Partida Rol por web

Dándose cuenta de que tenían que actuar ya si querían no solo que sus compañeros sobrevivieran a aquella misión sino que también ellos lo lograsen. El grupo de cuatro infantes se lanzo en un sprint desesperado que buscaba poner distancia entre ellos y la carga nuclear. Para así, tras alcanzar una distancia aceptable lanzarse para escapar de la explosión mientas Sonny detonaba la carga.

Y aunque la suerte estuvo de su lado y todo salio tal como habían planeado, la reina los había descubierto justo antes de la detonación y había atacado letalmente a Mkoll, quien apenas había conseguido fuerzas para seguir corriendo.

No obstante lo anterior, tras disiparse un poco la nube de polvo de la explosión, fue claro que la misión había sido al menos, en cuanto a su objetivo principal, todo un éxito. La reina había caído y con ella una gran cantidad bichos niñera e innumerables bichos que poco tiempo se habrían unido a las filas de las fuerzas del imperio.

De un momento a otro, una estruendosa explosión nos sacude un poco y deja a todos los bichos aturdidos, como si hubiesen dejado de recibir órdenes. En ese instante todo lo que nos habían dicho de los bichos y su supuesta "mente de colmena" toma sentido:

"¡Me cago en todo! ¡Siempre fue cierto!"

Suelto la escopeta y tomo el rifle sin pensarlo dos veces para disparar mientras hablo a mis hombres por el comunicador:

 - "¡Bockman, la Derringer, ahora! ¡Wimger, dispara al norte apoyando a Mackeyn! ¡Mackeyn, usa el rifle! ¡Popov, acaba con los ripplers! ¡Burnette, acaba con esos putos tankers! ¡Gawain, llama al maldito transporte ahora! ¡Es nuestra oportunidad, no la desperdiciemos!"

Disparo apretando a fondo el gatillo de mi rifle Morita para así destrozar todo lo que tengo delante y darnos la oportunidad de poder huir finalmente de este infierno, con la mínima pero presente esperanza de ver otro amanecer.

Hablo por el comunicador con el resto del equipo para coordinarnos en este momento:

 - "Si las cargas ya explotaron, reúnanse con nosotros de inmediato. No sabemos cuanto más podamos resistir pero estamos llamando a la evacuación. ¡Dense prisa!"

La desesperación es el mayor sentimiento en este momento, pero no me dejaré aplacar por ello. Me niego rotúndamente a darme por vencido y si cabe la pequeña posibilidad de sacar a mis hombres con vida, lo apostaré todo por ello.

- "Aquí Escuadra Focker solicitando extracción. Repito, Escuadra Focker solicitando extración. Misión cumplida, misión cumplida. Blanco abatido. Rastreen mi señal hasta mis cordenadas. Consejero Táctico Gawain fuera." -

Comunico con el Mando de la Flota, aprovechando que ya había previamente establecido contacto. Mantengo el canal abierto para que puedan rastrearlo con facilidad.

Apunto al Rippler más cercano y disparo una ráfaga completa contra el maldito bicho volador, esperando afectar a los que vienen detrás.

El explorador soltó un terrible alarido de dolor, se había mantenido corriendo sólo por pura fuerza de voluntad, y finalmente la explosión había conseguido derribarle. Sin embargo, primero por lo continuado del alarido, y después por los tenues sollozos que lo precedieron, quedó claro que el hombre seguía consciente y vivo. Si no hubiera llevado el traje podría hacerse visible como temblaba violentamente, en parte por el dolor y en parte por lo que sea que la reina había hecho cuando aún estaban montando las cargas. 

Quizás lo peor es que todo ello había podido escucharse por el comunicador, pues el explorador lo había activado mientras corrían para informar de la explosión. 

-Es... Estoy vivo. Dios, tengo todo el casco lleno de sangre... Pero... Estoy vivo. 

Una repentina arcada hizo acto de presencia mientras hablaba, pero el explorador pudo contenerse. Sabía que aún tenía sangre dentro que quería salir, pero no aún. Intentó ponerse de pie como buenamente pudo, sabiendo que los bichos se iban a lanzar a por ellos sin tardar mucho más.

-La... La reina ha muerto, ha volado en pedazos... Pero aún quedan muchos huevos...-dijo el explorador por el comunicador. 

Es hora de correr, de alejarse de la carga lo máximo posible, de la reina y de su maldito séquito venido de los infiernos. Y la reina se da cuenta que quieren huir así que da un sprint antes de que Sonny haga explotar la maldita carga nuclear a sus espaldas. 

Corre como alma que lleva el diablo mientras nota el calor de la explosión a su espalda, pero no consigue resguardarse a tiempo de la onda expansiva y acaba por el suelo, empujada por una fuerza brutal. Aunque Mkoll es quien se ha llevado la peor parte de todo eso. Parece que la reina ha intentado un ataque contra él.

-Jod... er... 

¿Ahora tendrán que montar las otras cargas? Se les van a echar encima en nada. Espera que el Sargento diga que dejen a los huevos en paz y vayan al puto de encuentro.

El intercomunicador chasqueó de nuevo, pero justo cuando parecía que el explorador iba a empezar a hablar, se pudo escuchar un terrible alarido de dolor, con una voz que pertenecía a Mkoll. El alarido se mantuvo unos cuantos segundos, a veces gorgoteante, como si el sonido tratara de abrirse paso a través de algún líquido. Finalmente el grito cesó, y tras unos segundos pudieron escucharse algunos sollozos, prueba de que el hombre seguía vivo.

-Es... Estoy vivo. Dios, tengo todo el casco lleno de sangre... Pero... Estoy vivo. 

El sonido de una arcada apenas contenida se escuchó por el comunicador, pero después el explorador continuó.

-La... La reina ha muerto, ha volado en pedazos... Pero aún quedan muchos huevos...

Estaba tan centrado en provocar la mayor cantidad posible de bajas entre las filas enemigas, moviéndose tan rápido para recargar como le era posible con las limitaciones impuestas por la armadura, y observando con malsana fascinación los cuerpos de los bichos siendo despedazados  por la metralla, que no se dio cuenta de que la primera de las cargas que el equipo de demolición llevaba había explotado. Aquellas criaturas, como si fueran autómatas que hubieran perdido la conexión, pasaron a estar ausentes, casi despistadas. Burnette casi podría jurar que habían perdido ese ansia asesina que brillaba en sus ojos.

Sin embargo, no podía perder tiempo observando aquella extraña psicología: debía de exterminar hasta el último de ellos por si recuperaban el control sobre sus facultades. Cumpliendo la orden de Focker, se preparó para lanzar una granada. Sin embargo, cuando quiso echar mano a uno de los explosivos artefactos, un movimiento repentino de réplica por la explosión le lanzó al suelo. Mascullando por su torpeza, se incorporó y puso la granada en su rifle, alzando el arma para acabar con las criaturas antes de que se recuperaran.
 

La explosión fue de las que hacen época, no cabía duda. El problema fue que llegó un poco tarde, pues la Reina les descubrió cuando echaron a correr. Sonia pudo sentirlo, igual que pudo escuchar el grito de agonía de Mkoll. La muy puta debía haberle jodido bien... 

Y ahora era una puta muerta y ellos aún estaban en pie. Especialmente Ramírez, que había aguantado la onda de choque y estaba casi como si nada, aunque le punzaba su herida y estaba jadeando por la carrera anterior. Pero que el infierno se congelara si eso iba a hacer que se detuviera.

- ¡Mkoll! ¡Mkoll! ¡Aguanta, tío! - dijo - ¡Billy, ayúdale a ponerse en pie y abrid fuego a los que se os están acercando por la izquierda! ¡Sonny, tira palante y prepara otra carga! ¡Yo te cubro! ¡A moverse! 

Según dijo eso, levantó el Morita y abrió fuego con ganas contra unos bichos que veía hacia su izquierda, con guerreros entre ellos.

Mientras estaba disparando y avanzando, dispuesta a todo, ella misma contactó por radio con los demás.

- ¡Sargento mayor, señor! ¡Confirmo la información de Mkoll! ¡La Reina está muerta, repito, la Reina está muerta! ¡Pero tengo prácticamente a Mkoll echando su cerebro por los ojos y las orejas y aquí aún quedan miles de huevos! ¡Veamos a tratar de ir hacia ustedes por el Norte y plantar en nuestro camino otra carga! ¡No podemos dejar todo esto sin reventar! - sonrió con cierta pesadumbre - Vamos a ir todo lo rápido que podamos y a matar a todo lo que se nos cruce. Con suerte, algunos de los que les atacan irán a por nosotros. Pero si tienen que evacuar sin nosotros, no lo duden. Lárguense.

Respondo a las palabras de la Cabo mientras disparo:

 - "¡Quiero sus traseros acá pronto! ¡Nada de rendirse! Si la Reina producía esa niebla, estos huevos morirán congelados. De no ser así, no eclosionarán y podrán ser limpiados después. Sin Reina no hay amenaza real para las tropas. ¡La misión ha sido cumplida, es hora de largarnos!"

Si realmente es como nos dice James, esos huevos se congelarán y el Imperio Arácnido ya es historia en Galdonia VI.

Bockman sintió la sacudida producida seguramente por la carga de demolición que habían usado Sonia y su equipo para destruir a la reina. - Bien!! Joder! misión cumplida!- Su alegría era sincera, ahora murieran o no serían recordados como héroes y ya podían comenzar a pensar en sus propios pellejos ya que hasta entonces la misión era la prioridad. Con ello en mente pareció que su cuerpo quería hacer más caso al artillero. Todo era seguir las órdenes del sargento mayor y todo iría bien. Con eso en mente soltó la Morita y se lanzó de cabeza al arma montada que había dejado abandonada sin recordar cómo ni cuando. Golpeó el suelo con la armadura y agarró el arma con ambas manos. Sin tiempo para apuntar y viendo que misteriosamente los bichos se habían quedado completamente paralizados disparó al frente donde había varios tanques y bichos cabrones mirándoles. El ruido fue de nuevo atronador mucho más fuerte que el producido por la morita que había usado momentos antes.

- Con el debido respeto, Sargento Mayor - dijo Burnette, desviando la mirada un segundo del rifle para mirar a su superior - Pero quizás sólo estén aturdidas por haber perdido a la reina... pero siguen siendo animales, al fin y al cabo. ¿No será esto como agitar un avispero? Quizás es sólo cuestión de tiempo que vuelvan en sí...

El suelo vibra bajo mis pies, la bomba ha detonado. El tigre del que intentaba zafarme a golpes cae abatido por el fuego de mis compañeros y todo parece detenerse.

Siguen siendo animales... -Dice Burnette y me siento deacuerdo- ¿se atacarán entre ellos?

El sargento mayor reacciona rápido y nos pone en orden. NO podemos averiguar cuál será el siguiente movimiento de los bichos. Si están muertos,no tendremos que averiguarlo.

Me cuesta agacharme a por el rifle que encuentro fácilmente entre restos de bichos. Me duelen todas las heridas.

!Necesitamos apoyo aquí, tenemos muchos bichos¡-digo a la par que comienzo a disparar para apoyar a Mckeyn en el norte cruzando mis disparos con los de la derringer de Bockman.

James la pifió de nuevo intentando desencasquillar su arma rápido, estando como estaba en el suelo, tirado entre un montón de bichos.  Mierda, la típica pifia de novato. No se sentía antes tan novato, pero ahora... Miró la morita con desesperación. Mientras, le llegaban informaciones críticas por los altavoces de su casco. Uno de ellos, casi cortocircuitado con su propia sangre, hacía un ruido muy molesto. Pero por el otro le llegaba todo alto y claro. ¡Muerta! ¡Su Majestad está muerta! Un pensamiento que duró dos microsegundos: ¿Abandonar la zona sin cascar todos los huevos? No eran esas las órdenes. ¿Será prudente hacerlo?

Al darse cuenta de que estaba indefenso, sin arma, procuró escudarse bajo el cadáver del enorme tanker que tenía justo al lado, para no llamar la atención de otros bichos. Rezó para que la maniobra tuviera éxito, y no fuera el blanco de uno de los malditos enemigos ahora, justo cuando saboreaba las mieles de la victoria.

Con los bichos aturdidos el teniente parece recobrar la compostura. Lo primero que hace es intentar contactar con la reina y recuperar su morita del suelo.

Finalmente parece que hay una luz de esperanza. El Sargento Mayor considera la misión cumplida y si eso nos sacará de este infierno subterráneo, no voy a discutirlo. Sólo quedan algunos bichos y se los ve aturdidos, espero que sigan así el tiempo suficiente.

Siguiendo las órdenes de Focker, me re posiciono e intento acabar con los Ripplers que aun revolotean erráticos.