Partida Rol por web

Splutch observa al anciano y después el hogar en el que arde el fuego y no se derrite el hielo - "¿Será magia?" - se pregunta el gnomo. La vista del gnomo vuelve hasta el hombre que debe ser el jefe de la tribu y puesto que no conoce sus tradiciones opta por inclinar la cabeza en una leve reverencia y se mantiene en silencio hasta que el hombre hable - "No tiene muy buena pinta para ser un nómada, viajar de un sitio a otro le tiene que suponer un gran esfuerzo a este anciano".

Al entrar tras splutch observo a thais sentada ya junto al fuego, una fugaz sonrisa asoma en mis labios...saludos Señor de los Caminantes del Viento, soy Elessar Naïlo Eloin realizando una profunda reverencia...

"Que extraño que un Silvanesti haga una reverencia tan profunda ante un desconocido, si que es realmente raro este elfo que tengo como compañero... me pregunto si conoce las costumbres o lo ha hecho porque cree que es lo correcto. Prefiero ver la reacción del anciano, solo espero que hablar antes que él no sea una ofensa para estos nómadas, sobre todo siendo estos nuestros anfitriones" - piensa el gnomo cuando su compañero se presenta según entra.

El anciano levanta la vista hacia el elfo y lo mira durante lo que parecen largos minutos sin decir ni una palabra, luego hace otro tanto con el gnomo. La verdad es que la situación resulta bastante incómoda para vosotros, menos para Thais que hasta parece haberse quedado dormida ya al calor del fuego.
El guerrero que os acompaña se mantiene en silecio, aunque no os extraña demasiado, ya empezáis a creer que por aquí la gente es más bien de pocas palabras.

Al fin, el hombre se decide a moverse y cogiendo un bastón, que parece hecho de hielo trata de incorporarse, aunque le cuesta bastante.

Sed bienvenidos a mi hogar - os dice el hombre con una medio sonrisa - por favor, ser tan amables de tomar asiento y compartir algo caliente con nosotros.

Gracias señor por acogernos y brindarnos su hospitalidad. Probablemente hubiésemos muerto en esa ventisca o nos hubiésemos perdido. Mi nombre es Splutch y mi compañero.. bueno, ya se ha presentado, ella es Thais - Splutch hace una ligera reverencia, que más bien es una inclinación de su cabeza, tras lo que toma asiento donde le indican y vuelve a esperar pacientemente - "Un mago debe mantener siempre el control" - piensa el gnomo mientras espera, su corazón había latido un poco más rápido cuando el hombre había hablado tras unos minutos de silencio.

Muchisimas gracias tomo asiento tras observar fugazmente a mi compañero parece algo contrariado...vaya estara preocupado por algo? o he dicho algo inoportuno...

El anciano, mira hacia el interior de la casa y habla un poco más alto: Querida! Te importaría traer algo caliente.. tenemos invitados?

Una mujer anciana se asoma por una puerta cubierta de pieles y os mira con una bonachona sonrisa. Hola! Perdón! Ahora mismo mismo..

El anciano vuelve a tomar asiento: Mi nombre es Teok y soy el hombre más anciano de esta tribu. Disculpad si somos algo bruscos, pero no estamos acostumbrados a recibir visitas.

Splutch dedica una sonrisa a la mujer que se asoma - Es un placer conocerlo y no hay nada por lo que disculparse señor Teok y bien le agradezco tomar algo caliente.. estoy helado - dice el gnomo con una sonrisa mientras reprime un escalofrío.

Su.. bueno, el hombre que nos ha traído hasta usted nos ha dicho que esto es Raec-No y que son la tribu de los "Caminantes del Viento". La verdad es que esta es la primera vez que venimos mi compañero y yo a estas tierras heladas. Elessar es un elfo Silvanesti de Kern y yo un gnomo del Monte Noimporta, aunque ambos venimos de la escuela de adiestramiento de Dargaard en la región de Solamnia - explica el gnomo - que la dirige el Caballero de la Corona Lord Thomas Evans.

Un placer Teok, no de pedir disculpas lo comprendemos...Como bien dice mi compañero es la primera vez que pisamos estas tierras y el clima nos resulta duro, pero reconozco que es extremadamente bello y tengo mucho que aprender de vuestras gentes...

La mujer desaparece tras unas cortinas y el hombre lleva su vista al fuego para miraros.

- ¿ Y qué es exactamente lo que habéis venido a hacer tan lejos de vuestras tierras ? No creo que únicamente la curiosidad sobre nuestras gentes haya sido lo suficientemente fuerte como para haceros venir hasta aquí..

Nos han enviado en una misión especial de vital importancia - responde el gnomo con sinceridad - Aunque sus gentes son una buena razón para conocerles, como bien ha dicho usted no es el motivo que nos ha traído hasta aquí - responde Splutch al anciano - Tenía la esperanza de que los conocimientos de su pueblo nos pudiesen servir de ayuda, ya que llevan mucho tiempo aquí y conocen mejor que nadie el terreno en el que viven.

Venimos de la academia como bien dice mi compañero para solicitar su ayuda para completar una busqueda. En una mirada fugaz indique a mi compañero que expusiera el lo que deseara, pues era mas diestro en estos asuntos de la dialectica que yo...

- No parecéis mala gente, eso se nota a simple vista y por eso os dan dejado entrar en nuestro poblado, aún así, mi gente es muy reacia a ayudar a los extranjeros y no estaría bien que por mi parte lo hiciera sin una buna causa, así que espero que seáis muy convincentes. - Responde el anciano, esperando a que le contéis que es lo que necesitáis.

Entonces no puedo hacer otra cosa que intentarlo - responde el gnomo con una sonrisa ante las palabras del viejo - Se prepara un guerra en el continente, una guerra que queremos evitar a toda costa haciendo que termine antes de empezar. Fuerzas del mal contra fuerzas del bien, el conflicto eterno que asola Ansalon cada mucho tiempo, cada vez que alguien pretende desequilibrar la balanza.

Hace mucho tiempo, cuando los Irda aún moraban en este mundo crearon junto a los dragones dorados cuatro pergaminos de mucho poder, esos pergaminos permitirían a quien los tuviese en su poder llamar a los dragones dorados para que viniesen de vuelta. Sin embargo, unos objetos con dicho poder no podían ser dejados en manos de cualquiera así que cada uno de esos cuatro pergaminos fue escondido en una parte del continente.

Creemos que uno de ellos se encuentra en el Muro de Hielo, pero no sabemos donde. Nuestro objetivo es encontrarlo, reunir los pergaminos y llamar a los dragones dorados para que nos ayuden a evitar el derramamiento de sangre. Proteger a nuestros seres queridos y expulsar a las hordas del mal es nuestra prioridad señor Teok - explica el gnomo al anciano escrutando su rostro en busca de algún signo de reconocimiento sobre lo que le ha contado Splutch.

El anciano escucha las palabras del gnomo casi sin pestañear, aunque veis como asiente cuando escucha la mención de los Irda, como si reconociera la historia.

- El muro de hielo es un lugar muy amplío como para sobrevivir al largo invierno en él, es más, ya es difícil sobrevivir en él en verano y aquí, a diferencia con el continente, sólo hay esa dos estaciones. No os han dicho una zona más en concreto?

Splutch se encoge de hombros y niega con la cabeza a la pregunta del anciano - Nos iban a teleportar a la zona donde la escuela pensaba que se hallaría el pergamino y aparecimos a poca distancia de esta aldea. Lamentablemente no tengo datos que pueda aportar por mucho que traté de investigar antes de nuestra partida. Nadie sabe nada concreto sobre esos pergaminos - dice el gnomo.

Solo sé que uno de ellos se cree que está en las montañas de las Praderas de Arena, otro en la ciudad de Palanthas, el que estamos buscando nosotros dos está en las cercanías del Muro de Hielo y el cuarto en una pequeña isla al sur de Ergoth que no tiene nombre.