Partida Rol por web

Después del desayuno y pagar los gastos os pusísteis en marcha. Nada más abrir la puerta vísteis que hacía un día de perros. Estaba lloviendo aguanieve y había viento. El camino se iba a hacer largo.

El frío iba calando en vuestros huesos, pero no queríais hacer paradas muy largas dado que os iba a costar más poneros en movimiento. De modo que caminásteis unas cinco horas sin apenas descanso, las botas mojadas y la ropa también. No era un trayecto agradable.

Al final llegásteis al monasterio, dominaba un poblado de apenas cinco casas, las chimeneas echaban humo signo de que había gente. Ateridos por el frío debíais de decider si ir al monasterio o al poblado.

El tiempo no mejoro al día siguiente y tuvimos que continuar caminando bajo el viento y la lluvia. El viaje se hizo lento y pesado y un trayecto de dos horas se alargó unas cinco.

Cuando conseguimos alcanzar el monasterio estábamos completamente ateridos.

- Detengámonos en la primera casa - les dije a mis compañeros señalando la vivienda más cercana - Una vez entremos en calor podemos alcanzar el monasterio -

A pesar que no estaba muy lejos, quería resguardarme del frio cuanto antes.

Tenemos aquí el monasterio, buen Tomás -respondí-. A buen seguro que los monjes no negarán cobijo a los miembros de la Iglesia que somos, y además deben cumplir con su voto moral de hospitalidad. Además, los cuatro en una casa de las presentes no quepamos... Andemos hasta el monasterio, no está lejos.

Tenía el rostro enrojecido en las facciones más salientes, pero el resto era blanco dada la ventisca.

Llegáis hasta el monasterio como Gundane, la puerta está cerrada. Dáis fuertes golpes en la puerta con la aldaba y al rato sale un monje vestido de negro y cubriéndose con una manta de la fuerte lluvia. Os echa un vistazo rápido y suelta un-¿Qué desean?-y se queda en la puerta esperando respuesta, mojándose como todos vosotros que ahora mismo ofrecéis una imagen poco regia

Cobijo, lo primero, hermano -le respondí-. Somos una comitiva que viaja por éstas tierras. Mi nombre es Gundane de Olite, y el abad de éste monasterio requirió de la presencia de la diócesis de Navarra en este lugar. Mandado en representación soy. Me acompañan Don Erramún, de noble linaje, Tomás Bernárdez, y Ramiro de Cangas. Hemos caminado bajo la nieve durante cinco horas, desde una posada lejos de aquí. ¿Podemos pasar a la Casa de Dios? -le pregunté-.

Pasen vuesas mercedes-dice dejandoos pasar. El pasa el último. Cuando os granjea el paso llama a un hermano.-Hermano Tomás, acompañad a nuestros huespedes a unas celdas. Conseguidles algo de ropa seca.-Después se dirige a vosotros y os dice-Avisaré al Abad e irá a daros la bienvenida en breve. Mientras tanto, aguarden en sus celdas.-Acto seguido se marcha y os deja con el otro hermano.

El hermano Tomás  os lleva por el monasterio hasta unas celdas pequeñas. Cada una tiene una cama, una mesita con una silla y un arcón. Una vela en la mesita. Es bastante humilde la estancia, pero limpia y en buen estado. Las camas tienen un par de mantas.- Ahora vuelvo-dice despidiéndose de vosotros. Al poco rato viene con unos hábitos de monje.- Se que no es a lo que estarán acostumbradas vuestras mercedes, pero es lo único que tenemos.

Gracias hermanos -dije sin dejar de mirar aquellas celdas-.

Finalmente continuamos hacía el monasterio, confiando en que nos acogieran sin problemas.

Por suerte, no nos hacen esperar y pronto nos llevan a unas celdas y nos traen ropa seca. Estoy deseando entrar y cambiarme, para poder entrar en calor, aunque agradecería un fuego en la celda pero parece que no va a poder ser.

- Gracias hermano - le digo al monje que nos trajo los habitos - ¿es posible que podamos esperar al abad en una sala común y no en las celdas?. Verdaderamente necesitaríamos un fuego para entrar en calor, ha sido duro el camino hasta aquí -

Me temo que no es possible. Esperen aquí, el Abad vendrá en breve-Y se marcha sin daros más explicaciones.

Ves varios huertos, un pozo y escuchas el sonido de varias monturas( en caso de que llevéis algún caballo llo llevan en esa dirección)

No ves nada que llame tu atención.

Fue el camino en silencio El cortante tono de la hija de aquel posadero, el cual aún no le daba explicación y aquél frio endemoniado que se metía por los huesos  enmudecia su lengua. Por suerte el monasterio no estaba lejos. Al llegar dejo a los miembros del clero hablar, seguro le hacían mucho más caso que a él. Además mejor callar y anotar en su mente todo lo que fuera sucediendo.  

Tras entablar el primer contacto con los hombres de Dios que moraban en aquél monasterio torció el gesto a ver las celdas. Había dormido en sitios mucho peores, el Reino Astur tenia parajes insólitos pero no muy acogedores para dormirse, pero el hecho de estar en una celda no le producía demasiada satisfacción. No obstante, espero al Abad

Un poco más tarde, acompañado por dos novicios os visita el abad. Os saluda con rostro alegre, dando la bienvenida.

-Bienvenidos seáis hermanos. Espero que todo sea de vuestro agrado.

Sobre el tema que nos atañe....creo que ya no es necesaria vuestra presencia. Lamento no haberos informado antes pero hemos tenido mucho jaleo ultimamente. Espero que no os suponga un trastorno y después de una noche de descanso podáis marchar sin problemas.

En breve comeremos y se deseais uniros a nosotros en el comedor mandaré a un hermano a recogeros.

Gracias abad... -quedé la frase en el aire, haciéndole ver que no nos había dicho ni siquiera el nombre-. ¿Qué ha ocurrido pues con tales impagos? La diócesis me mandó acudir lo más aprisa posible, y ahora me encuentro con tal respuesta. Si no es mucha molestia, ¿podría contarnos qué ha ocurrido en estos pocos días?

Miré de reojo a mis compañeros, intentando captar sus reacciones. Aquello pintaba sospechoso.

Que al final los campesinos entraron en razón y pagaron. Ni más ni menos-Dice con una sonrisa, seguro de su buena gestión del asunto-

¿En estos días?.....Nada reseñable. La vida habitual del monasterio, pero con las nevadas está siendo duro. Pero con la ayuda de Dios saldremos adelante.-dice son perder la sonrisa ni un momento.