Partida Rol por web

Finalmente la puerta se había abierto, y durante una fracción de segundo todos retuvieron el aliento, expectantes, preparándose ante la posibilidad de alguna trampa. Pero parecía que la pequeña hada había resuelto el misterio de forma sagaz y el camino seguía libre.

Tras unos instantes esperando la relación de los demás finalmente Ishamael toma la iniciativa, adelantándose por el lúgubre corredor, acosado por las sombras sempiternas que lo pueblan, y que parecen no haber cedido en mucho tiempo al dominio de la luz.

Parece que todos estén a la defensiva, no hay prácticamente ningún lazo entre ellos, salvo tal vez entre las dos mujeres. ¡Que extraño! Cada vez entiendo menos a los humanos, a nosotros los peligros y las adversidades no hacen otra cosa que unirnos, pero ellos parecen buscar sacar el máximo provecho de dichas situaciones.

-Iré delante si es molestia, mi tiempo es escaso y no puedo esperar eternamente.

Tras estas palabras susurradas me adelanto, con helena asomando ligeramente de mi kimono.

La gota salpicó en el suelo al caer desde el movimiento elípitco que realizaba. Kayla habia perdido la poca concentración que hacia falta para mantener aquel nimio ejercicio de relajación. El chirrido que hacia la pared al abrirse hizo que la joven alzara la cabeza para ver el nuevo camino que se abria ante ellos.

No se habia fijado en como habian conseguido abrir aquel muro ni en la solución del acertijo. Pero lo que estaba claro es que todos parecian dispuestos a continuar el camino. Ojala todo aquello acabara pronto. La maga se levantó del suelo con esfuerzo bien disimulado. Ella no era debil y no iba a dejar que nadie lo pensara. Miró a Hack, ella siempre habia sido dura, nunca se venía abajo y rara vez la habia visto debil, ni siquiera cuando estaba enferma parecía sentir merma de fuerzas.

Tiritó, tenia frio. Siempre era capaz de sopotar el agua fria, de hecho, la preferia a la caliente, pero el aire frio y viciado de aquel sitio la estaba destrozando los nervios. Tenian que encontrar aquello que habian venido a buscar.

Kayla siguió a Ishamael sin ni siquiera fijarse por donde iban. Iba colocando un pie frente al otro y eso era en todo lo que su mente se estaba ocupando.

Tras ver como Ishamael apoya su mano sobre el sitio que Helena estaba indicando, la losa que formaba el pájaro cedió. Al instante el acertijo que teniamos en nuestras narices se había convertido en una puerta desapareciendo de nuestra vista, mostrándonos ahora la continuación del pasillo. Al final fue la pequeña Helena quien dio con la clave ¡Quién iba a decirlo! Nunca hay que subestimar a los demás por su tamaño; ya lo creo. Y Helena ha demostrado que sirve para algo más que para dar un poco de luz.

Ishamael toma la iniciativa y Kayla avanza tras él. Yo me uno al grupo yendo al lado de Kayla sin dejar de pasar desapercibido el detalle de que Khan busca la retaguardia. Es un acto típico de él; sé que le gusta tener todo controlado asegurando sus movimientos antes de ejecutarlos. Su forma de actuar me desmuestra la experiencia vivida en este tipo de misión.

Atravesamos el pasillo y me fijo que la elfa está tiritando. Debería estar acostumbrada a la humedad por su condición de elfa marina pero sí que es cierto que este lugar da escalofríos. Si a eso se le añade que no se sabe lo que nos puede pasar, su temblor es normal. Esta incertidumbre pone nervioso a cualquiera.

- Eh, ya queda menos. - Le animo mientras le froto un hombro con intención de confortarla. - O menos de cuando empezamos.

El pasillo acaba con unas escaleras de caracol que conducen hacia abajo con aspectos de estar abandonadas. Habría que bajar con prudencia para evitar sorpresas desagradables.Sólo espero que no estén muy impinadas para aumentar la dificultad.

Atravesais el pasillo y ya os encontrais las escaleras que a parte de ver que están en ruinas son estrechas por lo que bajaís de allí en fila de a uno en este orden: Ishamael abre el paso llevando a Helena consigo; Kayla lo sigue teniendo a Hack pisándole los talones; Fendrir avanza tras Hack a una distancia prudente y Khan que ocupa la retaguardia avanza en último lugar.

Avanzais con cautela mientras bajais los peldaños que sobreviven con mucho tacto. Una caída desde esa altura puede ser mortal por lo que poneis todos vuestros sentidos. Sin embargo, la oscuridad no os pone las cosas nada fáciles y en un descuido Khan pisa un escalón que se encontraba suelto precipitándose hacia delante aunque tuvo la fortuna gracias a su agilidad de tocar el escalón siguiente salvándose de una caida segura.

Sin embargo, quien no tuvo suerte fue Hack. La guerrera oyó que por detrás las cosas no marchaban bien y un intento de mirar hacia atrás y comprobar cómo seguía todo, su pie se hundió en uno de los huecos que anteriormente era peldaños que completaban la escalera de piedra. Hack fue rápida de reflejos y se agarró a lo que tenía más a mano, que este caso era Kayla. La presión con que la guerrera la había agarrado más la precipitación de la caída cogió a la elfa por sorpresa cayendo también pero Kayla tuvo más fortuna que su compañera y se aferró al escalón que momentos antes estaba pisando quedando las dos féminas colgadas. La elfa agarrándose al peldaño y la guerrera aferrandose a la cintura de ésta para no caer.

La oscuridad de nuevo se cierne sobre nosotros al comenzar a descender las escaleras, el ambiente lóbrego y oscuro presionando nuestras mentes y nuestros corazones. Apenas ningún sonido hace mella en la quietud del lugar, salvo las suaves pisadas de los integrantes del grupo, algunas más audibles que otras.

Bajar… No me parece la mejor idea, pero habrá que hacerlo.

Antes de comenzar a descender los escalones tomo un momento de respiro para concentrar mis pensamientos y armonizarme con el lugar en el que nos hallamos, limpiando mi mente de las emociones que precipitan los fallos y las equivocaciones, dejando solo la fría lógica y unos sentidos agudizados.

Con un suspiro de resignación comienzo a descender, seguido por mis forzados  compañeros.

Tras unos minutos de descenso una serie de ruidos y de exclamaciones ahogadas hacen que deje de concentrarme en el descenso y lo que está más allá y fije mi atención en las chicas del grupo, ahora colgadas una sobre otra, agarradas precariamente por la delicada mano de Kayla.

Sin meditar ni un instante me lanzo hacia delante, tratando de acumular fuerzas para sostener a ambas mujeres y alzarlas de nuevo a la escalera.

-¡Helena!-grito al abalanzarme, pidiendo que la pequeña hada salga de su escondite para iluminar la situación con su ambarina luz.

- Eh, ya queda menos. - dice Hack mientras le frota un hombro con intención de confortarla. - O menos de cuando empezamos.

La joven la dirige una pequeña sonrisa de agradecimiento, aquello no estaba siendo facil y la oscuridad casi insondable que se abria ante ellos ocultando la escalera no ayudaba.

Siguiendo de forma automatica al hombre que vestia blanco y negro, el grupo comienza a descender por las escaleras. La maga no iba muy atenta, ni siquiera se habia dado cuenta que sus compañeros iban con cautela.

Oyó un sonido de esfuerzo proveniente de atrás y antes de que pudiera darse la vuelta para intentar ver que habia ocurrido, pasó algo tan rapido que no la dió tiempo más que actuar por impulso.

Un grito agudo escapó de su garganta cuando el golpe seco de haber parado la caida repercutió en sus brazos. Un dolor lacerante amenazaba con desencajarla los hombros. Dandose cuenta que gritaba se mordió el labió con fuerza y unas pocas lágrimas surcaron sus mejillas, el sabor a sangre la llenó la boca.

Sentia a su amiga agarrada a su cintura. Hack no podía morir, su deber era protejerla, era una princesa que algun dia debía volver a su reino y la habia prometido enseñarle las maravillas de Gaibeth y las grandes fiestas que los Mithra montaban cuando los mesnaderos volvian de sus batallas.

Intentando serenarse para poder encauzar, trató de crear agua que las pudiera salvar. Pero su esfuerzo fue inútil, no conseguia tranquilizarse.

Avanzamos todos por el pasillo hasta que llegamos a unas escaleras que conducían hacia abajo. A este paso llegaremos al fondo de la tierra pues no hacemos más que descender. ¡Cómo ansiaba ver la luz del sol y respirar aire puro! De nuevo me centro en las escaleras: su estrechez nos obliga a ir de uno en uno vigilando nuestros pasos pues estaba bastante deteriorada.

Voy descendiendo muy lentamente. Seguro que Fendrir y Khan se estarán impacientando pero quiero estar segura. Kayla me echa una mano pues donde ella pone los pies ahí los pongo después. Sin embargo, mi atención se desvía de la tarea de bajar las escalones con cuidado cuando oigo un ruido por detrás que me hace mirar hacia atrás; asegurar de que nada ni nadie nos persigue. Sin embargo, ese acto reflejo me cuesta caro por de repente me veo cayendo al vacío y me agarro a lo primero que tengo a mano en un intento de sobrevivir... y entre todas las cosas a las que podía aferrarme tuve que arrastar a Kayla conmigo y ahora estamos las dos suspendidas en el aire.

- Mierda, ¿Kayla estás bien? - Hago equilibrio para no balancear. La elfa está haciendo un gran esfuerzo por aguantar su peso y el mío, que no es poco. Cualquier movimiento innecesario podría empeorar las cosas. - Estoy pensando en trepar, ¿puedes aguantar? - Si ella es capaz de hacerlo, treparía sobre ella lo más rápido que pueda y alzarla después. Pero no pienso agobiarla. - ¡Socorro!

El silencio que domina nuestro descenso es tranquilizador. Un ambiente ue me resulta relajante, sin tener que oír las largas conversaciones sin sentido ni las eculubraciones sobre posibilidades futuras. Solo moverse, actuar. Ese ha sido mi modo de vida, dejarme llevar por mi instinto.

Sin embargo, el silencio se rompe abruptamente. Madera rompiéndose, escombros cayendo. Gritos, agitación. Un derrumbe, una marabunta. Y todo, justo ante mi.

Peligro.

Eso es evidente.

Aparto a Fendrir de mi camino para poder avanzar, un simple empujón mientras avanzo pegado a la pared, con nervios. Las voces agitadas eran femeninas, las de las mujeres que me ordenaron acompañar, aquellas cuya misión se ha convertido en la mía. Es a quienes debo lealtad, y están en peligro.

La situación se abre ante mi como un agujero negro y profundo. Literalmente. Un escalón roto se abre a la negrura del fondo bajo la escalera, y las dos mujeres se encuentran bajo mis pies, suspendidas a duras penas y agarradas entre sí.

La situación es apremiante, no contamos con mucho tiempo.

Debo pensar con claridad, pero también con premura.

Agarrarlas, ofrecerles un apoyo para subir. Hack es más fuerte, tiene mayor capacidad de maniobra. Kayla no cuenta con tanta fuerza como la guerrera. Distancias, Hack está bastante lejos. Los escalones, no se si soportarán tanto peso en solitario. Reparto de pesos. Reparto de fuerzas, necesitaré ayuda.

Todas las ideas vuelan por mi mente a velocidad de vértigo, mientras calculo distancias, pesos, fuerzas y ayudas. Finalmente llego a una conclusión, con la esperanza de poder llevarlo a buen término.

Comienzo apresuradamente a desengancharme la espada larga de mi espalda, con funda incluida. Mientras tanto, tras calcular la distancia necesaria, alargo uno de mis pies hasta el escalón siguiente al que se ha roto, quedando el otro pie en el anterior. Es una postura forzada, con las piernas bastante abiertas, pero mi flexibilidad puede permitírselo. Mi peso se reparte entre ambos escalones, no forzandolos en exceso. Tomo mi espada por su funda, sosteniéndola con fuerza junto a la base de la empuñadura, y la despliego hacia abajo, ofreciéndosela a la guerrera para que se agarre a ella. Hack tiene fuerza para usarla como apoyo y ascender a través mío, y si lo logra habremos eliminado su peso de lo que la hechicera se ve obligada a soportar.

• ¡¡Hack, agárrate!!

Mi mano libre se alarga hacia la parte baja de las escaleras, en un acto inusitado en mí: confianza. Es posible que no tenga fuerza suficiente para izar a Hack, y por alguna razón en estas desesperadas circunstancias hay algo que me dice que puedo confiar en el extraño recién llegado.

• ¡¡Ishamael!! ¡¡Ayúdame!!

Observo la situación tensa, el intento se seguir adelante obstruiría a Khan, y podría perjudicar sus intenciones, creo que el esta un poco mas apto para estas cosas, así que de momento solo puedo confiar en que hará su tarea bien.

Me mantengo atento para esperar un bueno momento de acto y poder dar una mano, mientras tanto solo seria un estorbo. Libero a mi compañera alma para que con si figura ilumine nuestro alrededor y tener una mejor visión de donde estamos, una ves realizado esto, observo todo mi alrededor para denotar algún objeto que nos pueda ser de ayuda.

No sé qué hacer. Me gustaría trepar pero no quiero forzar a Kayla o podríamos caer las dos. Y encima esta maldita oscuridad ni siquiera nos avisa sobre lo larga que será la caída. De repente escucho voces provenientes desde arriba y algo esperanzada levanto la cabeza como si así pudiera oir mejor.

Cita :
 

Atino a distinguir la figura de Khan ofreciéndome su espada larga en una postura que si no fuera por la tensión de momento le soltaría alguna indirecta sólo por el placer de buscarles las cosquillas. Sin embargo, presa de los mismos nervios sonrío mientras intento alcanzar la ayuda que el paladin me ofrece. Estiro mi brazo hasta alcanzar la espada y cuando por fin la tengo bien agarrada aviso a Kayla de que voy a soltarla.

- ¡Kayla atenta! - Grito presa de la subida de adredalina. - ¡Voy a soltarte! ¡Sujétate bien que el cambio de peso va a ser brusco!

En el mismo momento en que suelto a la elfa tengo la sensación de que el lugar está algo más iluminado a su vez que oigo la voz de  Khan pidiendo ayuda a Ishamael.

Tras la caída de las dos féminas del grupo,y los gritos de auxilio, los demás se acercan lo más velozmente posible sorteando con prudencia los escalones para no caer también, mientras idean formas de rescatarlas. Fendrir atina a iluminar el tramo de escaleras haciendo más facil el encuentro con las chicas desde su posición pero sigue de cerca Khan sin estorbarle para ayudar en caso de que sea necesario.

Khan se apresura hasta donde se encuentra sus compañeras y haciendo alarde de su agilidad se coloca sobre los escalones que rodean el hueco por donde han caído Kayla y Hack ofreciendo su ayuda. Desde su posición alcanza una espada larga a Hack confiando en su fuerza y agilidad para ayudarla a subir la cual, después de dudar unos instantes, se aferra a ella soltando a su compañera, deseando salir de allí e intenta trepar a la vez que Khan haciendo acopio de sus fuerzas tira de la guerrera. Cuadno ve que Hack va subiendo, Khan coge fuerzas en la pierna que ha colocado delante para impulsarse al escalón trasero sin soltar la espada y desde esa posición se agacha, tendiendo la mano a la guerrera; ayundándola a subir por fin.

Ishamael por su parte va a ayudar a Kayla y se acerca a ella, agarrando sus muñecas para tirar de ellas y llevar a la elfa a "suelo firme". Hace uso de magia para recopilar más fuerza pero sin embargo, no ha tenido éxito y debe hacer uso de todas sus fuerzas para ayudar aunque por fortuna sólo tiene que levantar el peso de una persona mientras que Helena ilumina a ambos. El esfuerzo de Ishamael tirando hacia atrás, cuidando donde pisa, y las ganas de Kayla de sobrevivir hacen que la maga saque fuerzas de donde creía que no había y logra llegar hasta la altura de Ishamael deslomándose de rodillas en el escalón.

Las chicas han sido salvadas con éxito. Durante un momento se producen un silencio espectral interrumpido por las respiraciones agitadas de todos mezcla de los nervios pasados y el esfuerzo. Os tomais un breve momento para descansar y coger aire para levantaros y seguir bajando, poniendo cien veces más de atención en los escalones. Bajais un tramo largo de cien metros; tramo que se os ha hecho interminable por el cuidado que habeis puesto pero al fin habeis llegado al siguiente nivel.

Ahora estais frente a dos caminos: el de la izquierda parece que está mejor conservado puesto que se ve más solido y el aire es más fresco que el derecho cuyo aire está más viciado y su aparencia es de suciedad, repleto de telarañas por todos lados y parece que va a desmonorarse de un momento a otro. Os quedais mirando ambos caminos pero no por mucho tiempo puesto que teneis visita.

Escuchais una risa escalofriante que os resulta familiar para la mayoría de vosotros y en abrir y cerrar de ojos aparece la dueña de esa risa estridente.

- ¡Estoy irritada porque habeis matado a mi mascota! - Sus gritos hace retumbar el lugar. - ¡Pobrecito Lulú! - La imponente  apariencia de la diosa desaparece siendo sustituía por una más infantil e incluso tierna, algo que choca bastante después de su anterior recibimiento. - Sin embargo, os deb felicitar por llegar hasta. Os falta muy poco para llegar. - Con un brazo señala los caminos. - Detrás de estas salidas se encuentra el tesoro que buscais. Pero no será tan facil, pues una de ellas contiene una trampa que digamos, os alargará más el camino mientras la otra os conduce directamente hasta donde quereis. Elegid sabiamente.

Tras estas palabras, aparece un remolino y Shiva desaparece.

La joven hubiera querido contestar a su amiga, pero no habria sido capaz de soportar movimientos, menos aun que su compañera intentara subir por su cuerpo. Intentó hablar, pero la resultaba imposible articular ninguna palabra. Su cuerpo se hallaba estirado de un modo poco natural y esa postura estaba empezando a resultarla inaguantable, no tardaria mucho en soltarse, notaba sus manos sudorosas y parecian empezar a resbalar...

Repentinamente la situación cambió, aquel sobrepeso que estaba soportando desapareció y aquel cambio tan brusco hizo que casi se soltara. Una cosa era prepararse para que Hack se soltara de ella y otra muy distinta que lo hiciera. Si no hubeira sido porque Ishamael la agarró rapidamente, la joven se habria precipitado en una caida con catastroficos resultados.

Recostandose sobre las duras peidras que conformaban la escalera, Kayla empezó a llorar. Habia tenido tanto miedo. Por su vida habia tenido muchas experiencias peliagudas, pero las alturas la daban miedo, recordaba lo que sufrió en las alfombras voladoras, aun con el apoyo de Kerna. Y sin embargo esta vez habia estado a punto de caer y no solo morir ella, sino llevar a la tumba también a su mejor amiga y protegida, Hack... Se acercó a ella y la abrazó con la poca fuerza que la permitian sus doloridos brazos.

La dolian los brazos y los hombros los sentia desencajados, pero al menos podia moverlos, nada parecia roto, al menos a primera vista.  -Gracias- dijo a todos, y a nadie en particular... pero dirigió su mirada a Khan y a Ishamael.

Tras llegar abajo dos caminos de abren ante ellos. Al menos esta vez no habia ningun acertijo, habria que simplemente elegir...

Se sentia tan cansada... tras la peliaguda situación de antes, más que espabilarla, lo que habia hecho era dejarla más cansada, extrañamente era capaz de mantenerse en pie y seguir adelante, no sabia cuanto más aguantaria.

Si no hubiera estado tan cansada habria atacado con magia a la mujer que apareció, que anteriormente les habia amenazado y ahora les felicitaba. ¿Quien se creia que era? Kayla no sabia si debian creer aquellas palabras, si decia que habia 2 salidas seguramente existiese 1 más, escondida la cual seria la buena. ¿O no? A lo mejor si estaba diciendo la verdad... No estaba en condiciones de decidir, quedandose parada esperó a que los demas lo discutieran.

Tomo aire mientras me sostengo a cuatro patas. Si no fuera porque aún no estamos en tierra firme le daría un beso al escalon en el que me apoyo y le daría otro a Khan si no fuera porque el paladín no estaría muy por la labor. Lo que importa ahora es conseguir la calma y bajar las escaleras.

Me pongo con dificultad en pie, mientras mis piernas aún tiemblan y sacudo todo mi cuerpo eliminando el polvo y los nervios, para qué negarlo, acumulados. Levanto mi marada hacia Khan. En ocasiones como ésta me gustaría que mostrara su rostro sólo por ver sus facciones en ese momento pero la impenetrable máscara impide hacerlo, dándole una apariencia frívola.

- Gracias Khan. Te debo una. - Le digo mientras sonrío ahora que controlo por fin mi cuerpo. De pronto, noto que por atrás alguien me abraza pillándome desprevenida. Por su olor y el grosor de su cuerpo adivino que Kayla. Todavía está temblando. Normal, nos hemos llevado las dos un buen susto del que afortunadamente podemos contar. Me vuelvo hacia ella y le animo. - Has aguantado como una campeona. Estoy orgullosa de ti.

Tras la breve charla, bajo las escaleras con mucho más cuidado de que hacía antes y eso que lo hacía con cautela junto a los demás y después de una bajada interminable, llegamos su fin. No me dio tiempo a examinar el lugar que conducían las escaleras cuando otra vez Shiva se apareció ante nosotros. Instintivamente me puse a la defensiva pero sin embargo, esa segunda aparición no me pareció tan amenazante como la anterior. Era como si Shiva se hubiese convertido en una niña y una anfitriona muy pésima, puesto que esta vez nos brindó con la elección de dos túneles que se abrían ante nosotros sin darnos siquiera alguna pista.

- Y bien; ¿qué camino tomamos? - Miro a todos y reparo en Kayla. La noto agotada y respirando con algo de dificultad aunque aguantaba bien el tipo. - Kayla, ¿quieres que te lleve sobre mi espalda? - De nuevo, desde mi posición examino los huecos. - Shiva ha dicho que elijamos bien, ¿Habrá alguna trampa en los túneles?

-¿De que tesoro esta hablando esta mujer? Yo no tengo intención de encontrar ningún tesoro, ni interés en ello. Si ese es vuestro deseo me no me opondré, pero me gustaría que vosotros tampoco a mi misión, que no os perjudica en nada.

¿Qué camino escoger? No me quiero dejar engañar por las apariencias, pero elegir alguno con cualquier tipo de lógica creo que es erroneo.

Saco una moneda del bolsillo y la lanzo al aire.

Si nadie tiene objeción o una idea razonada, iremos por el camino más rápido y despejado.

Apoyo mi espalda en la fría y dura pared de piedra, recobrando el aliento tras el esfuerzo realizado. La postura desde la que he tenido que sujetar a Hack era realmente incómoda, y me ha exigido un gran esfuerzo con las piernas, excesivamente forzadas en tal postura. De hecho, siento una ligera molestia en el interior del muslo derecho, aunque no parece que me vaya a suponer demasiado problema de momento.

Por un instante, el destino de las dos mujeres ha pendido de un fino hilo. Todo ha salido bien, pero bien podría haber terminado de manera diferente. De forma aciaga. Estas dos féminas son mi misión, son aquello por lo que debo velar. No puedo permitirme que sufran daño alguno.

Cita :

Me encuentro colocándome de nuevo la espada en su lugar, cuando la guerrera se acerca a mi. Sus palabras de agradecimiento no obtienen respuesta. No se como reaccionar. Por un instante, agradezco que no pueda ver mi rostro avergonzado. No se hablar con las mujeres. No se hablar con la gente. Han sido demasiados años apartado de ellos.

Me limito a responder a sus agradecimientos con una inclinación de cabeza, comenzando el descenso escaleras abajo.

Shiva vuelve a aparecer. Antes de darme cuenta, una de mis dagas descansa ya sobre mi mano derecha, aunque me reprimo de arrojarla. Sería un acto inútil. Nos reta, y nos indica dos caminos a seguir. Uno hacia la victoria, el otro hacia la muerte. No son esas sus palabras, pero es lo que subyace tras ellas. Los demás comienzan a debatir acerca de qué camino elegir, en cuanto Shiva desaparece. Yo no cuento con ningún argumento en que apoyarme en un sentido ni en otro, de modo que me limitaré a esperar a que se decidan. 

A que se decidan ELLAS.

Ni Ishamael ni Fendrir son mi responsabilidad. Lo que ellos hagan o decidan no es de mi incumbencia. Iré por el camino que las dos mujeres cionsideren más apropiado.

Y en esta ocasión, iré delante, comprobando el camino.

Viendo que la gente no se decide Hack se sienta en el suelo de piernas cruzadas colocando su arma delante de ella para mayor comodidad. Sienta a su compañera al lado de ella y la mira. Es con quien mayor confianza tiene de todos los presentes así que si se ponen de acuerdo sobre qué camino es el que conviene será más facil ponerse de acuerdo con los demás. Pero tampoco tienen que ir todos juntos o al menos Fendrir e Ishamael lo han dicho así.

- Kayla, ¿tú qué piensas? ¿Por dónde tenemos que ir?