Partida Rol por web

El Sol no se terminaba de alzar aún por el horizonte.Se asomaban tímidamente los primeros rayos de luz, tiñendo de naranja el cielo azul, aún parcialmente estrellado tenuemente.Los aventureros se acoplaron al destacamento de soldados de Robleda, compuesto por infantería y arquería y a su vez reforzado con caballería pesada.Una imponente columna de hombres y mujeres ataviados en armaduras y armados notablemente, se dibujaba por el camino, con largas picas y banderines alzándose hacia el cielo.

El pequeño fuerte de Rocagarganta es un puesto avanzado de vigilancia de las postrimerías meridionales de la sierra de Liafdag. Está emplazado en la extensa llanura entre el Bosque Negro hacia el oeste y la laguna de Liafdag en el este, un lugar que ha servido de tradicional paso de infiltración en la Marca del Este de partidas de guerra trasgoides provenientes de las Montañas del Trueno, más al norte de la sierra de Liafdag.Hace años, la corte de Marvalar decidió a establecer un pequeño puesto fortificado en la llanura para prevenir tales infiltraciones, y desde entonces es uno de los destinos más peligrosos a los que un soldado de las Marcas  puede ser destinado. No obstante, en ocasiones acuden al fuerte voluntariamente personajes de lo más variopinto: paladines en busca de redención, clérigos de Velex,  guerreros con sed de gloria o gentes de paso hacia lejanos y peligrosos lugares, siendo todos ellos admitidos de buen grado por la guarnición siempre que sean de ayuda y no supongan un estorbo para la pequeña tropa del fuerte.

Es necesario caminar durante dos días enteros para alcanzar el fuerte desde la ciudad de Robleda. El camino discurre por entre las suaves lomas cubiertas de pasto fresco al norte del camino de la Mantícora, dejando a  vuestra izquierda la mancha oscura y verde del Bosque Negro que se adivina en el horizonte, hacia el oeste. Mientras, a la izquierda, se alzan en la lejanía las moles grises de los montes de Liafdag. La vereda pedregosa, flanqueada por los arbustos y  malas hierbas que crecen en sus cunetas de arramblada, evoluciona sobre las colinas y por entre los valles horadados de árboles y matas de un color verde profundo. Los pájaros cantan sobre vuestras cabezas, piando y revoloteando entre los zarcillos de los bancales verdean de la húmeda campiña primaveral. Al fondo, sobre una pequeña loma achatada, se alza una construcción pequeña de piedra rodeada de una alta y poderosa  empalizada.

La edificación os sorprendió, pues os imaginabais algo más grande y fácil de defender, pero no lo era.Los guardias de gran empalizada, os divisan desde la lejanía, y las puertas se abren ante vosotros provocando el característico ruido de la madera junto a engranajes en movimiento.El fuerte se encuentra emplazado sobre una colina achatada que domina todo el entorno de la llanura herbosa circundante. Una empalizada alta y reforzada construida con recios troncos de roble anudados cierra el recinto por completo, al que solo se puede acceder mediante una única puerta de doble hoja en la cara sur de la empalizada. En el centro del fuerte se ha construido una atalaya cuadrada de sillares de piedra granítica con la planta superior almenada, en la cual se han emplazado dos balistas de guerra pesadas –cada una de ellas encarada en dirección opuesta-.Junto a estas armas, ondean el pabellón de guerra de Reino Bosque sobre un mástil de madera oscura. Un pebetero ardiente se adivina junto a sendas balistas.

La torre de defensa es un edificio que consta de tres plantas superiores y un amplio subterráneo. En la planta baja se sitúan los barracones de la tropa, el comedor general y las cocinas. En la segunda planta se encuentran las habitaciones de la oficialidad y una pequeña sala de juntas; mientras que en la planta superior descubierta se han desplegado, como se ha visto, las balistas de defensa. En el subterráneo se encuentran los almacenes de víveres y pertrechos del fuerte, amén de unas pequeñas mazmorras para custodiar prisioneros y un arsenal de armas y munición para las ballestas y balistas.También en el sótano, existe un pequeño pozo que surte de agua a la guarnición. En el recinto exterior, anexas a la estructura de la torre, hay dos pequeñas construcciones que hacen las veces de caballerizas y establos. En toda la empalizada hay repisas suspendidas sobre los várganos para los tiradores y defensores de la plaza, así como antorcheras fijas para iluminar el perímetro. En los alrededores de la empalizada han sido talados los árboles para crear un campo despejado en torno a la posición. Sólo quedan algunos arbustos y zarzales, aparte de unos pocos riscos pedregosos que asoman por la planicie de pasto del páramo.

Varios capitanes se hallaban reunidos en el edificio central, organizando, desplegando y repartiendo sus tropas de la manera más estratégica posible.Diversos planos y figuras de madera estaban repartidos sobre una gran mesa rectangular en la sala dónde se encontraban todos, los cuales la rodeaban y debatían arduamente.El ambiente en general en aquella fortaleza, era tenso.Algunos practicaban el combate, otros afilaban sus armas o pulían y mejoraban sus armaduras.Otros, mientras tanto se ocupaban de la vigilancia del perímetro y la lejanía.Algunos estaban atareados preparando trampas que protegiesen la muralla.Se escuchaban voces y gritos, aquí y allá, con movimientos de personas sin cesar.No solo habían hombres, aunque eran los que abundaban.También habían elfos y enanos en menor medida.

Sin más, el líder del destacamento con el que partisteis, os acompañó al salón de mando, donde se encontraban los jefes, debatiendo el arte de la guerra.Allí se encontraba el hombre a cargo de aquella fortaleza, el Conde Daron.

Toda la discusión que inundaba la sala, se pausó ante la presencia de los aventureros.La mirada seria e inquisidora del Conde, se posa sobre vosotros.Sus cabellos eran largos, al igual que su barba, ambos dorados como el oro más valioso.La belleza de sus ojos azules contrastaba con la rudeza de su pálido rostro, con cicatrices, suciedad y alguna que otra arruga.Se podía notar cierta preocupación en su mirada.Cientos de vidas estaban en juego, en sus manos, y lo sabía, era una gran peso y responsabilidad para un solo hombre.

Portaba una armadura de acero oscuro con diversos adornos y bellos relieves, acompañada con cota de malla por debajo.Se quedó mirandoos unos segundos y dijo de manera breve.

-¿Y bien?- dando a entender que no os conocía y no sabía por qué habíais entrado en aquella sala de estricta confidencialidad.La mirada de todos los presentes se posaron sobre vosotros.Algunos mostraban odio, otros indiferencia, e incluso algunos mostraban egolatría.

El viaje a la fortaleza fue corto y tranquilo. Pero en los rostros de los soldados se notaba cierta incertidumbre, pues todos parecían, sino saber al menos si intuir, el objetivo de aquella marcha. Muchas Caras serias se vieron y pocas conversaciones se escucharon durante el trayecto. Tan solo los pájaros de la zona parecían alegrar el paso, ajenos al destino del destacamento.

Al llegar al fuerte todo pareció precipitarse. Podía notarse el nerviosismo entre sus defensores y casi podía olerse la batalla que se avecinaba.

Sin saber muy bien por qué los aventureros fueron conducidos al interior del torreón, donde su líder estaba organizando la defensa junto con otros hombres. A Ridgern le extrañó la insegura mirada del Conde Daron, impropia de alguien que tenía que comandar todo un ejército. Más fue su extrañeza cuando el hombre preguntó extrañado

- ¿Y bien?-      

Ridgern frunció el ceño más de lo habitual en él, pues esperaba cualquier cosa menos aquella muestra de ignorancia.

- ¿ Y bien? ¿ Cómo que  y bien... ? - Venimos en nombre del burgomaestre Camil de Hojafuerte a luchar por la defensa del fuerte.

Durante el viaje, Lia intentaba animar a los que la rodeaban contando chistes y haciendo bromas. Pero el pesimismo y el fatalismo rondaba ya la cabeza de los soldados. Los únicos que sí mostraban algún tipo de animosidad eran los otros mercenarios, sabedores de que les iban a pagar una buena suma de dinero si sobrevivían. Pero, tras unas horas con ellos y ser sobada de más en demasiadas ocasiones, la muchacha se alejó de ellos y volvió bajo la protección del guerrero enano.

AL llegar a la fortaleza, Lia se maravilló con las defensas. Nunca habia visto unas defensas tan imponenetes. Hasta tenían dos maquinas de guerra para masacrar trasgos y orcos y lo que se pusiera en su camino. Aunque no dio tiempo a mucho más, pues les guiaron hasta donde había multitud de gente discutiendo sobre estrategias... hasta que entraron y se hizo el silencio. Roto por las escuetas palabras del que debía ser el líder

"¿Y bien?"

El enano fue el primero en hablar y la muchacha asintió a sus palabras. Después se presentó, teniendo cuidado de utilizar la misma complejidad de vocabulario de su interlocutor para que la entendiera bien

Yo soy Lia.

Se mesó la barba mientras os miraba pensativo.

-Ah, los aventureros....- dijo con cierto tono despectivo-.Se escuchan grandes hazañas de vosotros- se cruzó de brazos mientras os analizaba de arriba a abajo con una mirada altanera.

-Veremos si esas lenguas tenían razón, o si debería cortarlas- sus palabras eran siempre afiladas y retadoras-.Capitán Helms, hágase cargo de estos aventureros, indíqueles sus puestos y lo que deben hacer- dijo ahora mirando a un hombre ya entrado en una edad avanzada, pero aún así se mostraba enérgico e imponente en su armadura dorada y brillante.

Con una leve reverencia de cabeza, dio a entender que captó el mensaje del Conde.

-Como desee su excelencia- su voz estaba gastada ya por el alcohol y la avanzada edad.Lo único que se veía de su cuerpo, era su rostro, ya agrietado y marchitado, incluso marcado con alguna cicatriz.Un par de cejas canosas y peludas como orugas, decoraban su rostro, junto a una frondosa barba que ocultaba el cuello.

-Acompáñenme- os comentó una vez se acercó a vosotros.Una de sus manos descansaba sobre el pomo del mango de su espada.El capitán sin duda tenía un porte excepcional y elegante, además de verse bien versado en el arte de la guerra.Esperó la aprobación de los aventureros para comenzar la ruta por la fortaleza empalizada.

Sin duda el capitán Helm causó mejor impresión que el Conde Daron. Aunque mayor y algo desgastado, su porte denotaba estar frente a una persona noble y curtida en mil batallas. Ridgern asintió y siguió sus pasos hacia el puesto que tenían reservado para él.

Una vez os alejasteis de la sala, el capitán fue hablando con vosotros.

-Perdonen los modales del Conde, ha tenido una vida dura.Sé que no es excusable, pero ya ha perdido a muchas personas en su vida, y ahora la vida le vuelve a poner en la crítica situación de siempre, cientos de vidas en juego bajo su mando- suspiró mientras su mirada empapada en tristeza miraba a sus alrededores, un ambiente tenso y preocupado inundaba el lugar.

-Supongo que el burgomaestre Camil os pondría al tanto.La situación es crítica, va a morir gente aquí, mucha.Parece que el hombre y las demás razas que lo acompañan, están malditas, sentenciadas a volver a vivir siempre  la tragedia y la desdicha.Un gran sacrificio, por un bien común, aún mayor- pudisteis apreciar como todos los allí presentes se ayudaban unos a otros.Algunos repartían su ración, otros daban apoyo moral a los que se encontraban meditabundos y entristecidos, algunos hacían reír para amenizar la espera y el tortuoso momento.Era agradable de ver como los humanos, elfos y enanos, dejaban de lado sus diferencias y se convertían también en hermanos, una vez más, con tal de poder sobrevivir a los males que les acontecían.El capitán os fue mostrando poco a poco el lugar, la barraca improvisada como comedor, la zona de la herrería, el curtidor, el armero, la barraca sanitaria, os hizo andar por todo el perímetro de la muralla, y finalmente, terminó de nuevo en la torre central, desde donde partisteis.En la zona central de la torre, habían unas escaleras de caracol que subían y bajaban por todas las plantas.El capitán se asomó para mirar hacia abajo.

Estaba todo oscuro y su mirada se tornó seria y temblorosa.

-Y lo más importante...bajo ningún concepto, bajen por aquí.A no ser que sus vidas estén en grave peligro- os comunicó rotundamente, mientras os miraba con preocupación-.Sigamos con la visita- carraspeó y reanudó el paseo hasta llegar al portón principal.

-Se os ha asignado esta zona, la más problemática y crucial para la batalla, confiando claro está en vuestras habilidades y méritos pasados.Esperamos grandes cosas de vosotros.Habrán clérigos, arqueros, infantería y demás tropa repartidas a lo largo y ancho de la muralla.Después, en el patio interior que rodea a la torre, esperarán otras tantas unidades, y finalmente, en el interior de la torre, aguardarán las últimas....Pero si se da el caso de tener que recurrir a ellas....- negó con la cabeza mientras se frotaba sus sienes, mostrándose desalentador.

Lia dejaba que el noble caballero les guiara y escuchaba todo lo que decía. Hasta que llegaron a las escaleras de bajada.

¿Por qué? ¿Qué hay ahí abajo? ¿Es un dragón terrorífico que solo ayuda una vez en la vida a quien lo libere?

Después, cuando acabaron delante del portón, la muchacha sonrió.

¡Qué bien! Es justo donde quería que nos pusieran. ¿Tendremos tiempo para prepararnos? Tengo que escribir unas cosas antes de que nos asedien. A ser posible en algún lugar tranquilo.

-Un poder oscuro....aguarda más abajo de esta fortaleza.Se dice que este edificio se levantó sobre unas antiguas ruinas élficas, aunque algunos apuestan a que es un cementerio debido a los fenómenos paranormales que ocurren en esta fortaleza- explicó brevemente a la maga antes de despedirse de ellos.

-Si deseáis estar tranquila, hay una pequeña y humilde biblioteca en la planta de arriba.Por ahora no se requerirá de sus servicios, aprovechen este tiempo para descansar y conocer a la gente si lo desean.Mañana será un día duro.Si no tienen ninguna pregunta más y me disculpan, les dejo para unirme a la conversación táctica- dijo antes de saludar brevemente con su cabeza para marchar al interior de la sala, traspasando la puerta de madera custodiada por dos soldados.

Ridgern seguía a hombre mientras éste  les mostraba el fuerte que tenían que defender. Estaba lleno de hombres de armas, algunos bien pertrechados, otros no tanto. Algunos bien veteranos, otros menos, algunos mayores, otros jóvenes. Pero todos tenían algo en común, parecían saber que su destino los había llevado hasta allí para un fin común. En las miradas de los soldados se podía notar la incertidumbre de cada uno por no saber si volvería a ver salir de nuevo el sol y eso les hacía más débiles, aunque ellos no lo sabían.

Tras la vuelta de reconocimiento, volvieron a la entrada de la torre y allí el hombre les explicó cómo estaban dispuestas las defensas. Ridgern no tardó en intervenir - La verdad es que el burgomaestre tampoco nos dijo mucho. Tan solo que viniéramos a defender el fuerte. ¿ Y al mando de quién estamos? ¿o la una consigna que tenemos es la de sobrevivir? Sin duda el portón parece la parte más vulnerable, pero el enemigo supondrá que estará bien defendido y no descarto que intenten entrar asaltando la muralla o derribándola de algún modo ¿ Qué han podido averiguar vuestros exploradores sobre el enemigo? ¿ A qué razas del mal nos enfrentamos? Seguramente atacarán por la noche para que su visión en la oscuridad les de ventaja. Supongo que tendrán fuego y antorchas preparadas para iluminar bien la fortaleza. No veo que hayan preparado muchos mecanismos de defensa, intentaré aprovechar el tiempo que queda para construir algo que nos sea de utilidad cuando entren esos desgraciados.

Ridgern empezó a deambular por los talleres del fuerte. En la herrería compró clavos largos y gruesos, de la carpintería tablones y maderos de aproximadamente media pulgada de espesor y del curtidor tomó grandes retales de grueso y duro cuero. También compró varios carcajs con saetas para su ballesta.  Cuando hubo recopilado todo aquello que necesitaba, empezó a tachonar el cuero, convirtiéndolo en peligrosas alfombras de clavos. Luego hizo lo mismo con los tablones y maderos, atravesándolos con las largas tachas y convirtiéndolos en terribles suelos de clavos.

Bien, con esto podremos retrasar su avance y así ganaremos tiempo para saetearlos antes  de que se nos echen encima.  Son bastante manejables y podemos colocarlos allá por donde consigan entrar primero.

El trabajo le llevó casi todo el día, para entonces ya habría más noticias sobre la posición del enemigo.

¡UY! ¡Qué bien! Una biblioteca. Es el lugar ideal.

Sin más dilación, Lia subió las escaleras en busca de la biblioteca. Una vez allí, y después de abrir y cerrar algunas puertas erróneas acompañadas de algún "Uy, perdón", buscó una mesa cerca de la ventana y sacó todos sus pergaminos y herramientas de escritura; así como su libro de cojuros.

Veamos si pongo una ilusión de un muro de 6 metros de lado en la entrada de la puerta, con un poco de suerte, los estupidos trasgos se lo creerán y atacarán la ilusión. Aunque sea solo por eso, dará tiempo a los arqueros para que los masacren.

Por otro lado, podría crear la ilusión de un monstruoso arquero, que dispare a los que estén cerca de la muralla. Los que se lo crean caerían inconscientes con sus flechazos.

O... Podría hacer las dos cosas, primero el muro y cuando "lo rompan" crear la ilusión del arquero para debilitar a los trasgos. Sí es lo mejor.

Después de divagar durante una media hora, Lia procedió a crear dos pergaminos de "Fuerza Fantasmagórica".

Al acabar y viendo que aún le quedaban algunas horas de luz, salió disparada hacia la cantina donde esperaba encontrar al enano ahogando sus penas. Necesitaba que le hiciera un gran favor. Si quería que la ilusión del muro fuera lo más creible posible, necesitaba ver como se rompía una puerta de madera a base de golpes para simular su ilusión con los posibles golpes de ariete.

Ridgern se las apañó lo suficientemente bien para montar aquellas trampas improvisadas.Por suerte, los materiales que buscaba los pudo encontrar fácilmente pues clavos, cuero, cuerdas y madera eran elementos que abundaban en las guerras de aquel entonces, sobre todo en empalizadas.Cuando todos los soldados que rodeaban al enano, vieron lo que hacía, se animaron y acercaron a este para ayudarle en su cometido.Cualquiera idea buena era bienvenida y acogida con las últimas esperanzas y férreo entusiasmo de la gente que se agarra a la vida.Con la ayuda de la tropa, se crearon suficientes trampas, al menos para cubrir bien la entrada principal.Tras el largo día de trabajo, Ridgern se dispuso a descansar en la taberna, acudió a la barra para realizar su pedido, pero pudo notar como una mirada escondida entre el gentío, le observaba, oculta bajo una capucha, fumando en una larga pipa de madera.Una larga y espesa barba castaña oscura poblaba su rostro, sin contar con la nariz ancha y gruesa que coronaban sus pequeños ojos, adornados por dos pobladas cejas.

Su rostro se distorsionaba de vez en cuando tras el humillo blanco que desprendía por su nariz y entre sus gruesos labios.Cuando Ridgern se dio cuenta, bajó su mirada, observando el fondo de su vaso de vino, perdido en a saber qué tipo de pensamientos, meditabundo.Su rostro estaba arrugado, piel gruesa, y en ese momento parecía que el pesar, nublaba su juicio.

Sin duda alguna, si el enano paraba a analizarlo, sabría quien era sin dudar.Su tío Belum...Cabezayunque.

Por otra parte, Lia, tras una dura jornada de estudio y preparación en la biblioteca, se dispuso a relajarse y a aliviar tensiones, y qué mejor que acudir a la cantina, dónde podría encontrar la ayuda de su compañero enano para terminar de perfeccionar su ilusión.

Después de terminar de construir las trampas, Ridgern se acercó a la cantina a remojar su garganta. Necesitaba un trago. Pidió un vaso de vino y mientras lo bebía observó sorprendido a una figura encapuchada que le vigilaba sin mucho disimulo. Sin mucho esfuerzo pudo reconocer a la persona que se escondía bajo aquella capucha, su tio Bellum, uno de los patriarcas de los Cabezayunque.Terminó su vaso de un trago y necesitó otro para tapar su rostro mientras se lo bebía de un solo trago de nuevo. ¿ Cómo habrá llegado hasta aquí y cómo sabía que me encontraría aquí? Ridgern quería desaparecer de allí, pues sin duda su tío venía en busca de la espada perdida. Y sin ella, la mayor de las deshonras caería sobre el  joven Cabezayunque. No sabía muy bien qué hacer ni donde meterse y la aparición de Lia fue como la de un ángel caído del cielo. La joven quería que Ridgern lo ayudara a destrozar una puerta y el enano aceptó encantado, excusa que le sirvió a Ridgern para salir fuera con la chica en busca de alguna puerta de la que se pudiera prescindir.

Lia quería fijarse atentamente en el modo en el que una puerta podía romperse, lo que no esperaba es que el herido enano la utilizara para descargar toda su rabia contra ella y apenas tardó un instante en hacerla añicos, desahogando así su ira y desolación por la presencia de su tío en busca de la espada que Ridgern no tenía. 

¿ Cómo podía el enano desaparecer de allí? Solo se le ocurrió una cosa, bajar las escaleras por las que nadie le seguiría, pero antes le gustaría saber qué es lo que podía encontrar allí abajo - Muchaha ¿ Has encontrado algún libro que hable de la historia del cementerio élfico de que nos habló el capitán? POdías buscar información a ver qué puedes averiguar

Una figura de baja estatura emergió de las sombras cuando Ridgern terminó de destrozar la puerta.Andaba con parsimonia y parecía esbozar una sonrisa mientras aplaudía lentamente de forma burda con sus gruesas y toscas manos.Tras acercarse, una de sus manos fue a parar a la barriga de la pipa, para agarrarla con cuidado mientras terminaba de echar el humo acumulado en sus pulmones.

-No está mal para un joven enano.Para mi gusto...sobra rabia y falta técnica, pero con el tiempo mejorarás- su voz era grave y ronca, seguramente debido al alcohol y a la pipa.

-Noté que salisteis muy apresurado de la cantina.¿Pasó algo?- preguntó observando al enano con su mirada bonachona mientras devolvía la pipa de nuevo a su boca para darle otra profunda calada.

Ridgern terminó de destrozar la puerta cuando unos lentos e irónicos aplausos sonaron tras de él. Por desgracia no era la primera vez que los escuchaba. La pelirrojo rostro del joven Cabezayunque se dio la vuelta para comprobar que , efectivamente, su tío estaba allí, como tantas otras veces, para darle alguna de sus numerosas enseñanzas. 

Con menos efusividad de la que puede tener un caracol saliendo tras la tormenta, Ridgern saludó a la imponente y recia figura   - Oh, Tío Bellum. Qué sorpresa. Supongo que habrás venido hasta aquí por la gran batalla que se espera. Carraspeó un poco antes de continuar hablando con su profunda y ronca voz. -Salvo eso no pasa nada . No hay tiempo que perder y Salimos a hacer una prueba, pues la joven Lía necesitaba mi ayuda para perfeccionar uno de sus poderes mágicos que nos será de utilidad cuando empiece la lucha.  Ridgern esperó la respuesta de su tío con miedo, pero con la  esperanza de que el siempre inquieto y aventurero  enano hubiera partido del clan antes que él y todavía no estuviese enterado de la desaparición de la espada de su hermano.

Belum asiente complacido ante las palabras de su sobrino, chupando un par de veces de la pipa.

-Veo que hiciste buenos amigos fuera de la montaña- comenzó a andar hacia Ridgern hasta llegar a la puerta hecha añicos, entreteniéndose con los trozos rotos y astillados.Se acuclilla y coge uno entre sus dedos, analizándolo detenidamente.

-He de reconocer- sostuvo unas simpáticas carcajadas, sin llegar a producirlas, pero se podía notar en su habla-.Que no me lo esperaba- catapultó el trozo de madera desde su mano, lejos de allí con un simple movimiento de palanca con los dedos-.Siempre fuiste algo gruñón, creciste en una familia difícil, en tiempos difíciles- se volvió a incorporar, mirando ahora a Ridgern-.Pero me alegra ver que como un buen Cabezayunque, te antepones a las adversidades y te haces más fuerte- se mesó la barba, pudiéndose sentir lo complacido que estaba junto a sus palabras.

-¿Para la guerra dices? mmmmh...no....no lo creo- su voz ahora se tornó algo más seria y fría.Se quedó mirando hacia el cielo estrellado, con una gran luna blanca en lo más alto de este-.Si te preguntas cómo te he encontrado, bueno, este viejo enano aún tiene algunos trucos bajo la manga- soltó una bocanada de humo hacia arriba, dándole forma con su boca.La nube adquirió curiosas formas, aros, cuadrados, incluso alguna con forma de espada.Cuando dejó de fumar hacia el cielo, ladeó su rostro para mirar a su sobrino, con mirada analítica pero compasiva.

-Tranquilo joven Ridgern, no vengo por lo que piensas, no esta vez al menos jah- rió brevemente hinchando su fornido torso.Parecía costarle decir el verdadero motivo de aquella reunión, algo desde sus adentros le impedía hacerlo, pues sabría que afectaría a su sobrino-.He venido a informarte...de que una enfermedad está asolando a nuestro clan, a nuestro pueblo bajo la montaña- se terminó de girar y posó su mano sobre el hombro del joven enano-.Tu padre....está gravemente enfermo- su voz era una mezcla de pesar, suavidad y melancolía-.Me sentí obligado a buscarte para decírtelo.Ante la creciente debilidad de los nuestros, los enemigos han comenzado casualmente a presionar en las cavernas, trasgos,orcos, y otras criaturas monstruosas....todos unidos, están ganándonos terreno en las cámaras subterráneas.Necesitamos hasta el último enano en nuestras filas....- la mano que plácidamente descansaba en el hombro de Ridgern, se cerró en un puño y golpeó amistósamente el pecho del joven enano.

-El mundo está en guerra.Lo que está pasando aquí....está pasando en muchos sitios.Un ataque a gran escala.Lo hombres tienen su guerra, nosotros la nuestra.No te obligaré a venir, tú decides dónde quedarte y ya sabes a dónde ir si necesitas un hogar, pero me temo que cuando quieras volver, ya no exista- el puño que aún se mantenía en contacto con el pecho de Ridgern, resbaló por este hasta quedar inerte de nuevo junto a Belum.

El veterano enano empezó a hablar jovialmente y a hacer formas de humo con su pipa. Cuando Ridgern vio como llegaba a hacer una espada empezó a tener claro el motivo por el que su tío estaba allí. Pero tras eso el  discurso se tornó mas serio. El joven Cabezayunque no podía creer lo que estaba escuchando. Más bien no quería creerlo.
- Dime que eso no es verdad. Dime que es una de tus artimañas para que vuelva a nuestro clan a recibir el castigo de mi padre.

Pero  las palabras de Bellum parecían sinceras. Ridgern quedó paralizado durante unos segundos terminando de escuchar el discurso de su tio. Tras un momento de tenso silencio el joven enano contestó - Volveré, volveré pronto. Pero ahora no puedo. No puedo volver a nuestro clan así, con las manos vacías y siendo un guerrero mediocre. Además, salir de aquí ahora es muy peligroso. La batalla está a punto de empezar y los alrededores estarán llenos de enemigos en busca de sus primeras víctimas. Me quedaré aquí, aprenderé a luchar para convertirme en un buen guerrero, buscaré sanadores, haré amistades y aliados para que puedan ayudarnos. Cuando lo consiga volveré. Y Pronto, me encargaré de que sea pronto.

Ridgern tomó con fuerza el puño de su tío y lo golpeó con fuerza sobre su pecho Esa es mi promesa y no pararé hasta que la veas cumplida. Pero por favor, no digaís que me habéis encontrado, pues otra nueva deshonra caerá sobre mi nombre. Nadie podrá entender que me haya quedado aquí sabiendo lo que sucede en el clan. Volveré cuando pueda hacer frente a todo lo que allí me espera: enfermedad, enemigos y deshonra. Prometedme que así lo haréis

La muchacha escuchó la petición del enano y asintió

Cuando acabemos lo de la puerta vuelvo a la biblioteca y busco algo.

Lia guió hacia una puerta en aparencia abandona al enano y le dio instrucciones para golpear. Pero el enano se pasó de fuerza. Parecía enajenado

Noooo. Así no. Tiene que aguantar. -Le recriminaba Lia dando patadas al suelo. Aún así memorizó los sonidos y las imagenes. Prestando especial atención a las astillas, la dirección del vuelo de estas y el sonido de la puerta al saltar de los goznes.

Cuando vio la conversación entre Ridger y su familiar, les dio intimidad y se alejó buscando otra puerta que le pudiera servir. La ilusión tendría que aguantar algunos golpes más.

Al ver que terminaban de hablar los dos enanos, se acercó de nuevo.

¿Todo bien, Ridger? ¿Necesitas ayuda?

Vamos a esa zona. He visto otra puerta; y esta vez dale más suave. Piensa que voy a simular una puerta contra un posible ariete, tiene que aguantar más.

Cuando acabaron con un par de puertas más, Lia volvió a la biblioteca a buscar qué secretos escondían las profundidades del fuerte.

No encontró mucho, pero lo poco que encontró lo leyó con avidez como solo alguien que se pasa las noches leyendo y estudiando podía hacer.

Asintió con seriedad, aunque se le notaba meditabundo.Ya podía esperarse la respuesta que tuvo.

-Es tu decisión, joven Ridgern.Lo prometo- tras esto, en su mirada ya se podía ver la despedida.Dio media vuelta mientras agarra la capucha de su capa y la bajaba levemente para terminar de ocultar parcialmente su rostro.

-Nos vemos en las montañas grises- alzó su brazo con la palma abierta, a modo de despedida.Tras esto, su figura que dejaba un rastro de humo blanco tras de si -debido a la pipa- volvió a sumergirse en la oscuridad para así desaparecer.