes contar con ninguno de ellos, te tacharon de loco cuando trataste de organizar las defensas contra Omnis. ¡Queremos ser adolescentes! ¡Alguien parará los pies a Omnis! ¡Eres un rarito Moussa, siempre nos arruinas la diversión! Pero como siempre, yo tenía razón. Si me habrían ayudado, quizás esto no habría pasado Chisssttt. Aunque qué se puede esperar de ellos, nadie recuerda ya el sacrificio de Iván, seguro ni tan siquiera recuerdan su nombre. Baaaahhh no merece la pena seguir pensando en ellos, trata de revisar  la información que posees para encontrar a Oráculo."

Sumergido en sus propios pensamientos, comienza a caminar por la habitación aunque en un momento dado, alza la mano y arrebata a Rudy el aparato de curación que le ha prestado, para usarlo sobre sí mismo y sanar así las costillas magulladas. Después, lo deja con un sonoro golpe sobre la mesa por si alguien más quiere usarlo.

"El cuerpo humano solo es capaz de aguantar entre 3 y 5 días sin agua, seguramente menos con el calor que hace aquí. Oráculo seguro que lo sabe, así que si está en el desierto tratará de encontrar agua. ¡Maldita sea! Si tan solo don perfecto me habría fabricado un traductor, ahora podría pedir un mapa, trazar la línea por la que fuimos apareciendo todos y ver que antiguos pueblos o ciudades hay cerca de esa línea. Quizás Oráculo se haya refugiado en alguno de esos lugares en busca de agua, por lo que sería el lugar perfecto para comenzar la búsqueda."

Cansado de dar vueltas, revisa la casa en busca de algo que pueda ayudarlo. Un mapa de los alrededores no estaría mal, de paso se hace con algo de comida mientras trata, inútilmente de dar con una solución con la que pueda superar la barrera que el idioma le supone.

-¿¡Juntos!? -dije con los ojos como platos.

Tal vez con otra chica me habría puesto super rojo, habría empezado a sudar o quizá habría empezado a decir cosas sin sentido. Pero no con Diana, había demasiada confianza.

-No, no, no. De hecho a mi me gusta... Bueno, que no estamos juntos, digo. Jeje. -dije agarrando la mano de Diana con más fuerza.- Lo que os queríamos contar es que antes de ir a la Roca del Nombre estuvimos hablando con el Director Richmond. Y me dijo que... Sonido de tambores, trrrrrr... ¡Tendré la beca de verano con los Vengadores! Parece que al dire le gustó nuestra actuación en los juegos. Y como el capi es el padrastro de Diana, más o menos, ella tiene enchufe y también se podrá venir. ¿No es mega guay?

Hablar de estas cosas más, en nuestro caso, mundanas, me animó un poco. En ese momento me daba la sensación de que estábamos en una clase  de Hécate, que en cualquier momento volveríamos a nuestra dimensión. Pero a lo mejor todo eso era más difícil. Aun no habíamos acabado ahí, tal vez tendríamos que pasar más tiempos juntos.

-Pero en serio... ¿Juntos? -pregunté a Sara levantando una ceja, con una expresión divertida de extraño.

Moussa volvió a comportarse a su manera, ahora mismo le recordaba un gato sacando las uñas y siseando. El caso es que la mayoría quería descansar así que sería lo mejor. 

- Si César y Marina están bien, debe significar que Omnis aunque esté aquí nos va a ignorar. O quizá ellos no le preocupan.

Con un enemigo con tantos poderes una ya se volvía loca pensando todo lo que podría estar haciendo a sus espaldas. Sara prefirió dejar de pensar en ello, que ya a la mañana siguiente seguirían con las investigaciones. Lo bueno es que iban a poder bañarse y comer.

Miró a Rudy y sonrió, ladeando un poco la cabeza.

- Qué quieres que piense, si no paras de cogerle la mano. A lo mejor es algo que haces de modo inconsciente porque en el fondo te gusta.

Era un buen modo de meterse un poco con él. Si Rudy siempre había tenido gestos cariñosos con los demás, pero la forma en la que planteaba ésto era muy parecida a cuando alguien declara que sale con otro. Así que la estaba confundiendo.

- Me alegro de que vayáis a estar con los Vengadores. Aprenderéis mucho.

Mostró una sonrisa pues la suerte quería que el joven fuera a cumplir su sueño. Ella con volver al Liceo sería suficientemente feliz, para poder estar junto a su hermana de nuevo y poder ver a Alberto.

- La idea de ser parte de un grupo tan grande es genial, ¿no creéis? nosotros también hemos tenido suerte con eso.

Eran ocho, un número estupendo. Ojala pudieran seguir juntos mucho tiempo y lograran compenetrarse del todo.

A Diana le hizo muchísima gracia la pregunta de Sara... en realidad ella había tratado de contribuir a que se creyeran lo que en realidad no era, pero creyó que ya era hora de que se supiera. Al escuchar a Rudy comentar lo que se suponía que debían contarle, la chica arqueó una ceja, y lo miró extrañada.

- No le hagáis caso .- Dijo la chica agitando la mano que le quedaba libre -. No era eso lo que debíamos deciros, pero parece que la pérdida de poderes, también lleva consigo pérdida de memoria.- Sonrió -. O de neuronas...- Susurró esa vez -. Lo que queríamos deciros es que en conjunto mi madre con el Señor Richmond están organizando una visita de unos días a los Estados Unidos, en los que podremos visitar las instalaciones de S.H.I.E.L.D., o eso espero, y quizá con suerte conozcáis a gente muy interesante.

La chica remarcó el conozcáis, porque ella ya había pasado un tiempo dentro de los complejos de la organización y la mayor parte de los agentes/investigadores le tenían cariño.

- Y quizá podamos ir de tiendas con Natasha... me lo debe .- Guiñó un ojo a las chicas, haciendo ver que se refería a una salida de chicas.

En aquel momento se planteó en decirle a Sharon que si Rita podía acompañarles... después de todo lo que había pasado en aquel lugar, Oráculo se merecía unas buenas vacaciones, siempre y cuando pudieran encontrarla sana y salva.

- Pero ahora será mejor que nos vayamos a descansar, mañana deberíamos salir temprano a comenzar con la búsqueda, no deberíamos demorarlo más de lo estrictamente necesario .- Dijo aquella frase mirando hacia Moussa... De verdad necesitaban descansar si iban a salir a buscar a la chica, de nada servía salir a buscar a Rita, si no iban a ser capaces de rendir al 100%.